SPOILER
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Hoy es el gran día...
CAPÍTULO XVII
Cuando comencé a estar con Mara, siempre creí que nunca otra mujer me iba a generar lo mismo que ella. Jamás.
Todas las cosas que una chica puede provocar en un hombre, ella me las había provocado a mí.
Y así fue por mucho tiempo. Estaba loco por ella. Y juro que nunca miré a otra mujer de la misma forma.
Claro que me seguían gustando, obvio. Pero lo que Mara me generaba, sabía que ninguna otra era capaz de hacerlo.
Pero eso en un momento cambió.
Sin que mis sentimientos hacia Mara cambiaran en lo más mínimo, llegó Sabrina.
En un principio, solo me parecía atractiva, linda.
Después, canchera, copada.
Y luego, un bombón infernal.
Reconozco que mi completa atención, aún le pertenecía a mi novia. Sentía que era el amor de mi vida.
Posteriormente, empezamos a experimentar lo prohibido, lo promiscuo y mi juicio se fue nublando.
Eso que me embobaba de ella, se fue tapando a causa de lo que ambos hacíamos. Había muchas cosas en mi cabeza en ese momento. También, me sentía súper excitado todo el día. Y como eramos una pareja, que se conocía de punta a punta, creímos que atravesar ese momento sin inhibiciones, ya era parte de nuestros deseos más íntimos, de nuestra esencia. ¿Y qué mejor que satisfacerlos?
En ningún momento, ni ella ni yo, supimos entender las consecuencias de nuestros actos.
Nada nos podía separar. Además, ambos disfrutamos de ver al otro derrapar.
Sí. Nos calentó mucho.
Pero en un momento, comencé a tomar dimensión de lo que realizamos.
Quise parar.
Mara no. Ella aún no encontraba su límite.
Y si bien a mí me elevaba a las nubes verla hacer ese tipo de cosas salvajes, en un momento, mi cabeza dijo “hasta acá”.
No sé si por miedo o falta de valor o por querer que ella no se quedara con ganas de nada o, incluso, hasta de perderla, permití que la situación se nos fuera de las manos.
Me hizo mal. Lo admito.
Supe que nos habíamos ido al carajo.
Me quería morir.
Nunca me sentí tan mal como en esa época.
Y en ese instante, Sabrina entró en mi cabeza.
Fue como algo que me vino justo en el momento en que lo necesitaba. De no haber sido por ella, las cosas se hubieran dado de otra manera. Sin dudarlo.
Comenzó a gustarme mucho más y se fue ganando un espacio en mi vida.
Mientras Mara exploraba su lado más degenerado y sin inhibiciones, ella estaba ahí para mí, generando todo tipo de emociones y haciendo que no pensara demasiado en la locura que estábamos cometiendo.
Se convirtió en alguien muy especial para mí. Independientemente de lo que sentía por Mara.
Y ahora, allá estábamos.
Ella, en su cama, desnuda y cubierta por la fina tela de la sábana.
Me esperaba nuevamente.
Los dos queríamos sacar de adentro todo lo que sentíamos.
Caminé hacia la cama.
Sabrina me observaba con rostro de depredadora serial. Carnívora.
Ella levantó la manta, dejándome ver su cuerpo divino y libre, debajo.
Tiré la toalla al piso y me metí con ella.
Me recibió con sus brazos, sonriendome en la boca al darme un beso.
“Ummm” se oyó en la habitación cuando chocaron otra vez nuestras caras.
Quería empalagarme de ella.
Acaricié la piel de su espalda y cintura como un demente.
Una suavidad infinita…
Ella con su mano izquierda, también me mimaba por todos lados. Casi que estaba sobre mí.
La punta de sus tiesos pezones, me rozaban el pecho cuando se movía.
Mi verga, bien dura, apuntaba hacia arriba firmemente.
Casi muero cuando la tomó sin aviso con su mano.
La apretó ligeramente, provocando que un poco de líquido preseminal, emergiera de mí.
Me dio un beso tan caliente, que terminó en mordida.
Sí. Muy cachondo. Con sus dientes, apretó mi labio inferior y me observó como loba.
Adoraba esta parte desenfrenada de Sabrina. En la intimidad, afloraba como un volcán en actividad.
La miré estupidizado, completamente perdido. Ella subía y bajaba la piel de mi miembro, bombeando toda la sangre de mi cuerpo.
Me sonrió sin dejar de morderme.
Conocía esa sonrisa, pícara. Algo tenía planeado hacer.
Yo la tomé de una teta. Me tentó muchísimo ver como se le mecían. Su piel blanca y pecosa, fue demasiado como para mantenerme a raya.
Efectuó una mueca de placer y me soltó el labio.
Me reí con satisfacción.
YO: ¿Qué vas a hacer?.- Le dije envuelto en su juego.
Siguió observandome de forma pervertida y comenzó a irse hacia atrás.
Uf…
Si era lo que yo pensaba, me moría ahí mismo.
Con la mano que me tenía agarrado de la verga, me bajó fuertemente la piel hasta la base, sosteniendo firmemente.
Gemí zarpado.
Mi piel quedó terriblemente tensa por la fuerza que aplicaba en dirección hacia abajo.
Lentamente se colocó sobre mi pubis.
La forma en que mordía sus labios me hacía delirar.
SAB: ¡Ahora me toca a mí!.- Exclamó en un gesto cómplice.
Y de forma muy caliente, fue bajando su cabeza.
Gocé antes de que me toque. Con una mirada asesina, se metió mi pija en la boca.
Dios…
La manera en que lo hizo… En cómo abrió la boca, envolviendo todo mi tronco entre sus labios…
YO: Aaaaa…- Expresé ebrio de placer.
Me tenía estirada la piel tanto, que cada bocanada, me hacía sentir una sensibilidad espectacular.
Me retorcía.
Sabrina lo hacía lento, pero fuerte.
Aplicaba unos movimientos de arriba a abajo, mirando mi verga y mirándome a mí. Y así, sucesivamente.
YO: Aaaahh… Noo.. Ooohhh.-
Ella, al verme como me doblaba, sonreía.
Me salió tomarla de una mejilla. Su hermoso pelo colorado, cayó sobre mi mano.
La acaricié con mucho amor mientras me peteaba terriblemente.
Que divina se veía haciéndolo…
No me entraba en la cabeza que una mujer como ella estuviera conmigo… Y en mi entrepierna…
Ninguno de los dos quería privarse de esto una última vez.
“Mmmm… oommm… mmchhjk” se oía por toda la habitación.
Me estaba dando una mamada muy placentera.
Permanecí casi sentado, sujetando su rostro mientras cabeceaba en mi pubis.
Me hizo gemir pero terriblemente.
Hacía bastante que no lo hacía de esa manera.
“Aaa… Ooohh… Aaaww…”.
Como se movía…
Siempre me gustó como me lo hacía. El calorcito de su boca… Era muy especial para mí.
En un momento paró y me dio un beso en la mano. “Chuiik”. Y continuó deslizando sus labios sobre la piel de mi verga.
Qué insano…
Cada parte de mi cuerpo, cada célula de mi sistema, estaba convulsionada.
La hermosa de Sabrina… Esa perra infernal que se había ganado toda mi atención, estaba entre mis piernas, devorando mi verga como si no hubiera un mañana.
“Mmmm… Oommmm…” repetía sin parar mientras me besaba toda la pija. No había un espacio que dejara sin lamer.
Uf…
¿Cómo seguir después de esto?
Me sorprendió la manera en la que estaba prendida a mi tronco.
Rostro de perdición, de deseo, tenía.
Yo había esperado tanto para estar con ella… Y ahora, nuevamente estaba conmigo, en su cama y dando un sexo oral de una forma sin precedentes.
Era claro que yo no era el único que extrañaba…
Se tomaba su tiempo. La lamía con mucho amor y yo estaba delirando.
“Mmm… mmmoo… aahh….” se escuchaba permanentemente.
Una chupada de pija bien de video porno. Aunque claro, era mucho más que eso para mí.
YO: ¿Sabes cómo extrañé esto? Ohhh…
SAB: Mmm… haaa… Yo también lo extrañé…- Exclamó con voz de relax.
Me estaba doblando todo. Sin dudas que sí.
YO: Oohh… Me matas… Diosss ahh…- Casi que grité del placer divino que me hizo sentir.
Encima lo empezó a hacer más lento. ¡Y con la lengua!
Uuff…
Debo decir que estaba muy sorprendido de esa actitud. Como si se hubiera liberado de las cadenas que la contenían y, ahora, no hubiera nada que la detuviera.
Era hermoso tenerla así…
Qué mujer que me hacía volar.
Cerraba sus ojos y deslizaba su lengua lentamente por toda la cabeza y el glande. Suspiraba en cada movimiento.
