Como ya he contado antes, Luiza es una de las mejores amigas de Carla y había venido a pasar un par de días a mi ciudad. Lo que yo no sabía (y supe mas adelante) es que Luiza había venido movida por la curiosidad de esas conversaciones que mantenía con Carla, en las que Carla le contaba nuestros encuentros sexuales. Era el último día de Luiza en la ciudad y yo no me la podía quitar de la cabeza, me había maravillado su cuerpo, su cara y su deliciosa polla. Así que ese día fui yo quien le envió un mensaje a Carla para preguntarle si nos íbamos a ver, si íbamos a hacer algo. ¿Habría que sacar a Luiza para que conociera la ciudad? Carla se rió, porque Luiza ya había estado muchísimas veces en mi ciudad y me dijo: “Sí, está bien putita, vente a casa a la salida de mi turno y piensa donde vas a llevarnos jajaja”.
Yo me alegré, iba a ver a Luiza antes de que se fuera y ya en casa estaba fantaseando, tanto me calenté que me fui al baño y usé mi dildo, el de color chocolate que es el más grande para pensar que me estaba follando Luiza. Salí de la ducha, no me corrí, yo quería mantener mi deseo alto, así que solo gocé de aquel dildo en mi culo. El día se me estaba haciendo eterno, no dejaba de pensar en los labios de Luiza, en como me besó, pero basta de mentir, lo que deseaba era volver a chupar su polla. Me di cuenta que era lo que más deseaba, así que agarré la copia de las llaves del piso de Carla y me fui en metro al piso. De camino fui pensando en que excusa poner y sobretodo, que le iba a decir a Carla. Pero la calentura ocupaba mi cabeza y solo podía pensar en Luiza y en lo quería hacer con esa polla.
Llegué al piso y abrir con cuidado la puerta, prácticamente sin hacer ruido, era sobre las cuatro de la tarde, quedaban un par de horitas para que Carla llegase. Entre y deja mi bolsa y las llaves sobre una butaca, recorrí la casa, pero no había nadie en el salón, cocina, ni dormitorios. Me quedé parado, no había pensando que Luiza podía salir a dar un paseo por la ciudad. Abatido me dispuse a recoger mi bolsa y llaves para marcharme y al girarme vi a Luiza, junto a la puerta del baño, en camiseta de tirantes y sus braguitas. “Oi gatinho, te estaba esperando” me dijo con una sonrisa “Sabía que vendrías” me dijo mientras venia hacía mi y me daba un beso en la mejilla. Yo sonría como tonto y balbuceé como un tonto “Si, tenía ganas de verte”. Carla le había dicho que le había enviado un mensaje por la mañana, así que ella se quedó en el piso esperando a que yo fuera. Me dijo que le había gustado mucho venirse en mi boca y que quería hacerlo de nuevo. Yo me envalentoné y le dije “Claro, yo no he podido quitarme de la cabeza tu polla y la verdad, he venido porque quiero chupártela”. Luiza sonrió y separó un poco su braguita dejándome ver su polla larga y flácida, “Chúpala, es toda tuya” fue cuanto me dijo y yo me arrodillé y alli junto a la puerta del baño agarré su polla flácida y comencé a lamerla, la abracé con mi labios y comencé a darle una mamada, tragando toda, sintiendo las manos de Luiza sobre mi cabeza, empujando su polla que estaba despertándose en mi boca, que maravilla, como que gusta sentir que una polla se despierta en mi boca. Continué mamando con más intensidad, disfrutando de cada centímetro de su polla en mi boca, de pronto Luiza la sacó y la cogió con su mano, me dio unos polacos en la mejilla con ella, después la restregó por mi cara y labios, hasta hacer presión y volver a meterla dentro, comenzó a follar mi boca mientras decía que estaba deseando mucho esto, sentir mis labios en su polla y que iba a darme de nuevo la leche, la sacó y comenzó a pajearse con su mano