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La pobre Marquesa tetuda en la corte perversa 1

Majestad, ya ha atracado en el puerto el buque de las colonias, pronto llegará la sobrina del Duque de Saint con la Marquesa viuda de Poste – anunciaba con una sentida reverencia el chambelán a su Reina

Bien, avise a la Baronesa viuda de Beth y a su hijo el Barón, terminemos con esto cuanto antes, ya que no puedo deshacerme de la desagradable mujer, al menos me libraré del pelele de su hijo, no lo quiero en mi corte por mas tiempo – ordenaba la Reina a su vasallo, al fin podría satisfacer las exigencias de la Baronesa

Por un lamentable accidente de caza la Baronesa de Beth, se había quedado viuda al sufrir su marido un tiro real, y con real quería decir precisamente eso, que la propia Reina había sido la autora del disparo, demasiado temprano después de la última juerga para salir a cazar venado. Para compensar la pérdida de la nueva viuda, había aumentado las tierras de su Baronía, había pagado en oro el peso del hombre muerto y no contenta con ello, la reciente y sufrida viuda había requerido un matrimonio provechoso para el tarado de su hijo, como última compensación por su dolorosa pérdida. Si con esto se apaciguaba la bruja y su torpe hijo abandonaba la corte, la Reina estaba dispuesta a otorgarle el pedido. Casaría a ese idiota con la sobrina del Duque de Saint, eso contentaría a la Baronesa, emparentando a su familia con la del poderoso Duque.

Hacía años el leal Marques de Poste había viajado a las colonias, en misión oficial, para restablecer las leyes en sus dominios, se había casado con una noble del lugar de exquisita belleza, a juzgar de los emisarios que la habían visto. Tras largos años de ausencia, el Marqués acababa de morir en acto de servicio y sin descendientes varones, por lo que la sobrina del Duque de Saint fue enviada a las colonias para acompañar a la Marquesa viuda a la corte. La única hija fruto de su matrimonio formaba parte de su comitiva desde hacía años, enviada por el Marqués con la idea de que fuera educada en la corte, pero con el correr del tiempo la Reina, al ver a la jovencita adolescente que mostraba unos pechos enormes como era su preferencia, la convirtió en su juguete favorito, llamándola desde entonces pequeña tetona.

Se le planteaba un dilema, ya que había decidido retornar a la corona las tierras y bienes del marquesado como pago por la manutención y educación de la pequeña tetona, esto dejaba a la pobre Marquesa viuda sin un lugar donde caerse muerta, pero poco importaba eso a la Reina, bien podría añadirla a su séquito, algo habría que se pudiese hacer con ella, a pesar de que la Reina no deseaba ser atendida por mas personas, quizá encontrase algún otro servicio que requerir de ella, lo consultaría con la secretaria real.

La Marquesa viuda fue llevada al salón del trono donde pudo conocer a la Reina, vio a ésta sentada en el borde de su trono, no era hermosa pero tenía agradable rostro y grandes pechos, con una plácida expresión en su colorado semblante, lucía un soberbio vestido con una amplia falda según las modas del continente, cuando al inclinarse para saludarla, la Reina emitió un lascivo gemido apreciando las enormes tetas que se le presentaban.

Majestad, la Marquesa viuda de Poste – presentaban a la Reina

Marquesa de Poste – saludaba ella con un leve asentimiento de su cabeza comprobando que realmente los comentarios sobre la belleza de esta mujer se habían quedado cortos

Majestad – saludaba altiva ella con una elegante reverencia que mostró a la Reina de quién había heredado la pequeña tetona sus atributos

He reclamado vuestra presencia, ya que siguiendo las indicaciones del difunto Marqués – cosa que no era cierta ni por asomo – pasaréis a formar parte de mi séquito - si su hija con sus grandes tetas era su juguete favorito, la madre, con esos enormes melones sería un entretenimiento mejor aún, ese sería el servicio que requeriría de ella, la secretaria real encontraría la forma.

Pero… - interrumpió la viuda

¡Oh! Veo que después de todo la educación en las colonias es mas relajada que en la corte, Marquesa, aquí la interrupción de la palabra real es severamente castigada, ¿comprendéis? – reprendía la Reina a pesar de seguir gimiendo levemente

Disculpad Majestad – asumía su culpa avergonzada de su comportamiento la altiva y hermosa viuda volviendo a inclinarse y mostrando de nuevo esas enormes y deliciosas tetas – pero es que…

Nada de peros, Marquesa, asumiréis mis órdenes y decisiones como súbdita de la corona – veía asombrada como se humedecía el frente de su vestido - ¿Qué le pasa a vuestras ropas?

