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La vida secreta de GIA. relato real de mi mujer en sus ini

Aprendiendo a besar y otras cosas mas
Parte II
Los encuentros con aquel primo en sus principios eran esporádicos donde a base de juegos me tocaba y me enseñaba a tocarlo tal cual a él le gustaba, pero en ningunos de estos juegos había besos, los que por tanto tempo practique y que me llenaban de intrigas imaginando aquellas nuevas sensaciones que con ellos podía despertar.
Aunque muerta de miedo y mi corazón a mil por segundos escuchar la noticia de que habría reunión familiar un sábado por la noche se convertían en las palabras más excitantes para mis oídos, si, podríamos vernos.
Aquella tarde noche de verano mientras me duchaba para asistir a la cena familiar, deje que mi mente volara y que el agua de la canilla hiciera su trabajo, solo retumbaba en mi la respiración de aquel demonio con cara angelical al que deseaba volver a ver y sentarme en su regazo y dejar que sus manos hicieran lo mismo de siempre, jugaran con mi inmaduro pero excitado cuerpo; para esa ocasión la elección del aquel outfit estuvo a cargo de mi madre quien se encargó de dejarlo planchado y acomodado sobre mi cama, consistía en un vestido color celeste,  los típicos vestidos de niña de los 80/90´ largos hasta las rodillas, amplios y con un cuello angosto, mangas cortas infladas como vestido de princesa, unas medias blancas con vuelos de puntillas y unos zapatos de charol color blancos, la encargada de peinarme era mi hermana mayor quien estaba en sus prácticas de trenzas cocidas, dejando sueltos algunos que otros pequeños mechones de cabello en crecimiento que daban la intención de un sutil flequillo, lo mismo hacía en el sector de las patillas, pequeñeces en el afán de darme un look un tanto pre-juvenil sin dejar de ser la niña que en su obviedad aún era. Mi piel en los veranos de pileta se torna de un color dorado deseablemente tentador y en contraste con aquel atuendo los rasgos pre-juveniles ya se dejaban ver. 
Llego la hora de partir y yo ya anhelaba llegar, cruzar la ciudad nos llevó unos 15´como mucho, la cena tardo nada y los adultos en sobre mesa nos dieron el permiso de poder socializar entre nosotros, lejos de ellos, que es lo que yo estaba esperando con gran ansiedad, los más grandes del grupo juvenil se encerraron en la habitación a escuchar música, mientras los que estábamos en una edad extraña nos fuimos al patio a jugar a las escondidas en pareja, hermosos juego por cierto, las parejas ya de tiempos atrás estaban formadas y la mía estaba acompañada por “él”, en pareja se buscaba y en pareja se escondía, y nosotros teníamos el escondite perfecto para no ser encontrados por un buen periodo de tiempo y así poder disfrutar de aquello que era prohibido pero que tanto nos gustaba a ambos. Como estrategia teníamos ser los primeros en buscar a los demás, lo que para nosotros era algo fácil y rápido de hacer, pero al momento de escondernos éramos los mejores; llegamos a nuestro escondite sin que nadie nos viera, sabíamos que teníamos el tiempo justo, al llegar aquella noche no me sentó de espalda como siempre para tocarme desde atrás, sino opto por céntrame arriba de él mirándolo, la luna estaba tan llena y hermosa que podía ver sus rostro sin ningún problema –Estas hermosa hoy- me dijo y sentí sus boca posar en la mía, estaba pasando, me deje llevar y fue tan natural para mi besar aquella primera vez, sentí como cada una de las células de mi cuerpo se excitaba al contacto de su boca y explotaron al experimentar la humedad de su lengua entrelazarse con la mía, el calor de su saliva lograba calentar mi vulva y mi clítoris latía al ritmo de mi corazón, sentí entre mis bragas como su sexo comenzaba a cambiar de grosor y su rigidez golpeaba la puerta de lo que aún no seria, pero era la antesala de algo espectacular. Sus manos se colaron por debajo de mi vestido, y en una milésima de segundo le agradecí a mi madre aquel outfit, el fuego de sus manos recorría cada uno de los centímetros de mi pequeño pero caliente cuerpo, sus lamidas en mi cuellos eran interrumpidas por el éxtasis de su respiración acelerada, yo arrodillada arriba de su duro y latente sexo comencé con movimientos pélvicos para así poder frotar mis braguitas y mi húmeda vulva en su pantalón de jean, aquel movimiento no me lo había enseñado nadie, fue mi cuerpo quien en su reacción natural me llevo a hacerlo, aquellos movimiento le voló la cabeza, ambas podríamos decir, porque en un momento me quito de arriba de él y se apartó, escuche cuando la bragueta de su pantalón se abrió y un gemido de placer se escapó al mismo tiempo lo que le quedaba de aire; acomodando todo en su pantalón, se volteó y con un beso en la frente me agradeció – vos y yo tenemos que charlar- me dijo… (Esa charla se las cuento luego)
La noche termino y alejándonos en el auto volteé a mirarle y veía como se convertía en un pequeño punto a la distancia, de regreso a casa mirando la luna llena repasaba en mi menta cada instante de aquel momento donde bese por primera vez.   
¿Cuantos recuerdan sus prácticas de besos? ¿Su primer beso? 
Me gustaría poder leer cada uno de sus comentarios e historias recordando su primer beso. Recordar juntos ese momento y poder excitarnos juntos a la distancia, para los que tiene pareja pueden satisfacer sus deseos entre ellos, para quienes estamos solos… bue nos arreglamos. No es enfermo recordar y contar esos momentos es dejar de tratar al sexo como un tabú y poder disfrutar de él.
 SI. ME GUSTA EL SEXO, LO DISFRUTO, SABOREO Y SOY ADICTA A EL.

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