Vivo en undepartamento, el anteúltimo del pasillo. Los otros tres permanecen casi siemprevacíos u ocupados solo en verano.
Jorge y Carla se mudaron al último departamento,al lado del mío. Durante las primeras semanas los fui conociendo. Eran unapareja normal, trabajadora. Ella parecía más reservada que él. Con Jorge tomela costumbre de charlar todas las noches en el pasillo después de cenarmientras fumábamos. Dichos encuentros nunca superaban las diez de la noche yaque yo trabajo muy temprano.
Paso que un viernes me disponía a dormir cuandoescucho que Carla comenzó a gritar. Al principio me alarme, parecía que laestaban matando. Hasta que entendí lo que era. Me di vuelta e intente dormirigual. Pero me fue imposible. Carla gritaba y hablaba. “ay no, no, por favor”aquello se intercalaba con gemidos.
La verdad es que no me imaginaba a Carla en esasituación, no parecía esa clase de mujer. Flaquita muy blanca, más bien deperfil bajo. Trate de recordar cómo era físicamente pero me di cuenta querealmente no lo sabía. Nunca le había prestado mayor atención.
Paso una hora y seguían los gritos y golpes, dea ratos escuchaba algún nalgas acompañado de un nuevo grito.
Mire el reloj para comprobar que solo me quedabamenos de 7 horas para dormir y aquello parecía no terminar más. Me levante ysalí al pasillo. Desde ahí los gritos se escuchaban más fuertes, me sorprendióque ningún otro vecino protestara.
Me acerque a la puerta y vi que estabaentreabierta. Escuchaba nítidamente los gemidos de ambos y el chirrido de lacama. Estar ahí sin ser visto me provoco una adrenalina que me éxito. Nuncahabía hecho algo así pero me gustaba espiar. Pero no me podía quedar muchotiempo ahí así que decidí terminarlo rápido.
--- ¡Jorge!--- grite a través de la puerta---¿podrías callarla un poco papa?
No recibí respuesta ni siquiera pararon alescucharme.
--- dale Jorge, mañana trabajo temprano y voz a…
--- Ema ¿sos vos?--- la vos de mi vecino mellego desde la pieza. Me estaba hablando mientras seguía cogiendo.--- veni,¡súmate!
--- no Jorge en serio, hace que no grite tantono sabes cómo se escucha…
--- ¡veni y cállala vos, yo no tengo dospijas!--- me grito. Yo me quede sin saber qué hacer. Pero demasiado al palocomo para pensar mucho.
Me acerque a la pieza y vi lo que mi imaginacióncon los sonidos habían creado. Ambos estaban desnudos, Carla estaba en cuatro yJorge la sujetaba de la cintura. Los gritos y gemidos de ella se unían alchasquido que sus nalgas hacían contra la pelvis de él.
--- ven, hacerla callar a la hija de puta—medijo Jorge señalando a Carla.
Yo estaba muy excitado por toda la inusualsituación. Jamás me hubiese pensado que aquello desembocara en algo así. Perosin pensarlo desabroche mi pantalón y me desnude.
Carla me miraba deseándome, tenía la vista fijaen mi verga que cada vez se ponía más dura. Me acerqué a ella e inmediatamenteabrió la boca y me miro. Le acaricie el rostro mientras mi verga se balanceabaa centímetros de su boca. Acerque la cabeza a sus labios, que se cerraron sobreella y sentí como comenzaba a succionar lentamente mientras Jorge la seguíacogiendo.
--- ¿eso era lo que querías puta?--- le grito almomento que yo metía más la verga en su boca--- grita ahora hija de puta.
Logramos con Jorge una coordinación casi rítmicayo cogiéndole la boca y el la concha. Ella gritaba pero quedaba ahogada por mipija creando sonidos ahornagados.
---métesela más que le encanta--- me dijo Jorge.
Carla tenía los ojos llorosos y me mirabatiernamente, tenía la boca llena de saliva y líquido seminal que le caía por lapera. Abrió más la boca y entendí la invitación.
Sentí cuando la cabeza de la verga atravesó sugarganta y la mantuve así unos segundos.
La saque y comenzó a toser pero al instante memiro queriendo más. Hice el mismo procedimiento unas cinco veces hasta que veoque Jorge se aparta.
--- estoy re manija me voy a preparar un fernet,seguí cogiéndotela vos así no se enfría.
