Parecía que iba a ser un día tranquilo en la playa, hasta que llegaron tres invitados inesperados a darme sexo en la playa.
Era un día increíblemente caluroso y yo estaba, como es costumbre, relajándome en la playa. Disfrutando el sol y coqueteando con la mirada con algunos chicos. Me puse mi bikini azul favorito el cual por cierto es bastante revelador. Podía notar las miradas de los hombres al caminar clavadas en mi entrepierna. Era algo excitante.
Comencé a buscar un área un poco abandonada para poder relajarme un poco y terminé en un lugar muy bonito y solitario, de esos con arena suave. Estaba a punto de desatar mi sostén cuando escuché unas voces, me voltee para ver de quién se trata y vi unos jóvenes mirándome y comentando entre ellos sonreí y converse un poco con ellos pero pensé que me iban a dejar así, con esa calentura en la playa pero, al volver voltear y dejar mis nalgas a disposición un par de manos en mi trasero. Me sorprendí porque no esperaba que alguno se atreva , pero lo disfruté y empecé a menear la cola. Mientras lo hacía sentí otro par de manos en mi cadera, que avanzaban lentamente sobre mis costillas buscando y por fin llegando a mis senos. Esas manos también desataron mi sostén que cayó al suelo. Mis senos estaban totalmente expuestos. Yo estaba excitada.
Mientras uno de los hombres agarraba mi trasero el otro masajeaba mis tetas. Pude sentir una de las manos debajo de mi bikini, acércandose lentamente a mi vagina. Empecé a gemir lentamente porque estaba muy excitada. El tipo retiró mi bikini y cayó a la altura de mis rodillas. Ahora estaba completamente desnuda a la merced de dos hombres.
Me arqueé un poco para que mi culo estuviera más al aire. Ellos lo apretaban y le daban una palmada ocasional. Mi concha se empezó a humedecer y noté que ellos morían por tocarla. Les aseguré, entre gemidos, que estaba bien, que lo hicieran, porque realmente lo estaba disfrutando.
Los hombres empezaron a meter sus dedos y a lamer mi húmeda concha. Se quitaron sus shorts y pude ver sus enormes penes. En ese momento, estaba pensando en lo mucho que quería ser penetrada. “Cojánme, por favor” les dije en voz baja. Uno deslizó su pene por mi concha mientras el otro masajeaba mis senos.
Me pusieron contra la arena y comenzaron a tomar turnos para penetrarme. Mientras me cogían podía sentir sus dedos y sus lenguas por todo mi cuerpo. Después de un rato, uno de los hombres se acostó debajo de mi y comencé a montar su gran pene. Sentí cada centímetro y no pude evitar gritar, tuve orgasmos múltiples como nunca antes.
Se acercó un tercer hombre y se metió la mano debajo de su short. Estábamos muy calientes y yo le dije, en voz baja, que se acercara, que yo sabía que quería penetrarme. Se acercó, sacó su pene y también me penetró en cuatro. Mientras, los otros dos hombres se me pusieron enfrente y acercaron sus penes a mi cara, donde los lamía por turnos.
-¿Te gusta eso, verdad? Me decían. No podía mentir, la verdad me encantaba.
Los tres estaban listos para venirse. Aún en cuatro, se acercaron a mi cara mientras yo los masturbaba por turnos. Pronto, los tres se vinieron en mi cara. Era un día soleado, y me quedé acostada en la arena con todo ese esperma caliente en mi cara.
Los tres hombres se pusieron sus shorts de nuevo y se fueron. Me limpié la cara, me puse el bikini y me fui, y ahora ya sé a donde ir cuando este caliente y quiera algo rápido.
Era un día increíblemente caluroso y yo estaba, como es costumbre, relajándome en la playa. Disfrutando el sol y coqueteando con la mirada con algunos chicos. Me puse mi bikini azul favorito el cual por cierto es bastante revelador. Podía notar las miradas de los hombres al caminar clavadas en mi entrepierna. Era algo excitante.
Comencé a buscar un área un poco abandonada para poder relajarme un poco y terminé en un lugar muy bonito y solitario, de esos con arena suave. Estaba a punto de desatar mi sostén cuando escuché unas voces, me voltee para ver de quién se trata y vi unos jóvenes mirándome y comentando entre ellos sonreí y converse un poco con ellos pero pensé que me iban a dejar así, con esa calentura en la playa pero, al volver voltear y dejar mis nalgas a disposición un par de manos en mi trasero. Me sorprendí porque no esperaba que alguno se atreva , pero lo disfruté y empecé a menear la cola. Mientras lo hacía sentí otro par de manos en mi cadera, que avanzaban lentamente sobre mis costillas buscando y por fin llegando a mis senos. Esas manos también desataron mi sostén que cayó al suelo. Mis senos estaban totalmente expuestos. Yo estaba excitada.
Mientras uno de los hombres agarraba mi trasero el otro masajeaba mis tetas. Pude sentir una de las manos debajo de mi bikini, acércandose lentamente a mi vagina. Empecé a gemir lentamente porque estaba muy excitada. El tipo retiró mi bikini y cayó a la altura de mis rodillas. Ahora estaba completamente desnuda a la merced de dos hombres.
Me arqueé un poco para que mi culo estuviera más al aire. Ellos lo apretaban y le daban una palmada ocasional. Mi concha se empezó a humedecer y noté que ellos morían por tocarla. Les aseguré, entre gemidos, que estaba bien, que lo hicieran, porque realmente lo estaba disfrutando.
Los hombres empezaron a meter sus dedos y a lamer mi húmeda concha. Se quitaron sus shorts y pude ver sus enormes penes. En ese momento, estaba pensando en lo mucho que quería ser penetrada. “Cojánme, por favor” les dije en voz baja. Uno deslizó su pene por mi concha mientras el otro masajeaba mis senos.
Me pusieron contra la arena y comenzaron a tomar turnos para penetrarme. Mientras me cogían podía sentir sus dedos y sus lenguas por todo mi cuerpo. Después de un rato, uno de los hombres se acostó debajo de mi y comencé a montar su gran pene. Sentí cada centímetro y no pude evitar gritar, tuve orgasmos múltiples como nunca antes.
Se acercó un tercer hombre y se metió la mano debajo de su short. Estábamos muy calientes y yo le dije, en voz baja, que se acercara, que yo sabía que quería penetrarme. Se acercó, sacó su pene y también me penetró en cuatro. Mientras, los otros dos hombres se me pusieron enfrente y acercaron sus penes a mi cara, donde los lamía por turnos.
-¿Te gusta eso, verdad? Me decían. No podía mentir, la verdad me encantaba.
Los tres estaban listos para venirse. Aún en cuatro, se acercaron a mi cara mientras yo los masturbaba por turnos. Pronto, los tres se vinieron en mi cara. Era un día soleado, y me quedé acostada en la arena con todo ese esperma caliente en mi cara.
Los tres hombres se pusieron sus shorts de nuevo y se fueron. Me limpié la cara, me puse el bikini y me fui, y ahora ya sé a donde ir cuando este caliente y quiera algo rápido.
1 comentarios - caliente en la playa