Capitulo 6. El final
Durante 10 años mi vida fue así de intensa,saltando de un hombre a otro. Viviendo cogida por los dos. Pero era demasiado yla realidad me lo hizo ver. Una noche después de compartir un coito intenso conJulio, lo note sombrío y le pregunte que le sucedía.
Me respondió que esa tarde estuvo en el templo y lanoticia que le dieron, era que mi turno había llegado. Me estaba avisando queme quedaban tres meses de vida. Seria sacrificada.
Mi amor tan grande por ese hombre y la convicciónreligiosa que me había inculcado, me hizo aceptar mi destino.
Seria sacrificada en el altar después del ritosexual.
Luego de dos días concurrimos al templo y fuimosrecibidos por el sumo sacerdote..
Me fue directo, me dijo que como ya sabia, mi faltade embarazo hacia que mi tiempo en el mundo se acababa. Me pregunto si micompromiso seguía en pie. Conteste que si, como lo mismo que mi amor por miesposo budista.
Se retiro a otra habitación y volvió con algunascajas doradas cuyo contenido saco.
El libro sagrado donde se relataba paso a paso elrito sexual y el sacrificio al que seria sometida. Me dijo que debía leerlocompleto y firmarlo al final de las paginas, en forma de aceptación de midestino.
En la otra caja, una cámara de fotos había. Me pidióque me desnudara completamente.
Notando mi pudor, me habla diciéndome, que debíatener confianza, porque seria consagrada sexualmente por el en el altar. Que enestos meses el era la persona con la cual debía hablar mis dudas y missensaciones. Que su semen seria el que santificaría.
Para hacer mas fácil mi exposición, agrego queseria el quien se desnudaría primero para que yo apreciara a lo que me entregaríael ultimo día de mi vida.
Se quito la túnica que llevaba quedando debajo en slip.No sobraba un gramo de grasa en ese cuerpo. Los pectorales musculosos coronadospor pezones gordos, me hicieron desearlo. A continuación, se quito la ropainterior, exhibiendo unos huevos grandes y pesados y un pene dotado que meprovoco escalofríos.
Se sentó tras su escritorio y me dijo. No habrácontacto entre nosotros hasta el día de tu sacrificio.Este acto esta exigido enlos libros para que sirva de motivación a la mujer, en lo que será el ultimoplacer carnal de sus vida.
Procedí a quitarme el pantalón y las zapatillas, laremera, el sostén y la bombacha. La excitación había dejado huellas en micuerpo. Mis pezones erectos y la humedad de mi entrepierna así lo expresaban.
Sin a cercarse, me indico un rincón de lahabitación y me dijo, sube a la balanza.
Camine desnuda, sintiendo su firme mirada en micuerpo. Me pese y me dijo. Estas excedida en algunos kilos. Esta misma semanacomenzaras una dieta especial que repercutirá en tu cuerpo para hacerte masatractiva que nunca...Y comenzo a sacar fotos de mi.
Ese episodio me marco. Como si sus palabras mehubieran hecho dar un vuelco en mis deseos. La ansiedad y las ganas de quellegara el evento fueron mis sensaciones mas profundas a partir de allí.
Había un problema a resolver, contarle a mi marido.Para eso fue fundamental Julio. Su complicidad con el le permitió hablarfrancamente, delante mió, contando los sucesos que yo viviría el día designado.A cada explicación de Julio, su mirada se desviaba a mí, y cruzando nuestrasmiradas trataba de hacerle entender que era mi voluntad ser sacrificada.
Una vez que Julio termino, me acerque a mi marido yabrazándolo le dije, es lo mejor para mi, irme de la vida en plenitud, sana,ofreciendo mi cuerpo a los dioses.
Hay otra cosa menciono Julio. A partir de estemomento Silvia vivirá conmigo, para su preparación física y mental, por lo quelas relaciones sexuales entre Uds., acabaran. Ya no habrá más sexo con ella,termino.
Nunca había visto a un ser humano tan abrumado, tanabatido como mi marido en ese momento. Atravesar esa prueba sin flaquear fueotro indicio de que estaba tomando la decisión correcta.
A partir de ahí traslade todas mis pertenencias acasa de Julio. Y así comencé mi preparación.
Comencé mi dieta y día a día logre resultados.Afinar mi cintura, disminuir mi vientre, me hizo ver más dotada en los pechos ycon caderas más voluptuosas.
Así mismo comencé a practicar yoga para hacer micuerpo más flexible, que fuera mas apto para el rito sexual previo alsacrificio.
Las relaciones sexuales se volvieron mas intensas.Motivada por mi cuerpo comencé a liberar mi mente y a probar transgresiones queantes ni siquiera hubiera considerado.
Motivada por mi hombre. Tuve mi primer coitohomosexual, donde aprendí a ser tocada donde y como mas me gusta. También fuitomada por hombres mas dotados que Julio para acostumbrarme al tremendo falodel sacerdote.
Mi mente también fue preparándose para el evento.El hecho de concentrarme en coger con alguien, sin tener en cuenta lo quepasaba a mí alrededor. Fui llevada a un prostíbulo, donde comencé con esatarea.
Y así fueron transcurriendo los días, semanas ymeses para llegar a los días previos de mi muerte.
Capitulo 7. Elsacrificio
Dos días antes del final, hable con Julio, mihombre, mi pareja.
Le quería pedir algo muy especial. Que fuera elquien terminara este relato, contando mis momentos finales, como una muestra demi amor hacia el, ese momento.
Lo que mas deseaba era que mi sacrificio,significara para el una transferencia de tranquilidad, para sus últimos años devida, y que me recordara como la mujer que le dio en vida sus momentos sexualesmas intensos-
El día anterior ya lista física y mentalmente, medispuse a tener mi último contacto con mi hombre. Dejamos toda actividad delado y nos refugiamos en un cuarto de hotel, en camino a mi lugar de destino.
Ya en la habitación, me desnude completamentedelante de el, y me recosté en la cama, provocándolo con mi nueva desnudez.
Admire mis formas, varios talles menos de cintura,unos senos mas grandes, una vagina completamente delicada y una piel suave eralo que le ofrecía.
