A la mañana siguiente me sentía bastante mal. En parte por la tremenda culeada que me había dado Salva, pero también por Diego. Quería encontrarlo y hablar con él a solas. Después de todo, lo único que había hecho fue chuparme la concha. Y muy bien...
Después de preguntar a mis padres por mis hermanos, me dijeron que Salva dormía y que Diego se había ido a caminar por el sendero que salía por la parte trasera del hotel hacia el bosque.
Yo, que nunca fui muy deportista, salí corriendo a buscarlo. El camino era muy sinuoso y angosto, con muchos arbustos y árboles. Sentí que me perdía en un bosque. En un momento dado tropecé con una raíz, me caí y me doblé un tobillo. Debo haber gritado fuerte, porque un minuto después lo tenía a Diego arrodillado asistiéndome:
D- Que te pasó Meli?
Y- Me caí y me doblé el tobillo. Me cuesta levantarme.
D- Apoyate en mí y te llevo a caballito.
Me levantó y me llevó con gran facilidad.
Y- No te hacía tan fuerte, Dieguito!
D- Es que vos sos livianita! Que hacías por acá? A vos no te gusta mucho explorar...
Y- Yo... te buscaba.
D- Ah... por?
Y- Quería disculparme por lo de anoche. Fue un juego tonto y te hice sentir mal por hacerme sentir bien a mí.
D- No te preocupes. No me ofendí.
Y- Ok. Pero igual estuve mal. Perdoname!
D- Te perdono.
Y- Salva te dijo algo?
D- No hablé con él aún. Que pasó?
Y- Nada. Él quería molestarte por lo de anoche.
D- Típico de Salva! Pero creo que esto que hicimos los 3 nos une más. Estoy seguro que él también lo sabe.
Y- Es cierto... me gusta lo que decís. Creo que es la clase de secretos que uno lleva a la tumba no?
D- No solo eso. Cambia todo. La manera de vernos y tratarnos. Ya no somos solo hermanos y hermana. Somos algo más.
Y- Ojalá siga siendo así. No me gustaría que cambie para mal.
D- Te prometo que por mi parte no voy a permitir que eso pase.
Y- Gracias. Me siento mejor. Te quiero Diego!
D- Y yo te quiero a vos Meli.
Y- Nos podemos sentar un toque?
D- Sí, claro.
Me bajó suavemente en un tronco caído convertido en banco. Era más cómodo de lo que se veía. Miré a los ojos a Diego y ya no vi al hermano inteligente y fastidioso, vi al hombre que me gustaba. Quería besarlo... y lo hice. Él no se alejó ni me rechazó, más bien todo mo contrario. Me abrazó con suavidad y metió su lengua en mi boca. Besaba muy bien. Empecé a tocarlo por todas partes, cuando llegué a sus shorts encontré un erección durísima. Sin pensarlo, se lo bajé de un tirón hasta las rodillas y me puse a chupársela. Que bien se sentía ese sabor en mi boca. La pija de un hermano es mucho más rica que una extraña y lo perverso de todo esto hace sepa aun mejor.
Me bajé la calza y subí al tronco de rodillas. Me ofrecí toda a mi hermano.
Y- Cogeme por favor!
Diego no dijo nada, solo se ensalivó dos dedos y los pasó por la entrada de mi concha y luego por los labios hasta llegar al agujero del culo. Antes que me diera cuenta, me estaba pajeando a dos manos. Metía dedos en mi concha empapada y uno en mi culo. Sus manos eran expertas, el placer era intenso pero yo quería más. Estaba en cuatro, gozando y mojándome como una perra y solo podía pensar en ser penetrada. Le rogué.
Y- Metémela por favoooorrr!
Él no se hizo esperar más. Me la metió toda de un solo empujón hasta el fondo. Con lo lubricada que estaba se sintió increíble. Acabé enseguida.
Y- Aay! Aaaaay... aia... aaaaahh!
Por mis piernas rodaban gotas de mis propios jugos. Diego, mientras tanto, seguía con el mismo ritmo tranquilo sus embestidas. Pasó un dedo por mi muslo y se lo llevó a la boca.
D- Todo de vos es rico!
Yo me puse colorada y me excité más.
Y- Por diosss... cogeme más fuerte!
D- Como gustes!
