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Resort Sexual - Capítulo 9

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9. Capítulo 9

Día 9. Al despertar

Me desperté por la mañana con algo sobre mi pecho. O más bien, alguien. Julio se había escurrido sobre mi cama y ahora me daba besos por todo el pecho y el cuello. Cuando vio que abrí los ojos, solo dijo un "Buenos días" y continuó a lo suyo.

"Amaneciendo así, desde luego que lo son", reí. "¿Y Leo?"

"Sigue durmiendo. Así que he aprovechado un poco", respondió. De pronto noté sus manos acariciando mi pelvis. "¿Sabes? Eres el primero con el que dormimos"

"¿Nunca os lleváis los amantes por la noche?"

"No. Las noches son para nosotros. Pero a Leo se le antojó lo de follar contigo"

"Oh..."

"Tranquilo, fue un buen plan", dijo mientras me sonreía. "Me lo pasé genial anoche. Esto es algo excepcional", dijo y me puso la mano directamente sobre mi picha. "Tan calentita y tan grande"

"¿Estás provocándome para follar?", pregunté, aunque conocía la respuesta.

"La verdad es que sí. Mientras Leo se despierta, soy todo tuyo, JP. ¿Qué quieres hacer?"

"Me encantó cómo me la chupaste anoche. Quiero que me des una mamada"

"Jeje, bien. La verdad, yo tengo un poco de hambre de esa polla gruesa que tienes. Toma asiento"

Cambié de posición y me senté en el sofá. Cerca de Leo. Cerca de su cara. Julio sonrió, se puso a cuatro patas en el suelo y se acercó a mi como si fuera un gatito. Según llegó entre mis piernas, tomó mi polla endurecida con una mano, dándole una chupada tentativa.

"Mmm, ¿te gusta esto, JP?"

"Tu lengua es muy suave..."

"Y tu polla está tan dura", sonrió con picardía y continuó chupando arriba y abajo de mi falo. Su lengua talentosa se sentía increíble mientras masajeaba mi erección, que latía envuelta en su mano.

Dejé escapar un suspiro cuando, sin avisarme, sus labios se envolvieron alrededor de la cabeza de mi polla. Sus ojos miraron brillantes a los míos, juguetón.

"Joder, esto se siente genial", suspiré.

Julio respondió moviendo su cabeza arriba y abajo, chupando mi polla con medido entusiasmo. Dentro de su boca, podía sentir su lengua experta frotándose con la punta. De alguna manera, era capaz de encontrar el punto exacto en cada movimiento con su cabeza, acercándome cada vez más al límite. Sus cabellos se agitaban al tiempo que su cabeza subía y bajada por mi polla, sus ojos no se apartaban de mi mirada. Era demasiado bueno, muy hábil, y me estaba llevando al éxtasis.

"¡Julio, me voy a correr!", grité. "¡Trágatelo!"

Julio no detuvo su movimiento en absoluto. En todo caso aumentó el ritmo, y llegué al punto de no retorno.

"¡Ahh!"

Con un gemido de placer, vacié mis testículos en la boca hambrienta de Julio. Él gimió suavemente mientras llenaba su garganta con mi semen. Tras el momento en que liberó mi polla de su boca, la abrió mucho mostrándome mi lefa aún en su lengua rosada.

"Bueno... ¿te lo vas a tragar?", pregunté.

Con una sonrisa traviesa, tragó mi carga.

"¿Cómo ha estado?", me preguntó.

"Heh... buen chico...", reí.

"¡Gracias! ¡Espero que te haya gustado!"

"Ha sido increíble", le aseguré.

"Jejeje. Me alegro que te haya gustado"

"Eres malo, Julio. Me has dejado sin mi ración de JP"

Miramos a mi derecha. Leo se había despertado. Probablemente había visto casi toda la mamada, en primer plano. Noté que le caía un poco de su baba por la comisura.

"Perdóname, mi amor", dijo Julio. Gateó hacia él y le dio un beso en la boca. Bonita imagen a pesar de lo sucio. "Tenías razón. Mereció mucho la pena lo de anoche"

"Te lo dije", sonrió. "¿A tí te gustó, JP?"

"Sois increíbles", dije, y me tumbé para darle también un beso.

Julio se quedó mirando por unos segundos, embelesado. Luego se puso de pie.

"Bueno, chicos, no se si tenéis algún plan para la mañana, pero yo quiero desayunar e irme a follar con alguien"

"Podemos desayunar juntos", propuso Leo.

"¿Los tres?"

