A los pocos días, Luciano y Maríaya habían retomado su relación habitual y todo parecía ser parte de un pasadoreciente.
Luciano había regresado delcolegio con Sofía después de mucho tiempo. Eso sorprendió a María cuando losvio entrar.
- Vamos a estudiar, má
- Ok, dice María con una media sonrisa y los veperderse en su habitación
Esta vez, no quiso ir a escucharlo que pasaba en la habitación para evitar encenderse y terminar masturbándose.Al rato los llamó diciéndoles que estaba la merienda.
La sorprendió ver que ambos estabanmuy serios. Merendaron en silencio y cada uno mirando su teléfono. Al ratoLuciano se levantó y se fue a su cuarto sin invitarla a Sofía, que miró a lamadre de su novio pidiéndole ayuda con los ojos
- ¿Qué pasa? Preguntó María
- Nada, María
- Podes contarme, soy de confianza absoluta
- Nada, nada
- Bueno, él algo me contó
- Ah, ¿sí? Lo voy a matar
- No, quedate tranquila porque voy a estar de tulado
- ¿Como?
- Le voy a enseñar que no puede presionar a unamujer y tiene que respetar sus tiempos
- Gracias, es que…
- Tenés miedo?
- Si, Sofía se quedaba callada
- No tenés que contarme nada, lo es todo
- Es que Luciano tiene… algo….
- Muy grande, ¿no?
- ¿Cómo sabe?
- No importa…y tuteame por favor
- Si, muy (acentuó esta palabra) grande y tengomiedo, dijo con una sonrisa nerviosa
- Bueno, tranquila, yo voy a hablar con él
- No, por favor. Me da mucha vergüenza, dijo lachica
- Te entiendo, pero quedate tranquila que sé cómomanejar a mi hijo. Y también, como manejar la situación
María iba a dejar pasar unos díasantes de encarar a su hijo, pero no pudo. Al otro día, subió al cuarto de él ysin mediar, le dijo
- Luciano, como estas?
- Bien, ¿por?
- ¿Y? ¿cómo vas con Sofía?
- Bien, que se yo
- Ayer vi, porque te conozco, que estabas enojadocon ella
- Sí, es verdad
- ¿Qué pasa?
- No quiere saber nada con coger
- ¿Podes cuidar un poco el lenguaje?
- Si, má, pero…
- Pero me imagino que hacen cosas, ¿no?
- Cada vez menos porque ella no quiere que meentusiasme
- Ah, María quería comprender la actitud de lachica escuchando a su hijo
- Y yo quiero descargarme de otra manera que nosea haciéndome la paja
- Uf, claro, si, te entiendo
- Y me caliento muy fácil, y quiero algo mas
- Bueno, pero tenés que aprender a respetar lostiempos de ella
- Es que creo que nunca se va a animar
- Dale tiempo
- Le voy a dar tiempo, pero estoy con bronca portenerla tan grande
- No tenés que tener bronca
- Sí, porque si fuese normal, ya estaría cogiendoo al menos ella me la chuparía y dice que no puede
- No digas esas cosas, sos normal
- No, má, entiendo que me lo digas paratranquilizarme, pero no soy normal
- Si, lo sos
- No, mami
María lo miró a los ojos con untono desafiante.
- No vuelvas a decir eso, tenés una pija hermosa
No se dio cuenta como salieronesas palabras de su boca y para peor, lo que sucedió después hizo que las cosasentren en una sucesión de hechos sin retorno
- Gracias, mami, pero
El bulto dentro del pantalón deLuciano se movió y no pasó desapercibido para su madre que lo miró con deleitey mordiéndose el labio le dijo
- Por qué no vas al baño a descargarte que ya la tenéscrecida, ¿no?
- No, má apenas si está creciendo, ¡mirá!
En ese momento, Luciano, en un rápidomovimiento, se saca a pija del pantalón y María se detuvo a mirarla. Era realmentehermosa. Así, a media asta, colgaba como un trozo de carne delicioso. Sintióque la sangre le hervía, las sienes le latían y su corazón se aceleraba. Erairracional lo que estaba sucediendo, y más aun lo que pasaba por su cabeza.
No sabe cómo lo hizo, pero María,lejos de retar a su hijo y de decirle que la guarde, extendió su pequeña mano yle agarró la pija. Mirándolo profundamente a los ojos a su hijo le dijo:
- Nunca digas que no sos normal
- Si, má, esto no sirve.
Luciano se quedó de piedra cuandosintió la pequeña mano de su madre tomar su pija
- Esto está muy bien, dijo ella y estiró la pielhacia atrás dejando la cabeza roja totalmente exhibida
María sabía que no correspondíalo que estaba haciendo, pero al sentir el calor, el tamaño y la dureza de esaverga, no pudo detenerse
- Gracias má, me gusta
María tomo conciencia de lo queestaba por hacer y se detuvo en el instante
- Seguí mami, por favor
- No, Luciano, eso no
- Es que estoy muy caliente, decía Luciano yagarrándose la pija empezó una lenta paja
- Luciano… decía María mirándole la verga enorme asu hijo
- Que mami…
- Podes…la boca se le secaba y las palabras no lesalían. Sin embargo, sus ojos no podían despegarse de la verga de su hijo
- Estoy muy caliente, mami
- Esto no está bien, Lucho
- Tocame mami, por favor
- No, dijo María, tocate vos si queres
María quiso conceder algo para notener que acceder a ese deseo de su hijo que también era el suyo. Sabía que sile agarraba la pija nuevamente a su hijo las cosas podrían desmadrarse
- Bueno, má
- Seguí, lo alentaba María
- ¿Te gusta verme?
- Si, dijo ella
- Aghhhh, aghhhhhhhhh, voy a acabar
Así, de pie en su propio cuarto ycon los pantalones y calzoncillos en las rodillas, Luciano se sacudió la pija yunos potentes chorros salieron disparados
- Ayyyyy Lucho…
- ¿Te gusta mami?