La situación me calentaba mucho. Tome a Carladel brazo y la dirigí hacia una pared. Ella se puso de cara a la pared y colocolas manos a la altura de su cabeza e inclino las caderas hacia fuera. Eraimpresionante el buen culo que tenía. Duro y firme. Le di un nalgazo al cualella respondió con un grito y un gemido. Tome sus nalgas y las separe revelandouna concha depilada y rozada. Coloque mi verga entre ellas y las apretéaprisionando mi pija entre sus suaves y carnosas nalgas. Y comencé a moverme.
--- Que dura que los tenes--- me gimió mientrasyo seguía haciendo una turca con su ojete.
La empuje levemente y ella se inclinó más.
--- ¿me vas a coger?--- pregunto en una vocecitade nena. --- despacito…
Yo no respondí, sabía cuál era su juego. Así quecoloque mi verga en posición y la embestí de golpe penetrándola hasta el fondo.Ella grito colocando una mano en mi cadera. Supe que le había dolido de verdady aquello me éxito aún más.
--- me estás haciendo mierda…--- su voz era ungemido obsceno --- es muy grande…
Comencé a bombearla con un rimo fuerte y rápido.Sus nalgas chasqueaban al chocar contra mi pelvis. La tome del pelo y le tirela cabeza para atrás. Ella no paraba de gritar y gemir. “ay no, no, no…” perocada vez inclinaba más la cintura para que mi verga entrase más y mejor.
--- ¿viste como le gusta la verga? --- Jorgehabía vuelto con dos vasos de fernet, me dio uno el cual comencé a tomarmientras seguía cogiéndome a Carla. --- que bien que te la estas cogiendoflaco.
Jorge se recostó en la cama y comenzó amasturbarse mientras nos veía.
Me termine el vaso y dejándolo en el piso tome aCarla y la arroje en la cama quedando de costado. Le tome las caderas y laposicione cola arriba. Ella levanto las caderas haciendo que su hermoso culoquede en buena posición.
Me coloque sobre él y le volví a abrir lasnalgas. En los costados de los cachetes tenia leves estrías, las acaricie altiempo que acercaba mi verga a su concha que estaba toda mojada, sucia deespuma blanca y seguía abierta esperando.
Comencé a cogerla sujetándola del culo y lacintura. A cada investida ella apretaba más las sabanas. En ese momento Jorgese levanta y acerca su pija a la cara de su mujer la cual ahora sus gritoschupándosela.
--- Mira te quiero mostrar algo --- me dijo depronto Jorge parándose junto a la cama--- acóstate--- indico señalando la cama.Yo obedecí y Carla se subió encima de mi verga colocándosela en su concha yhaciéndola entrar.--- bien ahora moverte puta--- le grito a Carla mientras lepegaba un fuerte nalgazo.
Carla comenzó a moverse de una manera increíble.Sus caderas caían rítmicamente sobre mi pija. Mis manos estaban a los costadosde su cadera acompañando el movimiento.
--- ¿Quieres ver como la hago acabar?--- y veocomo Jorge se acerca y coloca una mano alrededor del cuello de Carla. Veo comosu mano comienza a apretar. El rostro de Carla cada vez se ponía más colorado,sin embargo con paraba de moverse, al contrario, parecía moverse más rápido ycon mayor intensidad.
Hasta que la siento temblar y que un líquido merecorría las bolas.
--- Eso es, eso es. Acábame como me gusta...asi…--- decía Jorge mientras le pegaba en el culo cada vez mas fuerte. Lasmanos de ella sobre mi pecho me clavaron las uñas crispadas.
Entonces Jorge le libera el cuello y escuche elgrito más profundo que jamás escuche seguido de jadeos. Sentía como su conchaconvulsionaba de placer con mi verga adentro.
--- Agradece que hoy estoy bueno, la próxima tereventamos el culo entre los dos--- le dijo al oído mientras le pellizcaba unrosado pezón--- veni Ema vamos a hacer q se trague todo.
Nos colocamos entonces uno al lado de otro yCarla se arrodillo frente a nosotros. Comenzamos a masturbarnos mientras ellaaguardaba con la boca abierta y nos masajeaba las bolas. Se sentía hermoso.
El primero fue mi vecino, dos chorros de lecheespesa que cayeron parte en la boca y parte en la pera. Yo le seguí con treschorros abundante, jamás había acabado así, los tres fueron directamente a laboca llenándola por la mitad.
--- Y ahora trágate toda como buena puta--- ledigo exprimiendo mi verga para que caiga hasta la última gota de semen sobre sulengua.
