Luciano (así se llama) siemprefue consentido por María, su madre. No sé si porque fue único hijo o porqueella suplía la falta de cariño de su esposo con el amor por él, pero el caso esque lo consintió hasta límites insospechados.
Hoy Luciano tiene 21 años yMaría, su consentidora madre, 41. Perolos hechos que voy a contar sucedieron un tiempo atrás. Todo lo que pasó, lovoy a relatar con el mayor de los detalles posible. Así que advierto que seráuna historia de mucho morbo, sexo y situaciones incestuosas.
María era por ese entonces unajoven esposa, morocha, delgada de estatura media y con un cuerpo muy cuidado.Tenía en ese momento, y tiene aún, una cintura muy marcada con hermosas caderasy un culo redondo y muy firme. Sus pechos son medianos y se mantienen muyfirmes a su edad. Con respecto a la parte sexual, María estaba muy pocoatendida por su marido ya que éste siempre estaba pendiente de los negocios yla compra y venta de propiedades, autos, dólares y otras cosas.
Quizás fue ese el motivoprincipal por el cual dedicara toda su atención a Luciano.
Toda esta sucesión de hechos, comenzaronun día en que, luego de que Luciano se fuera al colegio, ella se puso aordenarle el cuarto y a hacerle la cama. En el momento de correr las sabanas seencontró con una mancha húmeda. Lo primero que pensó es que se había orinado unpoco, pero de manera instintiva paso las yemas de sus dedos por la tela y vioque estaba húmedo, frío, pero la textura era cremosa. Automáticamente se diocuenta que su hijo ya no era un niño y que había tenido su primera poluciónnocturna.
Así fueron pasando los días ysemanas, y de vez en cuando volvía a aparecer la mancha delatora. Su hijo yatenía erecciones y acabadas como todo un hombre. Fue entonces que empezó agestarse en María una semilla de curiosidad y fue así como se dio cuenta de quesu tierno hijo miraba videos porno en la computadora.
Tengamos en cuenta que, si bienMaría era mayor, no pertenecía a una generación analfabeta digitalmente y supobuscar claramente en la notebook de Luciano el material que calentaba a suchiquito. Pero una cosa lleva a la otra y descubrió, junto con el porno, otrascosas muy interesantes que la metieron en un camino de mucha intriga, calenturay obsesión.
En principio, pudo acceder achats que tenía con sus amigos del colegio y no podía creer que su hijitohablara de tetas, conchas y culos con un nivel de desparpajo tremendo. Esverdad que lo hacía con sus amigos y en la intimidad uno puede soltarse de otramanera. María sabía que estaba mal lo que estaba haciendo al espiar a su hijo.Estaba invadiendo la privacidad de él, pero su curiosidad podía más.
En uno de los chats grupales undía vio que uno de sus amigos, el que ella conocía como el más gracioso delgrupo, escribió: ¡la mamá de Lucho está buena, eh! Estaba sola en el cuarto desu hijo y una sonrisa se le dibujó en la cara. Se sintió orgullosa de podergustarle a un chico de esa edad, y más aún cuando había tantas madres lindas enesa división.
Pasaba el tiempo y María seguíabuscando y mirando, muy de vez en cuando, los chats en la computadora de suhijo. Entre todos estos WhatsApp y conversaciones a las que pudo acceder, unale llamó la atención y era un diálogo muy inocente con su amigo Matías
- Viste lo buena que está Sofía
- Si, la vi
- Me dijeron que te quiere chapar, le decía Matías
- ¿A mí?
- Si, a vos boludo
- Ah
- ¿Y qué esperas?
- ¿Para qué?
- Para decirle algo, no se
- No sé, que se yo…
En otra ocasión, María le estabapreparando, como solía suceder, milanesas de carne fritas con puré de papas.Era la comida preferida de Luciano y es por eso que se esmeraba especialmentepara que quedaran perfectas. Compraba el mejor peceto, los huevos frescos, elrebozador y calculaba las cantidades justas de leche y manteca para el puré. Estaba totalmente abstraída en la cocina yquizás es por eso que no se dio cuenta que su hijo se había ido a su cuarto ylo llamó de un grito “Lucianooooo” para que bajara a comer. Como parecía nooírla, decidió subir y cuando estaba llegando le pareció oír gemidos queprovenían de la habitación de su pequeño. Apoyó su oído en la puerta y escuchóclaramente que era un video que se reproducía en la computadora. Era evidente,su hijo estaba mirando porno.