Se quito toda la ropa y se recostó junto a mí. Nosfundimos en un abrazo de amor intenso y antes de comenzar con las cariciasempezo a abrir una caja que llevaba mi nombre. Extrajo un pomo de pomada y unaespecie de falo con un tope en la base.
Me hizo recostar boca abajo y comenzo a aplicar lapomada dilatante en el ano- Cuando estuvo bien lubricado, me introdujo el falohasta que el tope choco con mis nalgas.
Termino explicandome que eso haria que mi anocomenzaria a dilatarse , para no sufrir tanto dolor cuando se produzca lapenetración del sumo. Que no debia sacarmelo hasta el dia siguiente, salvo paraevacuar el intestino. Asi lo hice.
Nunca me sentí tan excitada como en ese momento. Lasucción del pecho, intensa me hacia mojar en la entrepierna. Y mis manos seocupaban de la virilidad de el.
Muy poco duro ese escarceo. Necesitaba tener laforma de hombre dentro mió, y se lo pedí. Me abrí los muslos con su mano, casicomo una orden, y cuando estuve expuesta, coloco el pene sobre los labiosvaginales, y comenzó a restregarlo.
Esa paja me descoloco, perdí el poco control que mequedaba y le suplique que me la metiera. Así lo hizo, profundo y doloroso. Elroce se hizo demasiado intenso y llego mi primera acabada, imperceptible parael, que siguió dándome de comer.
Cambiamos de posición y lo monte. Parecía que elmiembro había aumentado de tamaño cuando me volvió a penetrar, y a eso leagrego la succión de los pezones.
Demasiado intenso para los dos, derivo en un orgasmosimultaneo de los cuerpos, recibiendo en mi concha una cantidad increíble deleche varonil.
Exhaustos nos abrazamos, y mirando el reloj ambosnos dimos cuenta que era nuestro ultimo contacto. Mirándome fijamente, mepregunto por última vez si estaba segura.
No solo estoy segura, lo deseo, le respondí.
Después de besarnos como si fuera algo necesario,un sopor nos invadió, quedándonos dormidos ambos, abrazados y desnudos.
La luz del día me despertó, y lo descubrí a Juliosentado en un sillón mirándome. Observando el cuerpo desnudo de la mujer queiba a entregar en sacrificio.
Es lo último que relatare.
Mirándola desnuda mientras se duchaba, sentí lafuerte contradicción de mis sentimientos. Por un lado mi amor y pasión porella, me decían que algo tenía que hacer para impedir su desaparición física.Por otro lado mi inquebrantable fe religiosa, me volvía a la realidad deaceptar los acontecimientos que ocurrirían durante el día y la noche de esajornada.
Largo rato ella gozo del agua caliente corriendopor sus tetas, bajando por su vientre y cayendo en cascada desde su concha. No podríahaber para mi, mujer más atractiva y deseada que ella en esemomento.Obnubilado, me despertó el ruido de la mampara de vidrio corriéndosedando final al lavado de su cuerpo.
A pesar de saber ella que su cuerpo seria lavado,masajeado y purificado, había insistido en tomar su ducha diaria. La tarea deelegir su ropa y vestirse comenzó como la ultima ceremonia de esa clase que haría.Sabia ella que seria despojada de su vestimenta apenas llegara a la carpasagrada y que esta seria incinerada ante sus ojos. A pesar de ello eligio sumejor ropa interior, una camisa blanca, un pantalón negro ajustado y zapatos devestir.
Bajamos de la habitación y nos dirigimos alvehiculo. Estábamos a media hora del lugar donde se harían los ritos depreparación, el rito sexual y el sacrificio.
Maneje concentrado en el camino, con ella abrazadami torso, sin pronunciar palabra alguna ambos. Al llegar y ver que todo estabapreparado un escalofrió intenso me recorrió el cuerpo. Ella percibiéndolo, meabrazo y me dio el mejor beso que haya recibido jamás, y pronuncio las palabrasque todavía retumban en mi cabeza. TE AMO.
Entramos en la carpa de preparación y todos estabanesperándola. Me pregunto si podía ver el salón del rito, pero eso no estabapermitido. Solo lo vería en los momento previos a su entrega sexual.
A partir de ahí pasa a ser un mero espectador delos sucesos. La llevaron a un gran sillón y previo cubrirla con una gran capa, procedierona cortarle el cabello. Su largo pelo, quedo reducido en minutos a una melenacorta que no llegaba sus hombros. Era necesario, para que al entrar en lalaguna, sucabeloo no fuera un impedimento mas para el calor corporal, y tambienpara lo que vendria después, el rito sexual, y fundamentalmente de ladecapitacion del cadáver.
Inmediatamente aparecieron dos mujeres vestidas yacon las túnicas ceremoniales y le fueron presentadas como sus asistentes.
La tomaron de las manos y la condujeron a un rincónapartado donde comenzaron a desnudarla. Afuera la temperatura era bajo cero,pero dentro de la carpa una adorable temperatura nos cobijaba del frió.
Una vez completamente desnuda, fue conducida a unamesa de masajes. Solo mujeres y yo como único hombre estábamos en el lugar.
Como de la nada apareció nuestro sumo sacerdote, la persona que llevaría a cabo el coitocon ella previo al sacrificio. Se acerco al lugar. Ella haciendo acto omiso desu desnudez, lo saludo con un abrazo. Conservando la excitación ya manifiestaen ambos cuerpos, los dos se alejaron del grupo- Al hacerlo el cubrió el cuerpode mi mujer con una túnica abrigada y conversaron durante algunos minutos.
Luego de eso, mientras Silvia se desnudabanuevamente, el sumo sacerdote se acerco donde yo estaba y me dijo que lacomunidad estaba muy agradecida de la actitud de nuestra pareja y que mesintiera tranquilo, que en unas horas el alma de ella reposaría junto al Dios.
Mientras hablábamos, había comenzado ya el masajedel cuerpo de ella, con aceites aromáticos y cremas que suavizaban su piel. Laexcitación en el cuerpo era manifiesta- Los pezones duros apuntaban al techo yse notaba la dureza de las mamas. Su vagina completamente depilada, despedía unhilo de jugo producto de la excitación.