derecha y con se mano izquierda me agarró de la boca y me dijo “Donde quieres la leche putita? En la boca? te la vas a tragar?” A lo que yo asentí y me liberé de su mano, me abalancé sobre su polla y contra el marco de la puerta del baño comencé a chupar con una intensidad que nunca había sentido, presioné con mi lengua y labios, quería aquella leche, la deseaba y Luiza ya estaba próxima a correrse, lo notaba en su respiración, sus gemidos, todo me animaba a no parar y de pronto Luiza gimió, agarró mi cabeza con sus dos manos y empujó su polla, toda dentro y pude sentir el espasmo de su orgasmo y la leche en mi garganta. “Traga, así puta, traga tuda”. Mis manos agarraban su culo y lo pujaban hacia a mi, le estaba demostrando que la quería dentro, que no quería que se separase de mi. Luiza terminó de correrse y poco a poco fue liberando mi garganta de su polla. Me sonrió y me dijo “Que buena puta eres, Carla tiene mucha suerte. Que envidia”
Me levanté sin separar mis manos de su culo y le di un beso en los labios. “Un placer sentir tu polla en mi boca, me encantas”. Luiza me sonrió y me dijo “Debes estar muy cachondo, no?” Una polla dura bajo mi pantalón corroboraba sus palabras, comenzó a acariciarla y me dijo “Ven, vamos a la cama”. Entramos en el dormitorio y Luiza comenzó a desnudarme, rápidamente saqué mi polla y estaba empapada. “Deus meus… que delicia” y comenzó a pajeármela mientras me besaba y me preguntó “Quieres que te la chupe” Ufff mi cara debió de ser muy evidente, porque Luiza se deslizó y comenzó a darme una mamada. Yo estaba en una nube, viendo aquellos labios como abrazaban a mi polla y la succionaban. Me quedé embobado mirando el culo de Luiza y ella me dijo, “Quieres follarme putita? Tal vez en otra ocasión te deje follarme… ahora no”. Me quedé con las ganas pero me estaba dando una mamada de ensueño y no me importaba lo más mínimo. De pronto, Luiza introdujo un dedo en mi culo, mientras me miraba y sostenía mi glande con sus carnosos labios. Me estaba encantando y ella lo sabía, me lo preguntó y yo le dije que claro que si, que sentía rico pero que era mejor tener su polla. Los dos reímos y me dijo “La quieres?” Asentí con la cabeza y comenzamos a hacer un 69, nuevamente estaba despertando su polla en mi boca, no tardé en sentirla completamente dura y Luiza se liberó y me puso mis piernas sobre sus hombros. Como ya había dilatado un poco con sus dedos (y yo en casa había jugado con mi dildo más grande), la metió cómodamente hasta el final. Sentí esa mezcla de dolor y placer al tenerla toda bien adentro. Luiza comenzó a follarme, abrazando mis piernas contra sus tetas, Luiza me embestía contra el colchón. De pronto paró, soltó mis piernas y se acercó para besarme mientras me penetraba nuevamente. Metió un dedo en mi boca a lo que yo respondí chupándolo como si de una polla se tratase. Luiza se dio cuenta de mi calentón y agarró mi polla dura y la pajeó mientras me follaba. Me encantaba aquella sensación, la polla de Luiza entraba y salía ya sin dolor alguno, solo placer y no tardé en correrme, salpiqué en las tetas de Luiza y por mi boca y pecho. Luiza me dijo que si lo estaba gozando, obviamente le dije que si y ella me dijo que tenia un culito muy gostoso y que me lo iba a llenar de leche. Yo comencé a gemir, interpreté mi papel de puta, comencé a decirle a Luiza que me encantaba sentirla dentro, que su putita quería la leche dentro y no tardó en correrse. Con su polla dentro me dio un beso y me dijo que estaba pensando en secuestrarme y yo le dije: “Mejor vente a vivir aquí”
Me dijo que de momento no podía, pero que le encantaría que fuera a Barcelona a visitarla.