- Mucho, respondió María que sin darse cuenta setocaba la concha por encima del jean
- ¿Queres tocarte, mami?
- Si, pero ahora me voy a mi cuarto, dijo ella sinpensar
- Me gustaría verte
- Lo sé, pero no puede ser
- Vos me viste
- Sí, pero no…
- Bueno, dijo decepcionado
- Limpiá bien el piso, por favor, dijo Maríamientras veía la cara de decepción en su hijo
Sin dudarlo, subió y se metió ensu habitación y como pudo se desnudó por completo y tirándose en la cama, semetió primero uno, después dos y finalmente acabó con tres dedos dentro de suempapada concha.
- Aghhhhh ahhhh aghhhhh, acababa sin podercontrolar sus gemidos
Como pudo se recompuso y poniéndosede pie, se metió en la ducha. Mientras el agua caía y recorría su cuerpo, Maríase sonreía al recordar lo que había hecho, pero al instante, la culpa lainvadía y su cara, bañada por el agua, cobraba un rictus de preocupación yseriedad impensado.
Parecía un ejercicio teatral. Laducha, primero y posteriormente secarse y cambiarse, transcurrieron con suestado de ánimo alternando entre alegría y desesperación y culpa.
Como pudo, bajó y por suerte, suhijo seguía metido en su cuarto, de modo que se puso a hacer las tareas de lacasa con la cabeza hecha un remolino. Se la caían las cosas, se olvidaba,dejaba las cosas a medio terminar. No podía concentrarse.
De a poco, fue recobrando lacalma, tratando de decirse a sí misma que no era tan grave, pero que no podíaseguir por ese camino de juegos eróticos con su hijo por más que el deseo lallevara de la mano, como venía haciéndolo.
Así pasaron los días. Alprincipio, se miraban con seriedad con Luciano, pero de a poco fueronrelajándose en el trato
Fue así como un día Lucianoapareció con voz de preocupación
- ¿Que pasa Lucho?
- Sofía, lo de siempre
- ¿Que?
- No quiere saber nada
- Bueno, tenés que respetar sus tiempos
- Dice que es muy grande
- Lo es Luchito, lo es
- ¡¿Ves?!!! Tenía razón yo, es muy grande y nuncavoy a poder, decía casi entre lágrimas su hijo
- Nooooo, Lucho, vas a poder y vas a hacer muyfeliz a Sofía o a quien sea
- No, nunca se va a animar
- Creeme que se va a animar y va a disfrutar mucho
Sin darse cuenta, los pezones deMaría se endurecieron y cerró los ojos para no seguir hablando y diciendo cosasde las cuales se podría llegar a arrepentir
- Vos sos la única a la que le gusta mi pija, dijoLuciano
Eso retumbó en los oídos de María
- Es muy fuerte lo que decís, Lucho
- Es la verdad, mami
- No, la verdad es que a cualquier mujer legustaría esa pija, pero solo dos la vimos y a una le dio miedo
- ¿A vos no te da miedo?
- Luciano, ¿que es esa pregunta?
- Eso, ¿vos no tendrías miedo?
- No, respondió María mirándole el abultadopaquete
- Mami, vos me lo decís solo para hacerme sentirbien
- No, Lucho, te juro por lo que más quiero, quesos vos, que es lo que siento
- Bueno, te creo
- Creeme que es hermosa y debes sentirte orgullosode esto que tenés, dijo María mirándole descaradamente ahora el bulto
Luciano interpretó esa miradacomo una invitación a sacarla y no dudó en hacerlo. Lentamente se desabrochó elcinturón y el botón del pantalón. María lo miraba, pero no emitía sonido alguno
- La voy a sacar para que la veas mejor, decía él
- Bueno, decía María llevada por el deseo
- Queres verla?
- Bueno, no sé si…
Luciano se terminó de sacar lapija totalmente erecta del pantalón, pero la tapo con su mano ocultándola a lavista de su madre que se moría por verla
- Mami, te puedo pedir un favor
- ¿Que, mi amor?
- ¿Puedo verte las tetas?
- Queeeee? Vos estás loco?
- Vos me viste tocándome el otro día y yo quieroverte
- No se Lucho, es mucho…
- ¡Un versito! Rio él
- Si, Jaja decía divertida María
- Es que quiero tocarme ahora como el otro día yme gustaría mirarte
- No, Lucho
- Sé que tenés ganas de verme, mami
- No, bueno…
- No mientas, sino no te voy a creer tampococuando me decís que mi pija es normal
- Te juro por Dios que no te miento, es muy linda,decía tratando de adivinarla mientras su hijo la tapaba como podía
- Dale mami, mostrame, aunque sea un poquito y yote muestro como me pajeo
Luciano, desde chiquito, siempresupo cómo conseguir lo que quisiera de su madre. Nunca imaginó que se trataríade este tipo de cosas
- Dale mami, solo un poquito las tetas
- ¿Te gustan mis tetas? La voz de María sonabaronca y excitada
- Me encantan, mami
- ¿Si hijito? Dijo María
Mirándolo a los ojos se sacó laremera y se quedó en corpiño. Era un corpiño blanco semitransparente que dejabatraslucir muy poco sus erectos pezones. Pensó en quedarse así, pero le parecióinjusto después de todo lo que había visto de su hijo y llevando sus manosatrás tomo el broche del brassier y lo desabrochó con facilidad, pese a losnervios.
Con sus manos tomó las tazas delcorpiño sujetándose las tetas y fue bajándolas dejando al descubierto sus doshermosos pechos coronados por unos pezones rosados, duros y fruncidos deexcitación
Luciano sin darse cuenta secomenzó a pajear y a acercarse más a su madre para poder verla más cerca.
