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Departamento de soltero. Tercer año. Capítulo 4

Departamento de soltero. Tercer año. Capítulo 4

No leíste la primera parte o la segunda de "Departamento de soltero"? En total son 20 capítulos super calientes y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPITULO 1
SEGUNDO AÑO. CAPITULO 1

La historia de Lautaro sigue avanzando y enredándose, entre encuentros con amigas, vecinas y amantes que se ponen cada vez más calientes a medida que él descubre nuevos horizontes de placer. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 4: Fantasías que se cumplen
   - ¡Te cogiste a todas tus vecinas, más o menos!- Me dijo Flavia ni bien entramos al departamento riéndose de la anécdota que acababa de contarle.
   - A todas no, a varias. - Le aclaré yo rápidamente.- Igual, en este edificio todavía no me cogí a ninguna.- Agregué riéndome y ella me lanzó una mirada como diciéndome “No te hagas el vivo”.
   Habían pasado varios meses desde la tarde en que bajé a buscar a Florencia tras ser rechazado definitvamente por Victoria. El odio y la bronca me habían superado y sentía el deseo de lastimar a mi vecina, de hacerle saber que yo disfrutaba del sexo con otras mujeres y no con ella. Me sentía horrible después de hacerlo, pues quería mucho a Victoria y sentía cosas por ella, pero había sido ella quien me había pedido de no tener una relación, quien me había dicho que no quería nada serio por el momento. Su enojo era injustificado, su maltrato hacia mi persona exageraba cualquier nivel, por lo que llegué a pensar si de verdad yo quería estar con ella. Flava fue un cable a tierra y quien me ayudó a distraerme por varias horas. Ahora estábamos juntos en el departamento y a punto de tener sexo. Pero para llegar a eso falta mucho…
   Tras mi encuentro con Florencia, quedó claro que ella iba a ser mi nueva amante fija y que la íbamos a pasar muy bien siempre y cuando las cosas siguieran de esa manera. El problema fue que en todo el edificio empezaron a hablar de la noche de fin de año en la que ella me hizo un pete en el ascensor y no les gustó que eso sucediera. De golpe todos eran puritanos, ninguno tenía sexo y nadie se había calentado en público. Sin que Flor y yo nos enteráramos, habían organizado una reunión en la casa de Tamara y Darío para definir cómo iban a tratar ese tema. ¡Cómo iban a tratar ese tema! No había nada que tratar, tenían que dejarnos en paz pues nosotros ya habíamos aprendido la lección y no íbamos a repetir eso.
   Nos enteramos de dicha reunión gracias a María Paula, la hermana de Florencia que acababa de mudarse junto a ella. Paula le contó a Flor sobre lo que una vecina le había dicho sin saber quién era ella y los dos caímos a la reunión para sorpresa de los dueños de casa. Obviamente intentaron disimular el motivo de la misma, pero ya era demasiado obvio que lo hacían para no ser tan directos. Fue en ese entonces cuando Florencia, igual de directa que lo era siempre, les aclaró a todos que lo que había pasado se había dado por un momento de calentura y que no íbamos a repetirlo. “Ahora cogemos en su casa o en la mía” agregó y por un segundo agradecí que Victoria no estaba participando de esa reunión.

   - ¿Te cogiste a tu vecina en medio del palier y te quieren echar del edificio?- Me preguntó Juliana, mi nueva compañera de trabajo, mientras hablábamos en el almuerzo.
   Habíamos tenido una mañana complicada por lo que decidimos tomarnos un descanso para la comida y aprovechamos para hablar sobre nosotros. No era mi idea contarle de aquello, pero la reunión había sido el día anterior y todavía me reía de la cara de mis vecinos cuando nos vieron entrar de golpe. Evité darle muchos detalles sobre lo que había sucedido con Florencia y solamente le dije que tuvimos sexo, acortando la anécdota para no terminar embarrándola. Mi relación con mi nueva compañera de trabajo era cada vez mejor, lo que provocaba la envidia de los demás hombres de la oficina que miraban a Juliana con un hambre voraz. Era cierto, la chica era divina y tenía un cuerpo precioso, pero yo había encontrado en ella lo que en su momento tenía con Victoria, una amistad con muy poco filtro y que me encantaba. No me importaba que Juliana tuviera novio, pues no tenía intenciones románticas con ella, por más linda que era.
