Al otro día, la mañana era muytensa. El chat hot con su hijo y la masturbación al lado de su marido dormidole aparecían como flashes en su cabeza. María no sabía como mirar a Luciano yeso lo notó su marido. Luciano tampoco sabía bien que hacer, ni que decir.
- ¿Qué pasa? ¿Lo retaste por algo? dijo el padre de Luciano
- Él sabe, dijo María sin darse vuelta
- ¿Que hiciste, Luciano?
- Nada…
- Algo habrás hecho
- Una pavada, pero que no me gustó, terció María
- Bueno, ya me contarás, me tengo que ir, dijo sumarido
- Si, después te cuento
Luciano la miró a su madre y estale sonrió con los ojos, cosa que pasó desapercibida para su marido, por suerte.
- ¿Te llevo al cole? Le dijo el padre a su hijo
- Dale, hace mucho que no me llevas
- Vamos
El padre de Luciano dirigió aMaría, le dio un corto beso en la boca y se perdió en dirección al auto. Detrásapareció Luciano para saludarla y María, chequeando que su esposo no estuvieraa la vista, le dio un beso en la boca a su hijo, seco, pero un poco más largoque el que le había dado a su marido y le sonrió diciendo:
- Que tengas un buen día
- Gracias, ma
- Y no te ratees del colegio
- Después de anoche, me dan muchas ganas de volvera casa
- Vos tenés novia…
- Pero vos me gustas más…
María se sintió halagada decompetir contra una jovencita y ganarle en la preferencia de su hijo. Sabía queno estaba bien eso, pero era más fuerte que ella.
No habían pasado ni 15 minutos deque se fueran “sus hombres” que sonó el WhatsApp. Era Florencia
- Hola nena
- Hola Flor, respondió como si nada
- ¿Estás sola?
- Si
- ¿Te puedo llamar?
- Si, nena, no pidas permiso
Florencia llamó al instante ysurgió la caliente charla
- Contame, que hiciste?
- Nada, eso fue anoche mientras mi marido dormía ami lado
- ¿Que?
- Si, nos pusimos a whatsappear con Lucho
- Ahhhh, que loco
- Y se puso caliente la cosa
- Si, veo
- Si hubieras leído el chat, te volvías loca
- ¿No lo tenés?
- No, lo borré por seguridad
- Ah, Florencia se quedó con ganas de saber mas
- Queres que te cuente?
- Sí, me lo debes
María no entendía a qué serefería su amiga. Por suerte, Florencia aclaró rápidamente
- Ayer me dejaste caliente
- Ah sí, ¿anoche?
- Si, y con lo que me contaste a la tarde
- Y no te tocaste como me dijiste que ibas a hacer
- No
- ¿Y queres que te cuente ahora? Sonreía María
- Si, lo necesito
- ¿Estás sola?
- Si
- ¿Y te queres tocar mientras te cuento?
- Si, quiero, dijo Flor con total elocuencia
- Bueno, prepárate porque es muy caliente
- Ya lo estoy
- ¿Dónde estás? Quiso saber María
- En mi cama
- ¿Desnuda?
- Totalmente, mintió Florencia que se estabadesnudando en ese momento
- Uffff, me parece que te voy a acompañar en latocadita…
dice María y comienza adesvestirse en la soledad del comedor, donde días atrás estuvo masturbándosefrente a su hijo
- Si, acompañame
- Es medio raro esto, pero me gusta
- Es que sos una calentona, como yo
- Mmmmm, es verdad
- Tan señoras que parecemos para los demás…
- Y tan putas en la intimidad, ¿no? Dice Maríaabriendo el juego a las palabras sucias
- Si, muy putas, concede Florencia que ya se estátocando sus minúsculos pezones
- Te cuento que ayer Lucho, mi hijo, me calentócomo loca
- ¿Si? ¿Qué pasó?
- Me escribió al principio y después me mandó lafoto de esa pija hermosa que tiene
- Si, la vi y me re calenté
- No sabes cómo estaba de caliente, y mojada
- Como yo ahora, dijo Florencia
- Y yo, re mojada, y con mi marido durmiendo allado
- Uffff, que morbo
- Total, yo pajeándome y el durmiendo
- Si, y pensando en la pija hermosa de tu hijo,Florencia sabía jugar el juego del lenguaje sucio
- Y que hermosa que es, y dura y caliente
- Mmmmm, me la imagino y me caliento
- ¿Como te la imaginas? ¿Haciendo qué? Maríaquería jugar con su amiga
- Me imagino agarrándola y pajeándola primero,sintiéndola pesada y gruesa en mi mano
- Mmmmm, siiiii, es muy gruesa y pesada
- ME imagino arrodillándome para chupársela.