Como buena y comprensiva madreque era, no quería hacer pasar un momento incómodo a su hijo y por eso le gritódesde unos metros y automáticamente el sonido se detuvo.
Cuando bajó, a María se le escapóuna mirada hacia la entrepierna de su chiquito, cosa que afortunadamente pasódesapercibida para él. Notó que tenía hinchada la zona y que evidentementehabía tenido una erección que estaba bajando. En su cabeza, María empezaba apensar en la etapa que se venía con su hijo adolescente y todo lo queimplicaba. Estaba en otra, cuando Luciano la sacó de sus pensamientos con lapregunta de muchas noches:
- ¿No viene a cenar papá?, preguntó
- ¿Qué?, María estaba con la cabeza en otro lado
- Si papá no viene a cenar hoy tampoco
Ese “tampoco” denotaba la pocapresencia del padre dentro de la casa.
- No, hoy no puede
- Vos lo justificas
- No Lucho, mi amor, no lo justifico
- Podría estar más en casa, ¿no? Dijo su hijo
- Sí, pero tiene trabajo
- Ya tenemos de todo, autos, casa, viajes, ¿porqueno afloja un poco?
- Tenés razón, pero bueno, vamos a comer
A María le impactaba la madurezde su hijo. Quiso salir del paso con la comida y lo consiguió. Así que, puestosa cenar, se divirtieron de lo lindo charlando como siempre lo hacían. Eran unamadre y un hijo muy compinches.
- Tenés novia?
- Mami, que es esa pregunta así de golpe
- Bueno, quiero saber
- No, no tengo
- Pero alguna te gusta, ¿no?
- Si, alguna me gusta
- Bueno, no pregunto mas
Al día siguiente, Luciano entra aducharse y María se da cuenta de que últimamente tarda más de lo habitual.Seguramente de está masturbando, piensa. Eso le trae recuerdos de suadolescencia y todo el tiempo que pasaba masturbándose en su casa de SanIsidro, mientras sus padres peleaban y vivía el tormento de la separación. Sóloesos momentos, en donde a sus jóvenes años se metía bajo las sábanas o en labañera y empezaba a explorar su cuerpo. Siempre fue muy sensible y las partesde su cuerpo así lo eran también. Sin poder evitarlo su mente voló y se vio así misma enjabonando y tocándose los pezones en la bañera, y se calentó. Hacíamucho que no le pasaba de estar caliente en el medio de la nada.
La ducha de su hijo corría hacemucho tiempo. Sabía que tenía tiempo y corrió hacia su cuarto. Cerró la puertay rápidamente se acostó en la cama boca arriba metiéndose la mano dentro de labombacha. La humedad la sorprendió. ¿Cuánto hacia que no se mojaba de esamanera? Sin dudarlo, se metió dos dedos muy profundamente y sus pezones se irguieroncausándole dolor y excitación. Una mano subió y se metió dentro del corpiñopara acariciarse ese botón. Lo disfrutó mucho. Sus dedos seguían dentro de laconcha y ahora salían para frotar su inflamado clítoris. El orgasmo se acercabay no quería que sucediera porque lo estaba disfrutando realmente mucho. ¿Suhijo se estaría masturbando también? Un espasmo la sacudió con ese pensamientoy el orgasmo se precipitó sin vuelta atrás.
- Aghhhhhh aghhhh ahhhhhh ahhhh, aullaba mientrasacababa
- Mami, ¿estás bien? Se escuchó a Ramiro detrás dela puerta
Eso la hizo volver a la realidad.¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cómo pudo haber estado tan alejada de la realidady haberse dejado llevar por el deseo de tocarse? Por suerte se iluminó rápidamente para salirdel paso
- Sí, sí, me golpeé con la cama, aghhhh ahhhh,mintió
- Ah, bueno, está bien
- Aghh, se relajó en la cama
- Había pensado que…
- ¿Que? Se alarmó
- Nada, nada
Ni quiso volver a preguntarle asu hijo que había pensado. ¿Se habrá dado cuenta que estaba acabando? Semoriría de vergüenza si así fuera. Bueno, después de todo seguramente él haríalo mismo. Por otro lado, se sentía feliz de volver a sentir la pasión y elfuego interior que hacía mucho que no sentía.