Me agarró de la cadera y se puso a darme duro. Los ruidos que salían del choque de nuestros cuerpos eran terriblemente porno. Ploc-ploc-ploc-ploc.
D- uf... uf... estoy cercaaa!
Y- No la saques... la quieroooo!
D- Ooo keeeyyy... acabooo!
Me clavó hasta el fondo y se quedó ahí. Podía sentir su pija palpitar en mi interior, descargando toda su leche en mí, como le había pedido.
Se salió y apoyó su espalda en un árbol. Yo me senté en el tronco y miré como empezaba a salir semen de mi concha. Mirándolo a los ojos metí 2 dedos bien adentro y después me los chupé.
Y- Mmmm... Todo de nosotros es muy rico!
Se abalanzó y me comió la boca desesperadamente. Volví a meterme 2 dedos y se los hice lamer. Él no se quejó.
D- Mmm... tenés razón. Es muy rico!
Mi hermano el educado era un degenerado como yo! Esto se ponía cada vez mejor! Me arrodillé en el piso y me tomé toda la leche que aun le salía de la punta. Una vez que se la dejé limpia le pedí que volviéramos así podía ponerme hielo en el tobillo hinchado.
Horas más tarde, estaba acostada en la cama de mi habitación de hotel, descansando. Por turnos, todos pasaron a traerme cosas y ver como estaba. Dejando de lado la inflamación y el dolor que me impedían caminar... además estaba aburridísima.
Cuando vino Diego se ofreció a darme un masaje en las piernas. Me encantó la idea. Así que, con una crema para el cuerpo que había en el baño, masajeó mis piernas con una dedicación absoluta.
Me puse boca abajo para que masajeara mis muslos adoloridos (jejeje). Solo llevaba una tanga así que tenía una vista en primer plano de mi cola. No le tomó mucho llegar con sus manos a mis nalgas. Unos pocos manoseos después yo ya estaba mojándome y suspirando. Diego lo notó, bajó la tanga y se puso a jugar con mi culo con sus dedos encremados.
No decía nada. Yo tampoco. Me metió un dedo hasta el fondo y no me quejé. Lo dejé hacer para ver hasta donde llegaba sin hablar. Grave error. Un dedo se convirtió en dos y el jugueteo pasó a ser una penetración plena. Me cogía con sus dedos. Yo solo gemía, a la espera que me pidiera permiso para cogerme. Él no hablaba. Tuve que ceder yo.
Y- Aahh.. aay... No me la vas a meter? Ahmmm...
D- Eso querés?
Y- Mmm... si vos querés...
D- Querés que te la meta en este culito? Pedilo.
Y- Ah... noo... no seas malo!
D- Te voy a meter la pija cuando me lo pidas bien claro!
Y- Aahh... Metela...
D- Que cosa?
Y- Ufaaa... meteme la pijaaaa!
D- En...?
Y- Meteme tu pija en el culo, por favooooor!
En ese momento empezó la mejor y más salvaje culeada de mi vida.
Primero, se llenó de crema la pija y me la clavó entera. Yo mordí la almohada para ahogar un grito. Me cogió suave, con movimientos largos y pausados. Yo me quedaba acostada y el movía su cuerpo sobre el mío causándome un placer enorme. Después me puso en cuatro y me dio más fuerte mientras me cacheteaba las nalgas. En ese momento alcancé un orgasmo. Nunca imaginé que podría acabar por el culo, ahora sé que puedo.
Diego aún no estaba satisfecho. Me dejó acostarme boca arriba y decansé un minuto antes que se pusiera arriba mío.
D- Quiero ver tu cara cuando acabe.
Y- Ah que romántico!
Él sonrió de un costado, me levantó las piernas y volvió a mi castigado culo. En esa posición se sentía diferente. Fue aun mejor cuando empezó a besarme. La boca de Diego era suave pero intensa. Su lengua seguía siendo tan hábil para besar como para chuparme.
Sentí todo su cuerpo tensarse y el calor del semen llenando mi culo. Cerré los ojos y lo dejé acabar dentro todo lo que quisiera hasta caer rendido a mi lado.
Y- Eso... fue... muy intenso! No sabía que podía gozar así con sexo anal!
D- Me alegro que hayas disfrutado, Meli. Fue muy bueno!
Tengo que admitir que cuando me besó me excité mucho. Pero no quise decirlo, hubiera sido raro.
