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CAPÍTULO 6
Día 6. Madrugada
Elena y yo nos quedamos dormidos a eso de las cuatro de la mañana. Era una amante bastante entregada. Pero al final, ella era más sosegada que yo, lo que provocó inevitablemente que cerré los ojos antes que ella. Aunque antes de dormirme, noté que se apoyaba en mi pecho.
Por la mañana me despertó una conversación. Había alguien en la habitación además de Elena. O eso, o tenía esquizofrenia. Pero no. Me levanté, desnudo como estaba, y fui a su cocina. Y me llevé una sorpresa al verla hablando con Francesca. Elena apenas se había tapado: solo llevaba las bragas y una bata abierta por encima. Ambas estaban tomando café.
"Hola, tiarrón", me saludó Elena.
"No sabía que tenías visita. ¿Me tapo?"
"No, por favor. Quédate así", me pidió Francesca, que me miraba con mucho interés.
"Mamá, deja que se termine de despertar del todo", la riñó Elena. Y en ese momento me di cuenta.
"¿Mamá? ¡¡¿Francesca es tu madre?!!"
"¿No es evidente?", preguntó Elena.
En ese momento, Francesca se puso a su lado, y se quitó la blusa. No llevaba sujetador. Y bien miradas, las dos juntas, sí que tenían un aire. Claro, que el club nocturno tenía siempre las luces bastante bajas, y no se apreciaban bien todos los detalles. Y a Francesca solo la había visto bien del todo las veces que habíamos follado en su sala privada del club.
"No me esperaba yo esto", comenté. Elena me tendió una taza con café, y mi picha se endureció un poco con la imagen de aquellas dos bellezas, de distintas generaciones pero muy estimulantes. "¿Puedo preguntar cómo...?"
"Mi madre siempre me dio una educación muy liberal", contó Elena. "Siempre desde el respeto y el cuidado de una misma"
"Pero yo nunca le dije que viniera a trabajar aquí", añadió Francesca. "Simplemente me dijo si había alguna plaza libre, y le conseguí una entrevista. Y la aceptaron"
"No me mires con esa cara. No me tuve que tirar a la entrevistadora", rió Elena. "Aunque al final lo hice", reconoció. "Pero aquí es todo muy formal, como has visto. Solo podemos tener relaciones en nuestro tiempo libre. Aunque al final, quien más quien menos se salta esa norma. Si nos compenetramos bien y sabemos comportarnos como adultos".
"Y, sinceramente, me gusta que mi hija trabaje aquí. Estamos cerca, mantenemos el contacto... no como esas gentes tradicionales que cuando sus hijos se independizan solo saben de ellos cuando necesitan dinero"
"Me encanta vuestra filosofía de vida", dije.
Elena en ese momento se acabó su café y lo dejó en la pila.
"Yo me tengo que preparar, que empiezo el turno en quince minutos. Vosotros a vuestro ritmo", dijo, y se puso en marcha.
Yo me quedé hablando con Francesca acerca de lo bien que iba su club cuando reapareció Elena, completamente vestida, muy profesional.
"Por cierto, JP, creo que necesitaré que me hagas un favor con el hotel... No sé si será hoy o mañana".
"Bueno. Lo que necesites", le aseguré.
"Eres un amor. Me tengo que ir ya, así que os dejo. Si tenéis que echar un polvo, mi cama es vuestra. Pero limpiadme las tazas de café, que luego me da pereza", nos pidió. Me plantó un beso en la boca y tras despedirse de su madre, salió de allí.
"Aquí lo de las sutilezas ya veo que no se lleva", me reí.
"Y tú ya llevas los suficientes días como para haberlas perdido también. ¿O crees que no me doy cuenta de que llevas un buen rato mirándome las tetas?", me preguntó.
"Y pensando en aquello que quedamos también. ¿Cómo era? Que me tenía que correr dentro de ti"
Mientras hablaba me acercaba a ella. La vi relamerse los labios. Fu a sujetetarla, por las caderas, pero en ese momento se me adelantó. Me agarró ella a mi y se puso de rodillas delante de mi.
"Echaba de menos esto", suspiró antes de meterse mi polla en la boca. Sentí un calor muy agradable por todo mi rabo mientras se iba poniendo duro. "Mmmm... Me encanca tu poia", dijo sin sacársela de la boca. Pude ver desde arriba cómo se empezaba a quitar el pantalón, manteniendo sus labios cerrados todo el rato alrededor de mi falo endurecido.
"Y a mi me encanta cómo me la chupas"
"¿No te gusta más esto?", preguntó, ya desnuda, y me envolvió el pene con las tetas.
"Sí, lo echaba de menos", suspiré mientras me masajeaba la polla con aquellas maravillosas tetas.
Tras unos minutos se puso en pie y se sentó en la encimera, con las piernas abiertas.
"¡Vamos, JP! ¡Estoy chorreando!", y pude ver su coño expuesto y completamente mojado. "¡Fóllame, por lo que más quieras!"
Se la metí de un movimiento. Me sujeté a sus caderas y empecé a follármela con Ganas. Su coño se sentía de maravilla, y ella se dejaba llevar. Gemía y gritaba de placer con cada movimiento mío dentro suyo.
"¡Necesito una ración de esto todos los días!", gimeteó. "¡Ay!", protestó. Yo le había empezado a chupar las tetas pero me dejé llevar y le mordí el pezón. "Cuidado, bebé, las tengo sensíííííííbleeeees", protestó cuando se lo volví a morder.
"¿Te gusta, nena?"
"Por dios, sí... córrete dentro, por favor... lo necesito", me pidió.
Y en ese momento la hice bajar de la encimera. La puse de espaldas y se la volví a meter. Me encantaba su coño. Empecé a acariciar su culo mientras me acercaba al orgasmo, y solté un gruñido involuntario antes de correrme.
"Ahh... ah..."
"¡Buen chico!", gimió ella. "¡Me has llenado muy bien!"
"Gra... gracias", suspiré.
"En otro momento de mi vida seguro que me hubieras dejado embarazada", rió Francesca.
"Pero... ¿tú te has corrido?", pregunté mientras se la sacaba.
"En cuanto me has dado la vuelta y me la has metido de nuevo", respondió. "Pero vaya desastre. Mejor limpio esto antes de que Elena lo vea"
"Te ayudo", le dije.
"¡No, no te preocupes! Así me mantengo entretenida. No tengo nada que hacer hasta la noche. Y hay mucha gente en el hotel a la que tienes que follarte tan bien como a mi", me dijo
"¿Segura?"
"Segura", dijo, y me dio un beso, mucho mejor que el de Elena. "No te olvides dónde me tienes... Siempre te diré que sí"
Le devolví el beso con ganas, y a continuación me vestí. Tenía cosas que hacer por la mañana.
Día 6. Por la mañana
Por suerte podía entrar al ascensor y bajar a las plantas de los huéspedes sin necesidad de llave. Bajé directamente a buscar a Matt. Llamé a su puerta, y me abrió. Se había puesto un pantalón corto que rozaba el estilo femenino y una camiseta de tirantes.
"Has venido", dijo con una sonrisa tímida.
"Te dije que lo haría. Aún me debes un secreto", le recordé. "¿Estás bien?"
"Ya te lo dije. Me da miedo que lo sepas. Qué pensarás de mi"
"Mientras no me digas que has matado a alguien, no creo que pueda odiarte. No has matado a nadie, ¿verdad?"
"Claro que no"
"Pues vamos", y le di la mano.
Fuimos así, agarrados nuevamente de la mano, en el ascensor, el vestíbulo, y fuimos atravesando todo el Resort. No estaba muy hablador Matt, y pensé que sería mejor no decir nada, por si acaso se arrepentía. Pero me sorprendí al ver dónde me llevaba.
"Pero esto es... el club de Francesca", dije mientras entrábamos al edificio y nos quedábamos en la recepción que había ahí.
"No has visto todo lo que hay aquí", me dijo. Pareció pensárselo, y tiró de mi hacia una puerta que había a mano derecha y en la que yo no había reparado, pues normalmente me dirigía a la zona del baile. Seguí a Matt, y no me podía creer lo que había allí.
"Esto es..."
"Ssssssssh", me apremió. "Habla en susurros. Y ponte esto"
Me tendió un antifaz, similar al que llevaba el personaje de El Zorro. Increíble. Se trataba de una sala completa de glory-holes. La luz era muy ténue, apenas se podía ver mucho. Pero había varias cabinas individuales, donde los hombres metían su falo para disfrutar de lo que quien hubiera dentro les quisiera hacer. Él me acercó a un largo muro donde había varios agujeros seguidos. Se bajó el pantalón y metió su polla por uno de los agujeros. Yo hice lo mismo, y no había tenido casi tiempo de hacerlo cuando sentí una boca dándome placer.
"Madre mía...", suspiré. Quien estuviera al otro lado era profesional de la mamada. "¿Cómo no sabía yo que esto existía?"
"Se mantiene discreto. Por eso los antifaces", me dijo. Podía verle gestos de placer en la cara.