"Os puedo dejar solos, si queréis", les dije.

"De eso nada. Qué feo, JP, usarnos para follar y luego rechazar nuestra compañía" rió Julio.

De modo que nos vestimos y tras dejar aquel lugar un poco colocado, nos fuimos a por el desayuno.

Día 9. Después del desayuno

Pasé un desayuno agradable con Julio y Leo, que me estuvieron explicando un poco más de su vida fuera del resort. Al parecer se habían conocido en el instituto, y siempre habían notado algo extraño entre ellos. Principalmente, mucha cercanía mutua y poca atracción por las mujeres. Al parecer el momento de salir del armario para ambos había sido incómodo, al pensar que el otro les rechazaría, pero desde entonces habían sido felices.

"Sin embargo, tantos años en la rutina, al final hacen daño", me dijo Julio.

"Por eso decidimos hablarlo en serio y aceptar que podíamos venir aquí. Un soplo de aire fresco una vez al año para hacer cosas que de normal no nos atrevemos", completó Leo.

"¿Y estáis bien con eso?", pregunté con cautela.

"Sí. Ambos sabemos que es una pena que las vacaciones vayan a terminar pronto, pero nos llevamos un grato recuerdo de este sitio"

"Y unos amigos mejores", idjo Leo mientras me miraba.

Continuamos un rato charlando y luego cada uno se marchó por su lado. Julio quería asomarse por el parque, para varias, mientras Leo iba a hacer unos largos. En cuanto a mi, subiría a mi habitación a descansar.

Pero cuando pasé por delante de la habitación de Luna, abrió la puerta rápidamente. Iba solo con la parte de arriba del bikini y una faldita vaquera muy corta.

"Hola...", saludó, con una sonrisa tímida.

"Hola, guapa. ¿Me estabas esperando?", bromeé.

"Claro que sí. ¿Te quedas un rato conmigo?", pidió con voz de niña buena.

Asentí y entré en la habitación. Luna me acompañó a la cama, y con mucho mimo, me quitó el pantalón, el boxer y la camiseta y me invitó a tumbarme. Ella se desnudó también, puso el aire acondicionado, y se tumbó acurrucada a mi, pasándome una pierna por encima. Yo la envolví con mi brazo, y nos quedamos un rato en silencio, sin decir nada. Disfrutando de aquel momento de paz.

"¿Qué tal ayer con Elena?", pregunté suavemente.

"De maravilla. Es una chica estupenda", susurró. Había algo especial en su voz. Se la veía contenta.

"Te gusta de verdad, ¿no?"

"Eso pensaba yo..."

"¿Ya no lo piensas?"

"No... desde que te he conocido", dijo y se tapó la cara.

"Luna..."

"Es que eres el primero que yo le he gustado... y no ha salido corriendo al ver mi pene. Yo estaba cansada de los tíos hasta que te conocí. Aunque admito que Matt es un amor también. Anoche coincidimos con él, y me contó lo que estáis pensando hacer al terminar las vacaciones. Me alegro mucho por vosotros".

"No te lo preguntaba para que te alegrases", dije. "En realidad me preguntaba si a ti te gustaría... bueno. Unirte a nosotros también"

"Ay, JP", dijo, acurrucándose más a mi. "Yo no podría... no puedo competir con Irina, ni con Matt..."

"Yo no quiero que compitas", le dije. Me giré para quedar frente a ella. "Tú me gustas tanto como ellos. Es más. Te recuerdo que fuiste la primera que me gustó", le recordé mientras le acariciaba la mejilla. "Me gustaría que al menos lo pensaras. Si con ellos también se compenetras, creo que lo nuestro podría funcionar"

"Me gustaría. Mucho", confesó ella. "Aunque me da miedo hacerme ilusiones"

"Iremos poco a poco. Aún tenemos que hablar de los pormenores", le dije. "Pero me alegro saber que podemos contar contigo para ser un poco más felices"

Sonrió y se acurrucó en mi pecho. Se pasó un rato más sin decir nada, simplemente con la cabeza sobre mi pecho, siguiendo mis latidos. Al cabo de un rato empezó a acariciarme por todo el torso. Besó mi cuello, despacio. Me volví hacia ella y nos besamos. Su mano no tardó en alcanzar mi polla, haciéndome una paja lenta y se endurecía entre sus dedos.

"Tengo ganas de follar", susurró contra mi boca.

"No me estaba dando cuenta", bromeé.

"Pero..."

"¿Pero?"