¡Oh! Perdonadme majestad – se lamentaba avergonzada de nuevo la orgullosa gran tetona llevando sus manos a sus pechos – es que recientemente también he perdido un bebé y con el disgusto tras la muerte de mi esposo y los nervios del viaje a la corte, la leche ha vuelto a manar

Lamento profundamente vuestras pérdidas ¿era varón? – simulaba sentirlo la Reina cuando en realidad estaba maravillada con esas enormes tetas lactantes

No majestad, era otra niña, ¿podría retirarme para enmendar mi aspecto? – preguntaba con otra reverencia sujetando sus tetas intentado que dejaran de manar

De ninguna manera ya hemos perdido demasiado tiempo con esto, Chambelán – jadeaba llamando a su vasallo con un displicente gesto hacia la Marquesa, de solo pensar en esas enormes tetas lactantes quería terminar rápido sus asuntos para dedicarles toda su atención – Ordenad a la Baronesa viuda y a su hijo que pasen con la sobrina del Duque – se lamentaba teniendo que volver a dirigirse a ese par despreciable, pero bueno, sería la última vez, mientras veía como la Marquesa se alejaba hasta los límites del salón meneando esas tetorras al caminar, inclinada y hacía atrás, como mandaba la etiqueta ¿Qué apelativo podría ponerle?

Poco tiempo dedicó la Reina en la nueva audiencia y tras darles la noticia y despedir a la sobrina del Duque y los Barones de Beth, ordenó salir a sus súbditos del salón del trono, todos excepto la Marquesa viuda de Poste a la que hizo un gesto para que se acercara, esto sería muy divertido, metería en cintura a esta preciosa noblecilla de las colonias con sus tetas llenas de leche.

Majestad – hacía una profunda reverencia la viuda a la Reina manteniendo su altanera postura, ofreciéndole una magnifica visión – me ha ordenado permanecer ante usted, pero yo querría pedirle una venia, necesito encontrarme con mi hija

Así que queréis ver a vuestra hija, Marquesa – asintió la Reina que parecía estar experimentando un orgasmo y pensando que esta podría ser, desde ese momento y hasta nueva ocurrencia que se ajustara mas a su función en la corte, la gran tetona lechera – en este momento está ocupada, pero terminando con una de sus mas delicadas y favoritas tareas – decía la Reina mientas levantando lentamente su amplia falda se apreciaba a una joven criatura, que arrodillada entre las piernas de la Reina lamía con fruición la vagina real que se abría ante ella – Sal de ahí pequeña tetona, que tu madre, la gran tetona lechera, quiere verte.

La Marquesa no salía de su asombro, no solo el reciente calificativo la humillaba, si no que el ver a su pequeña hija, a la que habían separado de ella hacía muchos años, salir de debajo de la falda de la Reina, relamiendo sus labios con su cara brillante por los fluidos reales, finalizada su tarea y haciendo una elegante reverencia a su Reina, se giró para mirar a su madre que no pudo menos que avergonzarse mas con su vestimenta, ya que sus enormes tetas sobresalían del corpiño de su vestido sin tela alguna que las cubriera.

Voy a celebrar mucho que tu madre haya venido a la corte, pequeña tetona – se alegraba la Reina pellizcando cariñosamente uno de los jóvenes pezones – en estos años tu hija ha demostrado ser una súbdita admirable, se ha convertido en mi favorita. Espero que la gran tetona lechera intente emularte, querida

Majestad - no sabía que decir la Marquesa, la depravación de la corte no la pillaba por sorpresa, había oído comentarios al respecto, pero no había imaginado encontrar a su pequeña hija en semejante situación – Me gustaría, si no es mucho pedir, hablar con ella en privado.

¡Ay Marquesa! Lleváis en mi presencia escasos momentos, habéis realizado dos peticiones y yo no he obtenido nada a cambio, pero por tratarse de mi pequeña tetona, os lo concedo, podéis hacer uso de mi salón azul, estáis en deuda conmigo gran tetona lechera – señalaba la Reina una pequeña puerta a su derecha muy satisfecha con esta hermosa mujer de enormes tetas lactantes y con la deuda que podría cobrarle – Pequeña tetona harías bien en instruir a tu madre sobre las costumbres de la corte

Gracias majestad, sois un dechado de bondad al permitirlo – se retiraba inclinada caminando de espalda a la puerta y balanceando sus grandes tetas de un modo exagerado, para complacer a su Reina, movimiento que su madre imitó, limitado el balanceo por la tela que la cubría

Berta, querida niña – dijo su madre intentado abrazarla una vez que las habían dejado solas en el salón azul y aceptando con pena el rechazo de su hija – cuanto te he añorado, he pensado tanto en ti estos años – se lamentaba

¡Señora…madre!– se separó su hija sin dejarse abrazar por ella ni saber como tratarla, ¡pero si no la conocía! – la verdad es que no os recuerdo en absoluto, y desde hace años nadie me llama Berta, todos lo hacen con el apelativo cariñoso que me ha puesto mi adorada Reina, pequeña tetona, haríais bien en recordarlo – decía mientras con sus pequeñas manos elevaba y juntaba sus grandes tetas para asombro de su madre

De acuerdo, pequeña tetona ¿y a ti te gusta que te llamen así? – preguntaba horrorizada con el comportamiento de su hija que parecía haber sido el desarrollado durante años en esta depravada corte