El azul profundo de sus ojos me atravesaba de lado a lado en cada mirada. No era solo sexo. Claro que no. Había más.
No sé cómo explicarlo. No había olvidado el pasado, pero estar con Sabrina me hacía sentir pleno, bien.
Nos entendíamos muy bien, como si nos conociéramos desde siempre.
Y ahora la tenía en la zona baja de mi cuerpo… Me lo hacía con un amor tremendo.
Porque así era. Ella me quería.
El rubor que le cubría la piel, así lo confirmaba.
¿Cuántas veces en su vida se habrá puesto nerviosa con alguien? ¿Una mujer como ella? Con tanto carácter, con tanta soltura… Pocas veces, probablemente. Pero conmigo era distinto. Yo sentía que en algún aspecto, la hacía vulnerable.
No daba más…
Estaba prendida a mi verga como si fuera la última vez que la sostendría en sus manos. Lo que probablemente era cierto, al fin y al cabo.
Sabrina sabía que era muy factible que no volviera a verme, ni a Mara. Mejor, ni pensar…
Yo estaba ido ante los tremendos besos que me propinaba. La manera sutil con la que me tocaba con sus labios.
Qu{e hermosa…
En un momento, me miró fijo mientras bajaba sus labios por la piel de mi tronco.
Le sonreí como un estúpido.
SAB: Te quiero…- Exclamó muy tierna. No me la esperaba.
Gemí muy fuerte…
Me mató de amor….
YO: Oohh… Yo también, hermosa… Aaa…
Una mueca se le dibujó en el rostro y continuó succionando cada centímetro de uretra que podía.
Se me había puesto bastante colorada por la fricción.
Dios… Esa lengua. Me estaba asesinando.
Para colmo, la oía suspirar.
“Mmmmm…” hacía y subía y bajaba su boca rápidamente y con los ojos cerrados.
Ese rostro de ensueño... El cabello colorado…
Como no enamorarse de ella.
Lo que más me hacía temblar las piernas, era el trato tan amoroso que tenía conmigo.
Como lo tenía Mara…
Es increíble que diga su nombre justo en un momento así.
Pero eso me generaba.
Quería agarrarla, besarla toda y no soltarla más.
SAB: ¿Te gusta, John? omm mm mm…
YO: Ohh… No te das una idea…
SAB: Te extrañé mucho… Leamm…
Que no siguiera hablándome así.
Me agarré la cabeza. Fue un reflejo.
Mil cosas se me pasaban por la mente. Fueron unos segundos que me perdí entre el placer que estaba recibiendo y los últimos meses que pasaron como flashes de película.
Quedé completamente acostado.
Sabrina me soltó la verga y se acercó a mí.
SAB: ¿Todo bien, gor?
Si bien mi pija seguía firme y latiendo, algo percibió.
YO: Sí, sí… ¡Vení!.- Le dije con una sonrisa y la tomé suavemente del rostro.
Le metí un beso de aquellos y ella puso sus piernas a ambos lados.
SAB: Haa… Mmm…- Gemía mientras se acomodaba otra vez para meterse una vez más mi miembro dentro.
Enseguida la abracé por detrás.
El momento en que sentó me hizo gritar zarpado.
YO: Aaaaajjhhh…
SAB: Aaawwww…- Gimió al mismo tiempo.
Me dolía un poco dentro de su deliciosa conchita. Muy pero muy dura la tenía.
Los movimientos de su boca evidenciaban que a ella también la estaba matando lo que pasaba.
Qué rico como saltaba…
El sonido a cachetazos y besos eran terribles.
“Plaf, plaf, plaf” “ommm… chuaik.. chuuk.. mmppch…”
Así como estaba, la dí vuelta.
Sabrina suspiró fuerte.
Ahora yo estaba de arriba y ella cruzaba sus gambas en el aire por detrás mío.
Yo veía en alta definición, como toda mi carne ingresaba en su delicada y rosa vagina.
Apretada y coloradísima…
Ya ninguno de los dos podía contener los gemidos.
“Oooh… Aaaa… Aiioo... oouu…” se escuchaba en la habitación.
SAB: Si te hubiera conocido antes…. Aaaii.- Gritó cerrando los ojos con fuerza.
Me explotó la cabeza.
Comencé a retorcerme apenas la oí.
Pero continué cogiéndola.
SAB: Ooo… oo… Aaaaa…- Empezó a gritar.
YO: Sabri… Aaa…
SAB: No pares, no pares… Aaaa…. aaa…- Exclamó clavando sus uñas en mi espalda.
Me vino como el mejor.
No lo pude evitar.
Sentí como descargaba todo dentro de ella.
Me agarró del pelo y me besó fuertemente en la boca. Tanto que me clavó los dientes en los labios mientras gemía como una diosa.
SAB: Mmmmmm… Aaaaaaaaa…- Expresó en un grito interminable.
Qué hermosa se veía…
Toda transpirada y ruborizada, acabando…
Me apretó la verga con sus movimientos, debido a la sensibilidad que sintió.
Nuestras respiraciones estaban aceleradísimas.
Yo ahora la cogía super lento. Podía percibir como mi esperma comenzaba a salir de a poco del interior de su conchita.
Sabrina no dejaba de gemir, bajito. Y no me soltaba.
Qué sabroso había estado…
Sus tetas, pegadas a mí, estaban bañadas en sudor. Me encantó. No podía dejar de mirar ese mar de pecas que poseía en su busto.
Indescriptible…
Luego de unos instantes, me desprendí de su boca.
Ella pareció entrar en un manantial de relax, total.
Al moverme un poco, noté que ella tenía sangre en los labios.
YO: ¡Uhh! ¿Te lastimé, hermosa?.- Le dije, exhausto.
Ella se pasó la mano por la boca, pero no tenía nada.
Abrió los ojos y me miró.
Creo que noté como sus pupilas se dilataron.
SAB: Uhh… No ¡Yo te lastimé a vos!
Más gotas de sangre aparecieron y cayeron en la cama.
Me toqué con la mano y me sorprendí al ver que era bastante.
Tenía el labio cortado.
¿Otra vez?
Pensé en…
SAB: ¡Perdoname! Soy un animal…
YO: Jaja No pasa nada, bombón…- Le contesté intentando concentrarme en ella.
SAB: Siempre te lastimo, soy una boluda…- Se lamentaba.
Le sonreí y la acaricié en la mejilla.
Aún tenía la verga dentro de ella.
Ella tomó mi mano y me hizo un mimo.
YO: Me voy a limpiar antes de que te arruine la cama jeje
SAB: Yo te ayudo, espero no haberte cortado tanto.- Expresó con preocupación.
Cuidadosamente se la saqué de adentro.
No pudo evitar gemir un poquito cuando lo hice.
Tenía semen emergiendo y cayendo sobre la piel de su vulva y piernas.
Me levanté de la cama y ya tenía un hilo de sangre en el pecho. Increíble, ja.
Así como estábamos, fuimos para el baño.
Ella se quedó parada al lado mío.
Me enjuagué un poco.
Al mirarme en el espejo, me di cuenta de que era un bruto corte el que tenía a un extremo del labio.
SAB: ¡Me quiero morir, mirá como te corté!.- Me dijo algo molesta consigo misma.
YO: Jaja quizá te suene raro, pero me gustó como me mordiste.- Le respondí agarrando un poco de papel higiénico para hacer presión en la herida.
SAB: Me cebé demasiado…- Se agarraba la cabeza, algo tentada.
YO: ¿Te dije alguna vez lo hermosa que sos?
SAB: Jajaja, ¡qué pibe!
Ambos nos reímos en complicidad.
Me terminé de limpiar y le dejé el baño a ella.
Tuve que permanecer un rato más con el papel en la boca. Si no se me cerraba, me iba a tener que poner un poco de pegamento.
Volví a su habitación y me puse el bóxer.
Agarré el teléfono. Me vino a la cabeza la infinidad de veces que había hecho esa maniobra esperando un mensaje de Mara.
Fue como un flash.
Aunque claro, ahora solo había mensajes en los grupos de mis amigos.
Me recosté un momento y cerré los ojos. Comencé a respirar como si estuviera fusilado.
Sentía en la parte baja como si hubiera tenido acción como nunca.
Y la suavidad de la sábana y de la cama, me hicieron casi quedarme dormido a los pocos minutos.
Llegué a percibir cuando Sabrina volvió y se acostó también, pero estaba tan relajado que ni me moví.
Ella se metió bajo la sábana y se acurrucó sobre mí. Hasta oí su respiración en mi piel.
No se había puesto ropa. O al menos eso parecía. Cuando llegó, apoyó sus tetas en mi cuerpo.
Palmé.
