SPOILER
SPOILER
SPOILER
Bueno, finalmente llegó el día.
Ya están todos los capítulos de esta tercera parte "Expiación".
Llevó más de un año hacerlo.
Son 51 capítulos y cerca de 800 páginas.
Para adquirirlo, como siempre, la info está en mi sitio de hiphop911webnode o hiphop911ok en el insta.
PD: Algunos gifs no son reconocidos por la pág, pero están en la versión html que podrán encontrar por ahí...
Como también algunos errores gramaticales causados por el diccionario, se van a ir corrigiendo, no se preocupes.
Saludos y aguardo comentarios y teorías como siempre.
Mi prima, Mara 3: Expiación
CAPÍTULO XVIII
Perdí la consciencia en un momento, cuando finalmente el sueño logró su cometido.
Lo último que recuerdo fue que me encontraba haciéndole unos mimos a Sabrina en su espalda y, también, en su pierna cruzada sobre mi torso.
Nadie, salvo Mara, había sido tan amorosa conmigo. Tan tierna…
Mara…
Qué momento tan inoportuno para recordarla.
A veces pienso que la vida es una secuencia continua de hechos fácticos a los cuales no les interesa volver a repetirse en la mente, después de que empíricamente hayan causado tanto dolor.
Así trabajaba últimamente mi cabeza. Reviviendo una y otra vez todos aquellos malos momentos. Por supuesto que los buenos también, pero el efecto, dadas las circunstancias, era el mismo, pena.
Una presión en el pecho fue lo que me despertó de golpe, de un sobresalto.
Recuperé el conocimiento de forma abrupta como con incertidumbre, para no decir cagazo, je.
Claro, estaba profundamente dormido.
Al observar el panorama, me di cuenta de la realidad.
Esa presión que sentía en el cuerpo, era producto de la humanidad de Sabrina, que seguía tendida sobre mí.
Me tranquilicé de inmediato.
Tan cálida...
Me salió darle un beso en la cabeza, conforme recuperaba el aliento.
Ya no me encontraba dentro de ella, como cuando me dormí, pero sentía la fuerza que mi miembro hacía contra su vientre.
Más allá de que era costumbre en mí, despertarme con la verga erecta, amanecer con una mujer como ella, desnuda y abrazándome no iban a hacer cambiar demasiado la situación…
Mis ganas de ir al baño se hicieron fuertes.
No me quedó otra que ir.
Suavemente y con mucho cuidado, la corrí a un costado para levantarme.
Algo dormida, hizo un gesto de sonrisa y me besó el pecho.
No hizo más que enternecerme aún más.
Quedó a mi costado, boca arriba.
Lucía tremendamente hermosa, desnuda. Estaba fascinado con ella.
Siempre lo había estado, a decir verdad.
Esas gomas…
Daban ganas de despertarla a lamidas.
Miré la hora. El reloj marcaba las 6 am.
Me dió algo de tristeza saber que nuestra última noche juntos, ya había pasado.
Pero en el fondo, ya no sentía ese dolor que me manejó como quiso hasta la tarde del día anterior, en la que la había vuelto a ver.
Fui a hacer lo que debía al baño.
Llevé mi celular conmigo.
Mirando el whatsapp, se me puso la pestaña de estados.
El primero que aparecía, era el de Mara.
“😔”
Eso era todo.
Suspiré al verlo.
Yo sabía que estaba triste, apenada. Pero en ese momento, yo no podía hacer nada por ella.
No al menos hasta esa última vez que estuvimos juntos.
No me porté de la mejor manera y no quería que volviera a pasar algo como eso.
Lo último que quería en este mundo, sería llegar a lastimarla.
No me sentía preparado para sentarme y hablar. Simplemente era así.
Quizá así terminan los ciclos.
Tal vez las relaciones siempre finalizan así, pensé.
Increíble que se acabara. Yo me veía toda la vida con ella…
Pero en fin, no era el momento para lamentarme.
Sé que le debía una disculpa por mi comportamiento, pero sentí que lo tenía que hacer cuando ya no hubiera nada en mi mente que me condicionara.
No sé cuánto me iba a llevar, pero más allá de lo que pasó, sabía que ella no merecía padecer mi peor parte.
Me di un pequeño enjuague ya que las horas previas con Sabrina habían dejado sus consecuencias sobre mi cuerpo.
Noté que la piel de mi pene estaba bastante irritada.
Eso no era óbice para que dejara de hacer lo que hacía, claro.
Ya iban a venir los días de descanso.
Pensé que si yo estaba así, probablemente Sabrina también, ya que por momentos, la cosa se puso brusca.
Me causó gracia ver el moretón que se formó en el cuello, producto de una mordida suya.
Me pidió disculpas enseguida. Pero me mató el hecho de que lo hiciera sin poder mantener el control sobre sus actos…
Volví a la habitación, así como estaba, en pelotas.
Me acosté en la cama otra vez, no sin antes contemplar su belleza.
¡Qué mina tan especial! me repetía a mí mismo.
Ahora, dormía como una angelita, cuando ambos sabíamos que en verdad, era un completo demonio.
Le di un beso en el hombro y me puse de costado, mientras la miraba.
Cuánto había deseado volver a verla…
Parecía como si todo ese dolor que se encontraba adherido a mi alma, ya hubiera comenzado a irse.
La abracé de la cintura y así me quedé.
Sin darme cuenta, me relajé nuevamente contemplando su figura.
La cortina se cerró una vez más.
¿Cuántas funciones aún quedaban?
Probablemente, muy pocas. Pero se trataba de momentos que jamás iba a olvidar y eso, al menos, me reconfortaba bastante.
Mientras descansaba, poco a poco un olorcito muy rico fue despertándome de mi hibernación.
Ya había un poco más de luz por fuera de la ventana.
Sabrina no estaba en la cama.
Pensé en las escasas ocasiones que dormí plácidamente en el último tiempo.
Ésta era una de ellas.
Me sentía bien.
Ya eran las 7:30 hs.
Se sentía ruido desde el exterior del cuarto.
Probablemente, Sabrina se había levantado a preparar las cosas para su viaje.
Agarré el bóxer que estaba prolijamente dejado sobre el mueble y me lo puse, como así también una remera blanca..
Me estiré y bostecé lindo, je.
Me pregunté si el tiempo con ella ya había finalizado...
Comencé a caminar hacia el ruido. A cada paso que daba, se hacía más intenso.
Al bajar las escaleras de la casa y dirigirme hacia el living, la vi.
En efecto, se encontraba cerrando una valija.
Estaba con un shorcito de tela rosa y una camisa tipo leñadora a cuadros de color blanca, combinado con negro...
Tenía una colita en el pelo, del lado derecho de la cabeza que le quedaba muy linda.
Me hizo acordar a los looks de los 90’s, onda “Clarissa lo explica todo”.
Sin lugar a objeciones me consideraba un total afortunado de que una persona tan hermosa como ella me hubiera dado bola.
No sé si la merecía, pero que fue todo un placer conocerla y compartir momentos con ella, estaba totalmente seguro.
Me vió mientras bajaba.
Enseguida se le dibujó esa sonrisa tímida en el rostro.
SAB: ¡Buen día, hermoso!.- Expresó muy cariñosa
YO: Hola, rojita… Buen día.- Le dije acercándome.
Se habrá percatado de mi cara al ver la valija.
SAB: No me voy todavía, eh jaja. Solo dejo todo preparado mi por TOC…- Expresó con una mueca.
Caminé hacia ella y la agarré con mis brazos.
YO: ¿A qué hora te vas?
SAB: A la tarde, tarde noche…- Expresó apoyando ligeramente desde el costado en mi pecho.
Yo miraba la valija y ya me daba cosa…
Ese nudito que se comenzaba a formar en la garganta. Es horrible tener que despedirte de alguien.
Pero trataba de ser optimista.
Y me repetía constantemente que, al menos, habíamos tenido un momento propio, nuestro.
YO: ¿Queres que te lleve al aeropuerto?
Me miró y sonrió, acariciándome el brazo con ternura.
SAB: No hace falta… Además, me pasa a buscar un auto de la empresa.
YO: Bueno, si cambias de parecer…
SAB: Odio las despedidas… Así que olvidate…
Se giró y me miró a los ojos.
Dios como me gustaba que me mirara así… Con determinación, pero también con vergüenza, timidez.
La tomé de los cachetes de la cara, suavemente.
YO: Ok… Al final, te re ocupé la casa jeje.- Le dije para cambiar de tema.
SAB: Jajaja… Me gustó mucho tenerte acá.- Exclamó mirándome a los ojos y a la boca, pegada a mí, frente a frente.
YO: ¿Seguro?
SAB: Sip… ¿Tenes planes para hoy?.- Expresó de forma sorpresiva.
YO: No, ¿por?
SAB: ¿Te gustaría pasar el resto del día conmigo?.- Dijo moviendo un poco sus ojos, que me miraban fijo.
¿De verdad me preguntaba eso?
Por supuesto que me iba a gustar.
Puse una cara de feliz cumpleaños tremenda.
YO: ¿Me estás jodiendo? jaja ¡Obvio!
SAB: Jeje
YO: Yo ya me estaba sintiendo una plaga…
SAB: ¡Nooo! ¿Sos bobo? jaja
YO: Jaja bueno, ya que me estás suplicando que me quede, me quedo…- Le contesté en broma.
SAB: Jajaja pero qué tarado…
Puse mis manos en su cintura y la sostuve de allí.
De forma automática, ella se me acercó para besarme.
Uff…
Nos entendíamos a la perfección. Mucha piel había entre nosotros.
Con besos como esos, tan ricos y reconfortantes, no necesitaba desayuno.
La besé con fuerza, mientras suspiramos.
Siempre me desquició su forma de sollozar al estar juntos.
La levanté en el aire, como había hecho otras veces.
Ella me rodeó el cuello con sus brazos. Cuando hizo ese movimiento, su cabello retenido por la gomita, abanicó en un ademán tortuoso, una enorme ráfaga de su fragancia corporal, totalmente hipnótica.
Cerré mis ojos y me entregué a esa sensación única de bienestar.
Abrí mi boca, dejando salir la lengua.
Sabrina hizo lo propio y con las puntas, comenzamos a jugar.
Se enfrentaron como en una guerra cuerpo a cuerpo divina, en las que ambos segregamos tanta saliva, que teníamos que tragar en varias veces.
Dios…
Comencé a caminar con ella encima de mí, sin saber a dónde iba.
No importaba el lugar, siempre y cuando fuera con ella con quien deambulara.
Así las cosas, terminamos contra una pared.
Eran tan apetitoso besarla, que me iba a ser sumamente difícil dejar de hacerlo.
Claro, había un tiempo límite, pero no necesitaba pensar en eso en aquel momento.
Mi miembro, erecto, se encontraba apretado contra su sexo, por encima de la ropa.
Sabrina tenía sus brazos cruzados detrás mío. Me sujetaba bien, como si no quisiera soltarme.
