SPOILER
SPOILER
SPOILER
CAPÍTULO XVI
Es una mierda despedirse de alguien. Peor aún, cuando ninguno de los dos quiere hacerlo.
Es doloroso.
Yo traté de no ponerme mal. O sea, lo estaba. Pero intenté no quebrarme delante de ella.
Estiré la mano para abrir la puerta de la oficina.
SAB: ¡Pará!.- Exclamó de repente.
La miré.
SAB: ¡Vení!.- Me dijo de forma angustiosa, para luego darme otro abrazo.
Dios…
Solo me abrazó y suspiré con toda.
Permaneció callada, apoyada sobre mi pecho con sus brazos en mis hombros.
Ahí sí se me hizo muy complejo que los ojos no se me volvieran vidriosos…
Sabrina respiraba compungiendose. Me estaba matando.
La mimé un rato, en silencio.
Si alguna vez tuve dudas sobre sus sentimientos hacia mí, ya no quedaba rastro de ningún tipo.
Me acarició con sus manos en la espalda.
Al notar que mis latidos del corazón se incrementaron alevosamente, me apretó con fuerza.
Me costó un poco, pero pude hilvanar unas palabras.
YO: ¡Dale, pasemos lo que queda del día juntos!.- No me digas que no…
Tragó saliva.
Pero por primera vez, no contestó enseguida. Miró para el costado. Estaba buscando convencerse.
YO: Es nuestro último día juntos… ¿Qué tiene de malo? Nos vamos por ahí un rato…
SAB: No sé…- Expresó indecisa. Lo quería.
YO: Compramos algo para comer, cenamos… Vamos a algún lugar. Te prometo que después de eso ya no te vuelvo a molestar otra vez…
SAB: Me encantaría, pero…
YO: Nada… Hacemos algo juntos y después viajas sin arrepentirte de no haber hecho lo que sentías.
Abrazada a mí, mirándome fijamente, lucía su bello y blanco rostro.
El blanco de sus ojos, se iba poblando de venitas rojas, producto de la angustia que sentía. De no saber qué hacer.
Pero su deseo era tan fuerte como el mío.
SAB: ¿Y qué queres hacer?
YO: Lo que sea… Mientras pasemos el día juntos…
Con un gesto de “sí” moviendo el rostro, aceptó la propuesta.
Casi de inmediato la agarré de la cara y le estampé unos cuantos besos.
Un entusiasmo me agarró…
Si tenía que cerrar una etapa con ella, debía ser de la mejor forma y compartiendo lo más posible.
No podía creer que había aceptado.
Me apoyó contra la pared y me mordió la boca de lo fuerte que me besuqueó.
Me encantó esa intensidad.
SAB: Pero después de esto… Haces lo que me prometiste… mmuak mmmm…- Exclamó con seguridad.
YO: Te doy mi palabra… Aamm…-
Estaba decidido. Lo íbamos a hacer.
Sonreía en mi boca.
Definitivamente estaba contenta.
SAB: Estoy con el auto, pero podríamos pasar a comprar algo para merendar. ¡Tengo un hambre, hoy no almorcé! Jaja
YO: Jaja sí, dale… Además yo nunca ví el café que me ofreciste…
SAB: Jajaja mal…- La cara le brillaba nuevamente.
YO: Esa sonrisa…- Le dije agarrándola de los cachetes.
SAB: Jajaja.- Seguía dibujando su rostro con muecas de alegría.
Nadie podía decir que Sabrina y yo no teníamos piel.
Nos entendíamos perfectamente el uno con el otro.
Tomó su chaqueta de cuero negra y apagamos todo.
Agarré el sobre de mi trabajo que había quedado tirado.
¡Cierto!
Se suponía que estaba en horario de trabajo…
Ni quise mirar el teléfono. De seguro tenía todas las puteadas habidas y por haber de mi jefe.
Pero me chupaba todo un huevo. Sinceramente…
SAB: Acá abajo venden unos tostados riquísimos ¿Te va?.- Dijo mientras caminábamos a la puerta.
YO: ¡Dale!.- Le dije riéndome por la cantidad de llamadas perdidas que tenía.
SAB: ¿Qué pasó?
YO: No nada jaja… Se suponía que estaba en horario de trabajo…
SAB: Uuhh jaja
YO: Ya fue… Le digo que se me cayó el celu y tuve que volver a buscarlo…
SAB: ¡Te pasas!.- Expresó entre risas.
Se acercó y me dio un pico antes de salir de la oficina.
Me volvía loco que pudiera dejar de hacerlo.
Caminamos juntos hasta el ascensor. Era la primera vez que íbamos a “salir” solos.
SAB: En mi casa no hay nadie… Si queres.- Me exclamó con algo de vergüenza.
Cualquier lugar me iba bien, con tal de estar con ella.
Le asentí con el rostro.
De la oficina de enfrente al ascensor, salió una chica, también como para irse.
SAB: ¡Que haces, Lau!.- Le dijo
LAU: ¡Sabri!...- Le contestó ella y luego me saludó con un “hola”.
La cara con la que miró a Sabrina me llamó mucho la atención.
Me pregunté si vió o escuchó algo…
Qué loco…
Se abrió la puerta y entramos los tres.
Sabrina me miraba y se reía tentada, sin decir nada.
Amé ese momento de complicidad.
La chica estaba parada delante nuestro.
Mientras bajábamos, Sabrina me acarició en la mano, suavemente con sus dedos.
Me mató de ternura ese gesto. Tanto que se la agarré.
Pensé que se iba a soltar, pero contra todo pronóstico, no lo hizo.
De esa forma, salimos de la mano caminando del edificio.
Fue, no sé, reconfortante. Daba la sensación de que al menos por ese día, éramos algo.
Nos dirigimos directo al local de comidas que estaba cerca.
El viento de la tarde, casi noche, nos pegaba en la cara.
La libertad que sentí en ese momento, fue única. Como si no tuviera más preocupaciones en mente.
Ella se agarró a mi brazo izquierdo mientras hacíamos la fila en la puerta.
Esa clase de gesto cariñoso me podía bastante...
Qué lindo momento...
Iba a tener que dejar el auto en el estacionamiento. No nos íbamos a ir en dos autos… Y la verdad, no me importaba. En otro momento lo iría a buscar. Ni le mencioné esa cuestión intrascendente.
SAB: Me encantaría que el Sr. se apure.- Exclamó riendo
YO: Si queres los vuelo a todos los que están adelante… No tengo drama.- Le dije con gracia.
SAB: ¿Te imaginas? Sos capaz…- Sonrió mirándome, muy tentada.
“Click” se oyó con una luz que nos iluminó.
“Las fotos ayudan a mantener vivos los recuerdos” exclamó la voz de un hombre que tenía una cámara en la mano.
Nos había tomado un retrato un fotógrafo ambulante.
Me quedé al principio, nos agarró de sorpresa.
Sacudió el papel en frente nuestro y nos dio la instantánea.
Sabrina también se quedó. Nunca nos pidió permiso.
Pero al ver la foto, se me formó una sonrisa. Había salido muy linda.
En ella, Sabrina me miraba de costado, riendo mientras yo también lo hacía.
La miré y el sentimiento fue mutuo.
También le había encantado.
YO: ¿Cuánto es, maestro?
“Doscientos, jefe” contestó el hombre.
YO: ¿Me podría dar otra copia?
“¡Cómo no!”.- Exclamó contento y apretando no sé qué botón del aparato.
Otra misma imágen salió.
La agitó un poco y me la dio.
Yo saqué la plata y le pagué.
“Que dios los bendiga” exclamó yéndose entre la gente que pasaba.
SAB: Gracias…- Dijo mirando su copia.
Me pregunto en qué pensaba.
Luego la guardó en su cartera y dijo:
SAB: Ahora yo pago los tostados…
YO: Jaja no… ¡Yo te invito!
SAB: Dejame invitarte…- Expresó haciendo cara de nena buena.
