Soy hijo único, vivimos cómodamente con mis padres y en los veinte años que llevan de casados todo ha estado dentro de la normalidad excepto los últimos tres meses, que no sé porque están disgustados y por supuesto mi madre ha estado de muy mal genio, lo cual antes no era así.
Mi madre tiene treinta y ocho años, se conserva muy bien, le gusta vestir juvenil, usa faldas cortas y lo hace bien porque puede lucir sus hermosas piernas, de esto me hizo caer en cuenta un compañero de colegio que una vez vino a estudiar conmigo y cuando mi madre nos trajo una merienda él lo noto y cuando quedamos solos me dijo… Tienes una mama muy joven y bonita, además con unas piernas de infarto. Yo lo mire sorprendido y el enseguida me dijo … Perdón, perdón, discúlpame, pero es que ella es muy bonita.
Todo paso, pero el comentario de mi amigo me quedo dando vueltas en la cabeza ya que tenía razón, las piernas de mi madre son muy sensuales, al igual que su cuerpo, y acompañado de las minifaldas se ve de infarto.
Como les decía la relación entre mis padres no estaba funcionando, y el mal genio de mi madre iba creciendo y una tarde que yo estaba complicado con mis trabajos de estudio ella me pidió colaborarle en algunas cosas de la casa y cuando llego en la tarde de una reunión con sus amigas vio que no había hecho nada de los que me había pedido y comenzó a regañarme y no atendía mis explicaciones y el mal genio de ella se me pego a mí, y comencé a contestarle fuerte y ninguno de los dos atendía lo que el otro decía, por eso mejor decidí salir al parque a calmarme.
Pero en el preciso instante en que intenté salir, mi madre se me atravesó en el camino y yo tratando de apartarla puse mis manos en sus pechos y creo que esta fue la chispa que encendió lo que vino. Ella comenzó a forcejear conmigo y la blusa que traía se le abrió quedando sus senos al aire porque seguro se había quitado el sujetador cuando llego a casa, como siempre lo hace. Así es que mis manos rozaban sus senos directamente y esto inconscientemente me comenzó a generar una tremenda excitación y erección al tiempo que cuando caímos sobre la cama su falda se recogió y como su tanga le cubría muy poco sus nalgas me quedaron a la vista. Todo esto me excito demasiado y tratando de dominarla mi cara se pegó a la de ella y de pronto sin darme cuenta la estaba besando en la boca.
Ella siguió manoteando y tratando de sacarme de encima, pero yo soy más fuerte y poco a poco su energía se iba agotando para hacerme resistencia, además en medio de movimientos descontrolados nuestros sexos se rozaban constantemente, llevándome a un estado de excitación sexual que no pude controlar y estando sobre ella comencé a acariciarle con fuerza sus senos desnudos y ella trataba por momento de detenerme, pero la verdad no le notaba mucha decisión. En medio de toda esta agitación al ver la falda de mi madre recogida hasta la cintura, deslice mi mano hasta su sexo y sentí mucha humedad.
Hoy en día desconozco que me paso para haber llegado tan lejos. Y digo tan lejos, porque después de rozar el coño de mi madre, me excite tanto más que deslice mi mano por debajo de su tanga y empecé a acariciarla. Por momentos sentía una mezcla de excitación de parte de ella y en otros momentos deseos de zafarse. Nunca lo había hecho, pero la excitación me impulso a besarla en la boca y sentí que por momentos me respondía, pero luego se arrepentía y así pasaron varios minutos, hasta que ella bajo la guardia y estoy seguro que disfruto un orgasmo, porque se quedó tranquila. Al terminar los dos sudábamos como locos por el esfuerzo.
Decidí bajarme de su cuerpo y enseguida ella salió de la habitación. Yo me quede pensativo tratando de entender lo que había pasado y las consecuencias que podía tener, por ejemplo que le contara a mi papa, pero por esos días me entere que el disgusto de mi madre con mi padre era por una aventura de él con otra mujer, por eso la situación estaba tan delicada.
Paso una semana y mi madre no me dirigió la palabra, escasamente me dejaba servida la comida, hasta que un día decidí hacer las paces y estando ella parada de espalda en la cocina, aun vestida con su pijama de seda, que tanto me gusta, me pegue a su espalda y la abrace, ella no dijo nada, le hable al oído cosas bonitas tratando de contentarla y poco a poco después de varios minutos logre que se tranquilizara un poco, le dije que ya me había enterado de la razón de su disgusto con mi papa, por su aventura de él con otra mujer, por eso entendía su mal genio, pero aproveche para decirle algo que tenía dentro y fue que después de todo me había gustado la pelea que habíamos tenido, por haber disfrutado viendo sus preciosos senos, sus hermosas piernas, además acariciar ese maravilloso coñito totalmente depilado. Ella trato de enojarse otra vez, pero la abrace fuerte con mis brazos y le dije que yo la apoyaría en todo si decidía separarse de mi padre.
