Quedamos en vernos, pero poco más que eso enverdad, él tenía la potestad de decidir cuándo, cómo y dónde, pegamos onda rápidamente,me conto que era camionero y de un pueblo cercano a la capital así que en esesentido estaba todo más que bien.
Un Domingo a la madrugada no hace tanto tiempo lógicamenteyo salía del boliche en el que había estado con mis amigas y amigos cuando mellego una notificación a Telegram de él, en el mensaje me decía que me estabapor pasar a buscar en una de las salidas de la ciudad para estar juntos y yo nopodía negarme aunque está realmente muy borracha, le dije que sí y le pedí a unamigo que me llevara a donde me iba a pasar a buscar, no tuvo ningún problema yde hecho se iba a quedar a hacerme compañía porque estábamos a la intemperiepero yo le dije que no, no hacía falta sinceramente aun con mi aspecto femeninoy la vestimenta que había elegido para esa noche, una musculosa negra que me lahabía acomodado como pupera, unos shorts de jean y unas medidas negras deencaje que tenían también portaligas a la tanga que traía puesta pero que no seveía. Esa noche todo el mundo me había devorado con la mirada y hasta mis amigos,pero en realidad no le había dado importancia a nadie esa noche.
La cuestión es que finalmente mi amigo me dejoy le envié un mensaje a este hombre, me dijo que estaba cerca y unos veinteminutos ya estaba frente a mí un enorme camión que transportaba materiales parala construcción. Me subí al asiento del copiloto, le sonreí, lo bese y leaclare que estaba borracha a lo cual hizo un chiste que no entendí y nos reímosde nuevo los dos, él también tenía olor a alcohol en la boca y estoy casiseguro de que lo que estaba tomando era un whisky de los malos.
Frenamos unos kilómetros más adelante en una callede tierra que quedaba al costado de la ruta principal, apago el camión, perodejo algunas luces encendidas, las cuales no hacían tanta falta porque yaestaba amaneciendo. Se acercó a mí y me beso nuevamente, acaricio mi rostro, micintura, me tocaba la cola a cada rato y yo me tiraba un poco hacia el cuándolo hacía, pronto estuve sobre el besándolo más apasionadamente antes dehundirme en el espacio en donde estaban los pedales del vehículo y bajar suspantalones para chupársela. El solo atinaba a decirme lo hermosa que eramientras yo estaba concentrado en el fuerte aroma y el sabor de su sucio peneen mi boca, era obvio que hacía ya algunos días que no se bañaba y que había sudadomucho. No me dio asco para nada, en realidad me parecía una delicia esa vergaen ese momento.
El me pidió que incidiera con fuerza intensa,por lo que no me tome el trabajo de saborearla lentamente como a mí me gusta,me encanta el sabor natural de la piel de los hombres, pero quizás él estabaapurado, no le pregunte.
Sus fluidos no tardaron demasiado tiempo endesbordar por la comisura de mis labios cayendo en forma de finos hilos sobreel resto de su pene erecto, un pene que dicho sea de paso era de importantesdimensiones. Intenté desnudarme en donde estaba, pero no pude por lo que de unmomento a otro nos estábamos moviendo a la caja del camión, a un espacio vacíoen donde había un colchón. Ahí si me tomo de la cintura, él ya estaba desnudo,me beso y comenzó a desnudarme con bastante velocidad y fuerza. Me posicionocontra la pared del camión luego de chupársela unos minutos más y me dio unfuerte golpe en mi nalga izquierda lo cual hizo que elevara mi cola, al momentoel me penetro sin aviso alguno y me empujo con todo el peso de su enorme cuerpomás sobre la pared del vehículo. Me cogió también de frente a él, sosteniendomis piernas entre sus fuertes brazos mientras me sostenía de sus hombros ocuando podía de algún elemento en el lugar que me lo permitiría, claramente meestaba tomando con mucha fuerza, cada vez que entraba en mi sentía que me lastimaba,pero a la vez me encantaba. Cuando presionaba mi vientre y me cogía, supongoque por algún fetiche también, creía que iba a vomitar, pero me contuve.