Por supuesto, la vida en la corte no es fácil, es un honor ser distinguida por la Reina y si a ella le gustan mis tetas yo estoy encantada de ofrecérselas, he tenido que sufrir ciertas vejaciones y aprender otras habilidades para convertirme en su favorita, pero este último año ha reconocido públicamente que soy su mas grata compañía – orgullosa del estatus alcanzado con su entrega

Comprendo – decía su madre a esta jovencita que no conocía y un doloroso sentimiento de pérdida llenaba su alma, algo malo habría en ella si había perdido todo lo que tenía – Estarás apenada entonces por tener que abandonar la corte

¿Abandonar la corte? ¿Porqué habría de hacerlo? Debo obedecer a mi Reina, si es eso lo que ha ordenado, por desconozco ese mandato real – intrigada la pequeña tetona con un gesto que hacía saltar sus pechos - Desde ahora tendréis que subordinaros a los antojos reales igual que yo, pero no me han comunicado que deba abandonarla, se que algún día me casarán para engendrar al futuro Marques de Poste, me lo ha dicho, pero hasta ese momento me quedaré aquí, a disposición de mi Reina

Pero ahora que tu padre ha muerto y yo he venido a buscarte, volveremos a nuestra casa – suponía erróneamente la Marquesa

Yo no he escuchado nada de eso, recordad que estaba presente en el salón, me extrañaría que la Reina lo permitiera, muestra adoración por las tetas grandes, otras cortesanas solo muestran un odio acérrimo por ellas, porque no las tienen y por ello la Reina me considera su juguete favorito – comentaba apretando sus pechos con sus pequeñas manos, haciendo que estos desbordaran por los laterales – temería por ellos si la Reina no hubiera interferido y ordenado a esas brujas que los cuidasen como dos tesoros, además de impartir otra serie de órdenes sobre el trato que deben otorgarme

Bonito detalle por su parte, debe apreciarte en serio – comentaba la Marquesa extrañada con lo que su hija le contaba - ¿sabes si ha decretado algo al respecto de mi persona? No me ha dirigido mas que dos frases y no sé a que debo atenerme

¡Oh señora… madre! Por eso no debéis preocuparos, ya se os informará de lo que se espera de vos. Me pareció entender que os uniría a su séquito, algo habrá que podáis hacer por ella, pero mi adorada Reina me ha ordenado que os instruya en las costumbres de la corte y eso será lo que haga – le decía acercándose a ella con una expresión perversa en su joven rostro – en los aposentos reales, ninguna mujer debe ocultar sus pechos si son grandes – decía sacando las enormes tetas de su madre por encima de su escote para lo que tuvo que utilizar ambas manos con cada una, estaban empapadas con su leche – además ha de procurar moverlos en todo momento, no hay nada que resulte mas encantador a nuestra Reina que unas buenas tetas saltarinas y hasta el momento, las mías eran las mejores – miraba con desprecio las enormes tetas de su madre que parecían grandes flanes temblorosos y lechosos – Nunca había visto brotar la leche, no se si esto será del agrado de su majestad – decía apretujándolas para asombro y vergüenza de su madre

Pero esto es vergonzoso – decía colorada de pudor intentando alejar las manos de su hija sin conseguirlo, parecía estar fascinada con ellas - ¿Si tenemos que estar así en sus aposentos como es que tu ropa no tiene tela para cubrirlos? ¿Estas confinada en estas habitaciones permanentemente? – la estaba poniendo perdida de leche

De ninguna manera, solo que mis pechos, al ser tan grandes y hermosos, deben permanecer a su vista permanentemente – decía orgullosa balanceándolos exageradamente con un breve gesto bien ensayado – Además, en los años que he pasado aquí me he dado cuenta que mis apetitos no son los de una hembra normal, como la Reina dice – comentaba poniendo una expresión repulsiva – no me atraen los hombres, sus atenciones me resultan repugnantes, por eso mi futuro matrimonio no me agrada en absoluto, me alivia pensar que mi futuro marido solo me utilizará para la procreación de un heredero y una vez conseguido eso, la Reina volverá a reclamar mi presencia – comentaba girándose hacía la puerta del salón que acababa de abrirse y por la que aparecía la Reina

Bien pequeña tetona, veo que has instruido a tu madre, pero ahora habrá que cubrir esas maravillas ya que tenemos que volver al salón para recibir al consejo – veía la Reina como su orden era cumplida con presteza y tonto pudor por parte de la gran tetona lechera, que había regado parte de su carga sobre sus ropas y la mueca de desagrado de su pequeña tetona al tratar de maravillosas las tetas de su madre, se aprovecharía también de eso – Solo las tetas de mi pequeña tetona son meritorias de lucirse libremente en la corte – agradaba a la pequeña con su comentario y toqueteándoselas, fomentaría el odio y envidia en la pequeña tetona hacia su madre y sus grandes tetas lactantes - Seguidme

La Reina, seguida de las dos tetonas se presentó en el salón que volvía a estar repleto de gente y donde esperaba el consejo formado por cuatro ancianos. La Marquesa no sabía donde meterse estaba incómoda con sus ropas mojadas, la Reina se acomodó en el borde de su trono de nuevo y la pequeña tetona lo hacía bajo su falda, ¡que vergüenza!, toda la corte veía y aceptaba eso, se ocultaba en un rincón del estrado real.

