Llevo una semana esperando este día, después de medio año hablando, hoy por fin voy a ponerle cara. Tengo órdenes expresas sobre el exterior pero para el interior quiere que le sorprenda. Abro el cajón de la lencería, mis ojos se posan en el liguero rojo y una sonrisa escapa entre mis labios. Cojo también el sujetador rojo y esas medias negras con ligas rojas que aún no he podido estrenar. Eso es todo, cualquier otra cosa esta prohibida. Abro el armario, ha elegido la camisa blanca y la falda negra plisada. Me siento en el tocador, los ojos bien marcados en negro y los labios rojos, intensos, húmedos, listos para él. Saco el collar del cajón, ese collar que es el símbolo de lo que soy y me miro en el espejo. Estoy excitada y noto la humedad entre mis piernas, levanto la falda y meto la mano entre los muslos, acariciándome... No sé si es un gemido o un suspiro lo que escapa entre mis labios, retiro la mano y lamo mis dedos, los saboreo. Tengo que parar o llegaré tarde. Me pongo las botas, la chaqueta y subo al coche. Me ha citado en un restaurante del centro al lado de su hotel. Consigo aparcar cerca. Me miro en el retrovisor e intento relajarme, estoy nerviosa, excitada, mojada... Voy a verle por primera vez. Entro y miro alrededor. Es moreno, alto, delgado y lleva barba, esa barba que tantas veces he fantaseado con sentir entre las piernas. Hay tres hombres en la barra, se giran a mirarme pero no es ninguno de ellos. Me siento y el camarero parece muy entretenido con un cliente que hay al fondo y no consigo ver. Cuando acaba de hablar se acerca a mi y antes de que pueda pedir me trae una copa de vino blanco, invitación del caballero del fondo. Miro hacia allí y alcanzo a ver unos ojos que me desnudan, se pone de pie. Es alto y delgado, con barba y debajo de ella unos labios carnosos que se elevan en una sonrisa y me dejan ver sus dientes, esos que quiero marcados en cada rincón de mi cuerpo.
Se acerca despacio, como el depredador en busca de la presa que lo mira fascinada. Me muerdo el labio, acaricio mi corta melena y aprieto los muslos, tengo los pezones duros y erectos y el sexo empapado...
Se acerca a mi y me susurra al oído, cómo está mi perra? Lo he leído en mil mensajes pero escuchar su voz, sentir su aliento acariciando mi cuello mientras lo dice, hace que se me erice la piel y me tiemblen las piernas. Apoya una mano en mis rodillas y mis muslos se separan con vida propia, irremediablemente. Me mira a los ojos mientras sonríe "vamos a ver cómo estás..." sus manos empiezan a subir desde la rodilla, aproximándose a mi sexo empapado, estoy empezando a gemir, el camarero no deja de mirarnos y el señor de enfrente se asoma desde detrás de su espalda. Abro más las piernas, completamente entregada a Él, sin importarme si me miran. Se acerca más y me besa, su lengua entra profundamente en mi boca mientras sus dedos se deslizan dentro de mi, noto su miembro duro, muy duro apoyado en mi rodilla. No quiero cenar... sólo deseo sentirle dentro de mi. Se separa de mi y siento ese anhelo de Él que hace meses que tengo. - Tranquila, mi niña, tenemos toda la noche. Sus dedos están mojados de mi flujo y allí delante del camarero y los clientes, los acerca a mi boca para que los limpie, y lo hago, golosa, ansiosa...sin importarme quién me está mirando. Cuando está satisfecho se vuelve al camarero y pregunta por nuestra mesa. Nos acompañan hasta allí, Él camina detrás mío y deseo que vea esa humedad que seguro ha mojado mi falda y se escurre entre mis piernas, le deseo, le deseo allí mismo, delante de todo el mundo. Deseo que me tumbe encima de la mesa y me haga suya delante de toda esa gente. La cena transcurre tranquila, primer plato, segundo...una conversación amena, mis ojos no pueden despegarse de los suyos, de su boca. Hasta que me da una orden sencilla - Ves al baño mientras pido el postre, quiero que te masturbes con tres dedos, sin correrte, tres minutos exactos. Me levanto de camino al baño ansiosa por obedecerle, andando y moviendo el culo, provocándole. En el aseo cierro la puerta me apoyo en ella, separo las piernas y meto tres dedos, estoy chorreando... imagino que es Él y me los meto duro, de golpe tengo que ir con cuidado de no correrme... De repente pican a la puerta, abro cautelosa y allí está Él - Ven conmigo, perra.