En silencio y suspirando, intercambiamos fluidos por un buen rato.
Tenía la necesidad de expresar con palabras todo lo que sentía por ella, pero no quería arruinar los últimos momentos.
Sabrina sabía que no estaba bien estar conmigo. Se sentía mal por ello, pero también le resultaba una mierda no estar.
Yo creo que si hay sentimientos sinceros de por medio, todo se puede. Y más aún, por cómo se habían dado las cosas.
Pero conociendo su personalidad, sabía muy bien que en algún momento se iba a sentir horrible por no poder dejar de lado su afecto por mí, por sobre el de su amiga y haber roto el “código”.
Luego de unos minutos de intensos besos, nos detuvimos, pero sin movernos de nuestra posición.
Nos miramos.
Ella estaba toda colorada, lo que me volvía aún más loco.
No podía entender lo hermosa que se veía independientemente de la situación en que se encontrara.
El aroma de su cuerpo era algo que se me había vuelto adictivo.
Con una de sus manos, me acarició una mejilla.
Me miraba con sus ojos celestes muy profundamente. Cómo si hubiera kilómetros y kilómetros de espacio exterior, lleno de emociones.
Yo solo contemplaba su belleza. Cada curva de su hermoso, delicado y blanco rostro.
Me fascinaba observar sus pecas y cómo las mismas, le recorrían parte del cuello, hasta llegar al canal de sus tetas.
SAB: Te quiero… ¿sabes?.- Dijo con una vocecita suave.
Uff…
YO: Yo también te quiero, bombón… Mucho…
Me acerqué y le di un beso muy pero muy lento, dejando pegados nuestros labios y gozando los suspiros que emanamos.
Podría estar así todo el día, todos los días, con ella. Sin dudas.
SAB: Jmm…- Exclamó y me abrazó, poniendo su rostro al costado del mío.
Sus gomas se aplastaron contra mi pecho.
Colocó una de sus manos detrás de mi cabeza y permaneció así otros momentos.
Podía sentir su corazón latiendo de forma acelerada.
Creo que hasta podía oírlo.
YO: ¿Y si no te vas? jeje
Se rió por lo bajo, mordiéndome el cuello cariñosamente.
SAB: Tonto…
YO: ¿Sería muy descabellado?
Se separó de mí, algo tentada, pero seguía estando alzada contra la pared.
SAB: Muy…- Expresó con algo de vergüenza.
YO: Yo re estaría con vos…
SAB: ¿Ah sí?
YO: Sí… Ni lo dudes…
SAB: ¿Vos sabes que eso es imposible, no?
YO: Mmm ¿Decís que no tengo ni chance para estar con vos?
SAB: No… Claramente no estás a mi nivel...- Se empezó a reír…
YO: Ufa… Como el esclavo que se enamora de una princesa…
Se puso roja de como se reía.
Amaba como se pasaba la mano por el pelo.
SAB: No, bobo… Te jodo… Vos entendes…
YO: Y si no fuera por eso… ¿estarías conmigo?
Me miró como diciendo “no tengamos esta discusión”.
Yo no quise insistir volviendole a preguntar. Pero la verdad que me dejaba llevar y me ponía sentimental.
SAB: Tengo una idea…- Expresó poniendo rostro de interesante.
YO: ¿Qué?
SAB: Dame 10 minutos y subí a mi habitación ¿dale?
Mmm ¿qué tramaba?
Enseguida acepté, por supuesto.
YO: ¡Dale!
Me quedé mirándola con ganas de masticarla toda.
SAB: Me tenes que soltar para eso…- Exclamó haciendo ojos
YO: ¡Cierto! jaja
La bajé suavemente al suelo.
Ella puso sus dos manos sobre mi rostro y me estampó un gran beso.
“Mmmm muaack”
SAB: Subí en 10…
YO: ¡Dale!
Era muy lindo estar ahí con Sabrina. Me llenaba de felicidad. Lo había esperado bastante.
Al igual que ella, también sentía esa especie de inmoralidad al hacerlo, pero era mucho más fuerte el deseo de estar ahí, besarla, hacerle el amor, compartir cada instante.
Ya tendría tiempo para meditarlo…
En ese momento, hacía lo que mi corazón me pedía…
Agarré mi teléfono, para boludear un rato, haciendo tiempo. La verdad es que soy una persona muy ansiosa y no puedo estar demasiado rato sin hacer nada. Es más fuerte que yo…
Contesté un par de mensajes de amigos.
En la pestaña de estado del whats, el primero que me aparecía era el de Mara.
Me pregunté cómo estaría…
Aún seguía esa carita que había puesto.
Después de lo que había pasado, no sentí que fuera prudente seguir pensando en ello.
Además, no estaba con ella…
Cómo no podía ser de otra manera, la suerte pareció darme la espalda en ese instante.
Intentando salir de la aplicación, sin querer, presioné el botón de llamar.
En mi vida, maniobré tan rápido y brusco para evitar una cagada.
El ritmo cardíaco se me aceleró.
¡No podía ser tan imbécil!
Pude cancelarla, pero solo unos segundos después de haberla efectuado.
Todas me pasan, pensé…
Aparentemente, no pasó a mayores, ya que su estado no cambió a “en línea”. Respiré profundo. Había estado cerca de cargarla…
Miré el tiempo y ya habían pasado esos 10 minutos de plazo que me había impuesto Sabrina. La curiosidad, comenzó a adueñarse de mi ser.
¿Qué iba a hacer?
Subí la escalera con mucha ansiedad.
No era para nada ordinario que ella realizara algo como eso. Pero ello lo volvía mucho más interesante.
Caminé lentamente por el pasillo hasta llegar a la puerta de su habitación.
Reconozco que sentí nervios. Pero esa clase de nervios que son hermosos de sentir.
YO: ¿Sabri?.- Exclamé cerca de la puerta.
SAB: ¡Pasá!.- Respondió
Cuando abrí el portal a su cuarto, me encontré con la verdad.
Mis ojos se abrieron del tamaño de dos platos playos.
Tragué saliva al mejor estilo de dibujito animado.
Verde, me puse.
Allí estaba, de cuclillas en la cama, completamente ruborizada.
Una vez más, quedé embelesado.
Vestía ropa interior de encaje, blanca, con un portaligas que me dejó totalmente pasmado.
Era una diosa…
La lencería, le quedaba dibujada.
Si tuviera que encontrar una palabra para describirla, esa sería “perfección”.
SAB: ¿Te gusta?.- Expresó tímidamente.
Imagino la cara de estúpido que tendría.
Sonreí como un idiota y emprendí el camino hacia ella.
Era una locura como le quedaban esas tiras de tela en las piernas.
Daban ganas de besarla toda. ¡Se había vestido para mí!
Incluso delineador negro en los ojos tenía.
Una hembra con todas las letras…
De manera muy arrolladora se levantó de la cama.
El efecto rebote de su cabello, hizo que se alteraran los protones de mi cuerpo.
Llegué hasta su deliciosa figura y, en forma automática quise comerle la boca.
SAB: ¿A dónde vamos?.- Me paró con el dedo de manera provocativa.
Tragué saliva.
Ni tocarla me dejó.
Cuando quise apoyar mi mano en su cadera, me hizo “a amm” negándolo.
SAB: ¡Sentate!.- Exclamó y me empujó suavemente con la mano.
Por supuesto que iba a hacer lo que ella me dijera…
Caí hacia atrás, con la verga haciendo presión en el bóxer.
Puso una cara de depredadora que me desquició.
Miraba sus tetas, sujetadas por el corpiño. Dado su tamaño, hacían una hermosa presión sobre la tela.
Uff… Le explotaban…
Sentí unas terribles ganas de hundir mi cara allí para degustarlas.
Sabrina me acariciaba el rostro, parada frente a mí.
Su mirada sensual me penetraba lo más profundo del alma.
Se mordió el labio inferior e hizo un giro de 360 grados.
Fff…
Casi muero de un infarto… Otro…
Lo que fue ver esa cola entangada… Delicada, perfecta y voluptuosa…
Sin dudas que alguien como yo no podría estar a su nivel…
YO: Sos una preciosura, Sabrina…- Le dije sumergido en una pasión sin precedentes.
Sonrió, ruborizada.
Iba a terminar con mi vida si continuaba…
Se acercó hacia mí, apoyando uno de sus brazos en mi hombro y llevándome para atrás.
Sus ricas tetas estaban a centímetros de mi cara.
Levantó una pierna y la puso a mi lado, para luego hacerlo lo propio con la otra.
Suspiré.
Me sonrió y muy despacio se sentó sobre mí, provocando que mi verga, dura, se apoyara en su conchita, por encima de la tela de la tanga.
Oohh…
Fue hermoso, único.
YO: Aahh…- Gocé sin querer.
Me abrazó con sus brazos y yo pegué mi boca contra una de sus gomas.
¡Qué ricura!
No me pude contener y la besé. La besé mucho en el pliegue de sus tetas.
La tomé por detrás y la apreté aún más contra mí.
Mi pija latía.
SAB: Aaww…- Suspiró y empujó contra la cama.
Sensualmente, se tiró el largo cabello a un costado.
Deliré…
SAB: ¿Estás preparado para hacerme el amor lo que resta del día?.- Expresó con una seguridad que me enamoró.
Desde luego que lo estaba.
YO: Por supuesto, hermosa…- Le dije sonriendo y mirándola muy tiernamente.
Ella también emitió una sonrisa y se agachó hasta llegar a mi boca.
Una vez más, apoyó sus labios sobre los míos.
Se me hacía agua la boca.
“Mmm moo aamm” se escuchaba.
Pocas veces me habían besado como lo hacía ella.
Ahora sí, dejó caer su delicada humanidad sobre mí y el calor me atrapó.
Lo único que imploraba al cielo era que el tiempo no pasara tan rápido.
Supongo que Sabrina también me deseaba con locura, ya que de inmediato comenzó a besarme bruscamente. Como si no tuviera control sobre sus actos.
Me llamaba mucho la atención cuando esto le ocurría, no era la primera vez que se volvía “bruta”. Pero claro, eso no hacía más que aumentar mi amor por ella…
Besos y suspiros fue la temática por varios minutos. Rodamos por la cama muchas veces, hasta casi caernos en algún momento.
La pasión nos dominaba.
Había como una fuerza gravitatoria en nuestros cuerpos que no nos dejaba separar.
Pero ¿quién quería eso?
En un momento, yo quedé por encima de ella.
Me miraba con un rostro que no era capaz de describir. Me tocaba la cara con su mano, mientras se oían los corazones agitados de tanto revolcarnos.
YO: Sabri, yo…- Me interrumpió, diciéndome “no” moviendo la cabeza.
Necesitaba sacar de mí eso que sentía en ese momento.
Quería que lo supiera.
Pero la complací… Me contuve…
Puse mi mano en su pierna y se la acaricié íntegra.
Su figura femenina era demasiado imponente.
Una piel sin imperfecciones, suave…
Continué tocándola hasta llegar a su zona íntima.