"Pero aún así esto es...", sentí unos dientes acariciándome los huevos, "maravilloso". En ese momento sentí como unos pelitos. Supuse que era un hombre con muchas ganas de pene. Moví mis caderas un poco, follándole la boca. "Así que es aquí donde pasas las horas"
Pero Matt negó con la cabeza.
"No del todo"
"No te entiendo"
"¿Vienes conmigo?"
Asentí, sin entenderle. Él sacó su polla del agujero. "No, espera", dijo una voz de mujer. Yo también hice como él, y le seguí. Salimos al rellano de nuevo, con el antifaz aún puesto, y se acercó a la otra puerta.
"Por aquí se va... a la parte de dentro de las cabinas. Al otro lado del muro. Donde están los que dan el placer", dijo. "Es ahí donde me meto, JP, es ahí donde he terminado yendo. A comerle la polla a desconocidos y dejar que me follen sin siquiera verles la cara"
Parecía a punto de derrumbarse y echarse a llorar. Yo me acerqué a él.
"¿Quieres entrar?", le pregunté.
"No lo sé... no quiero que me veas así..."
"Voy a estar contigo", le aseguré. "Si quieres hacerlo, te voy a acompañar. Y si quieres que nos vayamos, nos iremos"
Matt asintió. Yo le seguí, muy despacio. La luz era aún más inexistente que al otro lado, respetando la privacidad de todos los que estaban allí. Y todas. Aquella parte era mixta. Hombres y mujeres se veían ahí para dar placer y dejarse hacer por quien hubiera al otro lado. Mi amigo me llevó hasta una de las cabinas, llamó a la puerta, y al ver que nadie respondía, entró. Yo le seguí
La pared que daba frente a la puerta era maciza, pero a la izquierda y la derecha había un par de agujeros. Además había más luz, además de dos butacas. Matt echó el pestillo, se quitó el antifaz y empezó a desnudarse.
"Soy un pervertido", se lamentó mientras se quitaba el calzoncillo
"No digas eso. Si aquí se viene a follar, tú estás cumpliendo con las normas", le recordé, y también me quité la ropa. La temperatura no era muy elevada pero no acompañaba el ambiente a ir vestidos. Me senté en una de las butacas, al lado de un agujero, y Matt se sentó sobre mis piernas. Sin decir nada más, empezó a besarme.
Pero no tardó en empezar la acción. De pronto una polla de tamaño medio apareció por el agujero. A escasos centímetros de mi cara y la de Matt. Él me miró y empezó a chuparla. Con los ojos cerrados. Yo la tenía dura solo de estar con él desnudo encima de mi, pero verle comerse aquella polla me excitaba más incluso. Y de pronto su mano empezó a hacerme una paja. Aquello era demasiado para aguantarme, y empecé a besarme de nuevo con él mientras le chupábamos la polla a aquel desconocido.
"No tienes que hacerlo... yo soy la puta", suspiró Matt y se la introdujo entera a la boca
"No digas eso", susurré
"Mira... alguien más quiere ayuda..."
Otra polla había aparecido por el otro agujero. Parecía más grande. Matt se acercó a por ella, el espacio además era reducido, y empezó a chuparla mientras yo seguía dando placer al primer desconocido, y ahí estuvimos unos minutos mientras nuestras manos se buscaban y se sujetaban.
Después le vi moverse y le imité. Se puso de pie y abriendo sus nalgas las pegó al agujero. Empezó a moverse adelante y atrás, gimiendo de placer. Con cierto miedo pero el corazón acelerado, yo mismo planté mi culo en mi glory-hole y sentí como aquella polla se abría paso dentro de mi. No necesitaba moverme. Quien estuviera al otro lado me estaba follando, se movía a buen ritmo. Yo gemí probablemente de la forma más femenina que tenía mi cuerpo mientras le sentía. Matt me miraba sonriendo mientras movía sus caderas, hasta que finalmente logró que su amigo se corriera
"¿Aún no?", me preguntó. Yo negué con la cabeza, un tanto mareado. "Deja que te ayude"
Se arrodilló ante mi y empezó a chupármela mientras al otro lado, mi desconocido me seguía follando el culo. Aquello fue demasiado y me corrí en la boca de Matt, solo unos momentos antes de que se corrieran dentro de mi culo. Me dejé resbalar hasta que tuve aquella polla fuera de mi, pero aún seguía asomada dentro de la cabina.
"Creo que quiere una limpieza", dijo Matt, y se la chupó también hasta que la dejó bien limpia.
"Esto ha sido... lo más raro que he hecho en mi puta vida", reconocí
"¿No me odias entonces? ¿No te disgusta saber que soy... un poco puta?"
"Creo que después de lo de hoy yo también lo soy un poco", le dije. Volvió a subirse encima de mi y nos dimos un beso sucio. Luego nos volvimos a vestir, y salimos para dejar a dos chicas rubias que estaban esperando ansiosas fuera para poder comerse también un buen par de pollas.
La salida de aquel lugar daba, casualmente, con los baños del club de Francesca, donde pudimos arreglarnos y salir como si nada hubiera pasado. Según me contó Matt mientras llegábamos a la recepción, así se mantenía el anonimato de todos los que se entregaban a desconocidos.
Día 6. Antes de comer
Matt me estaba dando un abrazo cuando alguien apareció por la puerta del club. Era Andrea.
"Así que aquí estás, JP...", dijo al verme.
"Creo que os tengo que dejar un poco de intimidad", dijo Matt. "Tío... gracias por ser como eres. No cambies nunca", me pidió. Y nos besamos antes de que se fuera.
Apenas le perdimos de vista, Andrea se abalanzó a por mi y me dio un gran beso en la boca, casi sin dejarme respirar. Llegué a darme con la espalda contra la puerta que daba al club propiamente dicho.
"¿Anoche... fue bien?", le pregunté.
"Mejor que bien..." susurró ella. Le brillaban los ojos. "Irina me permitió follármela como yo quise. Y... no sé cómo, pero le confesé lo que sentía por ella. Y entonces me hizo el amor... y me prometió que podríamos seguir así siempre que quisiéramos", se la notaba henchida de felicidad. "Y todo gracias a ti"
"¿Sabe ya que fue todo una "trampa"?, le pregunté.
"Sí... se lo conté también, esta mañana. Dijo que no pasaba nada, que la sorpresa había sido agradable. Y me hizo prometer que la compartiría contigo, y por supuesto que sí"
Volvió a besarme.
"Perdóname por dudar de ti. Y por odiarte. Me has ayudado más que nadie a acercarme a ella..."
"Prometí que lo haría"
"Creo que es hora de hacer algo por ti... te lo mereces después de lo que has hecho", dijo mientras me empezaba a acariciar el paquete.
"Ya te dije que no quería nada a cambio", le recordé.
"Insisto", dijo ella. "Además, no es que me estés obligando...", se puso colorada.
"Bueno, pues... si te parece bien, una mamada estaría bien"
"Claro, puedo con eso", me respondió con una sonrisa.
Nos colamos en el club de Francesca. Me condujo hasta un futón rojo colocado contra la pared. Me desnudé mientras ella se agachaba sobre él. Me acerqué al futón desde un lado. Tomó mi polla en la mano y empezó a acariciármela suavemente. La miró.
"Casi se me olvida lo dotado que decía Irina que estabas, JP"
"Jeje, sí", dije orgulloso. Me miró a los ojos.
"Apuesto a que te follas a todo tipo de zorras con este monstruo, ¿a que sí?"
"No tanto, en realidad", admití. Había follado mucho pero con pocas personas, de hecho
"Oh, qué decepción", comentó, y volvió a mirármela. "Una polla como esta necesita un poco de acción. Creo que le tengo que dar el amor que se merece"
Empezó despacio, lamiendo con cariño la parte de abajo de mi falo.
"Ah, qué polla tan grande y jugosa... Me encanta", se estaba poniendo colorada mientras lo hacía. ¿Tal vez esta era su verdadera cara? Me volvió a mirar a los ojos mientras lamía mi polla arriba y abajo. "¿Te gusta? ¿Lo estoy haciendo bien, JP?"
"... Podría estar mejor", le provoqué
"Entonces, lo seguiré intentando"
Tomó la cabeza de mi polla en la boca. Empezó a chuparla, girando la lengua alrededor de mi cabeza.
"Oh, joder..."
Me volvió a mirar, antes de tomar lentamente un poco más de mi rabo en su boca.
Su cabeza se balanceaba hacia arriba y hacia abajo mientras chupaba mi polla, sus labios me la acariciaban con amor. Sus ojos ámbar observaron mi rostro mientras sorbía mi polla, su lengua se deslizaba arriba y abajo por la parte inferior de mi eje. Se concentró en chuparmela, gimiendo suavemente mientras su cálida boca me envolvía.
"Andrea, me voy a correr.."
Siguió chupando mi polla, aparentemente despreocupada de dónde o cuándo iba a acabar.