Se fue de la habitación un rato más tarde. Yo aproveché a dormir y luego intentar bañarme con cuidado. Cuando vi que iba a ser difícil lo llamé a Salvador.
Vino enseguida, todo listo para ayudar a bañarme. Yo estaba en tanga y una remera corta.
S- Esperá que me saco la ropa asi no me la mojo.
No pude evitar mirarle la pija. Ya la tenía parada!
Y- Epa! Eso es por mí?
S- Es por y para vos, hermanita! Estás buenísima y te voy a coger!
Y- No. Esperá. Me duele mucho el tobillo y...
No esperó más. Me levantó como si nada y me llevó a la cama. No quería que se diera cuenta que había tenido sexo con Diego, como si puediera serles infiel a mis hermanos! Así que me abrí de piernas y le dije:
Y- Ok. Rompeme la concha!
S- Así me gusta, hermanita!
Sabía que iba a poder provocarlo fácil. Lo que no sabía es que él tenía muchas ganas de cogerme. Lubricó con saliva su pija y me la metió sin piedad. Me taladraba hasta el fondo y no se cansaba. Luego me ofrecí a chupársela para bajar un poco y darle descanso a mi concha. Se sentó enbel borde de la cama y me dejó hacer un minuto o dos.
S- Bien. Ahora subite arriba mío. Yo me ocupo.
Me senté arriba de él, rodeándolo con mis piernas. Él me agarró de las nalgas y me clavó otra vez. La larga poronga de Salva me llegaba hasta el útero. Me mojé enseguida. Los ruidos que hacían nuestros cuerpos al chocar me estaban calentando más. Salva tenía una fuerza y una energía que me sometían. Me movía arriba y abajo sin pausa. Acabé sin poder pedirle que parara un poco.
Y- Pa... pa... pará... un pocoooo!
S- Que pasa hermanita? Estás cansada?
Lo golpeé un poco para que me soltara. Él me tiró en la cama y me miró apuntándome con ese garrote que tenía por pija.
Y- Si me das un respiro, te doy un premio.
S- Ah sí? Cual sería el premio?
Y- Te dejo llenarme la concha con tu leche.
S- Bueno... si lo decís así...
En ese momento, golpearon a la puerta.
Continúa...
Después de preguntar a mis padres por mis hermanos, me dijeron que Salva dormía y que Diego se había ido a caminar por el sendero que salía por la parte trasera del hotel hacia el bosque.
Yo, que nunca fui muy deportista, salí corriendo a buscarlo. El camino era muy sinuoso y angosto, con muchos arbustos y árboles. Sentí que me perdía en un bosque. En un momento dado tropecé con una raíz, me caí y me doblé un tobillo. Debo haber gritado fuerte, porque un minuto después lo tenía a Diego arrodillado asistiéndome:
D- Que te pasó Meli?
Y- Me caí y me doblé el tobillo. Me cuesta levantarme.
D- Apoyate en mí y te llevo a caballito.
Me levantó y me llevó con gran facilidad.
Y- No te hacía tan fuerte, Dieguito!
D- Es que vos sos livianita! Que hacías por acá? A vos no te gusta mucho explorar...
Y- Yo... te buscaba.
D- Ah... por?
Y- Quería disculparme por lo de anoche. Fue un juego tonto y te hice sentir mal por hacerme sentir bien a mí.
D- No te preocupes. No me ofendí.
Y- Ok. Pero igual estuve mal. Perdoname!
D- Te perdono.
Y- Salva te dijo algo?
D- No hablé con él aún. Que pasó?
Y- Nada. Él quería molestarte por lo de anoche.
D- Típico de Salva! Pero creo que esto que hicimos los 3 nos une más. Estoy seguro que él también lo sabe.
Y- Es cierto... me gusta lo que decís. Creo que es la clase de secretos que uno lleva a la tumba no?
D- No solo eso. Cambia todo. La manera de vernos y tratarnos. Ya no somos solo hermanos y hermana. Somos algo más.
Y- Ojalá siga siendo así. No me gustaría que cambie para mal.
D- Te prometo que por mi parte no voy a permitir que eso pase.
Y- Gracias. Me siento mejor. Te quiero Diego!
D- Y yo te quiero a vos Meli.
Y- Nos podemos sentar un toque?