Me cruzo el cinturón de su pantalón en elcuello y me puso en cuatro patas para seguir penetrándome con fuerza, su sudorasqueroso estaba en todo mi cuerpo y yo no perdía oportunidad para lamer cuandofluido encontrara antes de que toque el suelo. Él se notaba extasiado, micuerpo de arcilla era de él y lo estaba moldeando con fuerza casi exagerada.
Al final me cogió suavemente en la posición delmisionero con todo su peso sobre mí, mis piernas cruzadas hacia su espalda y elentrando a fondo, pero suavemente, incluso por momento me besaba y me miraba alos ojos cuando mis fuerzas comenzaban a abandonarme ante la intensidad de talhombre o animal disfrazado.
Acabo en mi cola, dentro, pensé que todo había terminadocuando se acostó en el colchón y nos quedamos abrazados un tiempo, yoacariciaba su pecho mientras bajábamos revoluciones cuando me pidió que lomasturbe. Yo no tuve problemas, la experiencia me encanto y si bien laborrachera no se me había pasado si estaba mejor, le hice la paja como unabuena puta se lo hace a su amo y cuando me aviso que estaba por acabar me dijocasi al mismo tiempo que quería que me la tomara. Un hilo de su miel todavía seescurría desde mi cola hasta el colchón cuando me apure a meter su pene otravez erecto en mi boca a los pocos segundos antes de que estallara en migarganta con toda su leche mientras con sus manos presionaba mi cabeza sobre sumiembro para acabarme incluso más adentro de lo posible. Siento que luego deacabar por segunda vez en mi quiso seguir cogiendo, pero el cuerpo ya no ledaba, descansamos un rato más abrazados y luego me dijo que me iba a dejar enla próxima estación de servicio para que me volviera a mi casa, me dio dinero porel servicio y yo le explique que él se lo había ganado, pero insistió con la condiciónde que le diera mi número para llamarme en otra oportunidad si lo deseaba, lo penséun momento y se lo di, la experiencia me gusto además de que él se lo gano, borrachahice igual un buen trabajo y si bien subí al colectivo de regrese sucia y conaroma inconfundible a semen en mi cuerpo creo que todo valió la pena, miseguidor se fue contento con su premio.
Un Domingo a la madrugada no hace tanto tiempo lógicamenteyo salía del boliche en el que había estado con mis amigas y amigos cuando mellego una notificación a Telegram de él, en el mensaje me decía que me estabapor pasar a buscar en una de las salidas de la ciudad para estar juntos y yo nopodía negarme aunque está realmente muy borracha, le dije que sí y le pedí a unamigo que me llevara a donde me iba a pasar a buscar, no tuvo ningún problema yde hecho se iba a quedar a hacerme compañía porque estábamos a la intemperiepero yo le dije que no, no hacía falta sinceramente aun con mi aspecto femeninoy la vestimenta que había elegido para esa noche, una musculosa negra que me lahabía acomodado como pupera, unos shorts de jean y unas medidas negras deencaje que tenían también portaligas a la tanga que traía puesta pero que no seveía. Esa noche todo el mundo me había devorado con la mirada y hasta mis amigos,pero en realidad no le había dado importancia a nadie esa noche.
La cuestión es que finalmente mi amigo me dejoy le envié un mensaje a este hombre, me dijo que estaba cerca y unos veinteminutos ya estaba frente a mí un enorme camión que transportaba materiales parala construcción. Me subí al asiento del copiloto, le sonreí, lo bese y leaclare que estaba borracha a lo cual hizo un chiste que no entendí y nos reímosde nuevo los dos, él también tenía olor a alcohol en la boca y estoy casiseguro de que lo que estaba tomando era un whisky de los malos.
Frenamos unos kilómetros más adelante en una callede tierra que quedaba al costado de la ruta principal, apago el camión, perodejo algunas luces encendidas, las cuales no hacían tanta falta porque yaestaba amaneciendo. Se acercó a mí y me beso nuevamente, acaricio mi rostro, micintura, me tocaba la cola a cada rato y yo me tiraba un poco hacia el cuándolo hacía, pronto estuve sobre el besándolo más apasionadamente antes dehundirme en el espacio en donde estaban los pedales del vehículo y bajar suspantalones para chupársela. El solo atinaba a decirme lo hermosa que eramientras yo estaba concentrado en el fuerte aroma y el sabor de su sucio peneen mi boca, era obvio que hacía ya algunos días que no se bañaba y que había sudadomucho. No me dio asco para nada, en realidad me parecía una delicia esa vergaen ese momento.