La última vez que dormí con ella, había sido en la casa de Fernanda. Siempre estuve a gusto cada vez que lo hice.
La verdad no tenía idea de cuánto había pasado. Pero al rato, abrí los ojos.
La habitación se encontraba a oscuras.
Sabrina seguía durmiendo abrazada a mí, con una mano cruzada y apoyada sobre mi hombro.
Lo primero que me salió hacer, de forma involuntaria, fue darle un beso en la frente. Quizá, de costumbre…
“Mmmjjm” me hizo dormida.
Era una muy linda sensación la de estar de esa manera.
Tenía un olor muy rico en el pelo. Siempre me había vuelto loco eso. No sé por qué.
Me quedé un rato así. Miraba el techo y la acariciaba.
En mi interior, sabía que era mi última noche con ella. Y estoy seguro de que ambos la necesitábamos.
Sabrina se había ganado un lugar en mi vida como pocas personas lo habían hecho. Iba a ser doloroso que no estuviera más.
Pero la realidad era que no quería pensar en eso. Lógicamente para ella también iba a ser feo.
Lo que sí sentí a pesar de esa circunstancia, es que había algo dentro de mí que parecía querer salir.
Ya no sentía ese apretón en el pecho y la garganta.
¿Qué significaba eso?
No lo sabía. Pero en lo único que pensaba era en disfrutar como nunca esos últimos ratos con ella…
En un momento, Sabrina también despertó.
Abrió los ojos sonriendo y me besó en la boca, despacito.
“Mmchuiik”.
SAB: Mmm me re dormí… ¿Qué hora es?.- Dijo con la voz de alguien que recién se despierta.
YO: Ni idea jaja
SAB: ¿Todavía tenes sentís el brazo? jeje.- Exclamó por el hecho de que se había dormido sobre parte de él.
YO: Supongo que sí… Cuando lo empiece a sentir te digo jaja… Na, joda…
SAB: Exagerado…- Se rió casi bostezando.
Hizo un poco de fuerza para levantarse.
Sus gomas se mecieron delante de mí de una forma muy exquisita.
Ufff…
Estaba en tanga y tetas.
No me voy a cansar de decirlo. ¡Qué pedazo de minón!
Se levantó de la cama y agarró una remera blanca con botones, tipo pijama. La misma le terminaba en la cola y la hacía lucir muy sexi.
SAB: Las doce de la noche…
YO: Ups… jaja
Me toqué el labio con la lengua y lo tenía un poco hinchado, pero ya sentía la cascarita.
SAB: ¿Pedimos algo rápido?
YO: Dale…- Lo bueno es que no me había echado, je.
Qué bombón se veía acomodándose el pelo, así en bombacha.
La miraba con admiración desde la cama.
Abrió el armario y sacó un short para mí.
YO: Entonces había…- Le comenté entre risas.
SAB: Jeje… No te vas a poner el pantalón de vestir…
Por dentro pensaba ¿Qué hago ahora?
Por primera vez en mucho tiempo, me sentía sin saber qué hacer.
Yo quería quedarme con ella todo el tiempo posible pero no sé si Sabrina lo querría igual.
Aunque bueno, hasta ese momento me había hecho sentir lo a gusto que estaba conmigo. Y por lo pronto, ella quería cenar.
Pedimos una pizza. Simple y rápido.
También me dio una remera para que me pusiera. Yo la jodí con que me estaba vistiendo y que debía dejar ropa allí.
Ella se reía.
Me di cuenta de que Sabrina disfrutaba cada momento que pasaramos. No era solo cuando estábamos haciendo el amor.
Disfrutaba de una conversación, de un momento de risas. Hasta de estar pegados sin decir nada.
De una forma u otra, éramos compatibles.
Aún resonaba en mi cabeza esa frase que me dijo horas atrás.
Me pregunto yo también qué hubiera ocurrido…
La comida llegó y el tema central de discusión también. Era imposible que no se mencionara.
Y ya que el momento se prestaba, también quise sacarme una duda que mantuve bastante tiempo.
Se lo pregunté.
YO: ¿Mara nunca te dijo nada cuando estábamos juntos en lo de Fernanda?
Quería saber sobre eso.
No me parecía posible que mi novia me entregara así como así a otra chica. Por más caliente que estuviera.
Sabrina me miró.
SAB: Yo quería hablar de otra cosa… Así no vale jaja
YO: Todo es parte de todo… Además, ya te aclaré que no voy a estar con Mara solo porque me lo pidas…
SAB: Tampoco es eso lo que te pedí…
YO: Se entiende…
Se mordió riendo como diciendo “¡Qué hambre que tenes!”.
YO: No me contestaste…
SAB: Ella me dijo que podía hacer lo quisiera con vos… ¿Contento?.- Exclamó como queriendo no ahondar demasiado en la cuestión.
YO: ¿Así como así?
SAB: Sí, yo creo que fue un momento particular que pasó… Me dijo que le calentaba mucho pensar que estabas conmigo…
Por dentro pensaba “Claro, así ella también podía hacer lo que se le cantara”.
Mi cara habrá sido tan evidente que enseguida prosiguió:
SAB: Ya sé lo que vas a decir y no, no es así…
YO: ¿Qué iba a decir? jaja
SAB: Lo de Mara con Franco…
YO: ¿Qué?
SAB: Se trató de un momento… No de una persona.
YO: Yo la ví…- Dije tomando gaseosa.
SAB: ¿Vos de verdad crees que ella puede o pudo sentir algo por él? ¿Posta lo crees?
YO: Solo la había visto así de desatada conmigo… Lo que hizo con él…
SAB: Sexo, punto…
La miré.
No me gustó esa respuesta tan fácil de decir.
YO: ¿Entonces para vos también fue un momento y no una persona, conmigo?
Hizo gesto de “¿de verdad me preguntas eso?”.
Bajé la mirada.
SAB: No, con vos no… Es distinto…
Menos mal, pensé, je.
SAB: No seas boludo… Pero en su caso, sí, era totalmente diferente. Ella me contaba cómo se sentía, incluso antes de que cogiera con él. Era un momento que necesitaba pasar y creo que vos también…
YO: Si no hubiera estado vos… No creo que la hubiera acompañado.
SAB: Ya sé que soy partícipe necesaria de todo…
YO: No lo decía por eso, boba, jaja.- Le contesté cariñosamente.
SAB: No, pero hablando en serio, ni Franco, ni Brian, ni nadie significan algo para ella. Yo sé lo que te digo.
YO: ¿Y vos?
SAB: Mi relación con Mar, quizá no era tanto de amistad. No sé como explicarte. Había una cierta atracción entre ambas, como una tensión… sexual, inquietante. ¿Me entendes?
YO: Creo que sí… Pero eso no quiere decir que no se quieran como amigas.
SAB: No, obvio que no. Pero a lo que me refiero es que fue una relación más física que otra cosa. Si bien compartimos cosas, yo no era para ella lo que Fernanda o mi prima son...
YO: Entiendo tu punto…
SAB: Yo la quiero mucho, ella lo sabe, pero no creo que me extrañe demasiado…
YO: No digas eso… Sí que te debe extrañar.
SAB: Ella me confió muchas cosas, pero la principal motivación de nuestra relación, siempre fue sexual, es la realidad… Desde el primer día. Mara descubrió cosas sobre ella misma, los límites que jamás pensó que iba a pasar. Y bueno, yo también jeje
YO: Es cierto…
SAB: Y bueno, después viniste vos… No fue planeado, pasó y ya está.
YO: Yo pienso lo mismo… Y es verdad lo que te dije antes. Lo que siento por vos es independiente…
Me sonrió tiernamente.
Era una conversación necesaria. Y la estábamos teniendo de muy buena manera.
SAB: Todo lo que yo te dije es verdad, también… Pero en el fondo sabes cómo tienen que ser las cosas.
Sí, lo sabía.
Quizá no era correcto.
Pero también entendíamos que ninguno de los dos tenía la culpa de lo que había pasado entre nosotros.
Todos jugamos un juego peligroso y lo sabíamos desde el principio. Estas eran las consecuencias, las repercusiones. Todo en la vida tiene un precio.
Ahora lo estábamos pagando.
Y asimismo, ninguno de los dos quería que esa noche terminara. Quizá así debía ser. Parecía escrito de esa manera.
De todas formas, me reconfortó el hecho de que Sabrina fuera tan cariñosa y dulce conmigo.
Por supuesto que la charla mutó y, en un momento, ya hablábamos de otras cosas.
De hecho, me contó como un actor famoso y reconocido de cine argentino, cliente del estudio donde una vez trabajó, se cansó de tirarle los perros.
YO: ¿Me estás jodiendo?
SAB: Jaja ¡No!
YO: No te puedo creer…
SAB: Tengo levante ¿viste? jajaja
Por supuesto que lo tenía. Era toda una femme fatale.