- ¿Te gustan las tetas de mami? Le soltó
- Me encantan
- Siiii, tocate así, miraba María la pija de suhijo pajeándose a centímetros y le costaba contenerse
- ¿Y a vos te gusta mi pija? Luciano jugó fuerte
- Me parece hermosa, dijo María
- ¿Te gustaría tocarla? Luciano se animó
- No debería… María estaba al borde del orgasmo
- No te pregunté si deberías
- Sí, me gustaría, dijo ella
- Vení, Luciano soltó su pija y llevo su mano a lade su madre agarrándola
María hizo un pequeño movimientode detenerlo, pero no era lo que su cuerpo le indicaba y se dejó hacer. La manode ella tomó contacto con la verga dura de su hijo. Primero la yema de losdedos, después la tomó abarcándola y no daba crédito a lo que veían sus ojos ysentía su piel. Mirándola mientras la acariciaba y la volvía a agarrar confirmeza, María ya comenzaba un lento movimiento atrás y adelante con su manomientras la sentía crecer aún más y notaba como le costaba abarcarla con lamano
- Me gusta mucho, má
- ¿Esto?, te gusta mucho?, eso ya era una lenta,pero auténtica paja
- Si, má, me gusta mucho
- Mmmmm, María le miraba la pija a su hijomientras continuaba con esa paja
¿Qué estaba haciendo? Era suhijo, lo tenía muy en claro. A todas luces, no estaba bien lo que hacía, perono podía controlarse. Esa era una pija hermosa y quería tenerla, necesitabatenerla en sus manos. Sentía su juventud, la dureza del miembro era total y eltamaño, increíblemente hermoso. Ambos estaban de pie, madre e hijo, totalmenteabstraídos por la incestuosa situación.
- Seguí mami, dijo Luciano cuando María se detuvoapenas un segundo
- Mmmmm, no está bien esto hijo
- Lo sé, pero por favor seguí, suplicaba Luciano
- Queres que siga?, ahora María lo miró a los ojos
- Por favor…
María siguió con la paja, peroahora le puso un entusiasmo diferente. Quería satisfacer a su hijo y tambiénsatisfacerse ella misma. Estaba muy caliente sintiendo ese trozo duro de carneen su mano. Era una pija hermosa y no quería soltarla por nada del mundo
- Lo voy a hacer por vos, mi amor, le dijo
- Gracias má, dijo Luciano y le acarició lamejilla
- Mmmmm, María se estremeció ante el contacto desu hijo, y aumentó el ritmo
El desnudo pecho de María rozó elbrazo de Luciano
- Me gusta mucho, má…Luciano bajó la mano por elhombro y el brazo mientras con el dedo gordo le rozó una teta a su mamá
- Mmmmm, no hagas eso por favor
- Mmmmm, no te gusta?
- Si, por eso
- Mmmmm, dijo Luciano y sus dedos recorrieron elpezón que pedía a gritos ser tocado
- Aghhhh, Luchoooo
- Aghhhh, acabo mamiiiiii, dijo Luciano
- Mmmmm siiii, daleeeee, dijo ella y se separópara ver como salían disparados esos potentes chorros de semen e impactaban enel suelo
- Aghhhh, Luciano apretó el pecho de su madremientras la miraba
- ¿Te gusta? Le dijo ella mirándolo también
- Mucho mami, gracias
- Tocate mami, le pidió Luciano
- No, ahora no
- ¿Porque?
- Es demasiado
Los chorros de semen no parabande salir de la herramienta de su hijo y María sentía que acababa ella sintocarse.
- ¿Te gustó? Preguntó ella
- Me encantó, mami, pero vos
- Me alegro, dijo
- Pero vos no…
- Yo me arreglo ahora, a mí me gustó mucho también
- Gracias, era lo único que le salía a Luciano
- Me voy a mi cuarto, limpiá bien el piso con unasservilletas de papel
- ¿Te vas a tocar?
- ¿Vos que crees?
- Que si…
- Te mentiría si te digo que no…
- ¿Necesitas ayuda? Vos me ayudaste a mi…
- No, yo puedo sola, y vos también
- Como quieras…
- Gracias igual, dijo María subiendo la escalera
Su vagina era un fuego. Entró ensu cuarto, cerró la puerta y se sacó toda la ropa. Comenzó una lentamasturbación frotando su empapada concha. No duró ni tres minutos y empezó agemir como una loca.
- Aghhhh ahhh ahhh ah ahhhhh
- Me encanta escucharte acabar, mami, se escuchó aLuciano detrás de la puerta
- Aghhh ahhhh ahhhhhh, no podía ni quería retarlo
- Mmmmm, siiiii, mamiiiii, la alentaba Luciano
- Aghhhh aghhh siiiii, dijo ella en un tono masalto para que su hijo la escuche
- Mmmmm si si si mami, acabá asiiii
En ese momento María se puso depie como pudo y desnuda apoyó todo su cuerpo en la puerta tras la cual estabasu hijo y le dijo
- Aghhhhhh ahhhhhhh como estoy acabando porDios!!!!
- Mmmmm, siiiii mamiiiii siiiii, a mi se me estáparando de vuelta
María terminó de acabar y seseparó de la puerta recobrando la compostura. Y volviendo a la realidad le dijosecamente:
- Andate a tu cuarto, por favor Luciano, casi gritabaMaría al borde del llanto
- Que pasa, mami?
- Nada, andate
- Bueno, bueno
María rompió en llanto de culpa.Era muy fuerte lo que había hecho. Lo que habían hecho, porque su hijo tambiénformaba parte de esto y era un actor protagonista de estas escenas de sexoprohibido entre ellos.
Hasta la noche no volvió a bajarcuando lo llamó para cenar. En la cena, junto con el padre, Luciano no hizoningún comentario, se cruzaba miradas con su madre, pero nada. El rostro seriode ella parecía decirlo todo. Había un clima muy tenso, y en un momento, cuandoel padre se levanta, María mira a su hijo y le hace un gesto negando con lacabeza, como diciendo: ¿qué locura lo que hicimos, no? Luciano le sonríe nerviosamentea su madre y vuelve a comer.