- Aghhhh, Flor, me encanta
- ¿Si? Vos se la chuparías también
María entendió que la invitaba afantasear con chupársela a Lucho entre las dos y fue así que le contestó
- Sí, me encantaría chupársela con vos
- Aghhhhh, me haces acabar con eso, seguí
- Me gustaría chuparle los huevos y vos la pija
- Ayyyy
- Y mirarte a los ojos mientras le chupas la pijaa mi hijo
- Aghhhh aggghhhh, estoy acabandooo, acababaFlorencia
- Aghhh agdhhh, aghhhhhh, yoooo también, acababaMaría
- Que caliente que me pusiste, por Dios
- Si, menos mal que estamos por teléfono
- ¿Por?
- Porque…no…por nada
- Decime
- Estaba muy caliente e imaginándote conmigo y….
- Yo también, Meri, no me considero bisexual, perote juro que si te agarro con esta calentura…
- Es que imaginame con vos y con esa pija, concedíasu amiga
- Que calentura por Dios, Flor
- No sabes cómo tengo los pezones y la concha
- Puedo imaginármelos, yo también estoy igual
Cortemos acáporque no respondo de mí y te puedo llegar a decir cualquier cosa, diceFlorencia excitada
- Ufffff, si, cortemos, te mando un beso, trata derecomponerse María
- Mmmmm, yo también te mando un beso en lospezones
- Chauuuuu, que calentura, por Dios
- Chauuuuu, beso en la mejilla, jajajaa
- Chauuuuu, besos, donde quieras
Tanto María como Florencia nopodían creer los carriles que había tomado esa conversación. María sedesconocía a la mujer que era hasta hace menos de unas semanas.
El día transcurrió con totalnormalidad hasta que Luciano llegó del colegio y se vino casi corriendo enbusca de su madre. Quería besarla y abrazarla, pero no con ese amor de hijo. Élsentía un deseo sexual que no era compatible con la relación que tenían, aunqueera inevitable.
Por su parte, María, que habíaestado caliente todo el día, pese a la masturbación en compañía telefónica deFlorencia, había tomado el impulso de jugar un poco a excitar a su hijo. Fuepor eso que se vistió con un shortcito de jean, una remera musculosa sin corpiñoy ojotas porque hacía calor ya que estaba llegando el verano.
Cuando sintió las manos de suhijo rodearla, el calor subió por su cuerpo y a su cara ruborizándose decalentura, pero era su hijo, no podía ser.
Pese a lo atribulada que sesintió por ese pensamiento, recibió el cálido abrazo de su hijo y se giró poniendosus manos en el pecho de él para separarlo un poco.
- Despacio Lucho
- ¿Qué pasa?
- No te olvides que soy tu mamá
- Anoche no parecías mi mamá…
- Es que me fui de mambo
- ¿Que queres decir?
- Que no debíamos llegar tan lejos
- Es que me gusta mucho jugar con vos, mami.
Luciano agarraba a su madre porlos cachetes del culo. Eso, lejos de molestarla, la hacían sentir más pletóricaa María, que se movía como una adolescente juguetona en los brazos de su hijo.La excitación volvía a apoderarse de ella y sus pezones se irguieron desafiandola fina tela de la musculosa que los cubrían, cosa que no pasó desapercibidapara Luciano.
- Dale, mami, juguemos un ratito
- No, porque nuestros juegos terminan mal
- Para mí, terminan muy bien
- Sí, pero no corresponden a una madre y un hijo
- ¿Y quien dice que es lo que corresponde?
- Las normas de una sociedad
La charla estaba tomando carrilesmuy serios. Sin embargo, Luciano en ningún momento dejaba de amasar la cola deMaría y de apoyarle el bulto descaradamente.
