Cuando escuché el rumor de que "la rubia" quería cojer conmigo, supe que no se me podía ir esa chance. Había fantaseado con ella toda la secundaria, y ahora que estaba por terminar esta etapa de la vida, que mejor que cerrarla habiendo tenido sexo con la mujer más linda del colegio.
Todo surgió en el viaje de egresados. Aunque lo hizo con algunos tipos apuestos, ninguno de eso podía competir conmigo en un aspecto. En ese viaje yo perdí mi virginidad con una compañera en común, aparentemente no solo lo hice bien, sino que el tamaño de mi pene era lo suficientemente grande para que las chicas hablaran. Entonces surgieron rumores, uno tras otro. Hasta que un día la rubia me encaró, quería probar y comprobar lo que había escuchado. Sería una noche, esa noche.
Pasamos tantos años siendo compañeros, a todos los del curso nos gustaba, pero siempre fui yo el más obsesionado. Me pajeaba cada noche pensando en su rostro, mirando sus fotos imaginándola sin ropa. Una vez conseguí una nude suya filtrada por un ex, y fue mi contenido máximo por meses.
Lo cierto es que se acercaba la gran noche, la cena de egresados. No lo podía creer porque realmente no destaco por mucho, soy el pequeño tímido que pasa desapercibido... aunque agradezco por siempre que lo tengo ahí abajo sea motivo para llamar la atención de semejante mujer.
La vi con su vestido blanco, no le quité el ojo de encima a esas curvas perfectas, a esas piernas que te gustaría tener entre tus hombros, y a ese culo que quisieras usar de almohada; ¿O a sus tetas? lo suficientemente grandes para admirarlas y no para exagerar. Por eso la deseo tanto, su cuerpo es perfecto, ni exagerado ni pobre, solo perfecto.
Cuando la fiesta acabó fuimos todos al after. Yo decidí no tomar allí, no quería tener algún conveniente en pleno acto. Solo cedí ante unas copas para bailar con ella horas antes, la rubia hermosa también estaba borracha, se pasó la fiesta robando vasos, aprovechándose de su "amabilidad".
Cuando llegamos al lugar, ella no tardó mucho en guiarme hasta una habitación. De inmediato se tiró sobre mi, pude sentir sus labios como los besos de un ángel, que no tardaría en transformarse en la más sensual diabla.
-Quiero verte, quítate todo- Dijo, mientras intentaba quitarse el vestido.
Quise ayudarla, pero me exigió primero quitarme la ropa; principalmente lo de abajo. Debieron ver su rostro de felicidad al ver mi pija, soltó una risa pícara y golosa. Claro que mi pene ya estaba parado, y viéndola desvestirse, alcancé mi punto de excitación imaginando las cosas que le haría. Con su conjunto de lencería también blanco, se acercó y agachó. Empezó a darme caricias por la puntita.
-¿Estas nervioso? Esta noche soy tuya, sé que lo deseabas... ¿Que vas a hacerme?
Me tragué la timidez, no me serviría de nada esta vez.
-Ya vas a ver hasta donde puedo llegar.
Se disponía a chupármela, cuando aproveché para agarrarla del pelo y empujarla hacía delante. La rubia atragantándose con mi pija, la suerte me sonríe como ella cuando se la saco de la boca.
Estaba como loca, y yo también. Se puso encima mío y por fin pude sentirla, a su vagina, quise penetrarla despacio pero sus movimientos eran bruscos. Agarré sus tetas con entusiasmo y no las solté.
-Dale, más! Dame como si no hubiera un mañana!
No paraba hablar, de calentarme, alimentando mí fantasía. La abracé para tenerla pegada y moví mí cadera de arriba a abajo con rapidez.
-OH SI. DIOOOS. SOS EL MEJOR. TU PIJA ME VUELVE LOCA.
Su provocación funcionaba en exceso, con cada palabra caía más en que estaba cojiendo con mí rubia, ella totalmente desnuda encima mío, dándole duro como en aquellas pajas. Ahora es real, y no podría sentirse más rico.
-Tenés el cuerpo de una puta total, sos perfecta, deberías que venderte.
-¡¿Y cuánto pagarías por esto?!
-Lo que pidas, yo y cualquier hombre. Pero ahora que sos mía te voy a gozar, no va a terminar rápido.
Cambiamos de posición y seguimos, esta vez teniéndola en 4, agarrando su cabello con fuerza le daba sin descanso.
-¿Te gusta que te revienten el culo?