YO: ¿Y posta no quisiste?
SAB: ¡No! No quería ser la trolita de… Además, casi que podría ser mi padre…
YO: Qué sé yo… Muchas querrían tener la experiencia de estar con alguien famoso…
SAB: ¡Bueno, yo no! jaja… Encima estaba en pareja él en ese momento, un desubicado…
A cada instante la admiraba más.
Otra en su lugar, quizá, se lo hubiera re garchado.
YO: Mirá vos lo que me vengo a enterar…
SAB: Además, ya había hecho lo mismo con otras chicas de la oficina… Cualquiera jaja
YO: ¿Y qué onda?
SAB: Nosep… Yo no le pasé cabida
YO: La verdad que me daba otra imagen el tipo ese… Nada que ver era jaja
SAB: Yo estaba estudiando aún… Fue en la época que estuvo en Relatos Salvajes…
YO: Claro, eras una nena…- Le dije en tono pícaro.
SAB: ¿Qué te pasa, querido? jajaja.- Se reía.
YO: Ya sos hermosa sin hacer nada… Imaginate riéndote así…-
Se sonrojó, mal.
SAB: Callate, tarado…- Exclamó mordiéndose los labios.
YO: Jaja ¡rojita!...
SAB: En fin… No tuvo chance jeje
YO: Me siento un privilegiado total…- Le dije mirándola con amor.
SAB: ¿Ah sí?.- Exclamó con rostro ratonero.
YO: Sí… Sin dudas…
SAB: ¿Entonces por qué no venís y haces valer tu derecho de preferencia?.- Expresó con una mirada tan provocativa como sensual.
Uff...
Me llegó hasta el fondo del alma.
Claro que la noche no había terminado aún.
No fui hasta ella, tomé la silla donde estaba sentada y la traje hacia mí.
Podía ver el deseo en sus ojos.
SAB: ¿Cómo estás de…?.- Expresó haciendo alusión a mi afección.
YO: Excelente…
SAB: De verdad te pregunto…
YO: No te miento…- Le contesté sonriendo y mirándola a los ojos y a la boca.
Se prendió a mi trompa ni bien finalicé de hablar.
Divina estaba. Me volvía loco que tuviera tantas ganas de mí.
Éramos dos actores presentándonos en nuestra última función e íbamos a sacarle el mayor disfrute que se pudiera…
A los cinco minutos nos encontramos nuevamente en su cama, completamente en bolas.
Yo, recostado, la besaba mientras ella chocaba su cuerpo contra el mío desde arriba.
Aún no la penetraba otra vez, pero mi verga erecta era aplastada contra mi pubis por su conchita.
Se había sentado en mí, reposando sus manos en mi pecho.
Yo tenía una vista espléndida de sus ricas y grandes tetas.
Apenas se movía sobre la piel de mi pija, subiendo y bajando, muy cachondamente con su vulva.
Me la refregaba de tal manera, que ya empezaba a lubricarse, con las gotas de esperma que me salían.
La mirada que ponía. No me sacaba la vista en cada movimiento que hacía.
La tomé de las gomas y comencé a chuparlas. No me pude contener.
SAB: Oooohhh… Haaa…- Hacía mientras me refregaba la vagina por sobre el tronco de la verga.
Qué diosa…
Le lamía las tetas como un loco. Podía ver como se las estaba dejando todas mojadas por mi baba. El caminito de pecas que tenía hasta el canal de sus pechos era sumamente devorable a besos.
YO: Me estás matando… Oohh…
SAB: ¿Sí? Mmm... Ojhh…
Le apreté fuerte una teta con la boca.
YO: Mmmaaa… See…
SAB: Lo vamos a hacer hasta que te quedes sin fuerzas… Aawww.- Gimió ni bien terminó la frase. Y no era para menos.
Estábamos haciendo algo único y al oír sus palabras, sentí como que una última cadena que sujetaba mi voluntad, explotó en mil pedazos por la fuerza de tensión.
Cerré los ojos y la abracé.
Sentí como si me sumergiera en una fuente de lujuria.
La tomé de la cintura y la levanté en el aire para penetrarla.
SAB: Oooouujjhh…- Hizo abriendo los ojos.
Paré mi verga y la apunté directo a sus labios vaginales. Con ambas manos sus caderas, la senté sobre mí.
YO: Ooooooohhh…- Se me escapó al igual que ella.
Me mató su grito a la par del mío.
Fue tan zarpado que permanecimos unos cuantos segundos gozando de esa hermosa penetrada.
Se inclinó hacia delante, dejando caer su delicado cabello rojizo sobre mi rostro. El perfume que emanaba era deliciosamente empalagante.
Parecía una diabla del infierno.
La veía mover el culo sobre mí y no caía en que estaba ahí con ella.
Podría ser un sueño tranquilamente.
SAB: Johnny…- Dijo con voz forzada y las dos manos sobre mi pecho.
YO: ¿Qué bombón? Aaahh…
SAB: Te voy a extrañar… Aaaa…- Dijo dulcemente.
Me pegó como un rayo.
De solo pensar que en un par de horas se iba a volver a ir…
La agarré de la cara y la traje hacia mí.
Nuestros rostros quedaron pegados el uno al otro, mirándonos. Permanecimos unos segundos así.
El tiempo parecía no transcurrir.
YO: ¿Sabes lo que te voy a extrañar yo?.- Le dije con mucha seguridad, lo que provocó que ella se lamentara en un gesto.
Ambos estábamos conmovidos, pero noté que sus ojos se habían puesto vidriosos.
Tanto que a los costados del rostro, se le formaron dos pequeños ríos de lágrimas que la recorrieron.
Se me hizo un nudo en la garganta. Verla triste me partía en dos. Más allá de que a mi también me daba mucha tristeza.
Pero no quise que se sintiera peor teniendo que ocultar ese sentimiento que la abrumaba.
Me levanté hacia adelante y la tomé de una mejilla. Acto seguido, le partí la boca. No me importó que se me pudiera abrir el corte que tenía en el labio.
Sabrina se prendió a mí como si quedaran pocos segundos conmigo allí. Y no era descabellado pensar que así fuera.
Hicimos el amor sin parar hasta las 3 am, cuando quedamos exhaustos. Parecíamos dos adolescentes que recién se ponen de novios. Desmedidos…
Al final, quedó tendida sobre mí, con la respiración súper acelerada y sin fuerzas.
Yo también estaba muerto, pero fuera como fuera no iba a desperdiciar ni un solo segundo.
Me gustó mucho cómo me abrazó, prácticamente quedó sujeta a mí.
Su perfume ya era parte mío y todo lo que respiraba, era ella.
La acaricié mientras sus gomas se aplastaban contra mi pecho.
El cansancio me dominaba, quería vencerme. Yo no iba a permitir que lo hiciera. Sobre todo porque seguía dentro de ella.
Sabrina en ningún momento se movió para que le saque toda la verga acabada, por lo que me era imposible que se me baje.
Reconozco que sentía un poco de dolor, a causa de la tremenda fricción a la que la había sometido durante todo el día. Pero no me importaba.
Solo pensaba en devorarla hasta que el tiempo reclamara su posición. Porque al fin y al cabo, al único que no se vence es a él.
Existen diferentes métodos para intentar “darle pelea” al tiempo. Diferentes conceptos se pueden asociar como “organización”, “planificación” o “descartar lo innecesario”, todos ellos tendientes a mejorar el aprovechamiento del transcurso del tiempo. A hacerlo más efectivo o productivo.
Yo creo que la mejor opción es hacer valer los momentos de calidad que uno puede tener. Es lo que te hace más feliz a fin de cuentas y lo que permanece en la memoria.
Un solo defecto tiene esta alternativa y es que cuando uno disfruta tanto de esas cualidades únicas de las circunstancias, el reloj avanza mucho más rápido.
SPOILER
SPOILER
Hoy es el gran día...
CAPÍTULO XVII
Cuando comencé a estar con Mara, siempre creí que nunca otra mujer me iba a generar lo mismo que ella. Jamás.
Todas las cosas que una chica puede provocar en un hombre, ella me las había provocado a mí.
Y así fue por mucho tiempo. Estaba loco por ella. Y juro que nunca miré a otra mujer de la misma forma.
Claro que me seguían gustando, obvio. Pero lo que Mara me generaba, sabía que ninguna otra era capaz de hacerlo.
Pero eso en un momento cambió.
Sin que mis sentimientos hacia Mara cambiaran en lo más mínimo, llegó Sabrina.
En un principio, solo me parecía atractiva, linda.
Después, canchera, copada.
Y luego, un bombón infernal.
Reconozco que mi completa atención, aún le pertenecía a mi novia. Sentía que era el amor de mi vida.