Sabrina seguía observándome fijamente.
Llegué a la parte más recondita de su tanga.
Ella suspiró.
Al deslizar mis dedos allí, noté lo húmedo de la tela.
Fruncía las cejas con cada movimiento que hacía.
SAB: Oohh…
Esa humedad, se fue transformando en líquido poco a poco.
Bajé hasta su boca y se prendió nuevamente como si yo fuera un chupete.
SAB: Mmmmm…- Gritó succionándome.
La mimé más profundo. De esa manera podía sentir el relieve de sus labios vaginales a través de la tela, que estaba cada vez más mojada.
YO: Me encantas, rojita…- Le dije ya entrando en una zona de la que me iba a ser difícil salir.
SAB: Aaahh… Vos también… Mmm…
Con una mano, me tocó la verga por encima del bóxer.
El placer que sentí fue terrible. Sabía muy bien como acariciarme para hacerme delirar.
A causa de ello, no me quedó más remedio que meter mis dedos por debajo de la tanga.
SAB: Uummm.- Gimió en el instante exacto en que penetré su vulva.
Su rica conchita estaba toda lubricada, por lo que no me fue dificultoso llegar directo a su clítoris.
SAB: Oohh… John…- Suspiró en mi boca…
Estaba muy duro. Me encantó.
Tanto que me tenté muchísimo.
Entonces, conforme la tocaba suavemente, le mandaba lengua hasta el fondo de su boca.
Dios…
No podía más…
Para colmo, ella metió su mano dentro del bóxer, para sujetar firmemente mi verga por el tronco.
Gemí zarpado…
“Oooohhhh”
Pero eso no era algo bueno para mí. Por la calentura que sentía, me iba a ir en segundos, así que me mandé una de las mías.
Inmediatamente ella bajó y subió la piel de miembro, solté su boca y fui hasta su entrepierna.
Con la verga fuera del calzoncillo, metí mi cabeza entre sus piernas.
Un olorcito sabroso me hizo segregar mucha saliva.
La observé a los ojos.
Qué hermosura de mujer…
Le besé uno de sus muslos y ella acomodó sus piernas, abriéndolas para mí.
Me pedía a gritos que la complaciera con mi boca.
El corazón me explotaba y no había mediación que lo controlara.
Ver cómo se mordió por lo que le iba a hacer, casi me hace implosionar.
Con mi mano, corrí la tela de su tanga hacia un costado.
Su rosita y lábil vagina quedó completamente a mi disposición.
No podía ser que fuera preciosa por cualquier lugar donde la mirara. Todo era hermoso en ella…
Fue automático.
Le di un explosivo beso en los labios que la hizo gritar otra vez.
SAB: Aaaaaaa…- Expresó.
De seguro se oyó hasta la calle.
La miré a los ojos, que lucían extasiados. Se agitó mucho.
Me pedía que continuara.
Saqué mi lengua lentamente.
Sus piernas se contrajeron de golpe y suspiró.
La apoyé en su vulva, provocando que empezara a exhalar un “aaaa” muy bajito mientras nuestras miradas se cruzaban.
Le di una gran y lenta lamida que cuando toqué su clítoris con la punta, ocasionó un aullido descomunal de su parte.
“Aaaaaaaiiiiiii” gritó.
Me mató…
La abracé de las gambas y comencé a degustarla.
Cómo loco, le chupé la conchita.
¡Está sabrosísima!
Sus gemidos me motivaban a no parar nunca.
Era lindo oírla disfrutar de esa manera.
Y su vagina era digna de una reina…
Su sabor era tan rico que cada un par de lamidas que le daba, me ponía a tragar todos los fluidos que levantaba con la lengua.
Con cada pasada, podía sentir como se deslizaba por su piel íntima.
Lo hacía bien desde abajo hasta arriba.
Admito que también le lamí el agujerito de la cola un par de veces.
Se doblaba toda cuando sentía que le tocaba el ano con la lengua.
Sus gemidos eran cada vez más intensos, incluso, me tomó fuertemente de los pelos.
SAB: Aaahh… Dios… Ooohh…- Gozaba con cada chupada.
Yo, me estaba impregnando con sus líquidos y mi baba, cada vez más.
YO: No puedo creer que tengas una conchita tan linda… Mmm… Saboree haciéndola vibrar.
Estaba con sus ojos cerrados y el seño fruncido.
La estaba matando con el sexo oral.
Y a mí, las ganas de ponersela.
SAB: Aaaww… No puedo más, voy a acabar… Ohh…
Me detuve instantáneamente.
Respiraba muy agitada. Demasiado…
Saqué mi cabeza de allí… Quería hacerla venir como loca y sabía cómo hacerlo.
De costado, fui hasta su boca. Ella se quedó con las piernas bien abiertas…
SAB: ¿Por qué paraste?.- Dijo con algo de dificultad…
YO: Quiero que acabes como nunca, mi amor…- Le dije dandole un pico.
SAB: Aahh… Vos sos mi amor… Mmm.-
Estaba que volaba de temperatura.
Suavemente, continué estimulando su clítoris, pero con los dedos.
YO: Me encanta degustarte la conchita… ¿Sabes?
Comenzaba a agitarse más y más…
SAB: ¿Sabías algo? Oohhh…
YO: ¿Qué, bombón?
Le daba besitos en la cara y cuello mientras ella gemía sin parar.
SAB: Nunca… nadie, en la vida, me hizo sentir lo que me haces sentir vos… Aaaaaaahhh…
Sonreí.
YO: ¿De verdad?.- Le jugué rápido con un dedo.
SAB: Mmmmmmm… Sí, de verdad, mi amor… Ahh…
El corazón me latía fuerte cada vez que la oía decir algo como eso.
YO: Me encanta hacerte el amor así… ¿Sabes por qué?.- Le dije y bajé nuevamente su vagina.
Cuando sintió que apoyé los labios otra vez en su sexo, jadeó intensamente.
SAB: Ooohh… hermoso… aaahh… ¿por qué?.- Se retorcía
En ese instante abrió los ojos y me miró.
YO: ¿Sabes por qué?.- Le dije pasándole lentamente la lengua y desarmando toda voluntad.
“¿Por qué?” me preguntó sin voz.
YO: Porque te amo, rojita…- Le dije, refregando mi lengua fuertemente por su clítoris hinchado.
Pegó un alarido tremendo, seguido de un retorcijón hermoso.
SAB: Aiii…- Hizo con fuerza, apretandome con sus piernas.
Yo no dejaba de lamerla.
En un grito más, espectacular e interminable, llegó al orgasmo.
Nunca voy a olvidar la forma en que acabó.
Tragué cada centímetro cúbico de sus fluidos. Me deleité con ellos.
Mientras Sabrina intentaba respirar, sofocada.
Su vientre se inflaba y desinflaba con rapidez, conforme intentaba recuperar el aliento.
SAB: ¡Vení!... Haa… haa… haa…- Expresó con mucha dificultad.
Hice lo que me pidió y me acerqué a ella.
Me atrapó entre sus brazos y me tiró sobre ella, dejando que mi verga erecta y chorreada de líquido preseminal, se pegara contra su pancita.
SAB: Que te dije de… decir esas cosas…- Me recriminó algo conmocionada.
YO: No me importa… Quiero decir lo que siento… Y eso siento ahora, hermosa…
Hizo un gesto de pena con su rostro transpirado.
SAB: Aaahh.. Ponemelá…
YO: ¿Ya? ¿No te va a doler?
SAB: A am…- Me apretó la cara con su mano y me dio un beso succión en los labios.
“Chuiiik”.
YO: Me vas a matar…
SAB: A besos te voy a matar, amor mío…- Exclamó para mi sorpresa. Fue como si le saliera de adentro. Involuntariamente.
Sonreí enternecido.
La tomé de la pierna, y la traje de costado, hacia mí, quedando frente a frente.
Mirándola a los ojos, subí su pierna y la flexioné en mi cadera.
Luego, la tomé de la cola y la traje hacia mí y penetrandola en el mismo acto.
Fue sublime.
SAB: Mmmmmooooo…
El calorcito mojado de su interior vaginal, fue único.
YO: Oohh… Hermosa…- Gocé bajando la cabeza por lo intenso.
Sabrina me tomó del cuello y ambos nos empezamos a mover de atrás para adelante.
Era una locura.
No iba a durar mucho, pero no me importaba.
La estaba penetrando otra vez a cable pelado y no había nada más lindo que eso.
Si bien ella había perdido algo de sensibilidad por la monumental acabada de hacía instantes, poco a poco comenzaba a sentirlo otra vez.
Sobre todo por la cara de placer extremo que yo tenía.
Lo apretadito y calentito de su conchita…
Para colmo cogíamos mirándonos a los ojos.
Con la mirada, volví a decirle lo que sentía. Ella se mordía y cerraba los ojos, volviendo a suspirar.
Me tenía agarrado del rostro y yo de su pierna y cola.
Mi verga dura entraba y salía de su vagina.
SAB: Aaaa… Mi amor…- Parecía salírsele de la boca.
YO: ¿Qué bombón? aahh…- Intentaba no acabar.
SAB: Me gustas tanto… Ooohhh…
YO: ¿Sí?
SAB: Sí… Ahh… No pares… Mmmm…
Ya gemía de nuevo. Estaba sintiendo toda mi verga entrar y salir de dentro de ella.
YO: ¿Cómo podría? oohhh…
SAB: Sos malo… Mmm…
YO: ¿Por?
SAB: Porque me haces… aahh… Decir cosas que no debo…-
Me dio un pico “chuik”.
YO: ¿Ah sí, amor?.-
SAB: Oohh…- Gimió fuerte al oír eso…
YO: Porque lo sos…-
Cuándo le dije así…
Uff..
SAB: ¡Ay, dios!!... Aah… Te amo, Jonás… Te amo… Aaahhh…- Expresó para mi delirio.
Lo dijo forzado. Lo sentía…
Me encantó escucharlo e inmediatamente la agarré del rostro.
YO: ¿De verdad?.- Le pregunté mientras se la ponía más fuerte…
Me miró…
SAB: Aii… Sí, soy la peor, pero sí, te amo, nene… Oohhh…
¿Acababa otra vez?
Fue hermoso.
No lo pude contener.
Le succioné la boca y sujeté firmemente su cola.
Fue inminente.
Con el último aliento, le dije:
YO: Me encanta poder decírtelo... Aaaahhhh…
Ella también se apretó contra mí, emitiendo un gemido divino, compungido.
SAB: Aaaaaaaa….
Exploté…
Y cómo…
Acabé pero seguí moviéndome hasta sentir como ella se retorcía otra vez.
Exhaló todo su aliento en mi boca.
Había tenido un orgasmo espectacular.
SAB: Awww… Jonás…- Expresó abrazándome.
Yo fui desacelerando. Tenía toda la verga mojada.
YO: Perdón por acabarte adentro otra vez…
SAB: Jmm… Me gusta que hagas eso…- Sonrió en complicidad, dándome un pico.