Me acerque a hablar con ella. Le pregunte como se sentía,y me contesto que estaba muy excitada y erotizada pensando lo que tenia queatravesar. Que estaba preparada para todo.
Una vez terminado el masaje, fue ayudada a introducirseen una tina con agua caliente donde ella baño y limpio cualquier resto de lassustancias aplicadas no absorbidas por su piel.
Apareció en la carpa el doctor que se acerco aella mientras la secaban. Le dijo queiba a estar junto a ello en todo el rito, supervisando las señales corporalesque iba a sentir. Le explico que en el momento que ella se introdujera en la lagunaen su baño de purificación, habría llegado a un punto de no retorno. Que unavez que ella tomara contacto con el agua a una temperatura bajo cero, lalipotimia seria irreversible. Que los minutos de vida que le iban a quedar estaríanlimitados por la acción del frió sobre su corazón, y que el sacrificio deberíaejecutarse en cierto intervalo de tiempo, porque de lo contrario el ataquecardiaco terminaría con su vida. Para eso ahora le iba a proveer de doscomponentes inyectables. Uno que le agregaría minutos mas de vida al tiempo que la lipotimiaactúa sobre el corazón, y el otro un excitante sexual que le agregaría placeren el momento del coito con el sumo sacerdote.
Agrego el doctor que ya entrábamos en la últimamedia hora antes de la ceremonia, por lo que nos dejaba solos un momento paraque nos despidiéramos, porque ya no habría oportunidad de estar juntos.
Ella ya vestía la túnica interior que va debajo dela ropa ceremonial. Se acerco a mí y llenos de emoción, nos besamos por últimavez. La estreche en un abrazo, y solo con su mirada, sin pronunciar palabraalguna, giro y se dirigió a prepararse.
La consabida enema corporal le fue aplicada, paraque cuando muriera, su cuerpo no tuviera expulsión ni de orina, ni de materiafecal. El erotismo de presenciar el acto fue total. Le fue retirado eldilatador anal y desnuda como estaba, le fueron introducidos otra vez lasmismas mangueras en su ano y vagina, y su cuerpo recibio el liquido.Inmediatamente ella se dirigio a una silla con un hoyo en el centro y debajouna palangana. Comenzo a expulsar el liquido. De su ano, una sustancia marron,liquida, lo que hizo que el doctor se acercara a examinarla. La orina despedidaera bastante oscura. Le digo a Silvia, es totalmente normal, por laalimentación del dia que se ha dado, que expulse diarrea y orina oscura.
Inmediatamente el doctor hablo con ella y le pidióque se agachara y descubriera sus nalgas. Hecho esto, usando dos grandesjeringas, las inyecto en su culo, el cual me pareció más atractivo que nunca.
Se me acerco una de las asistentes y me recordó queera hora de prepararme para el evento. Todo ya era inevitable.
Entre en la carpa principal, donde ya se preparabala ceremonia, y el ambiente me impacto.La oscuridad reinaba en su gran mayoríade espacio. Los focos estaban dirigidos al altar principal, donde estaban dosaposentos. La cama donde se se producirá el rito sexual, con sabanas blancasque reflejaban la pureza del acto, y aun costado la camilla del sacrificio, una mesa amplia de acero inoxidable, sincobertura, donde seria sacrificada mi mujer.
Se me helo la sangre cuando a un costado de la mesamortuaria, en un tapete del mismo alto, descansaba la daga que se utilizaríapara el sacrificio y unas cuantas cuchilas afiladas que cortarian el cadáver.Completabala distribución de elementos, el caldero sagrado, ya encendido donde seriaconvertido el cuerpo en cenizas.
Los hombres ya portaban sus atuendos cuando llegue acolocarme el mió. Me saludaron todos afectuosamente, incluido el destinado averdugo de la victima.
Una vez terminado de vestir mi toga negra como los demás,el sonido de la música y el canto de los salmos nos indico que todo iba a comenzar.
Salimos al exterior y nos colocamos en la orilla dela laguna, un haz de luz proveniente de la otra carpa atrajo nuestra atención. Allíiba Silvia, rodeada de sus asistentes. Vestida con la toga dorada asignada alas victimas del sacrificio, con sandalias chatas del mismo tono. Su cabellocorto la hacia ver como otra persona, pero sus formas de hembra debajo de latoga, alejaban cualquier duda.
Acompañado el grupo cantando los salmos, seacercaron a la orilla de la laguna, donde esperaba el sumo sacerdote.
Una vez allí, invocando con oraciones al dios, pidióque permita a esta sierva tuya, su purificación en las aguas sagradas.
Inmediatamente con la ayuda de sus asistentes, elcuerpo de mi mujer fue despojado de toda vestidura, quedando ella completamentedesnuda, exhibiendo sus grandes pechos, su firme culo y su piel blanca como lanieve que nos rodeaba.
El frió se apodero de ella, mientras caminaba adentrándoseen el agua. Primero fueron unos espasmos casi imperceptibles, pero a medida queintroducía el cuerpo en el agua helada,su andar se volvió lento y torpe como si ya no controlara sus movimientos. Elagua llego a su cuello y sumergió su cabeza por un instante.
El culto impedía que recibiera ayuda de otrapersona. Si perecía ahogada era la voluntad del dios que no era merecedora deser sacrificada.
Después de instantes que parecieron eternos, sucuerpo emergió del agua. Con caminar lento y escalofríos en todo el cuerpo,logro salir, donde fue recibida por sus asistentes que la envolvieron el toallasy una vez seca le proporcionaron el calor de mantas termo calentadas para eso.
El verdugo fue el encargado de alzarla y en susbrazos cubrió el camino de retorno a la carpa del sacrificio. Cuando llegaronel la deposito en la cama y ahí mismo el doctor se acerco a controlar su corazón.El silencio invadía la estancia, hasta que después de auscultarla, se retiro aun costado.
A continuación comenzaron a sonar los acordes delos salmos, y apareció en escena el sumo. Dirigí una mirada a Silvia, estabatranquila, recuperada del frió, pero no su corazón, el daño ya erairreversible.