Posteriormente, empezamos a experimentar lo prohibido, lo promiscuo y mi juicio se fue nublando.
Eso que me embobaba de ella, se fue tapando a causa de lo que ambos hacíamos. Había muchas cosas en mi cabeza en ese momento. También, me sentía súper excitado todo el día. Y como eramos una pareja, que se conocía de punta a punta, creímos que atravesar ese momento sin inhibiciones, ya era parte de nuestros deseos más íntimos, de nuestra esencia. ¿Y qué mejor que satisfacerlos?
En ningún momento, ni ella ni yo, supimos entender las consecuencias de nuestros actos.
Nada nos podía separar. Además, ambos disfrutamos de ver al otro derrapar.
Sí. Nos calentó mucho.
Pero en un momento, comencé a tomar dimensión de lo que realizamos.
Quise parar.
Mara no. Ella aún no encontraba su límite.
Y si bien a mí me elevaba a las nubes verla hacer ese tipo de cosas salvajes, en un momento, mi cabeza dijo “hasta acá”.
No sé si por miedo o falta de valor o por querer que ella no se quedara con ganas de nada o, incluso, hasta de perderla, permití que la situación se nos fuera de las manos.
Me hizo mal. Lo admito.
Supe que nos habíamos ido al carajo.
Me quería morir.
Nunca me sentí tan mal como en esa época.
Y en ese instante, Sabrina entró en mi cabeza.
Fue como algo que me vino justo en el momento en que lo necesitaba. De no haber sido por ella, las cosas se hubieran dado de otra manera. Sin dudarlo.
Comenzó a gustarme mucho más y se fue ganando un espacio en mi vida.
Mientras Mara exploraba su lado más degenerado y sin inhibiciones, ella estaba ahí para mí, generando todo tipo de emociones y haciendo que no pensara demasiado en la locura que estábamos cometiendo.
Se convirtió en alguien muy especial para mí. Independientemente de lo que sentía por Mara.
Y ahora, allá estábamos.
Ella, en su cama, desnuda y cubierta por la fina tela de la sábana.
Me esperaba nuevamente.
Los dos queríamos sacar de adentro todo lo que sentíamos.
Caminé hacia la cama.
Sabrina me observaba con rostro de depredadora serial. Carnívora.
Ella levantó la manta, dejándome ver su cuerpo divino y libre, debajo.
Tiré la toalla al piso y me metí con ella.
Me recibió con sus brazos, sonriendome en la boca al darme un beso.
“Ummm” se oyó en la habitación cuando chocaron otra vez nuestras caras.
Quería empalagarme de ella.
Acaricié la piel de su espalda y cintura como un demente.
Una suavidad infinita…
Ella con su mano izquierda, también me mimaba por todos lados. Casi que estaba sobre mí.
La punta de sus tiesos pezones, me rozaban el pecho cuando se movía.
Mi verga, bien dura, apuntaba hacia arriba firmemente.
Casi muero cuando la tomó sin aviso con su mano.
La apretó ligeramente, provocando que un poco de líquido preseminal, emergiera de mí.
Me dio un beso tan caliente, que terminó en mordida.
Sí. Muy cachondo. Con sus dientes, apretó mi labio inferior y me observó como loba.
Adoraba esta parte desenfrenada de Sabrina. En la intimidad, afloraba como un volcán en actividad.
La miré estupidizado, completamente perdido. Ella subía y bajaba la piel de mi miembro, bombeando toda la sangre de mi cuerpo.
Me sonrió sin dejar de morderme.
Conocía esa sonrisa, pícara. Algo tenía planeado hacer.
Yo la tomé de una teta. Me tentó muchísimo ver como se le mecían. Su piel blanca y pecosa, fue demasiado como para mantenerme a raya.
Efectuó una mueca de placer y me soltó el labio.
Me reí con satisfacción.
YO: ¿Qué vas a hacer?.- Le dije envuelto en su juego.
Siguió observandome de forma pervertida y comenzó a irse hacia atrás.
Uf…
Si era lo que yo pensaba, me moría ahí mismo.
Con la mano que me tenía agarrado de la verga, me bajó fuertemente la piel hasta la base, sosteniendo firmemente.
Gemí zarpado.
Mi piel quedó terriblemente tensa por la fuerza que aplicaba en dirección hacia abajo.
Lentamente se colocó sobre mi pubis.
La forma en que mordía sus labios me hacía delirar.
SAB: ¡Ahora me toca a mí!.- Exclamó en un gesto cómplice.
Y de forma muy caliente, fue bajando su cabeza.
Gocé antes de que me toque. Con una mirada asesina, se metió mi pija en la boca.
Dios…
La manera en que lo hizo… En cómo abrió la boca, envolviendo todo mi tronco entre sus labios…
YO: Aaaaa…- Expresé ebrio de placer.
Me tenía estirada la piel tanto, que cada bocanada, me hacía sentir una sensibilidad espectacular.
Me retorcía.
Sabrina lo hacía lento, pero fuerte.
Aplicaba unos movimientos de arriba a abajo, mirando mi verga y mirándome a mí. Y así, sucesivamente.
YO: Aaaahh… Noo.. Ooohhh.-
Ella, al verme como me doblaba, sonreía.
Me salió tomarla de una mejilla. Su hermoso pelo colorado, cayó sobre mi mano.
La acaricié con mucho amor mientras me peteaba terriblemente.
Que divina se veía haciéndolo…
No me entraba en la cabeza que una mujer como ella estuviera conmigo… Y en mi entrepierna…
Ninguno de los dos quería privarse de esto una última vez.
“Mmmm… oommm… mmchhjk” se oía por toda la habitación.
Me estaba dando una mamada muy placentera.
Permanecí casi sentado, sujetando su rostro mientras cabeceaba en mi pubis.
Me hizo gemir pero terriblemente.
Hacía bastante que no lo hacía de esa manera.
“Aaa… Ooohh… Aaaww…”.
Como se movía…
Siempre me gustó como me lo hacía. El calorcito de su boca… Era muy especial para mí.
En un momento paró y me dio un beso en la mano. “Chuiik”. Y continuó deslizando sus labios sobre la piel de mi verga.
Qué insano…
Cada parte de mi cuerpo, cada célula de mi sistema, estaba convulsionada.
La hermosa de Sabrina… Esa perra infernal que se había ganado toda mi atención, estaba entre mis piernas, devorando mi verga como si no hubiera un mañana.
“Mmmm… Oommmm…” repetía sin parar mientras me besaba toda la pija. No había un espacio que dejara sin lamer.
Uf…
¿Cómo seguir después de esto?
Me sorprendió la manera en la que estaba prendida a mi tronco.
Rostro de perdición, de deseo, tenía.
Yo había esperado tanto para estar con ella… Y ahora, nuevamente estaba conmigo, en su cama y dando un sexo oral de una forma sin precedentes.
Era claro que yo no era el único que extrañaba…
Se tomaba su tiempo. La lamía con mucho amor y yo estaba delirando.
“Mmm… mmmoo… aahh….” se escuchaba permanentemente.
Una chupada de pija bien de video porno. Aunque claro, era mucho más que eso para mí.
YO: ¿Sabes cómo extrañé esto? Ohhh…
SAB: Mmm… haaa… Yo también lo extrañé…- Exclamó con voz de relax.
Me estaba doblando todo. Sin dudas que sí.
YO: Oohh… Me matas… Diosss ahh…- Casi que grité del placer divino que me hizo sentir.
Encima lo empezó a hacer más lento. ¡Y con la lengua!
Uuff…
Debo decir que estaba muy sorprendido de esa actitud. Como si se hubiera liberado de las cadenas que la contenían y, ahora, no hubiera nada que la detuviera.
Era hermoso tenerla así…
Qué mujer que me hacía volar.
Cerraba sus ojos y deslizaba su lengua lentamente por toda la cabeza y el glande. Suspiraba en cada movimiento.
El azul profundo de sus ojos me atravesaba de lado a lado en cada mirada. No era solo sexo. Claro que no. Había más.
No sé cómo explicarlo. No había olvidado el pasado, pero estar con Sabrina me hacía sentir pleno, bien.
Nos entendíamos muy bien, como si nos conociéramos desde siempre.
Y ahora la tenía en la zona baja de mi cuerpo… Me lo hacía con un amor tremendo.
Porque así era. Ella me quería.
El rubor que le cubría la piel, así lo confirmaba.
¿Cuántas veces en su vida se habrá puesto nerviosa con alguien? ¿Una mujer como ella? Con tanto carácter, con tanta soltura… Pocas veces, probablemente. Pero conmigo era distinto. Yo sentía que en algún aspecto, la hacía vulnerable.