- Pero en las sociedades, no hay tantas madres queestén tan buenas como vos
- Mmmmm, gracias por el piropo
- No es un piropo, ma, es lo que siento por vos
- ¿Y que más te gusta de mí? María entrabalentamente en el juego
- Tus tetas y saber que no tenés corpiño debajo deesta remera
Luciano suelta una mano de lacola de su madre para subirla a su pecho izquierdo. Cuando la mano se apoderade la teta, María la agarra y la detiene, pero no la baja. Lo mira a los ojos asu hijo
- Tenemos que controlarnos, Luchi
- Cuando estoy con vos no puedo controlarme, mami
Luciano adelanta un poco sucuerpo y el bulto, cada vez más duro, choca contra su concha. María cierra losojos y él nota esa expresión de deseo imposible de disimular.
- Pero debemos hacerlo
- No quiero controlarme
- Si, por favor
- No, dice Luciano y acerca su boca a la de sumadre
María sabe que no debepermitirlo. Tiene en claro que está mal, que es su hijo, pero éste flexiona unpoco las piernas y el bulto corre unos centímetros de abajo hacia arribadeslizándose por la concha de María.
La mirada se choca con la de suhijo y siente que es muy fuerte todo. Cierra los ojos y abre apenas la boca.Los labios de Luciano se apoyan en los de ella. Una electricidad recorre sucuerpo y ella misma es quien ahora hace fuerza presionándose contra el cuerpode su hijo. Él lo nota y abre un poco más la boca y saca la lengua ingresandoen la boca de su madre.
Eso fue el detonante para lo quevino después. No podían despegarse, parecían sellados, fundidos en un solocuerpo. Las lenguas se movían entrelazándose entre sí. La saliva iba y venía deboca en boca. Sentían la temperatura caliente de la boca del otro y más secalentaban. Solo un instante Luciano se separó para decirle:
- Mmmmm, me volvés loco, ma
- Y vos a mi…
Volvieron al beso y a lascaricias. Así como estaban, de pie en la cocina, contra la mesada, seguían consus labios fundidos y sus cuerpos pegados y con sensuales movimientos y roces. Luciano,metió sus manos dentro de la remera de María, les apretó a ambas tetas con unadestreza tal que sus dedos acariciaron sus duros pezones y se separó de su bocasolo para decir:
- Quiero chuparte las tetas
- Aghhhh Lucho
María, sin dejar de mirarlo a losojos, bajó sus manos y tomó la remera por la parte de abajo, tirando paraarriba y liberando sus pechos. Esa fue la señal que Luciano necesitaba paraabalanzarse sobre esas tetas que tanto deseaba desde hacía tanto tiempo.
Cualquier relato en este momentodiría: “lentamente él fue bajando y besando de a poco el contorno para despuéssuavemente…”, pero no. No fue este el caso.
Luciano se zambulló condesesperación directamente sobre el pezón y empezó a chuparlo con furia. Lepasaba la lengua y lo chupaba y volvía a jugar con la punta de la lengua. Solose detenía para hacer lo mismo con la otra teta. Era tal el frenesí con el quese movía Luciano que parecía preso de un ataque de furia y deseo.
Esto desató en María unacalentura inimaginada. Le agarró la remera a Luciano y se la sacó quedando losdos con el torso descubierto. Estaba para cualquier cosa y lo sabía. Creo quefue por eso que se preocupó y recapacitó cuando se imaginó cogiendo con suhijo. No. Eso no podía suceder. Para colmo de males, Luciano se separó uninstante de sus tetas para decir
- Te quiero coger, mami
- Noooo Lucho nooooooo ¿estás loco?
- ¿Que? ¿Porque no?
- Porque no, Lucho
- Necesito…
- Tocame y te toco, pero no
- Es que quiero…
- Dale vení…María necesitaba ceder algo paracalmar un poco a su hijo
Las manos de Luciano se metierondentro del short por la parte trasera y acariciaban el culo de su madre contotal descaro. La pequeña tanga estaba metida en la cola y los dedos de él semetían debajo de la íntima prenda buscando hurgar en sus agujeros másprohibidos. María no solo se dejaba hacer, sino que colaboraba desprendiendo elbotón del short y bajando el cierre para darle más libertad de movimiento a lasdesesperadas manos de su hijo.