Ahora los dos estábamos extenuados.
Era maravilloso compartir esos instantes con Sabrina.
SAB: Somos unos desastres…- Se lamentaba apoyando su cabeza en mi hombro.
YO: No… Las cosas pasan por una razón, hermosa…
SAB: Soy la peor amiga del mundo…- Expresó con mirada triste.
YO: Ya lo hablamos esto… Todos fuimos responsables. No tenes la culpa de cómo empezó.
SAB: Pero sí tengo la responsabilidad de saber cuándo terminarlo…
La miré sin saber qué decirle. Aunque en el fondo sabía que nosotros éramos un producto de algo que no debió ocurrir en primer lugar y que de alguna forma no eximía de la culpa, porque incluso fue Mara la que también insistió para que pasara, no estaba del todo equivocada Sabrina. Pero aún así, siendo auténtico lo que sentíamos, no lo consideraba como una aberración.
Había algo que no me dejaba hacerlo...
A veces la inmoralidad pasa por otro lado.
Le di un beso en la frente y la abracé. Aún estaba dentro de ella.
SAB: Cómo me reconfortan tus abrazos…- Exclamó respirando profundo.
YO: Me siento a gusto haciéndolo… Sos como un imán…
Pareció descansar unos momentos.
Si tuviera que explicar qué fue lo que pasó para que Sabrina se volviera tan esencial para mí, no podría hacerlo.
Era una mezcla de muchas cosas.
Personalidad, conductas, belleza… Mucho más que eso.
Teníamos muchas cosas en común. La profesión, el gusto por el cine y las enseñanzas familiares.
Por supuesto que me estoy quedando corto, aún. Pero el punto es, que tuviera que dar un por qué, primero debería escribir un libro…
Permanecí abrazado a ella por unos instantes más. Dada la extravagancia de su figura, me era imposible bajar la temperatura.
Su voluptuosa pierna seguía cruzada sobre mi torso.
Ella se rió.
YO: ¿Qué?
SAB: Me encanta como te late…- Expresó con una mueca en el rostro.
Creo que me ruboricé un poco.
YO: Jeje…
Mi miembro latía dentro de su vagina todavía.
SAB: Sos muy lindo… mmm muack.- Me besaba en el pecho.
Yo más que besarla quería chuponearla por todos lados.
YO: Y vos una diosa…
Permanecimos unos instantes así “jugando”.
SAB: Sé que te va a quedar mi imagen de muerta de hambre, pero ¿vamos a comer algo? Se rió algo avergonzada.
La verdad es que yo también tenía hambre, pero me bastaba con comerme a ella.
YO: Jaja es verdad, estamos casi sin comer…
SAB: Sí, mal… Pero no te preocupes que un rato seguimos…- Puso los labios en trompita y me giró la cara para comerme la boca.
Uff…
Ahora, menos ganas de parar a comer me daba…
Pero tampoco debía dejar a mi instinto animal dominar la situación. No era solo coger con Sabrina.
Disfrutaba mucho el tiempo que pasabamos juntos. Teníamos buena química.
Nos higienizamos un poco y fuimos a comer algo. Simple, rápido.
YO: Pobre, te maté de hambre…- Le dije mientras le preparaba unos sandwichitos de tomate y fiambre. Sí, como si estuviera en mi casa.
SAB: Jaja ¡sobreviviré! abrazándome por detrás, de manera muy cariñosa y besándome el hombro.
No había dudas de que no era solo coger…
Ella estaba en tanga y remera. La gomita había vuelto al costado de su cabeza.
YO: Sí, como la canción…- Le contesté en referencia a Gloria Gaynor.
SAB: ¡Ay, amo esa canción!
YO: ¿Ah sí? jaja está buena
SAB: Yo la canté en la primaria, nene… Disculpame…- Expresó como haciéndose la importante.
YO: ¿Me jodes?
SAB: No, posta… Te mostraría la filmación que hizo mi mamá pero, uno, me da vergüenza y, dos, tendría que revolver toda la casa…
YO: No, moriría por oírte… Amé la secuencia de la película de Keanu Reeves “Los sulplentes” donde los jugadores la bailan jaja
SAB: No fucking way…
La inspiración llegó a mí.
Apoyé el pan lactal y la miré con motivación.
SAB: ¿Qué estás haciendo?.- Exclamó riendo de costado.
YO: At first I was afraid, I was petrified…- Le dije actuando la voz y comenzando a moverme como Clifford Franklin en la película, intentando bailar.
Sabrina me miró tentada.
SAB: Jajaja ¿qué haces, tarado?.- Llevó las manos a su cara en claro signo de “oh, my god”.
YO: ¿Dale, como sigue? Kept thinking I could never live without you by my side...
SAB: ¡Ay, no! ¡Estás en pedo!.- Se reía toda colorada…
Yo no dejaba de imitar la coreografía, que por cierto, me encantaba, mientras ella parecía no creer lo que la obligaba a hacer.
Tal vez fueron mis pasos o tal vez, no, pero la tomé de las manos para hacerla bailar conmigo.
Con mi cara le decía que cantara.
Ella me respondía como diciendo “sos increíble”, como implorando que por favor la sacaran de allí.
SAB: Dios…
YO: Dale, yo te hago la coreo…- Se reía.
SAB: Thinking how you did me wrong…- Interrumpió para mi sorpresa, tirando pose.
And I grew strong…- Comenzó a cantar con una vocecita muy dulce y una pronunciación impecable que, una vez más, me dejaba gratamente asombrado.
De repente, se copó.
Sabrina ya bailaba al compás de su letra, moviendo las piernas y las manos, con un poco de vergüenza, pero se había re prendido.
Por momentos no podía contener la risa al verme mover.
Ella, por su parte, estaba increíblemente hermosa.
SAB: Go on now, go, walk out the door… No, no te vayas jaja.- Dijo gesticulando.
Yo solo era un espectador de lujo, me limitaba a verla, nada más.
Muy sensual en sus movimientos.
La tomé de un brazo y la hice dar una vueltita…
Ambos disfrutamos de ese momento tan atípico.
Pero la verdad que uno quedaba embelesado al oírla y verla bailar.
Era una mujer hipnótica, muy femenina y sensual.
Se moría de risa viendo como bailaba para el costado y luego para atrás, simulando la coreografía y aplaudía.
Encima se sabía muy bien la letra. Se cantó una buena parte, mientras bailábamos juntos y ella simulaba tener un micrófono, con el control remoto.
No sé qué ocurrió en mi cabeza como para montar semejante escena. “Qué ridículo” diría más de uno, pero era demasiado adictivo verla cantar, danzar y gesticular.
Finalmente, cerró su concierto, entonando un último grito y levantando una de sus manos hacia el cielo.
SAB: I will survive... hey, hey…- Estupidizado me dejó.
La vergüenza que ella sentía al hacerlo, me causaba mucho más amor aún.
Terminó su frase y se mordió, queriendo asesinarme.
SAB: ¿Estás contento?.- Decía entre risas y sumamente roja de temperatura.
YO: Muy… Tenes una voz hermosa…
SAB: ¡Ya dos veces que me haces cantar, nene!.- Exclamó con una sonrisa digna de una tapa de revista.
La agarré del brazo y le hice dar una última vuelta.
SAB: ¡Hey! jaja
La hice caer de espaldas sobre mí.
Quedamos mirándonos fijamente.
Era inevitable que no la besara con locura.
Y eso hice.
Apoyándola contra la mesada, nos perdimos por unos minutos en besos.
Era inexplicable, pero la atracción que sentíamos era explosiva. En cualquier momento y sin mediar inconvenientes, terminamos por matarnos a besos.
Un amor de verdad…
Después comenzamos a comer y hablamos sobre el pequeño show. Pero lo loco de todo eso, era la naturalidad con la que nos salía ese tipo de cosas.
SAB: Me tenes que enseñar esos pasos…- Exclamó riendo.
YO: Jaja no sé, no sé… No es para cualquiera…
SAB: Jajajaja, me mataban tus manitos yendo así atrás como si dijeras “yo no fui, yo no fui”
YO: Talento de barrio…
SAB: Jajaja juro que no conocí nunca a nadie tan divertido como vos…
YO: Pensé que ibas a decir “chueco”… Jajaja…
Me encantó lo que dijo.
YO: Puedo decir lo mismo de vos… Sos única…
Sonrió pero miró hacia abajo.
Luego, volvió y dijo:
SAB: No puedo creer todas las cosas que hicimos en menos de 24 hs jaja
Unas ganas de decirle “imaginate las que podríamos hacer en toda una vida”, pero oír eso podría herirla. Y lo que menos quería, era hacer eso. Además, para mí también. No me parecía...
Solo le hice una mueca de costado, en tono de aprobación.
SAB: Pasa volando así… Aburrime un poco así pasa más lento jaja.- Exclamó tomando de la tasa.
YO: No me digas así, que arranco para Italia con vos, eh…
SAB: ¿Ah sí?
YO: Olvidate… ¡Eso sí, a la vuelta me vas a tener que ayudar a pagar el estacionamiento donde dejé el auto!
Estalló de la risa.
SAB: ¡Cierto! Hay que ir a buscar tu auto jaja
YO: Jaja otro día voy...
Sonrió nuevamente mientras tomaba, tentada.
YO: ¿Qué pasa?
SAB: ¿Posta no sabes bailar vos? Amé tus movimientos…
YO: Mis únicos tres movimientos…
SAB: “Los” movimientos… jajaja
YO: Jaja me siento halagado…
SAB: Me gustó mucho…- Expresó con admiración.
YO: Vos me gustas… ¿Se nota?
SAB: Jaja no, no… Creo que no…- Hizo el gesto de “hammbree”. Sí, somos de esa generación…
Con esa complicidad hermosa, tuvimos otro gran momento juntos.
Increíble...
Terminamos de “desayunar”. Era verdad que el tiempo volaba con ella.
Eso sería lo único que cambiaría, tener más tiempo.
Por supuesto que nada iba a borrar de mi mente cada instante que pasé durante ese día y el anterior. Quizá acá entra el concepto de mejor “calidad” que”cantidad”.
En fin, iba a lamentar mucho que se terminara, pero estaba contento de poder estar ahí.
Cuando comimos, ella se dispuso a realizar una llamada al consulado de Italia por unos temas que no vienen al caso explicar, pero que tenían que ver con su estadía en ese país.
Yo fui a buscar mi teléfono, que lo había dejado tirado por ahí…
Cuando lo encontré y tomé en mi mano, una sensación horriblemente agridulce se apoderó de mí.
Tenía mensajes de Mara.
SPOILER
SPOILER
Bueno, finalmente llegó el día.
Ya están todos los capítulos de esta tercera parte "Expiación".
Llevó más de un año hacerlo.
Son 51 capítulos y cerca de 800 páginas.
Para adquirirlo, como siempre, la info está en mi sitio de hiphop911webnode o hiphop911ok en el insta.
