En enero de este año, tuve mi primera experiencia incestuosa. Fué con mi hermano menor , Javier. El tiene 38 años. Y para ese entonces su mujer, estaba de 7 meses de embarazo.
Era jueves,
Fué un día más, nada distinto de la típica cena con mi hermano y cuñada. Habíamos cenado temprano, cerca de las 21.30 hs. ya habíamos terminado de cenar y mi cuñada, Laura, se disculpó y se fué a acostar temprano. Mi hermano me contó que el embarazo la tenía bastante mal, con muchos dolores, estaba depresiva, y de un mal humor constante.
Mi hermano descorchó otra botella de vino y nos quedamos hablando en la mesa por un buen rato. Sin darnos cuenta se habían hecho las 23.00 hs., cuando presté atención a la mesa nos habíamos tomado dos botellas de vino. Realmente la estabamos pasando muy bien, era un clima muy relajado, nos contabamos cosas íntimas, cosas de las cuales no solíamos hablar, pero se ve que el tiempo separados y el alcohol, nos llevó a estos tema.
En un momento Javier me contó que hace meses no tenía sexo por culpa de Laura, al principio era un tema de dolores que sufría pero luego perdió el apetito sexual.
Mi hermano siempre fue muy activo sexualmente, recuerdo que siempre tenía novias nuevas, y cada tanto hablando con alguna me contaban lo adicto al sexo que era.
Javier me dijo que la vecina de al lado, le había tirado onda y que lo estaba pensando seriamente.
-No seas tonto, estas a punto de ser padre y las minas somos muy jodidas, mirá si te delata con Laura, le dije.
-Si es lo que me detiene, pero no se, estoy podrido de pajearme solo, dijo.
Indignado se levantó recogió los platos y los llevó a la pileta de la cocina, volvió por los vasos y se puso a lavar la vajilla.
Me quedé sentada sola en la mesa unos instantes, tuve una necesidad muy morbosa de hacer algo, no estaba segura, si bien soy tremenda puta, mi familia no lo saben y eso me detuvo por unos minutos, pero la puta que soy realmente apareció y dejó de lado la pantalla que mantengo con mis conocidos.
Fuí a la cocina, apoyé mis pechos contra la espalda de mi hermano, y comencé a acariciar el bulto de Javier sobre el pantalon, esperaba que me diga que me detenga o algo por el estilo pero nunca lo hizo. Desabroché el boton de su jean, le bajé el cierre y metí mi mano bajo su boxer, agarré su pija, semi erecta y la saqué hacia afuera, comencé a masturbarlo, en la posición que nos encontrabamos, con mi mano derecha sujetaba su verga venosa y bien proporcionada, sin sacar mis tetas de su espalda, lo masturbe duramente, le apretaba su pija fuertemente y se la sacudía como loca, la tenía tan dura, apenas podía agarrarla. Javier gemía muy fuerte, me preocupé que mi cuñada oyera algo, pero lo dejé pasar, la situación de pajear a mi hermano mientras mi cuñada estaba durmiendo en el otro cuarto, era demasiado, me mojaba toda, sentía mi concha tan húmeda, como pocas veces.
No pasó tanto tiempo hasta que mi hermano largo su semen, grito del placer y sus piernas se aflojaron un poco. Estaba muy agitado. Pero en ningún momento se dió vuelta.
Me arrodille detrás de el, y le pedí que se diera vuelta. Su verga flácida quedó frente a mi cara, y no me pude contener me la puse en la boca, limpié los restos de semen de la cabeza de su pija y empecé a mamarla, lo tomé de sus nalgas y hundía su cuerpo contra mi boca, su pija empezó a crecer dentro mi boca, me la tragaba toda, su pija estaba dentro de mi garganta, entraba y salia, sentía como mi saliba salía por mi boca, en cantidades, la tragué lo mas que pude hasta que llegó a estar completamente erecta y se me hacía muy dificil tragarla toda. Me la saqué, para empezar a chuparle los huevos, mientras con mi mano derecha lo seguía masturbando, llegué a tener sus dos huevos dentro de mi boca.
Yo estaba toda chorreada, sentía como mi tanga estaba empapada con mis fluídos.
Lo quería dentro mio, me paré, me bajé mi calza negra junto con mi tanga negra hasta mis tobillos. Escupí las yemas de mis dedos, y me pasé los dedos por mi ano.