"Deja que me corra en esa cara bonita, Andrea", le pedí.
Se la sacó de la boca, sacando la lengua mientras me hacía una paja.
"Dámelo, JP. Quiero tu caliente semen en mi cara de puta..."
Me miró a los ojos, esperando pacientemente su recompensa. Su lengua seguía acariciando la cabeza de mi polla, y eso fue demasiado.
"¡Me corro!"
Mi semen salpicó su rostro vuelto hacia arriba. Gimió mientras pintaba su carita con mis fluidos, y luego aprovechó para chupármela un poco más.
"Oh, ha salido mucho", jadeó. "Debo haber hecho un buen trabajo. Gracias..."
"¿Me das las gracias tú?", dije sorprendido.
"Lo que has conseguido que haga con Irina tiene muchísimo valor para mi", me aseguró. "Y... puedo follar contigo con ganas"
"¿De verdad?"
Ella asintió.
"Después de chupártela siento más ganas de que me folles", me dijo. "Pero... ahora tenemos un compromiso"
"¿Compromiso?"
"Vamos a vestirnos. Nos esperan"
Día 6. Después de comer
La sorpresa había resultado una comida en la zona de restauración con Irina, Luna y la propia Andrea. La parte bonita era que, respetando las normas, las tres estaban en top-less, permitiéndome mirar por completo. Y no solo eso. Se mostraban muy cariñosas conmigo. Incluso me daban de comer, para envidia de más de uno que pasaba por ahí.
"No me esperaba una comida tan agradable", comenté mientras Irina me daba un poco de nagiri de salmón.
"Eres lo mejor que nos ha pasado a las tres desde que estamos aquí", me dijo ella. "De hecho te queríamos para nosotras todo el día"
"Yo ya he tenido mi turno", bromeó Andrea.
"Qué envidia...", suspiró Luna. "Tienes que organizarte mejor para atendernos a las tres"
"Estoy de acuerdo", dijo Irina. "A partir de ahora no puedes salir de tu habitación, vamos a ir pasando una a una", rió.
"¿Y por qué no las tres a la vez?", las desafié.
Se quedaron mirándose por un momento. Parece que mi idea las había tentado. Pero antes de poder responder, apareció uno de los encargados del Resort.
"¿Señor JP?", preguntó.
"Soy yo"
"¿Puede acompañarme? Elena requiere de su presencia"
"Claro que sí", le dije, y me puse en pie. "Señoritas, lamento dejarlas, pero..."
"La jefa manda", reconoció Luna.
Acompañé a aquel encargado hasta el hotel, y me condujo hasta la misma sala de admisiones donde me había entrevistado con Elena el día que llegué. Dentro solo estaba ella y un chico de pelo castaño, gafas redondas, y un aspecto bastante frágil.
"Gracias por venir", me dijo. "Perdona que no os presente, pero me ha pedido que sea así. Él es nuestro nuevo huésped"
"Encantado", me dijo, con una voz menos aguda de lo que me habría imaginado. Me tendió la mano y yo se la estreché
"Me ha comentado que es virgen", me contó Elena. "Y es gay. Y me preguntó si aquí teníamos algún servicio para hacerlo por primera vez. Obviamente, no tenemos ninguna clase de prostitutos en nómina. Así que pensé en recomendarle a alguien que se entendiera con los hombres para darle su primera vez"
"¿Eres gay también?", me preguntó, pero en ese momento se fijó en mi pulsera. "Oh, un curioso. ¿Y has...?"
"Follado con varios tíos, sí", le aseguré. "No te preocupes, Elena. Cuidaré bien de él. Si acepta a que sea yo, claro"
"Me fiaré de ella"
"En ese caso, os dejo a solas. Cuando terminéis, usad el teléfono de mi mesa, y llamad a recepción.
Nos dejó a solas, y el chico me miró con vergüenza.
"¿Puedo saber qué es lo que quieres hacer? ¿Qué te gusta?", pregunté, y empecé a quitarme los pantalones. "No sé si eso aún se lleva, pero ¿eres activo o pasivo?"
"¿Tengo yo pinta de activo?", se rio. "No, yo soy... pasivo", se quedó embobado al verme la polla. "Joder, ¿eso es para mi?"
"Depende. ¿Lo quieres?", me lo estaba pasando de maravilla y apenas estábamos empezando.
"Claro que si", dijo, y le temblaron las manos mientras empezaba a quitarse la ropa. "Solo he visto porno, ¿sabes? Y bueno... tengo un dildo en mi casa con el que juego a veces"
"¿Ah, sí?", pregunté mientras le examinaba el cuerpo.
"Sí. ¿Te parezco un pervertido? ¿Prefieres no saberlo? Es que estoy nervioso..."
"Siéntate en la silla", le indiqué. Él me obedeció. Yo me sentía poderoso. "Abre un poco las piernas". Y volvió a hacer caso. Yo me puse entre sus piernas, acercando mi polla a su cara. "¿Has chupado tu dildo?", pregunté, y él asintió. "Pues venga. Enséñame cómo lo haces"
Puso su mejor cara de concentración. Empezó haciéndome una paja, jugando con sus manos. No se le daba mal, seguro que se había hecho pajas muchas veces y sabía cómo hacerlo. Luego sujetó mi pene hacia arriba y empezó a darme un beso en los testículos. Empezó a subir a lo largo de toda mi polla hasta llegar a la cabeza y empezó a lamerla como si fuera un helado.
"Vas muy bien", le aseguré. Y tomó la mitad de mi erección en su boca. "Con calma... no te atragantes... Guau"
Mientras se lo ddecía, vi cómo mi polla desaparecía por completo dentro de su boca. Una garganta profunda. Luego se la sacó, intentando volver a respirar
"Estás loco", le dije
"Tenía que intentarlo...", murmuró. "Me daba miedo que no me gustaran..."
"Pues ya veo que sí que te gustan", dije mientras me la chupaba un poco más convencional. Se la sacó de la boca y empezó a frotar su mejilla contra mi polla. "Vas a ser la fantasía de muchos"
"Eso es lo que quiero", dijo esperanzado y me la volvió a chupar.
De pronto, levantó la cabeza, dejando que mi polla saliera húmeda de su boca con un golpe. Empezó a hacerme una paja con una mano mientras su cabeza bajaba un poco más. Logró levantarme la pierna, y la puse en el asiento de la silla. Chupó y besó mis huevos pero solo un momento. Llegando más abajo de mis testículos, empezó a chuparme el ano mientras me pajeaba.
"¡Joder! ¡No me esperaba eso!"
"Lo aprendí del porno", dijo con orgullo. "Lo siento, es que me encanta tu sabor"
Su lengua presionaba en mi ano, chupando y explorando. Lamió alrededor de mi agujerito, antes de presionar con la lengua y penetrándome con ella. Tuve que gemir y arquear la espalda mientras su lengua seguía entrando dentro de mi culo.
"¡Esto es muy intenso, joder!"
Se echó a reír, y se notaba que le gustaba aquello. Volvió a chupármela, nuevamente con ganas y haciendo más ruido.
"De eso nada. ¡De rodillas en la silla!"
Con los ojos ilusionados, obedeció. Pude ver su gota chorreando de pre-semen, antes de incorporarse. Se sentó de rodillas, dándome la espalda y con el culo ofrecido. Yo tomé una botella de lubricante que Elena nos había preparado y le metí un dedo por el culo, dilatándolo.
"¿Qué te ha parecido mi polla?", le pregunté.
"Que es muy grande y que me gusta y que la quiero dentro de mi culo"
"Tienes que pedirlo por favor", reí mientras me echaba un chorro de lubricante y me hacía una paja para extenderlo
"Por favor... fóllame con esa polla que tienes... quítame la virginidad"
"Como quieras", le dije
Para ser un culo virgen, lo encontré sumamente fácil de penetrar. Y no solo eso. Apenas se la metí, sentí que temblaba. Increíble.
"¿Ya te has corrido?", le pregunté
"S-Sí..." reconoció. "Pero fóllame más... quiero que prepares mi culo para lo que le espera"
"Buen chico", le dije. Sujeté sus caderas y empecé a follármelo. No iba muy rápido, pero él ya se había corrido una vez y yo necesitaba descargar. Su culo me gustaba mucho. Eché otro chorrito de lubricante, facilitando mi labor.
"¿Esto se siente mejor que tu dildo?"
"Mil veces mejor... las pollas reales son mejores", jadeó. "Vas a hacer que me corra otra vez..."
"Hazlo... yo me voy a correr también"
"Sí, por favor... quiero saber qué se sienteeeeeeeeeee..." mientras lo decía me había corrido dentro de él. Y a su vez, él también se corrió, manchando por segunda vez el respaldo de la silla. Salí de su culo, y se quedó donde estaba, temblando.
"¿Te encuentras bien?"
"De maravilla", afirmó con una sonrisa. "Me dijeron que a este hotel no se viene a repetir con la gente, pero... le diré a Elena que te de el número de mi habitación. Por si quieres repetir"
"¿No has tenido suficiente?", pregunté
"La verdad es que no..."