- ¿Que pasa que estas tan sonriente? Le preguntóel padre
- Nada, dijo él, lacónico
- Debe ser que está de novio seguramente, replicóel padre
- Puede ser, dijo María y miró cómplice a su hijo
- Estos adolescentes y sus hormonas, dijo el padre
- Es una edad que están revolucionados, dijo la madrecon una mirada cómplice a su hijo
- No me carguen, dijo Luciano y respondió a lacomplicidad de su madre
- Ja, dijo el padre, ya me imaginaba, jaa
Al otro día María era un remolinode sensaciones y decidió que tenía que hablar esto con alguien. No podía seguirquedándoselo para ella porque iba a explotar. No sabía a quién acudir porquemuchas de sus amigas eran muy pacatas y mojigatas. Peor por suerte estabaFlorencia, que era su amiga y madre también de un varón, aunque más chico queLuciano. Con Florencia ya habían tocado temas sexuales y ella era másdesinhibida y abierta. Le pareció la persona más indicada para hablar de esto
- Hola Flor, ¿podes hablar?
- ¿Paso algo?
- Si
- Llamame, me preocupas
La llamó por teléfono y le dijo
- ¿Qué pasó?
- Tengo que contarte algo muy fuerte y no se lovas a poder contar nunca a nadie, ni, aunque nos peleemos y me odies, ¿sí?
- ¿No, quedate tranquila, que pasó?
- No, pará, me tenés que asegurar que esto va aquedar guardado para siempre porque es muy grave.
- ¿Qué pasó? ¡Hablas como si hubieses matado aalguien, Meri!
- No, pero no es un chiste lo que te voy a contar
- ¡¿Qué pasó?!
- No pasó mucho o si, pero
- ¿Que? Contame bien
- Es que no se por dónde empezar
María ordenó sus pensamientos yle contó paso a paso lo que había pasado con su hijo, desde verlo chupándolelas tetas a su novia, sus masturbaciones en secreto y finalmente como le habíahecho la paja a su pequeño para después terminar haciéndose una paja ella consu hijo detrás de la puerta escuchándolo todo.
En la narración María no olvidódetalles de lo hermosa (usó esa palabra) que era la pija de su hijo. Tampocoomitió hacer referencia a su tamaño, firmeza y temperatura, según ellaperfectas. Se animó también a contarle que durante la paja había estado desnudade la cintura para arriba y que su hijo le había acariciado la teta con pasión
Florencia, la escuchó todo eltiempo y cuando terminó le dijo muy lentamente:
- Mirá Meri (ella le decía así) en principioquedate tranquila, que yo no te voy a juzgar y entiendo perfectamente por loque estás pasando. Por un lado, es toda una locura y muy raro por el vínculoque los une, pero por otro, sos una mujer con deseos y si, como me contaste, lapija de tu hijo es así, es natural que sientas esas cosas. Una pija es unapija, dijo y se rió fuerte con una risa ronca
- Ayyyy gracias Flor, gracias por entenderme
- El problema acá, no está en lo que pasó
- ¿No?
- No, y lo sabes. Está en lo que puede llegar apasar estando los dos todo el día bajo el mismo techo y siendo él unadolescente caliente
- Y yo también, no te creas
- Ya me di cuenta por todo lo que me contaste y…
- ¿Y qué?
- Y como me lo contaste
- ¿Porque lo decís?
- Porque se te nota que este re caliente
- ¿Mucho se nota?
- Si
- ¿Crees que él lo notará?
- Mmmmm no sé porque los hombres son muy boludos yél encima en un nene
- No me digas eso que me da más culpa
- Pero por lo que me contaste tiene una verga quede nene no tiene nada
- Noooooo
- Jajajaj
- ¿Estás muy caliente, Meri?
- ¿Ahora o últimamente?
- Las dos cosas
- Últimamente, si, muy
- Bueno, andá con cuidado, no te reprimas, pero nolo busques, quizás fue solo un encuentro y todo sigue por otro carril
- Gracias amiga, gracias
- ¿Te puedo confesar una cosa yo? Le dijoFlorencia
- ¿Que?
- Me calentó un poco lo que me contaste y creo quepor eso no te culpo a vos
- Jajaja, viste! No sabes lo que es tenerla en lamano
- ¿Y en otros lugares? Le dijo Florencia
- No me hagas pensarlo
- ¿No lo pensaste nunca?
- No te voy a mentir, ¡claro que sí!
Después de la caliente yrelajante conversación con su amiga y mientras Luciano estaba en el colegioaprovechó para masturbarse nuevamente ¿Cuántas veces lo había hecho en elúltimo tiempo? Ni en la adolescencia estaba así de caliente todo el tiempo. Sibien había culpa, estaba disfrutando mucho de esta etapa. Por suerte, laconversación con Florencia la tranquilizó
Se desnudó completamente y sepaseó desnuda por el cuarto un tiempo. En un momento de éxtasis total, abrió lapuerta de su cuarto y desnuda como estaba se dirigió a la habitación de suhijo. La recorrió con la mirada y se acostó en su cama y comenzó a masturbarsemuy lentamente metiéndose dedos en la concha. Si supieras lo que estoy haciendoen tu cama como se te pondría esa verga Luchito, pensaba y se volvía loca deplacer. Acabó entre gemidos imaginando la pija de su hijo en la concha, en laboca, en todos lados. Cuando volvió en sí, se dio cuenta que lo que había hechoera muy fuerte. Eso es lo que le pasaba cuando estaba caliente, perdía losestribos. Se volvió su cuarto pasando un dedo húmedo sobre una foto de su hijosonriente con unos compañeros.
Continuará…
Pueden dejarme sus comentarios enreybaco2005@hotmail.com
Telegram @reybaco2005
Luciano había regresado delcolegio con Sofía después de mucho tiempo. Eso sorprendió a María cuando losvio entrar.