PD: Algunos gifs no son reconocidos por la pág, pero están en la versión html que podrán encontrar por ahí...
Como también algunos errores gramaticales causados por el diccionario, se van a ir corrigiendo, no se preocupes.
Saludos y aguardo comentarios y teorías como siempre.
Mi prima, Mara 3: Expiación
CAPÍTULO XVIII
Perdí la consciencia en un momento, cuando finalmente el sueño logró su cometido.
Lo último que recuerdo fue que me encontraba haciéndole unos mimos a Sabrina en su espalda y, también, en su pierna cruzada sobre mi torso.
Nadie, salvo Mara, había sido tan amorosa conmigo. Tan tierna…
Mara…
Qué momento tan inoportuno para recordarla.
A veces pienso que la vida es una secuencia continua de hechos fácticos a los cuales no les interesa volver a repetirse en la mente, después de que empíricamente hayan causado tanto dolor.
Así trabajaba últimamente mi cabeza. Reviviendo una y otra vez todos aquellos malos momentos. Por supuesto que los buenos también, pero el efecto, dadas las circunstancias, era el mismo, pena.
Una presión en el pecho fue lo que me despertó de golpe, de un sobresalto.
Recuperé el conocimiento de forma abrupta como con incertidumbre, para no decir cagazo, je.
Claro, estaba profundamente dormido.
Al observar el panorama, me di cuenta de la realidad.
Esa presión que sentía en el cuerpo, era producto de la humanidad de Sabrina, que seguía tendida sobre mí.
Me tranquilicé de inmediato.
Tan cálida...
Me salió darle un beso en la cabeza, conforme recuperaba el aliento.
Ya no me encontraba dentro de ella, como cuando me dormí, pero sentía la fuerza que mi miembro hacía contra su vientre.
Más allá de que era costumbre en mí, despertarme con la verga erecta, amanecer con una mujer como ella, desnuda y abrazándome no iban a hacer cambiar demasiado la situación…
Mis ganas de ir al baño se hicieron fuertes.
No me quedó otra que ir.
Suavemente y con mucho cuidado, la corrí a un costado para levantarme.
Algo dormida, hizo un gesto de sonrisa y me besó el pecho.
No hizo más que enternecerme aún más.
Quedó a mi costado, boca arriba.
Lucía tremendamente hermosa, desnuda. Estaba fascinado con ella.
Siempre lo había estado, a decir verdad.
Esas gomas…
Daban ganas de despertarla a lamidas.
Miré la hora. El reloj marcaba las 6 am.
Me dió algo de tristeza saber que nuestra última noche juntos, ya había pasado.
Pero en el fondo, ya no sentía ese dolor que me manejó como quiso hasta la tarde del día anterior, en la que la había vuelto a ver.
Fui a hacer lo que debía al baño.
Llevé mi celular conmigo.
Mirando el whatsapp, se me puso la pestaña de estados.
El primero que aparecía, era el de Mara.
“😔”
Eso era todo.
Suspiré al verlo.
Yo sabía que estaba triste, apenada. Pero en ese momento, yo no podía hacer nada por ella.
No al menos hasta esa última vez que estuvimos juntos.
No me porté de la mejor manera y no quería que volviera a pasar algo como eso.
Lo último que quería en este mundo, sería llegar a lastimarla.
No me sentía preparado para sentarme y hablar. Simplemente era así.
Quizá así terminan los ciclos.
Tal vez las relaciones siempre finalizan así, pensé.
Increíble que se acabara. Yo me veía toda la vida con ella…
Pero en fin, no era el momento para lamentarme.
Sé que le debía una disculpa por mi comportamiento, pero sentí que lo tenía que hacer cuando ya no hubiera nada en mi mente que me condicionara.
No sé cuánto me iba a llevar, pero más allá de lo que pasó, sabía que ella no merecía padecer mi peor parte.
Me di un pequeño enjuague ya que las horas previas con Sabrina habían dejado sus consecuencias sobre mi cuerpo.
Noté que la piel de mi pene estaba bastante irritada.
Eso no era óbice para que dejara de hacer lo que hacía, claro.
Ya iban a venir los días de descanso.
Pensé que si yo estaba así, probablemente Sabrina también, ya que por momentos, la cosa se puso brusca.
Me causó gracia ver el moretón que se formó en el cuello, producto de una mordida suya.
Me pidió disculpas enseguida. Pero me mató el hecho de que lo hiciera sin poder mantener el control sobre sus actos…
Volví a la habitación, así como estaba, en pelotas.
Me acosté en la cama otra vez, no sin antes contemplar su belleza.
¡Qué mina tan especial! me repetía a mí mismo.
Ahora, dormía como una angelita, cuando ambos sabíamos que en verdad, era un completo demonio.
Le di un beso en el hombro y me puse de costado, mientras la miraba.
Cuánto había deseado volver a verla…
Parecía como si todo ese dolor que se encontraba adherido a mi alma, ya hubiera comenzado a irse.
La abracé de la cintura y así me quedé.
Sin darme cuenta, me relajé nuevamente contemplando su figura.
La cortina se cerró una vez más.
¿Cuántas funciones aún quedaban?
Probablemente, muy pocas. Pero se trataba de momentos que jamás iba a olvidar y eso, al menos, me reconfortaba bastante.
Mientras descansaba, poco a poco un olorcito muy rico fue despertándome de mi hibernación.
Ya había un poco más de luz por fuera de la ventana.
Sabrina no estaba en la cama.
Pensé en las escasas ocasiones que dormí plácidamente en el último tiempo.
Ésta era una de ellas.
Me sentía bien.
Ya eran las 7:30 hs.
Se sentía ruido desde el exterior del cuarto.
Probablemente, Sabrina se había levantado a preparar las cosas para su viaje.
Agarré el bóxer que estaba prolijamente dejado sobre el mueble y me lo puse, como así también una remera blanca..
Me estiré y bostecé lindo, je.
Me pregunté si el tiempo con ella ya había finalizado...
Comencé a caminar hacia el ruido. A cada paso que daba, se hacía más intenso.
Al bajar las escaleras de la casa y dirigirme hacia el living, la vi.
En efecto, se encontraba cerrando una valija.
Estaba con un shorcito de tela rosa y una camisa tipo leñadora a cuadros de color blanca, combinado con negro...
Tenía una colita en el pelo, del lado derecho de la cabeza que le quedaba muy linda.
Me hizo acordar a los looks de los 90’s, onda “Clarissa lo explica todo”.
Sin lugar a objeciones me consideraba un total afortunado de que una persona tan hermosa como ella me hubiera dado bola.
No sé si la merecía, pero que fue todo un placer conocerla y compartir momentos con ella, estaba totalmente seguro.
Me vió mientras bajaba.
Enseguida se le dibujó esa sonrisa tímida en el rostro.
SAB: ¡Buen día, hermoso!.- Expresó muy cariñosa
YO: Hola, rojita… Buen día.- Le dije acercándome.
Se habrá percatado de mi cara al ver la valija.
SAB: No me voy todavía, eh jaja. Solo dejo todo preparado mi por TOC…- Expresó con una mueca.
Caminé hacia ella y la agarré con mis brazos.
YO: ¿A qué hora te vas?
SAB: A la tarde, tarde noche…- Expresó apoyando ligeramente desde el costado en mi pecho.
Yo miraba la valija y ya me daba cosa…
Ese nudito que se comenzaba a formar en la garganta. Es horrible tener que despedirte de alguien.
Pero trataba de ser optimista.
Y me repetía constantemente que, al menos, habíamos tenido un momento propio, nuestro.
YO: ¿Queres que te lleve al aeropuerto?
Me miró y sonrió, acariciándome el brazo con ternura.
SAB: No hace falta… Además, me pasa a buscar un auto de la empresa.
YO: Bueno, si cambias de parecer…
SAB: Odio las despedidas… Así que olvidate…
Se giró y me miró a los ojos.
Dios como me gustaba que me mirara así… Con determinación, pero también con vergüenza, timidez.
La tomé de los cachetes de la cara, suavemente.
YO: Ok… Al final, te re ocupé la casa jeje.- Le dije para cambiar de tema.
SAB: Jajaja… Me gustó mucho tenerte acá.- Exclamó mirándome a los ojos y a la boca, pegada a mí, frente a frente.
YO: ¿Seguro?
SAB: Sip… ¿Tenes planes para hoy?.- Expresó de forma sorpresiva.
YO: No, ¿por?
SAB: ¿Te gustaría pasar el resto del día conmigo?.- Dijo moviendo un poco sus ojos, que me miraban fijo.
¿De verdad me preguntaba eso?
Por supuesto que me iba a gustar.
Puse una cara de feliz cumpleaños tremenda.
YO: ¿Me estás jodiendo? jaja ¡Obvio!
SAB: Jeje
YO: Yo ya me estaba sintiendo una plaga…
SAB: ¡Nooo! ¿Sos bobo? jaja
YO: Jaja bueno, ya que me estás suplicando que me quede, me quedo…- Le contesté en broma.
SAB: Jajaja pero qué tarado…
Puse mis manos en su cintura y la sostuve de allí.
De forma automática, ella se me acercó para besarme.
Uff…
Nos entendíamos a la perfección. Mucha piel había entre nosotros.
Con besos como esos, tan ricos y reconfortantes, no necesitaba desayuno.
La besé con fuerza, mientras suspiramos.
Siempre me desquició su forma de sollozar al estar juntos.
La levanté en el aire, como había hecho otras veces.
Ella me rodeó el cuello con sus brazos. Cuando hizo ese movimiento, su cabello retenido por la gomita, abanicó en un ademán tortuoso, una enorme ráfaga de su fragancia corporal, totalmente hipnótica.
Cerré mis ojos y me entregué a esa sensación única de bienestar.
Abrí mi boca, dejando salir la lengua.
Sabrina hizo lo propio y con las puntas, comenzamos a jugar.
Se enfrentaron como en una guerra cuerpo a cuerpo divina, en las que ambos segregamos tanta saliva, que teníamos que tragar en varias veces.
Dios…
Comencé a caminar con ella encima de mí, sin saber a dónde iba.
No importaba el lugar, siempre y cuando fuera con ella con quien deambulara.
Así las cosas, terminamos contra una pared.
Eran tan apetitoso besarla, que me iba a ser sumamente difícil dejar de hacerlo.
Claro, había un tiempo límite, pero no necesitaba pensar en eso en aquel momento.
Mi miembro, erecto, se encontraba apretado contra su sexo, por encima de la ropa.
Sabrina tenía sus brazos cruzados detrás mío. Me sujetaba bien, como si no quisiera soltarme.
En silencio y suspirando, intercambiamos fluidos por un buen rato.
Tenía la necesidad de expresar con palabras todo lo que sentía por ella, pero no quería arruinar los últimos momentos.
Sabrina sabía que no estaba bien estar conmigo. Se sentía mal por ello, pero también le resultaba una mierda no estar.
Yo creo que si hay sentimientos sinceros de por medio, todo se puede. Y más aún, por cómo se habían dado las cosas.