YO: Jaja bueno… Si así me lo pedía…
Hicimos el resto de la fila hasta que compramos.
Luego, nos metimos en el subsuelo del edificio donde Sabrina tenía estacionado su auto.
Terrible Audi manejaba…
SAB: ¿Queres manejar vos?.- Expresó mostrándome las llaves.
YO: Naa… Yo cero drama con eso.
Si hay algo que no era ni en pedo. Era ser machista.
SAB: Lo decía así voy comiendo...- Exclamó entre risas.
YO: ¡Ah, dale, obvio!
SAB: Posta que estoy famélica…
Invertimos los caminos y de paso le metí un pico.
“Chuuuiik” sonó.
Entramos al auto.
Terrible nave tenía. Posta. Encima re bien cuidada.
YO: ¡Andás a pata, eh! jaja.- Le comenté mientras nos poníamos los cinturones.
SAB: Uno hace lo que puede…- Emitió con una sonrisa
YO: ¡Qué bien que te queda esa chaqueta!
Se rió de costadito mientras se acomodaba en el asiento.
Encendí el auto para salir.
Íbamos a picar en el viaje hasta su casa. Yo tampoco había comido nada desde el mediodía. Y en un rato me tocaba medicación, así que me venía bien comer algo.
YO: No te vayas a manchar esa camisa que te queda hermosa…
SAB: Seguro me la mancho jaja
YO: De última te la sacas y listo.- Le contesto haciéndome el gracioso.
Se cagó de risa.
SAB: Sí, claro… jaja. Igual, necesito un baño urgente…
YO: ¡Ambos! jaja
SAB: ¡Sí, es cierto, pero hay tiempo!.- Expresó sonriendo en complicidad.
Nada más lindo que los gestos cómplices.
Di unas vueltas y salí para la 9 de julio.
Ahora sí teníamos vía directa a su casa.
Me causó ternura como abría el paquete para ir comiendo.
Pero el momento se prestaba para eso. Disfrutar sin modestias. Como se debe.
Se sacó los tacos y quedó descalza.
YO: No me digas que manejas descalza…
SAB: Olvidate, es lo más cómodo que hay jaja.-
Era de las mías.
YO: Jajaja es verdad…
SAB: ¡Che! ¿y tu auto?.- Me preguntó acordándose de repente.
Me reí de costado.
SAB: ¿Viniste en tren?
YO: No, no jaja
SAB:¿Y entonces?
YO: Jajaja ¡Queda en CABA!
SAB: ¿Cómo? ¿Dónde lo dejaste?.- Me miró extrañada
YO: Quedó en un estacionamiento… No te preocupes.- Le contesté guiñandole el ojo.
SAB: Pero bobi, ¿Por qué no me dijiste?
YO: Porque era algo insignificante… Además, quería viajar con vos…- Con la mano, le toqué suavemente la pera.
Se mordió sonriendo como diciendo “sos un taradooo”.
Y así, fuimos yendo.
La brisa fresca de la tarde me pegaba en el rostro mientras conducía.
No veía la hora de llegar para hacerle el amor otra vez.
Que linda que se veía. Se notaba que había dejado de contenerse, que estaba más distendida.
Incluso, se animó a cantar, aunque bajito, una canción.
Escuché que tarareaba “Vivo per lei” y en un momento se le escapó parte de la letra.
Puso una voz terriblemente dulce que me asombró.
No se me ocurrió mejor idea que hacer que la cante.
SAB: ¡No, ni en pedo!
YO: ¡Dale, ahora que andas por esos pagos, seguro te sale bien el idioma! jaja.
SAB: ¡No fucking way!.- Se había ruborizado. Sí. Increíblemente por esa tontería.
YO: Nooo…- Expresé muerto de ternura.
SAB: ¿Qué?
YO: Te pusiste colorada…- Le contesté sorprendido.
SAB: ¡Me da vergüenza, boludo! jaja
YO: ¿Eso te da más vergüenza, que pedirme que maneje yo así podes comer?.- Le repliqué muy tentado.
Me miró queriendo responder lo que dije, pero no encontró respuesta.
Le hice gestos de “dale”.
No sé que me gustaba más, si sus gestos de vergüenza diciendo que no o su voz.
Supongo que serían ambas.
Tomando la iniciativa, empecé yo, aunque muy bajito. Sabía bastante de esa letra.
YO: Vivo per lei perché mi fa…- Me hacía gestos de “no, no”, sonriendo.
Vibrare forte l'anima
Vivo per lei e non è un peso…- Le di el pie
SAB: Vivo per lei anch'io lo sai
E tu non esserne geloso.- Comenzó a recitar con una vocecita hermosa y toda colorada. Me mató.
SAB: Lei è di tutti quelli che
Hanno un bisogno sempre acceso….- Expresó animándose y gesticulando. Lo hacía muy lindo. Con una excelente pronunciación.
Come uno stereo in camera
Di chi è da solo e adesso sa
Che è anche per lui, per questo
Io vivo per lei
YO: È una musa che ci invita…....- Expresé bastante bien para que siguiera. Sonrió muy dulce.
SAB: A sfiorarla con le dita….- Vocalizando terrible.
YO: Attraverso un pianoforte
La morte è lontana
Io vivo per lei……- Y con mucha fuerza, cantó.
SAB: Vivo per lei che spesso sa
Essere dolce e sensuale
A volte picchia in testa ma
È un pugno che non fa mai male.-
Me quedé estupidizado escuchándola. Cantaba muy bien y con una muy linda voz.
La dejé que siguiera ella. Se la re sabía.
Me gustaba mucho oírla. Más ganas de comerla toda me daba. Mal.
Y cuando dijo la parte final, me hizo erizar la piel.
SAB: Io vivo per lei……...
Io vivo per lei……...
Io vivo
Per lei……...
Ese último grito me dejó idiotizado.
Quién iba a decir que tenía semejante talento oculto.
La miré con sorpresa, pero con admiración.
Fue grato.
SAB: ¡Ay, no me mires así!.- Se tapaba la cara.
YO: Espero no haber arruinado el momento con mi pronunciación… Me dejaste helado.
SAB: Basta, basta…
YO: Cantas lindo…
Me miró como diciendo “gracias” muy tímida, encogiendo los hombros.
A cada momento me sorprendía más.
SAB: Nunca le había cantado a nadie…
Le hice una mueca de costado.
Qué loco.
Posta que me hizo sentir de todo oírla.
SAB: ¿Qué?.- Me preguntó. Seguramente por la cara de embelesado que puse.
YO: No, nada… Sos hermosa…- Y le hice una sonrisa gigante, tipo dibujo animado.
Me empujó cariñosamente con el brazo mordiéndose el labio inferior.
Hasta que llegamos, me contó toda la playlist que se recitaba cuando se bañaba.
Me contó que hacía un par de años, había tomado unas clases de canto. Pero entre la carrera y el trabajo, se le hacía complicado compatibilizar, de manera que tuvo que priorizar sus estudios.
Una pena.
Aunque bueno, nunca es tarde…
Al entrar por la puerta de su casa, se me vino a la mente esa última noche que estuvo ahí.
También estaba oscuro y silencioso.
YO: ¡Permiso!.- Dije con rostro un poco vergonzoso. Después de todo, me daba cosa de que hubiera alguien.
SAB: ¡Pasá, tranquilo que no hay nadie!
YO: Jajaja ¿Y tu familia?
SAB: Maxine está en Miami y mis viejos en Brasil, así que tranqui… jaja
YO: Ah… La pasan bien los Van Broelle jaja
Se empezó a reír. Me gustaba mucho ver que lo hiciera.
Apoyamos las cosas por ahí.
Por unos segundos nos miramos, de frente, como pensando en lo loco que era todo.
Nos sonreímos mutuamente.
Se me acercó y nos dimos un beso, ahí, en el hall de su casa.
Fue reconfortante.
SAB: ¿Te queres pegar una ducha, bombón?.- Me dijo abrazada a mí.