El sumo se detuvo al costado de la cama y elevonuevas oraciones al dios, agradeciendo la purificación y pidiendo permita elrito sexual previo al sacrificio. Pidió también que el semen de tu servidor sirvade alimento a las entrañas de esta mujer previo al sacrificio.
Como si la ultima palabra del sumo fuera una orden,cesaron la música y los cantos. Las asistentes volvieron a desnudar el cuerpode Silvia, esta vez para siempre y arrojaron el ropaje al caldero. La desnudezde ella nos impacto a todos los que estábamos reunidos- Su cuerpo de mujer se ofrecíaen todo su esplendor para ser tomado por un hombre, antes de su muerte.Recostaba boca arriba su acelerada respiración, levantaba las mamas, haciéndolasmas grandes y atractivas. Sus pezones influenciados por frió recibido, estángruesos y oscuros como nunca los vi. El resto de su cuerpo no le iba en saga.La vagina completamente depilada era una invitación al sexo. Estoy seguro queninguno de los hombres reunidos pudimos evitar tener una erección ante tamañoespectáculo sexual.
Mi ensoñación con su cuerpo termino cuando advertíque el sumo era despojado de sus vestimentas, quedando también completamentedesnudo. A pesar de ya haber visto su dotación sexual, me impresiono el tamañode su miembro erecto. Su largo era solo opacado por su grosor, todo adornadopor un par de huevos inmensos que colgaban provocativos.
Antes de recostarse con ella, el la beso en laboca, correspondido por ella.
Ahora si comenzó el rito. Abrazados de costado el comenzóa excitarle los pechos, succionando cada pezón. Los ojos cerrados de ellaindicaban lo que estaba gozando. No paso mucho tiempo, hasta que los quejidosde ella, inundaran la carpa.
Después de una intensa chupada el sumo abandono lospechos, para besar el vientre camino a la vulva. Ella acaricio los cabellos delsumo con señal de su placer. Mientras el llego a la su concha y comenzo la estimulaciónprevia al coito. Levantando las piernas con sus poderosos brazos, el lamiótanto la vagina como el ano, dejando el camino listo a la penetración.
Luego de incorporarse, abrió aun mas sus muslos ydirigiendo el pene a la vagina de un solo golpe la tomo como su mujer.Losquejidos de Silvia se hicieron cada vez mas intensos, y luego de un rato deroce en su vagina, el retiro su órgano, para digirlo al culo de mi mujer.Repitiendo movimientos incrusto el falo en el ano, provocando gran dolor enella, reflejado en el grito ahogado que ella trata de disimular.
Así tomada como marcan las letras del testamento,Silvia entregaba su más profunda intimidad por su religión..
Luego de penetrarla un rato por el ano, el sumo sepreparo para la estocada final. La humedad en la ingle de mi mujer le facilito unanueva penetración vaginal, mucho mas intensa, incrementando el placer altocarle las tetas en forma muy intensa. Y así el cuerpo ya no pudo resistirse aun orgasmo descomunal, adornado por quejidos muy intensos y contraccionesvaginales sobre el pene, que provocaron la eyaculacion abundante en la vagina.
Cuando todo termino, el sumo retiro el pene de laconcha, goteando fluidos de ambos. El rito obligaba a no perder ni una gota delsemen sagrado del sumo, por lo que inmediatamente el doctor le coloco unaposito en la vagina que impedía la caída del líquido..
Se acercaba ya el momento del sacrificio. El sumoelevando los brazos al cielo con voz potente invoco al dios Buda, ofreciendo elalma de esta mujer que voluntariamente se ofrece en sacrificio. La ofrecemos ati para sanar nuestros pecados y reconciliar nuestra alma. Que sea tu voluntadtermino diciendo.
Entonces tres personas se acercaron a la cama ylevantaron el cuerpo relajado de Silvia, transportándola a la mesa sagrada delsacrificio. Al depositarla, el choque con el metal la despertó del estado de ensoñación,tomando conciencia del momento que vivía. Su reacción solo fue una lágrimacorriendo por su mejilla. El doctor acercándose con un marcador de color rojo,levanto la teta izquierda y marco la zona donde debía entrar la daga mortuoria.
Comenzó el canto de los presentes, que mencionabanla entrega en sacrificio.
El momento había llegado. El verdugo emergió desdeun costado y levanto la daga de la mesa, y acercándose al cuerpo de Silvia, colocola punta en la marca hecha por el doctor. Pasaron segundos hasta que de un sologolpe, el arma se introdujo en el cuerpo, produciendo un espasmo que duro uninstante. El sacrificio se había producido, Silvia había sido entregada a losdioses.
Rapidamente la sangre comenzó a salir de la herida,entonces el doctor acercándose comprobó la ausencia de signos vitales y con unasentimiento de su cabeza confirmo la muerte. Casi instantáneamente, aparecieroncuatro personas manipulando grandes cuchillos y se instalaron alrededor delcuerpo. Una de ellas paso el afilado elemento por el cuello del cuerpo,procediendo a la decapitación. La cabeza fue colocada en una bandeja y arrojadaal caldero sagrado. Mientras el resto procedía al desmembramiento total del cuerpo.Sus brazos fueron cortados a la altura de las axilas y vueltos a seccionar enla articulación del codo, lo mismo sus piernas, en la ingle y rodilla. Esospedazos de cuerpo también fueron cremados. Restaba el torso, totalmenteensangrentado- Allí se acerco el sumo con una cuchilla eléctrica dividió eltorso en dos, y el mismo se encargo de arrojarlo al fuego sagrado. Ya no quedaba nada de lo que fue en vida una de las mujeres mas sexuales que conocí. Encinco minutos ella se había ido.
Mi vida a partir de ahí se transformo. Fui unhombre que se despidio del sexo y de las mujeres. Era lo que correspondia,después de haber compartido amor y pasion sexual con una mujer especial y tanatractiva. Quizas las cosas pudieron ser diferentes si hubieramos podidoconcebir el hijo que exigia la religión. Pero no fue asi y la consecuencia esque ella ahora esta junto al Dios pagano que veneramos. Esperando mi llegada.