Eso resulto ser pronto porque mi padre estaba muy enamorado de otra mujer y de seguro se iría con ella y así fue no paso más de quince días cuando nos dijo adiós. Desde entonces estaba cerca de mi madre y en varias ocasiones me quedaba a dormir en su cama, pero para mí era una tentación toda la noche.
En las mañanas, cuando era fin de semana, me deleitaba viéndola vestir, ya que le había dicho que no tenía que esconderse mucho desde el día de la pelea, que la había conocido en almendra.
En todos los años anteriores identifique a mis padres como una pareja ardiente, gozosa, que en muchas oportunidades escuche disfrutando del sexo, en especial cuando venían de alguna fiesta y se habían tomado sus copas. Ellos a lo mejor suponían que nadie los escuchaba, y en especial mi madre con sus gemidos y los sonidos más fuertes que escuchaba cuando alcanzaba su orgasmo. Así que estando en su cama tenía claro que al lado estaba una mujer muy ardiente.
Una vez nos invitaron a una fiesta muy elegante, pero ella no quería asistir me dijo que estando sola no le agradaba, la convencí que yo estaría todo el tiempo pendiente de ella y finalmente acepto, pero además de aceptar me dijo que quería ir muy bien vestida y escogió un traje que la hacía ver como una princesa y también más joven. Se hizo peinar y maquillar, y yo por mi parte trate de ir elegante y estar a la altura de ella.
La fiesta fue maravillosa, música con orquesta, licores y comidas de lo mejor y todo el mundo muy elegante, de manera que mi madre disfruto la fiesta, al punto que acepto a tomar varias copas. Yo la note con sus mejillas rosadas y muy conversadora, pero si estaba feliz, que bueno. Por mi parte, me mantuve todo el tiempo pendiente de ella.
A las dos de la mañana se acabó la fiesta y salimos a tomar el transporte que habíamos pedido, yo la abrace acompañándola hasta que se subió al vehículo. Cuando lo hizo, como a ella siempre le han gustado las faldas cortas, y tenía sus copas encima, me dio un espectáculo con sus piernas y su tanga blanca. Esto me agito un poco, pero di la vuelta y me senté al lado de ella tomándole la mano como si fuéramos novios.
Por el camino ella puso mi mano sobre su pierna y eso me hizo sentir un corrientazo porque sus piernas estaban bastante descubiertas, al punto que el conductor continuamente se las observaba por el espejo.
Finalmente llegamos a casa, pero no sé si fue el sereno que la afecto, pero la note más borrachita. La ayudé a subir a su habitación, se sentó y se quedó pensativa, le pregunte si no se iba a poner el pijama y su respuesta fue… Si, pero ayúdame.
Enseguida me dispuse a colaborarle y ella dejo que la desnudara totalmente, en consecuencia, mi verga se disparó bajo mi pantalón. Luego me dijo que durmiera con ella y yo presuroso atendí su solicitud, y antes apague la luz. Ella se pegó a mi cuerpo y con ese pijama de seda era como sentirla desnuda.
La abracé y empecé a consentirla y a ella le agrado, así que mis caricias se fueron haciendo más sensuales y más tarde le acariciaba los senos y al hacerlo su respiración se aceleró, además empecé a darle besos en el cuello y esto creo que la excitó más.
Y estando así, ella se giró quedando boca arriba y con su mano empujó la mía hacia su coño y por debajo del pijama, o sea, que deseaba lo mismo que le había hecho el día de la pelea. Comencé a rozar su coño con suavidad, y ella separó las piernas dándome libertad para acariciarla.
Con todos los preliminares ella ya estaba lista para la recta final y esperaba que fuera así, y sorpresivamente estiro su mano y metiéndola por debajo de mi pijama comenzó a masajear mi verga. Con la excitación acumulada que traía desde que salimos de la fiesta pensé que me haría explotar en un minuto. Pero me controle y me dedique a motivar su coño.
En este punto mis deseos volaban yo deseaba una noche con todo y me atreví a quitarle el pantalón del pijama y ella no se opuso, luego hice lo propio con el mío y dos quedamos semidesnudos. Me acerque a ella para que sintiera el calor de mi verga y ella la volvió a tomar para masajearla.