Majestad, las noticias del norte son desalentadoras, ha llegado el momento de ofrecer a nuestros aliados algo que no los convierta en enemigos – decía el Jefe del Consejo mostrando franca admiración por la mujer que había entrado al salón con la Reina y su pequeña tetona, parecía un precioso cervatillo asustado.

Lo sé querido, pero por algo hemos preservado la virginidad de la pequeña tetona, y ha recibido un trato preferente en mi corte, su vientre ha de engendrar al próximo Marqués de Poste, ya que su hermosa madre no ha podido hacerlo – comentaba la Reina dirigiendo un gesto de presentación hacía la mujer y un jadeo acompañado de un manotazo y un siseo ininteligible hacia su falda – El vientre de la pequeña tetona es mi ofrenda de paz, es una buena oferta para el tercer hijo de su Rey y no querréis que perdamos ese título, ¿no es cierto?

Pero… - se oyó la voz de la Marquesa que rápidamente abochornada cerró su boca reconociendo de nuevo su error, al ver el gesto enfadado de la Reina y asombrado de los miembros del consejo

No, por supuesto, acataremos vuestras órdenes majestad, pero como sabemos que os gustaría recuperarla una vez parido el futuro Marqués, quizá ese pequeño detalle no agrade a los familiares de su marido – añadía el Jefe del consejo lamentando el castigo que tendría que padecer la hermosa Marquesa por haber hablado en presencia de la Reina sin su consentimiento

Bueno, miembros del consejo, los accidentes ocurren ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él ¿algún otro tema que tratar que requiera mi atención, caballeros? - respondía la Reina entre jadeos zanjando el tema con la velada amenaza, nada se interponía a sus caprichos

Ninguno majestad, nada mas en el orden del día – asentía el Jefe del Consejo.

Una cosa tenía que admitir el consejo, desde que enviudara, la Reina había hecho un magnífico trabajo con los asuntos de la corte, tanto políticos y sociales como económicos, el reino había prosperado bajo su mandato y hasta la fecha no había cometido ni un solo acto de juicio reprochable. Tampoco había efectuado grandes cambios en la estructura de la corte, solo había cambiado al secretario de su marido por una mujer de grandes pechos, que resultó tener aún mejor cerebro. Quizá se le podría objetar ese fetiche que tenia con las grandes tetas, pero incluso eso, había obrado maravillas entre sus súbditos y todos comenzaban a agradecerlo.

En ese caso pueden retirarse, caballeros, que se acerque mi secretaria – jadeaba la Reina que con las atenciones de su pequeña tetona y admirando a su madre, pensando que hacer con ella exactamente, estaba en la gloria, tendría que aplicarle un severo correctivo por las faltas cometidas

¿Me he hecho llamar majestad? – preguntó su secretaria al acercarse desde el fondo del salón del trono y viendo salir a la pequeña tetona de debajo de las faldas de la Reina para colocarse arrodillada a su lado, como siempre, con sus grandes tetas apoyadas en los muslos reales, a su alcance, si ella las pillara, tenía muy claro lo que les haría, les tenía unas ganas tremendas

Si Lady Edit, tengo un dilema – comentaba la Reina a su fiel secretaria mientras su mano inconsciente magreaba las grandes tetas a su alcance - ¿Qué debo hacer con la madre de la pequeña tetona? – preguntaba a su secretaria que no se había percatado de su presencia y viendo como sus ojos casi salían de sus órbitas al apreciar los magníficos atributos y la belleza de la madre, sabía que a su secretaria le gustaría esa hembra

¿Hacer con ella respecto a qué, majestad? – preguntaba la secretaria que sabía perfectamente lo que ella haría con esa preciosa hembra. La convertiría en su mascota, con ese par de tetorras no se podría hacer otra cosa

Ha sido advertida con anterioridad de que la interrupción de la palabra real era severamente castigada aquí en la corte, pero parece que en las colonias no están acostumbrados a obedecer los mandatos reales y ha tenido la osadía de repetirlo – palmeaba una de las grandes tetas con su enfado

¡Oh! Pero eso es terrible mi Reina, tendremos que aplicarle un severo correctivo para enmendar su falta de educación – falsamente escandalizada y realmente excitada la secretaria – Me encargaré de ello personalmente

Eso creo yo, agradezco y acepto tu ofrecimiento, pero mientras pienso cual sería el castigo apropiado a las faltas cometidas, me gustaría saber tu opinión sobre un particular – comentaba la Reina - al no haber engendrado un heredero varón antes de perder a su marido, desde este mismo momento la Marquesa de Poste pierde todos sus derechos y privilegios – proclamaba la Reina ante su corte, no le gustaba la admiración que su consejo había demostrado hacía la ex Marquesa y quería algo horrible para ella – ¿como creéis que debemos disponer de ella, leal Edit?