Durante 10 años mi vida fue así de intensa,saltando de un hombre a otro. Viviendo cogida por los dos. Pero era demasiado yla realidad me lo hizo ver. Una noche después de compartir un coito intenso conJulio, lo note sombrío y le pregunte que le sucedía.
Me respondió que esa tarde estuvo en el templo y lanoticia que le dieron, era que mi turno había llegado. Me estaba avisando queme quedaban tres meses de vida. Seria sacrificada.
Mi amor tan grande por ese hombre y la convicciónreligiosa que me había inculcado, me hizo aceptar mi destino.
Seria sacrificada en el altar después del ritosexual.
Luego de dos días concurrimos al templo y fuimosrecibidos por el sumo sacerdote..
Me fue directo, me dijo que como ya sabia, mi faltade embarazo hacia que mi tiempo en el mundo se acababa. Me pregunto si micompromiso seguía en pie. Conteste que si, como lo mismo que mi amor por miesposo budista.
Se retiro a otra habitación y volvió con algunascajas doradas cuyo contenido saco.
El libro sagrado donde se relataba paso a paso elrito sexual y el sacrificio al que seria sometida. Me dijo que debía leerlocompleto y firmarlo al final de las paginas, en forma de aceptación de midestino.
En la otra caja, una cámara de fotos había. Me pidióque me desnudara completamente.
Notando mi pudor, me habla diciéndome, que debíatener confianza, porque seria consagrada sexualmente por el en el altar. Que enestos meses el era la persona con la cual debía hablar mis dudas y missensaciones. Que su semen seria el que santificaría.
Para hacer mas fácil mi exposición, agrego queseria el quien se desnudaría primero para que yo apreciara a lo que me entregaríael ultimo día de mi vida.
Se quito la túnica que llevaba quedando debajo en slip.No sobraba un gramo de grasa en ese cuerpo. Los pectorales musculosos coronadospor pezones gordos, me hicieron desearlo. A continuación, se quito la ropainterior, exhibiendo unos huevos grandes y pesados y un pene dotado que meprovoco escalofríos.
Se sentó tras su escritorio y me dijo. No habrácontacto entre nosotros hasta el día de tu sacrificio.Este acto esta exigido enlos libros para que sirva de motivación a la mujer, en lo que será el ultimoplacer carnal de sus vida.
Procedí a quitarme el pantalón y las zapatillas, laremera, el sostén y la bombacha. La excitación había dejado huellas en micuerpo. Mis pezones erectos y la humedad de mi entrepierna así lo expresaban.
Sin a cercarse, me indico un rincón de lahabitación y me dijo, sube a la balanza.
Camine desnuda, sintiendo su firme mirada en micuerpo. Me pese y me dijo. Estas excedida en algunos kilos. Esta misma semanacomenzaras una dieta especial que repercutirá en tu cuerpo para hacerte masatractiva que nunca...Y comenzo a sacar fotos de mi.
Ese episodio me marco. Como si sus palabras mehubieran hecho dar un vuelco en mis deseos. La ansiedad y las ganas de quellegara el evento fueron mis sensaciones mas profundas a partir de allí.
Había un problema a resolver, contarle a mi marido.Para eso fue fundamental Julio. Su complicidad con el le permitió hablarfrancamente, delante mió, contando los sucesos que yo viviría el día designado.A cada explicación de Julio, su mirada se desviaba a mí, y cruzando nuestrasmiradas trataba de hacerle entender que era mi voluntad ser sacrificada.
Una vez que Julio termino, me acerque a mi marido yabrazándolo le dije, es lo mejor para mi, irme de la vida en plenitud, sana,ofreciendo mi cuerpo a los dioses.
Hay otra cosa menciono Julio. A partir de estemomento Silvia vivirá conmigo, para su preparación física y mental, por lo quelas relaciones sexuales entre Uds., acabaran. Ya no habrá más sexo con ella,termino.
Nunca había visto a un ser humano tan abrumado, tanabatido como mi marido en ese momento. Atravesar esa prueba sin flaquear fueotro indicio de que estaba tomando la decisión correcta.
A partir de ahí traslade todas mis pertenencias acasa de Julio. Y así comencé mi preparación.
Comencé mi dieta y día a día logre resultados.Afinar mi cintura, disminuir mi vientre, me hizo ver más dotada en los pechos ycon caderas más voluptuosas.
Así mismo comencé a practicar yoga para hacer micuerpo más flexible, que fuera mas apto para el rito sexual previo alsacrificio.
Las relaciones sexuales se volvieron mas intensas.Motivada por mi cuerpo comencé a liberar mi mente y a probar transgresiones queantes ni siquiera hubiera considerado.
Motivada por mi hombre. Tuve mi primer coitohomosexual, donde aprendí a ser tocada donde y como mas me gusta. También fuitomada por hombres mas dotados que Julio para acostumbrarme al tremendo falodel sacerdote.
Mi mente también fue preparándose para el evento.El hecho de concentrarme en coger con alguien, sin tener en cuenta lo quepasaba a mí alrededor. Fui llevada a un prostíbulo, donde comencé con esatarea.
Y así fueron transcurriendo los días, semanas ymeses para llegar a los días previos de mi muerte.
Capitulo 7. Elsacrificio
Dos días antes del final, hable con Julio, mihombre, mi pareja.
Le quería pedir algo muy especial. Que fuera elquien terminara este relato, contando mis momentos finales, como una muestra demi amor hacia el, ese momento.
Lo que mas deseaba era que mi sacrificio,significara para el una transferencia de tranquilidad, para sus últimos años devida, y que me recordara como la mujer que le dio en vida sus momentos sexualesmas intensos-
El día anterior ya lista física y mentalmente, medispuse a tener mi último contacto con mi hombre. Dejamos toda actividad delado y nos refugiamos en un cuarto de hotel, en camino a mi lugar de destino.
Ya en la habitación, me desnude completamentedelante de el, y me recosté en la cama, provocándolo con mi nueva desnudez.
Admire mis formas, varios talles menos de cintura,unos senos mas grandes, una vagina completamente delicada y una piel suave eralo que le ofrecía.