   La relación con la gente del edificio no mejoró cuando el fin de semana siguiente nos juntamos con los chicos de la facultad y nos quedamos hasta altas horas de la noche escuchando música, hablando a los gritos y tomando. Con motivo del casamiento de Luciano y Estefanía, ellos dos, Facundo, Juan Pablo, Macarena y Lucía vinieron a mi casa para pasar un rato. La noche se fue descontrolando a medida que el alcohol aparecía y cuando pusimos música y nos pusimos a bailar en medio del living todo se descontroló. Lucía, quien estaba soltera luego de haber terminado una relación de años con su ex, se paró arriba de una silla y empezó a gritarle a la novia que en su despedida de soltera iba a haber muchos hombres desnudos.
   - ¡Pero me los voy a coger todos yo! ¡Porque vos ya tenés novio y tenés quien te saque las ganas!- Le dijo y todos nos reímos de nuestra amiga que al parecer venía con una racha negativa desde que había terminado su noviazgo hacía ya unos cuantos meses.
   Al día siguiente de esa reunión, me encontré una carta firmada por varios de mis vecinos en la que me decían que tenía que respetar las horas de descanso. “En caso contrario, vamos a tener que recurrir a medidas legales para obligarlo a abandonar el departamento” decía el final de la carta y yo lo único que pude pensar fue “si tan solo escucharan gritar a las minas con las que cojo”. Y es que Florencia se había convertido en mi fija y esa misma tarde estábamos desnudos en la habitación cogiendo a lo loco y gozando no solo una, sino dos veces seguidas. Terminamos agotados, con el corazón latiendo a toda velocidad, pero felices y complacidos.
   - Voy a casa que mi hermanita está sola.- Me dijo Flor cuando terminamos y se empezó a cambiar.
   - Tu hermanita tiene 18 años. Debe estar cogiendo con un pibe mientras vos estás acá.- Le respondí yo sonriendo.
   - Lo peor es que debes tener razón.- Me contestó ella.- Con lo trola que era en el pueblo.- Agregó y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.

   A principios de Mayo recibí la propuesta de Lorena, mi amiga de toda la vida, para juntarnos a cenar y ponernos al día. No la veía desde su cumpleaños, a principios de Marzo, por lo que acepté su propuesta y la invité a que viniera a mi casa. Ella insistió en vernos en su departamento pero yo le dije que quería prepararle algo de cenar y Lorena terminó aceptando. El problema fue que yo había entendido mal la consigna, pensando que nos íbamos a ver los dos solos y ese 10 de Mayo cuando faltaba media hora para las 9 de la noche, me mandó un mensaje que decía: “Estamos yendo”. Enseguida asumí que venía con Bruno, su novio, por lo que agregué un poco más de comida a la preparación que estaba haciendo y armé una picada con lo que tenía en la casa porque estaba seguro que sino no me iba a alcanzar.
   Llegaron y se acomodaron en el comedor. Bruno había traído una botella de champagne y algunas latas de cerveza, por las que decidimos empezar mientras comíamos la picada. La conversación fue fluyendo, hablamos un poco de todo y aproveché para conocer más a fondo al amigo de mi novia, con quien había hablado pocas veces. Según las amigas de Lorena, Bruno y yo éramos parecidos físicamente y a pesar de que yo notaba muchas diferencias, me di cuenta que también éramos similares en la forma de ser. Mi amiga y él habían pasado por una situación complicada a finales del año anterior, inclusive ella llegó a vivir una semana en mi casa tras irse de la en que vivían juntos. Sin embargo ahora los veía muy bien y felices y de hecho no dejaban de acariciarse o de mirarse con ganas.
   - ¿Por qué brindamos?- Les pregunté yo sirviendo la botella de champagne después de la cena y de haber vaciado todas las cervezas.
   - ¡Por tu cumpleaños!- Le dijo de golpe Lorena mirando a su novio.
   - ¿Es tu cumpleaños?- Le pregunté yo sin entender y él asintió con la cabeza.
   Rápidamente me levanté y lo saludé con un abrazo, pero por mi cabeza pasaba la pregunta de por qué se habían juntado conmigo en la noche de su cumpleaños. “29” me aclaró él luego de que le preguntara cuantos años había cumplido exactamente y fui a la cocina a ver si tenía algo dulce como para cortar la noche. Lorena entró después de mí y en voz baja le pregunté por qué no estaban con sus amigos o con su familia. “Es que estoy acá para darle su regalo” me dijo ella y yo no entendí exactamente a qué se refería. La miré algo desentendido y rápidamente ella me recordó lo que habíamos hablado en su cumpleaños, acerca de que su novio sabía que Lorena y yo habíamos tenido sexo durante esa semana que vivimos juntos. Entonces recordé el comentario que mi amiga me había hecho: “Le calentó saber que me cogí a otros pibes”.