"Como te he dicho, hablé con Matt", me dijo, y tragó saliva. "Y me contó un poco... lo que habíais hecho la última vez, cuando él te folló", se ponía nerviosa a cada frase. "Quiero hacértelo, pero... no quiero azotarte ni llamarte puta"

"No lo hagas", dije. "No es algo que me guste realmente... es algo que me impulsa el momento", intenté explicar. "Tú házmelo como te guste y seguro que a mi también me gusta. No intentes copiarles. Para mi eres única".

Sonriendo, se tumbó bocarriba, y me pidió que se la chupara. Yo me deslicé sábanas abajo, y me acomodé entre sus piernas. Tomé su polla entre mis manos y le hice una paja, pero antes de que se pusiera dura me la metí a la boca. Era bastante manejable. Jugué con mi lengua en su punta, haciéndola gemir.

"Joder, JP, qué bueno eres... perdón"

"¿Te gushta?", pregunté, sacándome su polla de la boca y pasando a lamer sus bolas. Las acariciaba con la lengua muy despacio, provocándole estalofríos del placer.

"Sí, eres el mejor..."

Retomé la mamada, moviendo rítmicamente mi cabeza arriba y abajo. No pensaba detenerme si ella no me lo pedía Luna se limitó a disfrutarlo por unos minutos, hasta que me pidió detenerme. Yo levanté la mirada, con mis labios aún sobre su polla.

"Date la vuelta", me dijo, "y ponte en cuatro".

Obedecí. Me puse en perrito para ella, de espaldas. Sentí sus manos separándome las piernas. Noté que echaba un chorrito de lubricante en mi agujero y empezaba a acariciarme el ano con el dedo, muy despacio.

"¡Luna!", exclamé. Con la otra mano, había tirado de mi pene un poco hacia atrás, y ahora me lo estaba chupando mientras dilataba mi ano. Su boca era estupenda y me daba mucho placer. "¡Ah!", gemí cuando su dedo largo se metió en mi culo suavemente.

"¿Qué tal te sientes, JP?", preguntó con voz sensual mientras me acariciaba la próstata. Joder, mi picha estaba tan dura por la excitación que me dolía.

"Me encanta, Luna... quiero que me folles ya...", le pedí.

"¿Seguro? ¿No quieres que siga jugando?", preguntó juguetona. Presionó un poco más fuerte mi próstata.

"¡Fóllame! Luna, por favor, fóllame... te necesito dentro...", le imploré.

Me la volvió a chupar desde atrás durante un minuto mientras su dedo seguía jugando con mi culo. Por fin liberó mi erección y sentí su dedo resbalar fuera de mi ano. Y un momento después, algo más gordo y placentero entraba por mi culo. Me la había metido.

"Aún así estás apretado", comentó Luna mientras me acariciaba las caderas y se movía despacio. "¿Voy bien así?"

Asentí, creo que dije un ajá mientras estaba controlado por sus acometidas. Se sentía genial con ella. Su polla, la primera que había estado en mi culo, volvía a follarme. Mi cuerpo se movía de acuerdo a sus suaves embestidas, aunque no tardó mucho en empezar a aumentar el ritmo.

"¿Te gusta, mi amor?", me preguntó.

"Mucho... me encanta.. sigue follándome así", le pedí. Fue a hacerme una paja, pero en ese momento ella se detuvo, me sujetó las muñecas hacia atrás con cuidado, y volvió a follarme.

"Espera... ¿no quieres intentar correrte así?", me preguntó, su voz era tierna. "Quiero intentar que te corras porque te follo y no porque te tocas..."

"Lo intentaré..." suspiré, pero estaba recibiendo demasiado placer como para poder aguantar las ganas. Diablos, sí, su polla tocando mi próstata era muy placentero, pero aún así...

"Si no te corres antes que yo te la chuparé o me follarás como quieras hasta hacerlo", me prometió.

Yo asentí y noté cómo poco a poco su ritmo aumentaba. Yo iba a perder la cabeza, esos toques repetitivos en mi punto G me estaban volviendo loco.

"¡Me corro, JP!", gritó Luna.

Y descargó su lefa dentro de mi. En el mismo momento que la sentí correrse, mi polla disparó sus chorros de lefa también, manchando todas las sábanas. Pero Luna seguía follándome y yo me seguía corriendo durante varios segundos hasta que, agotada, cayó suavemente sobre mi espalda y yo me dejé caer en la cama, aún ensartado por su polla.

"Te dije que te correrías", rió con ternura en mi oreja.

"Si vas a formar parte de nuestro grupo de amor, quiero que me sigas haciendo esto", suspiré, lo había gozado mucho.