YO: ¿Tan sucio estoy? jaja
SAB: Jaja ¡no, tarado!... Aunque bueno…- Expresó haciendo gestos por lo que habíamos hecho en su oficina.
YO: Jaja dale
SAB: Te lavo todo en el lavasecarropa… En dos horitas tenes todo de nuevo.
YO: ¡Dale!.- Le dije dándole otro beso más, que sonó.
¿Qué me iba a poner mientras? Pensé.
“Chuuuik”.
YO: Mientras tanto me pongo un poncho ¿tenes? jaja.-
Se rió.
SAB: Yo me encargo, vos no tenes preocupes…
Era fascinante la forma en que me miraba.
¡Me la comía toda!
Sin más, colgué el saco por ahí y me fui a duchar.
Sabrina me fue a buscar algo de ropa para darme, ya que yo no tenía otra para ponerme.
Era raro hacerlo en su casa, pero abrí la ducha y me desvestí. Unas ganas de meterme debajo del agua…
Un baño calentito no venía para nada mal.
Ufff… Cuando el agua comenzó a caerme sobre el cuerpo fue sublime.
Nada más relajante que un buen baño.
Por unos minutos me entregué a esa sensación que el agua caliente generaba en mi cuerpo.
Ya había tenido un par de horas pasadas con Sabrina y aún no caía.
Creí tenerla tan lejos y me la encontré un día cualquiera, como si nada y así nomás.
¡Qué vueltas da la vida! pensé. Parecía no ser real. Fuera de broma.
Escuché que se abría la puerta del baño.
YO: ¿Encontraste algo que me quepa? jaja
SAB: Mmm todavía no ¿por?
YO: No voy a andar en bolas por ahí...- Le dije riéndome desde dentro de la ducha.
Cuando ella abrió la mampara.
SAB: Sería muy terrible que tuvieras que hacer eso…- Me contestó mirándome con determinación, fijamente a los ojos.
Se había desvestido completamente.
Me quedé observándola estupefacto, de arriba hacia abajo.
Dios… ¡Qué hermosa mujer!
Era un templo ese cuerpo.
Automáticamente se me formó una mueca de satisfacción en el rostro. Y mi miembro comenzó a crecer lentamente.
Esas gomas… Era imposible verlas y no deshacerse por chuparlas…
Ingresó a la ducha conmigo, que la recibí agarrándola de la cintura y atrayéndola hacia mí.
Sabrina asintió con una sonrisa y vino directo a besarme en la boca.
SAB: Hola, lindo… Jmm…-
YO: Hola, diosa…- La amarré con mis labios.
Estaba amando estas actitudes que estaba teniendo. Y más aún esa faceta tan dulce y cariñosa.
La forma en que me abrazaba, como se pegaba a mí mientras el agua nos caía encima…
No pasó demasiado hasta que mi verga ya se clavaba completamente erecta en su vientre.
Ella se reía de eso.
Su piel chocaba con la mía de manera tal que su temperatura pasaba a mi cuerpo.
Nos franeleamos lindo.
En un momento nos empezamos a besar zarpado.
“Mmm…. oooaaa…” se oía mientras nos apretabamos salvajemente los labios.
Fue muy rico, la verdad.
La tomé de la cola, apretando firmemente sus cachetes.
Ella me gemía en cada beso. Ansiaba tanto como yo ese rato que estábamos pasando.
SAB: Mmmmaaahh…- Exhaló bajando su mano hasta mi verga.
Cuando me la agarró… Ufff…
Hermoso.
Yo la acariciaba suavemente en la cola, en la cintura. Recorría cada parte de su cuerpo con mi mano, mientras ella me tocaba abajo.
Al ver como lo disfrutaba, pasé una de mis manos adelante.
Con mis dedos, fui bajando por su vientre.
SAB: Haaa… haaa…-
Le besé el cuello muy despacio, apoyando mis labios pesadamente en él.
Ella comenzó a jalarme la pija cada vez más rápido. Su mano estaba muy calentita.
Muy dura se me puso. Demasiado.
Mi brazo derecho estaba cruzado por detrás de ella, abrazando y tomando un cachete de su cola. Y con el izquierdo, estaba llegando a su fina y rica conchita.
Sus tetas estaban aplastadas contra mi pecho. Sus pezones se clavaban firmemente en mí.
“Mmm… mmm…” me hacía muy bajito en el oído y apoyada en mi hombro.
Me gustaba mucho agarrarla así.
La cosa se había puesto muy caliente.
Era único sentir su piel.
Y cuando llegué a su zona más erógena, emitió un jadeo más fuerte.
“Aaaooo…” Exclamó cuando penetré sus labios vaginales con uno de mis dedos.
Estaba bastante lubricada. Me encantó.
Ella me agarraba la verga con fuerza, como si fuera suya. Subía y bajaba mi piel.
Eso me hizo enloquecer. Por ello, mis dedos se pusieron más traviesos.
Jugué en su vulva durante unos segundos.
Un calor divino nos envolvía.
Y cuando toqué su clítoris, que se encontraba muy durito, me mordió.
“Mmmm” hizo, apretandome ligeramente con sus dientes.
YO: Oooh… ¡Me encantas, hermosa!
SAB: Aaaaaa…- Exclamó, entregándose completamente a ese sentir caliente.
Continué acariciandole el clítoris por unos segundos. Ella no despegaba sus dientes de la piel de mis hombros.
Me los clavaba como una vampiresa sedienta.
Sin dudas que ella era muy especial para mí. Muy lejos de lo que podría haber sentido con las otras amigas de Mara en esos fines de semana. Nada que ver.
Definitivamente, lo único bueno que había obtenido de ahí, fueron esos momentos con Sabrina.
SAB: Mmmm… Hermoso… Aaaaaa.- Sonreía con los ojos cerrados.
El pelo comenzaba a desatarsele.
Cada vez que pasaba eso, emitía una fragancia deliciosa en forma de ráfaga.
Mis papilas gustativas lo sentían en carne propia…
YO: ¿Qué, bombón?.- Le pregunté buscando su boca.
“Aaammm”... Se la agarré entera, envolviendola con mis labios completamente.
Qué rica pendeja… Por dios…
Y qué manera de chapar…
“Mmmcchhhiijk”...
Yo seguía tocándola en la vagina. Sentía muchas ganas de agacharme y lamerla toda.
SAB: Haaa… Me encantas… haaa… No pares…- Expresó concentrada.
Me voló la cabeza.
La giré un poco, para apoyarla contra la pared.
YO: ¡Me gustas mucho, roja! Mmm…- Le decía comiéndole la boca.
No hacía más que seguir provocandole unos gemidos tremendos.
Ver como el agua le caía sobre las divinas tetas y la forma en que ponía sus labios al sentir los estímulos en su conchita, me prendió fuego.
De forma automática, bajé hasta a ella.
Le agarré una pierna con la mano y me la subí a mi hombro derecho.
Sabrina se dejó.
Ahora tenía a mi disposición, su rica y deliciosa conchita para degustarla.
Esa línea de pelitos... Me torturaba.
Y sin pensarlo otro segundo, le metía una profunda y lenta lamida, desde la parte baja, casi de la cola, hasta el clítoris, para luego conservarlo entre mis labios.
Todo ello mirándola fijamente.
SAB: Aaaaaahhhh…- Gritó terriblemente.
Casi desgarrador pareció.
Fue letal. Le provocó un placer enorme.
Pero eso no terminaría allí. Aún tenía su clítoris contenido entre mis labios. Sentía tantas cosas…
Entonces, comencé a lenguetearlo dentro de mi boca.
SAB: Mmmm… Aaaww…- Intentó contenerse, pero sin éxito.
Me agarró de los pelos.
SAB: Sí, sí… Aaaa…- Repetía frunciendo el ceño y apretando mis cabellos fuertemente.
Fue entonces que empecé a lamerla toda.
Se volvió loca.
Le pasé la lengua como un perro. Bien desde abajo, arrancando en el agujerito de su cola, hasta arriba.