-Ay si, pero nunca una verga tan grande como la tuya. No sé si aguanto
-Tarde, me quedé con el si- Dije, mientras se la metía por el culo apretado, costó meterla, ya sea por mi el tamaño de lo mío o lo chiquito de su agujero.
-Ay Diosss, no entra, no entra!
De a poco conseguía que entrara más, quería cumplir cada uno de mis sueños. Recibir una chupada suya, manosear sus tetas, cojerla fuerte y reventarle el culo, esta última como broche final. No escuché sus gritos más que para llegar al éxtasis, porque no iba a resistir mucho tiempo, su ano me estaba tragando, iba a acabar en cualquier momento.
-¿¡Cómo la tenés tan grandee!? Jamás me había dolido así.
-Y espero que te duela mañana, así te acordás de mí.
No podía más
-Mi rubia puta, te voy a llenar de leche ese culo precioso. ¿O donde la querés?
-En el culo está bien
-Mira que te dejo la leche en la concha, no tengo problema.
-Noo, si te olvidaste el condón.
-No importa, si querés por el culo, roga por el culo.
-Por favor, dame la leche en el culo, déjame toda abierta y chorreando, por favor.
Fueron las palabras finales que hicieron que me vaciara por completo. Ella estaba jadeando y temblando, se quedó allí unos minutos mientras yo inmortalizaba este momento. Le abría el culo para verlo mejor, el semen seguía saliendo.
Luego se desplomó en la cama, agotada. Me tiré a su lado, respirando agitado.
-Sos la mujer más perfecta de este planeta, ¿Lo sabías?
-Y vos el hombre que más logro satisfacerme.
No sé si era verdad, pero yo ya vivía en una nube. Le dije que podíamos seguir viéndonos después, no iríamos más a clases pero tendríamos tiempo libre.
-Tengo que estudiar para rendir una materia, ¿Queres ir a mí casa el otro finde? Me ayudas.
Claro que iba a ayudarla, con su estudio y siendo el hombre que necesita. Esa noche que cojí y reventé a la más linda del curso, sentí que me pasé la vida.
Y lo mejor, es que a la mañana siguiente caminaba con dificultad. Una sonrisa cómplice fue lo último que vimos hasta nuestro próximo encuentro.
Fin.
(espero que les guste, acepto consejos, sugerencias de morbos o preferencias sexuales para siguientes relatos)
Todo surgió en el viaje de egresados. Aunque lo hizo con algunos tipos apuestos, ninguno de eso podía competir conmigo en un aspecto. En ese viaje yo perdí mi virginidad con una compañera en común, aparentemente no solo lo hice bien, sino que el tamaño de mi pene era lo suficientemente grande para que las chicas hablaran. Entonces surgieron rumores, uno tras otro. Hasta que un día la rubia me encaró, quería probar y comprobar lo que había escuchado. Sería una noche, esa noche.
Pasamos tantos años siendo compañeros, a todos los del curso nos gustaba, pero siempre fui yo el más obsesionado. Me pajeaba cada noche pensando en su rostro, mirando sus fotos imaginándola sin ropa. Una vez conseguí una nude suya filtrada por un ex, y fue mi contenido máximo por meses.
Lo cierto es que se acercaba la gran noche, la cena de egresados. No lo podía creer porque realmente no destaco por mucho, soy el pequeño tímido que pasa desapercibido... aunque agradezco por siempre que lo tengo ahí abajo sea motivo para llamar la atención de semejante mujer.
La vi con su vestido blanco, no le quité el ojo de encima a esas curvas perfectas, a esas piernas que te gustaría tener entre tus hombros, y a ese culo que quisieras usar de almohada; ¿O a sus tetas? lo suficientemente grandes para admirarlas y no para exagerar. Por eso la deseo tanto, su cuerpo es perfecto, ni exagerado ni pobre, solo perfecto.
Cuando la fiesta acabó fuimos todos al after. Yo decidí no tomar allí, no quería tener algún conveniente en pleno acto. Solo cedí ante unas copas para bailar con ella horas antes, la rubia hermosa también estaba borracha, se pasó la fiesta robando vasos, aprovechándose de su "amabilidad".
Cuando llegamos al lugar, ella no tardó mucho en guiarme hasta una habitación. De inmediato se tiró sobre mi, pude sentir sus labios como los besos de un ángel, que no tardaría en transformarse en la más sensual diabla.
-Quiero verte, quítate todo- Dijo, mientras intentaba quitarse el vestido.