"De acuerdo, mi amor. Siempre que quieras"

Nos dimos un agua conjunta antes de bajar a comer. En compensación por lo de antes, aunque yo estaba encantado, Luna se limitó a lavar y enjabonar mi cuerpo con dulzura. Yo estaba encantado con ella. Mi vida prometía ser mejor al terminar mis días en el resort que antes de ir.

Dia 9. La hora de la siesta

Cuando bajamos a comer coincidimos con Andrea e Irina. Ambas reían y se daban besos mientras comían, pero al vernos levantaron las manos, llamándonos. Fuimos con ellas.

"¿Qué tal lleváis la mañana?", preguntó Andrea.

"De maravilla. ¿Y vosotras?"

"Todo el día en la piscina. Nos han entrado un montón de tíos", nos contó Irina.

"¿Y bien con ellos?", preguntó Luna.

"Los hemos rechazado a todos"

"¿En serio?", pregunté.

"Sí. No nos apetecía nada con nadie ajeno", dijo Andrea, y me miró directamente a los ojos.

"Aún no hemos terminado las vacaciones...", les recordé.

"Lo sabemos. Y si nos hubiera apetecido nos los hubiéramos tirado. Pero no queríamos", dijo Irina. "Estábamos reservando fuerzas para la tarde".

"Ah, y ¿qué habíais pensado?", inquirí.

"En improvisar", respondió.

"Pero ahora que te vemos con Luna, se me ocurre algo", dijo Andrea. "Me gustaría ver qué tal nos llevamos tú y yo", comentó, mirando a Luna. "Y mientras, JP podría darle mucho amor a Irina"

"Me parece un buen plan", dije.

"A mi también", aseguró Luna.

"Y luego... puedo quedarme contigo", me dijo Andrea, "y dejamos que Irina también lo pase bien con Luna".

"Se me están quitando las ganas de comer y ponernos con ello", reí.

Pero no me lo permitieron. Además necesitábamos energía, de modo que terminamos de comer antes de regresar al resort. Andrea se quedó con Luna en el cuarto de ella, e Irina se vino al mío.

Nos comimos la boca apenas entramos y dejamos caer la ropa al suelo, con muchas ganas de empezar. Yo me pegué a su cuerpo, mi polla palpitaba contra su pelvis, y acaricié su culo con muchas ganas.

"¿Qué es lo que te apetece hacer?", me preguntó.

"Pues sinceramente, me gusta mucho este culo que tienes"

"¿Mi culo? Sí, lo he notado", sonrió.

"¿Qué te parecería probar un poco de sexo anal?"

"Me parece bien si a ti también", aseguró.

"¿En serio?"

"Mm. De hecho, déjame ver..."

Se puso sobre las manos y las rodillas en mi cama.

"¿Cómo lo ves?"

"¡Perfecto!", dije con una sonrisa.

"¿Tienes lubricante?"

"Sí", y me acerqué a la mesa. Dejé que cayera un chorro sobre mi polla.

"¡No te olvides de mi!", pidió.

"Por supuesto, por supuesto", dije con calma. Eché un poco de lubricante en su culo, extendiéndolo con mis dedos.

"¡Ahh...! ¡Está frío!"

"Solo un poco más..."

Con ambos lubricados, alineé mi polla detrás de ella.

"¿Estás lista, Irina?"

"... Sí, JP. Pon tu... pon tu polla en mi culo, por favor"

Esa era toda la invitación que necesitaba. Hundí mi polla gentilmente dentro de su culo lubricado.

"¡Ahh!", solo le había metido la punta, pero aún así Irina protestó. "Se siente mucho más grande haciéndolo así..."

"¿Estás bien?", le pregunté.

"Sí, estoy bien.... No es la primera vez que me lo hacen por el culo..."

Le metí mi polla un poco más, y su culo me la apretó.

"Mnnf... ¡Ah, joder! ¡Es muy grande!"

Se llevó las manos a la espalda, manteniendo su culo abierto con ambas manos.

"¡No pares, JP! ¡Fóllate mi culito de puta! ¡Puedo con ello!"

Sujeté las caderas de Irina con las dos manos, cubriendo sus manos con las mías. Preparándola así, empecé a atrabajar con mi polla dentro y fuera. Con cada empujón mi polla entraba un poco más en ella, haciéndola gemir.

"Ahh... fuah... gah... Es muy grande, me estás abriendo el culo..."