No hace falta que diga lo rica que sabía. Demasiado.
Y Sabrina ya no gemía, gritaba. Porque poco le importaba hacerlo, ya que no había nadie en casa.
Su vagina fina y delicada lucía muy lubricada ante mi chupeteo.
Sus labios rositas se friccionaban con mi lengua, dejandole un sabroso saborcito.
Una conchita hermosa estaba chupando. Como pocas.
Y ella lo gozaba mucho.
En algunos momentos me apretaba demasiado fuerte, pero se daba cuenta y me acariciaba.
Yo la miraba.
Me gustaba hacerlo mientras le besaba con tanto amor la vagina.
Cuando ella me veía a mí, parecía que en cualquier momento acababa.
Nos decíamos todo con esos gestos.
Le besé la pierna que tenía sobre mí, en la zona femoral.
Su tierna carne me tentaba para que se la mordiera.
Luego, se la solté y me levanté.
Ella estaba totalmente perdida en el placer.
“Me encantas, me encantas” decía como con desesperación.
Y claro que ella me encantaba a mí.
Tomé ambos brazos y se lo estiré hacia arriba, sobre la pared y se los junté en alto.
Sus gomas se mecían hermosamente para los costados y en dirección al techo.
Me miró con mucha excitación.
Le comí fuertemente la boca, sosteniéndola de los brazos.
Lucía divina, toda mojada.
Y en un instante, ella volvió a levantar la pierna y la apoyó sobre la canilla.
No resistí más y aproveché esa maniobra.
Llevé mi verga hasta su conchita y, aún con sus manos estiradas hacia arriba, la penetré.
“Mmmmmmaaaaaaa” me gritó en la boca, cerrando sus ojos con fuerza.
Como una manta caliente y mojada, sus paredes vaginales envolvieron íntegramente mi verga.
Lo gocé zarpado.
Mi pija dura comenzó a coger su conchita. Otra vez, piel a piel.
Solté sus brazos y la tomé de la pierna.
Una sensación de placer, inigualable.
“Plaf plaf” sonaban sus cachetes de la cola, golpeando contra la pared.
“Muuacck moop” se oía mientras me la chapaba.
Ambos nos veíamos a los ojos.
SAB: Oohh, amor…- Se le escapó.
Que me dijera de esa manera, me mataba. Me rompía la cabeza.
YO: Sabes como desee hacerte el amor otra vez…
SAB: Aaahhh… aahh… Yo también, hermoso… aaa.- Me mordió el cuello.
YO: Me volas la cabeza… Oohhh…
Su conchita se comprimía de tal forma que me apretaba la verga demasiado. Me era muy difícil contener las ganas de acabar.
SAB: Oooww… No puedo más, no puedo más… Aaaa…
La voz de orgasmo que ponía, podría hacer acabar instantáneamente a cualquiera. Penetraba mis sentidos con mucha facilidad, haciendo estragos.
Me agarró de la cara y cerró sus ojos con fuerza.
Tenía la boca abierta de forma muy impresionante, mientras el agua le chorreaba cachondamente por el rostro.
Estaba tan ruborizada que las pecas de su rostro, se notaban como las estrellas en un cielo despejado.
Qué mujer increíble.
La cogí más rápido. Quería hacerla acabar de parada.
La tomé de una mejilla, muy suavemente, para que me mirara.
Respiraba muy agitada…
Mi pija entraba y salía de su vagina, friccionandonos nuestras pieles.
Qué placer…Y más aún, porque sentía sus tan ricos pechos chocar contra mí.
Le sonreí diciéndole con los ojos, todo lo que sentía por ella.
El tiempo pareció transcurrir en cámara lenta.
Movió la cabeza para darme un besito en la mano, pero no llegó a hacerlo.
Su orgasmo se le adelantó.
SAB: Aaaahhhh…- Gritó cerrando los ojos.
Intentó resistirse un poco más.
YO: No te das una idea de lo que me provocas, hermosa…- Le dije con la sinceridad que me salió del alma.
Fue demasiado para ella.
Esa resistencia que estaba oponiendo, cedió ante el placer divino que estaba diciendo.
Comenzó a retorcerse con mi verga dentro de su conchita.
SAB: Aaiii… Te quiero, amor… aaaaaaaaaa…- Dijo casi sin poder pronunciar y se tiró sobre mí a punto de acabar, acogiéndome entre sus brazos.
YO: Y yo a vos, hermosa…- Le dije embobado.
SAB: Aaaaaa…. aaaaaa…. Ooooooo.- Exclamó acabando como una diosa.
Se fundió en un grito eterno, sobre mi hombro, mientras me tomaba del cuello.
Me mató. Verdaderamente.
Suspiró en mi oído, abrazándome con mucha ternura.
No sé qué me pasaba con ella y por qué. Pero incluso cuando toda mi atención estaba en Mara, ella me podía. Y me podía mucho…
Podía sentir su respiración agitada e irregular. No me decía nada, solo me acariciaba.
Por mí, me quedaría toda la vida así, bajo el agua…
En un momento se desprendió un poco de mí.
La miré y estaba toda ruborizada.
Sus labios generaban una fuerza gravitatoria sobre mi poder de voluntad, que me sentía obligado a continuar besándola.
Definitivamente era nuestro momento.
“Chuik chuik… chuuik” sonaron.
Me sonreía solamente. Había quedado extasiada.
YO: Nos vamos a arrugar todos… jaja
SAB: Mal… jeje.- Finalmente rompió su silencio.
Su cara de satisfacción me complacía totalmente.
Era toda una femme fatale.
Volvió a sonreír.
YO: ¿Qué, hermosa? jaja
SAB: No, nada…- Me dió un beso con una mueca dibujada en su rostro.
Creo que sabía que el tiempo corría… Y por eso intentaba disfrutarlo como nunca. Bueno, al menos eso creía yo.
SAB: Vamos a enjuagarnos antes de que dejemos al barrio sin agua jajaja.-
Mi verga seguía firme como estatua, pero nos enjuagamos, riéndonos como dos nenes cada vez que nos mirabamos.
Tratábamos de que cada segundo fuera memorable.
Primero salió ella para secarse, mientras yo me lavaba con shampoo.
Se envolvió en una toalla y se puso con el secador de pelo.
Se veía muy linda haciéndolo a través del vidrio. Muy femenina.
Me la seguía comiendo en mi mente.
Después, agarró mi ropa para llevarla a lavar.
SAB: ¡En un ratito ya la tenes de nuevo!
YO: Bueno…- Le dije mirándola como diciendo “¿y ahora qué me pongo?
SAB: Si queres, salí con la toalla… En mi habitación hay ropa sobre la cama. Elegí la que mejor te quede.
YO: ¡Dale! Gracias, hermosa…
SAB: Te voy a poner a lavar esto, lindo…
Le sonreí y ella me tiró un beso. Luego, salió del baño y yo me terminé de secar.
Qué bien me sentía… Como en tiempos pasados.
Estaba muy contento de estar con ella.
Reconozco que se me venía a la cabeza Mara. Pero mi necesidad de Sabrina era muy grande. Y eso debía significar algo.
Pero no quería romperme el marote.
Traté de no buscarle el pelo al huevo. Me sequé y me puse la toalla en la cintura. Ya estaba bien aseado…
Salí del baño y me dirigí a su habitación para ponerme algo encima.
Seguía con muchas ganas de estar con ella.
Cuando entré a su habitación, me llevé una gran sorpresa.
No había nada apoyado sobre su cama. Pero ella estaba metida dentro, apenas cubierta con la sábana y esperándome.
Una vez más, me dejaba pasmado.
SAB: ¡Vení!.- Dijo con una carita que me la morfaba.
La noche estaba lejos de culminar para ambos. Y nada era mejor que eso.
SPOILER
SPOILER
CAPÍTULO XVI
Es una mierda despedirse de alguien. Peor aún, cuando ninguno de los dos quiere hacerlo.
Es doloroso.