Le sigo al lavabo de hombres, me tiemblan hasta las piernas pensando en lo que vendrá. Desabrocha el cinturón, los pantalones... Me arrodillo instintivamente y abro la boca, le miro a los ojos, implorando, suplicando con los míos. Llevo toda la cena deseándolo, miento, llevo meses deseándolo...
Por fin libera su polla de la prisión que eran los pantalones, está duro y le miro deseándola, gimiendo, mi sexo empapado, chorreando sólo con verla.
- Ahora, perra, me la vas a chupar como la glotona que eres, sin manos, quiero que las uses para masturbarte mientras lo haces. Y mírame, quiero ver a mi zorra disfrutando mientras la uso.
Me acerco a Él de rodillas y empiezo a lamerle, desde detrás. Mi lengua juega con su ano, le oigo gemir mientras le recorro en círculos que se van haciendo cada vez más pequeńos, mi lengua jugando a penetrarle. Despacio empiezo a recorrer la línea que lleva a sus huevos, los introduzco en mi boca y succiono despacio mientras le miro, me deleito en el placer que es sentir su sabor, su textura...Paso a su miembro y lo lamo golosa, desde la base a la punta, succionándola suavemente. Mis dedos trabajan sin cesar entre mis muslos, entrando y saliendo ferozmente, empapados, mis ojos no se despegan de los suyos, mi boca y mi lengua devorándole sin descanso.
La meto entera en mi boca hasta el fondo, noto las arcadas que vienen, la saliva cayendo sobre mi pecho, no puedo respirar ni dejar de gemir, el deseo de tenerle en la boca al fin me está consumiendo, haciéndome arder, le quiero más y más adentro... Pero no puedo respirar e intento apartarme para coger aire pero me agarra del pelo y la mete más adentro, la deja ahí quieta, me mira y sonríe.
Al fin me deja respirar y no puedo evitar susurrar
- Más Amo, por favor
Vuelve a coger mi cabeza y me folla la boca duro, mis dedos se mueven dentro de mi sin descanso, quiero correrme, no puedo aguantar más.
- Te vas a comer mi corrida, sé que lo estás deseando y quiero que te corras mientras lo haces.
Aprieta mi cabeza contra Él,escucho su gemido y noto su semen caliente, abundante, espeso derramándose en mi boca, y en ese momento noto mi orgasmo, intenso, líquido... Siento que voy a estallar de placer.
Cuando acaba sigo chupándola hasta que no queda ni una gota. Saco mis dedos que siguen dentro de mi y los lamo uno a uno hasta que están igual de limpios.
- Arreglate un poco que antes de ir al hotel he pedido el postre, pero no te limpies, quiero que sigas chorreando.
Sale del bańo y me miro en el espejo, no puedo creer lo que acaba de pasar, siento mi sexo aún tembloroso. El liner se ha corrido, estoy despeinada y el rojo de labios está por todas partes. Me recompongo un poco y salgo orgullosa de mi, de lo que acaba de ocurrir, de haberle dado placer. Le miro sentado en la mesa, impoluto, hablando y sonriendo al camarero y vuelvo a desearle...
Q rico complacer a un Amo
Se acerca despacio, como el depredador en busca de la presa que lo mira fascinada. Me muerdo el labio, acaricio mi corta melena y aprieto los muslos, tengo los pezones duros y erectos y el sexo empapado...
