Estaba súper cachonda que quería un pene adentro de mí, pero no podía sacar mis juguetes del armario porque despertaría a mí esposo.
Así que bajaba a la cocina y agarraba un pepino, sacaba un condón de mí cajón y me iba al baño de visitas
Agarré el pepino y le puse el condón, quería que alguien me rompiera el culo, no importaba quien fuera, pero quería quedar abierta.
Una vez que el pepino tenía el condón puesto, empecé a ponerle lubricante, en mucha cantidad ya que el pepino era bastante grueso, lo coloqué abajo de mi y me puse en cuclillas, empezando a sentarme sobre el, metiendolo en mi panocha, se sentía delicioso, era grueso y largo como me gustaban los penes.
Empecé a subir y bajar suavemente, estaba disfrutando la textura de esa verga imaginaria.
Seguí cabalgando el pepino mientras gemía en un volumen un poco alto, quería que alguien me escuchará y lo que más me excitaba es que la puerta estaba abierta, así que cualquier que pasara me podría ver. Mi vagina escurría de mis jugos, mi cuerpo me pedía más verga, así que empecé a incrementar la fuerza con la que me clavaba el pepino.
Saqué el pepino de mi vagina y le puse más lubricante, estaba dispuesta a romperme el culo aunque me dejara invalida.
Lo llené de lubricante y me puse otro poco más en mi culito, lo puse debajo de mi y empecé a sentarme sobre el, rápidamente se empezó a deslizar por mi ano, iba abriéndose paso fácilmente por la cantidad de lubricante que tenía, a pesar del lubricante por el grosor, me estaba doliendo, así que empecé a quejarme mientras gemía al mismo tiempo, mordí mis labios para que no se escuchará, pero mientras más me sentaba en el y me comía el pepino, más dolor, hasta que me lo comí casi todo.
Me quedé sentada con el pepino dentro de mi culo por un rato, en lo que me acostumbraba.
Al pasar unos 5 minutos noté que la sensación de expulsar se había esfumado, así que empecé a deslizar mi culo hacia arriba y sacar casi todo el pepino de mi culo para volver a meterlo, poco a poco fuí incrementando la velocidad, hasta llegar a darme sentones sobre él.
Se sentía delicioso, pero aquí no podía evitar gemir fuerte, estaba casi gritando por el placer, mientras lo cabalgaba me daba de nalgadas y me pellizcaba los pezones, quería ser violada y maltratada, mi vagina estaba hecha agua, empecé a frotar mi clítoris rápidamente, mis piernas empezaban a temblar, me sentía tan caliente que quería ir a pedirle verga a Arturo o cualquiera de los otros dos y se vinieran dentro de mí.
Así estuve, hasta que me corrí, un chorro salió de mi vagina y no pude evitar soltar un grito y decir cógeme hasta romperme.
Al terminar, me puse mi tanguita y me fuí acostar
Continuará.......
Así que bajaba a la cocina y agarraba un pepino, sacaba un condón de mí cajón y me iba al baño de visitas
Agarré el pepino y le puse el condón, quería que alguien me rompiera el culo, no importaba quien fuera, pero quería quedar abierta.
Una vez que el pepino tenía el condón puesto, empecé a ponerle lubricante, en mucha cantidad ya que el pepino era bastante grueso, lo coloqué abajo de mi y me puse en cuclillas, empezando a sentarme sobre el, metiendolo en mi panocha, se sentía delicioso, era grueso y largo como me gustaban los penes.
Empecé a subir y bajar suavemente, estaba disfrutando la textura de esa verga imaginaria.
Seguí cabalgando el pepino mientras gemía en un volumen un poco alto, quería que alguien me escuchará y lo que más me excitaba es que la puerta estaba abierta, así que cualquier que pasara me podría ver. Mi vagina escurría de mis jugos, mi cuerpo me pedía más verga, así que empecé a incrementar la fuerza con la que me clavaba el pepino.
Saqué el pepino de mi vagina y le puse más lubricante, estaba dispuesta a romperme el culo aunque me dejara invalida.
Lo llené de lubricante y me puse otro poco más en mi culito, lo puse debajo de mi y empecé a sentarme sobre el, rápidamente se empezó a deslizar por mi ano, iba abriéndose paso fácilmente por la cantidad de lubricante que tenía, a pesar del lubricante por el grosor, me estaba doliendo, así que empecé a quejarme mientras gemía al mismo tiempo, mordí mis labios para que no se escuchará, pero mientras más me sentaba en el y me comía el pepino, más dolor, hasta que me lo comí casi todo.
Me quedé sentada con el pepino dentro de mi culo por un rato, en lo que me acostumbraba.
Al pasar unos 5 minutos noté que la sensación de expulsar se había esfumado, así que empecé a deslizar mi culo hacia arriba y sacar casi todo el pepino de mi culo para volver a meterlo, poco a poco fuí incrementando la velocidad, hasta llegar a darme sentones sobre él.
Se sentía delicioso, pero aquí no podía evitar gemir fuerte, estaba casi gritando por el placer, mientras lo cabalgaba me daba de nalgadas y me pellizcaba los pezones, quería ser violada y maltratada, mi vagina estaba hecha agua, empecé a frotar mi clítoris rápidamente, mis piernas empezaban a temblar, me sentía tan caliente que quería ir a pedirle verga a Arturo o cualquiera de los otros dos y se vinieran dentro de mí.
Así estuve, hasta que me corrí, un chorro salió de mi vagina y no pude evitar soltar un grito y decir cógeme hasta romperme.
Al terminar, me puse mi tanguita y me fuí acostar
Continuará.......
1 comentarios - Cambio de casa parte 16