La fiesta estuvo bien, hay que admitirlo, pero había un detalle que me estaba cansando. No iba a cojer con nadie, todas las chicas lindas estaban con alguien, conocía a la mayoría y no tendrían el mínimo interés. Yo estaba caliente, tenía días sin siquiera una buena paja, y pensaba que era una buena oportunidad para saciar el deseo. Me empecé a enojar mientras pasaba la noche y no veía oportunidades, todas esas putitas con sus vestidos ajustados, polleras cortas, al menos un pete de esas boquitas hermosas me hubiera saciado.
Finalmente, me di cuenta de quién sería mí mujer hoy. Era ella, la fea del salón, entre los hombres nos burlabamos en la secundaria, pero eso ya pasó. Viéndola de cerca cuando se acercaba a bailarme, pude notar como su cuerpo era de infarto. ¿Que me importa hoy su rostro? Si puedo tener ese cuerpo a mí merced.
Dejé de tomar poco a poco, tenía claro lo que haría después, pero ella seguía y seguía. Un amigo propuso su gran casa para el after, aceptamos varios y caímos ahí. Yo caminaba teniéndola en mis brazos, entre jugueteo caían los primeros besos. El resto nos miraba, en la casa fueron al salón a poner música y seguir tomando. Yo me aparté con la fea hacía un lugar donde podamos cojer.
-¿Me acompañas al baño?- me dice, lo encontró ella misma.
Entra y se mira al espejo, yo no aparto la mirada de su cuerpo. La agarro por detrás y no tardo ni un minuto en quitarle la ropa, empezando por su jean ajustado, que se tosqueaba porque tenía el culo muy grande.
-Siempre te vi como el hombre que quería, así que haceme lo que quieras.
Esas palabras me volvieron loco. La nalguee un par de veces, esa tanguita negra no cubría nada. Mientras se la quitaba desabroché mí cinturón y bajé mí pantalón. Se dio vuelta y vio mí pene marcandose en el boxer, lo tocó con una sonrisa.
-Hoy es tuyo, y tu concha es mía.
-Si- dijo y se quitó la blusa y el sostén. -Estas también.
Manosee sus tetas enormes, me sentí en el cielo, con la cabeza entre esos dos balones podría haberme dormido.
Ya desnudos la moví al retrete. De frente la penetré por su vagina, se sintió un alivio para mí leve abstinencia. Ambos estábamos muy calientes, me sorprende haber durado lo suficiente.
-Que rico, dame más, más duro!
Sus palabras me calentaban más y más, y no paraba.
-No pares! Soñé con esto tantas veces. Solo quiero tu pija viviendo adentro de mí
-¿Tambien mí leche?
-Si... pero no tienes condón.
No iba a acabar en su concha, yo sabía dónde. Sonreí y la di vuelta. Desde esa perspectiva me sentí un rey, con saliva intenté dilatar su culito, ese orto me estaba llamando. Se la puse en la vagina, pero salía y entraba con fuerza, hasta que entró en su culo de forma brusca.
-AHHHHH. QUE... AAAAAA
Tapé su boca para que sus gritos no pasarán a más.
-La tenés muy grandee, me vas a romper!!.
-Dijiste que haga lo quiera, además te gusta putita.
-Está bien, duele pero... A ti te doy lo quieras
Así me gusta, incluso más sumisa. Seguí dándole, haciendo más grande ese agujero, también nalgadas para ver su culo rojo. Es una cogida que no se va a olvidar jamás, y yo tampoco.
Cuando ya estaba cerca de acabar, me detuve, le dije que se quede allí y busque mí celular; quería cumplir una fantasía. Empecé a grabar...
-Dime, ¿Que eres?
-Una putita que quiere tu pija.
-¿Y vas a dejar que te reviente y acabe en tu culo?
-SI, HAZLO. Me duele, pero también disfruto, y quiero que gozes de mí.
-Y lo haré, tenés un culo hermoso, tu concha también. ¡Miren esos muslos! Y esas tetas. Que lindo tenerte así.
Y la cogí fuertemente, grabando su cuerpo, nunca su rostro. Quería escuchar sus gritos más fuertes, me dejó de importar que pudieran escucharnos.
Finalmente solté todo, la llené por completo de mí semen. Descargué tanto dentro suyo que su ano abierto seguía chorreando un rato. Quedó inmóvil en esa posición, tocándose, estaba igual de extasiada que yo. Aproveché para tomar fotos con las que podría recordar su cuerpazo dominado.
Estaba por irme, pero vi su tanga tirada en el suelo y la agarré
-Quedatela, un recuerdo- me dijo, mientras caminaba hacia mí lentamente. -¿Sigues duro?
-Un poco, dame un minuto.
-Es que... Aún te la quiero chupar.