- Vamos a estudiar, má
- Ok, dice María con una media sonrisa y los veperderse en su habitación
Esta vez, no quiso ir a escucharlo que pasaba en la habitación para evitar encenderse y terminar masturbándose.Al rato los llamó diciéndoles que estaba la merienda.
La sorprendió ver que ambos estabanmuy serios. Merendaron en silencio y cada uno mirando su teléfono. Al ratoLuciano se levantó y se fue a su cuarto sin invitarla a Sofía, que miró a lamadre de su novio pidiéndole ayuda con los ojos
- ¿Qué pasa? Preguntó María
- Nada, María
- Podes contarme, soy de confianza absoluta
- Nada, nada
- Bueno, él algo me contó
- Ah, ¿sí? Lo voy a matar
- No, quedate tranquila porque voy a estar de tulado
- ¿Como?
- Le voy a enseñar que no puede presionar a unamujer y tiene que respetar sus tiempos
- Gracias, es que…
- Tenés miedo?
- Si, Sofía se quedaba callada
- No tenés que contarme nada, lo es todo
- Es que Luciano tiene… algo….
- Muy grande, ¿no?
- ¿Cómo sabe?
- No importa…y tuteame por favor
- Si, muy (acentuó esta palabra) grande y tengomiedo, dijo con una sonrisa nerviosa
- Bueno, tranquila, yo voy a hablar con él
- No, por favor. Me da mucha vergüenza, dijo lachica
- Te entiendo, pero quedate tranquila que sé cómomanejar a mi hijo. Y también, como manejar la situación
María iba a dejar pasar unos díasantes de encarar a su hijo, pero no pudo. Al otro día, subió al cuarto de él ysin mediar, le dijo
- Luciano, como estas?
- Bien, ¿por?
- ¿Y? ¿cómo vas con Sofía?
- Bien, que se yo
- Ayer vi, porque te conozco, que estabas enojadocon ella
- Sí, es verdad
- ¿Qué pasa?
- No quiere saber nada con coger
- ¿Podes cuidar un poco el lenguaje?
- Si, má, pero…
- Pero me imagino que hacen cosas, ¿no?
- Cada vez menos porque ella no quiere que meentusiasme
- Ah, María quería comprender la actitud de lachica escuchando a su hijo
- Y yo quiero descargarme de otra manera que nosea haciéndome la paja
- Uf, claro, si, te entiendo
- Y me caliento muy fácil, y quiero algo mas
- Bueno, pero tenés que aprender a respetar lostiempos de ella
- Es que creo que nunca se va a animar
- Dale tiempo
- Le voy a dar tiempo, pero estoy con bronca portenerla tan grande
- No tenés que tener bronca
- Sí, porque si fuese normal, ya estaría cogiendoo al menos ella me la chuparía y dice que no puede
- No digas esas cosas, sos normal
- No, má, entiendo que me lo digas paratranquilizarme, pero no soy normal
- Si, lo sos
- No, mami
María lo miró a los ojos con untono desafiante.
- No vuelvas a decir eso, tenés una pija hermosa
No se dio cuenta como salieronesas palabras de su boca y para peor, lo que sucedió después hizo que las cosasentren en una sucesión de hechos sin retorno
- Gracias, mami, pero
El bulto dentro del pantalón deLuciano se movió y no pasó desapercibido para su madre que lo miró con deleitey mordiéndose el labio le dijo
- Por qué no vas al baño a descargarte que ya la tenéscrecida, ¿no?
- No, má apenas si está creciendo, ¡mirá!
En ese momento, Luciano, en un rápidomovimiento, se saca a pija del pantalón y María se detuvo a mirarla. Era realmentehermosa. Así, a media asta, colgaba como un trozo de carne delicioso. Sintióque la sangre le hervía, las sienes le latían y su corazón se aceleraba. Erairracional lo que estaba sucediendo, y más aun lo que pasaba por su cabeza.
No sabe cómo lo hizo, pero María,lejos de retar a su hijo y de decirle que la guarde, extendió su pequeña mano yle agarró la pija. Mirándolo profundamente a los ojos a su hijo le dijo:
- Nunca digas que no sos normal
- Si, má, esto no sirve.
Luciano se quedó de piedra cuandosintió la pequeña mano de su madre tomar su pija
- Esto está muy bien, dijo ella y estiró la pielhacia atrás dejando la cabeza roja totalmente exhibida
María sabía que no correspondíalo que estaba haciendo, pero al sentir el calor, el tamaño y la dureza de esaverga, no pudo detenerse
- Gracias má, me gusta
María tomo conciencia de lo queestaba por hacer y se detuvo en el instante
- Seguí mami, por favor
- No, Luciano, eso no
- Es que estoy muy caliente, decía Luciano yagarrándose la pija empezó una lenta paja
- Luciano… decía María mirándole la verga enorme asu hijo
- Que mami…
- Podes…la boca se le secaba y las palabras no lesalían. Sin embargo, sus ojos no podían despegarse de la verga de su hijo
- Estoy muy caliente, mami
- Esto no está bien, Lucho
- Tocame mami, por favor
- No, dijo María, tocate vos si queres
María quiso conceder algo para notener que acceder a ese deseo de su hijo que también era el suyo. Sabía que sile agarraba la pija nuevamente a su hijo las cosas podrían desmadrarse
- Bueno, má
- Seguí, lo alentaba María
- ¿Te gusta verme?
- Si, dijo ella
- Aghhhh, aghhhhhhhhh, voy a acabar
Así, de pie en su propio cuarto ycon los pantalones y calzoncillos en las rodillas, Luciano se sacudió la pija yunos potentes chorros salieron disparados
- Ayyyyy Lucho…
- ¿Te gusta mami?
- Mucho, respondió María que sin darse cuenta setocaba la concha por encima del jean
- ¿Queres tocarte, mami?