Se quito toda la ropa y se recostó junto a mí. Nosfundimos en un abrazo de amor intenso y antes de comenzar con las cariciasempezo a abrir una caja que llevaba mi nombre. Extrajo un pomo de pomada y unaespecie de falo con un tope en la base.
Me hizo recostar boca abajo y comenzo a aplicar lapomada dilatante en el ano- Cuando estuvo bien lubricado, me introdujo el falohasta que el tope choco con mis nalgas.
Termino explicandome que eso haria que mi anocomenzaria a dilatarse , para no sufrir tanto dolor cuando se produzca lapenetración del sumo. Que no debia sacarmelo hasta el dia siguiente, salvo paraevacuar el intestino. Asi lo hice.
Nunca me sentí tan excitada como en ese momento. Lasucción del pecho, intensa me hacia mojar en la entrepierna. Y mis manos seocupaban de la virilidad de el.
Muy poco duro ese escarceo. Necesitaba tener laforma de hombre dentro mió, y se lo pedí. Me abrí los muslos con su mano, casicomo una orden, y cuando estuve expuesta, coloco el pene sobre los labiosvaginales, y comenzó a restregarlo.
Esa paja me descoloco, perdí el poco control que mequedaba y le suplique que me la metiera. Así lo hizo, profundo y doloroso. Elroce se hizo demasiado intenso y llego mi primera acabada, imperceptible parael, que siguió dándome de comer.
Cambiamos de posición y lo monte. Parecía que elmiembro había aumentado de tamaño cuando me volvió a penetrar, y a eso leagrego la succión de los pezones.
Demasiado intenso para los dos, derivo en un orgasmosimultaneo de los cuerpos, recibiendo en mi concha una cantidad increíble deleche varonil.
Exhaustos nos abrazamos, y mirando el reloj ambosnos dimos cuenta que era nuestro ultimo contacto. Mirándome fijamente, mepregunto por última vez si estaba segura.
No solo estoy segura, lo deseo, le respondí.
Después de besarnos como si fuera algo necesario,un sopor nos invadió, quedándonos dormidos ambos, abrazados y desnudos.
La luz del día me despertó, y lo descubrí a Juliosentado en un sillón mirándome. Observando el cuerpo desnudo de la mujer queiba a entregar en sacrificio.
Es lo último que relatare.
Mirándola desnuda mientras se duchaba, sentí lafuerte contradicción de mis sentimientos. Por un lado mi amor y pasión porella, me decían que algo tenía que hacer para impedir su desaparición física.Por otro lado mi inquebrantable fe religiosa, me volvía a la realidad deaceptar los acontecimientos que ocurrirían durante el día y la noche de esajornada.
Largo rato ella gozo del agua caliente corriendopor sus tetas, bajando por su vientre y cayendo en cascada desde su concha. No podríahaber para mi, mujer más atractiva y deseada que ella en esemomento.Obnubilado, me despertó el ruido de la mampara de vidrio corriéndosedando final al lavado de su cuerpo.
A pesar de saber ella que su cuerpo seria lavado,masajeado y purificado, había insistido en tomar su ducha diaria. La tarea deelegir su ropa y vestirse comenzó como la ultima ceremonia de esa clase que haría.Sabia ella que seria despojada de su vestimenta apenas llegara a la carpasagrada y que esta seria incinerada ante sus ojos. A pesar de ello eligio sumejor ropa interior, una camisa blanca, un pantalón negro ajustado y zapatos devestir.
Bajamos de la habitación y nos dirigimos alvehiculo. Estábamos a media hora del lugar donde se harían los ritos depreparación, el rito sexual y el sacrificio.
Maneje concentrado en el camino, con ella abrazadami torso, sin pronunciar palabra alguna ambos. Al llegar y ver que todo estabapreparado un escalofrió intenso me recorrió el cuerpo. Ella percibiéndolo, meabrazo y me dio el mejor beso que haya recibido jamás, y pronuncio las palabrasque todavía retumban en mi cabeza. TE AMO.
Entramos en la carpa de preparación y todos estabanesperándola. Me pregunto si podía ver el salón del rito, pero eso no estabapermitido. Solo lo vería en los momento previos a su entrega sexual.
A partir de ahí pasa a ser un mero espectador delos sucesos. La llevaron a un gran sillón y previo cubrirla con una gran capa, procedierona cortarle el cabello. Su largo pelo, quedo reducido en minutos a una melenacorta que no llegaba sus hombros. Era necesario, para que al entrar en lalaguna, sucabeloo no fuera un impedimento mas para el calor corporal, y tambienpara lo que vendria después, el rito sexual, y fundamentalmente de ladecapitacion del cadáver.
Inmediatamente aparecieron dos mujeres vestidas yacon las túnicas ceremoniales y le fueron presentadas como sus asistentes.
La tomaron de las manos y la condujeron a un rincónapartado donde comenzaron a desnudarla. Afuera la temperatura era bajo cero,pero dentro de la carpa una adorable temperatura nos cobijaba del frió.
Una vez completamente desnuda, fue conducida a unamesa de masajes. Solo mujeres y yo como único hombre estábamos en el lugar.
Como de la nada apareció nuestro sumo sacerdote, la persona que llevaría a cabo el coitocon ella previo al sacrificio. Se acerco al lugar. Ella haciendo acto omiso desu desnudez, lo saludo con un abrazo. Conservando la excitación ya manifiestaen ambos cuerpos, los dos se alejaron del grupo- Al hacerlo el cubrió el cuerpode mi mujer con una túnica abrigada y conversaron durante algunos minutos.
Luego de eso, mientras Silvia se desnudabanuevamente, el sumo sacerdote se acerco donde yo estaba y me dijo que lacomunidad estaba muy agradecida de la actitud de nuestra pareja y que mesintiera tranquilo, que en unas horas el alma de ella reposaría junto al Dios.
Mientras hablábamos, había comenzado ya el masajedel cuerpo de ella, con aceites aromáticos y cremas que suavizaban su piel. Laexcitación en el cuerpo era manifiesta- Los pezones duros apuntaban al techo yse notaba la dureza de las mamas. Su vagina completamente depilada, despedía unhilo de jugo producto de la excitación.