Quise ayudarla, pero me exigió primero quitarme la ropa; principalmente lo de abajo. Debieron ver su rostro de felicidad al ver mi pija, soltó una risa pícara y golosa. Claro que mi pene ya estaba parado, y viéndola desvestirse, alcancé mi punto de excitación imaginando las cosas que le haría. Con su conjunto de lencería también blanco, se acercó y agachó. Empezó a darme caricias por la puntita.
-¿Estas nervioso? Esta noche soy tuya, sé que lo deseabas... ¿Que vas a hacerme?
Me tragué la timidez, no me serviría de nada esta vez.
-Ya vas a ver hasta donde puedo llegar.
Se disponía a chupármela, cuando aproveché para agarrarla del pelo y empujarla hacía delante. La rubia atragantándose con mi pija, la suerte me sonríe como ella cuando se la saco de la boca.
Estaba como loca, y yo también. Se puso encima mío y por fin pude sentirla, a su vagina, quise penetrarla despacio pero sus movimientos eran bruscos. Agarré sus tetas con entusiasmo y no las solté.
-Dale, más! Dame como si no hubiera un mañana!
No paraba hablar, de calentarme, alimentando mí fantasía. La abracé para tenerla pegada y moví mí cadera de arriba a abajo con rapidez.
-OH SI. DIOOOS. SOS EL MEJOR. TU PIJA ME VUELVE LOCA.
Su provocación funcionaba en exceso, con cada palabra caía más en que estaba cojiendo con mí rubia, ella totalmente desnuda encima mío, dándole duro como en aquellas pajas. Ahora es real, y no podría sentirse más rico.
-Tenés el cuerpo de una puta total, sos perfecta, deberías que venderte.
-¡¿Y cuánto pagarías por esto?!
-Lo que pidas, yo y cualquier hombre. Pero ahora que sos mía te voy a gozar, no va a terminar rápido.
Cambiamos de posición y seguimos, esta vez teniéndola en 4, agarrando su cabello con fuerza le daba sin descanso.
-¿Te gusta que te revienten el culo?
-Ay si, pero nunca una verga tan grande como la tuya. No sé si aguanto
-Tarde, me quedé con el si- Dije, mientras se la metía por el culo apretado, costó meterla, ya sea por mi el tamaño de lo mío o lo chiquito de su agujero.
-Ay Diosss, no entra, no entra!
De a poco conseguía que entrara más, quería cumplir cada uno de mis sueños. Recibir una chupada suya, manosear sus tetas, cojerla fuerte y reventarle el culo, esta última como broche final. No escuché sus gritos más que para llegar al éxtasis, porque no iba a resistir mucho tiempo, su ano me estaba tragando, iba a acabar en cualquier momento.
-¿¡Cómo la tenés tan grandee!? Jamás me había dolido así.
-Y espero que te duela mañana, así te acordás de mí.
No podía más
-Mi rubia puta, te voy a llenar de leche ese culo precioso. ¿O donde la querés?
-En el culo está bien
-Mira que te dejo la leche en la concha, no tengo problema.
-Noo, si te olvidaste el condón.
-No importa, si querés por el culo, roga por el culo.
-Por favor, dame la leche en el culo, déjame toda abierta y chorreando, por favor.
Fueron las palabras finales que hicieron que me vaciara por completo. Ella estaba jadeando y temblando, se quedó allí unos minutos mientras yo inmortalizaba este momento. Le abría el culo para verlo mejor, el semen seguía saliendo.
Luego se desplomó en la cama, agotada. Me tiré a su lado, respirando agitado.
-Sos la mujer más perfecta de este planeta, ¿Lo sabías?
-Y vos el hombre que más logro satisfacerme.
No sé si era verdad, pero yo ya vivía en una nube. Le dije que podíamos seguir viéndonos después, no iríamos más a clases pero tendríamos tiempo libre.
-Tengo que estudiar para rendir una materia, ¿Queres ir a mí casa el otro finde? Me ayudas.
Claro que iba a ayudarla, con su estudio y siendo el hombre que necesita. Esa noche que cojí y reventé a la más linda del curso, sentí que me pasé la vida.
Y lo mejor, es que a la mañana siguiente caminaba con dificultad. Una sonrisa cómplice fue lo último que vimos hasta nuestro próximo encuentro.
Fin.
(espero que les guste, acepto consejos, sugerencias de morbos o preferencias sexuales para siguientes relatos)
1 comentarios - Partiendo a la rubia hermosa. Fantasía sexual.