Realmente había pasado de ser una noche olvidable, a una que recordaría mucho tiempo. Acabé en su rostro y volvimos con el resto. Aunque no me gustaba, la fea cojia rico y se dejaba someter... Si de verdad era así, la pasaríamos bien alguna otra vez.
Finalmente, me di cuenta de quién sería mí mujer hoy. Era ella, la fea del salón, entre los hombres nos burlabamos en la secundaria, pero eso ya pasó. Viéndola de cerca cuando se acercaba a bailarme, pude notar como su cuerpo era de infarto. ¿Que me importa hoy su rostro? Si puedo tener ese cuerpo a mí merced.
Dejé de tomar poco a poco, tenía claro lo que haría después, pero ella seguía y seguía. Un amigo propuso su gran casa para el after, aceptamos varios y caímos ahí. Yo caminaba teniéndola en mis brazos, entre jugueteo caían los primeros besos. El resto nos miraba, en la casa fueron al salón a poner música y seguir tomando. Yo me aparté con la fea hacía un lugar donde podamos cojer.
-¿Me acompañas al baño?- me dice, lo encontró ella misma.
Entra y se mira al espejo, yo no aparto la mirada de su cuerpo. La agarro por detrás y no tardo ni un minuto en quitarle la ropa, empezando por su jean ajustado, que se tosqueaba porque tenía el culo muy grande.
-Siempre te vi como el hombre que quería, así que haceme lo que quieras.
Esas palabras me volvieron loco. La nalguee un par de veces, esa tanguita negra no cubría nada. Mientras se la quitaba desabroché mí cinturón y bajé mí pantalón. Se dio vuelta y vio mí pene marcandose en el boxer, lo tocó con una sonrisa.
-Hoy es tuyo, y tu concha es mía.
-Si- dijo y se quitó la blusa y el sostén. -Estas también.
Manosee sus tetas enormes, me sentí en el cielo, con la cabeza entre esos dos balones podría haberme dormido.
Ya desnudos la moví al retrete. De frente la penetré por su vagina, se sintió un alivio para mí leve abstinencia. Ambos estábamos muy calientes, me sorprende haber durado lo suficiente.
-Que rico, dame más, más duro!
Sus palabras me calentaban más y más, y no paraba.
-No pares! Soñé con esto tantas veces. Solo quiero tu pija viviendo adentro de mí
-¿Tambien mí leche?
-Si... pero no tienes condón.
No iba a acabar en su concha, yo sabía dónde. Sonreí y la di vuelta. Desde esa perspectiva me sentí un rey, con saliva intenté dilatar su culito, ese orto me estaba llamando. Se la puse en la vagina, pero salía y entraba con fuerza, hasta que entró en su culo de forma brusca.
-AHHHHH. QUE... AAAAAA
Tapé su boca para que sus gritos no pasarán a más.
-La tenés muy grandee, me vas a romper!!.
-Dijiste que haga lo quiera, además te gusta putita.
-Está bien, duele pero... A ti te doy lo quieras
Así me gusta, incluso más sumisa. Seguí dándole, haciendo más grande ese agujero, también nalgadas para ver su culo rojo. Es una cogida que no se va a olvidar jamás, y yo tampoco.
Cuando ya estaba cerca de acabar, me detuve, le dije que se quede allí y busque mí celular; quería cumplir una fantasía. Empecé a grabar...
-Dime, ¿Que eres?
-Una putita que quiere tu pija.
-¿Y vas a dejar que te reviente y acabe en tu culo?
-SI, HAZLO. Me duele, pero también disfruto, y quiero que gozes de mí.
-Y lo haré, tenés un culo hermoso, tu concha también. ¡Miren esos muslos! Y esas tetas. Que lindo tenerte así.
Y la cogí fuertemente, grabando su cuerpo, nunca su rostro. Quería escuchar sus gritos más fuertes, me dejó de importar que pudieran escucharnos.
Finalmente solté todo, la llené por completo de mí semen. Descargué tanto dentro suyo que su ano abierto seguía chorreando un rato. Quedó inmóvil en esa posición, tocándose, estaba igual de extasiada que yo. Aproveché para tomar fotos con las que podría recordar su cuerpazo dominado.
Estaba por irme, pero vi su tanga tirada en el suelo y la agarré
-Quedatela, un recuerdo- me dijo, mientras caminaba hacia mí lentamente. -¿Sigues duro?
-Un poco, dame un minuto.
-Es que... Aún te la quiero chupar.
Realmente había pasado de ser una noche olvidable, a una que recordaría mucho tiempo. Acabé en su rostro y volvimos con el resto. Aunque no me gustaba, la fea cojia rico y se dejaba someter... Si de verdad era así, la pasaríamos bien alguna otra vez.
0 comentarios - Sexo duro con la fea sumisa.