No daba más…
Estaba prendida a mi verga como si fuera la última vez que la sostendría en sus manos. Lo que probablemente era cierto, al fin y al cabo.
Sabrina sabía que era muy factible que no volviera a verme, ni a Mara. Mejor, ni pensar…
Yo estaba ido ante los tremendos besos que me propinaba. La manera sutil con la que me tocaba con sus labios.
Qu{e hermosa…
En un momento, me miró fijo mientras bajaba sus labios por la piel de mi tronco.
Le sonreí como un estúpido.
SAB: Te quiero…- Exclamó muy tierna. No me la esperaba.
Gemí muy fuerte…
Me mató de amor….
YO: Oohh… Yo también, hermosa… Aaa…
Una mueca se le dibujó en el rostro y continuó succionando cada centímetro de uretra que podía.
Se me había puesto bastante colorada por la fricción.
Dios… Esa lengua. Me estaba asesinando.
Para colmo, la oía suspirar.
“Mmmmm…” hacía y subía y bajaba su boca rápidamente y con los ojos cerrados.
Ese rostro de ensueño... El cabello colorado…
Como no enamorarse de ella.
Lo que más me hacía temblar las piernas, era el trato tan amoroso que tenía conmigo.
Como lo tenía Mara…
Es increíble que diga su nombre justo en un momento así.
Pero eso me generaba.
Quería agarrarla, besarla toda y no soltarla más.
SAB: ¿Te gusta, John? omm mm mm…
YO: Ohh… No te das una idea…
SAB: Te extrañé mucho… Leamm…
Que no siguiera hablándome así.
Me agarré la cabeza. Fue un reflejo.
Mil cosas se me pasaban por la mente. Fueron unos segundos que me perdí entre el placer que estaba recibiendo y los últimos meses que pasaron como flashes de película.
Quedé completamente acostado.
Sabrina me soltó la verga y se acercó a mí.
SAB: ¿Todo bien, gor?
Si bien mi pija seguía firme y latiendo, algo percibió.
YO: Sí, sí… ¡Vení!.- Le dije con una sonrisa y la tomé suavemente del rostro.
Le metí un beso de aquellos y ella puso sus piernas a ambos lados.
SAB: Haa… Mmm…- Gemía mientras se acomodaba otra vez para meterse una vez más mi miembro dentro.
Enseguida la abracé por detrás.
El momento en que sentó me hizo gritar zarpado.
YO: Aaaaajjhhh…
SAB: Aaawwww…- Gimió al mismo tiempo.
Me dolía un poco dentro de su deliciosa conchita. Muy pero muy dura la tenía.
Los movimientos de su boca evidenciaban que a ella también la estaba matando lo que pasaba.
Qué rico como saltaba…
El sonido a cachetazos y besos eran terribles.
“Plaf, plaf, plaf” “ommm… chuaik.. chuuk.. mmppch…”
Así como estaba, la dí vuelta.
Sabrina suspiró fuerte.
Ahora yo estaba de arriba y ella cruzaba sus gambas en el aire por detrás mío.
Yo veía en alta definición, como toda mi carne ingresaba en su delicada y rosa vagina.
Apretada y coloradísima…
Ya ninguno de los dos podía contener los gemidos.
“Oooh… Aaaa… Aiioo... oouu…” se escuchaba en la habitación.
SAB: Si te hubiera conocido antes…. Aaaii.- Gritó cerrando los ojos con fuerza.
Me explotó la cabeza.
Comencé a retorcerme apenas la oí.
Pero continué cogiéndola.
SAB: Ooo… oo… Aaaaa…- Empezó a gritar.
YO: Sabri… Aaa…
SAB: No pares, no pares… Aaaa…. aaa…- Exclamó clavando sus uñas en mi espalda.
Me vino como el mejor.
No lo pude evitar.
Sentí como descargaba todo dentro de ella.
Me agarró del pelo y me besó fuertemente en la boca. Tanto que me clavó los dientes en los labios mientras gemía como una diosa.
SAB: Mmmmmm… Aaaaaaaaa…- Expresó en un grito interminable.
Qué hermosa se veía…
Toda transpirada y ruborizada, acabando…
Me apretó la verga con sus movimientos, debido a la sensibilidad que sintió.
Nuestras respiraciones estaban aceleradísimas.
Yo ahora la cogía super lento. Podía percibir como mi esperma comenzaba a salir de a poco del interior de su conchita.
Sabrina no dejaba de gemir, bajito. Y no me soltaba.
Qué sabroso había estado…
Sus tetas, pegadas a mí, estaban bañadas en sudor. Me encantó. No podía dejar de mirar ese mar de pecas que poseía en su busto.
Indescriptible…
Luego de unos instantes, me desprendí de su boca.
Ella pareció entrar en un manantial de relax, total.
Al moverme un poco, noté que ella tenía sangre en los labios.
YO: ¡Uhh! ¿Te lastimé, hermosa?.- Le dije, exhausto.
Ella se pasó la mano por la boca, pero no tenía nada.
Abrió los ojos y me miró.
Creo que noté como sus pupilas se dilataron.
SAB: Uhh… No ¡Yo te lastimé a vos!
Más gotas de sangre aparecieron y cayeron en la cama.
Me toqué con la mano y me sorprendí al ver que era bastante.
Tenía el labio cortado.
¿Otra vez?
Pensé en…
SAB: ¡Perdoname! Soy un animal…
YO: Jaja No pasa nada, bombón…- Le contesté intentando concentrarme en ella.
SAB: Siempre te lastimo, soy una boluda…- Se lamentaba.
Le sonreí y la acaricié en la mejilla.
Aún tenía la verga dentro de ella.
Ella tomó mi mano y me hizo un mimo.
YO: Me voy a limpiar antes de que te arruine la cama jeje
SAB: Yo te ayudo, espero no haberte cortado tanto.- Expresó con preocupación.
Cuidadosamente se la saqué de adentro.
No pudo evitar gemir un poquito cuando lo hice.
Tenía semen emergiendo y cayendo sobre la piel de su vulva y piernas.
Me levanté de la cama y ya tenía un hilo de sangre en el pecho. Increíble, ja.
Así como estábamos, fuimos para el baño.
Ella se quedó parada al lado mío.
Me enjuagué un poco.
Al mirarme en el espejo, me di cuenta de que era un bruto corte el que tenía a un extremo del labio.
SAB: ¡Me quiero morir, mirá como te corté!.- Me dijo algo molesta consigo misma.
YO: Jaja quizá te suene raro, pero me gustó como me mordiste.- Le respondí agarrando un poco de papel higiénico para hacer presión en la herida.
SAB: Me cebé demasiado…- Se agarraba la cabeza, algo tentada.
YO: ¿Te dije alguna vez lo hermosa que sos?
SAB: Jajaja, ¡qué pibe!
Ambos nos reímos en complicidad.
Me terminé de limpiar y le dejé el baño a ella.
Tuve que permanecer un rato más con el papel en la boca. Si no se me cerraba, me iba a tener que poner un poco de pegamento.
Volví a su habitación y me puse el bóxer.
Agarré el teléfono. Me vino a la cabeza la infinidad de veces que había hecho esa maniobra esperando un mensaje de Mara.
Fue como un flash.
Aunque claro, ahora solo había mensajes en los grupos de mis amigos.
Me recosté un momento y cerré los ojos. Comencé a respirar como si estuviera fusilado.
Sentía en la parte baja como si hubiera tenido acción como nunca.
Y la suavidad de la sábana y de la cama, me hicieron casi quedarme dormido a los pocos minutos.
Llegué a percibir cuando Sabrina volvió y se acostó también, pero estaba tan relajado que ni me moví.
Ella se metió bajo la sábana y se acurrucó sobre mí. Hasta oí su respiración en mi piel.
No se había puesto ropa. O al menos eso parecía. Cuando llegó, apoyó sus tetas en mi cuerpo.
Palmé.
La última vez que dormí con ella, había sido en la casa de Fernanda. Siempre estuve a gusto cada vez que lo hice.
La verdad no tenía idea de cuánto había pasado. Pero al rato, abrí los ojos.
La habitación se encontraba a oscuras.
Sabrina seguía durmiendo abrazada a mí, con una mano cruzada y apoyada sobre mi hombro.
Lo primero que me salió hacer, de forma involuntaria, fue darle un beso en la frente. Quizá, de costumbre…
“Mmmjjm” me hizo dormida.
Era una muy linda sensación la de estar de esa manera.
Tenía un olor muy rico en el pelo. Siempre me había vuelto loco eso. No sé por qué.
Me quedé un rato así. Miraba el techo y la acariciaba.
En mi interior, sabía que era mi última noche con ella. Y estoy seguro de que ambos la necesitábamos.
Sabrina se había ganado un lugar en mi vida como pocas personas lo habían hecho. Iba a ser doloroso que no estuviera más.