Y así se fue a acostar, calladita y con la panza llena.
Jorge y Carla se mudaron al último departamento,al lado del mío. Durante las primeras semanas los fui conociendo. Eran unapareja normal, trabajadora. Ella parecía más reservada que él. Con Jorge tomela costumbre de charlar todas las noches en el pasillo después de cenarmientras fumábamos. Dichos encuentros nunca superaban las diez de la noche yaque yo trabajo muy temprano.
Paso que un viernes me disponía a dormir cuandoescucho que Carla comenzó a gritar. Al principio me alarme, parecía que laestaban matando. Hasta que entendí lo que era. Me di vuelta e intente dormirigual. Pero me fue imposible. Carla gritaba y hablaba. “ay no, no, por favor”aquello se intercalaba con gemidos.
La verdad es que no me imaginaba a Carla en esasituación, no parecía esa clase de mujer. Flaquita muy blanca, más bien deperfil bajo. Trate de recordar cómo era físicamente pero me di cuenta querealmente no lo sabía. Nunca le había prestado mayor atención.
Paso una hora y seguían los gritos y golpes, dea ratos escuchaba algún nalgas acompañado de un nuevo grito.
Mire el reloj para comprobar que solo me quedabamenos de 7 horas para dormir y aquello parecía no terminar más. Me levante ysalí al pasillo. Desde ahí los gritos se escuchaban más fuertes, me sorprendióque ningún otro vecino protestara.
Me acerque a la puerta y vi que estabaentreabierta. Escuchaba nítidamente los gemidos de ambos y el chirrido de lacama. Estar ahí sin ser visto me provoco una adrenalina que me éxito. Nuncahabía hecho algo así pero me gustaba espiar. Pero no me podía quedar muchotiempo ahí así que decidí terminarlo rápido.
--- ¡Jorge!--- grite a través de la puerta---¿podrías callarla un poco papa?
No recibí respuesta ni siquiera pararon alescucharme.
--- dale Jorge, mañana trabajo temprano y voz a…
--- Ema ¿sos vos?--- la vos de mi vecino mellego desde la pieza. Me estaba hablando mientras seguía cogiendo.--- veni,¡súmate!
--- no Jorge en serio, hace que no grite tantono sabes cómo se escucha…
--- ¡veni y cállala vos, yo no tengo dospijas!--- me grito. Yo me quede sin saber qué hacer. Pero demasiado al palocomo para pensar mucho.
Me acerque a la pieza y vi lo que mi imaginacióncon los sonidos habían creado. Ambos estaban desnudos, Carla estaba en cuatro yJorge la sujetaba de la cintura. Los gritos y gemidos de ella se unían alchasquido que sus nalgas hacían contra la pelvis de él.
--- ven, hacerla callar a la hija de puta—medijo Jorge señalando a Carla.
Yo estaba muy excitado por toda la inusualsituación. Jamás me hubiese pensado que aquello desembocara en algo así. Perosin pensarlo desabroche mi pantalón y me desnude.
Carla me miraba deseándome, tenía la vista fijaen mi verga que cada vez se ponía más dura. Me acerqué a ella e inmediatamenteabrió la boca y me miro. Le acaricie el rostro mientras mi verga se balanceabaa centímetros de su boca. Acerque la cabeza a sus labios, que se cerraron sobreella y sentí como comenzaba a succionar lentamente mientras Jorge la seguíacogiendo.
--- ¿eso era lo que querías puta?--- le grito almomento que yo metía más la verga en su boca--- grita ahora hija de puta.
Logramos con Jorge una coordinación casi rítmicayo cogiéndole la boca y el la concha. Ella gritaba pero quedaba ahogada por mipija creando sonidos ahornagados.
---métesela más que le encanta--- me dijo Jorge.
Carla tenía los ojos llorosos y me mirabatiernamente, tenía la boca llena de saliva y líquido seminal que le caía por lapera. Abrió más la boca y entendí la invitación.
Sentí cuando la cabeza de la verga atravesó sugarganta y la mantuve así unos segundos.
La saque y comenzó a toser pero al instante memiro queriendo más. Hice el mismo procedimiento unas cinco veces hasta que veoque Jorge se aparta.
--- estoy re manija me voy a preparar un fernet,seguí cogiéndotela vos así no se enfría.