Se acerca a mi y me susurra al oído, cómo está mi perra? Lo he leído en mil mensajes pero escuchar su voz, sentir su aliento acariciando mi cuello mientras lo dice, hace que se me erice la piel y me tiemblen las piernas. Apoya una mano en mis rodillas y mis muslos se separan con vida propia, irremediablemente. Me mira a los ojos mientras sonríe "vamos a ver cómo estás..." sus manos empiezan a subir desde la rodilla, aproximándose a mi sexo empapado, estoy empezando a gemir, el camarero no deja de mirarnos y el señor de enfrente se asoma desde detrás de su espalda. Abro más las piernas, completamente entregada a Él, sin importarme si me miran. Se acerca más y me besa, su lengua entra profundamente en mi boca mientras sus dedos se deslizan dentro de mi, noto su miembro duro, muy duro apoyado en mi rodilla. No quiero cenar... sólo deseo sentirle dentro de mi. Se separa de mi y siento ese anhelo de Él que hace meses que tengo. - Tranquila, mi niña, tenemos toda la noche. Sus dedos están mojados de mi flujo y allí delante del camarero y los clientes, los acerca a mi boca para que los limpie, y lo hago, golosa, ansiosa...sin importarme quién me está mirando. Cuando está satisfecho se vuelve al camarero y pregunta por nuestra mesa. Nos acompañan hasta allí, Él camina detrás mío y deseo que vea esa humedad que seguro ha mojado mi falda y se escurre entre mis piernas, le deseo, le deseo allí mismo, delante de todo el mundo. Deseo que me tumbe encima de la mesa y me haga suya delante de toda esa gente. La cena transcurre tranquila, primer plato, segundo...una conversación amena, mis ojos no pueden despegarse de los suyos, de su boca. Hasta que me da una orden sencilla - Ves al baño mientras pido el postre, quiero que te masturbes con tres dedos, sin correrte, tres minutos exactos. Me levanto de camino al baño ansiosa por obedecerle, andando y moviendo el culo, provocándole. En el aseo cierro la puerta me apoyo en ella, separo las piernas y meto tres dedos, estoy chorreando... imagino que es Él y me los meto duro, de golpe tengo que ir con cuidado de no correrme... De repente pican a la puerta, abro cautelosa y allí está Él - Ven conmigo, perra.
Le sigo al lavabo de hombres, me tiemblan hasta las piernas pensando en lo que vendrá. Desabrocha el cinturón, los pantalones... Me arrodillo instintivamente y abro la boca, le miro a los ojos, implorando, suplicando con los míos. Llevo toda la cena deseándolo, miento, llevo meses deseándolo...
Por fin libera su polla de la prisión que eran los pantalones, está duro y le miro deseándola, gimiendo, mi sexo empapado, chorreando sólo con verla.
- Ahora, perra, me la vas a chupar como la glotona que eres, sin manos, quiero que las uses para masturbarte mientras lo haces. Y mírame, quiero ver a mi zorra disfrutando mientras la uso.
Me acerco a Él de rodillas y empiezo a lamerle, desde detrás. Mi lengua juega con su ano, le oigo gemir mientras le recorro en círculos que se van haciendo cada vez más pequeńos, mi lengua jugando a penetrarle. Despacio empiezo a recorrer la línea que lleva a sus huevos, los introduzco en mi boca y succiono despacio mientras le miro, me deleito en el placer que es sentir su sabor, su textura...Paso a su miembro y lo lamo golosa, desde la base a la punta, succionándola suavemente. Mis dedos trabajan sin cesar entre mis muslos, entrando y saliendo ferozmente, empapados, mis ojos no se despegan de los suyos, mi boca y mi lengua devorándole sin descanso.
La meto entera en mi boca hasta el fondo, noto las arcadas que vienen, la saliva cayendo sobre mi pecho, no puedo respirar ni dejar de gemir, el deseo de tenerle en la boca al fin me está consumiendo, haciéndome arder, le quiero más y más adentro... Pero no puedo respirar e intento apartarme para coger aire pero me agarra del pelo y la mete más adentro, la deja ahí quieta, me mira y sonríe.
Al fin me deja respirar y no puedo evitar susurrar
- Más Amo, por favor
Vuelve a coger mi cabeza y me folla la boca duro, mis dedos se mueven dentro de mi sin descanso, quiero correrme, no puedo aguantar más.
- Te vas a comer mi corrida, sé que lo estás deseando y quiero que te corras mientras lo haces.
Aprieta mi cabeza contra Él,escucho su gemido y noto su semen caliente, abundante, espeso derramándose en mi boca, y en ese momento noto mi orgasmo, intenso, líquido... Siento que voy a estallar de placer.
Cuando acaba sigo chupándola hasta que no queda ni una gota. Saco mis dedos que siguen dentro de mi y los lamo uno a uno hasta que están igual de limpios.
- Arreglate un poco que antes de ir al hotel he pedido el postre, pero no te limpies, quiero que sigas chorreando.
Sale del bańo y me miro en el espejo, no puedo creer lo que acaba de pasar, siento mi sexo aún tembloroso. El liner se ha corrido, estoy despeinada y el rojo de labios está por todas partes. Me recompongo un poco y salgo orgullosa de mi, de lo que acaba de ocurrir, de haberle dado placer. Le miro sentado en la mesa, impoluto, hablando y sonriendo al camarero y vuelvo a desearle...
Q rico complacer a un Amo
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