Yo traté de no ponerme mal. O sea, lo estaba. Pero intenté no quebrarme delante de ella.
Estiré la mano para abrir la puerta de la oficina.
SAB: ¡Pará!.- Exclamó de repente.
La miré.
SAB: ¡Vení!.- Me dijo de forma angustiosa, para luego darme otro abrazo.
Dios…
Solo me abrazó y suspiré con toda.
Permaneció callada, apoyada sobre mi pecho con sus brazos en mis hombros.
Ahí sí se me hizo muy complejo que los ojos no se me volvieran vidriosos…
Sabrina respiraba compungiendose. Me estaba matando.
La mimé un rato, en silencio.
Si alguna vez tuve dudas sobre sus sentimientos hacia mí, ya no quedaba rastro de ningún tipo.
Me acarició con sus manos en la espalda.
Al notar que mis latidos del corazón se incrementaron alevosamente, me apretó con fuerza.
Me costó un poco, pero pude hilvanar unas palabras.
YO: ¡Dale, pasemos lo que queda del día juntos!.- No me digas que no…
Tragó saliva.
Pero por primera vez, no contestó enseguida. Miró para el costado. Estaba buscando convencerse.
YO: Es nuestro último día juntos… ¿Qué tiene de malo? Nos vamos por ahí un rato…
SAB: No sé…- Expresó indecisa. Lo quería.
YO: Compramos algo para comer, cenamos… Vamos a algún lugar. Te prometo que después de eso ya no te vuelvo a molestar otra vez…
SAB: Me encantaría, pero…
YO: Nada… Hacemos algo juntos y después viajas sin arrepentirte de no haber hecho lo que sentías.
Abrazada a mí, mirándome fijamente, lucía su bello y blanco rostro.
El blanco de sus ojos, se iba poblando de venitas rojas, producto de la angustia que sentía. De no saber qué hacer.
Pero su deseo era tan fuerte como el mío.
SAB: ¿Y qué queres hacer?
YO: Lo que sea… Mientras pasemos el día juntos…
Con un gesto de “sí” moviendo el rostro, aceptó la propuesta.
Casi de inmediato la agarré de la cara y le estampé unos cuantos besos.
Un entusiasmo me agarró…
Si tenía que cerrar una etapa con ella, debía ser de la mejor forma y compartiendo lo más posible.
No podía creer que había aceptado.
Me apoyó contra la pared y me mordió la boca de lo fuerte que me besuqueó.
Me encantó esa intensidad.
SAB: Pero después de esto… Haces lo que me prometiste… mmuak mmmm…- Exclamó con seguridad.
YO: Te doy mi palabra… Aamm…-
Estaba decidido. Lo íbamos a hacer.
Sonreía en mi boca.
Definitivamente estaba contenta.
SAB: Estoy con el auto, pero podríamos pasar a comprar algo para merendar. ¡Tengo un hambre, hoy no almorcé! Jaja
YO: Jaja sí, dale… Además yo nunca ví el café que me ofreciste…
SAB: Jajaja mal…- La cara le brillaba nuevamente.
YO: Esa sonrisa…- Le dije agarrándola de los cachetes.
SAB: Jajaja.- Seguía dibujando su rostro con muecas de alegría.
Nadie podía decir que Sabrina y yo no teníamos piel.
Nos entendíamos perfectamente el uno con el otro.
Tomó su chaqueta de cuero negra y apagamos todo.
Agarré el sobre de mi trabajo que había quedado tirado.
¡Cierto!
Se suponía que estaba en horario de trabajo…
Ni quise mirar el teléfono. De seguro tenía todas las puteadas habidas y por haber de mi jefe.
Pero me chupaba todo un huevo. Sinceramente…
SAB: Acá abajo venden unos tostados riquísimos ¿Te va?.- Dijo mientras caminábamos a la puerta.
YO: ¡Dale!.- Le dije riéndome por la cantidad de llamadas perdidas que tenía.
SAB: ¿Qué pasó?
YO: No nada jaja… Se suponía que estaba en horario de trabajo…
SAB: Uuhh jaja
YO: Ya fue… Le digo que se me cayó el celu y tuve que volver a buscarlo…
SAB: ¡Te pasas!.- Expresó entre risas.
Se acercó y me dio un pico antes de salir de la oficina.
Me volvía loco que pudiera dejar de hacerlo.
Caminamos juntos hasta el ascensor. Era la primera vez que íbamos a “salir” solos.
SAB: En mi casa no hay nadie… Si queres.- Me exclamó con algo de vergüenza.
Cualquier lugar me iba bien, con tal de estar con ella.
Le asentí con el rostro.
De la oficina de enfrente al ascensor, salió una chica, también como para irse.
SAB: ¡Que haces, Lau!.- Le dijo
LAU: ¡Sabri!...- Le contestó ella y luego me saludó con un “hola”.
La cara con la que miró a Sabrina me llamó mucho la atención.
Me pregunté si vió o escuchó algo…
Qué loco…
Se abrió la puerta y entramos los tres.
Sabrina me miraba y se reía tentada, sin decir nada.
Amé ese momento de complicidad.
La chica estaba parada delante nuestro.
Mientras bajábamos, Sabrina me acarició en la mano, suavemente con sus dedos.
Me mató de ternura ese gesto. Tanto que se la agarré.
Pensé que se iba a soltar, pero contra todo pronóstico, no lo hizo.
De esa forma, salimos de la mano caminando del edificio.
Fue, no sé, reconfortante. Daba la sensación de que al menos por ese día, éramos algo.
Nos dirigimos directo al local de comidas que estaba cerca.
El viento de la tarde, casi noche, nos pegaba en la cara.
La libertad que sentí en ese momento, fue única. Como si no tuviera más preocupaciones en mente.
Ella se agarró a mi brazo izquierdo mientras hacíamos la fila en la puerta.
Esa clase de gesto cariñoso me podía bastante...
Qué lindo momento...
Iba a tener que dejar el auto en el estacionamiento. No nos íbamos a ir en dos autos… Y la verdad, no me importaba. En otro momento lo iría a buscar. Ni le mencioné esa cuestión intrascendente.
SAB: Me encantaría que el Sr. se apure.- Exclamó riendo
YO: Si queres los vuelo a todos los que están adelante… No tengo drama.- Le dije con gracia.
SAB: ¿Te imaginas? Sos capaz…- Sonrió mirándome, muy tentada.
“Click” se oyó con una luz que nos iluminó.
“Las fotos ayudan a mantener vivos los recuerdos” exclamó la voz de un hombre que tenía una cámara en la mano.
Nos había tomado un retrato un fotógrafo ambulante.
Me quedé al principio, nos agarró de sorpresa.
Sacudió el papel en frente nuestro y nos dio la instantánea.
Sabrina también se quedó. Nunca nos pidió permiso.
Pero al ver la foto, se me formó una sonrisa. Había salido muy linda.
En ella, Sabrina me miraba de costado, riendo mientras yo también lo hacía.
La miré y el sentimiento fue mutuo.
También le había encantado.
YO: ¿Cuánto es, maestro?
“Doscientos, jefe” contestó el hombre.
YO: ¿Me podría dar otra copia?
“¡Cómo no!”.- Exclamó contento y apretando no sé qué botón del aparato.
Otra misma imágen salió.
La agitó un poco y me la dio.
Yo saqué la plata y le pagué.
“Que dios los bendiga” exclamó yéndose entre la gente que pasaba.
SAB: Gracias…- Dijo mirando su copia.
Me pregunto en qué pensaba.
Luego la guardó en su cartera y dijo:
SAB: Ahora yo pago los tostados…
YO: Jaja no… ¡Yo te invito!
SAB: Dejame invitarte…- Expresó haciendo cara de nena buena.
YO: Jaja bueno… Si así me lo pedía…
Hicimos el resto de la fila hasta que compramos.
Luego, nos metimos en el subsuelo del edificio donde Sabrina tenía estacionado su auto.
Terrible Audi manejaba…
SAB: ¿Queres manejar vos?.- Expresó mostrándome las llaves.