Yo estaba indeciso del paso a seguir cuando afortunadamente ella, en medio de su alicoramiento, me dijo… ¡Súbite sobre mí!
Lo hice y ella tomo mi verga y la dirigió a su coño que ya estaba bastante lubricado, por lo cual la penetración resulto fácil. A continuación, ella separo suficientemente sus piernas para permitir mayor penetración y después las cruzo alrededor de mi cintura, facilitando más las cosas.
Creí que lo que venía seria corto, pero ella se dedicó a disfrutar la follada que empecé a prodigarle y no paraba de gemir, como lo hacía tiempo atrás. De pronto me indico que cambiáramos de posición y ella quedo arriba. Estando allí se quitó la otra parte del pijama quedando totalmente desnuda y sus hermosos senos quedaron al aire. De paso me pidió que me terminara de desnudar y estando los dos en almendra ella comenzó una cabalgata pidiéndome que le apretara los senos con fuerza y al hacerlo sus gemidos subieron de tono.
Yo estaba feliz, tener mi verga metida en el coño de mi madre para mí era lo máximo, pero ella quería más, y sacando mi verga de su coño ella subió a horcadas por mi pecho hasta lograr que su coño quedara frente a mi boca, entendí que lo que deseaba era sexo oral y al hacerlo ella enloqueció, movía su cabeza de un lado para otro y apretaba su coño contra mi boca hasta que creo disfruto de un orgasmo.
Después se bajó se puso en cuatro y me invito a follarla desde atrás. Dirigí mi verga a su coño y una vez la penetré la tome por las caderas para iniciar una deliciosa follada que me llevo a explotar dentro de ella y le deje toda mi carga. Al terminar nos quedamos pagados y ella deslizando las piernas hacia atrás hizo que yo me acostara en su espalda. Así nos quedamos dormidos y con tanto cansancio no supe a qué hora nos despegamos.
En la mañana cuando nos despertamos ella era consciente de todo lo que habíamos hecho, a pesar de su alicoramiento, y por eso me dio un beso y las gracias, diciendo que fue una noche maravillosa por la fiesta y la pasión que le estaba haciendo falta y agregó… Estuviste a la altura y me volvió a besar.
Luego nos levantamos, le pedí que nos quedáramos desnudos mientras ella preparo y consumimos un delicioso desayuno y a continuación ella me invito a bañáramos, pero esa ya será parte de otra historia.
Mi madre tiene treinta y ocho años, se conserva muy bien, le gusta vestir juvenil, usa faldas cortas y lo hace bien porque puede lucir sus hermosas piernas, de esto me hizo caer en cuenta un compañero de colegio que una vez vino a estudiar conmigo y cuando mi madre nos trajo una merienda él lo noto y cuando quedamos solos me dijo… Tienes una mama muy joven y bonita, además con unas piernas de infarto. Yo lo mire sorprendido y el enseguida me dijo … Perdón, perdón, discúlpame, pero es que ella es muy bonita.
Todo paso, pero el comentario de mi amigo me quedo dando vueltas en la cabeza ya que tenía razón, las piernas de mi madre son muy sensuales, al igual que su cuerpo, y acompañado de las minifaldas se ve de infarto.
Como les decía la relación entre mis padres no estaba funcionando, y el mal genio de mi madre iba creciendo y una tarde que yo estaba complicado con mis trabajos de estudio ella me pidió colaborarle en algunas cosas de la casa y cuando llego en la tarde de una reunión con sus amigas vio que no había hecho nada de los que me había pedido y comenzó a regañarme y no atendía mis explicaciones y el mal genio de ella se me pego a mí, y comencé a contestarle fuerte y ninguno de los dos atendía lo que el otro decía, por eso mejor decidí salir al parque a calmarme.
Pero en el preciso instante en que intenté salir, mi madre se me atravesó en el camino y yo tratando de apartarla puse mis manos en sus pechos y creo que esta fue la chispa que encendió lo que vino. Ella comenzó a forcejear conmigo y la blusa que traía se le abrió quedando sus senos al aire porque seguro se había quitado el sujetador cuando llego a casa, como siempre lo hace. Así es que mis manos rozaban sus senos directamente y esto inconscientemente me comenzó a generar una tremenda excitación y erección al tiempo que cuando caímos sobre la cama su falda se recogió y como su tanga le cubría muy poco sus nalgas me quedaron a la vista. Todo esto me excito demasiado y tratando de dominarla mi cara se pegó a la de ella y de pronto sin darme cuenta la estaba besando en la boca.