El me pidió que incidiera con fuerza intensa,por lo que no me tome el trabajo de saborearla lentamente como a mí me gusta,me encanta el sabor natural de la piel de los hombres, pero quizás él estabaapurado, no le pregunte.
Sus fluidos no tardaron demasiado tiempo endesbordar por la comisura de mis labios cayendo en forma de finos hilos sobreel resto de su pene erecto, un pene que dicho sea de paso era de importantesdimensiones. Intenté desnudarme en donde estaba, pero no pude por lo que de unmomento a otro nos estábamos moviendo a la caja del camión, a un espacio vacíoen donde había un colchón. Ahí si me tomo de la cintura, él ya estaba desnudo,me beso y comenzó a desnudarme con bastante velocidad y fuerza. Me posicionocontra la pared del camión luego de chupársela unos minutos más y me dio unfuerte golpe en mi nalga izquierda lo cual hizo que elevara mi cola, al momentoel me penetro sin aviso alguno y me empujo con todo el peso de su enorme cuerpomás sobre la pared del vehículo. Me cogió también de frente a él, sosteniendomis piernas entre sus fuertes brazos mientras me sostenía de sus hombros ocuando podía de algún elemento en el lugar que me lo permitiría, claramente meestaba tomando con mucha fuerza, cada vez que entraba en mi sentía que me lastimaba,pero a la vez me encantaba. Cuando presionaba mi vientre y me cogía, supongoque por algún fetiche también, creía que iba a vomitar, pero me contuve.
Me cruzo el cinturón de su pantalón en elcuello y me puso en cuatro patas para seguir penetrándome con fuerza, su sudorasqueroso estaba en todo mi cuerpo y yo no perdía oportunidad para lamer cuandofluido encontrara antes de que toque el suelo. Él se notaba extasiado, micuerpo de arcilla era de él y lo estaba moldeando con fuerza casi exagerada.
Al final me cogió suavemente en la posición delmisionero con todo su peso sobre mí, mis piernas cruzadas hacia su espalda y elentrando a fondo, pero suavemente, incluso por momento me besaba y me miraba alos ojos cuando mis fuerzas comenzaban a abandonarme ante la intensidad de talhombre o animal disfrazado.
Acabo en mi cola, dentro, pensé que todo había terminadocuando se acostó en el colchón y nos quedamos abrazados un tiempo, yoacariciaba su pecho mientras bajábamos revoluciones cuando me pidió que lomasturbe. Yo no tuve problemas, la experiencia me encanto y si bien laborrachera no se me había pasado si estaba mejor, le hice la paja como unabuena puta se lo hace a su amo y cuando me aviso que estaba por acabar me dijocasi al mismo tiempo que quería que me la tomara. Un hilo de su miel todavía seescurría desde mi cola hasta el colchón cuando me apure a meter su pene otravez erecto en mi boca a los pocos segundos antes de que estallara en migarganta con toda su leche mientras con sus manos presionaba mi cabeza sobre sumiembro para acabarme incluso más adentro de lo posible. Siento que luego deacabar por segunda vez en mi quiso seguir cogiendo, pero el cuerpo ya no ledaba, descansamos un rato más abrazados y luego me dijo que me iba a dejar enla próxima estación de servicio para que me volviera a mi casa, me dio dinero porel servicio y yo le explique que él se lo había ganado, pero insistió con la condiciónde que le diera mi número para llamarme en otra oportunidad si lo deseaba, lo penséun momento y se lo di, la experiencia me gusto además de que él se lo gano, borrachahice igual un buen trabajo y si bien subí al colectivo de regrese sucia y conaroma inconfundible a semen en mi cuerpo creo que todo valió la pena, miseguidor se fue contento con su premio.
0 comentarios - Borracha y con el camionero del pueblo (Seguidor Nro. 200)