Opss – jadeó la ex Marquesa que no parecía poder mantenerse callada y con lo que se había acarreado un nuevo castigo, no le gustaba nada la mirada de la secretaria real

Comprendo vuestro dilema majestad, ¿entiendo por vuestros comentarios que habéis decidido unirla a vuestro séquito? – preguntaba la secretaria

¡Como evitarlo, era el deseo del difunto Marqués! – simulaba lamentar la Reina con una mueca de complicidad hacía su secretaria que entendió perfectamente – pero ya tengo demasiadas personas a mi alrededor para servirme y pocas para entretenerme – haciendo un gesto hacía la pequeña tetona que mantenía su postura de entrega pectoral agradeciendo las atenciones de la Reina con leves contoneos

Cierto, siempre hacéis comentarios al respecto ¿puedo proponeros algo entonces? – trajinaba la perversa mente de la secretaria

Por supuesto Edit, ¿que sugerís como servicio para esta gran tetona lechera? – jugueteaba ahora con los pezones de la pequeña, como si los exprimiera, esperando que su secretaría hubiera captado su mensaje

Podríais ordenar a la Baronesa de Beth que se encargue de ella – proponía su secretaria, que a pesar de saber que su Reina aborrecía a esa mujer por depravada y perversa, eran bien conocidos sus gustos por lo soez y sádico, sabría que hacer con esas enormes tetas henchidas – que la entrene para vuestra diversión y disfrute, que la convierta en vuestra bufona real con el único fin de entreteneros – acercándose a su majestad le susurra - con sus características físicas anormales os hará reír, haced burla de ella, más por sus defectos y circunstancias que por sus chistes y devaneos

¿Te parece adecuado? – preguntaba la Reina dudosa, pero viendo bien claro donde quería llegar su secretaria – Podría hacerlo

Por supuesto majestad, de este modo, si lo consigue, vos disfrutaréis de sus logros y tendréis una bufona real que amenice vuestras veladas y en caso contrario, podríais desterrar de la corte a la Baronesa por desobediencia – explicaba la secretaria

Bien pensado Edit, como siempre has dado con la solución perfecta – jaleaba la Reina palmeando las tetas de la pequeña tetona contra sus muslos – Súbditos, retiraos – ordenó a su corte – Edit, haz venir a la Baronesa viuda y quédate con nosotras ya que por ser idea tuya, vigilarás los progresos del entrenamiento y te asegurarás de sus avances según mis gustos, que tan bien conoces

Se hará como ordenáis majestad – se retiraba la secretaria para cumplir el mandato

Lady Edit estaba encantada, conocía a su Reina mejor que ella misma y con lo que sabía de la Baronesa viuda conseguiría sus propósitos, entre ambas convertirían a la gran tetona en una mascota para diversión de su majestad y de ella misma, con esas tetas cargadas de leche y un par de bufonadas se ganaría su lugar en la corte.

Te gustará eso ¿verdad pequeña tetona? – preguntaba la reina a su juguete apretujando sus atributos – Convertirán a la gran tetona lechera en nuestra bufona y podremos reírnos de ella

Si majestad, sois muy amable al adjudicarle una posición tan elevada – se reía la pequeña malvada que resultaba ser perversa en lo que a su madre concernía

Poco tardó en regresar su leal secretaría con la Baronesa

Baronesa viuda, apenas hemos tenido ocasión de conocernos, pero me agradaría enmendar ese hecho de ahora en adelante, ya que vuestro hijo parte para la Baronía, me gustaría encomendaros una importante misión – anunciaba la Reina – he entregado a la ex Marquesa de Poste a mi leal Edit en custodia y requiero de vos que la eduquéis y entrenéis como bufona real, para mi y mi corte, con las instrucciones de mi secretaria, que comprobará en persona que mis indicaciones se siguen al pié de la letra

Encantada de serviros, majestad – asentía la Baronesa viuda asombrada con la orden, pensaba que no era del agrado de la Reina y ahora le entregaba una mascota para convertirla en su entretenimiento ¿Qué esperaría realmente de ella? – Lady Edit podrá hacer las comprobaciones que desee, tendremos especial cuidado en atender vuestra petición majestad ¿pero que limitaciones hemos de observar con la Marquesa?

¡Ah, la Marquesa gran tetona lechera!, como ha perdido todos sus derechos y privilegios ha de ganarse su sustento y permanencia en la corte – explicaba la Reina – salvo matarla o mutilarla, ateniéndoos a las órdenes de Lady Edit, podréis disponer de ella a placer Baronesa, una pequeña compensación extra por vuestra reciente pérdida.