Me acerque a hablar con ella. Le pregunte como se sentía,y me contesto que estaba muy excitada y erotizada pensando lo que tenia queatravesar. Que estaba preparada para todo.
Una vez terminado el masaje, fue ayudada a introducirseen una tina con agua caliente donde ella baño y limpio cualquier resto de lassustancias aplicadas no absorbidas por su piel.
Apareció en la carpa el doctor que se acerco aella mientras la secaban. Le dijo queiba a estar junto a ello en todo el rito, supervisando las señales corporalesque iba a sentir. Le explico que en el momento que ella se introdujera en la lagunaen su baño de purificación, habría llegado a un punto de no retorno. Que unavez que ella tomara contacto con el agua a una temperatura bajo cero, lalipotimia seria irreversible. Que los minutos de vida que le iban a quedar estaríanlimitados por la acción del frió sobre su corazón, y que el sacrificio deberíaejecutarse en cierto intervalo de tiempo, porque de lo contrario el ataquecardiaco terminaría con su vida. Para eso ahora le iba a proveer de doscomponentes inyectables. Uno que le agregaría minutos mas de vida al tiempo que la lipotimiaactúa sobre el corazón, y el otro un excitante sexual que le agregaría placeren el momento del coito con el sumo sacerdote.
Agrego el doctor que ya entrábamos en la últimamedia hora antes de la ceremonia, por lo que nos dejaba solos un momento paraque nos despidiéramos, porque ya no habría oportunidad de estar juntos.
Ella ya vestía la túnica interior que va debajo dela ropa ceremonial. Se acerco a mí y llenos de emoción, nos besamos por últimavez. La estreche en un abrazo, y solo con su mirada, sin pronunciar palabraalguna, giro y se dirigió a prepararse.
La consabida enema corporal le fue aplicada, paraque cuando muriera, su cuerpo no tuviera expulsión ni de orina, ni de materiafecal. El erotismo de presenciar el acto fue total. Le fue retirado eldilatador anal y desnuda como estaba, le fueron introducidos otra vez lasmismas mangueras en su ano y vagina, y su cuerpo recibio el liquido.Inmediatamente ella se dirigio a una silla con un hoyo en el centro y debajouna palangana. Comenzo a expulsar el liquido. De su ano, una sustancia marron,liquida, lo que hizo que el doctor se acercara a examinarla. La orina despedidaera bastante oscura. Le digo a Silvia, es totalmente normal, por laalimentación del dia que se ha dado, que expulse diarrea y orina oscura.
Inmediatamente el doctor hablo con ella y le pidióque se agachara y descubriera sus nalgas. Hecho esto, usando dos grandesjeringas, las inyecto en su culo, el cual me pareció más atractivo que nunca.
Se me acerco una de las asistentes y me recordó queera hora de prepararme para el evento. Todo ya era inevitable.
Entre en la carpa principal, donde ya se preparabala ceremonia, y el ambiente me impacto.La oscuridad reinaba en su gran mayoríade espacio. Los focos estaban dirigidos al altar principal, donde estaban dosaposentos. La cama donde se se producirá el rito sexual, con sabanas blancasque reflejaban la pureza del acto, y aun costado la camilla del sacrificio, una mesa amplia de acero inoxidable, sincobertura, donde seria sacrificada mi mujer.
Se me helo la sangre cuando a un costado de la mesamortuaria, en un tapete del mismo alto, descansaba la daga que se utilizaríapara el sacrificio y unas cuantas cuchilas afiladas que cortarian el cadáver.Completabala distribución de elementos, el caldero sagrado, ya encendido donde seriaconvertido el cuerpo en cenizas.
Los hombres ya portaban sus atuendos cuando llegue acolocarme el mió. Me saludaron todos afectuosamente, incluido el destinado averdugo de la victima.
Una vez terminado de vestir mi toga negra como los demás,el sonido de la música y el canto de los salmos nos indico que todo iba a comenzar.
Salimos al exterior y nos colocamos en la orilla dela laguna, un haz de luz proveniente de la otra carpa atrajo nuestra atención. Allíiba Silvia, rodeada de sus asistentes. Vestida con la toga dorada asignada alas victimas del sacrificio, con sandalias chatas del mismo tono. Su cabellocorto la hacia ver como otra persona, pero sus formas de hembra debajo de latoga, alejaban cualquier duda.
Acompañado el grupo cantando los salmos, seacercaron a la orilla de la laguna, donde esperaba el sumo sacerdote.
Una vez allí, invocando con oraciones al dios, pidióque permita a esta sierva tuya, su purificación en las aguas sagradas.
Inmediatamente con la ayuda de sus asistentes, elcuerpo de mi mujer fue despojado de toda vestidura, quedando ella completamentedesnuda, exhibiendo sus grandes pechos, su firme culo y su piel blanca como lanieve que nos rodeaba.
El frió se apodero de ella, mientras caminaba adentrándoseen el agua. Primero fueron unos espasmos casi imperceptibles, pero a medida queintroducía el cuerpo en el agua helada,su andar se volvió lento y torpe como si ya no controlara sus movimientos. Elagua llego a su cuello y sumergió su cabeza por un instante.
El culto impedía que recibiera ayuda de otrapersona. Si perecía ahogada era la voluntad del dios que no era merecedora deser sacrificada.
Después de instantes que parecieron eternos, sucuerpo emergió del agua. Con caminar lento y escalofríos en todo el cuerpo,logro salir, donde fue recibida por sus asistentes que la envolvieron el toallasy una vez seca le proporcionaron el calor de mantas termo calentadas para eso.
El verdugo fue el encargado de alzarla y en susbrazos cubrió el camino de retorno a la carpa del sacrificio. Cuando llegaronel la deposito en la cama y ahí mismo el doctor se acerco a controlar su corazón.El silencio invadía la estancia, hasta que después de auscultarla, se retiro aun costado.
A continuación comenzaron a sonar los acordes delos salmos, y apareció en escena el sumo. Dirigí una mirada a Silvia, estabatranquila, recuperada del frió, pero no su corazón, el daño ya erairreversible.