-Rompeme el orto, llename los intestinos de leche, le dije. Mi hermano no me reconocía, quedó paralizado unos instantes, no era la hermana que conocía. Pero su calentura lo llevó a darme vuelta y me empujó contra una de las paredes muy violentamente, golpé mi mejilla contra la pared, y se avalanzó contra mí, sentí su verga tocar mis nalgas, buscando mi ano, cuando lo encontró, hundió su verga sin piedad, y sentí su pija atravesar mi ano, produciendome un dolor muy fuerte, dí un alarido, no sé como mi cuñada no escuchó nada.
Javier tapó mi boca con su mano izquierda, y su mano derecha empezó a amasar mi concha, mientras lo hacía me embestía como una puta de mierda, sentía toda su verga dentro de mi culo, su cuerpo golpeaba mis nalgas violentamente, sentía que me violaba el culo sin piedad, no contuve mis gritos, pero gracias a que su mano tapaba mi boca, no se escuchaban, solo se oían unos gemidos mudos.
Pocas veces me mojé de esa manera, sentía mis fluidos bajar por mis entrepiernas.
En un momento penetró mi vagina con varios de sus dedos, produciendo mucho dolor, su boca mordió mi hombro derecho, y sin soltar su mano de mi boca, descargó su leche en mis intestinos, mientras eyaculaba dentro de mi culo, me mordía mi hombro, fue muy salvaje la situación, pero me hizo correr completamente.
Nos quedamos mudos unos minutos, en la misma posición mientras su pija perdía su erección, sacó su mano de mi concha y empezó a acariciarme mi teta derecha, por debajo de la remera, lo hacía suavemente, pellizcando delicadamente mi pezón.
Cuando sacó su pija practicamente flacida de mi culo, sentí como una gran cantidad de semen salió de mi ano, la mayor parte cayó en mi tanga y calza que estaban bajadas hasta mis tobillos, luego sentí pequeñas cantidades bajar por mis piernas.
Tomé unas servilletas de papel y me limpié mi concha, mi cola y piernas. Mi tanga y calza eran un enchastre, tomé un repasador y la limpié como pude y me las subí.
Mi hermano seguía con los pantalones bajos, le dí un beso en los labios y me despedí.
-Espera, no tenés que irte, me dijo.
-Si ya es tarde, mañana te llamo, le contesté.
Asintió, busqué un saquito que tenía, mi cartera y me fuí.
Camino a mi casa, pensaba en el placer que había sentido, fue una de mis mejores experiencias por lejos, pero a la vez fue raro el hecho que mi hermano conozca mi verdadera personalidad.
Era jueves,
Fué un día más, nada distinto de la típica cena con mi hermano y cuñada. Habíamos cenado temprano, cerca de las 21.30 hs. ya habíamos terminado de cenar y mi cuñada, Laura, se disculpó y se fué a acostar temprano. Mi hermano me contó que el embarazo la tenía bastante mal, con muchos dolores, estaba depresiva, y de un mal humor constante.
Mi hermano descorchó otra botella de vino y nos quedamos hablando en la mesa por un buen rato. Sin darnos cuenta se habían hecho las 23.00 hs., cuando presté atención a la mesa nos habíamos tomado dos botellas de vino. Realmente la estabamos pasando muy bien, era un clima muy relajado, nos contabamos cosas íntimas, cosas de las cuales no solíamos hablar, pero se ve que el tiempo separados y el alcohol, nos llevó a estos tema.
En un momento Javier me contó que hace meses no tenía sexo por culpa de Laura, al principio era un tema de dolores que sufría pero luego perdió el apetito sexual.
Mi hermano siempre fue muy activo sexualmente, recuerdo que siempre tenía novias nuevas, y cada tanto hablando con alguna me contaban lo adicto al sexo que era.
Javier me dijo que la vecina de al lado, le había tirado onda y que lo estaba pensando seriamente.
-No seas tonto, estas a punto de ser padre y las minas somos muy jodidas, mirá si te delata con Laura, le dije.
-Si es lo que me detiene, pero no se, estoy podrido de pajearme solo, dijo.
Indignado se levantó recogió los platos y los llevó a la pileta de la cocina, volvió por los vasos y se puso a lavar la vajilla.
Me quedé sentada sola en la mesa unos instantes, tuve una necesidad muy morbosa de hacer algo, no estaba segura, si bien soy tremenda puta, mi familia no lo saben y eso me detuvo por unos minutos, pero la puta que soy realmente apareció y dejó de lado la pantalla que mantengo con mis conocidos.