Luciano interpretó ese movimientocomo una barrera que se levanta y deja pasar a otra zona, y no se equivocaba.Con las dos manos agarro el short y bombacha juntos y tiró para abajodejándolos a la altura de las rodillas y su mano se metió en la concha deMaría. Esta abrió las piernas para darle aún más libertad y se dejó masturbarpor su hijo.
María sabía que no debía avanzar más,pero tampoco tenía fuerzas para detenerlo y en un arrebato le bajó el pantalóna su hijo y su mano comenzó a meterse en el bóxer para pajearlo dulcemente. Laconcha estaba muy mojada y más lo estuvo cuando sintió en su mano la gruesapija de su hijo. Creo que salió un chorrito de excitación que no pudo contener.Luciano lo sintió apenas, pero no podía dejar de mover sus dedos en laencharcada concha de su madre
- Te quiero coger, mami
- Y yo en este momento te juro que…, pero no,Lucho
- Dale, mami
- No, Lucho
- Por favor
- No, chupame, eso si
María, en un preciso movimientose bajó bombacha y short de una pierna y se subió a la mesada abriendo laspiernas y mostrando su rosada concha a su hijo, diciendo
- Vení Chupame!
- Aghhh si, dijo Luciano
- Mmmmm, siiiii
Luciano se arrodilló en el piso yse metió de pleno en la concha de María. Chupaba y chupaba y María se acercabaal orgasmo.
- Meteme los dedos y chupame acá, le dijo Maríaindicándole la zona clitoriana
- Aghhhh siiiii Luciano obedeció
- Me vas a hacer acabar, ¿sabías?
- Si mami quiero hacerte acabar
- Me chupas muy bien, Luchito
- Me encanta el sabor de tu concha mami
- No me digas esas cosas, Luchoooooooo
- Quiero chuparte la concha todo el día
- Aghhhh ahhhh ahhh ahhh ahhhhahhhhhhhaaaahhhhhahhhhh, acabó María en la boca de su hijo
- Mmmmmm, Luciano no se desprendía y bebía elnéctar que emanaba su progenitora
María se recompuso como pudo yrespirando con dificultad lo miró a los ojos y lo hizo ponerse de pie a sulado. Volvió a besarlo y pudo sentir el sabor de su propia concha, cosa que laexcitó aún más.
- Ahora me toca a mí, dijo totalmente excitada
Ella se arrodilló en el piso ycomenzó a pajearlo mirándole la verga con deseo y teniéndola a centímetros desu boca le preguntó
- Queres que mami te la chupe, mi amor?
- Aghhhh siiiii mami siiiiiiii
No lo dudó, se metió como pudo lacabeza de la pija de su hijo en la boca y comenzó a pajearlo con una manomientras con la otra le acariciaba los huevos. De a poco se soltó y abriendobien la boca se la fue tragando y comenzó a subir y bajar con la cabeza por esemástil duro de carne. Sabía que el adolescente no tardaría mucho y como ellaseguía caliente, soltó los huevos y llevó esa mano dentro de su bombacha paratocarse y se sintió más mojada que nunca.
- Voy a acabar mami,
- Si si, acabemos juntos
- Aghhhhh, Luciano no entendía lo que le decía sumadre
- Mmmmm, un chorro en su boca la hizo entrar en untrance y comenzó a acabar
- Aghhhh gimió él
- Siiiii acabá. dijo ella sacándosela de la boca yviendo como los otros chorros salían disparados, uno de ellos en su pelo, otrosen el suelo.
- Aghhhh aghhhh ahhhhhhhh dijo él
- Aghhhh ahhhh ahhh ahhh ahh ah ah ah acabó ellatambién frotando su hinchado y mojado clítoris
- Mmmmm, mami, me encantó, gracias
- A mí también, Luchito, y parándose le dio unpiquito que dejó descolocado a su hijo
- Mmmmm, mami, Luciano la quiso traer con losbrazos
- Mejor andá, le dijo, otro día seguimos
- Bueno, gracias mami, me gustó mucho
- A mí también, mi amor
- Queres que limpie
- Yo lo limpio, dijo María, que todavía sentía elsabor del pequeño primer chorro de semen en su boca
Luciano se fue y ella se puso alimpiar el piso, de a poco fue calmándose y reconociendo que había sido unalocura y que cada vez le costaba mas no seguir por el camino del deseo.