Gruñí con esfuerzo mientras seguía metiendo y sacando mi polla de su apretado culo. Incluso con lubricante, costaba un poco. Pero al menos Irina parecía disfrutarlo cada vez más.

"Ah, sí... mi culo... mi culo se siente bien..."

"Irina, date la vuelta...", le dije.

"Huh... ¿qué...?"

La agarré de la cintura, levantando su cuerpecito y haciéndola girar. Mi polla se mantuvo dentro de ella mientras lo hacía, provocando que su culo lubricado rotase alrededor de mi falo.

"¡Ahh! ¡Joder! ¡Oh, joder! ¡Ah!"

Irina gimoteó mientras la daba la vuelta, pero no tardé en volver a apoyar su espalda.

"Perdona... ¿me he pasado?"

"Ha estado bien, es que... guau, eso ha sido muy intenso", tragó saliva. "Quizá ha sido demasiado, pero... estoy bien"

"Ahora te voy a follar así. ¿Te parece bien?"

"¡Mm! ¡Sí, por favor, hazlo! Mi culo está acostumbrado a tu polla"

Empecé a empujar mi polla dentro y fuera de su culo una vez más. Irina gemía lascivamente mientras se la empezaba a meter un poco más rápido.

"¡Ah! ¡Sí, es muy bueno! ¡Había olvidado lo bien que se sentía por el culo!"

Su culo no aflojaba la presión sobre mi polla ni un poco. El interior de su ano se apretaba con cada movimiento dentro y fuera. Cuanto más la follaba, más me acercaba a mi límite.

"¡Irina, creo que me voy a correr!", grité.

"¡Puedes correrte en mi culo, si quieres! ¡O donde sea! ¡Me parece bien!"

"¡Te quiero cubrir con mi lefa, Irina!"

"¡Hazlo!"

Se la saqué y empecé a pajearme encima de su cuerpo. Ella empezó a acariciarse una teta, mirándome.

"¡Ahí viene!", anuncié. Y con un gruñido, descargué mi lefa en todo su cuerpo. La primera descarga la cubrió el estómago, mientras que con la segunda llegué más arriba y alcancé su cara.

"Ahhh... el semen de JP... Me has cubierto entera..."

Me senté cerca de ella.

"Nada mal, ¿no?"

"Nop. Pero dame un segundo..."

Mientras jugaba con su teta, Irina se llevó la mano entre las piernas. Vi cómo se frotaba el coño, y arqueó la espalda.

"Mmmmm", gimió al correrse. "Eso es... mucho mejor"

"¿Estás bien con lo que he hecho?"

"Sí. Te dije que aceptaba hacer estas cosas", sonrió. "Pero... me parece un despercidio. Con lo difícil que es dilatar un culo... ¿Vas a follarme solo una vez?", preguntó.

"¿Quieres más? ¿Seguro?", pregunté sorprendido.

"Tu polla sí. No se te baja la erección", rió Irina. "Vamos. Otro chorro de lubricante y me pongo en cuatro para ti"

Preparé mi polla y no pasó mucho hasta que se la volví a meter. Irina se colocó de nuevo al estilo perrito, facilitándome la tarea.

"No me hagas girar esta vez", me pidió. Su culo tragaba perfectamente mi polla.

"Tranquila, mi amor. Voy a seguir así, si es como te gusta"

"Es genial... sigue..."

Me mantuve empujando su culo levantado, su cuerpecito se balanceaba con cada una de mis embestidas. Lo estaba disfrutando más que antes, gimiendo en modo pervertida mientras le follaba el culo.

"Hah, sí, es tan bueno..."

Se llevó una mano entre las piernas, jugando con su coñito nuevamente mientras yo le daba placer en el culo.

"Sigue así, justo así...", me pidió. "¡Mmnff!"

Se había corrido jugando consigo misma, y eso provocó que su culo me apretase aún más mi polla.

"¡Ahh! ¡Irina!"

"¿Vas a correrte tú también, JP?"

"¡Sí, voy a correrme!"

"¡Vamos! ¡Alimenta mi culo con tu semen!"

Empujando dentro de ella, gemí cuando descargué mi lefa.

"¡Ahh!"

Mi semen se disparó muy profundo dentro de su culo, escurriéndose por los lados mientras yo seguía corriéndome.

"¡Ooooh... joder! ¡JP, me estás llenando el culo!"

Cuando la última gota de semen entró en su culo, se la saqué suavemente. Irina separó sus nalgas con las manos, enseñándome cómo goteaba.

"Mira lo que has hecho..."

"Un buen trabajo, me parece", reí.