Pasó un tiempo, no mucho cuando Luciano hablando con sumadre le dice que había invitado a Sofía, una amiga, a tomar la merienda. Lepreguntó si le daba dinero para llevarla a un buen lugar.
- Mmmmm, solo una amiga?
- Si, má, solo una amiga, respondió con seriedad yun poco avergonzado
- Bueno, tranquilo, no pasa nada si es más que unaamiga
- Ya sé
Pero no lo era. Hacía un tiempose había besado con Sofía a la salida del colegio y cada vez con más frecuenciapasaban tiempo juntos. Los primeros besos adolescentes son de las mejores cosasque le pueden pasar a una persona. Y de los primeros besos a las primerascaricias, esos avances y conquistas que lentamente se van logrando. La banderade haber llegado hasta tocar un pecho por encima de la ropa, la cariciaconstante, el bulto que crece se siente en el cuerpo de ella. Todo eso es unaetapa maravillosa y Luciano las disfrutaba a pleno.
Fue en esa salida a merendar endonde al regreso de la merienda pasaron por una plaza y se besaron muchotiempo. En un momento, mientras estaban sentados ella se puso encima de él ysintió su erección completamente. Eso la excitó a la jovencita y se frotó sindisimulo sobre la verga erecta e hinchada de Luciano. Un orgasmo la invadió ysoltó un pequeño gemido. Se separó al instante y lo miró con cara rara a sunovio
- Me encantó
- ¿Si?
- Sí, y lo besó en la boca con más profundidad quenunca
- Mmmmm, a mí también, decía Luciano con la verga másdura que nunca
Siguieron besándose un largo ratoy volvió a su casa caminando y sintiendo dolor en sus testículos, cosa que lopreocupó, pero trató de no darle importancia. No quiso masturbarse al llegar yse fue a estudiar hasta cenar con su padre y su madre.
A los días, María escucha risas yla puerta que se abre y era Luciano su hijo con Sofía, que, aunque no loadmitiera aun, ya tenía el status de novia. Sofía era una nena muy linda, conhermosa sonrisa y dientes, una cabellera ondulada y rubia, muy flaquita y conunos pechos incipientes que se adivinaban debajo del gris uniforme del colegio.
- Hola mami, ella es Sofía
- Hola Sofía
- Viene a estudiar, se apuró Luciano
- Hola, señora
- Decime María y tuteame, por favor
- Hola María, entonces
No tardaron ni un minuto enperderse en la habitación de Luciano y cerrar la puerta tras ellos. Al rato, lacuriosidad la pudo a María y, sigilosa, se acercó a la puerta del cuarto y pudoescuchar que se besaban y ella le decía:
- Pará que puede entrar tu mamá
- No entra sin golpear
- Mmmmm, me da cosa
- Dejame que te toque un poco más… decía él
- Mmmmm, me encanta cómo me tocas, reconocía ella
Ese pequeño diálogo que escuchole provocó una rara mezcla de celos y excitación. ¿Celos por qué? Era su nene,su hijito, pero ya estaba en edad de hacer esas cosas. Encima Sofía parecía unalinda chica para él. Nuevamente la excitación pudo más y sintió que se mojaba. Losrecuerdos de su adolescencia con su novio de ese momento la invadieron. Se vioen su cuarto con Sergio, su novio de ese momento besándose y acariciándose comodos desesperados. Hasta pudo recordar cuando sintió su primer orgasmofrotándose contra el cuerpo de él. Corrió a su cuarto a tocarse, pero esta vezse desnudó por completo y mirándose al espejo se vio hermosa. No tardó ni cincominutos en llegar al orgasmo y acabó con una fuerza tremenda. ¿Qué le pasaba?¿Por qué estaba tan caliente? No le importaba, no era momento de preguntas. Eramomento de disfrutar.
Bajó las escaleras no sin antespegarle un grito a los apasionados jovencitos:
- Luciano, Sofíaaaaa, ya está la merienda en elcomedor
- Ahora vamos
- Gracianas, dijo Sofía
Bajaron y no pudo evitar ver locolorada que estaba Sofía, pero sobre todo lo que le llamó la atención fue elbulto de su hijo. Se lo notaba hinchado y no fue difícil adivinar que su hijocargaba una buena herramienta
Merendaron con desesperación.Ella intentaba cuidar los modos, pero se notaba que tenía hambre. Luciano comiómucho y en un momento que María miró al pasar una mano de él le acariciaba lapierna desnuda debajo del uniforme de colegio de Sofía. La sacudió esa imagen.