"Pues ponte bocarriba, nene, que aún estoy cachondo"
El chico casi se tiró al suelo con las piernas al aire, suplicándome que le follase de nuevo. Su culo se tragó mi polla sin esfuerzo, y se corrió sobre mi mano mientras le hacía una paja, antes de correrme yo también.
Día 6. Al caer la noche
Agotado y casi de noche, regresé a mi habitación pensando que debía descansar. Pero para mi sorpresa, había alguien esperando en mi puerta. Era Irina, sentada con las piernas extendidas. Me esperaba.
"Hola, guapo", saludó, y la ayudé a ponerse en pie. "¿Todo bien con Elena?"
"De maravilla", le dije. "¿Qué tal la tarde?"
"Muy bien. Estaba con Luna cuando apareció tu amigo Matt. Se le ve majo", dijo mientras yo abría la puerta y la dejaba entrar. "¿Te resultaría incómodo si él y yo en algún momento follamos?"
"Nada que objetar", le dije.
"Genial... pero hoy me interesas tú", dijo envolviéndome con sus brazos. "Hiciste lo que te pedí. Tienes sexo con Andrea"
"Sí. Estamos empezando, pero sí"
"Y lo que hacer que follara con ella... Si me lo hubieras dicho a las claras también hubiera aceptado" reconoció avergonzada. "Pero me gusta lo que planeaste. Gracias"
"¿Quieres follar?", pregunté, pues me estaba quitando la ropa.
"¿No te apetece?", dijo ella, que aún así ya me había desnudado y ahora se quitaba su ropa.
"No es eso. Es solo que hoy llevo un día bastante intenso", le dije a Irina. "¿Te importaría llevar el control?"
"Oh, ¿así que quieres que te cabalgue? Eso suena divertido", dijo. "Venga, túmbate"
Obediente, me eché en la cama de Irina. Ella trepó sobre mi, a horcajadas sobre mis caderas. Tomó mi polla con una mano, y empezó a frotarla contra los pliegues de sus labios.
"Ah, se siente bien", suspiró.
"Y ni siquiera has empezado"
Que jugase así con mi polla se sentía genial pero no era lo mismo que estar dentro de ella.
"Dame un momento, JP. Has dicho que yo llevaría el ritmo", me recordó.
Y tenía razón, así que me recliné y dejé que ella decidiera cuándo empezaríamos. Según me iba calentando, empezaba a notar mi que su coño empezaba a gotear sobre mi polla.
"Mmmm... ya estoy lista para esta polla tuya. Prepárate, amor"
De pronto se dejó caer sobre mi falo, no todo de golpe, pero aún así me sorprendió.
"¡Ah!", gemí.
"¡Mmmm, sí!"
"Estás tan apretada, Irina..."
"Y tú la tienes muy grande, JP. Ahroa quédate ahí y déjame hacer todo el trabajo"
Irina empezó a montar mi polla, usando sus fuertes piernas para moverse arriba y abajo. Su coño húmedo tragaba mi falo sin esfuerzo, y pronto empezó a rebotar arriba y abajo en toda mi longitud.
"¡Ah, sí!", gimió. "¡JP! ¿Cómo puede ser tu polla tan buena?"
"¡Irina!"
Su coño se sentía increíble, y yo solo podía quedarme tumbado y disfrutar de su "rodeo". Empezó a jugar con su coño con una mano, haciendo movimientos circulares alrededor de su clítoris mientras se movía arriba y abajo.
"Irina... ah, Irina...", intenté hablar. "¿Te importaría darte la vuelta?", le pedí.
"¿Qué es lo que ocurre?", preguntó, preocupada.
"Solo quiero... me encantaría poder verte el culo mientras me cabalgas", sonreí.
"Oh", su expresión cambió a una sonrisa cómplice, "¿tanto te gusta mi culo? En ese caso, deja que me cambie de posición..."
Con cierto esfuerzo, Irina se dio la vuelta sobre mi, ahora de espaldas.
"¿Qué tal así?"
"¡Perfecto!"
Irina volvió a cabalgarme, en la nueva posición, su culo carnoso impactaba con cada movimiento que hacía hacia abajo contra mi pelvis.
"¡Oh, llega dentro de mi mucho mejor desde este ángulo!"
Extendí la mano, toqueteando su culo mientras se movía arriba y abajo por mi polla.
"Hah... hah... si tanto te gusta, ¿querrías azotarlo un poco?"
"Sí, creo que sí", respondí.
¡Plas! Le di un fuerte azote en la nalga derecha. Tembló con el impacto, e Irina dejó escapar un gemido. ¡Plas! Le azoté al otro lazo, mi ángulo no era muy bueno, y ella volvió a gemir.
"¡Ahh! ¡Pica... pero me gusta!" ¡Plas! ¡Plas! Le di otros dos azotes. "¡Sí! ¡Marca mi culo como tuyo!" ¡Plas! "¡He sido una chica mala!"
Irina continuó montándome, gimiendo eróticamente.
"¡Tu polla es muy buena, JP! ¡No sé cuánto voy a aguantar!"
Yo me sentía igual, mientra su coño se resbalaba por mi falo.
"¡Yo también estoy cerca, Irina!"
"¡Ahhh! ¡Me corro!"
De pronto, Irina se corrió sobre mi polla. Podía sentir su coño estrecharse alrededor.
"¡Ah, joder! ¡Irina, déjame correrme en tu culo!", le pedí.
"¿Después de dejármelo rojo te quieres correr encima?", preguntó. "¡Vale, de acuerdo!"
En ese momento se resbaló fuera de mi polla y se dejó caer al suelo, a cuatro patas. Levantó su culo al aire y usó sus manos para mantenerlo abierto.
"¡Córrete en mi culo, JP!"
Yo estaba sentado al borde de la cama, pajeándome sobre ella. Solo tardé un momento antes de erupcionar. Disparé toda mi carga en el culo alzado de Irina.
"Ah... hah... ¡puedo sentirlo!", dijo con un hilo de voz. "JP, tu semen caliente está goteando por mi pobre culito rojo..."
"Joder... tu culo se ve muy bien barnizado en mi lefa, Irina"
Ella sonrió y se puso en pie.
"Estoy muy pegajosa. Deja que vaya a limpiarme"
A pesar de su sonrisa, su tono de voz era más serio, de modo que me levanté y fui tras ella. No pareció notarme hasta que me tuvo a su espalda.
"JP, deja que me limpie, por favor", dijo en un tono claramente molesto.
"Deja que te limpie yo", le pedí. "Es lo mínimo"
Eso pareció relajarla un poco. Se metió a la ducha, y yo dejé correr el agua. Cuando estuvo a una temperatura correcta, le apliqué la alcachofa sobre el culo, limpiándolo de mi semilla. Todavía lo tenía rojo de mis azotes. Quizá me había pasado un poco. Corté el agua.
"¿Mejor?", le pregunté mientras la secaba con una toalla.
"Sí. Gracias"
"¿Me he pasado?", pregunté, mientras le daba un beso en el glúteo.
"No, no es eso...", dijo, y regresó a la cama.
"¿Entonces?"
Irina se tumbó. Se hizo a un lado, así que entendí que yo también debía ponerme con ella.
"Quería que te corrieras dentro de mi. Que nos corriéramos juntos. Me siento muy bien cuando lo hago contigo, como si fuera especial. Pero que me hayas pedido hacer algo así me ha hecho sentir... como si fuera cualquier otra, ¿sabes?"
"No sé por qué dices eso. Tú me gustas mucho", le dije.
"Pero no lo suficiente, ¿verdad?"
"Pensaba que aquí esas cosas importaban menos", confesé.
Ella negó con la cabeza.
"Esto era lo que yo no quería... JP, me estoy pillando mucho, ¿vale? Y me empieza a doler. Porque sé que Luna siente lo mismo por ti. Y... perdona que te lo diga, pero si no te das cuenta de que Matt está deseando ser tu novio estás cieguísimo"
Había empezado a sollozar. Se acurrucó contra mi cuerpo, y yo la abracé. Me sentía mal por ella. Porque, aunque me intentara mentir a mi mismo, estaba en una situación similar. Estaba desarrollando esos sentimientos por Irina... pero también por Luna y por Matt.
Continuará...
¡Ni recordaba que ya llego a los 200 post! ¡Muchas gracias a todos los que me seguís y disfrutáis de ellos! ¡Sé que dije que esta semana habría dos capítulos pero al final las responsabilidades con la Navidad no lo han permitido! Espero que hayáis disfrutado del capítulo y que le dediquéis la mejor de vuestras pajas 😉 Escribir la parte del glory-hole ha sido una experiencia. ¡Feliz navidad y que folléis mucho en estas señaladas fechas! 🙂 Os quiero
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La chica del tren || Por un error || Me pidieron un favor || Fantasía de ella, fantasía de los dos || Dos generaciones || Vacaciones en el hotel || Tres no son multitud, cuatro es placer || La chica de prácticas || La camarera de debajo de mi casa || La invitada || Amiga casada
Capítulo 1, Capítulo 2, Capítulo 3, Capítulo 4, Capítulo 5
CAPÍTULO 6
Día 6. Madrugada
Elena y yo nos quedamos dormidos a eso de las cuatro de la mañana. Era una amante bastante entregada. Pero al final, ella era más sosegada que yo, lo que provocó inevitablemente que cerré los ojos antes que ella. Aunque antes de dormirme, noté que se apoyaba en mi pecho.