   Volvimos a la cocina con unos chocolates y tras hacerlos desaparecer, ella se levantó de la silla en la que estaba sentada al lado de su novio y vino al otro lado de la mesa, para sentarse al lado mío. Siguió conversando con Bruno que parecía no haber notado nada y apoyó su mano sobre mi rodilla sin ningún disimulo. Yo la miré más sorprendido que antes pero Lorena apenas se inmutó, de hecho comenzó a mover su mano sutilmente hacia arriba y hacia abajo haciéndome unas caricias en la pierna, todo esto mientras su novio me contaba sobre cómo había resuelto unas cosas de trabajo. Su mano me distraía, captaba toda mi atención y me provocaba. Quería sacarla de ahí, pero a la vez quería que siguiera estando y que subiera un poco más hasta mi entrepierna.
   - Con Bruno tenemos una regla para los cumpleaños.- Me dijo de golpe mi amiga interrumpiendo a su novio.- Cumplimos las fantasías sexuales del otro sin importar cuales sean.- Aclaró rápidamente sin dar vueltas.
   Luego me contó que para el primer cumpleaños de ella habían tenido sexo en público, que se habían ido hasta un parque y habían cogido entre las luces tenues del mismo y los árboles que algo oscurecían. Para el primer cumpleaños de Bruno que pasaron juntos, él fantaseaba con ser atado, dominado, golpeado e insultado por Lorena y resumió un poco de lo que hicieron, logrando que mi pija se ponga bien dura de golpe. Para el segundo cumpleaños de ella que pasaron juntos, hacía unos meses, mi amiga le había pedido la inclusión de varios juguetes, esposas y algunas otras cosas a la cama. Ya para ese entonces, mi pija estaba totalmente para y las caricias de mi amiga eran cada vez más cerca de mi entrepierna. “¿Querés saber cuál es la fantasía que me dijo Bruno que tenía ganas de cumplir?” me preguntó mirando primero a su novio y luego mirándome fijo a los ojos.
   - Quiero ver cómo te cogés a mi novia.- Me dijo él hablando firme y serio.
   Giré la cabeza para mirar a mi amiga y comprobar que su novio hablaba en serio y ella me regaló una sonrisa que me daba confianza. Lorena entonces subió su mano y la apoyó sobre mi entrepierna arriba del pantalón. Sintiéndome algo incómodo, traté de esconder esa situación con mis manos pero Bruno me relajó diciéndome que no había problema. “Ya lo hablamos varias veces y yo le dije que vos no ibas a tener problema” me dijo ella de golpe y comenzó a manosearme con ganas por encima del pantalón. Tenía la pija al palo, las anécdotas de cumpleaños me habían dejado muy duro, por lo que me era difícil resistirme.
   Mi amiga dio el paso inicial, se levantó de la silla y dándome las manos me fue llevando hasta la habitación. Bruno nos siguió de cerca, pero siempre dejando un espacio. Lorena me empujó hasta acostarme en el centro de la cama y se acomodó encima de mí para besarme apasionadamente y comerme la boca. Aún no podía relajarme del todo, por lo que me quedé quieto debajo suyo, sintiendo como su lengua entrabe en mis labios y como su cuerpo se movía con tranquilidad. Noté que bruno se sentaba en la esquina inferior de la cama y cuando su novio bajó hasta mi cuello pude ver como miraba toda la escena relajado. Su mirada me puso un poco más tenso, pero Lorena se encargó de eso.
   Me sacó la remera y empezó a bajar por mi cuerpo, dejándome besos por todos lados y recorriendo mi piel con sus manos. Yo la miraba a ella, pero mi vista se trasladaba a los ojos de su novio, a quien observaba esperando alguna reacción en cualquier momento. Pero él parecía disfrutar mucho de ello, como si esa fantasía hubiese existido desde hacía años y por fin la estaba cumpliendo. Ella llegó hasta mis piernas, me bajó el pantalón y acto seguido se deshizo de mi bóxer, dejándome completamente desnudo. Mi verga no daba más, estaba durísima de escuchar sus historias y de sus besos, pero yo no podía dejar de pensar en él y en como miraba a su novia divirtiéndose conmigo.