Al rato, se pusieron de pie yMaría aprovechó para preguntarles:
- ¿Que están estudiando?
- Historia, dijo Luciano
- Geografía, dijo Sofía al mismo tiempo
- Jajajaja, María se rio con ruido
Sofía se puso colorada y Luciano,también. Subieron las escaleras y María no pudo evitar volver a espiar.Realmente estaba disfrutando esta etapa de espionaje de los movimientos de suhijo. Tras la puerta se escuchaba:
- ¿Sos boludo? ¿Por qué dijiste historia?
- ¿Y vos porque dijiste geografía? Dijo él
- Porque la semana que viene tenemos prueba…
- Uh, no me di cuenta
- Jajaja, me quería morir, dijo Sofía
- No pasa nada, mi mamá es copada
- ¿Se habrá dado cuenta?
- ¿De qué? De que no estábamos estudiando, Lucianoaprovechó para volver a abrazar a Sofía
- Mmmmm, me encanta como me besas, le reconocióella
- Mmmmm, y a mí también como besas vos
- Quiero besarte acá, le dijo el acariciando sustetas
- Mmmmm, no sé, está tu mamá por acá
Si supiera que estoy detrás de lapuerta y escuchando todo, pensó María.
- Dejame un poquito, aunque sea, insistió él
- Solo un poquito dijo ella
María tuvo que bajar a la cocinay pensar en otras cosas porque ya estaba al borde de masturbarse nuevamente. Esosrecuerdos de su adolescencia con su novio y los primeros franeleos que laexcitaban sobremanera.
Al tiempo, Sofía, no tan coloradacomo antes y su hijo bajaban las escaleras y él dijo que la acompañaba a lacasa y volvía.
- Me parece muy bien, dijo María
- Chau María, dijo Sofía
- Chau Sofía, un gusto conocerte, podes venirtodas las veces que quieras
- Gracias
- Chau,má, vuelvo en un rato
Continuará…
Pueden dejarme sus comentarios enreybaco2005@hotmail.com
Telegram @reybaco2005
Hoy Luciano tiene 21 años yMaría, su consentidora madre, 41. Perolos hechos que voy a contar sucedieron un tiempo atrás. Todo lo que pasó, lovoy a relatar con el mayor de los detalles posible. Así que advierto que seráuna historia de mucho morbo, sexo y situaciones incestuosas.
María era por ese entonces unajoven esposa, morocha, delgada de estatura media y con un cuerpo muy cuidado.Tenía en ese momento, y tiene aún, una cintura muy marcada con hermosas caderasy un culo redondo y muy firme. Sus pechos son medianos y se mantienen muyfirmes a su edad. Con respecto a la parte sexual, María estaba muy pocoatendida por su marido ya que éste siempre estaba pendiente de los negocios yla compra y venta de propiedades, autos, dólares y otras cosas.
Quizás fue ese el motivoprincipal por el cual dedicara toda su atención a Luciano.
Toda esta sucesión de hechos, comenzaronun día en que, luego de que Luciano se fuera al colegio, ella se puso aordenarle el cuarto y a hacerle la cama. En el momento de correr las sabanas seencontró con una mancha húmeda. Lo primero que pensó es que se había orinado unpoco, pero de manera instintiva paso las yemas de sus dedos por la tela y vioque estaba húmedo, frío, pero la textura era cremosa. Automáticamente se diocuenta que su hijo ya no era un niño y que había tenido su primera poluciónnocturna.
Así fueron pasando los días ysemanas, y de vez en cuando volvía a aparecer la mancha delatora. Su hijo yatenía erecciones y acabadas como todo un hombre. Fue entonces que empezó agestarse en María una semilla de curiosidad y fue así como se dio cuenta de quesu tierno hijo miraba videos porno en la computadora.
Tengamos en cuenta que, si bienMaría era mayor, no pertenecía a una generación analfabeta digitalmente y supobuscar claramente en la notebook de Luciano el material que calentaba a suchiquito. Pero una cosa lleva a la otra y descubrió, junto con el porno, otrascosas muy interesantes que la metieron en un camino de mucha intriga, calenturay obsesión.