La situación me calentaba mucho. Tome a Carladel brazo y la dirigí hacia una pared. Ella se puso de cara a la pared y colocolas manos a la altura de su cabeza e inclino las caderas hacia fuera. Eraimpresionante el buen culo que tenía. Duro y firme. Le di un nalgazo al cualella respondió con un grito y un gemido. Tome sus nalgas y las separe revelandouna concha depilada y rozada. Coloque mi verga entre ellas y las apretéaprisionando mi pija entre sus suaves y carnosas nalgas. Y comencé a moverme.
--- Que dura que los tenes--- me gimió mientrasyo seguía haciendo una turca con su ojete.
La empuje levemente y ella se inclinó más.
--- ¿me vas a coger?--- pregunto en una vocecitade nena. --- despacito…
Yo no respondí, sabía cuál era su juego. Así quecoloque mi verga en posición y la embestí de golpe penetrándola hasta el fondo.Ella grito colocando una mano en mi cadera. Supe que le había dolido de verdady aquello me éxito aún más.
--- me estás haciendo mierda…--- su voz era ungemido obsceno --- es muy grande…
Comencé a bombearla con un rimo fuerte y rápido.Sus nalgas chasqueaban al chocar contra mi pelvis. La tome del pelo y le tirela cabeza para atrás. Ella no paraba de gritar y gemir. “ay no, no, no…” perocada vez inclinaba más la cintura para que mi verga entrase más y mejor.
--- ¿viste como le gusta la verga? --- Jorgehabía vuelto con dos vasos de fernet, me dio uno el cual comencé a tomarmientras seguía cogiéndome a Carla. --- que bien que te la estas cogiendoflaco.
Jorge se recostó en la cama y comenzó amasturbarse mientras nos veía.
Me termine el vaso y dejándolo en el piso tome aCarla y la arroje en la cama quedando de costado. Le tome las caderas y laposicione cola arriba. Ella levanto las caderas haciendo que su hermoso culoquede en buena posición.
Me coloque sobre él y le volví a abrir lasnalgas. En los costados de los cachetes tenia leves estrías, las acaricie altiempo que acercaba mi verga a su concha que estaba toda mojada, sucia deespuma blanca y seguía abierta esperando.
Comencé a cogerla sujetándola del culo y lacintura. A cada investida ella apretaba más las sabanas. En ese momento Jorgese levanta y acerca su pija a la cara de su mujer la cual ahora sus gritoschupándosela.
--- Mira te quiero mostrar algo --- me dijo depronto Jorge parándose junto a la cama--- acóstate--- indico señalando la cama.Yo obedecí y Carla se subió encima de mi verga colocándosela en su concha yhaciéndola entrar.--- bien ahora moverte puta--- le grito a Carla mientras lepegaba un fuerte nalgazo.
Carla comenzó a moverse de una manera increíble.Sus caderas caían rítmicamente sobre mi pija. Mis manos estaban a los costadosde su cadera acompañando el movimiento.
--- ¿Quieres ver como la hago acabar?--- y veocomo Jorge se acerca y coloca una mano alrededor del cuello de Carla. Veo comosu mano comienza a apretar. El rostro de Carla cada vez se ponía más colorado,sin embargo con paraba de moverse, al contrario, parecía moverse más rápido ycon mayor intensidad.
Hasta que la siento temblar y que un líquido merecorría las bolas.
--- Eso es, eso es. Acábame como me gusta...asi…--- decía Jorge mientras le pegaba en el culo cada vez mas fuerte. Lasmanos de ella sobre mi pecho me clavaron las uñas crispadas.
Entonces Jorge le libera el cuello y escuche elgrito más profundo que jamás escuche seguido de jadeos. Sentía como su conchaconvulsionaba de placer con mi verga adentro.
--- Agradece que hoy estoy bueno, la próxima tereventamos el culo entre los dos--- le dijo al oído mientras le pellizcaba unrosado pezón--- veni Ema vamos a hacer q se trague todo.
Nos colocamos entonces uno al lado de otro yCarla se arrodillo frente a nosotros. Comenzamos a masturbarnos mientras ellaaguardaba con la boca abierta y nos masajeaba las bolas. Se sentía hermoso.
El primero fue mi vecino, dos chorros de lecheespesa que cayeron parte en la boca y parte en la pera. Yo le seguí con treschorros abundante, jamás había acabado así, los tres fueron directamente a laboca llenándola por la mitad.
--- Y ahora trágate toda como buena puta--- ledigo exprimiendo mi verga para que caiga hasta la última gota de semen sobre sulengua.
Y así se fue a acostar, calladita y con la panza llena.
3 comentarios - Silenciando a la vecina