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"Una familia ensamblada"

Yo, con mis 45 años volvía a formar familia, o como dicenahora, una familia ensamblada. Por un lado, el mío, estaba yo y mi hijo Nahuelde 18 años, por el otro, el de ella, Beatriz, mi futura mujer, y su hija Sofíade 19. Llevábamos en pareja solamente un año y como ya estábamos grandesdecidimos dejar de hacernos los novios adolescentes y formalizar. Viviríamos ensu casa de Temperley que era grande, herencia de su familia. Yo docente dehistoria, ella propietaria de un comercio textil, también herencia de familia.En nuestro corto “noviazgo” mi hijo y su hija se habían conocido poco,obviamente ambos terminando la secundaria y cada uno en su mundo, no habíantenido mayor oportunidad para socializar, así que se vieron enfrentados, de undía para el otro, a una convivencia de hermanastros que nunca habían imaginado.
Para celebrar nuestra unión decidimos hacer un eventofamiliar, para pocos, un almuerzo en nuestra casa, el brindis y a continuar connuestra rutina, es decir, el trabajo y la facultad de los chicos. La casacontaba con varios cuartos. El nuestro se ubicaba en la planta alta y los deSofía y Nahuel en la planta baja.
Transcurrieron los primeros meses de convivencia y como entoda pareja tuvimos nuestros roces, pero para tristeza de mi mujer y mía, Sofíay Nahuel no solo se llevaban mal, sino que a simple vista se odiaban. Discutíanpor cualquier nimiedad. Al momento de sentarnos a cenar no paraban las quejasde uno hacia el otro y no había día en que no hubiera conflicto que resolver entreambos.
Había llegado fin de año y se aproximaban nuestras primerasfiestas como familia, por lo tanto decidimos pasarlo en casa e invitar a unospocos amigos y familia. Esa tarde mientras yo preparaba el asado y Beatriz mimujer se encargaba de la mesa dulce escuchamos los gritos habituales de cadapelea entre Nahuel y Sofía, pero ésta vez habían llegado al punto de tener quesepararlos. Cuando llegamos al pasillo ambos estaban casi que trenzados comodos perros furiosos, los separamos y los enviamos a sus cuartos.
Llego la noche, los invitados y la hora de celebrar. Yo, comoera el asador decidí vestirme simple, jean y remera, mi mujer un vestiditosimple pero muy elegante, pero mi sorpresa mayo fue Sofía, Bajó de su cuartocon un short súper apretado blanco que dejaba ver sus nalgas suaves, arriba untop de encaje negro muy escotado, botas y maquillada como si fuera una de éstasinfluencers que muestran todo en redes. Nahuel, que había sido obligad aayudarme con el asado estaba a mi lado, y creo que nadie lo notó, pero ambosquedamos boquiabiertos al ver a semejante hembra. Mi mujer le recriminó inmediatamentesu vestimenta, alegando que no era ocasión para vestirse así. Sofía argumentóque luego de la cena saldría a bailar con amigas. Luego de una discusión que nollegaba a su fin, ya que Sofía se saldría con la suya, se convino que Nahuel,como hermanastro responsable, acompañaría a su hermana del corazón a bailar. Mellamó la atención que Nahuel no abrió la boca para protestar, simplementeasintió con la cabeza.
Esa noche cenamos, brindamos, charlamos bebimos y cada unopartió a su casa. Nos acostamos y yo como siempre que bebo demasiado suelodesvelarme. Creo que eran aproximadamente las cinco de la mañana cuando escucheel sonido de la puerta, supuse que eran los chicos que llegaban así que measome por la escalera y efectivamente eran ellos. Vi que cada uno se dispuso aentrar en su cuarto y me quedé tranquilo. Los minutos pasaban y el sueñoevidentemente  no iba a venir a mí, asíque decidí bajar a tomar algo. Lo hice cautelosamente para no despertar anadie, pero al bajar comencé a escuchar una especie de gemidos que provenían deuno de los cuartos, -ufff-, pensé, -otra vez se pelearon y Nahuel hizo llorar aSofía- Me acerque más y al asomarme por la hendija de la puerta tuve un huracánde sensaciones que me recorrieron por completo. Los cuerpos desnudos de Nahuely Sofía, los hermanastros, los hermanos del corazón, que tanto se odiaban,cogiendo, traspirados a la luz del amanecer que se asomaba. Sofía arrodilladaen cuatro en la cama, sus tetas perfectas colgando y Nahuel desde atráspenetrándola, tomándola de la cintura y las tetas, golpeando sus huevos en elculo hermoso, ese culo que horas antes había visto en mini short, ese culo queahora recibía la pija de mi hijo sin parar. Ese espectáculo hermoso a mi vista hizoque sin pensarlo saque la pija de mi bóxer y comience a pajearme. ¡Cómodisfrutaba de ese acto prohibido¡ que caliente estaba de verlos coger como dosadolescentes en celo, de escuchar los gemidos de sofí, porque no se aguantabade tanto gozar! 
Acabaron ellos y acabe yo, en mi mano llena de semen. Corríal baño a limpiarme, ya había amanecido por completo. Al volver a mi cuarto,pase por donde se había cometido tal acto y pude ver a los hermanitos, desnudos,acabados, abrazados.




Espero que les haya gustado y que comenten

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