Pero conociendo su personalidad, sabía muy bien que en algún momento se iba a sentir horrible por no poder dejar de lado su afecto por mí, por sobre el de su amiga y haber roto el “código”.
Luego de unos minutos de intensos besos, nos detuvimos, pero sin movernos de nuestra posición.
Nos miramos.
Ella estaba toda colorada, lo que me volvía aún más loco.
No podía entender lo hermosa que se veía independientemente de la situación en que se encontrara.
El aroma de su cuerpo era algo que se me había vuelto adictivo.
Con una de sus manos, me acarició una mejilla.
Me miraba con sus ojos celestes muy profundamente. Cómo si hubiera kilómetros y kilómetros de espacio exterior, lleno de emociones.
Yo solo contemplaba su belleza. Cada curva de su hermoso, delicado y blanco rostro.
Me fascinaba observar sus pecas y cómo las mismas, le recorrían parte del cuello, hasta llegar al canal de sus tetas.
SAB: Te quiero… ¿sabes?.- Dijo con una vocecita suave.
Uff…
YO: Yo también te quiero, bombón… Mucho…
Me acerqué y le di un beso muy pero muy lento, dejando pegados nuestros labios y gozando los suspiros que emanamos.
Podría estar así todo el día, todos los días, con ella. Sin dudas.
SAB: Jmm…- Exclamó y me abrazó, poniendo su rostro al costado del mío.
Sus gomas se aplastaron contra mi pecho.
Colocó una de sus manos detrás de mi cabeza y permaneció así otros momentos.
Podía sentir su corazón latiendo de forma acelerada.
Creo que hasta podía oírlo.
YO: ¿Y si no te vas? jeje
Se rió por lo bajo, mordiéndome el cuello cariñosamente.
SAB: Tonto…
YO: ¿Sería muy descabellado?
Se separó de mí, algo tentada, pero seguía estando alzada contra la pared.
SAB: Muy…- Expresó con algo de vergüenza.
YO: Yo re estaría con vos…
SAB: ¿Ah sí?
YO: Sí… Ni lo dudes…
SAB: ¿Vos sabes que eso es imposible, no?
YO: Mmm ¿Decís que no tengo ni chance para estar con vos?
SAB: No… Claramente no estás a mi nivel...- Se empezó a reír…
YO: Ufa… Como el esclavo que se enamora de una princesa…
Se puso roja de como se reía.
Amaba como se pasaba la mano por el pelo.
SAB: No, bobo… Te jodo… Vos entendes…
YO: Y si no fuera por eso… ¿estarías conmigo?
Me miró como diciendo “no tengamos esta discusión”.
Yo no quise insistir volviendole a preguntar. Pero la verdad que me dejaba llevar y me ponía sentimental.
SAB: Tengo una idea…- Expresó poniendo rostro de interesante.
YO: ¿Qué?
SAB: Dame 10 minutos y subí a mi habitación ¿dale?
Mmm ¿qué tramaba?
Enseguida acepté, por supuesto.
YO: ¡Dale!
Me quedé mirándola con ganas de masticarla toda.
SAB: Me tenes que soltar para eso…- Exclamó haciendo ojos
YO: ¡Cierto! jaja
La bajé suavemente al suelo.
Ella puso sus dos manos sobre mi rostro y me estampó un gran beso.
“Mmmm muaack”
SAB: Subí en 10…
YO: ¡Dale!
Era muy lindo estar ahí con Sabrina. Me llenaba de felicidad. Lo había esperado bastante.
Al igual que ella, también sentía esa especie de inmoralidad al hacerlo, pero era mucho más fuerte el deseo de estar ahí, besarla, hacerle el amor, compartir cada instante.
Ya tendría tiempo para meditarlo…
En ese momento, hacía lo que mi corazón me pedía…
Agarré mi teléfono, para boludear un rato, haciendo tiempo. La verdad es que soy una persona muy ansiosa y no puedo estar demasiado rato sin hacer nada. Es más fuerte que yo…
Contesté un par de mensajes de amigos.
En la pestaña de estado del whats, el primero que me aparecía era el de Mara.
Me pregunté cómo estaría…
Aún seguía esa carita que había puesto.
Después de lo que había pasado, no sentí que fuera prudente seguir pensando en ello.
Además, no estaba con ella…
Cómo no podía ser de otra manera, la suerte pareció darme la espalda en ese instante.
Intentando salir de la aplicación, sin querer, presioné el botón de llamar.
En mi vida, maniobré tan rápido y brusco para evitar una cagada.
El ritmo cardíaco se me aceleró.
¡No podía ser tan imbécil!
Pude cancelarla, pero solo unos segundos después de haberla efectuado.
Todas me pasan, pensé…
Aparentemente, no pasó a mayores, ya que su estado no cambió a “en línea”. Respiré profundo. Había estado cerca de cargarla…
Miré el tiempo y ya habían pasado esos 10 minutos de plazo que me había impuesto Sabrina. La curiosidad, comenzó a adueñarse de mi ser.
¿Qué iba a hacer?
Subí la escalera con mucha ansiedad.
No era para nada ordinario que ella realizara algo como eso. Pero ello lo volvía mucho más interesante.
Caminé lentamente por el pasillo hasta llegar a la puerta de su habitación.
Reconozco que sentí nervios. Pero esa clase de nervios que son hermosos de sentir.
YO: ¿Sabri?.- Exclamé cerca de la puerta.
SAB: ¡Pasá!.- Respondió
Cuando abrí el portal a su cuarto, me encontré con la verdad.
Mis ojos se abrieron del tamaño de dos platos playos.
Tragué saliva al mejor estilo de dibujito animado.
Verde, me puse.
Allí estaba, de cuclillas en la cama, completamente ruborizada.
Una vez más, quedé embelesado.
Vestía ropa interior de encaje, blanca, con un portaligas que me dejó totalmente pasmado.
Era una diosa…
La lencería, le quedaba dibujada.
Si tuviera que encontrar una palabra para describirla, esa sería “perfección”.
SAB: ¿Te gusta?.- Expresó tímidamente.
Imagino la cara de estúpido que tendría.
Sonreí como un idiota y emprendí el camino hacia ella.
Era una locura como le quedaban esas tiras de tela en las piernas.
Daban ganas de besarla toda. ¡Se había vestido para mí!
Incluso delineador negro en los ojos tenía.
Una hembra con todas las letras…
De manera muy arrolladora se levantó de la cama.
El efecto rebote de su cabello, hizo que se alteraran los protones de mi cuerpo.
Llegué hasta su deliciosa figura y, en forma automática quise comerle la boca.
SAB: ¿A dónde vamos?.- Me paró con el dedo de manera provocativa.
Tragué saliva.
Ni tocarla me dejó.
Cuando quise apoyar mi mano en su cadera, me hizo “a amm” negándolo.
SAB: ¡Sentate!.- Exclamó y me empujó suavemente con la mano.
Por supuesto que iba a hacer lo que ella me dijera…
Caí hacia atrás, con la verga haciendo presión en el bóxer.
Puso una cara de depredadora que me desquició.
Miraba sus tetas, sujetadas por el corpiño. Dado su tamaño, hacían una hermosa presión sobre la tela.
Uff… Le explotaban…
Sentí unas terribles ganas de hundir mi cara allí para degustarlas.
Sabrina me acariciaba el rostro, parada frente a mí.
Su mirada sensual me penetraba lo más profundo del alma.
Se mordió el labio inferior e hizo un giro de 360 grados.
Fff…
Casi muero de un infarto… Otro…
Lo que fue ver esa cola entangada… Delicada, perfecta y voluptuosa…
Sin dudas que alguien como yo no podría estar a su nivel…
YO: Sos una preciosura, Sabrina…- Le dije sumergido en una pasión sin precedentes.
Sonrió, ruborizada.
Iba a terminar con mi vida si continuaba…
Se acercó hacia mí, apoyando uno de sus brazos en mi hombro y llevándome para atrás.
Sus ricas tetas estaban a centímetros de mi cara.
Levantó una pierna y la puso a mi lado, para luego hacerlo lo propio con la otra.
Suspiré.
Me sonrió y muy despacio se sentó sobre mí, provocando que mi verga, dura, se apoyara en su conchita, por encima de la tela de la tanga.
Oohh…
Fue hermoso, único.
YO: Aahh…- Gocé sin querer.
Me abrazó con sus brazos y yo pegué mi boca contra una de sus gomas.
¡Qué ricura!
No me pude contener y la besé. La besé mucho en el pliegue de sus tetas.
La tomé por detrás y la apreté aún más contra mí.
Mi pija latía.
SAB: Aaww…- Suspiró y empujó contra la cama.
Sensualmente, se tiró el largo cabello a un costado.
Deliré…
SAB: ¿Estás preparado para hacerme el amor lo que resta del día?.- Expresó con una seguridad que me enamoró.
Desde luego que lo estaba.
YO: Por supuesto, hermosa…- Le dije sonriendo y mirándola muy tiernamente.
Ella también emitió una sonrisa y se agachó hasta llegar a mi boca.
Una vez más, apoyó sus labios sobre los míos.
Se me hacía agua la boca.
“Mmm moo aamm” se escuchaba.
Pocas veces me habían besado como lo hacía ella.
Ahora sí, dejó caer su delicada humanidad sobre mí y el calor me atrapó.
Lo único que imploraba al cielo era que el tiempo no pasara tan rápido.
Supongo que Sabrina también me deseaba con locura, ya que de inmediato comenzó a besarme bruscamente. Como si no tuviera control sobre sus actos.
Me llamaba mucho la atención cuando esto le ocurría, no era la primera vez que se volvía “bruta”. Pero claro, eso no hacía más que aumentar mi amor por ella…
Besos y suspiros fue la temática por varios minutos. Rodamos por la cama muchas veces, hasta casi caernos en algún momento.
La pasión nos dominaba.
Había como una fuerza gravitatoria en nuestros cuerpos que no nos dejaba separar.
Pero ¿quién quería eso?
En un momento, yo quedé por encima de ella.
Me miraba con un rostro que no era capaz de describir. Me tocaba la cara con su mano, mientras se oían los corazones agitados de tanto revolcarnos.
YO: Sabri, yo…- Me interrumpió, diciéndome “no” moviendo la cabeza.
Necesitaba sacar de mí eso que sentía en ese momento.
Quería que lo supiera.
Pero la complací… Me contuve…
Puse mi mano en su pierna y se la acaricié íntegra.
Su figura femenina era demasiado imponente.
Una piel sin imperfecciones, suave…
Continué tocándola hasta llegar a su zona íntima.
Sabrina seguía observándome fijamente.
Llegué a la parte más recondita de su tanga.
Ella suspiró.
Al deslizar mis dedos allí, noté lo húmedo de la tela.
Fruncía las cejas con cada movimiento que hacía.
SAB: Oohh…
Esa humedad, se fue transformando en líquido poco a poco.
Bajé hasta su boca y se prendió nuevamente como si yo fuera un chupete.