De pronto miré el reloj, quedaba todavía media hora para que Carla regresase a su piso. Le dije que tal vez sería mejor que me marchase, que Carla seguramente se enfadaría, pero que yo no había podido reprimir mi deseo por ella y entonces se puso a reír. Me dijo que no me preocupase, que Carla le había dado mi número de teléfono para que me llamase y que ella le había dicho que no hacía falta, que yo iría solito jajaja. Nos quedamos riéndonos y besándonos en la cama hasta que oímos las llaves en la puerta de casa. Carla había llegado y vino directa a la habitación. “Vaya! Así que no me habéis esperado!”
Yo me alegré, iba a ver a Luiza antes de que se fuera y ya en casa estaba fantaseando, tanto me calenté que me fui al baño y usé mi dildo, el de color chocolate que es el más grande para pensar que me estaba follando Luiza. Salí de la ducha, no me corrí, yo quería mantener mi deseo alto, así que solo gocé de aquel dildo en mi culo. El día se me estaba haciendo eterno, no dejaba de pensar en los labios de Luiza, en como me besó, pero basta de mentir, lo que deseaba era volver a chupar su polla. Me di cuenta que era lo que más deseaba, así que agarré la copia de las llaves del piso de Carla y me fui en metro al piso. De camino fui pensando en que excusa poner y sobretodo, que le iba a decir a Carla. Pero la calentura ocupaba mi cabeza y solo podía pensar en Luiza y en lo quería hacer con esa polla.
Llegué al piso y abrir con cuidado la puerta, prácticamente sin hacer ruido, era sobre las cuatro de la tarde, quedaban un par de horitas para que Carla llegase. Entre y deja mi bolsa y las llaves sobre una butaca, recorrí la casa, pero no había nadie en el salón, cocina, ni dormitorios. Me quedé parado, no había pensando que Luiza podía salir a dar un paseo por la ciudad. Abatido me dispuse a recoger mi bolsa y llaves para marcharme y al girarme vi a Luiza, junto a la puerta del baño, en camiseta de tirantes y sus braguitas. “Oi gatinho, te estaba esperando” me dijo con una sonrisa “Sabía que vendrías” me dijo mientras venia hacía mi y me daba un beso en la mejilla. Yo sonría como tonto y balbuceé como un tonto “Si, tenía ganas de verte”. Carla le había dicho que le había enviado un mensaje por la mañana, así que ella se quedó en el piso esperando a que yo fuera. Me dijo que le había gustado mucho venirse en mi boca y que quería hacerlo de nuevo. Yo me envalentoné y le dije “Claro, yo no he podido quitarme de la cabeza tu polla y la verdad, he venido porque quiero chupártela”. Luiza sonrió y separó un poco su braguita dejándome ver su polla larga y flácida, “Chúpala, es toda tuya” fue cuanto me dijo y yo me arrodillé y alli junto a la puerta del baño agarré su polla flácida y comencé a lamerla, la abracé con mi labios y comencé a darle una mamada, tragando toda, sintiendo las manos de Luiza sobre mi cabeza, empujando su polla que estaba despertándose en mi boca, que maravilla, como que gusta sentir que una polla se despierta en mi boca. Continué mamando con más intensidad, disfrutando de cada centímetro de su polla en mi boca, de pronto Luiza la sacó y la cogió con su mano, me dio unos polacos en la mejilla con ella, después la restregó por mi cara y labios, hasta hacer presión y volver a meterla dentro, comenzó a follar mi boca mientras decía que estaba deseando mucho esto, sentir mis labios en su polla y que iba a darme de nuevo la leche, la sacó y comenzó a pajearse con su mano derecha y con se mano izquierda me agarró de la boca y me dijo “Donde quieres la leche putita? En la boca? te la vas a tragar?” A lo que yo asentí y me liberé de su mano, me abalancé sobre su polla y contra el marco de la puerta del baño comencé a chupar con una intensidad que nunca había sentido, presioné con mi lengua y labios, quería aquella leche, la deseaba y Luiza ya estaba próxima a correrse, lo notaba en su respiración, sus gemidos, todo me animaba a no parar y de pronto Luiza gimió, agarró mi cabeza con sus dos manos y empujó su polla, toda dentro y pude sentir el espasmo de su orgasmo y la leche en mi garganta. “Traga, así puta, traga tuda”. Mis manos agarraban su culo y lo pujaban hacia a mi, le estaba demostrando que la quería dentro, que no quería que se separase de mi. Luiza terminó de correrse y poco a poco fue liberando mi garganta de su polla. Me sonrió y me dijo “Que buena puta eres, Carla tiene mucha suerte. Que envidia”