Continuara…
Pueden dejarme sus comentarios enreybaco2005@hotmail.com
O en Telegram @reybaco2005
- ¿Qué pasa? ¿Lo retaste por algo? dijo el padre de Luciano
- Él sabe, dijo María sin darse vuelta
- ¿Que hiciste, Luciano?
- Nada…
- Algo habrás hecho
- Una pavada, pero que no me gustó, terció María
- Bueno, ya me contarás, me tengo que ir, dijo sumarido
- Si, después te cuento
Luciano la miró a su madre y estale sonrió con los ojos, cosa que pasó desapercibida para su marido, por suerte.
- ¿Te llevo al cole? Le dijo el padre a su hijo
- Dale, hace mucho que no me llevas
- Vamos
El padre de Luciano dirigió aMaría, le dio un corto beso en la boca y se perdió en dirección al auto. Detrásapareció Luciano para saludarla y María, chequeando que su esposo no estuvieraa la vista, le dio un beso en la boca a su hijo, seco, pero un poco más largoque el que le había dado a su marido y le sonrió diciendo:
- Que tengas un buen día
- Gracias, ma
- Y no te ratees del colegio
- Después de anoche, me dan muchas ganas de volvera casa
- Vos tenés novia…
- Pero vos me gustas más…
María se sintió halagada decompetir contra una jovencita y ganarle en la preferencia de su hijo. Sabía queno estaba bien eso, pero era más fuerte que ella.
No habían pasado ni 15 minutos deque se fueran “sus hombres” que sonó el WhatsApp. Era Florencia
- Hola nena
- Hola Flor, respondió como si nada
- ¿Estás sola?
- Si
- ¿Te puedo llamar?
- Si, nena, no pidas permiso
Florencia llamó al instante ysurgió la caliente charla
- Contame, que hiciste?
- Nada, eso fue anoche mientras mi marido dormía ami lado
- ¿Que?
- Si, nos pusimos a whatsappear con Lucho
- Ahhhh, que loco
- Y se puso caliente la cosa
- Si, veo
- Si hubieras leído el chat, te volvías loca
- ¿No lo tenés?
- No, lo borré por seguridad
- Ah, Florencia se quedó con ganas de saber mas
- Queres que te cuente?
- Sí, me lo debes
María no entendía a qué serefería su amiga. Por suerte, Florencia aclaró rápidamente
- Ayer me dejaste caliente
- Ah sí, ¿anoche?
- Si, y con lo que me contaste a la tarde
- Y no te tocaste como me dijiste que ibas a hacer
- No
- ¿Y queres que te cuente ahora? Sonreía María
- Si, lo necesito
- ¿Estás sola?
- Si
- ¿Y te queres tocar mientras te cuento?
- Si, quiero, dijo Flor con total elocuencia
- Bueno, prepárate porque es muy caliente
- Ya lo estoy
- ¿Dónde estás? Quiso saber María
- En mi cama
- ¿Desnuda?
- Totalmente, mintió Florencia que se estabadesnudando en ese momento
- Uffff, me parece que te voy a acompañar en latocadita…
dice María y comienza adesvestirse en la soledad del comedor, donde días atrás estuvo masturbándosefrente a su hijo
- Si, acompañame
- Es medio raro esto, pero me gusta
- Es que sos una calentona, como yo
- Mmmmm, es verdad
- Tan señoras que parecemos para los demás…
- Y tan putas en la intimidad, ¿no? Dice Maríaabriendo el juego a las palabras sucias
- Si, muy putas, concede Florencia que ya se estátocando sus minúsculos pezones
- Te cuento que ayer Lucho, mi hijo, me calentócomo loca
- ¿Si? ¿Qué pasó?
- Me escribió al principio y después me mandó lafoto de esa pija hermosa que tiene
- Si, la vi y me re calenté
- No sabes cómo estaba de caliente, y mojada
- Como yo ahora, dijo Florencia
- Y yo, re mojada, y con mi marido durmiendo allado
- Uffff, que morbo
- Total, yo pajeándome y el durmiendo
- Si, y pensando en la pija hermosa de tu hijo,Florencia sabía jugar el juego del lenguaje sucio
- Y que hermosa que es, y dura y caliente
- Mmmmm, me la imagino y me caliento
- ¿Como te la imaginas? ¿Haciendo qué? Maríaquería jugar con su amiga
- Me imagino agarrándola y pajeándola primero,sintiéndola pesada y gruesa en mi mano
- Mmmmm, siiiii, es muy gruesa y pesada
- ME imagino arrodillándome para chupársela.