"Jejeje... me has llenado mucho. No me habían follado así mi pobre culito en mucho tiempo"

"Pues no te sorprendas si vuelvo a hacerlo de nuevo"

"Eso me parece bien", dijo y se giró hacia mi.

Nos dimos un beso, y en ese momento alguien llamó a nuestra puerta. Era Andrea, con una sonrisa de puta satisfecha en la cara, y completamente desnuda.

"¿Lo has pasado bien con Luna?", preguntó Irina.

"De maravilla", respondió. "Pero no quería dejar pasar mi turno con este semental"

"Me parece bien", respondió Irina, que se despidió de los dos con un beso en la boca antes de entrar al cuarto de Luna. Andrea cerró la puerta tras entrar en el mío.

Día 9. Caída de la noche

"¿Qué has pensado que podemos hacer?", le pregunté a Andrea, seguro de que Luna le había hecho correrse varias veces. Miré por la ventana. Vaya, era más tarde de lo que me había imaginado.

"Esta noche solo quiero que me folles", me pidió. "Tanto como quieras. Solo dime cómo quieres que me ponga para ti y lo haré."

"Muy bien", dije, sentándome en el borde de la cama, mientras empezaba a hacerme una paja. "¿Por qué no cabalgas sobre mi, Andrea?"

Andrea arqueó una ceja, pero parecía intrigada.

"Bien, claro..."

Caminó encima de mi, a horcajadas sobre mi regazo. Con cierto esfuerzo, apoyó las rodillas en la cama, los pies en mis piernas, y se dejó caer sobre mi polla.

"Ah, joder", gruñí.

"Mmm, qué bueno..."

Empezó a rebotar sobre mi regazo, sus caderas chocaban contra mi mientras cabalgaba mi polla.

"¡Ah, sí! ¡JP! ¡Tu polla es muy buena! Mmnf..."

Sus teta rebotaban contra mi cara mientras subía y bajaba, su coño apretaba mi polla. Se sentía increíble dentro de ella, y yo me recliné mientras ella hacía todo el trabajo, Andrea miró hacia atrás por encima de su hombro, como si quisiera ver mi polla hundiéndose en su coño.

Siguió cabalgándome, una sensación increíble. Ella jadeaba.

"Joder, joder, sí..."

Su coño resbalaba subiendo y bajando por la longitud de mi erección, su interior húmedo me acariciaba muy caliente. Me dio un beso pasional mientras cabalgaba mi polla. Mi lengua presionó contra la de ella antes de que retrocediera, gimiendo.

"Me voy a correr pronto, JP... ¡Córrete conmigo! ¡Córrete dentro de mi!"

Era complicado discutir con su coño apretándome tanto, subiendo y bajando por mi eje. Ahora ella jadeaba, y golpeaba con mucha fuerza mientras tomaba mi polla tan duro como podía. Echó la cabeza atrás, gimiendo mientras se corría. Sin poder aguantar más, me corrí con ella.

Ella se aferró a mi cabeza, su cuerpo temblaba mientras se corría en mi picha. Por mi parte, disparé mi carga dentro de ella, provocándole que gimiera mientras la llenaba entera.

"Sí... Oh, lo amo...", jadeó. "Se siente como si te hubieras corrido por litros, JP..."

"Me has dejado seco, Andrea. Tu coño es inreíble"

"Por supuesto que lo es", presumió con una sonrisa. "Mm, pero tu polla es simplemente impresionante"

Descabalgó de mi polla, y fue a limpiarse un poco. Yo también me aseé la polla, y ella volvió, tumbándose en la cama, hecha un ovillo, a mi lado, mientras le acariciaba la cabeza.

"¿Sabes una cosa? Lo he pasado muy bien con Luna, pero tú estás a otro nivel", me susurró.

"Aún así me alegro que os entendáis bien vosotras dos. Así podríamos hacer un trío..."

"O un cuarteto, si quieras que estemos Irina y yo a la vez también", dijo con timidez.

"Claro que sí. No voy a negarte nada"

"Pero... ¿a ti te apetece?"

"Sueño con ello", le dije. Ella sonrió.

"Te has ganado el derecho a follarme de nuevo", rió. "¿Cómo quieres hacerlo?"

"Pues me gustaría que me volvieras a cabalgar, pero... esta vez de espaldas a mi"

Para mayor comodidad, trepé por la cama, apoyando la espalda en la pared. Ella se acercó a mi, a horcajadas, y se dejó caer sobre mi polla, de espaldas a mi.