SAB: Mmmmm…- Gritó succionándome.
La mimé más profundo. De esa manera podía sentir el relieve de sus labios vaginales a través de la tela, que estaba cada vez más mojada.
YO: Me encantas, rojita…- Le dije ya entrando en una zona de la que me iba a ser difícil salir.
SAB: Aaahh… Vos también… Mmm…
Con una mano, me tocó la verga por encima del bóxer.
El placer que sentí fue terrible. Sabía muy bien como acariciarme para hacerme delirar.
A causa de ello, no me quedó más remedio que meter mis dedos por debajo de la tanga.
SAB: Uummm.- Gimió en el instante exacto en que penetré su vulva.
Su rica conchita estaba toda lubricada, por lo que no me fue dificultoso llegar directo a su clítoris.
SAB: Oohh… John…- Suspiró en mi boca…
Estaba muy duro. Me encantó.
Tanto que me tenté muchísimo.
Entonces, conforme la tocaba suavemente, le mandaba lengua hasta el fondo de su boca.
Dios…
No podía más…
Para colmo, ella metió su mano dentro del bóxer, para sujetar firmemente mi verga por el tronco.
Gemí zarpado…
“Oooohhhh”
Pero eso no era algo bueno para mí. Por la calentura que sentía, me iba a ir en segundos, así que me mandé una de las mías.
Inmediatamente ella bajó y subió la piel de miembro, solté su boca y fui hasta su entrepierna.
Con la verga fuera del calzoncillo, metí mi cabeza entre sus piernas.
Un olorcito sabroso me hizo segregar mucha saliva.
La observé a los ojos.
Qué hermosura de mujer…
Le besé uno de sus muslos y ella acomodó sus piernas, abriéndolas para mí.
Me pedía a gritos que la complaciera con mi boca.
El corazón me explotaba y no había mediación que lo controlara.
Ver cómo se mordió por lo que le iba a hacer, casi me hace implosionar.
Con mi mano, corrí la tela de su tanga hacia un costado.
Su rosita y lábil vagina quedó completamente a mi disposición.
No podía ser que fuera preciosa por cualquier lugar donde la mirara. Todo era hermoso en ella…
Fue automático.
Le di un explosivo beso en los labios que la hizo gritar otra vez.
SAB: Aaaaaaa…- Expresó.
De seguro se oyó hasta la calle.
La miré a los ojos, que lucían extasiados. Se agitó mucho.
Me pedía que continuara.
Saqué mi lengua lentamente.
Sus piernas se contrajeron de golpe y suspiró.
La apoyé en su vulva, provocando que empezara a exhalar un “aaaa” muy bajito mientras nuestras miradas se cruzaban.
Le di una gran y lenta lamida que cuando toqué su clítoris con la punta, ocasionó un aullido descomunal de su parte.
“Aaaaaaaiiiiiii” gritó.
Me mató…
La abracé de las gambas y comencé a degustarla.
Cómo loco, le chupé la conchita.
¡Está sabrosísima!
Sus gemidos me motivaban a no parar nunca.
Era lindo oírla disfrutar de esa manera.
Y su vagina era digna de una reina…
Su sabor era tan rico que cada un par de lamidas que le daba, me ponía a tragar todos los fluidos que levantaba con la lengua.
Con cada pasada, podía sentir como se deslizaba por su piel íntima.
Lo hacía bien desde abajo hasta arriba.
Admito que también le lamí el agujerito de la cola un par de veces.
Se doblaba toda cuando sentía que le tocaba el ano con la lengua.
Sus gemidos eran cada vez más intensos, incluso, me tomó fuertemente de los pelos.
SAB: Aaahh… Dios… Ooohh…- Gozaba con cada chupada.
Yo, me estaba impregnando con sus líquidos y mi baba, cada vez más.
YO: No puedo creer que tengas una conchita tan linda… Mmm… Saboree haciéndola vibrar.
Estaba con sus ojos cerrados y el seño fruncido.
La estaba matando con el sexo oral.
Y a mí, las ganas de ponersela.
SAB: Aaaww… No puedo más, voy a acabar… Ohh…
Me detuve instantáneamente.
Respiraba muy agitada. Demasiado…
Saqué mi cabeza de allí… Quería hacerla venir como loca y sabía cómo hacerlo.
De costado, fui hasta su boca. Ella se quedó con las piernas bien abiertas…
SAB: ¿Por qué paraste?.- Dijo con algo de dificultad…
YO: Quiero que acabes como nunca, mi amor…- Le dije dandole un pico.
SAB: Aahh… Vos sos mi amor… Mmm.-
Estaba que volaba de temperatura.
Suavemente, continué estimulando su clítoris, pero con los dedos.
YO: Me encanta degustarte la conchita… ¿Sabes?
Comenzaba a agitarse más y más…
SAB: ¿Sabías algo? Oohhh…
YO: ¿Qué, bombón?
Le daba besitos en la cara y cuello mientras ella gemía sin parar.
SAB: Nunca… nadie, en la vida, me hizo sentir lo que me haces sentir vos… Aaaaaaahhh…
Sonreí.
YO: ¿De verdad?.- Le jugué rápido con un dedo.
SAB: Mmmmmmm… Sí, de verdad, mi amor… Ahh…
El corazón me latía fuerte cada vez que la oía decir algo como eso.
YO: Me encanta hacerte el amor así… ¿Sabes por qué?.- Le dije y bajé nuevamente su vagina.
Cuando sintió que apoyé los labios otra vez en su sexo, jadeó intensamente.
SAB: Ooohh… hermoso… aaahh… ¿por qué?.- Se retorcía
En ese instante abrió los ojos y me miró.
YO: ¿Sabes por qué?.- Le dije pasándole lentamente la lengua y desarmando toda voluntad.
“¿Por qué?” me preguntó sin voz.
YO: Porque te amo, rojita…- Le dije, refregando mi lengua fuertemente por su clítoris hinchado.
Pegó un alarido tremendo, seguido de un retorcijón hermoso.
SAB: Aiii…- Hizo con fuerza, apretandome con sus piernas.
Yo no dejaba de lamerla.
En un grito más, espectacular e interminable, llegó al orgasmo.
Nunca voy a olvidar la forma en que acabó.
Tragué cada centímetro cúbico de sus fluidos. Me deleité con ellos.
Mientras Sabrina intentaba respirar, sofocada.
Su vientre se inflaba y desinflaba con rapidez, conforme intentaba recuperar el aliento.
SAB: ¡Vení!... Haa… haa… haa…- Expresó con mucha dificultad.
Hice lo que me pidió y me acerqué a ella.
Me atrapó entre sus brazos y me tiró sobre ella, dejando que mi verga erecta y chorreada de líquido preseminal, se pegara contra su pancita.
SAB: Que te dije de… decir esas cosas…- Me recriminó algo conmocionada.
YO: No me importa… Quiero decir lo que siento… Y eso siento ahora, hermosa…
Hizo un gesto de pena con su rostro transpirado.
SAB: Aaahh.. Ponemelá…
YO: ¿Ya? ¿No te va a doler?
SAB: A am…- Me apretó la cara con su mano y me dio un beso succión en los labios.
“Chuiiik”.
YO: Me vas a matar…
SAB: A besos te voy a matar, amor mío…- Exclamó para mi sorpresa. Fue como si le saliera de adentro. Involuntariamente.
Sonreí enternecido.
La tomé de la pierna, y la traje de costado, hacia mí, quedando frente a frente.
Mirándola a los ojos, subí su pierna y la flexioné en mi cadera.
Luego, la tomé de la cola y la traje hacia mí y penetrandola en el mismo acto.
Fue sublime.
SAB: Mmmmmooooo…
El calorcito mojado de su interior vaginal, fue único.
YO: Oohh… Hermosa…- Gocé bajando la cabeza por lo intenso.
Sabrina me tomó del cuello y ambos nos empezamos a mover de atrás para adelante.
Era una locura.
No iba a durar mucho, pero no me importaba.
La estaba penetrando otra vez a cable pelado y no había nada más lindo que eso.
Si bien ella había perdido algo de sensibilidad por la monumental acabada de hacía instantes, poco a poco comenzaba a sentirlo otra vez.
Sobre todo por la cara de placer extremo que yo tenía.
Lo apretadito y calentito de su conchita…
Para colmo cogíamos mirándonos a los ojos.
Con la mirada, volví a decirle lo que sentía. Ella se mordía y cerraba los ojos, volviendo a suspirar.
Me tenía agarrado del rostro y yo de su pierna y cola.
Mi verga dura entraba y salía de su vagina.
SAB: Aaaa… Mi amor…- Parecía salírsele de la boca.
YO: ¿Qué bombón? aahh…- Intentaba no acabar.
SAB: Me gustas tanto… Ooohhh…
YO: ¿Sí?
SAB: Sí… Ahh… No pares… Mmmm…
Ya gemía de nuevo. Estaba sintiendo toda mi verga entrar y salir de dentro de ella.
YO: ¿Cómo podría? oohhh…
SAB: Sos malo… Mmm…
YO: ¿Por?
SAB: Porque me haces… aahh… Decir cosas que no debo…-
Me dio un pico “chuik”.
YO: ¿Ah sí, amor?.-
SAB: Oohh…- Gimió fuerte al oír eso…
YO: Porque lo sos…-
Cuándo le dije así…
Uff..
SAB: ¡Ay, dios!!... Aah… Te amo, Jonás… Te amo… Aaahhh…- Expresó para mi delirio.
Lo dijo forzado. Lo sentía…
Me encantó escucharlo e inmediatamente la agarré del rostro.
YO: ¿De verdad?.- Le pregunté mientras se la ponía más fuerte…
Me miró…
SAB: Aii… Sí, soy la peor, pero sí, te amo, nene… Oohhh…
¿Acababa otra vez?
Fue hermoso.
No lo pude contener.
Le succioné la boca y sujeté firmemente su cola.
Fue inminente.
Con el último aliento, le dije:
YO: Me encanta poder decírtelo... Aaaahhhh…
Ella también se apretó contra mí, emitiendo un gemido divino, compungido.
SAB: Aaaaaaaa….
Exploté…
Y cómo…
Acabé pero seguí moviéndome hasta sentir como ella se retorcía otra vez.
Exhaló todo su aliento en mi boca.
Había tenido un orgasmo espectacular.
SAB: Awww… Jonás…- Expresó abrazándome.
Yo fui desacelerando. Tenía toda la verga mojada.
YO: Perdón por acabarte adentro otra vez…
SAB: Jmm… Me gusta que hagas eso…- Sonrió en complicidad, dándome un pico.
Ahora los dos estábamos extenuados.
Era maravilloso compartir esos instantes con Sabrina.
SAB: Somos unos desastres…- Se lamentaba apoyando su cabeza en mi hombro.
YO: No… Las cosas pasan por una razón, hermosa…
SAB: Soy la peor amiga del mundo…- Expresó con mirada triste.
YO: Ya lo hablamos esto… Todos fuimos responsables. No tenes la culpa de cómo empezó.