   - Chupásela.- Le dijo él de golpe y ella obedeció.
   Lorena tomó mi pija con su mano y sacando la lengua de la boca, la pasó lentamente de abajo hacia arriba. Cuando llegó a la cabecita dibujó unos circulitos sobre la punta y luego fue bajando su cabeza haciendo desaparecer mi pija entre sus labios. “¡Ahh sí!” gemí yo sintiendo un placer inmenso en ese momento. Cerré los ojos y me dediqué a disfrutar de como mi amiga me hacía un hermoso pete, como su boca comenzaba a bajar y a subir por mi pija y me iba calentando más y más. Me calentaba muchísimo como sus labios mojaban mi cuerpo y como la saliva caía por mi verga y ella la desparramaba por todo el tronco con sus dedos. Pero su novio estaba ahí y eso todavía me generaba dudas. Abrí los ojos de golpe y la imagen me termino de volar la cabeza.
   Bruno se había acercado un poco a su novia, tenía una de sus manos sobre la cabeza de ella y la obligaba a comerse mi pija bien hasta el fondo. Lorena movía su cabeza hacia arriba y hacia abajo, pero cada vez que bajaba él la presionaba para que fuera más hasta el fondo. Era evidente que le encantaba ver cómo me comía la pija, como se la tragaba toda y se ahogaba con ella. Entonces me relajé, dejé que la tensión se fuera de mi cuerpo y me dediqué a disfrutar al máximo de ese encuentro, sabiendo que él no solo lo aprobaba sino que lo disfrutaba.
   Lorena empezó a sacarse la ropa luego de dejarme la verga mojada y llena de baba. Lo hizo parada en frente de su novio, bailando una melodía que resonaba en su cabeza mientras él y yo la mirábamos. Bruno alzó su mano y tocó su cuerpo, acariciando su cintura, sus pechos y su cola, ella lo miraba con una sonrisa en el rostro. Él siguió bajando su mano y la metió entre sus piernas, las cuales Lorena abrió para darle lugar al juego. Bruno empezó a colarle un dedo adentro de la conchita y ella quebró las rodillas y empezó a gemir enseguida. Era obvio que le encantaba como la tocaba y que lo disfrutaba muchísimo, pues sus gemidos no tardaron en aparecer. “¡Ay sí, mi amor! ¡Me encanta!” le decía ella que había puesto una mano sobre su cabeza y acariciaba su pelo disfrutando de lo que él le hacía.
   No duró mucho, al parecer los dos querían seguir con la acción y Lorena volvió a colocarse encima de mí, sentándose en mi pija y clavándosela bien a fondo. En ese momento sentí un placer enorme invadiendo todo mi cuerpo y noté la humedad de su conchita. Lorena apoyó con fuerzas sus manos en mi pecho y empezó a moverse hacia atrás y hacia adelante a gran velocidad. No quería perder tiempo, quería gozar y disfrutar de ello y hacer a su novio muy feliz con esa fantasía que él tenía. “¡Ay Lautaro! ¡Cómo me gusta! ¡Ay sí!” gemía mi amiga cabalgando mi verga y sintiéndola entrar cada vez más a fondo con cada movimiento. Era obvio que sus palabras no iban dirigidas hacia mí, sino hacia él, pero a mí me encantaba escucharla gozar de esa manera.
   - Hablame.- Me dijo de golpe a mí y repitió el pedido.
   Yo reaccioné y me di cuenta que había estado callado todo ese tiempo. Es que la presencia de Bruno me intimidaba un poco, pero ahora que sabía que él estaba disfrutando de aquello, me animé a llevar mis manos a las tetas de Lorena y apretarlas con fuerza mientras movía mi cintura hacia arriba y hacia abajo. “¿Te gusta?” le pregunté tratando de no ir muy fuerte de entrada y viendo hasta donde podía llegar a aguantar Bruno. “¡Me encanta! ¡Me encanta tu pija!” me respondió ella que también estaba midiendo sus palabras. Yo ya había estado con ella, la conocía. Lorena era mucho más violenta y agresiva que eso, pero era evidente que ella también desconocía hasta qué punto podía aguantar su novio. Sin embargo, Bruno permanecía observando todo aquello con expresión seria, pero ahora se tocaba por encima del pantalón.