YO: Naa… Yo cero drama con eso.
Si hay algo que no era ni en pedo. Era ser machista.
SAB: Lo decía así voy comiendo...- Exclamó entre risas.
YO: ¡Ah, dale, obvio!
SAB: Posta que estoy famélica…
Invertimos los caminos y de paso le metí un pico.
“Chuuuiik” sonó.
Entramos al auto.
Terrible nave tenía. Posta. Encima re bien cuidada.
YO: ¡Andás a pata, eh! jaja.- Le comenté mientras nos poníamos los cinturones.
SAB: Uno hace lo que puede…- Emitió con una sonrisa
YO: ¡Qué bien que te queda esa chaqueta!
Se rió de costadito mientras se acomodaba en el asiento.
Encendí el auto para salir.
Íbamos a picar en el viaje hasta su casa. Yo tampoco había comido nada desde el mediodía. Y en un rato me tocaba medicación, así que me venía bien comer algo.
YO: No te vayas a manchar esa camisa que te queda hermosa…
SAB: Seguro me la mancho jaja
YO: De última te la sacas y listo.- Le contesto haciéndome el gracioso.
Se cagó de risa.
SAB: Sí, claro… jaja. Igual, necesito un baño urgente…
YO: ¡Ambos! jaja
SAB: ¡Sí, es cierto, pero hay tiempo!.- Expresó sonriendo en complicidad.
Nada más lindo que los gestos cómplices.
Di unas vueltas y salí para la 9 de julio.
Ahora sí teníamos vía directa a su casa.
Me causó ternura como abría el paquete para ir comiendo.
Pero el momento se prestaba para eso. Disfrutar sin modestias. Como se debe.
Se sacó los tacos y quedó descalza.
YO: No me digas que manejas descalza…
SAB: Olvidate, es lo más cómodo que hay jaja.-
Era de las mías.
YO: Jajaja es verdad…
SAB: ¡Che! ¿y tu auto?.- Me preguntó acordándose de repente.
Me reí de costado.
SAB: ¿Viniste en tren?
YO: No, no jaja
SAB:¿Y entonces?
YO: Jajaja ¡Queda en CABA!
SAB: ¿Cómo? ¿Dónde lo dejaste?.- Me miró extrañada
YO: Quedó en un estacionamiento… No te preocupes.- Le contesté guiñandole el ojo.
SAB: Pero bobi, ¿Por qué no me dijiste?
YO: Porque era algo insignificante… Además, quería viajar con vos…- Con la mano, le toqué suavemente la pera.
Se mordió sonriendo como diciendo “sos un taradooo”.
Y así, fuimos yendo.
La brisa fresca de la tarde me pegaba en el rostro mientras conducía.
No veía la hora de llegar para hacerle el amor otra vez.
Que linda que se veía. Se notaba que había dejado de contenerse, que estaba más distendida.
Incluso, se animó a cantar, aunque bajito, una canción.
Escuché que tarareaba “Vivo per lei” y en un momento se le escapó parte de la letra.
Puso una voz terriblemente dulce que me asombró.
No se me ocurrió mejor idea que hacer que la cante.
SAB: ¡No, ni en pedo!
YO: ¡Dale, ahora que andas por esos pagos, seguro te sale bien el idioma! jaja.
SAB: ¡No fucking way!.- Se había ruborizado. Sí. Increíblemente por esa tontería.
YO: Nooo…- Expresé muerto de ternura.
SAB: ¿Qué?
YO: Te pusiste colorada…- Le contesté sorprendido.
SAB: ¡Me da vergüenza, boludo! jaja
YO: ¿Eso te da más vergüenza, que pedirme que maneje yo así podes comer?.- Le repliqué muy tentado.
Me miró queriendo responder lo que dije, pero no encontró respuesta.
Le hice gestos de “dale”.
No sé que me gustaba más, si sus gestos de vergüenza diciendo que no o su voz.
Supongo que serían ambas.
Tomando la iniciativa, empecé yo, aunque muy bajito. Sabía bastante de esa letra.
YO: Vivo per lei perché mi fa…- Me hacía gestos de “no, no”, sonriendo.
Vibrare forte l'anima
Vivo per lei e non è un peso…- Le di el pie
SAB: Vivo per lei anch'io lo sai
E tu non esserne geloso.- Comenzó a recitar con una vocecita hermosa y toda colorada. Me mató.
SAB: Lei è di tutti quelli che
Hanno un bisogno sempre acceso….- Expresó animándose y gesticulando. Lo hacía muy lindo. Con una excelente pronunciación.
Come uno stereo in camera
Di chi è da solo e adesso sa
Che è anche per lui, per questo
Io vivo per lei
YO: È una musa che ci invita…....- Expresé bastante bien para que siguiera. Sonrió muy dulce.
SAB: A sfiorarla con le dita….- Vocalizando terrible.
YO: Attraverso un pianoforte
La morte è lontana
Io vivo per lei……- Y con mucha fuerza, cantó.
SAB: Vivo per lei che spesso sa
Essere dolce e sensuale
A volte picchia in testa ma
È un pugno che non fa mai male.-
Me quedé estupidizado escuchándola. Cantaba muy bien y con una muy linda voz.
La dejé que siguiera ella. Se la re sabía.
Me gustaba mucho oírla. Más ganas de comerla toda me daba. Mal.
Y cuando dijo la parte final, me hizo erizar la piel.
SAB: Io vivo per lei……...
Io vivo per lei……...
Io vivo
Per lei……...
Ese último grito me dejó idiotizado.
Quién iba a decir que tenía semejante talento oculto.
La miré con sorpresa, pero con admiración.
Fue grato.
SAB: ¡Ay, no me mires así!.- Se tapaba la cara.
YO: Espero no haber arruinado el momento con mi pronunciación… Me dejaste helado.
SAB: Basta, basta…
YO: Cantas lindo…
Me miró como diciendo “gracias” muy tímida, encogiendo los hombros.
A cada momento me sorprendía más.
SAB: Nunca le había cantado a nadie…
Le hice una mueca de costado.
Qué loco.
Posta que me hizo sentir de todo oírla.
SAB: ¿Qué?.- Me preguntó. Seguramente por la cara de embelesado que puse.
YO: No, nada… Sos hermosa…- Y le hice una sonrisa gigante, tipo dibujo animado.
Me empujó cariñosamente con el brazo mordiéndose el labio inferior.
Hasta que llegamos, me contó toda la playlist que se recitaba cuando se bañaba.
Me contó que hacía un par de años, había tomado unas clases de canto. Pero entre la carrera y el trabajo, se le hacía complicado compatibilizar, de manera que tuvo que priorizar sus estudios.
Una pena.
Aunque bueno, nunca es tarde…
Al entrar por la puerta de su casa, se me vino a la mente esa última noche que estuvo ahí.
También estaba oscuro y silencioso.
YO: ¡Permiso!.- Dije con rostro un poco vergonzoso. Después de todo, me daba cosa de que hubiera alguien.
SAB: ¡Pasá, tranquilo que no hay nadie!
YO: Jajaja ¿Y tu familia?
SAB: Maxine está en Miami y mis viejos en Brasil, así que tranqui… jaja
YO: Ah… La pasan bien los Van Broelle jaja
Se empezó a reír. Me gustaba mucho ver que lo hiciera.
Apoyamos las cosas por ahí.
Por unos segundos nos miramos, de frente, como pensando en lo loco que era todo.
Nos sonreímos mutuamente.
Se me acercó y nos dimos un beso, ahí, en el hall de su casa.
Fue reconfortante.
SAB: ¿Te queres pegar una ducha, bombón?.- Me dijo abrazada a mí.
YO: ¿Tan sucio estoy? jaja
SAB: Jaja ¡no, tarado!... Aunque bueno…- Expresó haciendo gestos por lo que habíamos hecho en su oficina.
YO: Jaja dale
SAB: Te lavo todo en el lavasecarropa… En dos horitas tenes todo de nuevo.