Ella siguió manoteando y tratando de sacarme de encima, pero yo soy más fuerte y poco a poco su energía se iba agotando para hacerme resistencia, además en medio de movimientos descontrolados nuestros sexos se rozaban constantemente, llevándome a un estado de excitación sexual que no pude controlar y estando sobre ella comencé a acariciarle con fuerza sus senos desnudos y ella trataba por momento de detenerme, pero la verdad no le notaba mucha decisión. En medio de toda esta agitación al ver la falda de mi madre recogida hasta la cintura, deslice mi mano hasta su sexo y sentí mucha humedad.
Hoy en día desconozco que me paso para haber llegado tan lejos. Y digo tan lejos, porque después de rozar el coño de mi madre, me excite tanto más que deslice mi mano por debajo de su tanga y empecé a acariciarla. Por momentos sentía una mezcla de excitación de parte de ella y en otros momentos deseos de zafarse. Nunca lo había hecho, pero la excitación me impulso a besarla en la boca y sentí que por momentos me respondía, pero luego se arrepentía y así pasaron varios minutos, hasta que ella bajo la guardia y estoy seguro que disfruto un orgasmo, porque se quedó tranquila. Al terminar los dos sudábamos como locos por el esfuerzo.
Decidí bajarme de su cuerpo y enseguida ella salió de la habitación. Yo me quede pensativo tratando de entender lo que había pasado y las consecuencias que podía tener, por ejemplo que le contara a mi papa, pero por esos días me entere que el disgusto de mi madre con mi padre era por una aventura de él con otra mujer, por eso la situación estaba tan delicada.
Paso una semana y mi madre no me dirigió la palabra, escasamente me dejaba servida la comida, hasta que un día decidí hacer las paces y estando ella parada de espalda en la cocina, aun vestida con su pijama de seda, que tanto me gusta, me pegue a su espalda y la abrace, ella no dijo nada, le hable al oído cosas bonitas tratando de contentarla y poco a poco después de varios minutos logre que se tranquilizara un poco, le dije que ya me había enterado de la razón de su disgusto con mi papa, por su aventura de él con otra mujer, por eso entendía su mal genio, pero aproveche para decirle algo que tenía dentro y fue que después de todo me había gustado la pelea que habíamos tenido, por haber disfrutado viendo sus preciosos senos, sus hermosas piernas, además acariciar ese maravilloso coñito totalmente depilado. Ella trato de enojarse otra vez, pero la abrace fuerte con mis brazos y le dije que yo la apoyaría en todo si decidía separarse de mi padre.
Eso resulto ser pronto porque mi padre estaba muy enamorado de otra mujer y de seguro se iría con ella y así fue no paso más de quince días cuando nos dijo adiós. Desde entonces estaba cerca de mi madre y en varias ocasiones me quedaba a dormir en su cama, pero para mí era una tentación toda la noche.
En las mañanas, cuando era fin de semana, me deleitaba viéndola vestir, ya que le había dicho que no tenía que esconderse mucho desde el día de la pelea, que la había conocido en almendra.
En todos los años anteriores identifique a mis padres como una pareja ardiente, gozosa, que en muchas oportunidades escuche disfrutando del sexo, en especial cuando venían de alguna fiesta y se habían tomado sus copas. Ellos a lo mejor suponían que nadie los escuchaba, y en especial mi madre con sus gemidos y los sonidos más fuertes que escuchaba cuando alcanzaba su orgasmo. Así que estando en su cama tenía claro que al lado estaba una mujer muy ardiente.
Una vez nos invitaron a una fiesta muy elegante, pero ella no quería asistir me dijo que estando sola no le agradaba, la convencí que yo estaría todo el tiempo pendiente de ella y finalmente acepto, pero además de aceptar me dijo que quería ir muy bien vestida y escogió un traje que la hacía ver como una princesa y también más joven. Se hizo peinar y maquillar, y yo por mi parte trate de ir elegante y estar a la altura de ella.
La fiesta fue maravillosa, música con orquesta, licores y comidas de lo mejor y todo el mundo muy elegante, de manera que mi madre disfruto la fiesta, al punto que acepto a tomar varias copas. Yo la note con sus mejillas rosadas y muy conversadora, pero si estaba feliz, que bueno. Por mi parte, me mantuve todo el tiempo pendiente de ella.
A las dos de la mañana se acabó la fiesta y salimos a tomar el transporte que habíamos pedido, yo la abrace acompañándola hasta que se subió al vehículo. Cuando lo hizo, como a ella siempre le han gustado las faldas cortas, y tenía sus copas encima, me dio un espectáculo con sus piernas y su tanga blanca. Esto me agito un poco, pero di la vuelta y me senté al lado de ella tomándole la mano como si fuéramos novios.