Por la mañana me despertó una conversación. Había alguien en la habitación además de Elena. O eso, o tenía esquizofrenia. Pero no. Me levanté, desnudo como estaba, y fui a su cocina. Y me llevé una sorpresa al verla hablando con Francesca. Elena apenas se había tapado: solo llevaba las bragas y una bata abierta por encima. Ambas estaban tomando café.
"Hola, tiarrón", me saludó Elena.
"No sabía que tenías visita. ¿Me tapo?"
"No, por favor. Quédate así", me pidió Francesca, que me miraba con mucho interés.
"Mamá, deja que se termine de despertar del todo", la riñó Elena. Y en ese momento me di cuenta.
"¿Mamá? ¡¡¿Francesca es tu madre?!!"
"¿No es evidente?", preguntó Elena.
En ese momento, Francesca se puso a su lado, y se quitó la blusa. No llevaba sujetador. Y bien miradas, las dos juntas, sí que tenían un aire. Claro, que el club nocturno tenía siempre las luces bastante bajas, y no se apreciaban bien todos los detalles. Y a Francesca solo la había visto bien del todo las veces que habíamos follado en su sala privada del club.
"No me esperaba yo esto", comenté. Elena me tendió una taza con café, y mi picha se endureció un poco con la imagen de aquellas dos bellezas, de distintas generaciones pero muy estimulantes. "¿Puedo preguntar cómo...?"
"Mi madre siempre me dio una educación muy liberal", contó Elena. "Siempre desde el respeto y el cuidado de una misma"
"Pero yo nunca le dije que viniera a trabajar aquí", añadió Francesca. "Simplemente me dijo si había alguna plaza libre, y le conseguí una entrevista. Y la aceptaron"
"No me mires con esa cara. No me tuve que tirar a la entrevistadora", rió Elena. "Aunque al final lo hice", reconoció. "Pero aquí es todo muy formal, como has visto. Solo podemos tener relaciones en nuestro tiempo libre. Aunque al final, quien más quien menos se salta esa norma. Si nos compenetramos bien y sabemos comportarnos como adultos".
"Y, sinceramente, me gusta que mi hija trabaje aquí. Estamos cerca, mantenemos el contacto... no como esas gentes tradicionales que cuando sus hijos se independizan solo saben de ellos cuando necesitan dinero"
"Me encanta vuestra filosofía de vida", dije.
Elena en ese momento se acabó su café y lo dejó en la pila.
"Yo me tengo que preparar, que empiezo el turno en quince minutos. Vosotros a vuestro ritmo", dijo, y se puso en marcha.
Yo me quedé hablando con Francesca acerca de lo bien que iba su club cuando reapareció Elena, completamente vestida, muy profesional.
"Por cierto, JP, creo que necesitaré que me hagas un favor con el hotel... No sé si será hoy o mañana".
"Bueno. Lo que necesites", le aseguré.
"Eres un amor. Me tengo que ir ya, así que os dejo. Si tenéis que echar un polvo, mi cama es vuestra. Pero limpiadme las tazas de café, que luego me da pereza", nos pidió. Me plantó un beso en la boca y tras despedirse de su madre, salió de allí.
"Aquí lo de las sutilezas ya veo que no se lleva", me reí.
"Y tú ya llevas los suficientes días como para haberlas perdido también. ¿O crees que no me doy cuenta de que llevas un buen rato mirándome las tetas?", me preguntó.
"Y pensando en aquello que quedamos también. ¿Cómo era? Que me tenía que correr dentro de ti"
Mientras hablaba me acercaba a ella. La vi relamerse los labios. Fu a sujetetarla, por las caderas, pero en ese momento se me adelantó. Me agarró ella a mi y se puso de rodillas delante de mi.
"Echaba de menos esto", suspiró antes de meterse mi polla en la boca. Sentí un calor muy agradable por todo mi rabo mientras se iba poniendo duro. "Mmmm... Me encanca tu poia", dijo sin sacársela de la boca. Pude ver desde arriba cómo se empezaba a quitar el pantalón, manteniendo sus labios cerrados todo el rato alrededor de mi falo endurecido.
"Y a mi me encanta cómo me la chupas"
"¿No te gusta más esto?", preguntó, ya desnuda, y me envolvió el pene con las tetas.
"Sí, lo echaba de menos", suspiré mientras me masajeaba la polla con aquellas maravillosas tetas.
Tras unos minutos se puso en pie y se sentó en la encimera, con las piernas abiertas.
"¡Vamos, JP! ¡Estoy chorreando!", y pude ver su coño expuesto y completamente mojado. "¡Fóllame, por lo que más quieras!"
Se la metí de un movimiento. Me sujeté a sus caderas y empecé a follármela con Ganas. Su coño se sentía de maravilla, y ella se dejaba llevar. Gemía y gritaba de placer con cada movimiento mío dentro suyo.
"¡Necesito una ración de esto todos los días!", gimeteó. "¡Ay!", protestó. Yo le había empezado a chupar las tetas pero me dejé llevar y le mordí el pezón. "Cuidado, bebé, las tengo sensíííííííbleeeees", protestó cuando se lo volví a morder.
"¿Te gusta, nena?"
"Por dios, sí... córrete dentro, por favor... lo necesito", me pidió.
Y en ese momento la hice bajar de la encimera. La puse de espaldas y se la volví a meter. Me encantaba su coño. Empecé a acariciar su culo mientras me acercaba al orgasmo, y solté un gruñido involuntario antes de correrme.
"Ahh... ah..."
"¡Buen chico!", gimió ella. "¡Me has llenado muy bien!"
"Gra... gracias", suspiré.
"En otro momento de mi vida seguro que me hubieras dejado embarazada", rió Francesca.
"Pero... ¿tú te has corrido?", pregunté mientras se la sacaba.
"En cuanto me has dado la vuelta y me la has metido de nuevo", respondió. "Pero vaya desastre. Mejor limpio esto antes de que Elena lo vea"
"Te ayudo", le dije.
"¡No, no te preocupes! Así me mantengo entretenida. No tengo nada que hacer hasta la noche. Y hay mucha gente en el hotel a la que tienes que follarte tan bien como a mi", me dijo
"¿Segura?"
"Segura", dijo, y me dio un beso, mucho mejor que el de Elena. "No te olvides dónde me tienes... Siempre te diré que sí"
Le devolví el beso con ganas, y a continuación me vestí. Tenía cosas que hacer por la mañana.
Día 6. Por la mañana
Por suerte podía entrar al ascensor y bajar a las plantas de los huéspedes sin necesidad de llave. Bajé directamente a buscar a Matt. Llamé a su puerta, y me abrió. Se había puesto un pantalón corto que rozaba el estilo femenino y una camiseta de tirantes.
"Has venido", dijo con una sonrisa tímida.
"Te dije que lo haría. Aún me debes un secreto", le recordé. "¿Estás bien?"
"Ya te lo dije. Me da miedo que lo sepas. Qué pensarás de mi"
"Mientras no me digas que has matado a alguien, no creo que pueda odiarte. No has matado a nadie, ¿verdad?"
"Claro que no"
"Pues vamos", y le di la mano.
Fuimos así, agarrados nuevamente de la mano, en el ascensor, el vestíbulo, y fuimos atravesando todo el Resort. No estaba muy hablador Matt, y pensé que sería mejor no decir nada, por si acaso se arrepentía. Pero me sorprendí al ver dónde me llevaba.
"Pero esto es... el club de Francesca", dije mientras entrábamos al edificio y nos quedábamos en la recepción que había ahí.
"No has visto todo lo que hay aquí", me dijo. Pareció pensárselo, y tiró de mi hacia una puerta que había a mano derecha y en la que yo no había reparado, pues normalmente me dirigía a la zona del baile. Seguí a Matt, y no me podía creer lo que había allí.
"Esto es..."
"Ssssssssh", me apremió. "Habla en susurros. Y ponte esto"
Me tendió un antifaz, similar al que llevaba el personaje de El Zorro. Increíble. Se trataba de una sala completa de glory-holes. La luz era muy ténue, apenas se podía ver mucho. Pero había varias cabinas individuales, donde los hombres metían su falo para disfrutar de lo que quien hubiera dentro les quisiera hacer. Él me acercó a un largo muro donde había varios agujeros seguidos. Se bajó el pantalón y metió su polla por uno de los agujeros. Yo hice lo mismo, y no había tenido casi tiempo de hacerlo cuando sentí una boca dándome placer.