Fuí a la cocina, apoyé mis pechos contra la espalda de mi hermano, y comencé a acariciar el bulto de Javier sobre el pantalon, esperaba que me diga que me detenga o algo por el estilo pero nunca lo hizo. Desabroché el boton de su jean, le bajé el cierre y metí mi mano bajo su boxer, agarré su pija, semi erecta y la saqué hacia afuera, comencé a masturbarlo, en la posición que nos encontrabamos, con mi mano derecha sujetaba su verga venosa y bien proporcionada, sin sacar mis tetas de su espalda, lo masturbe duramente, le apretaba su pija fuertemente y se la sacudía como loca, la tenía tan dura, apenas podía agarrarla. Javier gemía muy fuerte, me preocupé que mi cuñada oyera algo, pero lo dejé pasar, la situación de pajear a mi hermano mientras mi cuñada estaba durmiendo en el otro cuarto, era demasiado, me mojaba toda, sentía mi concha tan húmeda, como pocas veces.
No pasó tanto tiempo hasta que mi hermano largo su semen, grito del placer y sus piernas se aflojaron un poco. Estaba muy agitado. Pero en ningún momento se dió vuelta.
Me arrodille detrás de el, y le pedí que se diera vuelta. Su verga flácida quedó frente a mi cara, y no me pude contener me la puse en la boca, limpié los restos de semen de la cabeza de su pija y empecé a mamarla, lo tomé de sus nalgas y hundía su cuerpo contra mi boca, su pija empezó a crecer dentro mi boca, me la tragaba toda, su pija estaba dentro de mi garganta, entraba y salia, sentía como mi saliba salía por mi boca, en cantidades, la tragué lo mas que pude hasta que llegó a estar completamente erecta y se me hacía muy dificil tragarla toda. Me la saqué, para empezar a chuparle los huevos, mientras con mi mano derecha lo seguía masturbando, llegué a tener sus dos huevos dentro de mi boca.
Yo estaba toda chorreada, sentía como mi tanga estaba empapada con mis fluídos.
Lo quería dentro mio, me paré, me bajé mi calza negra junto con mi tanga negra hasta mis tobillos. Escupí las yemas de mis dedos, y me pasé los dedos por mi ano.
-Rompeme el orto, llename los intestinos de leche, le dije. Mi hermano no me reconocía, quedó paralizado unos instantes, no era la hermana que conocía. Pero su calentura lo llevó a darme vuelta y me empujó contra una de las paredes muy violentamente, golpé mi mejilla contra la pared, y se avalanzó contra mí, sentí su verga tocar mis nalgas, buscando mi ano, cuando lo encontró, hundió su verga sin piedad, y sentí su pija atravesar mi ano, produciendome un dolor muy fuerte, dí un alarido, no sé como mi cuñada no escuchó nada.
Javier tapó mi boca con su mano izquierda, y su mano derecha empezó a amasar mi concha, mientras lo hacía me embestía como una puta de mierda, sentía toda su verga dentro de mi culo, su cuerpo golpeaba mis nalgas violentamente, sentía que me violaba el culo sin piedad, no contuve mis gritos, pero gracias a que su mano tapaba mi boca, no se escuchaban, solo se oían unos gemidos mudos.
Pocas veces me mojé de esa manera, sentía mis fluidos bajar por mis entrepiernas.
En un momento penetró mi vagina con varios de sus dedos, produciendo mucho dolor, su boca mordió mi hombro derecho, y sin soltar su mano de mi boca, descargó su leche en mis intestinos, mientras eyaculaba dentro de mi culo, me mordía mi hombro, fue muy salvaje la situación, pero me hizo correr completamente.
Nos quedamos mudos unos minutos, en la misma posición mientras su pija perdía su erección, sacó su mano de mi concha y empezó a acariciarme mi teta derecha, por debajo de la remera, lo hacía suavemente, pellizcando delicadamente mi pezón.
Cuando sacó su pija practicamente flacida de mi culo, sentí como una gran cantidad de semen salió de mi ano, la mayor parte cayó en mi tanga y calza que estaban bajadas hasta mis tobillos, luego sentí pequeñas cantidades bajar por mis piernas.
Tomé unas servilletas de papel y me limpié mi concha, mi cola y piernas. Mi tanga y calza eran un enchastre, tomé un repasador y la limpié como pude y me las subí.
Mi hermano seguía con los pantalones bajos, le dí un beso en los labios y me despedí.
-Espera, no tenés que irte, me dijo.
-Si ya es tarde, mañana te llamo, le contesté.
Asintió, busqué un saquito que tenía, mi cartera y me fuí.
Camino a mi casa, pensaba en el placer que había sentido, fue una de mis mejores experiencias por lejos, pero a la vez fue raro el hecho que mi hermano conozca mi verdadera personalidad.
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