YO: ¡Dale!.- Le dije dándole otro beso más, que sonó.
¿Qué me iba a poner mientras? Pensé.
“Chuuuik”.
YO: Mientras tanto me pongo un poncho ¿tenes? jaja.-
Se rió.
SAB: Yo me encargo, vos no tenes preocupes…
Era fascinante la forma en que me miraba.
¡Me la comía toda!
Sin más, colgué el saco por ahí y me fui a duchar.
Sabrina me fue a buscar algo de ropa para darme, ya que yo no tenía otra para ponerme.
Era raro hacerlo en su casa, pero abrí la ducha y me desvestí. Unas ganas de meterme debajo del agua…
Un baño calentito no venía para nada mal.
Ufff… Cuando el agua comenzó a caerme sobre el cuerpo fue sublime.
Nada más relajante que un buen baño.
Por unos minutos me entregué a esa sensación que el agua caliente generaba en mi cuerpo.
Ya había tenido un par de horas pasadas con Sabrina y aún no caía.
Creí tenerla tan lejos y me la encontré un día cualquiera, como si nada y así nomás.
¡Qué vueltas da la vida! pensé. Parecía no ser real. Fuera de broma.
Escuché que se abría la puerta del baño.
YO: ¿Encontraste algo que me quepa? jaja
SAB: Mmm todavía no ¿por?
YO: No voy a andar en bolas por ahí...- Le dije riéndome desde dentro de la ducha.
Cuando ella abrió la mampara.
SAB: Sería muy terrible que tuvieras que hacer eso…- Me contestó mirándome con determinación, fijamente a los ojos.
Se había desvestido completamente.
Me quedé observándola estupefacto, de arriba hacia abajo.
Dios… ¡Qué hermosa mujer!
Era un templo ese cuerpo.
Automáticamente se me formó una mueca de satisfacción en el rostro. Y mi miembro comenzó a crecer lentamente.
Esas gomas… Era imposible verlas y no deshacerse por chuparlas…
Ingresó a la ducha conmigo, que la recibí agarrándola de la cintura y atrayéndola hacia mí.
Sabrina asintió con una sonrisa y vino directo a besarme en la boca.
SAB: Hola, lindo… Jmm…-
YO: Hola, diosa…- La amarré con mis labios.
Estaba amando estas actitudes que estaba teniendo. Y más aún esa faceta tan dulce y cariñosa.
La forma en que me abrazaba, como se pegaba a mí mientras el agua nos caía encima…
No pasó demasiado hasta que mi verga ya se clavaba completamente erecta en su vientre.
Ella se reía de eso.
Su piel chocaba con la mía de manera tal que su temperatura pasaba a mi cuerpo.
Nos franeleamos lindo.
En un momento nos empezamos a besar zarpado.
“Mmm…. oooaaa…” se oía mientras nos apretabamos salvajemente los labios.
Fue muy rico, la verdad.
La tomé de la cola, apretando firmemente sus cachetes.
Ella me gemía en cada beso. Ansiaba tanto como yo ese rato que estábamos pasando.
SAB: Mmmmaaahh…- Exhaló bajando su mano hasta mi verga.
Cuando me la agarró… Ufff…
Hermoso.
Yo la acariciaba suavemente en la cola, en la cintura. Recorría cada parte de su cuerpo con mi mano, mientras ella me tocaba abajo.
Al ver como lo disfrutaba, pasé una de mis manos adelante.
Con mis dedos, fui bajando por su vientre.
SAB: Haaa… haaa…-
Le besé el cuello muy despacio, apoyando mis labios pesadamente en él.
Ella comenzó a jalarme la pija cada vez más rápido. Su mano estaba muy calentita.
Muy dura se me puso. Demasiado.
Mi brazo derecho estaba cruzado por detrás de ella, abrazando y tomando un cachete de su cola. Y con el izquierdo, estaba llegando a su fina y rica conchita.
Sus tetas estaban aplastadas contra mi pecho. Sus pezones se clavaban firmemente en mí.
“Mmm… mmm…” me hacía muy bajito en el oído y apoyada en mi hombro.
Me gustaba mucho agarrarla así.
La cosa se había puesto muy caliente.
Era único sentir su piel.
Y cuando llegué a su zona más erógena, emitió un jadeo más fuerte.
“Aaaooo…” Exclamó cuando penetré sus labios vaginales con uno de mis dedos.
Estaba bastante lubricada. Me encantó.
Ella me agarraba la verga con fuerza, como si fuera suya. Subía y bajaba mi piel.
Eso me hizo enloquecer. Por ello, mis dedos se pusieron más traviesos.
Jugué en su vulva durante unos segundos.
Un calor divino nos envolvía.
Y cuando toqué su clítoris, que se encontraba muy durito, me mordió.
“Mmmm” hizo, apretandome ligeramente con sus dientes.
YO: Oooh… ¡Me encantas, hermosa!
SAB: Aaaaaa…- Exclamó, entregándose completamente a ese sentir caliente.
Continué acariciandole el clítoris por unos segundos. Ella no despegaba sus dientes de la piel de mis hombros.
Me los clavaba como una vampiresa sedienta.
Sin dudas que ella era muy especial para mí. Muy lejos de lo que podría haber sentido con las otras amigas de Mara en esos fines de semana. Nada que ver.
Definitivamente, lo único bueno que había obtenido de ahí, fueron esos momentos con Sabrina.
SAB: Mmmm… Hermoso… Aaaaaa.- Sonreía con los ojos cerrados.
El pelo comenzaba a desatarsele.
Cada vez que pasaba eso, emitía una fragancia deliciosa en forma de ráfaga.
Mis papilas gustativas lo sentían en carne propia…
YO: ¿Qué, bombón?.- Le pregunté buscando su boca.
“Aaammm”... Se la agarré entera, envolviendola con mis labios completamente.
Qué rica pendeja… Por dios…
Y qué manera de chapar…
“Mmmcchhhiijk”...
Yo seguía tocándola en la vagina. Sentía muchas ganas de agacharme y lamerla toda.
SAB: Haaa… Me encantas… haaa… No pares…- Expresó concentrada.
Me voló la cabeza.
La giré un poco, para apoyarla contra la pared.
YO: ¡Me gustas mucho, roja! Mmm…- Le decía comiéndole la boca.
No hacía más que seguir provocandole unos gemidos tremendos.
Ver como el agua le caía sobre las divinas tetas y la forma en que ponía sus labios al sentir los estímulos en su conchita, me prendió fuego.
De forma automática, bajé hasta a ella.
Le agarré una pierna con la mano y me la subí a mi hombro derecho.
Sabrina se dejó.
Ahora tenía a mi disposición, su rica y deliciosa conchita para degustarla.
Esa línea de pelitos... Me torturaba.
Y sin pensarlo otro segundo, le metía una profunda y lenta lamida, desde la parte baja, casi de la cola, hasta el clítoris, para luego conservarlo entre mis labios.
Todo ello mirándola fijamente.
SAB: Aaaaaahhhh…- Gritó terriblemente.
Casi desgarrador pareció.
Fue letal. Le provocó un placer enorme.
Pero eso no terminaría allí. Aún tenía su clítoris contenido entre mis labios. Sentía tantas cosas…
Entonces, comencé a lenguetearlo dentro de mi boca.
SAB: Mmmm… Aaaww…- Intentó contenerse, pero sin éxito.
Me agarró de los pelos.
SAB: Sí, sí… Aaaa…- Repetía frunciendo el ceño y apretando mis cabellos fuertemente.
Fue entonces que empecé a lamerla toda.
Se volvió loca.
Le pasé la lengua como un perro. Bien desde abajo, arrancando en el agujerito de su cola, hasta arriba.
No hace falta que diga lo rica que sabía. Demasiado.
Y Sabrina ya no gemía, gritaba. Porque poco le importaba hacerlo, ya que no había nadie en casa.
Su vagina fina y delicada lucía muy lubricada ante mi chupeteo.