SAB: Pero sí tengo la responsabilidad de saber cuándo terminarlo…
La miré sin saber qué decirle. Aunque en el fondo sabía que nosotros éramos un producto de algo que no debió ocurrir en primer lugar y que de alguna forma no eximía de la culpa, porque incluso fue Mara la que también insistió para que pasara, no estaba del todo equivocada Sabrina. Pero aún así, siendo auténtico lo que sentíamos, no lo consideraba como una aberración.
Había algo que no me dejaba hacerlo...
A veces la inmoralidad pasa por otro lado.
Le di un beso en la frente y la abracé. Aún estaba dentro de ella.
SAB: Cómo me reconfortan tus abrazos…- Exclamó respirando profundo.
YO: Me siento a gusto haciéndolo… Sos como un imán…
Pareció descansar unos momentos.
Si tuviera que explicar qué fue lo que pasó para que Sabrina se volviera tan esencial para mí, no podría hacerlo.
Era una mezcla de muchas cosas.
Personalidad, conductas, belleza… Mucho más que eso.
Teníamos muchas cosas en común. La profesión, el gusto por el cine y las enseñanzas familiares.
Por supuesto que me estoy quedando corto, aún. Pero el punto es, que tuviera que dar un por qué, primero debería escribir un libro…
Permanecí abrazado a ella por unos instantes más. Dada la extravagancia de su figura, me era imposible bajar la temperatura.
Su voluptuosa pierna seguía cruzada sobre mi torso.
Ella se rió.
YO: ¿Qué?
SAB: Me encanta como te late…- Expresó con una mueca en el rostro.
Creo que me ruboricé un poco.
YO: Jeje…
Mi miembro latía dentro de su vagina todavía.
SAB: Sos muy lindo… mmm muack.- Me besaba en el pecho.
Yo más que besarla quería chuponearla por todos lados.
YO: Y vos una diosa…
Permanecimos unos instantes así “jugando”.
SAB: Sé que te va a quedar mi imagen de muerta de hambre, pero ¿vamos a comer algo? Se rió algo avergonzada.
La verdad es que yo también tenía hambre, pero me bastaba con comerme a ella.
YO: Jaja es verdad, estamos casi sin comer…
SAB: Sí, mal… Pero no te preocupes que un rato seguimos…- Puso los labios en trompita y me giró la cara para comerme la boca.
Uff…
Ahora, menos ganas de parar a comer me daba…
Pero tampoco debía dejar a mi instinto animal dominar la situación. No era solo coger con Sabrina.
Disfrutaba mucho el tiempo que pasabamos juntos. Teníamos buena química.
Nos higienizamos un poco y fuimos a comer algo. Simple, rápido.
YO: Pobre, te maté de hambre…- Le dije mientras le preparaba unos sandwichitos de tomate y fiambre. Sí, como si estuviera en mi casa.
SAB: Jaja ¡sobreviviré! abrazándome por detrás, de manera muy cariñosa y besándome el hombro.
No había dudas de que no era solo coger…
Ella estaba en tanga y remera. La gomita había vuelto al costado de su cabeza.
YO: Sí, como la canción…- Le contesté en referencia a Gloria Gaynor.
SAB: ¡Ay, amo esa canción!
YO: ¿Ah sí? jaja está buena
SAB: Yo la canté en la primaria, nene… Disculpame…- Expresó como haciéndose la importante.
YO: ¿Me jodes?
SAB: No, posta… Te mostraría la filmación que hizo mi mamá pero, uno, me da vergüenza y, dos, tendría que revolver toda la casa…
YO: No, moriría por oírte… Amé la secuencia de la película de Keanu Reeves “Los sulplentes” donde los jugadores la bailan jaja
SAB: No fucking way…
La inspiración llegó a mí.
Apoyé el pan lactal y la miré con motivación.
SAB: ¿Qué estás haciendo?.- Exclamó riendo de costado.
YO: At first I was afraid, I was petrified…- Le dije actuando la voz y comenzando a moverme como Clifford Franklin en la película, intentando bailar.
Sabrina me miró tentada.
SAB: Jajaja ¿qué haces, tarado?.- Llevó las manos a su cara en claro signo de “oh, my god”.
YO: ¿Dale, como sigue? Kept thinking I could never live without you by my side...
SAB: ¡Ay, no! ¡Estás en pedo!.- Se reía toda colorada…
Yo no dejaba de imitar la coreografía, que por cierto, me encantaba, mientras ella parecía no creer lo que la obligaba a hacer.
Tal vez fueron mis pasos o tal vez, no, pero la tomé de las manos para hacerla bailar conmigo.
Con mi cara le decía que cantara.
Ella me respondía como diciendo “sos increíble”, como implorando que por favor la sacaran de allí.
SAB: Dios…
YO: Dale, yo te hago la coreo…- Se reía.
SAB: Thinking how you did me wrong…- Interrumpió para mi sorpresa, tirando pose.
And I grew strong…- Comenzó a cantar con una vocecita muy dulce y una pronunciación impecable que, una vez más, me dejaba gratamente asombrado.
De repente, se copó.
Sabrina ya bailaba al compás de su letra, moviendo las piernas y las manos, con un poco de vergüenza, pero se había re prendido.
Por momentos no podía contener la risa al verme mover.
Ella, por su parte, estaba increíblemente hermosa.
SAB: Go on now, go, walk out the door… No, no te vayas jaja.- Dijo gesticulando.
Yo solo era un espectador de lujo, me limitaba a verla, nada más.
Muy sensual en sus movimientos.
La tomé de un brazo y la hice dar una vueltita…
Ambos disfrutamos de ese momento tan atípico.
Pero la verdad que uno quedaba embelesado al oírla y verla bailar.
Era una mujer hipnótica, muy femenina y sensual.
Se moría de risa viendo como bailaba para el costado y luego para atrás, simulando la coreografía y aplaudía.
Encima se sabía muy bien la letra. Se cantó una buena parte, mientras bailábamos juntos y ella simulaba tener un micrófono, con el control remoto.
No sé qué ocurrió en mi cabeza como para montar semejante escena. “Qué ridículo” diría más de uno, pero era demasiado adictivo verla cantar, danzar y gesticular.
Finalmente, cerró su concierto, entonando un último grito y levantando una de sus manos hacia el cielo.
SAB: I will survive... hey, hey…- Estupidizado me dejó.
La vergüenza que ella sentía al hacerlo, me causaba mucho más amor aún.
Terminó su frase y se mordió, queriendo asesinarme.
SAB: ¿Estás contento?.- Decía entre risas y sumamente roja de temperatura.
YO: Muy… Tenes una voz hermosa…
SAB: ¡Ya dos veces que me haces cantar, nene!.- Exclamó con una sonrisa digna de una tapa de revista.
La agarré del brazo y le hice dar una última vuelta.
SAB: ¡Hey! jaja
La hice caer de espaldas sobre mí.
Quedamos mirándonos fijamente.
Era inevitable que no la besara con locura.
Y eso hice.
Apoyándola contra la mesada, nos perdimos por unos minutos en besos.
Era inexplicable, pero la atracción que sentíamos era explosiva. En cualquier momento y sin mediar inconvenientes, terminamos por matarnos a besos.
Un amor de verdad…
Después comenzamos a comer y hablamos sobre el pequeño show. Pero lo loco de todo eso, era la naturalidad con la que nos salía ese tipo de cosas.
SAB: Me tenes que enseñar esos pasos…- Exclamó riendo.
YO: Jaja no sé, no sé… No es para cualquiera…
SAB: Jajajaja, me mataban tus manitos yendo así atrás como si dijeras “yo no fui, yo no fui”
YO: Talento de barrio…
SAB: Jajaja juro que no conocí nunca a nadie tan divertido como vos…
YO: Pensé que ibas a decir “chueco”… Jajaja…
Me encantó lo que dijo.
YO: Puedo decir lo mismo de vos… Sos única…
Sonrió pero miró hacia abajo.
Luego, volvió y dijo:
SAB: No puedo creer todas las cosas que hicimos en menos de 24 hs jaja
Unas ganas de decirle “imaginate las que podríamos hacer en toda una vida”, pero oír eso podría herirla. Y lo que menos quería, era hacer eso. Además, para mí también. No me parecía...
Solo le hice una mueca de costado, en tono de aprobación.
SAB: Pasa volando así… Aburrime un poco así pasa más lento jaja.- Exclamó tomando de la tasa.
YO: No me digas así, que arranco para Italia con vos, eh…
SAB: ¿Ah sí?
YO: Olvidate… ¡Eso sí, a la vuelta me vas a tener que ayudar a pagar el estacionamiento donde dejé el auto!
Estalló de la risa.
SAB: ¡Cierto! Hay que ir a buscar tu auto jaja
YO: Jaja otro día voy...
Sonrió nuevamente mientras tomaba, tentada.
YO: ¿Qué pasa?
SAB: ¿Posta no sabes bailar vos? Amé tus movimientos…
YO: Mis únicos tres movimientos…
SAB: “Los” movimientos… jajaja
YO: Jaja me siento halagado…
SAB: Me gustó mucho…- Expresó con admiración.
YO: Vos me gustas… ¿Se nota?
SAB: Jaja no, no… Creo que no…- Hizo el gesto de “hammbree”. Sí, somos de esa generación…
Con esa complicidad hermosa, tuvimos otro gran momento juntos.
Increíble...
Terminamos de “desayunar”. Era verdad que el tiempo volaba con ella.
Eso sería lo único que cambiaría, tener más tiempo.
Por supuesto que nada iba a borrar de mi mente cada instante que pasé durante ese día y el anterior. Quizá acá entra el concepto de mejor “calidad” que”cantidad”.
En fin, iba a lamentar mucho que se terminara, pero estaba contento de poder estar ahí.
Cuando comimos, ella se dispuso a realizar una llamada al consulado de Italia por unos temas que no vienen al caso explicar, pero que tenían que ver con su estadía en ese país.
Yo fui a buscar mi teléfono, que lo había dejado tirado por ahí…
Cuando lo encontré y tomé en mi mano, una sensación horriblemente agridulce se apoderó de mí.
Tenía mensajes de Mara.
15 comentarios - Capítulo 18 Mi prima Mara 3 - Libro
Será que todo se va a terminar de ir al carajo con esos mensajes de Mara? Me dan mala espina...
vuelvo a repetir, amen de lo sexual, con tus relatos "enriquecí" mi cultura musical jaja.
la próxima deberías titular "Aprendiendo con HipHop" 🤣
Como hago para verlo con los gif?? Lo probe con varias app y nada
luego de un buen tiempo pude terminar de leer la parte 3 dividida en 2…
recalcar la importancia del dialogo, en este caso dialogo profundo, de muchos idas y vueltas, peeeero cuando dos personas estan destinadas a estar juntas no hay con que darle.
como dijo un filósofo "lo importante es el amor... el amor hererosexual"
PD: voy preparando el smoking para el casorio 😅😂