En principio, pudo acceder achats que tenía con sus amigos del colegio y no podía creer que su hijitohablara de tetas, conchas y culos con un nivel de desparpajo tremendo. Esverdad que lo hacía con sus amigos y en la intimidad uno puede soltarse de otramanera. María sabía que estaba mal lo que estaba haciendo al espiar a su hijo.Estaba invadiendo la privacidad de él, pero su curiosidad podía más.
En uno de los chats grupales undía vio que uno de sus amigos, el que ella conocía como el más gracioso delgrupo, escribió: ¡la mamá de Lucho está buena, eh! Estaba sola en el cuarto desu hijo y una sonrisa se le dibujó en la cara. Se sintió orgullosa de podergustarle a un chico de esa edad, y más aún cuando había tantas madres lindas enesa división.
Pasaba el tiempo y María seguíabuscando y mirando, muy de vez en cuando, los chats en la computadora de suhijo. Entre todos estos WhatsApp y conversaciones a las que pudo acceder, unale llamó la atención y era un diálogo muy inocente con su amigo Matías
- Viste lo buena que está Sofía
- Si, la vi
- Me dijeron que te quiere chapar, le decía Matías
- ¿A mí?
- Si, a vos boludo
- Ah
- ¿Y qué esperas?
- ¿Para qué?
- Para decirle algo, no se
- No sé, que se yo…
En otra ocasión, María le estabapreparando, como solía suceder, milanesas de carne fritas con puré de papas.Era la comida preferida de Luciano y es por eso que se esmeraba especialmentepara que quedaran perfectas. Compraba el mejor peceto, los huevos frescos, elrebozador y calculaba las cantidades justas de leche y manteca para el puré. Estaba totalmente abstraída en la cocina yquizás es por eso que no se dio cuenta que su hijo se había ido a su cuarto ylo llamó de un grito “Lucianooooo” para que bajara a comer. Como parecía nooírla, decidió subir y cuando estaba llegando le pareció oír gemidos queprovenían de la habitación de su pequeño. Apoyó su oído en la puerta y escuchóclaramente que era un video que se reproducía en la computadora. Era evidente,su hijo estaba mirando porno.
Como buena y comprensiva madreque era, no quería hacer pasar un momento incómodo a su hijo y por eso le gritódesde unos metros y automáticamente el sonido se detuvo.
Cuando bajó, a María se le escapóuna mirada hacia la entrepierna de su chiquito, cosa que afortunadamente pasódesapercibida para él. Notó que tenía hinchada la zona y que evidentementehabía tenido una erección que estaba bajando. En su cabeza, María empezaba apensar en la etapa que se venía con su hijo adolescente y todo lo queimplicaba. Estaba en otra, cuando Luciano la sacó de sus pensamientos con lapregunta de muchas noches:
- ¿No viene a cenar papá?, preguntó
- ¿Qué?, María estaba con la cabeza en otro lado
- Si papá no viene a cenar hoy tampoco
Ese “tampoco” denotaba la pocapresencia del padre dentro de la casa.
- No, hoy no puede
- Vos lo justificas
- No Lucho, mi amor, no lo justifico
- Podría estar más en casa, ¿no? Dijo su hijo
- Sí, pero tiene trabajo
- Ya tenemos de todo, autos, casa, viajes, ¿porqueno afloja un poco?
- Tenés razón, pero bueno, vamos a comer
A María le impactaba la madurezde su hijo. Quiso salir del paso con la comida y lo consiguió. Así que, puestosa cenar, se divirtieron de lo lindo charlando como siempre lo hacían. Eran unamadre y un hijo muy compinches.
- Tenés novia?
- Mami, que es esa pregunta así de golpe
- Bueno, quiero saber
- No, no tengo
- Pero alguna te gusta, ¿no?
- Si, alguna me gusta
- Bueno, no pregunto mas
Al día siguiente, Luciano entra aducharse y María se da cuenta de que últimamente tarda más de lo habitual.Seguramente de está masturbando, piensa. Eso le trae recuerdos de suadolescencia y todo el tiempo que pasaba masturbándose en su casa de SanIsidro, mientras sus padres peleaban y vivía el tormento de la separación. Sóloesos momentos, en donde a sus jóvenes años se metía bajo las sábanas o en labañera y empezaba a explorar su cuerpo. Siempre fue muy sensible y las partesde su cuerpo así lo eran también. Sin poder evitarlo su mente voló y se vio así misma enjabonando y tocándose los pezones en la bañera, y se calentó. Hacíamucho que no le pasaba de estar caliente en el medio de la nada.