Comprendo mi Reina, os estoy muy agradecida, como habéis ordenado que ninguna tela debe cubrir jamás las tetas de la pequeña tetona, ¿puedo sugerir yo que la ex Marquesa gran tetona lechera no lleve vestido alguno que cubra su cuerpo? – probaba el alcance de su poder sobre su nueva presa y comenzando a disfrutar de lo que podría representar su nueva propiedad

¿Lady Edit, que opináis vos al respecto? – preguntó a su secretaria que no había abierto la boca en toda la entrevista y era la nueva propietaria de la persona en cuestión, contaba con ella para conseguir su objetivo

Por supuesto, majestad, si ha de convertirse en bufona tendrá que vestir como tal y no como cualquier otra cortesana – admitía la secretaria haciendo una señal a la pequeña tetona que presta acudía junto a su madre que, muerta de vergüenza, era despojada de su vestido en medio del salón del trono – Habrá que hacer algunas modificaciones en su aspecto, pero básicamente me parece una buena medida de reconocimiento a su nuevo estatus – veía como la ex Marquesa intentaba cubrirse con sus brazos, esas ubres no las habría tapado ni con cuatro manos

¿Tenéis alguna otra sugerencia que hacer antes de retiraros Baronesa viuda? – consultaba la Reina admirando el maravilloso cuerpo en ropa interior mojada que había atraído poderosamente la atención del consejo, su secretaria y la suya propia

No, majestad, Lady Edit, me retiraré a mis aposentos para pensar en la tarea que me habéis encomendado, la educación y el entrenamiento no es algo que deba tomarse a la ligera. Pensaré también algo al respecto de sus ropas – decía la horrible mujer despidiéndose con una respetuosa reverencia, no había conseguido mantenerla desnuda, pero con al ayuda de la secretaría obtendría su compensación

Solo una cosa mas Baronesa, cuento con usted para que otorgue a esta… no se como llamarla, ex Marquesa no me parece apropiado – hacía un gesto hacía la hermosa, semidesnuda y avergonzada mujer – tendrá que buscarle un apelativo adecuado a su nueva condición

¿Marrana quizá? – preguntaba esperanzada la bruja

Si, curiosa elección de palabras, será la bufona marrana real, como le decía, espero que la nueva marrana real, reciba el trato que merece y que haga honor a su nombre

Perfectamente mi Reina, podrá comprobar sus avances cuando desee, espero agradarla entonces – se atragantaba la Baronesa con las buenas palabras, le costaba ser servil y su majestad lo sabía y disfrutaba de ello

La Reina, sujetando a la pequeña tetona de sus pezones se dirigió a sus aposentos para aclarar las cosas con su secretaria al respecto de la bufona marrana que las seguía, mancillada, en ropa interior.

Lady Edit, antes de nada hemos de aplicarle el correctivo, ha de entender que aquí en la corte no nos tomamos la desobediencia a la ligera – sentenciaba la Reina viendo como su secretaría descubría sus pechos y la nueva bufona olvidaba hacerlo

Claro majestad, ¿habéis decidido ya cual será su castigo? – preguntaba la secretaría ansiosa por cumplirlo, sea lo que fuere que dictase su majestad, a buen seguro sería de su agrado

Si, tengo una idea que nos entretendrá hasta la hora de la cena, además, ha sido aleccionada con el comportamiento que se espera de ella en mis aposentos y ha vuelto a ignorar una orden – respondía la Reina enfadada con la desobediencia de su nueva súbdita – Muestra tus tetas marrana – ordenaba viendo como la ultrajada bufona, antes altiva Marquesa cumplía pudorosa su orden - ¿pequeña tetona, cual es tu número favorito?

El siete majestad, ese es mi número favorito – contestaba la pequeña pavoneándose para su Reina, complacida con el enfado de esta y la vergüenza de su madre

Sea pues, Lady Edit, llamad a mi capitán y decidle que reclamo la presencia de siete de mis guardias para escarmentar a la marrana – pronunciaba – Bufona real ¿es virgen vuestro culo?

¿Perdón? – exclamó la pobre Marquesa que no entendía nada de lo que pasaba pero que estaba a merced de la voluntad de estas mujeres, la vergüenza que sentía con esta situación confundía su oído ¿la Reina había preguntado por su culo?

La Reina ha preguntado si vuestro culo es virgen, no creo que sea tan difícil de contestar – reprendía la pequeña tetona que estaba disfrutando con todo esto, no le gustaba su madre, suponía una amenaza para su posición y no permitiría que esta peligrara con lo que había pasado para conseguirla – ¿Ha metido mi padre su noble verga en vuestra grupa? ¿Ha disfrutado de vuestra cloaca?

No, desde luego que no – contestaba airada, pero ¿que se habían creído? ¿que educación habían brindado a su hija en la corte que hablaba de tales perversiones sin pudor alguno? - el difunto Marqués jamás ha cometido tales actos

Mejor, eso os enseñará a no volver a desobedecer las normas de la corte – decía la Reina que iba a escarmentar a esta orgullosa belleza con uno de los actos mas humillantes y dolorosos para una no iniciada – llamad a mi guardia

Mientras Lady Edit hablaba con el capitán de la guardia real y le explicaba los deseos de la Reina, ordenándole que volviera acompañado de seis guardias y el mismo, ya que por experiencia propia sabía lo que era recibir su vergajo por todos sus orificios y aconsejándole que trajera a seis de los guardias que acaban de regresar de las colonias, seguro que tras la larga travesía estarían hambrientos de hembra, la Reina conminaba a su juguete