Sus labios rositas se friccionaban con mi lengua, dejandole un sabroso saborcito.
Una conchita hermosa estaba chupando. Como pocas.
Y ella lo gozaba mucho.
En algunos momentos me apretaba demasiado fuerte, pero se daba cuenta y me acariciaba.
Yo la miraba.
Me gustaba hacerlo mientras le besaba con tanto amor la vagina.
Cuando ella me veía a mí, parecía que en cualquier momento acababa.
Nos decíamos todo con esos gestos.
Le besé la pierna que tenía sobre mí, en la zona femoral.
Su tierna carne me tentaba para que se la mordiera.
Luego, se la solté y me levanté.
Ella estaba totalmente perdida en el placer.
“Me encantas, me encantas” decía como con desesperación.
Y claro que ella me encantaba a mí.
Tomé ambos brazos y se lo estiré hacia arriba, sobre la pared y se los junté en alto.
Sus gomas se mecían hermosamente para los costados y en dirección al techo.
Me miró con mucha excitación.
Le comí fuertemente la boca, sosteniéndola de los brazos.
Lucía divina, toda mojada.
Y en un instante, ella volvió a levantar la pierna y la apoyó sobre la canilla.
No resistí más y aproveché esa maniobra.
Llevé mi verga hasta su conchita y, aún con sus manos estiradas hacia arriba, la penetré.
“Mmmmmmaaaaaaa” me gritó en la boca, cerrando sus ojos con fuerza.
Como una manta caliente y mojada, sus paredes vaginales envolvieron íntegramente mi verga.
Lo gocé zarpado.
Mi pija dura comenzó a coger su conchita. Otra vez, piel a piel.
Solté sus brazos y la tomé de la pierna.
Una sensación de placer, inigualable.
“Plaf plaf” sonaban sus cachetes de la cola, golpeando contra la pared.
“Muuacck moop” se oía mientras me la chapaba.
Ambos nos veíamos a los ojos.
SAB: Oohh, amor…- Se le escapó.
Que me dijera de esa manera, me mataba. Me rompía la cabeza.
YO: Sabes como desee hacerte el amor otra vez…
SAB: Aaahhh… aahh… Yo también, hermoso… aaa.- Me mordió el cuello.
YO: Me volas la cabeza… Oohhh…
Su conchita se comprimía de tal forma que me apretaba la verga demasiado. Me era muy difícil contener las ganas de acabar.
SAB: Oooww… No puedo más, no puedo más… Aaaa…
La voz de orgasmo que ponía, podría hacer acabar instantáneamente a cualquiera. Penetraba mis sentidos con mucha facilidad, haciendo estragos.
Me agarró de la cara y cerró sus ojos con fuerza.
Tenía la boca abierta de forma muy impresionante, mientras el agua le chorreaba cachondamente por el rostro.
Estaba tan ruborizada que las pecas de su rostro, se notaban como las estrellas en un cielo despejado.
Qué mujer increíble.
La cogí más rápido. Quería hacerla acabar de parada.
La tomé de una mejilla, muy suavemente, para que me mirara.
Respiraba muy agitada…
Mi pija entraba y salía de su vagina, friccionandonos nuestras pieles.
Qué placer…Y más aún, porque sentía sus tan ricos pechos chocar contra mí.
Le sonreí diciéndole con los ojos, todo lo que sentía por ella.
El tiempo pareció transcurrir en cámara lenta.
Movió la cabeza para darme un besito en la mano, pero no llegó a hacerlo.
Su orgasmo se le adelantó.
SAB: Aaaahhhh…- Gritó cerrando los ojos.
Intentó resistirse un poco más.
YO: No te das una idea de lo que me provocas, hermosa…- Le dije con la sinceridad que me salió del alma.
Fue demasiado para ella.
Esa resistencia que estaba oponiendo, cedió ante el placer divino que estaba diciendo.
Comenzó a retorcerse con mi verga dentro de su conchita.
SAB: Aaiii… Te quiero, amor… aaaaaaaaaa…- Dijo casi sin poder pronunciar y se tiró sobre mí a punto de acabar, acogiéndome entre sus brazos.
YO: Y yo a vos, hermosa…- Le dije embobado.
SAB: Aaaaaa…. aaaaaa…. Ooooooo.- Exclamó acabando como una diosa.
Se fundió en un grito eterno, sobre mi hombro, mientras me tomaba del cuello.
Me mató. Verdaderamente.
Suspiró en mi oído, abrazándome con mucha ternura.
No sé qué me pasaba con ella y por qué. Pero incluso cuando toda mi atención estaba en Mara, ella me podía. Y me podía mucho…
Podía sentir su respiración agitada e irregular. No me decía nada, solo me acariciaba.
Por mí, me quedaría toda la vida así, bajo el agua…
En un momento se desprendió un poco de mí.
La miré y estaba toda ruborizada.
Sus labios generaban una fuerza gravitatoria sobre mi poder de voluntad, que me sentía obligado a continuar besándola.
Definitivamente era nuestro momento.
“Chuik chuik… chuuik” sonaron.
Me sonreía solamente. Había quedado extasiada.
YO: Nos vamos a arrugar todos… jaja
SAB: Mal… jeje.- Finalmente rompió su silencio.
Su cara de satisfacción me complacía totalmente.
Era toda una femme fatale.
Volvió a sonreír.
YO: ¿Qué, hermosa? jaja
SAB: No, nada…- Me dió un beso con una mueca dibujada en su rostro.
Creo que sabía que el tiempo corría… Y por eso intentaba disfrutarlo como nunca. Bueno, al menos eso creía yo.
SAB: Vamos a enjuagarnos antes de que dejemos al barrio sin agua jajaja.-
Mi verga seguía firme como estatua, pero nos enjuagamos, riéndonos como dos nenes cada vez que nos mirabamos.
Tratábamos de que cada segundo fuera memorable.
Primero salió ella para secarse, mientras yo me lavaba con shampoo.
Se envolvió en una toalla y se puso con el secador de pelo.
Se veía muy linda haciéndolo a través del vidrio. Muy femenina.
Me la seguía comiendo en mi mente.
Después, agarró mi ropa para llevarla a lavar.
SAB: ¡En un ratito ya la tenes de nuevo!
YO: Bueno…- Le dije mirándola como diciendo “¿y ahora qué me pongo?
SAB: Si queres, salí con la toalla… En mi habitación hay ropa sobre la cama. Elegí la que mejor te quede.
YO: ¡Dale! Gracias, hermosa…
SAB: Te voy a poner a lavar esto, lindo…
Le sonreí y ella me tiró un beso. Luego, salió del baño y yo me terminé de secar.
Qué bien me sentía… Como en tiempos pasados.
Estaba muy contento de estar con ella.
Reconozco que se me venía a la cabeza Mara. Pero mi necesidad de Sabrina era muy grande. Y eso debía significar algo.
Pero no quería romperme el marote.
Traté de no buscarle el pelo al huevo. Me sequé y me puse la toalla en la cintura. Ya estaba bien aseado…
Salí del baño y me dirigí a su habitación para ponerme algo encima.
Seguía con muchas ganas de estar con ella.
Cuando entré a su habitación, me llevé una gran sorpresa.
No había nada apoyado sobre su cama. Pero ella estaba metida dentro, apenas cubierta con la sábana y esperándome.
Una vez más, me dejaba pasmado.
SAB: ¡Vení!.- Dijo con una carita que me la morfaba.
La noche estaba lejos de culminar para ambos. Y nada era mejor que eso.
11 comentarios - Capítulo 16 Mi prima, Mara 3
Pero voy a respetar tambien mi cabala, que es leerla despues del partido, no antes.
Queda uno más, uno más y pase lo que pase el domingo te prometo que Lunes a primera hora te transfiero lo que haya que pagar por ese betseller.
Yo hasta el día de hoy sigo escuchando Level 42 cuando me junto con mi "chongamix"
sostengo mi promesa de comprar todo el relato.