"Madre mía...", suspiré. Quien estuviera al otro lado era profesional de la mamada. "¿Cómo no sabía yo que esto existía?"
"Se mantiene discreto. Por eso los antifaces", me dijo. Podía verle gestos de placer en la cara.
"Pero aún así esto es...", sentí unos dientes acariciándome los huevos, "maravilloso". En ese momento sentí como unos pelitos. Supuse que era un hombre con muchas ganas de pene. Moví mis caderas un poco, follándole la boca. "Así que es aquí donde pasas las horas"
Pero Matt negó con la cabeza.
"No del todo"
"No te entiendo"
"¿Vienes conmigo?"
Asentí, sin entenderle. Él sacó su polla del agujero. "No, espera", dijo una voz de mujer. Yo también hice como él, y le seguí. Salimos al rellano de nuevo, con el antifaz aún puesto, y se acercó a la otra puerta.
"Por aquí se va... a la parte de dentro de las cabinas. Al otro lado del muro. Donde están los que dan el placer", dijo. "Es ahí donde me meto, JP, es ahí donde he terminado yendo. A comerle la polla a desconocidos y dejar que me follen sin siquiera verles la cara"
Parecía a punto de derrumbarse y echarse a llorar. Yo me acerqué a él.
"¿Quieres entrar?", le pregunté.
"No lo sé... no quiero que me veas así..."
"Voy a estar contigo", le aseguré. "Si quieres hacerlo, te voy a acompañar. Y si quieres que nos vayamos, nos iremos"
Matt asintió. Yo le seguí, muy despacio. La luz era aún más inexistente que al otro lado, respetando la privacidad de todos los que estaban allí. Y todas. Aquella parte era mixta. Hombres y mujeres se veían ahí para dar placer y dejarse hacer por quien hubiera al otro lado. Mi amigo me llevó hasta una de las cabinas, llamó a la puerta, y al ver que nadie respondía, entró. Yo le seguí
La pared que daba frente a la puerta era maciza, pero a la izquierda y la derecha había un par de agujeros. Además había más luz, además de dos butacas. Matt echó el pestillo, se quitó el antifaz y empezó a desnudarse.
"Soy un pervertido", se lamentó mientras se quitaba el calzoncillo
"No digas eso. Si aquí se viene a follar, tú estás cumpliendo con las normas", le recordé, y también me quité la ropa. La temperatura no era muy elevada pero no acompañaba el ambiente a ir vestidos. Me senté en una de las butacas, al lado de un agujero, y Matt se sentó sobre mis piernas. Sin decir nada más, empezó a besarme.
Pero no tardó en empezar la acción. De pronto una polla de tamaño medio apareció por el agujero. A escasos centímetros de mi cara y la de Matt. Él me miró y empezó a chuparla. Con los ojos cerrados. Yo la tenía dura solo de estar con él desnudo encima de mi, pero verle comerse aquella polla me excitaba más incluso. Y de pronto su mano empezó a hacerme una paja. Aquello era demasiado para aguantarme, y empecé a besarme de nuevo con él mientras le chupábamos la polla a aquel desconocido.
"No tienes que hacerlo... yo soy la puta", suspiró Matt y se la introdujo entera a la boca
"No digas eso", susurré
"Mira... alguien más quiere ayuda..."
Otra polla había aparecido por el otro agujero. Parecía más grande. Matt se acercó a por ella, el espacio además era reducido, y empezó a chuparla mientras yo seguía dando placer al primer desconocido, y ahí estuvimos unos minutos mientras nuestras manos se buscaban y se sujetaban.
Después le vi moverse y le imité. Se puso de pie y abriendo sus nalgas las pegó al agujero. Empezó a moverse adelante y atrás, gimiendo de placer. Con cierto miedo pero el corazón acelerado, yo mismo planté mi culo en mi glory-hole y sentí como aquella polla se abría paso dentro de mi. No necesitaba moverme. Quien estuviera al otro lado me estaba follando, se movía a buen ritmo. Yo gemí probablemente de la forma más femenina que tenía mi cuerpo mientras le sentía. Matt me miraba sonriendo mientras movía sus caderas, hasta que finalmente logró que su amigo se corriera
"¿Aún no?", me preguntó. Yo negué con la cabeza, un tanto mareado. "Deja que te ayude"
Se arrodilló ante mi y empezó a chupármela mientras al otro lado, mi desconocido me seguía follando el culo. Aquello fue demasiado y me corrí en la boca de Matt, solo unos momentos antes de que se corrieran dentro de mi culo. Me dejé resbalar hasta que tuve aquella polla fuera de mi, pero aún seguía asomada dentro de la cabina.
"Creo que quiere una limpieza", dijo Matt, y se la chupó también hasta que la dejó bien limpia.
"Esto ha sido... lo más raro que he hecho en mi puta vida", reconocí
"¿No me odias entonces? ¿No te disgusta saber que soy... un poco puta?"
"Creo que después de lo de hoy yo también lo soy un poco", le dije. Volvió a subirse encima de mi y nos dimos un beso sucio. Luego nos volvimos a vestir, y salimos para dejar a dos chicas rubias que estaban esperando ansiosas fuera para poder comerse también un buen par de pollas.
La salida de aquel lugar daba, casualmente, con los baños del club de Francesca, donde pudimos arreglarnos y salir como si nada hubiera pasado. Según me contó Matt mientras llegábamos a la recepción, así se mantenía el anonimato de todos los que se entregaban a desconocidos.
Día 6. Antes de comer
Matt me estaba dando un abrazo cuando alguien apareció por la puerta del club. Era Andrea.
"Así que aquí estás, JP...", dijo al verme.
"Creo que os tengo que dejar un poco de intimidad", dijo Matt. "Tío... gracias por ser como eres. No cambies nunca", me pidió. Y nos besamos antes de que se fuera.
Apenas le perdimos de vista, Andrea se abalanzó a por mi y me dio un gran beso en la boca, casi sin dejarme respirar. Llegué a darme con la espalda contra la puerta que daba al club propiamente dicho.
"¿Anoche... fue bien?", le pregunté.
"Mejor que bien..." susurró ella. Le brillaban los ojos. "Irina me permitió follármela como yo quise. Y... no sé cómo, pero le confesé lo que sentía por ella. Y entonces me hizo el amor... y me prometió que podríamos seguir así siempre que quisiéramos", se la notaba henchida de felicidad. "Y todo gracias a ti"
"¿Sabe ya que fue todo una "trampa"?, le pregunté.
"Sí... se lo conté también, esta mañana. Dijo que no pasaba nada, que la sorpresa había sido agradable. Y me hizo prometer que la compartiría contigo, y por supuesto que sí"
Volvió a besarme.
"Perdóname por dudar de ti. Y por odiarte. Me has ayudado más que nadie a acercarme a ella..."
"Prometí que lo haría"
"Creo que es hora de hacer algo por ti... te lo mereces después de lo que has hecho", dijo mientras me empezaba a acariciar el paquete.
"Ya te dije que no quería nada a cambio", le recordé.
"Insisto", dijo ella. "Además, no es que me estés obligando...", se puso colorada.
"Bueno, pues... si te parece bien, una mamada estaría bien"
"Claro, puedo con eso", me respondió con una sonrisa.
Nos colamos en el club de Francesca. Me condujo hasta un futón rojo colocado contra la pared. Me desnudé mientras ella se agachaba sobre él. Me acerqué al futón desde un lado. Tomó mi polla en la mano y empezó a acariciármela suavemente. La miró.
"Casi se me olvida lo dotado que decía Irina que estabas, JP"
"Jeje, sí", dije orgulloso. Me miró a los ojos.
"Apuesto a que te follas a todo tipo de zorras con este monstruo, ¿a que sí?"
"No tanto, en realidad", admití. Había follado mucho pero con pocas personas, de hecho
"Oh, qué decepción", comentó, y volvió a mirármela. "Una polla como esta necesita un poco de acción. Creo que le tengo que dar el amor que se merece"
Empezó despacio, lamiendo con cariño la parte de abajo de mi falo.
"Ah, qué polla tan grande y jugosa... Me encanta", se estaba poniendo colorada mientras lo hacía. ¿Tal vez esta era su verdadera cara? Me volvió a mirar a los ojos mientras lamía mi polla arriba y abajo. "¿Te gusta? ¿Lo estoy haciendo bien, JP?"
"... Podría estar mejor", le provoqué
"Entonces, lo seguiré intentando"
Tomó la cabeza de mi polla en la boca. Empezó a chuparla, girando la lengua alrededor de mi cabeza.
"Oh, joder..."
Me volvió a mirar, antes de tomar lentamente un poco más de mi rabo en su boca.
Su cabeza se balanceaba hacia arriba y hacia abajo mientras chupaba mi polla, sus labios me la acariciaban con amor. Sus ojos ámbar observaron mi rostro mientras sorbía mi polla, su lengua se deslizaba arriba y abajo por la parte inferior de mi eje. Se concentró en chuparmela, gimiendo suavemente mientras su cálida boca me envolvía.