"Ah, joder... es tan grande...", suspiró. "¿Cómo se me puede olvidar con lo bien que se siente?"

Ella se levantó a su misma y se dejó caer de nuevo con energía.

"¡Sí! ¡Mmn!"

Empezó a moverse arriba y abajo de mi polla, su interior apretado abrazaba mi polla. Su coño se deslizaba húmedo a lo largo de todo mi falo y se sentía genial.

En ese momento, enganché mis brazos por debajo de las piernas de Andrea, levantándolas al aire, de manera que yo sujetaba su cuerpo entero.

"¡Ah!", gritó. "Guau... ¿qué cojones...?"

"Relájate y deja que yo lleve el ritmo, nena"

"Hah... vale..."

Empecé a empujar dentro del coño mojado de Andrea.

"¡Ah, sí! ¡Joder!", gritó.

Andrea gemía mientras yo se la metía, su cuerpo rebotaba sin fuerzas en mis brazos.

"¡Dios! ¡Úsame como si fuera tu esclava, JP!"

Me dejé resbalar un poco por la cama, y con mis brazos aún sosteniendo sus piernas, enganché mis manos en su noca. Desde esa posición pude meter mi gran polla más firmemente en su resbaladizo coño.

"¡Ah! Oh, sí, fóllame, JP, por favor..."

Sus pies rebotaban el al aire por la fuerza de mis embestidas.

"¡Oh, sí! ¡Fóllame! ¡Folla mi coño, JP! ¡Fóllame duro!"

Mis pelotas rebotaban contra su cuerpecito mientras se la metía tan profundo como podía.

"¡Más rápido, JP... fóllame, no pares, me encanta..."

Andrea gemía en voz alta, su cuerpo temblaba en mis brazos.

"Oh, me estoy corriendo... me estoy corriendo, lo amo...", gimió Andrea.

Y yo estallé, chorreando mi semen dentro del coño de Andrea mientras ella gritaba. Se corrió conmigo, gimiendo y temblando en mis brazos.

"Ahh... sí... joder..."

Yo yacía detrás de ella, intentando recuperar el aliento, mientras ella jadeaba encima de mi cuerpo.

"Tío... ¿cómo la puedes seguir teniendo dura?", preguntó.

"No sé... me siento muy bien dentro de ti", reí.

"Eres incorregible"

Y en ese momento se sujetó y empezó a subir y bajar sus caderas otra vez. Pensaba que después de aquella sesión estaría cansada, pero no. Fue cuestión de minutos que me pudiera cabalgar salvajemente, gimiendo mientras gozaba de tener mi polla dentro de ella.

"¡Sí! ¡Ugh! ¡Necesitaba esto mucho!"

Yo moví mis caderas debajo de ella coincidiendo con su ritmo, pero no podía igualar el vigor de sus movimientos. Sujeté su cintura mientras empujaba dentro de ella, podía sentir lo mojado de su coño en mi polla. Su cño me apretaba mientras me cabalgaba.

"¡Oh, joder! ¡Creo que ya no puedo más!", gimió.

Me estiré, acariciando sus tetas mientras ella seguía rebotando arriba y abajo de mi polla.

"¡Sí, sí! ¡Córrete dentro de mi otra vez, JP! ¡Fóllame, fóllame, quiero tu semen!"

Perdido en las sensaciones, solo me llevó un momento antes de sentirme a punto de estallar.

"¡Me voy a correr! ¡Córrete conmigo, JP!"

Apreté los dientes, llegando a mi límite. Eyaculé dentro de ella, lleándola se mi lefa caliente.

"Oh, joder, sí..."

Su cuerpo temblaba después de nuestro tercer orgasmo. Su cuerpo se relajó mientras se acomodaba encima de mi, disfrutando de la sensación de mi polla y corrida dentro de ella.

"Oh, sí, ese es el punto...", jadeó.

Echó la cabeza hacia atrás y nos dimos un beso. Con un sonido de succión, mi polla resbaló de ella hacia adelante, y empecé a acariciarle las tetas.

"Esto ha estado genial", suspiró. "Pero... ay, me sabe mal"

"¿Qué ocurre?"

"Que estos bastante cansada... me has follado tres veces, más las dos de Luna... hoy no puedo más"

"Lo entiendo. No te preocupes. ¿Te quedas a dormir?", le ofrecí.