D- Sí, claro.
Me bajó suavemente en un tronco caído convertido en banco. Era más cómodo de lo que se veía. Miré a los ojos a Diego y ya no vi al hermano inteligente y fastidioso, vi al hombre que me gustaba. Quería besarlo... y lo hice. Él no se alejó ni me rechazó, más bien todo mo contrario. Me abrazó con suavidad y metió su lengua en mi boca. Besaba muy bien. Empecé a tocarlo por todas partes, cuando llegué a sus shorts encontré un erección durísima. Sin pensarlo, se lo bajé de un tirón hasta las rodillas y me puse a chupársela. Que bien se sentía ese sabor en mi boca. La pija de un hermano es mucho más rica que una extraña y lo perverso de todo esto hace sepa aun mejor.
Me bajé la calza y subí al tronco de rodillas. Me ofrecí toda a mi hermano.
Y- Cogeme por favor!
Diego no dijo nada, solo se ensalivó dos dedos y los pasó por la entrada de mi concha y luego por los labios hasta llegar al agujero del culo. Antes que me diera cuenta, me estaba pajeando a dos manos. Metía dedos en mi concha empapada y uno en mi culo. Sus manos eran expertas, el placer era intenso pero yo quería más. Estaba en cuatro, gozando y mojándome como una perra y solo podía pensar en ser penetrada. Le rogué.
Y- Metémela por favoooorrr!
Él no se hizo esperar más. Me la metió toda de un solo empujón hasta el fondo. Con lo lubricada que estaba se sintió increíble. Acabé enseguida.
Y- Aay! Aaaaay... aia... aaaaahh!
Por mis piernas rodaban gotas de mis propios jugos. Diego, mientras tanto, seguía con el mismo ritmo tranquilo sus embestidas. Pasó un dedo por mi muslo y se lo llevó a la boca.
D- Todo de vos es rico!
Yo me puse colorada y me excité más.
Y- Por diosss... cogeme más fuerte!
D- Como gustes!
Me agarró de la cadera y se puso a darme duro. Los ruidos que salían del choque de nuestros cuerpos eran terriblemente porno. Ploc-ploc-ploc-ploc.
D- uf... uf... estoy cercaaa!
Y- No la saques... la quieroooo!
D- Ooo keeeyyy... acabooo!
Me clavó hasta el fondo y se quedó ahí. Podía sentir su pija palpitar en mi interior, descargando toda su leche en mí, como le había pedido.
Se salió y apoyó su espalda en un árbol. Yo me senté en el tronco y miré como empezaba a salir semen de mi concha. Mirándolo a los ojos metí 2 dedos bien adentro y después me los chupé.
Y- Mmmm... Todo de nosotros es muy rico!
Se abalanzó y me comió la boca desesperadamente. Volví a meterme 2 dedos y se los hice lamer. Él no se quejó.
D- Mmm... tenés razón. Es muy rico!
Mi hermano el educado era un degenerado como yo! Esto se ponía cada vez mejor! Me arrodillé en el piso y me tomé toda la leche que aun le salía de la punta. Una vez que se la dejé limpia le pedí que volviéramos así podía ponerme hielo en el tobillo hinchado.
Horas más tarde, estaba acostada en la cama de mi habitación de hotel, descansando. Por turnos, todos pasaron a traerme cosas y ver como estaba. Dejando de lado la inflamación y el dolor que me impedían caminar... además estaba aburridísima.
Cuando vino Diego se ofreció a darme un masaje en las piernas. Me encantó la idea. Así que, con una crema para el cuerpo que había en el baño, masajeó mis piernas con una dedicación absoluta.
Me puse boca abajo para que masajeara mis muslos adoloridos (jejeje). Solo llevaba una tanga así que tenía una vista en primer plano de mi cola. No le tomó mucho llegar con sus manos a mis nalgas. Unos pocos manoseos después yo ya estaba mojándome y suspirando. Diego lo notó, bajó la tanga y se puso a jugar con mi culo con sus dedos encremados.
No decía nada. Yo tampoco. Me metió un dedo hasta el fondo y no me quejé. Lo dejé hacer para ver hasta donde llegaba sin hablar. Grave error. Un dedo se convirtió en dos y el jugueteo pasó a ser una penetración plena. Me cogía con sus dedos. Yo solo gemía, a la espera que me pidiera permiso para cogerme. Él no hablaba. Tuve que ceder yo.