Pero la realidad era que no quería pensar en eso. Lógicamente para ella también iba a ser feo.
Lo que sí sentí a pesar de esa circunstancia, es que había algo dentro de mí que parecía querer salir.
Ya no sentía ese apretón en el pecho y la garganta.
¿Qué significaba eso?
No lo sabía. Pero en lo único que pensaba era en disfrutar como nunca esos últimos ratos con ella…
En un momento, Sabrina también despertó.
Abrió los ojos sonriendo y me besó en la boca, despacito.
“Mmchuiik”.
SAB: Mmm me re dormí… ¿Qué hora es?.- Dijo con la voz de alguien que recién se despierta.
YO: Ni idea jaja
SAB: ¿Todavía tenes sentís el brazo? jeje.- Exclamó por el hecho de que se había dormido sobre parte de él.
YO: Supongo que sí… Cuando lo empiece a sentir te digo jaja… Na, joda…
SAB: Exagerado…- Se rió casi bostezando.
Hizo un poco de fuerza para levantarse.
Sus gomas se mecieron delante de mí de una forma muy exquisita.
Ufff…
Estaba en tanga y tetas.
No me voy a cansar de decirlo. ¡Qué pedazo de minón!
Se levantó de la cama y agarró una remera blanca con botones, tipo pijama. La misma le terminaba en la cola y la hacía lucir muy sexi.
SAB: Las doce de la noche…
YO: Ups… jaja
Me toqué el labio con la lengua y lo tenía un poco hinchado, pero ya sentía la cascarita.
SAB: ¿Pedimos algo rápido?
YO: Dale…- Lo bueno es que no me había echado, je.
Qué bombón se veía acomodándose el pelo, así en bombacha.
La miraba con admiración desde la cama.
Abrió el armario y sacó un short para mí.
YO: Entonces había…- Le comenté entre risas.
SAB: Jeje… No te vas a poner el pantalón de vestir…
Por dentro pensaba ¿Qué hago ahora?
Por primera vez en mucho tiempo, me sentía sin saber qué hacer.
Yo quería quedarme con ella todo el tiempo posible pero no sé si Sabrina lo querría igual.
Aunque bueno, hasta ese momento me había hecho sentir lo a gusto que estaba conmigo. Y por lo pronto, ella quería cenar.
Pedimos una pizza. Simple y rápido.
También me dio una remera para que me pusiera. Yo la jodí con que me estaba vistiendo y que debía dejar ropa allí.
Ella se reía.
Me di cuenta de que Sabrina disfrutaba cada momento que pasaramos. No era solo cuando estábamos haciendo el amor.
Disfrutaba de una conversación, de un momento de risas. Hasta de estar pegados sin decir nada.
De una forma u otra, éramos compatibles.
Aún resonaba en mi cabeza esa frase que me dijo horas atrás.
Me pregunto yo también qué hubiera ocurrido…
La comida llegó y el tema central de discusión también. Era imposible que no se mencionara.
Y ya que el momento se prestaba, también quise sacarme una duda que mantuve bastante tiempo.
Se lo pregunté.
YO: ¿Mara nunca te dijo nada cuando estábamos juntos en lo de Fernanda?
Quería saber sobre eso.
No me parecía posible que mi novia me entregara así como así a otra chica. Por más caliente que estuviera.
Sabrina me miró.
SAB: Yo quería hablar de otra cosa… Así no vale jaja
YO: Todo es parte de todo… Además, ya te aclaré que no voy a estar con Mara solo porque me lo pidas…
SAB: Tampoco es eso lo que te pedí…
YO: Se entiende…
Se mordió riendo como diciendo “¡Qué hambre que tenes!”.
YO: No me contestaste…
SAB: Ella me dijo que podía hacer lo quisiera con vos… ¿Contento?.- Exclamó como queriendo no ahondar demasiado en la cuestión.
YO: ¿Así como así?
SAB: Sí, yo creo que fue un momento particular que pasó… Me dijo que le calentaba mucho pensar que estabas conmigo…
Por dentro pensaba “Claro, así ella también podía hacer lo que se le cantara”.
Mi cara habrá sido tan evidente que enseguida prosiguió:
SAB: Ya sé lo que vas a decir y no, no es así…
YO: ¿Qué iba a decir? jaja
SAB: Lo de Mara con Franco…
YO: ¿Qué?
SAB: Se trató de un momento… No de una persona.
YO: Yo la ví…- Dije tomando gaseosa.
SAB: ¿Vos de verdad crees que ella puede o pudo sentir algo por él? ¿Posta lo crees?
YO: Solo la había visto así de desatada conmigo… Lo que hizo con él…
SAB: Sexo, punto…
La miré.
No me gustó esa respuesta tan fácil de decir.
YO: ¿Entonces para vos también fue un momento y no una persona, conmigo?
Hizo gesto de “¿de verdad me preguntas eso?”.
Bajé la mirada.
SAB: No, con vos no… Es distinto…
Menos mal, pensé, je.
SAB: No seas boludo… Pero en su caso, sí, era totalmente diferente. Ella me contaba cómo se sentía, incluso antes de que cogiera con él. Era un momento que necesitaba pasar y creo que vos también…
YO: Si no hubiera estado vos… No creo que la hubiera acompañado.
SAB: Ya sé que soy partícipe necesaria de todo…
YO: No lo decía por eso, boba, jaja.- Le contesté cariñosamente.
SAB: No, pero hablando en serio, ni Franco, ni Brian, ni nadie significan algo para ella. Yo sé lo que te digo.
YO: ¿Y vos?
SAB: Mi relación con Mar, quizá no era tanto de amistad. No sé como explicarte. Había una cierta atracción entre ambas, como una tensión… sexual, inquietante. ¿Me entendes?
YO: Creo que sí… Pero eso no quiere decir que no se quieran como amigas.
SAB: No, obvio que no. Pero a lo que me refiero es que fue una relación más física que otra cosa. Si bien compartimos cosas, yo no era para ella lo que Fernanda o mi prima son...
YO: Entiendo tu punto…
SAB: Yo la quiero mucho, ella lo sabe, pero no creo que me extrañe demasiado…
YO: No digas eso… Sí que te debe extrañar.
SAB: Ella me confió muchas cosas, pero la principal motivación de nuestra relación, siempre fue sexual, es la realidad… Desde el primer día. Mara descubrió cosas sobre ella misma, los límites que jamás pensó que iba a pasar. Y bueno, yo también jeje
YO: Es cierto…
SAB: Y bueno, después viniste vos… No fue planeado, pasó y ya está.
YO: Yo pienso lo mismo… Y es verdad lo que te dije antes. Lo que siento por vos es independiente…
Me sonrió tiernamente.
Era una conversación necesaria. Y la estábamos teniendo de muy buena manera.
SAB: Todo lo que yo te dije es verdad, también… Pero en el fondo sabes cómo tienen que ser las cosas.
Sí, lo sabía.
Quizá no era correcto.
Pero también entendíamos que ninguno de los dos tenía la culpa de lo que había pasado entre nosotros.
Todos jugamos un juego peligroso y lo sabíamos desde el principio. Estas eran las consecuencias, las repercusiones. Todo en la vida tiene un precio.
Ahora lo estábamos pagando.
Y asimismo, ninguno de los dos quería que esa noche terminara. Quizá así debía ser. Parecía escrito de esa manera.
De todas formas, me reconfortó el hecho de que Sabrina fuera tan cariñosa y dulce conmigo.
Por supuesto que la charla mutó y, en un momento, ya hablábamos de otras cosas.
De hecho, me contó como un actor famoso y reconocido de cine argentino, cliente del estudio donde una vez trabajó, se cansó de tirarle los perros.
YO: ¿Me estás jodiendo?
SAB: Jaja ¡No!
YO: No te puedo creer…
SAB: Tengo levante ¿viste? jajaja
Por supuesto que lo tenía. Era toda una femme fatale.
YO: ¿Y posta no quisiste?
SAB: ¡No! No quería ser la trolita de… Además, casi que podría ser mi padre…
YO: Qué sé yo… Muchas querrían tener la experiencia de estar con alguien famoso…
SAB: ¡Bueno, yo no! jaja… Encima estaba en pareja él en ese momento, un desubicado…
A cada instante la admiraba más.
Otra en su lugar, quizá, se lo hubiera re garchado.
YO: Mirá vos lo que me vengo a enterar…
SAB: Además, ya había hecho lo mismo con otras chicas de la oficina… Cualquiera jaja
YO: ¿Y qué onda?
SAB: Nosep… Yo no le pasé cabida
YO: La verdad que me daba otra imagen el tipo ese… Nada que ver era jaja
SAB: Yo estaba estudiando aún… Fue en la época que estuvo en Relatos Salvajes…
YO: Claro, eras una nena…- Le dije en tono pícaro.