"No, vaquero mío... me encantaría, pero creo que si me quedo, me tentará repetir. Y me gustaría tener energías para mañana"

"De acuerdo", acepté. "¿Quieres que te acompañe al menos? Sin pretender nada, de verdad"

Ella asintió. Como el código de vestimenta del resort solo obligaba a no ir desnudos, le presté mi bata y yo me puse el bañador y una camiseta de tirantes para que se pudiera ir. Pero para mi sorpresa, al salir, Irina también abandonaba el cuarto de Luna.

"¿Todo bien?", le pregunté.

"Está agotada... se ha quedado dormida después del último", me dijo. "Y la verdad, yo un poco igual"

"Bueno, hoy es el día del cansancio", bromeé.

"Seguro que Matt anda por el club. O tus amigos Leo y Julio", me dijo Irina.

"Es posible pero no me apetece ir hasta allí. Es tarde, además, así que me quedo también"

"Te vemos mañana. Buenas noches, mi amor", dijo Irina.

"Descansa, cielo", se despidió Andrea de mi, y se fueron a su dormitorio.

Madrugada del día 9 al 10. 02:00 a.m.

En vista de que mis chicas me dejaban, y que ya era tarde, pensé que no tenía caso ir en busca de nadie, así que volví a mi cuarto. Pero tenía un problema, uno bastante grande. Del tamaño de mi polla, que seguía dura a pesar de la intensa jornada de sexo del día. De modo que me tumbé en la cama y me puse una porno. La película duraba treinta minutos, pero aunque yo intentaba dosificarme, no tardé más de diez en correrme. Con mi semen sobre mi pecho, apagué la tele y cerré los ojos, intentando dormir.

Pero me desperté antes de lo previsto. Me había metido en la cama a eso de la medianoche. Y apenas eran las tres de la madrugada. Con la picha aún más dura, insaciable. Intenté dormirme otra vez, pero no había forma. Mi erección me dolía. Intenté hacerme una paja otra vez, pero no era suficiente. No conseguía correrme. Y entonces me acordé.

Fui al baño, limpié mi estropicio de unas horas antes cuando me corrí sobre mi mismo, rescaté mis pantalones, y sin ponerme una camiseta, salí al pasillo. Las luces eran ténues, pero se veía bien por los pasillos. Al pasar por delante de más de una puerta escuchaba a hombres y mujeres gimiendo y dándose placer. Llamé al ascensor, y cuando llegó, metí la llave que me subía a la planta del personal.

Por suerte ya había estado una vez, así que fui directamente al dormitorio de Elena. Primero llamé con los dedos, y al esperar un minuto y ver que no había respuesta, abrí con la otra llave. Cerré detrás de mi, mientras me asaltaba una duda. ¿Y si Elena se había llevado un amante? Pero cuando llegué a su cama, bañada por la luz de la luna, vi que no tenía un amante, sino un dildo de tamaño considerable, descansando entre sus piernas. Me pregunté si se lo había sacado después de correrse o lo había dejado dentro de su coño hasta que resbaló por su cuenta.

Me acerqué a la cama, me desnudé, y me tumbé a su lado. Estaba dormida.

"Elena... Elena...", llamé, mientras le acariciaba la cara. Tardé un minuto o así en que abriera los ojos.

"JP... ¿eres tú?", preguntó, susurrando.

"Soy yo, sí..."

"Si eres real puedes follarme...", dijo, cerrando los ojos de nuevo. "Y si eres una fantasía, también"

Probé a estimular su coñito despacio, y sentí su mano sobre la mía, acompañando el movimiento. Genial, estaba despierta entonces. Aparté su consolador.

Me puse entre sus piernas, mi polla apenas se había relajado y se la metí suavemente. Un gemido me desveló que seguía enterándose de todo lo que yo hacía, aunque ella insistía en mantener los ojos cerrados. Yo acaricié sus tetas mientras se la metía. Iba suavemente, pero su coño se amoldaba perfectamente a mi. La escuché gimotear mientras la follaba, le estaba gustando y a mi me ponía el morbo de la situación. Probé a chuparle las tetas mientras la embestía.

"Córrete... JP...", suspiró Elena. "Dame el calor de tu semen para dormir"

No necesitaba mucho más. La embestí con un poco más de fuerza y conseguí correrme dentro de ella. Pero yo aquella noche tenía mucho poder en mi polla, de modo que al sacársela, aún ligeramente endurecida, me hice una paja sobre ella, y manché su coñito también con mi lefa. Luego me tumbé a su lado.

"Si eres real despiértame igual mañana", pidió Elena, que pasó un brazo por encima de mi y se volvió a dormir. Y yo, por fin satisfecho del todo, pude entregarme al sueño.

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