- Si, pero ahora me voy a mi cuarto, dijo ella sinpensar
- Me gustaría verte
- Lo sé, pero no puede ser
- Vos me viste
- Sí, pero no…
- Bueno, dijo decepcionado
- Limpiá bien el piso, por favor, dijo Maríamientras veía la cara de decepción en su hijo
Sin dudarlo, subió y se metió ensu habitación y como pudo se desnudó por completo y tirándose en la cama, semetió primero uno, después dos y finalmente acabó con tres dedos dentro de suempapada concha.
- Aghhhhh ahhhh aghhhhh, acababa sin podercontrolar sus gemidos
Como pudo se recompuso y poniéndosede pie, se metió en la ducha. Mientras el agua caía y recorría su cuerpo, Maríase sonreía al recordar lo que había hecho, pero al instante, la culpa lainvadía y su cara, bañada por el agua, cobraba un rictus de preocupación yseriedad impensado.
Parecía un ejercicio teatral. Laducha, primero y posteriormente secarse y cambiarse, transcurrieron con suestado de ánimo alternando entre alegría y desesperación y culpa.
Como pudo, bajó y por suerte, suhijo seguía metido en su cuarto, de modo que se puso a hacer las tareas de lacasa con la cabeza hecha un remolino. Se la caían las cosas, se olvidaba,dejaba las cosas a medio terminar. No podía concentrarse.
De a poco, fue recobrando lacalma, tratando de decirse a sí misma que no era tan grave, pero que no podíaseguir por ese camino de juegos eróticos con su hijo por más que el deseo lallevara de la mano, como venía haciéndolo.
Así pasaron los días. Alprincipio, se miraban con seriedad con Luciano, pero de a poco fueronrelajándose en el trato
Fue así como un día Lucianoapareció con voz de preocupación
- ¿Que pasa Lucho?
- Sofía, lo de siempre
- ¿Que?
- No quiere saber nada
- Bueno, tenés que respetar sus tiempos
- Dice que es muy grande
- Lo es Luchito, lo es
- ¡¿Ves?!!! Tenía razón yo, es muy grande y nuncavoy a poder, decía casi entre lágrimas su hijo
- Nooooo, Lucho, vas a poder y vas a hacer muyfeliz a Sofía o a quien sea
- No, nunca se va a animar
- Creeme que se va a animar y va a disfrutar mucho
Sin darse cuenta, los pezones deMaría se endurecieron y cerró los ojos para no seguir hablando y diciendo cosasde las cuales se podría llegar a arrepentir
- Vos sos la única a la que le gusta mi pija, dijoLuciano
Eso retumbó en los oídos de María
- Es muy fuerte lo que decís, Lucho
- Es la verdad, mami
- No, la verdad es que a cualquier mujer legustaría esa pija, pero solo dos la vimos y a una le dio miedo
- ¿A vos no te da miedo?
- Luciano, ¿que es esa pregunta?
- Eso, ¿vos no tendrías miedo?
- No, respondió María mirándole el abultadopaquete
- Mami, vos me lo decís solo para hacerme sentirbien
- No, Lucho, te juro por lo que más quiero, quesos vos, que es lo que siento
- Bueno, te creo
- Creeme que es hermosa y debes sentirte orgullosode esto que tenés, dijo María mirándole descaradamente ahora el bulto
Luciano interpretó esa miradacomo una invitación a sacarla y no dudó en hacerlo. Lentamente se desabrochó elcinturón y el botón del pantalón. María lo miraba, pero no emitía sonido alguno
- La voy a sacar para que la veas mejor, decía él
- Bueno, decía María llevada por el deseo
- Queres verla?
- Bueno, no sé si…
Luciano se terminó de sacar lapija totalmente erecta del pantalón, pero la tapo con su mano ocultándola a lavista de su madre que se moría por verla
- Mami, te puedo pedir un favor
- ¿Que, mi amor?
- ¿Puedo verte las tetas?
- Queeeee? Vos estás loco?
- Vos me viste tocándome el otro día y yo quieroverte
- No se Lucho, es mucho…
- ¡Un versito! Rio él
- Si, Jaja decía divertida María
- Es que quiero tocarme ahora como el otro día yme gustaría mirarte
- No, Lucho
- Sé que tenés ganas de verme, mami
- No, bueno…
- No mientas, sino no te voy a creer tampococuando me decís que mi pija es normal
- Te juro por Dios que no te miento, es muy linda,decía tratando de adivinarla mientras su hijo la tapaba como podía
- Dale mami, mostrame, aunque sea un poquito y yote muestro como me pajeo
Luciano, desde chiquito, siempresupo cómo conseguir lo que quisiera de su madre. Nunca imaginó que se trataríade este tipo de cosas
- Dale mami, solo un poquito las tetas
- ¿Te gustan mis tetas? La voz de María sonabaronca y excitada
- Me encantan, mami
- ¿Si hijito? Dijo María
Mirándolo a los ojos se sacó laremera y se quedó en corpiño. Era un corpiño blanco semitransparente que dejabatraslucir muy poco sus erectos pezones. Pensó en quedarse así, pero le parecióinjusto después de todo lo que había visto de su hijo y llevando sus manosatrás tomo el broche del brassier y lo desabrochó con facilidad, pese a losnervios.
Con sus manos tomó las tazas delcorpiño sujetándose las tetas y fue bajándolas dejando al descubierto sus doshermosos pechos coronados por unos pezones rosados, duros y fruncidos deexcitación
Luciano sin darse cuenta secomenzó a pajear y a acercarse más a su madre para poder verla más cerca.
