Mi primera primera vez (parte 2)

La segunda se me dio con otro compañero, unos dos años más tarde. Uno que me encantaba y hasta nos llegamos a relacionar bastante. 
Todo empezó una tarde, cuando me encontraba en un cyber café (yo todavía no tenía ni internet y menos computadora en mi casa), hablaba con él, pero también estaba redactando un TP (trabajo práctico). 
En eso, me llega una videollamada vía MSN. Lo atiendo y en un primerísimo primer plano, se encontraba la señora Verga. Una tremenda y recontra re-tragable pija que se mostraba de manera soberbia. Impoluta. Casi mística.
Mi cara debe haber sido de "wtf?" porque, mi amigo al toque, cortó la llamada y se puso en desconectado. Yo quedé recalculando 5 minutos mas aprox. No lo podía creer. Si bien, ya había visto pijas en el porno, la mía y la del pibe anteriormente nombrado, no me esperaba que él la muestre. Para mí, era totalmente heterosexual. 
Al día siguiente, no hizo mas que tratar de evitarme. En vano, aunque eso no le duraría demasiado debido a que se sentaba detrás mío.
Durante un recreo, le obligué a hablarme ya que teníamos que hacer un trabajo juntos y no daba que se ponga así de bobo. Que no era la gran cosa. Después de todo, era solo una poronga, no un enano muerto.
Aceptó la realidad, pidió disculpas y todo siguió su curso natural.
Ese viernes nos juntamos a hacer el trabajo que debíamos, comimos y hablamos hasta que llegó el 3ero en el grupo. El problema fue que llegó totalmente borracho. Lo mandamos a dormir para continuar con la tarea. Como la cama fue cedida para el pibe que llegó ebrio, tuvimos que preparar un colchón en el piso. Lo compartimos, por cierto. Le comenté que me encantó su pija. Al ver su sorpresa, le empecé a manosear el ganso. No salía de su asombro hasta que mis labios rozaron su glande, solo le salía juguito rico de su pedazo. 
Como era virgen de la cola, solo atiné a hacerle un petardo bien rico. Tenía miedito de entregarlo y el tamaño de su pija me daba cosita para metérmelo en el culo, así que... procedí a solo pajearlo con la boca.
Sentí todo su placer recorrerle la punta de la chota a medida que pasaba el tiempo. Su miembro no paraba de crecer con cada lamida que le pegaba. La demostración mas clara de que le gustó fue la cantidad de semen que le salió. Aún así, tengo mis dudas, ya que no tenía experiencia. Cometí varios errores que, con el pasar del tiempo, fui corrigiendo para adquirir el mejor desempeño posible.

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