- Aghhhh, Flor, me encanta
- ¿Si? Vos se la chuparías también
María entendió que la invitaba afantasear con chupársela a Lucho entre las dos y fue así que le contestó
- Sí, me encantaría chupársela con vos
- Aghhhhh, me haces acabar con eso, seguí
- Me gustaría chuparle los huevos y vos la pija
- Ayyyy
- Y mirarte a los ojos mientras le chupas la pijaa mi hijo
- Aghhhh aggghhhh, estoy acabandooo, acababaFlorencia
- Aghhh agdhhh, aghhhhhh, yoooo también, acababaMaría
- Que caliente que me pusiste, por Dios
- Si, menos mal que estamos por teléfono
- ¿Por?
- Porque…no…por nada
- Decime
- Estaba muy caliente e imaginándote conmigo y….
- Yo también, Meri, no me considero bisexual, perote juro que si te agarro con esta calentura…
- Es que imaginame con vos y con esa pija, concedíasu amiga
- Que calentura por Dios, Flor
- No sabes cómo tengo los pezones y la concha
- Puedo imaginármelos, yo también estoy igual
Cortemos acáporque no respondo de mí y te puedo llegar a decir cualquier cosa, diceFlorencia excitada
- Ufffff, si, cortemos, te mando un beso, trata derecomponerse María
- Mmmmm, yo también te mando un beso en lospezones
- Chauuuuu, que calentura, por Dios
- Chauuuuu, beso en la mejilla, jajajaa
- Chauuuuu, besos, donde quieras
Tanto María como Florencia nopodían creer los carriles que había tomado esa conversación. María sedesconocía a la mujer que era hasta hace menos de unas semanas.
El día transcurrió con totalnormalidad hasta que Luciano llegó del colegio y se vino casi corriendo enbusca de su madre. Quería besarla y abrazarla, pero no con ese amor de hijo. Élsentía un deseo sexual que no era compatible con la relación que tenían, aunqueera inevitable.
Por su parte, María, que habíaestado caliente todo el día, pese a la masturbación en compañía telefónica deFlorencia, había tomado el impulso de jugar un poco a excitar a su hijo. Fuepor eso que se vistió con un shortcito de jean, una remera musculosa sin corpiñoy ojotas porque hacía calor ya que estaba llegando el verano.
Cuando sintió las manos de suhijo rodearla, el calor subió por su cuerpo y a su cara ruborizándose decalentura, pero era su hijo, no podía ser.
Pese a lo atribulada que sesintió por ese pensamiento, recibió el cálido abrazo de su hijo y se giró poniendosus manos en el pecho de él para separarlo un poco.
- Despacio Lucho
- ¿Qué pasa?
- No te olvides que soy tu mamá
- Anoche no parecías mi mamá…
- Es que me fui de mambo
- ¿Que queres decir?
- Que no debíamos llegar tan lejos
- Es que me gusta mucho jugar con vos, mami.
Luciano agarraba a su madre porlos cachetes del culo. Eso, lejos de molestarla, la hacían sentir más pletóricaa María, que se movía como una adolescente juguetona en los brazos de su hijo.La excitación volvía a apoderarse de ella y sus pezones se irguieron desafiandola fina tela de la musculosa que los cubrían, cosa que no pasó desapercibidapara Luciano.
- Dale, mami, juguemos un ratito
- No, porque nuestros juegos terminan mal
- Para mí, terminan muy bien
- Sí, pero no corresponden a una madre y un hijo
- ¿Y quien dice que es lo que corresponde?
- Las normas de una sociedad
La charla estaba tomando carrilesmuy serios. Sin embargo, Luciano en ningún momento dejaba de amasar la cola deMaría y de apoyarle el bulto descaradamente.