- ¿Te gustan las tetas de mami? Le soltó
- Me encantan
- Siiii, tocate así, miraba María la pija de suhijo pajeándose a centímetros y le costaba contenerse
- ¿Y a vos te gusta mi pija? Luciano jugó fuerte
- Me parece hermosa, dijo María
- ¿Te gustaría tocarla? Luciano se animó
- No debería… María estaba al borde del orgasmo
- No te pregunté si deberías
- Sí, me gustaría, dijo ella
- Vení, Luciano soltó su pija y llevo su mano a lade su madre agarrándola
María hizo un pequeño movimientode detenerlo, pero no era lo que su cuerpo le indicaba y se dejó hacer. La manode ella tomó contacto con la verga dura de su hijo. Primero la yema de losdedos, después la tomó abarcándola y no daba crédito a lo que veían sus ojos ysentía su piel. Mirándola mientras la acariciaba y la volvía a agarrar confirmeza, María ya comenzaba un lento movimiento atrás y adelante con su manomientras la sentía crecer aún más y notaba como le costaba abarcarla con lamano
- Me gusta mucho, má
- ¿Esto?, te gusta mucho?, eso ya era una lenta,pero auténtica paja
- Si, má, me gusta mucho
- Mmmmm, María le miraba la pija a su hijomientras continuaba con esa paja
¿Qué estaba haciendo? Era suhijo, lo tenía muy en claro. A todas luces, no estaba bien lo que hacía, perono podía controlarse. Esa era una pija hermosa y quería tenerla, necesitabatenerla en sus manos. Sentía su juventud, la dureza del miembro era total y eltamaño, increíblemente hermoso. Ambos estaban de pie, madre e hijo, totalmenteabstraídos por la incestuosa situación.
- Seguí mami, dijo Luciano cuando María se detuvoapenas un segundo
- Mmmmm, no está bien esto hijo
- Lo sé, pero por favor seguí, suplicaba Luciano
- Queres que siga?, ahora María lo miró a los ojos
- Por favor…
María siguió con la paja, peroahora le puso un entusiasmo diferente. Quería satisfacer a su hijo y tambiénsatisfacerse ella misma. Estaba muy caliente sintiendo ese trozo duro de carneen su mano. Era una pija hermosa y no quería soltarla por nada del mundo
- Lo voy a hacer por vos, mi amor, le dijo
- Gracias má, dijo Luciano y le acarició lamejilla
- Mmmmm, María se estremeció ante el contacto desu hijo, y aumentó el ritmo
El desnudo pecho de María rozó elbrazo de Luciano
- Me gusta mucho, má…Luciano bajó la mano por elhombro y el brazo mientras con el dedo gordo le rozó una teta a su mamá
- Mmmmm, no hagas eso por favor
- Mmmmm, no te gusta?
- Si, por eso
- Mmmmm, dijo Luciano y sus dedos recorrieron elpezón que pedía a gritos ser tocado
- Aghhhh, Luchoooo
- Aghhhh, acabo mamiiiiii, dijo Luciano
- Mmmmm siiii, daleeeee, dijo ella y se separópara ver como salían disparados esos potentes chorros de semen e impactaban enel suelo
- Aghhhh, Luciano apretó el pecho de su madremientras la miraba
- ¿Te gusta? Le dijo ella mirándolo también
- Mucho mami, gracias
- Tocate mami, le pidió Luciano
- No, ahora no
- ¿Porque?
- Es demasiado
Los chorros de semen no parabande salir de la herramienta de su hijo y María sentía que acababa ella sintocarse.
- ¿Te gustó? Preguntó ella
- Me encantó, mami, pero vos
- Me alegro, dijo
- Pero vos no…
- Yo me arreglo ahora, a mí me gustó mucho también
- Gracias, era lo único que le salía a Luciano
- Me voy a mi cuarto, limpiá bien el piso con unasservilletas de papel
- ¿Te vas a tocar?
- ¿Vos que crees?
- Que si…
- Te mentiría si te digo que no…
- ¿Necesitas ayuda? Vos me ayudaste a mi…
- No, yo puedo sola, y vos también
- Como quieras…
- Gracias igual, dijo María subiendo la escalera
Su vagina era un fuego. Entró ensu cuarto, cerró la puerta y se sacó toda la ropa. Comenzó una lentamasturbación frotando su empapada concha. No duró ni tres minutos y empezó agemir como una loca.
- Aghhhh ahhh ahhh ah ahhhhh
- Me encanta escucharte acabar, mami, se escuchó aLuciano detrás de la puerta
- Aghhh ahhhh ahhhhhh, no podía ni quería retarlo
- Mmmmm, siiiii, mamiiiii, la alentaba Luciano
- Aghhhh aghhh siiiii, dijo ella en un tono masalto para que su hijo la escuche
- Mmmmm si si si mami, acabá asiiii
En ese momento María se puso depie como pudo y desnuda apoyó todo su cuerpo en la puerta tras la cual estabasu hijo y le dijo
- Aghhhhhh ahhhhhhh como estoy acabando porDios!!!!
- Mmmmm, siiiii mamiiiii siiiii, a mi se me estáparando de vuelta
María terminó de acabar y seseparó de la puerta recobrando la compostura. Y volviendo a la realidad le dijosecamente:
- Andate a tu cuarto, por favor Luciano, casi gritabaMaría al borde del llanto
- Que pasa, mami?
- Nada, andate
- Bueno, bueno
María rompió en llanto de culpa.Era muy fuerte lo que había hecho. Lo que habían hecho, porque su hijo tambiénformaba parte de esto y era un actor protagonista de estas escenas de sexoprohibido entre ellos.
Hasta la noche no volvió a bajarcuando lo llamó para cenar. En la cena, junto con el padre, Luciano no hizoningún comentario, se cruzaba miradas con su madre, pero nada. El rostro seriode ella parecía decirlo todo. Había un clima muy tenso, y en un momento, cuandoel padre se levanta, María mira a su hijo y le hace un gesto negando con lacabeza, como diciendo: ¿qué locura lo que hicimos, no? Luciano le sonríe nerviosamentea su madre y vuelve a comer.