Me levanté sin separar mis manos de su culo y le di un beso en los labios. “Un placer sentir tu polla en mi boca, me encantas”. Luiza me sonrió y me dijo “Debes estar muy cachondo, no?” Una polla dura bajo mi pantalón corroboraba sus palabras, comenzó a acariciarla y me dijo “Ven, vamos a la cama”. Entramos en el dormitorio y Luiza comenzó a desnudarme, rápidamente saqué mi polla y estaba empapada. “Deus meus… que delicia” y comenzó a pajeármela mientras me besaba y me preguntó “Quieres que te la chupe” Ufff mi cara debió de ser muy evidente, porque Luiza se deslizó y comenzó a darme una mamada. Yo estaba en una nube, viendo aquellos labios como abrazaban a mi polla y la succionaban. Me quedé embobado mirando el culo de Luiza y ella me dijo, “Quieres follarme putita? Tal vez en otra ocasión te deje follarme… ahora no”. Me quedé con las ganas pero me estaba dando una mamada de ensueño y no me importaba lo más mínimo. De pronto, Luiza introdujo un dedo en mi culo, mientras me miraba y sostenía mi glande con sus carnosos labios. Me estaba encantando y ella lo sabía, me lo preguntó y yo le dije que claro que si, que sentía rico pero que era mejor tener su polla. Los dos reímos y me dijo “La quieres?” Asentí con la cabeza y comenzamos a hacer un 69, nuevamente estaba despertando su polla en mi boca, no tardé en sentirla completamente dura y Luiza se liberó y me puso mis piernas sobre sus hombros. Como ya había dilatado un poco con sus dedos (y yo en casa había jugado con mi dildo más grande), la metió cómodamente hasta el final. Sentí esa mezcla de dolor y placer al tenerla toda bien adentro. Luiza comenzó a follarme, abrazando mis piernas contra sus tetas, Luiza me embestía contra el colchón. De pronto paró, soltó mis piernas y se acercó para besarme mientras me penetraba nuevamente. Metió un dedo en mi boca a lo que yo respondí chupándolo como si de una polla se tratase. Luiza se dio cuenta de mi calentón y agarró mi polla dura y la pajeó mientras me follaba. Me encantaba aquella sensación, la polla de Luiza entraba y salía ya sin dolor alguno, solo placer y no tardé en correrme, salpiqué en las tetas de Luiza y por mi boca y pecho. Luiza me dijo que si lo estaba gozando, obviamente le dije que si y ella me dijo que tenia un culito muy gostoso y que me lo iba a llenar de leche. Yo comencé a gemir, interpreté mi papel de puta, comencé a decirle a Luiza que me encantaba sentirla dentro, que su putita quería la leche dentro y no tardó en correrse. Con su polla dentro me dio un beso y me dijo que estaba pensando en secuestrarme y yo le dije: “Mejor vente a vivir aquí”
Me dijo que de momento no podía, pero que le encantaría que fuera a Barcelona a visitarla.
De pronto miré el reloj, quedaba todavía media hora para que Carla regresase a su piso. Le dije que tal vez sería mejor que me marchase, que Carla seguramente se enfadaría, pero que yo no había podido reprimir mi deseo por ella y entonces se puso a reír. Me dijo que no me preocupase, que Carla le había dado mi número de teléfono para que me llamase y que ella le había dicho que no hacía falta, que yo iría solito jajaja. Nos quedamos riéndonos y besándonos en la cama hasta que oímos las llaves en la puerta de casa. Carla había llegado y vino directa a la habitación. “Vaya! Así que no me habéis esperado!”
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