La ducha de su hijo corría hacemucho tiempo. Sabía que tenía tiempo y corrió hacia su cuarto. Cerró la puertay rápidamente se acostó en la cama boca arriba metiéndose la mano dentro de labombacha. La humedad la sorprendió. ¿Cuánto hacia que no se mojaba de esamanera? Sin dudarlo, se metió dos dedos muy profundamente y sus pezones se irguieroncausándole dolor y excitación. Una mano subió y se metió dentro del corpiñopara acariciarse ese botón. Lo disfrutó mucho. Sus dedos seguían dentro de laconcha y ahora salían para frotar su inflamado clítoris. El orgasmo se acercabay no quería que sucediera porque lo estaba disfrutando realmente mucho. ¿Suhijo se estaría masturbando también? Un espasmo la sacudió con ese pensamientoy el orgasmo se precipitó sin vuelta atrás.
- Aghhhhhh aghhhh ahhhhhh ahhhh, aullaba mientrasacababa
- Mami, ¿estás bien? Se escuchó a Ramiro detrás dela puerta
Eso la hizo volver a la realidad.¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cómo pudo haber estado tan alejada de la realidady haberse dejado llevar por el deseo de tocarse? Por suerte se iluminó rápidamente para salirdel paso
- Sí, sí, me golpeé con la cama, aghhhh ahhhh,mintió
- Ah, bueno, está bien
- Aghh, se relajó en la cama
- Había pensado que…
- ¿Que? Se alarmó
- Nada, nada
Ni quiso volver a preguntarle asu hijo que había pensado. ¿Se habrá dado cuenta que estaba acabando? Semoriría de vergüenza si así fuera. Bueno, después de todo seguramente él haríalo mismo. Por otro lado, se sentía feliz de volver a sentir la pasión y elfuego interior que hacía mucho que no sentía.
Pasó un tiempo, no mucho cuando Luciano hablando con sumadre le dice que había invitado a Sofía, una amiga, a tomar la merienda. Lepreguntó si le daba dinero para llevarla a un buen lugar.
- Mmmmm, solo una amiga?
- Si, má, solo una amiga, respondió con seriedad yun poco avergonzado
- Bueno, tranquilo, no pasa nada si es más que unaamiga
- Ya sé
Pero no lo era. Hacía un tiempose había besado con Sofía a la salida del colegio y cada vez con más frecuenciapasaban tiempo juntos. Los primeros besos adolescentes son de las mejores cosasque le pueden pasar a una persona. Y de los primeros besos a las primerascaricias, esos avances y conquistas que lentamente se van logrando. La banderade haber llegado hasta tocar un pecho por encima de la ropa, la cariciaconstante, el bulto que crece se siente en el cuerpo de ella. Todo eso es unaetapa maravillosa y Luciano las disfrutaba a pleno.
Fue en esa salida a merendar endonde al regreso de la merienda pasaron por una plaza y se besaron muchotiempo. En un momento, mientras estaban sentados ella se puso encima de él ysintió su erección completamente. Eso la excitó a la jovencita y se frotó sindisimulo sobre la verga erecta e hinchada de Luciano. Un orgasmo la invadió ysoltó un pequeño gemido. Se separó al instante y lo miró con cara rara a sunovio
- Me encantó
- ¿Si?
- Sí, y lo besó en la boca con más profundidad quenunca
- Mmmmm, a mí también, decía Luciano con la verga másdura que nunca
Siguieron besándose un largo ratoy volvió a su casa caminando y sintiendo dolor en sus testículos, cosa que lopreocupó, pero trató de no darle importancia. No quiso masturbarse al llegar yse fue a estudiar hasta cenar con su padre y su madre.
A los días, María escucha risas yla puerta que se abre y era Luciano su hijo con Sofía, que, aunque no loadmitiera aun, ya tenía el status de novia. Sofía era una nena muy linda, conhermosa sonrisa y dientes, una cabellera ondulada y rubia, muy flaquita y conunos pechos incipientes que se adivinaban debajo del gris uniforme del colegio.