"Andrea, me voy a correr.."
Siguió chupando mi polla, aparentemente despreocupada de dónde o cuándo iba a acabar.
"Deja que me corra en esa cara bonita, Andrea", le pedí.
Se la sacó de la boca, sacando la lengua mientras me hacía una paja.
"Dámelo, JP. Quiero tu caliente semen en mi cara de puta..."
Me miró a los ojos, esperando pacientemente su recompensa. Su lengua seguía acariciando la cabeza de mi polla, y eso fue demasiado.
"¡Me corro!"
Mi semen salpicó su rostro vuelto hacia arriba. Gimió mientras pintaba su carita con mis fluidos, y luego aprovechó para chupármela un poco más.
"Oh, ha salido mucho", jadeó. "Debo haber hecho un buen trabajo. Gracias..."
"¿Me das las gracias tú?", dije sorprendido.
"Lo que has conseguido que haga con Irina tiene muchísimo valor para mi", me aseguró. "Y... puedo follar contigo con ganas"
"¿De verdad?"
Ella asintió.
"Después de chupártela siento más ganas de que me folles", me dijo. "Pero... ahora tenemos un compromiso"
"¿Compromiso?"
"Vamos a vestirnos. Nos esperan"
Día 6. Después de comer
La sorpresa había resultado una comida en la zona de restauración con Irina, Luna y la propia Andrea. La parte bonita era que, respetando las normas, las tres estaban en top-less, permitiéndome mirar por completo. Y no solo eso. Se mostraban muy cariñosas conmigo. Incluso me daban de comer, para envidia de más de uno que pasaba por ahí.
"No me esperaba una comida tan agradable", comenté mientras Irina me daba un poco de nagiri de salmón.
"Eres lo mejor que nos ha pasado a las tres desde que estamos aquí", me dijo ella. "De hecho te queríamos para nosotras todo el día"
"Yo ya he tenido mi turno", bromeó Andrea.
"Qué envidia...", suspiró Luna. "Tienes que organizarte mejor para atendernos a las tres"
"Estoy de acuerdo", dijo Irina. "A partir de ahora no puedes salir de tu habitación, vamos a ir pasando una a una", rió.
"¿Y por qué no las tres a la vez?", las desafié.
Se quedaron mirándose por un momento. Parece que mi idea las había tentado. Pero antes de poder responder, apareció uno de los encargados del Resort.
"¿Señor JP?", preguntó.
"Soy yo"
"¿Puede acompañarme? Elena requiere de su presencia"
"Claro que sí", le dije, y me puse en pie. "Señoritas, lamento dejarlas, pero..."
"La jefa manda", reconoció Luna.
Acompañé a aquel encargado hasta el hotel, y me condujo hasta la misma sala de admisiones donde me había entrevistado con Elena el día que llegué. Dentro solo estaba ella y un chico de pelo castaño, gafas redondas, y un aspecto bastante frágil.
"Gracias por venir", me dijo. "Perdona que no os presente, pero me ha pedido que sea así. Él es nuestro nuevo huésped"
"Encantado", me dijo, con una voz menos aguda de lo que me habría imaginado. Me tendió la mano y yo se la estreché
"Me ha comentado que es virgen", me contó Elena. "Y es gay. Y me preguntó si aquí teníamos algún servicio para hacerlo por primera vez. Obviamente, no tenemos ninguna clase de prostitutos en nómina. Así que pensé en recomendarle a alguien que se entendiera con los hombres para darle su primera vez"
"¿Eres gay también?", me preguntó, pero en ese momento se fijó en mi pulsera. "Oh, un curioso. ¿Y has...?"
"Follado con varios tíos, sí", le aseguré. "No te preocupes, Elena. Cuidaré bien de él. Si acepta a que sea yo, claro"
"Me fiaré de ella"
"En ese caso, os dejo a solas. Cuando terminéis, usad el teléfono de mi mesa, y llamad a recepción.
Nos dejó a solas, y el chico me miró con vergüenza.
"¿Puedo saber qué es lo que quieres hacer? ¿Qué te gusta?", pregunté, y empecé a quitarme los pantalones. "No sé si eso aún se lleva, pero ¿eres activo o pasivo?"
"¿Tengo yo pinta de activo?", se rio. "No, yo soy... pasivo", se quedó embobado al verme la polla. "Joder, ¿eso es para mi?"
"Depende. ¿Lo quieres?", me lo estaba pasando de maravilla y apenas estábamos empezando.
"Claro que si", dijo, y le temblaron las manos mientras empezaba a quitarse la ropa. "Solo he visto porno, ¿sabes? Y bueno... tengo un dildo en mi casa con el que juego a veces"
"¿Ah, sí?", pregunté mientras le examinaba el cuerpo.
"Sí. ¿Te parezco un pervertido? ¿Prefieres no saberlo? Es que estoy nervioso..."
"Siéntate en la silla", le indiqué. Él me obedeció. Yo me sentía poderoso. "Abre un poco las piernas". Y volvió a hacer caso. Yo me puse entre sus piernas, acercando mi polla a su cara. "¿Has chupado tu dildo?", pregunté, y él asintió. "Pues venga. Enséñame cómo lo haces"
Puso su mejor cara de concentración. Empezó haciéndome una paja, jugando con sus manos. No se le daba mal, seguro que se había hecho pajas muchas veces y sabía cómo hacerlo. Luego sujetó mi pene hacia arriba y empezó a darme un beso en los testículos. Empezó a subir a lo largo de toda mi polla hasta llegar a la cabeza y empezó a lamerla como si fuera un helado.
"Vas muy bien", le aseguré. Y tomó la mitad de mi erección en su boca. "Con calma... no te atragantes... Guau"
Mientras se lo ddecía, vi cómo mi polla desaparecía por completo dentro de su boca. Una garganta profunda. Luego se la sacó, intentando volver a respirar
"Estás loco", le dije
"Tenía que intentarlo...", murmuró. "Me daba miedo que no me gustaran..."
"Pues ya veo que sí que te gustan", dije mientras me la chupaba un poco más convencional. Se la sacó de la boca y empezó a frotar su mejilla contra mi polla. "Vas a ser la fantasía de muchos"
"Eso es lo que quiero", dijo esperanzado y me la volvió a chupar.
De pronto, levantó la cabeza, dejando que mi polla saliera húmeda de su boca con un golpe. Empezó a hacerme una paja con una mano mientras su cabeza bajaba un poco más. Logró levantarme la pierna, y la puse en el asiento de la silla. Chupó y besó mis huevos pero solo un momento. Llegando más abajo de mis testículos, empezó a chuparme el ano mientras me pajeaba.
"¡Joder! ¡No me esperaba eso!"
"Lo aprendí del porno", dijo con orgullo. "Lo siento, es que me encanta tu sabor"
Su lengua presionaba en mi ano, chupando y explorando. Lamió alrededor de mi agujerito, antes de presionar con la lengua y penetrándome con ella. Tuve que gemir y arquear la espalda mientras su lengua seguía entrando dentro de mi culo.
"¡Esto es muy intenso, joder!"
Se echó a reír, y se notaba que le gustaba aquello. Volvió a chupármela, nuevamente con ganas y haciendo más ruido.
"De eso nada. ¡De rodillas en la silla!"
Con los ojos ilusionados, obedeció. Pude ver su gota chorreando de pre-semen, antes de incorporarse. Se sentó de rodillas, dándome la espalda y con el culo ofrecido. Yo tomé una botella de lubricante que Elena nos había preparado y le metí un dedo por el culo, dilatándolo.
"¿Qué te ha parecido mi polla?", le pregunté.
"Que es muy grande y que me gusta y que la quiero dentro de mi culo"
"Tienes que pedirlo por favor", reí mientras me echaba un chorro de lubricante y me hacía una paja para extenderlo
"Por favor... fóllame con esa polla que tienes... quítame la virginidad"
"Como quieras", le dije
Para ser un culo virgen, lo encontré sumamente fácil de penetrar. Y no solo eso. Apenas se la metí, sentí que temblaba. Increíble.
"¿Ya te has corrido?", le pregunté
"S-Sí..." reconoció. "Pero fóllame más... quiero que prepares mi culo para lo que le espera"
"Buen chico", le dije. Sujeté sus caderas y empecé a follármelo. No iba muy rápido, pero él ya se había corrido una vez y yo necesitaba descargar. Su culo me gustaba mucho. Eché otro chorrito de lubricante, facilitando mi labor.
"¿Esto se siente mejor que tu dildo?"
"Mil veces mejor... las pollas reales son mejores", jadeó. "Vas a hacer que me corra otra vez..."
"Hazlo... yo me voy a correr también"
"Sí, por favor... quiero saber qué se sienteeeeeeeeeee..." mientras lo decía me había corrido dentro de él. Y a su vez, él también se corrió, manchando por segunda vez el respaldo de la silla. Salí de su culo, y se quedó donde estaba, temblando.
"¿Te encuentras bien?"