   Cambiamos de posición con Lorena, ella se acostó al lado mío mirando a su novio y yo me coloqué detrás suyo. Le metí la pija de nuevo en la conchita y levantando su pierna empecé a darle bien duro, moviéndome hacia adelante y hacia atrás a toda velocidad. Sus gemidos no tardaron en aparecer y sus palabras inundaron nuevamente la habitación. Pero lo que más me calentaba era que los dos podíamos ver a su novio, quien se había acercado más a nosotros y le tocaba las tetas a su novio y la miraba con deseo. “¿Te gusta? ¿Te calienta que te vean coger con otro?” me animé a preguntarle a mi amiga pero a un volumen lo suficientemente alto para asegurarme que él escuchara. “¡Sí! ¡Me encanta!” me respondió ella mirando a Bruno y gimiendo con más ganas.
   Entonces Lorena estiró su mano para llegar al pantalón de Bruno, se lo desabrochó y metió la mano para sacarle la pija y empezar a pajearlo. Él ya la tenía muy al palo, lo que claramente dejaba al descubierto que le encantaba no participar en ese momento. A pesar de eso no se pude negar a la mano de su novia, que se movía hacia arriba y hacia abajo sobre su verga completamente dura. “¿Te gusta mi amor? ¿Te gusta cómo me están cogiendo? ¿Te calienta?” le preguntó ella y él asintió primero con la cabeza y después con palabras. Tras esa respuesta me dejé llevar por la calentura y le empecé a dar más duro a mi amiga, poniéndola a gritar como nunca y haciendo que se olvidara de la pija de su novio mientras lo hacía.
   - Ponete en cuatro. Te vamos a tender los dos a la vez.- Le dije a Lorena y le di lugar para que se acomodara.
   Ni bien lo hizo, me arrodillé detrás de ella y empecé a cogérmela a toda velocidad, tomándola de la cintura y haciendo que sus gemidos vuelvan a ser los protagonistas. Sin decirle nada, Bruno entendió a lo que me refería y se puso delante de ella y le dejó la verga frente a la cara para que ella la tomara con una mano y se la metiera en la boca. Ahora la teníamos atrapada entre los dos y ella recibía nuestras pijas con ganas. Sus gemidos se ahogaban con la de su novio en su boca pero se intensificaban cada vez que yo aceleraba mis movimientos y se la clavaba bien a fondo. Le pegaba chirlos, le arañaba la espalda y le clavaba las manos en la cintura mientras que el novio la sujetaba del pelo y la obligaba a comerse su pija.
   - ¡Como te gusta pendeja! ¡Que puta que sos!- Le dije sin poder controlarme y ella gimió aún más fuerte
   Entonces me empecé a mover a toda velocidad. Mi cintura iba aceleradamente hacia adelante y hacia atrás provocando que mi verga entrara y saliera de su concha. Lorena acabó y me di cuenta porque me mojó todo, me empapó de arriba abajo. “¡Eso putita! ¡Acabame toda la poronga!” le dije sacado y le pegué nuevamente dos chirlos que le dejaron rojas las nalgas. Me tenía loco y su novio parecía disfrutar muchísimo de esa escena también. Ella ya no se la chupaba, no podía. Yo le daba tan duro que de su boca solo salían gemidos y gritos de placer. “¡Ay sí! ¡Cogeme! ¡Me encanta! ¡Dale, cogeme!” me decía como loca y cada vez le daba más y más duro.
   No me pude aguantar las ganas. “¡Tomá putita! ¡Tomá toda mi leche!” le dije y saqué mi pija de su cuerpo y empecé a acabarle sobre la cola. El semen salió disparado de mi pija y cayó sobre toda su espalda, sus nalgas y un poco sus piernas, manchándola por completo. Al ver esa escena Bruno tampoco se pudo resistir, comenzó a pajearse como nunca y terminó llenándole la cara de leche a su novia que aún seguía gimiendo de placer. Cuando terminó, los dos nos paramos en frente suyo y nos chupó la pija a ambos, primero a él y después a mí, dejándolas las dos completamente limpias. Acto seguido levantó la cara, me miró a mí, luego a su novio y le dijo:
   - ¡Me encantó mi amor! ¡Espero haber cumplido tu fantasía!- Pero no hizo falta que él respondiera, su cara de felicidad lo decía todo.


SIGUIENTE


OTRAS HISTORIAS:
UNA DIOSA. CAPÍTULO 1
LABIOS ROSA (FANTASÍA)
CUARENTENA TOTAL. CAPÍTULO 1


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