El sumo se detuvo al costado de la cama y elevonuevas oraciones al dios, agradeciendo la purificación y pidiendo permita elrito sexual previo al sacrificio. Pidió también que el semen de tu servidor sirvade alimento a las entrañas de esta mujer previo al sacrificio.
Como si la ultima palabra del sumo fuera una orden,cesaron la música y los cantos. Las asistentes volvieron a desnudar el cuerpode Silvia, esta vez para siempre y arrojaron el ropaje al caldero. La desnudezde ella nos impacto a todos los que estábamos reunidos- Su cuerpo de mujer se ofrecíaen todo su esplendor para ser tomado por un hombre, antes de su muerte.Recostaba boca arriba su acelerada respiración, levantaba las mamas, haciéndolasmas grandes y atractivas. Sus pezones influenciados por frió recibido, estángruesos y oscuros como nunca los vi. El resto de su cuerpo no le iba en saga.La vagina completamente depilada era una invitación al sexo. Estoy seguro queninguno de los hombres reunidos pudimos evitar tener una erección ante tamañoespectáculo sexual.
Mi ensoñación con su cuerpo termino cuando advertíque el sumo era despojado de sus vestimentas, quedando también completamentedesnudo. A pesar de ya haber visto su dotación sexual, me impresiono el tamañode su miembro erecto. Su largo era solo opacado por su grosor, todo adornadopor un par de huevos inmensos que colgaban provocativos.
Antes de recostarse con ella, el la beso en laboca, correspondido por ella.
Ahora si comenzó el rito. Abrazados de costado el comenzóa excitarle los pechos, succionando cada pezón. Los ojos cerrados de ellaindicaban lo que estaba gozando. No paso mucho tiempo, hasta que los quejidosde ella, inundaran la carpa.
Después de una intensa chupada el sumo abandono lospechos, para besar el vientre camino a la vulva. Ella acaricio los cabellos delsumo con señal de su placer. Mientras el llego a la su concha y comenzo la estimulaciónprevia al coito. Levantando las piernas con sus poderosos brazos, el lamiótanto la vagina como el ano, dejando el camino listo a la penetración.
Luego de incorporarse, abrió aun mas sus muslos ydirigiendo el pene a la vagina de un solo golpe la tomo como su mujer.Losquejidos de Silvia se hicieron cada vez mas intensos, y luego de un rato deroce en su vagina, el retiro su órgano, para digirlo al culo de mi mujer.Repitiendo movimientos incrusto el falo en el ano, provocando gran dolor enella, reflejado en el grito ahogado que ella trata de disimular.
Así tomada como marcan las letras del testamento,Silvia entregaba su más profunda intimidad por su religión..
Luego de penetrarla un rato por el ano, el sumo sepreparo para la estocada final. La humedad en la ingle de mi mujer le facilito unanueva penetración vaginal, mucho mas intensa, incrementando el placer altocarle las tetas en forma muy intensa. Y así el cuerpo ya no pudo resistirse aun orgasmo descomunal, adornado por quejidos muy intensos y contraccionesvaginales sobre el pene, que provocaron la eyaculacion abundante en la vagina.
Cuando todo termino, el sumo retiro el pene de laconcha, goteando fluidos de ambos. El rito obligaba a no perder ni una gota delsemen sagrado del sumo, por lo que inmediatamente el doctor le coloco unaposito en la vagina que impedía la caída del líquido..
Se acercaba ya el momento del sacrificio. El sumoelevando los brazos al cielo con voz potente invoco al dios Buda, ofreciendo elalma de esta mujer que voluntariamente se ofrece en sacrificio. La ofrecemos ati para sanar nuestros pecados y reconciliar nuestra alma. Que sea tu voluntadtermino diciendo.
Entonces tres personas se acercaron a la cama ylevantaron el cuerpo relajado de Silvia, transportándola a la mesa sagrada delsacrificio. Al depositarla, el choque con el metal la despertó del estado de ensoñación,tomando conciencia del momento que vivía. Su reacción solo fue una lágrimacorriendo por su mejilla. El doctor acercándose con un marcador de color rojo,levanto la teta izquierda y marco la zona donde debía entrar la daga mortuoria.
Comenzó el canto de los presentes, que mencionabanla entrega en sacrificio.
El momento había llegado. El verdugo emergió desdeun costado y levanto la daga de la mesa, y acercándose al cuerpo de Silvia, colocola punta en la marca hecha por el doctor. Pasaron segundos hasta que de un sologolpe, el arma se introdujo en el cuerpo, produciendo un espasmo que duro uninstante. El sacrificio se había producido, Silvia había sido entregada a losdioses.
Rapidamente la sangre comenzó a salir de la herida,entonces el doctor acercándose comprobó la ausencia de signos vitales y con unasentimiento de su cabeza confirmo la muerte. Casi instantáneamente, aparecieroncuatro personas manipulando grandes cuchillos y se instalaron alrededor delcuerpo. Una de ellas paso el afilado elemento por el cuello del cuerpo,procediendo a la decapitación. La cabeza fue colocada en una bandeja y arrojadaal caldero sagrado. Mientras el resto procedía al desmembramiento total del cuerpo.Sus brazos fueron cortados a la altura de las axilas y vueltos a seccionar enla articulación del codo, lo mismo sus piernas, en la ingle y rodilla. Esospedazos de cuerpo también fueron cremados. Restaba el torso, totalmenteensangrentado- Allí se acerco el sumo con una cuchilla eléctrica dividió eltorso en dos, y el mismo se encargo de arrojarlo al fuego sagrado. Ya no quedaba nada de lo que fue en vida una de las mujeres mas sexuales que conocí. Encinco minutos ella se había ido.
Mi vida a partir de ahí se transformo. Fui unhombre que se despidio del sexo y de las mujeres. Era lo que correspondia,después de haber compartido amor y pasion sexual con una mujer especial y tanatractiva. Quizas las cosas pudieron ser diferentes si hubieramos podidoconcebir el hijo que exigia la religión. Pero no fue asi y la consecuencia esque ella ahora esta junto al Dios pagano que veneramos. Esperando mi llegada.
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