"De maravilla", afirmó con una sonrisa. "Me dijeron que a este hotel no se viene a repetir con la gente, pero... le diré a Elena que te de el número de mi habitación. Por si quieres repetir"
"¿No has tenido suficiente?", pregunté
"La verdad es que no..."
"Pues ponte bocarriba, nene, que aún estoy cachondo"
El chico casi se tiró al suelo con las piernas al aire, suplicándome que le follase de nuevo. Su culo se tragó mi polla sin esfuerzo, y se corrió sobre mi mano mientras le hacía una paja, antes de correrme yo también.
Día 6. Al caer la noche
Agotado y casi de noche, regresé a mi habitación pensando que debía descansar. Pero para mi sorpresa, había alguien esperando en mi puerta. Era Irina, sentada con las piernas extendidas. Me esperaba.
"Hola, guapo", saludó, y la ayudé a ponerse en pie. "¿Todo bien con Elena?"
"De maravilla", le dije. "¿Qué tal la tarde?"
"Muy bien. Estaba con Luna cuando apareció tu amigo Matt. Se le ve majo", dijo mientras yo abría la puerta y la dejaba entrar. "¿Te resultaría incómodo si él y yo en algún momento follamos?"
"Nada que objetar", le dije.
"Genial... pero hoy me interesas tú", dijo envolviéndome con sus brazos. "Hiciste lo que te pedí. Tienes sexo con Andrea"
"Sí. Estamos empezando, pero sí"
"Y lo que hacer que follara con ella... Si me lo hubieras dicho a las claras también hubiera aceptado" reconoció avergonzada. "Pero me gusta lo que planeaste. Gracias"
"¿Quieres follar?", pregunté, pues me estaba quitando la ropa.
"¿No te apetece?", dijo ella, que aún así ya me había desnudado y ahora se quitaba su ropa.
"No es eso. Es solo que hoy llevo un día bastante intenso", le dije a Irina. "¿Te importaría llevar el control?"
"Oh, ¿así que quieres que te cabalgue? Eso suena divertido", dijo. "Venga, túmbate"
Obediente, me eché en la cama de Irina. Ella trepó sobre mi, a horcajadas sobre mis caderas. Tomó mi polla con una mano, y empezó a frotarla contra los pliegues de sus labios.
"Ah, se siente bien", suspiró.
"Y ni siquiera has empezado"
Que jugase así con mi polla se sentía genial pero no era lo mismo que estar dentro de ella.
"Dame un momento, JP. Has dicho que yo llevaría el ritmo", me recordó.
Y tenía razón, así que me recliné y dejé que ella decidiera cuándo empezaríamos. Según me iba calentando, empezaba a notar mi que su coño empezaba a gotear sobre mi polla.
"Mmmm... ya estoy lista para esta polla tuya. Prepárate, amor"
De pronto se dejó caer sobre mi falo, no todo de golpe, pero aún así me sorprendió.
"¡Ah!", gemí.
"¡Mmmm, sí!"
"Estás tan apretada, Irina..."
"Y tú la tienes muy grande, JP. Ahroa quédate ahí y déjame hacer todo el trabajo"
Irina empezó a montar mi polla, usando sus fuertes piernas para moverse arriba y abajo. Su coño húmedo tragaba mi falo sin esfuerzo, y pronto empezó a rebotar arriba y abajo en toda mi longitud.
"¡Ah, sí!", gimió. "¡JP! ¿Cómo puede ser tu polla tan buena?"
"¡Irina!"
Su coño se sentía increíble, y yo solo podía quedarme tumbado y disfrutar de su "rodeo". Empezó a jugar con su coño con una mano, haciendo movimientos circulares alrededor de su clítoris mientras se movía arriba y abajo.
"Irina... ah, Irina...", intenté hablar. "¿Te importaría darte la vuelta?", le pedí.
"¿Qué es lo que ocurre?", preguntó, preocupada.
"Solo quiero... me encantaría poder verte el culo mientras me cabalgas", sonreí.
"Oh", su expresión cambió a una sonrisa cómplice, "¿tanto te gusta mi culo? En ese caso, deja que me cambie de posición..."
Con cierto esfuerzo, Irina se dio la vuelta sobre mi, ahora de espaldas.
"¿Qué tal así?"
"¡Perfecto!"
Irina volvió a cabalgarme, en la nueva posición, su culo carnoso impactaba con cada movimiento que hacía hacia abajo contra mi pelvis.
"¡Oh, llega dentro de mi mucho mejor desde este ángulo!"
Extendí la mano, toqueteando su culo mientras se movía arriba y abajo por mi polla.
"Hah... hah... si tanto te gusta, ¿querrías azotarlo un poco?"
"Sí, creo que sí", respondí.
¡Plas! Le di un fuerte azote en la nalga derecha. Tembló con el impacto, e Irina dejó escapar un gemido. ¡Plas! Le azoté al otro lazo, mi ángulo no era muy bueno, y ella volvió a gemir.
"¡Ahh! ¡Pica... pero me gusta!" ¡Plas! ¡Plas! Le di otros dos azotes. "¡Sí! ¡Marca mi culo como tuyo!" ¡Plas! "¡He sido una chica mala!"
Irina continuó montándome, gimiendo eróticamente.
"¡Tu polla es muy buena, JP! ¡No sé cuánto voy a aguantar!"
Yo me sentía igual, mientra su coño se resbalaba por mi falo.
"¡Yo también estoy cerca, Irina!"
"¡Ahhh! ¡Me corro!"
De pronto, Irina se corrió sobre mi polla. Podía sentir su coño estrecharse alrededor.
"¡Ah, joder! ¡Irina, déjame correrme en tu culo!", le pedí.
"¿Después de dejármelo rojo te quieres correr encima?", preguntó. "¡Vale, de acuerdo!"
En ese momento se resbaló fuera de mi polla y se dejó caer al suelo, a cuatro patas. Levantó su culo al aire y usó sus manos para mantenerlo abierto.
"¡Córrete en mi culo, JP!"
Yo estaba sentado al borde de la cama, pajeándome sobre ella. Solo tardé un momento antes de erupcionar. Disparé toda mi carga en el culo alzado de Irina.
"Ah... hah... ¡puedo sentirlo!", dijo con un hilo de voz. "JP, tu semen caliente está goteando por mi pobre culito rojo..."
"Joder... tu culo se ve muy bien barnizado en mi lefa, Irina"
Ella sonrió y se puso en pie.
"Estoy muy pegajosa. Deja que vaya a limpiarme"
A pesar de su sonrisa, su tono de voz era más serio, de modo que me levanté y fui tras ella. No pareció notarme hasta que me tuvo a su espalda.
"JP, deja que me limpie, por favor", dijo en un tono claramente molesto.
"Deja que te limpie yo", le pedí. "Es lo mínimo"
Eso pareció relajarla un poco. Se metió a la ducha, y yo dejé correr el agua. Cuando estuvo a una temperatura correcta, le apliqué la alcachofa sobre el culo, limpiándolo de mi semilla. Todavía lo tenía rojo de mis azotes. Quizá me había pasado un poco. Corté el agua.
"¿Mejor?", le pregunté mientras la secaba con una toalla.
"Sí. Gracias"
"¿Me he pasado?", pregunté, mientras le daba un beso en el glúteo.
"No, no es eso...", dijo, y regresó a la cama.
"¿Entonces?"
Irina se tumbó. Se hizo a un lado, así que entendí que yo también debía ponerme con ella.
"Quería que te corrieras dentro de mi. Que nos corriéramos juntos. Me siento muy bien cuando lo hago contigo, como si fuera especial. Pero que me hayas pedido hacer algo así me ha hecho sentir... como si fuera cualquier otra, ¿sabes?"
"No sé por qué dices eso. Tú me gustas mucho", le dije.
"Pero no lo suficiente, ¿verdad?"
"Pensaba que aquí esas cosas importaban menos", confesé.
Ella negó con la cabeza.
"Esto era lo que yo no quería... JP, me estoy pillando mucho, ¿vale? Y me empieza a doler. Porque sé que Luna siente lo mismo por ti. Y... perdona que te lo diga, pero si no te das cuenta de que Matt está deseando ser tu novio estás cieguísimo"
Había empezado a sollozar. Se acurrucó contra mi cuerpo, y yo la abracé. Me sentía mal por ella. Porque, aunque me intentara mentir a mi mismo, estaba en una situación similar. Estaba desarrollando esos sentimientos por Irina... pero también por Luna y por Matt.
Continuará...
¡Ni recordaba que ya llego a los 200 post! ¡Muchas gracias a todos los que me seguís y disfrutáis de ellos! ¡Sé que dije que esta semana habría dos capítulos pero al final las responsabilidades con la Navidad no lo han permitido! Espero que hayáis disfrutado del capítulo y que le dediquéis la mejor de vuestras pajas 😉 Escribir la parte del glory-hole ha sido una experiencia. ¡Feliz navidad y que folléis mucho en estas señaladas fechas! 🙂 Os quiero
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