Pequeña tetona, vacía las ubres de tu madre, rellena nuestras copas para que podamos degustarla mientras disfrutamos de su castigo – señalando el juego que descansaba en una mesita – has de dejarla bien seca para que no se vierta en la expiación de sus faltas

Siempre a vuestras órdenes majestad – reverenciaba la pequeña dirigiéndose a por la primera de las copas y acercándose a su madre le ordena – arrodíllate marrana, no pretenderás que se me cansen los brazos

No… bueno… ahhhh – solo pudo articular cuando su desconocida hija comenzaba a llenar las copas apretujando sus tetas sin consideración hacia su persona

Eso es, sujetad la copa, bufona – humillaba a su madre la pequeña para poder estrujarla con sus dos manos comenzando a rellenar la segunda - así está mejor, hoy aprenderéis que no se debe contrariar a nuestra Reina – explicaba mientras con sus hábiles manejos llenaba la segunda y cambiaba a una tercera copa – mas os vale recordarlo en adelante y que el padecimiento que padezcáis resulte del agrado de su majestad

Estaba la pequeña tetona haciendo grandes esfuerzos por extraer mas leche para su Reina y poder con ella rellenar la cuarta copa cuando llegó el capitán de la guardia, seguido de seis de sus soldados.

A vuestros pies majestad – reverenciaba su guardia admirando a la hermosa mujer que mostraba una mueca de desesperación y total vergüenza, arrodillada en paños menores ante la pequeña tetona que parecía acabar de ordeñarla – ¿Habéis reclamado nuestra presencia?

Así es capitán, agradezco la celeridad de vuestra presencia, la aquí presente marrana real – decía señalando a la bella mujer postrada ante ellos parándose ante ella – ha incumplido por tres veces la norma de no interrupción de la palabra real y ha sido castigada a padecer la sodomía de su culo virgen por siete pollas – decretaba acercando su mano para pellizcar uno de sus hermosos pezones y llevando su mano a su boca para saborear su néctar - Proceded

Como ordenéis majestad – y sin mas dilación el capitán de la guardia, excitado por anticipado con los comentarios de la secretaria real y viendo la hembra que se le ofrecía, tomando un cojín de una silla cercana, se arrodilló tras ella y levantando sus enaguas por encima de su cabeza, sacó su falo y se acomodó para penetrarla

Nooo – exclamó la bufona separándose y enojando mas con ello a la Reina, a pesar del hermoso zarandeo de sus tetas con la negativa

¿Como osáis negaros, marrana? – amonestaba Lady Edit – si me lo permitís majestad puedo encargarme de su insubordinación, ya la castigaré luego por ella

Por favor Lady Edit, disponed lo necesario para que se cumpla mi mandato – asentía la Reina acomodándose para disfrutar del espectáculo

Pequeña tetona, acércate, arrodíllate al lado de tu díscola madre y descubre tu grupa – dicho lo cual la pequeña obedeció sin tardanza, puede que fuera el juguete favorito de la Reina, pero una orden de la secretaria no se podía eludir bajo ningún concepto – Muy bien marrana, como rehúyas de nuevo tu castigo, será el culo de tu pequeña hija el que sufra las consecuencias

No por favor, ella no, haré lo que sea – lloraba desconsolada la pobre mujer que haría lo que fuera por ahorrar a su hija semejante padecimiento y vergüenza

Adelante capitán, proceded con cautela si lo estimáis oportuno – anunció la secretaria apiadándose un poco de la que sería su nueva mascota - pero recordad en todo momento que se trata de impartición de disciplina

El capitán se volvió a acomodar tras la perra y escupiendo en su mano dirigió su polla hacía ese prieto agujero virgen. Presionó ligeramente contra él y comenzó a ejercer una leve presión que conseguía que poco a poco su glande se abriera paso. La Reina y la secretaria degustaban el fruto del ordeñe comentando lo delicioso de su sabor y su textura mientras se regocijaban con la penitencia.

Cielos, como duele – se quejaba a voces la marrana – Oh, por favor, parad ya

Ja ja ja, pero si apenas ha comenzado vuestro castigo – se reía el capitán sacando la punta de su verga para volver a escupir sobre ella – preparaos que allá vamos

AAAAAayyyyy – gritaba la bufona sintiendo que la partían por la mitad – por favor, dejadlo

Relajaos hermosura o será peor – decía el capitán que estaba extasiado con ese apretado culo virgen – pongámonos serios no querréis enojar a nuestra Reina ¿verdad?

Que dolor, esto es atroz, por favor – lamentaba – majestad, perdonadme

Os perdono marrana real, ¿pero que se dirá de mí si muestro clemencia ante faltas reincidentes? – brindaba con su copa apurando su contenido golosa – Aplicaos capitán

Obediente el capitán sujetando a su presa por sus caderas, aumentó el ritmo de sus embestidas hasta conseguir golpear con sus testículos en el culo de la castigada e imprimiendo a sus movimientos cada vez mas presión y velocidad, su enorme tranca perforaba ese culo virgen sin miramientos para complacer a su Reina. Los gritos de dolor de la pobre ex Marquesa llenaban el salón y los jadeos de su castigador anunciaban que pronto terminaría con su primera polla. Cuanto mas taladraba ese culo, mas danzaban las tetas de su víctima, la Reina aplaudía festiva. Su hija, arrodillaba a su lado parecía disfrutar con los padecimientos de su madre.