- Hola mami, ella es Sofía
- Hola Sofía
- Viene a estudiar, se apuró Luciano
- Hola, señora
- Decime María y tuteame, por favor
- Hola María, entonces
No tardaron ni un minuto enperderse en la habitación de Luciano y cerrar la puerta tras ellos. Al rato, lacuriosidad la pudo a María y, sigilosa, se acercó a la puerta del cuarto y pudoescuchar que se besaban y ella le decía:
- Pará que puede entrar tu mamá
- No entra sin golpear
- Mmmmm, me da cosa
- Dejame que te toque un poco más… decía él
- Mmmmm, me encanta cómo me tocas, reconocía ella
Ese pequeño diálogo que escuchole provocó una rara mezcla de celos y excitación. ¿Celos por qué? Era su nene,su hijito, pero ya estaba en edad de hacer esas cosas. Encima Sofía parecía unalinda chica para él. Nuevamente la excitación pudo más y sintió que se mojaba. Losrecuerdos de su adolescencia con su novio de ese momento la invadieron. Se vioen su cuarto con Sergio, su novio de ese momento besándose y acariciándose comodos desesperados. Hasta pudo recordar cuando sintió su primer orgasmofrotándose contra el cuerpo de él. Corrió a su cuarto a tocarse, pero esta vezse desnudó por completo y mirándose al espejo se vio hermosa. No tardó ni cincominutos en llegar al orgasmo y acabó con una fuerza tremenda. ¿Qué le pasaba?¿Por qué estaba tan caliente? No le importaba, no era momento de preguntas. Eramomento de disfrutar.
Bajó las escaleras no sin antespegarle un grito a los apasionados jovencitos:
- Luciano, Sofíaaaaa, ya está la merienda en elcomedor
- Ahora vamos
- Gracianas, dijo Sofía
Bajaron y no pudo evitar ver locolorada que estaba Sofía, pero sobre todo lo que le llamó la atención fue elbulto de su hijo. Se lo notaba hinchado y no fue difícil adivinar que su hijocargaba una buena herramienta
Merendaron con desesperación.Ella intentaba cuidar los modos, pero se notaba que tenía hambre. Luciano comiómucho y en un momento que María miró al pasar una mano de él le acariciaba lapierna desnuda debajo del uniforme de colegio de Sofía. La sacudió esa imagen.
Al rato, se pusieron de pie yMaría aprovechó para preguntarles:
- ¿Que están estudiando?
- Historia, dijo Luciano
- Geografía, dijo Sofía al mismo tiempo
- Jajajaja, María se rio con ruido
Sofía se puso colorada y Luciano,también. Subieron las escaleras y María no pudo evitar volver a espiar.Realmente estaba disfrutando esta etapa de espionaje de los movimientos de suhijo. Tras la puerta se escuchaba:
- ¿Sos boludo? ¿Por qué dijiste historia?
- ¿Y vos porque dijiste geografía? Dijo él
- Porque la semana que viene tenemos prueba…
- Uh, no me di cuenta
- Jajaja, me quería morir, dijo Sofía
- No pasa nada, mi mamá es copada
- ¿Se habrá dado cuenta?
- ¿De qué? De que no estábamos estudiando, Lucianoaprovechó para volver a abrazar a Sofía
- Mmmmm, me encanta como me besas, le reconocióella
- Mmmmm, y a mí también como besas vos
- Quiero besarte acá, le dijo el acariciando sustetas
- Mmmmm, no sé, está tu mamá por acá
Si supiera que estoy detrás de lapuerta y escuchando todo, pensó María.
- Dejame un poquito, aunque sea, insistió él
- Solo un poquito dijo ella
María tuvo que bajar a la cocinay pensar en otras cosas porque ya estaba al borde de masturbarse nuevamente. Esosrecuerdos de su adolescencia con su novio y los primeros franeleos que laexcitaban sobremanera.
Al tiempo, Sofía, no tan coloradacomo antes y su hijo bajaban las escaleras y él dijo que la acompañaba a lacasa y volvía.
- Me parece muy bien, dijo María
- Chau María, dijo Sofía
- Chau Sofía, un gusto conocerte, podes venirtodas las veces que quieras
- Gracias
- Chau,má, vuelvo en un rato
Continuará…
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