SAB: ¿Qué te pasa, querido? jajaja.- Se reía.
YO: Ya sos hermosa sin hacer nada… Imaginate riéndote así…-
Se sonrojó, mal.
SAB: Callate, tarado…- Exclamó mordiéndose los labios.
YO: Jaja ¡rojita!...
SAB: En fin… No tuvo chance jeje
YO: Me siento un privilegiado total…- Le dije mirándola con amor.
SAB: ¿Ah sí?.- Exclamó con rostro ratonero.
YO: Sí… Sin dudas…
SAB: ¿Entonces por qué no venís y haces valer tu derecho de preferencia?.- Expresó con una mirada tan provocativa como sensual.
Uff...
Me llegó hasta el fondo del alma.
Claro que la noche no había terminado aún.
No fui hasta ella, tomé la silla donde estaba sentada y la traje hacia mí.
Podía ver el deseo en sus ojos.
SAB: ¿Cómo estás de…?.- Expresó haciendo alusión a mi afección.
YO: Excelente…
SAB: De verdad te pregunto…
YO: No te miento…- Le contesté sonriendo y mirándola a los ojos y a la boca.
Se prendió a mi trompa ni bien finalicé de hablar.
Divina estaba. Me volvía loco que tuviera tantas ganas de mí.
Éramos dos actores presentándonos en nuestra última función e íbamos a sacarle el mayor disfrute que se pudiera…
A los cinco minutos nos encontramos nuevamente en su cama, completamente en bolas.
Yo, recostado, la besaba mientras ella chocaba su cuerpo contra el mío desde arriba.
Aún no la penetraba otra vez, pero mi verga erecta era aplastada contra mi pubis por su conchita.
Se había sentado en mí, reposando sus manos en mi pecho.
Yo tenía una vista espléndida de sus ricas y grandes tetas.
Apenas se movía sobre la piel de mi pija, subiendo y bajando, muy cachondamente con su vulva.
Me la refregaba de tal manera, que ya empezaba a lubricarse, con las gotas de esperma que me salían.
La mirada que ponía. No me sacaba la vista en cada movimiento que hacía.
La tomé de las gomas y comencé a chuparlas. No me pude contener.
SAB: Oooohhh… Haaa…- Hacía mientras me refregaba la vagina por sobre el tronco de la verga.
Qué diosa…
Le lamía las tetas como un loco. Podía ver como se las estaba dejando todas mojadas por mi baba. El caminito de pecas que tenía hasta el canal de sus pechos era sumamente devorable a besos.
YO: Me estás matando… Oohh…
SAB: ¿Sí? Mmm... Ojhh…
Le apreté fuerte una teta con la boca.
YO: Mmmaaa… See…
SAB: Lo vamos a hacer hasta que te quedes sin fuerzas… Aawww.- Gimió ni bien terminó la frase. Y no era para menos.
Estábamos haciendo algo único y al oír sus palabras, sentí como que una última cadena que sujetaba mi voluntad, explotó en mil pedazos por la fuerza de tensión.
Cerré los ojos y la abracé.
Sentí como si me sumergiera en una fuente de lujuria.
La tomé de la cintura y la levanté en el aire para penetrarla.
SAB: Oooouujjhh…- Hizo abriendo los ojos.
Paré mi verga y la apunté directo a sus labios vaginales. Con ambas manos sus caderas, la senté sobre mí.
YO: Ooooooohhh…- Se me escapó al igual que ella.
Me mató su grito a la par del mío.
Fue tan zarpado que permanecimos unos cuantos segundos gozando de esa hermosa penetrada.
Se inclinó hacia delante, dejando caer su delicado cabello rojizo sobre mi rostro. El perfume que emanaba era deliciosamente empalagante.
Parecía una diabla del infierno.
La veía mover el culo sobre mí y no caía en que estaba ahí con ella.
Podría ser un sueño tranquilamente.
SAB: Johnny…- Dijo con voz forzada y las dos manos sobre mi pecho.
YO: ¿Qué bombón? Aaahh…
SAB: Te voy a extrañar… Aaaa…- Dijo dulcemente.
Me pegó como un rayo.
De solo pensar que en un par de horas se iba a volver a ir…
La agarré de la cara y la traje hacia mí.
Nuestros rostros quedaron pegados el uno al otro, mirándonos. Permanecimos unos segundos así.
El tiempo parecía no transcurrir.
YO: ¿Sabes lo que te voy a extrañar yo?.- Le dije con mucha seguridad, lo que provocó que ella se lamentara en un gesto.
Ambos estábamos conmovidos, pero noté que sus ojos se habían puesto vidriosos.
Tanto que a los costados del rostro, se le formaron dos pequeños ríos de lágrimas que la recorrieron.
Se me hizo un nudo en la garganta. Verla triste me partía en dos. Más allá de que a mi también me daba mucha tristeza.
Pero no quise que se sintiera peor teniendo que ocultar ese sentimiento que la abrumaba.
Me levanté hacia adelante y la tomé de una mejilla. Acto seguido, le partí la boca. No me importó que se me pudiera abrir el corte que tenía en el labio.
Sabrina se prendió a mí como si quedaran pocos segundos conmigo allí. Y no era descabellado pensar que así fuera.
Hicimos el amor sin parar hasta las 3 am, cuando quedamos exhaustos. Parecíamos dos adolescentes que recién se ponen de novios. Desmedidos…
Al final, quedó tendida sobre mí, con la respiración súper acelerada y sin fuerzas.
Yo también estaba muerto, pero fuera como fuera no iba a desperdiciar ni un solo segundo.
Me gustó mucho cómo me abrazó, prácticamente quedó sujeta a mí.
Su perfume ya era parte mío y todo lo que respiraba, era ella.
La acaricié mientras sus gomas se aplastaban contra mi pecho.
El cansancio me dominaba, quería vencerme. Yo no iba a permitir que lo hiciera. Sobre todo porque seguía dentro de ella.
Sabrina en ningún momento se movió para que le saque toda la verga acabada, por lo que me era imposible que se me baje.
Reconozco que sentía un poco de dolor, a causa de la tremenda fricción a la que la había sometido durante todo el día. Pero no me importaba.
Solo pensaba en devorarla hasta que el tiempo reclamara su posición. Porque al fin y al cabo, al único que no se vence es a él.
Existen diferentes métodos para intentar “darle pelea” al tiempo. Diferentes conceptos se pueden asociar como “organización”, “planificación” o “descartar lo innecesario”, todos ellos tendientes a mejorar el aprovechamiento del transcurso del tiempo. A hacerlo más efectivo o productivo.
Yo creo que la mejor opción es hacer valer los momentos de calidad que uno puede tener. Es lo que te hace más feliz a fin de cuentas y lo que permanece en la memoria.
Un solo defecto tiene esta alternativa y es que cuando uno disfruta tanto de esas cualidades únicas de las circunstancias, el reloj avanza mucho más rápido.
20 comentarios - Capítulo 17 Mi prima, Mara 3
Es hoy!
Un solo defecto tiene esta alternativa y es que cuando uno disfruta tanto de esas cualidades únicas de las circunstancias, el reloj avanza mucho más rápido.
este parrafo es perfecto,gracias, no veo la hora del desenlace
Un solo defecto tiene esta alternativa y es que cuando uno disfruta tanto de esas cualidades únicas de las circunstancias, el reloj avanza mucho más rápido.
este parrafo es perfecto,gracias, no veo la hora del desenlace
vamos por ese libro!!
En la vida real o en la vida cotidiana de la actualidad ese caso ya estaría cerrado con una separación definitiva y cada cual por su lado.
Cada que subías un relato argentina ganabaaaaaa!!!!
⭐⭐⭐
en la próxima manifestación vamos a armar una cartulina jeje
No se porque algo dentro de mi me dice que como ya respondí en el comentario con las fotos del pana ariel. A Mara ya le dejaron el otro así de floreado (roto) y si no,muy pronto se lo va a dejar así... Espero equivocarme, pero algo me dice que eso va a pasar, y lo peor es que Jonás se va a enterar por alguna foto que le muestre algún conocido sin el estar preguntando ni nada.
O sin querer y sin estar buscando va a ver a Mara junto a Franco entrando a algún hotel o a la casa de Franco cuando el pasa por alguna calle en su carro... Algo que termine de derrumbar psicologicamente a Jonás al punto que también decida ir a un Psicólogo y corte contacto totalmente con Mara durante unos meses y ahí si haya algún reencuentro después de haber superado los 2 sus traumas.
Jajajaja se que me fuí leeeeejos, pero siento que por ahí va la historia, aunque hiphop siempre nos dala vuelta por donde menos lo esperamos...