Por el camino ella puso mi mano sobre su pierna y eso me hizo sentir un corrientazo porque sus piernas estaban bastante descubiertas, al punto que el conductor continuamente se las observaba por el espejo.
Finalmente llegamos a casa, pero no sé si fue el sereno que la afecto, pero la note más borrachita. La ayudé a subir a su habitación, se sentó y se quedó pensativa, le pregunte si no se iba a poner el pijama y su respuesta fue… Si, pero ayúdame.
Enseguida me dispuse a colaborarle y ella dejo que la desnudara totalmente, en consecuencia, mi verga se disparó bajo mi pantalón. Luego me dijo que durmiera con ella y yo presuroso atendí su solicitud, y antes apague la luz. Ella se pegó a mi cuerpo y con ese pijama de seda era como sentirla desnuda.
La abracé y empecé a consentirla y a ella le agrado, así que mis caricias se fueron haciendo más sensuales y más tarde le acariciaba los senos y al hacerlo su respiración se aceleró, además empecé a darle besos en el cuello y esto creo que la excitó más.
Y estando así, ella se giró quedando boca arriba y con su mano empujó la mía hacia su coño y por debajo del pijama, o sea, que deseaba lo mismo que le había hecho el día de la pelea. Comencé a rozar su coño con suavidad, y ella separó las piernas dándome libertad para acariciarla.
Con todos los preliminares ella ya estaba lista para la recta final y esperaba que fuera así, y sorpresivamente estiro su mano y metiéndola por debajo de mi pijama comenzó a masajear mi verga. Con la excitación acumulada que traía desde que salimos de la fiesta pensé que me haría explotar en un minuto. Pero me controle y me dedique a motivar su coño.
En este punto mis deseos volaban yo deseaba una noche con todo y me atreví a quitarle el pantalón del pijama y ella no se opuso, luego hice lo propio con el mío y dos quedamos semidesnudos. Me acerque a ella para que sintiera el calor de mi verga y ella la volvió a tomar para masajearla.
Yo estaba indeciso del paso a seguir cuando afortunadamente ella, en medio de su alicoramiento, me dijo… ¡Súbite sobre mí!
Lo hice y ella tomo mi verga y la dirigió a su coño que ya estaba bastante lubricado, por lo cual la penetración resulto fácil. A continuación, ella separo suficientemente sus piernas para permitir mayor penetración y después las cruzo alrededor de mi cintura, facilitando más las cosas.
Creí que lo que venía seria corto, pero ella se dedicó a disfrutar la follada que empecé a prodigarle y no paraba de gemir, como lo hacía tiempo atrás. De pronto me indico que cambiáramos de posición y ella quedo arriba. Estando allí se quitó la otra parte del pijama quedando totalmente desnuda y sus hermosos senos quedaron al aire. De paso me pidió que me terminara de desnudar y estando los dos en almendra ella comenzó una cabalgata pidiéndome que le apretara los senos con fuerza y al hacerlo sus gemidos subieron de tono.
Yo estaba feliz, tener mi verga metida en el coño de mi madre para mí era lo máximo, pero ella quería más, y sacando mi verga de su coño ella subió a horcadas por mi pecho hasta lograr que su coño quedara frente a mi boca, entendí que lo que deseaba era sexo oral y al hacerlo ella enloqueció, movía su cabeza de un lado para otro y apretaba su coño contra mi boca hasta que creo disfruto de un orgasmo.
Después se bajó se puso en cuatro y me invito a follarla desde atrás. Dirigí mi verga a su coño y una vez la penetré la tome por las caderas para iniciar una deliciosa follada que me llevo a explotar dentro de ella y le deje toda mi carga. Al terminar nos quedamos pagados y ella deslizando las piernas hacia atrás hizo que yo me acostara en su espalda. Así nos quedamos dormidos y con tanto cansancio no supe a qué hora nos despegamos.
En la mañana cuando nos despertamos ella era consciente de todo lo que habíamos hecho, a pesar de su alicoramiento, y por eso me dio un beso y las gracias, diciendo que fue una noche maravillosa por la fiesta y la pasión que le estaba haciendo falta y agregó… Estuviste a la altura y me volvió a besar.
Luego nos levantamos, le pedí que nos quedáramos desnudos mientras ella preparo y consumimos un delicioso desayuno y a continuación ella me invito a bañáramos, pero esa ya será parte de otra historia.
1 comentarios - La discucion con mama