- Pero en las sociedades, no hay tantas madres queestén tan buenas como vos
- Mmmmm, gracias por el piropo
- No es un piropo, ma, es lo que siento por vos
- ¿Y que más te gusta de mí? María entrabalentamente en el juego
- Tus tetas y saber que no tenés corpiño debajo deesta remera
Luciano suelta una mano de lacola de su madre para subirla a su pecho izquierdo. Cuando la mano se apoderade la teta, María la agarra y la detiene, pero no la baja. Lo mira a los ojos asu hijo
- Tenemos que controlarnos, Luchi
- Cuando estoy con vos no puedo controlarme, mami
Luciano adelanta un poco sucuerpo y el bulto, cada vez más duro, choca contra su concha. María cierra losojos y él nota esa expresión de deseo imposible de disimular.
- Pero debemos hacerlo
- No quiero controlarme
- Si, por favor
- No, dice Luciano y acerca su boca a la de sumadre
María sabe que no debepermitirlo. Tiene en claro que está mal, que es su hijo, pero éste flexiona unpoco las piernas y el bulto corre unos centímetros de abajo hacia arribadeslizándose por la concha de María.
La mirada se choca con la de suhijo y siente que es muy fuerte todo. Cierra los ojos y abre apenas la boca.Los labios de Luciano se apoyan en los de ella. Una electricidad recorre sucuerpo y ella misma es quien ahora hace fuerza presionándose contra el cuerpode su hijo. Él lo nota y abre un poco más la boca y saca la lengua ingresandoen la boca de su madre.
Eso fue el detonante para lo quevino después. No podían despegarse, parecían sellados, fundidos en un solocuerpo. Las lenguas se movían entrelazándose entre sí. La saliva iba y venía deboca en boca. Sentían la temperatura caliente de la boca del otro y más secalentaban. Solo un instante Luciano se separó para decirle:
- Mmmmm, me volvés loco, ma
- Y vos a mi…
Volvieron al beso y a lascaricias. Así como estaban, de pie en la cocina, contra la mesada, seguían consus labios fundidos y sus cuerpos pegados y con sensuales movimientos y roces. Luciano,metió sus manos dentro de la remera de María, les apretó a ambas tetas con unadestreza tal que sus dedos acariciaron sus duros pezones y se separó de su bocasolo para decir:
- Quiero chuparte las tetas
- Aghhhh Lucho
María, sin dejar de mirarlo a losojos, bajó sus manos y tomó la remera por la parte de abajo, tirando paraarriba y liberando sus pechos. Esa fue la señal que Luciano necesitaba paraabalanzarse sobre esas tetas que tanto deseaba desde hacía tanto tiempo.
Cualquier relato en este momentodiría: “lentamente él fue bajando y besando de a poco el contorno para despuéssuavemente…”, pero no. No fue este el caso.
Luciano se zambulló condesesperación directamente sobre el pezón y empezó a chuparlo con furia. Lepasaba la lengua y lo chupaba y volvía a jugar con la punta de la lengua. Solose detenía para hacer lo mismo con la otra teta. Era tal el frenesí con el quese movía Luciano que parecía preso de un ataque de furia y deseo.
Esto desató en María unacalentura inimaginada. Le agarró la remera a Luciano y se la sacó quedando losdos con el torso descubierto. Estaba para cualquier cosa y lo sabía. Creo quefue por eso que se preocupó y recapacitó cuando se imaginó cogiendo con suhijo. No. Eso no podía suceder. Para colmo de males, Luciano se separó uninstante de sus tetas para decir
- Te quiero coger, mami
- Noooo Lucho nooooooo ¿estás loco?
- ¿Que? ¿Porque no?
- Porque no, Lucho
- Necesito…
- Tocame y te toco, pero no
- Es que quiero…
- Dale vení…María necesitaba ceder algo paracalmar un poco a su hijo
Las manos de Luciano se metierondentro del short por la parte trasera y acariciaban el culo de su madre contotal descaro. La pequeña tanga estaba metida en la cola y los dedos de él semetían debajo de la íntima prenda buscando hurgar en sus agujeros másprohibidos. María no solo se dejaba hacer, sino que colaboraba desprendiendo elbotón del short y bajando el cierre para darle más libertad de movimiento a lasdesesperadas manos de su hijo.
Luciano interpretó ese movimientocomo una barrera que se levanta y deja pasar a otra zona, y no se equivocaba.Con las dos manos agarro el short y bombacha juntos y tiró para abajodejándolos a la altura de las rodillas y su mano se metió en la concha deMaría. Esta abrió las piernas para darle aún más libertad y se dejó masturbarpor su hijo.