- ¿Que pasa que estas tan sonriente? Le preguntóel padre
- Nada, dijo él, lacónico
- Debe ser que está de novio seguramente, replicóel padre
- Puede ser, dijo María y miró cómplice a su hijo
- Estos adolescentes y sus hormonas, dijo el padre
- Es una edad que están revolucionados, dijo la madrecon una mirada cómplice a su hijo
- No me carguen, dijo Luciano y respondió a lacomplicidad de su madre
- Ja, dijo el padre, ya me imaginaba, jaa
Al otro día María era un remolinode sensaciones y decidió que tenía que hablar esto con alguien. No podía seguirquedándoselo para ella porque iba a explotar. No sabía a quién acudir porquemuchas de sus amigas eran muy pacatas y mojigatas. Peor por suerte estabaFlorencia, que era su amiga y madre también de un varón, aunque más chico queLuciano. Con Florencia ya habían tocado temas sexuales y ella era másdesinhibida y abierta. Le pareció la persona más indicada para hablar de esto
- Hola Flor, ¿podes hablar?
- ¿Paso algo?
- Si
- Llamame, me preocupas
La llamó por teléfono y le dijo
- ¿Qué pasó?
- Tengo que contarte algo muy fuerte y no se lovas a poder contar nunca a nadie, ni, aunque nos peleemos y me odies, ¿sí?
- ¿No, quedate tranquila, que pasó?
- No, pará, me tenés que asegurar que esto va aquedar guardado para siempre porque es muy grave.
- ¿Qué pasó? ¡Hablas como si hubieses matado aalguien, Meri!
- No, pero no es un chiste lo que te voy a contar
- ¡¿Qué pasó?!
- No pasó mucho o si, pero
- ¿Que? Contame bien
- Es que no se por dónde empezar
María ordenó sus pensamientos yle contó paso a paso lo que había pasado con su hijo, desde verlo chupándolelas tetas a su novia, sus masturbaciones en secreto y finalmente como le habíahecho la paja a su pequeño para después terminar haciéndose una paja ella consu hijo detrás de la puerta escuchándolo todo.
En la narración María no olvidódetalles de lo hermosa (usó esa palabra) que era la pija de su hijo. Tampocoomitió hacer referencia a su tamaño, firmeza y temperatura, según ellaperfectas. Se animó también a contarle que durante la paja había estado desnudade la cintura para arriba y que su hijo le había acariciado la teta con pasión
Florencia, la escuchó todo eltiempo y cuando terminó le dijo muy lentamente:
- Mirá Meri (ella le decía así) en principioquedate tranquila, que yo no te voy a juzgar y entiendo perfectamente por loque estás pasando. Por un lado, es toda una locura y muy raro por el vínculoque los une, pero por otro, sos una mujer con deseos y si, como me contaste, lapija de tu hijo es así, es natural que sientas esas cosas. Una pija es unapija, dijo y se rió fuerte con una risa ronca
- Ayyyy gracias Flor, gracias por entenderme
- El problema acá, no está en lo que pasó
- ¿No?
- No, y lo sabes. Está en lo que puede llegar apasar estando los dos todo el día bajo el mismo techo y siendo él unadolescente caliente
- Y yo también, no te creas
- Ya me di cuenta por todo lo que me contaste y…
- ¿Y qué?
- Y como me lo contaste
- ¿Porque lo decís?
- Porque se te nota que este re caliente
- ¿Mucho se nota?
- Si
- ¿Crees que él lo notará?
- Mmmmm no sé porque los hombres son muy boludos yél encima en un nene
- No me digas eso que me da más culpa
- Pero por lo que me contaste tiene una verga quede nene no tiene nada
- Noooooo
- Jajajaj
- ¿Estás muy caliente, Meri?
- ¿Ahora o últimamente?
- Las dos cosas
- Últimamente, si, muy
- Bueno, andá con cuidado, no te reprimas, pero nolo busques, quizás fue solo un encuentro y todo sigue por otro carril
- Gracias amiga, gracias
- ¿Te puedo confesar una cosa yo? Le dijoFlorencia
- ¿Que?
- Me calentó un poco lo que me contaste y creo quepor eso no te culpo a vos
- Jajaja, viste! No sabes lo que es tenerla en lamano
- ¿Y en otros lugares? Le dijo Florencia
- No me hagas pensarlo
- ¿No lo pensaste nunca?
- No te voy a mentir, ¡claro que sí!
Después de la caliente yrelajante conversación con su amiga y mientras Luciano estaba en el colegioaprovechó para masturbarse nuevamente ¿Cuántas veces lo había hecho en elúltimo tiempo? Ni en la adolescencia estaba así de caliente todo el tiempo. Sibien había culpa, estaba disfrutando mucho de esta etapa. Por suerte, laconversación con Florencia la tranquilizó
Se desnudó completamente y sepaseó desnuda por el cuarto un tiempo. En un momento de éxtasis total, abrió lapuerta de su cuarto y desnuda como estaba se dirigió a la habitación de suhijo. La recorrió con la mirada y se acostó en su cama y comenzó a masturbarsemuy lentamente metiéndose dedos en la concha. Si supieras lo que estoy haciendoen tu cama como se te pondría esa verga Luchito, pensaba y se volvía loca deplacer. Acabó entre gemidos imaginando la pija de su hijo en la concha, en laboca, en todos lados. Cuando volvió en sí, se dio cuenta que lo que había hechoera muy fuerte. Eso es lo que le pasaba cuando estaba caliente, perdía losestribos. Se volvió su cuarto pasando un dedo húmedo sobre una foto de su hijosonriente con unos compañeros.
Continuará…
Pueden dejarme sus comentarios enreybaco2005@hotmail.com
Telegram @reybaco2005
17 comentarios - Mamá caliente (3)
Abrazo
Gracias por comentar siempre
Ojalá se te de algún día
Gracias por comentar siempre
Gracias amigo
http://www.poringa.net/posts/relatos/5021416/Mama-caliente-1-y-2-resubidos.html
va link
http://www.poringa.net/posts/relatos/5021416/Mama-caliente-1-y-2-resubidos.html
jaja