El gruñido emitido por el capitán indicó que al fin había conseguido vaciar su carga en las entrañas de la castigada, retirándose para ceder su puesto al segundo de la fila de soldados que poco a poco habían ido desnudando sus miembros y pajeándose anticipados. Estaban ansiosos por complacer a su Reina y agradecidos por este premio a sus servicios a la corona.

Sin pérdida de tiempo el segundo al mando tomó posiciones y sin dilación comenzó con una brutal embestida, los quejidos y súplicas de la maltratada marrana caían en oídos sordos, cuyos propietarios animaban al follador a que se aplicaran en la jodienda, la corrida de su predecesor facilitaba en grado sumo la tarea y con la excitación alcanzada mientras esperaba su turno masturbándose en la fila no tardó en descargarse en las entrañas de la inmolada.

El segundo dio paso al tercero y la pobre bufona gemía y se lamentaba derrumbada sobre el suelo con su culo en pompa, sujetado y zarandeado por su castigador. Como una letanía su sincero arrepentimiento y sus lamentos agradaban a su Reina. Después de este tratamiento, no habría altivez en el carácter de esta beldad de las colonias. Por su parte la secretaria lamentaba en parte su padecimiento, esperaba sinceramente que no rompieran su mascota, pero por otro lado conseguirían con ello que su altivo carácter se suavizara, ya se encargaría ella de convertirla en una verdadera sumisa. Para finalizar la faena, el follador de turno empujó tan dentro y tan fuerte que el volumen de los lamentos aumentó considerablemente.

Callaos ya marrana, me he cansado de oíros – decía la Reina aburrida de sus gritos y lamentos, viendo como el cuarto hombre se posicionaba elevando el cuerpo de la mortificada tirando de su pelo y arrancándole nuevos gruñidos para suministrarle su ración de polla y disfrutando enormemente con la oscilación de sus tetas – Lady Edit, haced algo para que cesen sus lamentos - levantando su falda ordenaba - pequeña tetona, ahora que parece que tu madre asume su castigo, aplícate a tus tareas, atiende a tu Reina

La pequeña tetona gateó hasta su Reina contoneándose y procedió a lamer y lamer los reales fluidos que rezumaban, entretanto, Lady Edit, acercando un escabel se colocó delante de la marrana abriendo sus piernas y mostrándole su peluda vagina le ordena

Juega con tu lengua bufona – excitaba le aconsejaba la secretaria - ahoga tus gritos entre mis muslos y deléitame en tu expiación

Oh, pero esto es… - no pudo seguir hablando ya que de la tremenda embestida de su nuevo follador su cara se estampó en la húmeda entrepierna de la secretaria real

Ahora hazme disfrutar a mi también de tu castigo – jadeaba Lady Edit – dame placer con tu lengua – gemía – lame como si tu vida dependiera de ello – cosa que no estaba muy alejada de la verdad

Y la pobre marrana lamía y succionaba como una posesa los fluidos y la carne de la secretaria como le habían ordenado, con la sana intención de no agravar su castigo, consiguiendo que esta se corriera con sus atenciones, pero sin desistir en su empeño.

El cuarto hombre finalizó mientras la secretaría comenzaba a acariciar sus pechos y lo siguió el quinto, su trabajo bucal complacía tanto a Lady Edit que alcanzando un nuevo orgasmo gemía descontrolada, retirándose para recuperar su respiración, no quería agotarse, tenía pensados otros placeres que compartir con su nueva mascota.

Al sexto hombre los chapoteos del culo de la bufona inundaban el salón, pero la letanía de súplicas y arrepentimiento comenzaban a salir de su boca de nuevo, sintiendo como su cuerpo, lejos de relajarse se retorcía con las dolorosas embestidas en su ano, que sin llegar a romperla, resultaban intolerables y con el séptimo consiguieron vencer sus resistencias y el dolor y la humillación dieron paso al desvanecimiento.

Espero que recuerde el castigo para no volver a cometer la imprudencia de interrumpir la palabra real – sentenciaba la Reina retirándose con su pequeña tetona a la zaga – Encargaos de ella Lady Edit, no la quiero en mi presencia hasta nueva orden, comprobaremos entonces sus dotes para los chistes y devaneos o tendrá que acostumbrarse a la mofa y el escarnio

Así se hará majestad, bajo mi mando y a las órdenes de la Barones se convertirá en la mas renombrada bufona que haya tenido jamás una corte – reverenciaba la secretaría real dirigiéndose ahora a los guardias – llevadla a mis aposentos, mañana comenzará su entrenamiento.

Si es bien recibida por sus instigadores seguirán los relatos de la pobre bufona real ex Marquesa de poste.

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