Y- Aahh.. aay... No me la vas a meter? Ahmmm...
D- Eso querés?
Y- Mmm... si vos querés...
D- Querés que te la meta en este culito? Pedilo.
Y- Ah... noo... no seas malo!
D- Te voy a meter la pija cuando me lo pidas bien claro!
Y- Aahh... Metela...
D- Que cosa?
Y- Ufaaa... meteme la pijaaaa!
D- En...?
Y- Meteme tu pija en el culo, por favooooor!
En ese momento empezó la mejor y más salvaje culeada de mi vida.
Primero, se llenó de crema la pija y me la clavó entera. Yo mordí la almohada para ahogar un grito. Me cogió suave, con movimientos largos y pausados. Yo me quedaba acostada y el movía su cuerpo sobre el mío causándome un placer enorme. Después me puso en cuatro y me dio más fuerte mientras me cacheteaba las nalgas. En ese momento alcancé un orgasmo. Nunca imaginé que podría acabar por el culo, ahora sé que puedo.
Diego aún no estaba satisfecho. Me dejó acostarme boca arriba y decansé un minuto antes que se pusiera arriba mío.
D- Quiero ver tu cara cuando acabe.
Y- Ah que romántico!
Él sonrió de un costado, me levantó las piernas y volvió a mi castigado culo. En esa posición se sentía diferente. Fue aun mejor cuando empezó a besarme. La boca de Diego era suave pero intensa. Su lengua seguía siendo tan hábil para besar como para chuparme.
Sentí todo su cuerpo tensarse y el calor del semen llenando mi culo. Cerré los ojos y lo dejé acabar dentro todo lo que quisiera hasta caer rendido a mi lado.
Y- Eso... fue... muy intenso! No sabía que podía gozar así con sexo anal!
D- Me alegro que hayas disfrutado, Meli. Fue muy bueno!
Tengo que admitir que cuando me besó me excité mucho. Pero no quise decirlo, hubiera sido raro.
Se fue de la habitación un rato más tarde. Yo aproveché a dormir y luego intentar bañarme con cuidado. Cuando vi que iba a ser difícil lo llamé a Salvador.
Vino enseguida, todo listo para ayudar a bañarme. Yo estaba en tanga y una remera corta.
S- Esperá que me saco la ropa asi no me la mojo.
No pude evitar mirarle la pija. Ya la tenía parada!
Y- Epa! Eso es por mí?
S- Es por y para vos, hermanita! Estás buenísima y te voy a coger!
Y- No. Esperá. Me duele mucho el tobillo y...
No esperó más. Me levantó como si nada y me llevó a la cama. No quería que se diera cuenta que había tenido sexo con Diego, como si puediera serles infiel a mis hermanos! Así que me abrí de piernas y le dije:
Y- Ok. Rompeme la concha!
S- Así me gusta, hermanita!
Sabía que iba a poder provocarlo fácil. Lo que no sabía es que él tenía muchas ganas de cogerme. Lubricó con saliva su pija y me la metió sin piedad. Me taladraba hasta el fondo y no se cansaba. Luego me ofrecí a chupársela para bajar un poco y darle descanso a mi concha. Se sentó enbel borde de la cama y me dejó hacer un minuto o dos.
S- Bien. Ahora subite arriba mío. Yo me ocupo.
Me senté arriba de él, rodeándolo con mis piernas. Él me agarró de las nalgas y me clavó otra vez. La larga poronga de Salva me llegaba hasta el útero. Me mojé enseguida. Los ruidos que hacían nuestros cuerpos al chocar me estaban calentando más. Salva tenía una fuerza y una energía que me sometían. Me movía arriba y abajo sin pausa. Acabé sin poder pedirle que parara un poco.
Y- Pa... pa... pará... un pocoooo!
S- Que pasa hermanita? Estás cansada?
Lo golpeé un poco para que me soltara. Él me tiró en la cama y me miró apuntándome con ese garrote que tenía por pija.
Y- Si me das un respiro, te doy un premio.
S- Ah sí? Cual sería el premio?
Y- Te dejo llenarme la concha con tu leche.
S- Bueno... si lo decís así...
En ese momento, golpearon a la puerta.
Continúa...
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