María sabía que no debía avanzar más,pero tampoco tenía fuerzas para detenerlo y en un arrebato le bajó el pantalóna su hijo y su mano comenzó a meterse en el bóxer para pajearlo dulcemente. Laconcha estaba muy mojada y más lo estuvo cuando sintió en su mano la gruesapija de su hijo. Creo que salió un chorrito de excitación que no pudo contener.Luciano lo sintió apenas, pero no podía dejar de mover sus dedos en laencharcada concha de su madre
- Te quiero coger, mami
- Y yo en este momento te juro que…, pero no,Lucho
- Dale, mami
- No, Lucho
- Por favor
- No, chupame, eso si
María, en un preciso movimientose bajó bombacha y short de una pierna y se subió a la mesada abriendo laspiernas y mostrando su rosada concha a su hijo, diciendo
- Vení Chupame!
- Aghhh si, dijo Luciano
- Mmmmm, siiiii
Luciano se arrodilló en el piso yse metió de pleno en la concha de María. Chupaba y chupaba y María se acercabaal orgasmo.
- Meteme los dedos y chupame acá, le dijo Maríaindicándole la zona clitoriana
- Aghhhh siiiii Luciano obedeció
- Me vas a hacer acabar, ¿sabías?
- Si mami quiero hacerte acabar
- Me chupas muy bien, Luchito
- Me encanta el sabor de tu concha mami
- No me digas esas cosas, Luchoooooooo
- Quiero chuparte la concha todo el día
- Aghhhh ahhhh ahhh ahhh ahhhhahhhhhhhaaaahhhhhahhhhh, acabó María en la boca de su hijo
- Mmmmmm, Luciano no se desprendía y bebía elnéctar que emanaba su progenitora
María se recompuso como pudo yrespirando con dificultad lo miró a los ojos y lo hizo ponerse de pie a sulado. Volvió a besarlo y pudo sentir el sabor de su propia concha, cosa que laexcitó aún más.
- Ahora me toca a mí, dijo totalmente excitada
Ella se arrodilló en el piso ycomenzó a pajearlo mirándole la verga con deseo y teniéndola a centímetros desu boca le preguntó
- Queres que mami te la chupe, mi amor?
- Aghhhh siiiii mami siiiiiiii
No lo dudó, se metió como pudo lacabeza de la pija de su hijo en la boca y comenzó a pajearlo con una manomientras con la otra le acariciaba los huevos. De a poco se soltó y abriendobien la boca se la fue tragando y comenzó a subir y bajar con la cabeza por esemástil duro de carne. Sabía que el adolescente no tardaría mucho y como ellaseguía caliente, soltó los huevos y llevó esa mano dentro de su bombacha paratocarse y se sintió más mojada que nunca.
- Voy a acabar mami,
- Si si, acabemos juntos
- Aghhhhh, Luciano no entendía lo que le decía sumadre
- Mmmmm, un chorro en su boca la hizo entrar en untrance y comenzó a acabar
- Aghhhh gimió él
- Siiiii acabá. dijo ella sacándosela de la boca yviendo como los otros chorros salían disparados, uno de ellos en su pelo, otrosen el suelo.
- Aghhhh aghhhh ahhhhhhhh dijo él
- Aghhhh ahhhh ahhh ahhh ahh ah ah ah acabó ellatambién frotando su hinchado y mojado clítoris
- Mmmmm, mami, me encantó, gracias
- A mí también, Luchito, y parándose le dio unpiquito que dejó descolocado a su hijo
- Mmmmm, mami, Luciano la quiso traer con losbrazos
- Mejor andá, le dijo, otro día seguimos
- Bueno, gracias mami, me gustó mucho
- A mí también, mi amor
- Queres que limpie
- Yo lo limpio, dijo María, que todavía sentía elsabor del pequeño primer chorro de semen en su boca
Luciano se fue y ella se puso alimpiar el piso, de a poco fue calmándose y reconociendo que había sido unalocura y que cada vez le costaba mas no seguir por el camino del deseo.
Continuara…
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9 comentarios - Mamá caliente (7)
Graciasssss
gracias!!
es un gran elogio
Felicidades Broo, Para mi, eres el Mejor Poringuero de Aqui
Te mando un abrazo