No iba a dejar que este pibe me subestimara con su mirada. Y tampoco iba a admitir que estaba excitada. Me metí su pija en la boca y succioné el glande un par de veces con los ojos cerrados.
Sentí que Diego se acercaba. Su mirada suplicante fue demasiado. Agarré su garrote y se la chupé con todas las ganas de mi ser.
S- No me vas a dejar colgado a mí no?
Me puse a chupársela a los dos, ya sin reparos. No quería hacerlos acabar aún, pero quería demostrar mi talento.
Yo- Que tal lo hago?
S- Genial!
D- Excelente!
Yo- Bueno me cansé!
Me recosté en la cama con las piernas abiertas. Mi bombacha estaba empapada. Diego lo notó enseguida y se arrodilló delante mío.
D- Puedo devolverte el favor?
Yo- Obvio! Al fin un hombre de verdad!
Me sacó la bombacha despacio y se lanzó a comerme la concha como nunca me la habían comido hasta entonces. Salva aprovechó el momento y me la metió en la boca de nuevo. Nunca sentí tal calentura. Chupé lo más duro que pude, deseaba leche. Por suerte no tuve que esperar mucho.
S- Acabooo!
Yo- Mmmmm...
Su chorro fue directo a mi garganta. Lo morboso de la situación me hizo acabar a mí.
S- Aaahh... te la estás tomando toda hermanita!
Yo- Mmmaaahhh... Aah... ahhhh!
Diego me soltó después de haberme hecho acabar. Sus ojos no eran los de siempre. Ahora tenía una mirada de lobo. Se recostó sobre mí y apuntó directo a mi concha.
Yo- No! Pará! Que vas aaaaahhh!
Me la metió de una sin pausa ni piedad. Me cogía con fuerza, teniendo mis piernas, llegando bien adentro. Jamás me habían dado tan duro y tan bien. Me agarré a su cuello y cerré los ojos. Sentí que pronto iba a acabar de nuevo.
Yo- Aah aha aajj! Me estás volviendo loca! Aaaahhh!
Mis jugos mojaban su pija haciéndola resbalar más. Su respiración se hizo más agitada. Ahora era él quien iba a acabar.
D- Aaaahh...
Yo- No por favor Dieguito! Sacala! Sacalaaaa!
Lo hizo justo a tiempo. Medio segundo después de que se moviera explotó en un torrente de leche caliente en mi panza. Algo llegó a mis tetas.
Cuando pude abrir los ojos lo vi a Salva, que con su expresión de sorpresa y calentura me reclamaba lo suyo.
S- Date vuelta y ponete en cuatro hermanita!
Yo- Vos también Salva?
Me quejé sin mucho enojo. Además, antes que pudiera agregar algo más, mi cuerpo ya estaba obedeciendo. Que puta que sos, Melina, pensé.
Si Diego había sido salvaje, Salva fue una bestia. Me clavó hasta el fondo. Sentí un pinchazo en el útero de lo larga que era su pija.
Yo- Ay, despacio, bestia!
S- No te quejes Meli, que Diego te dió bien duro!
Me embistió con fuerza unas cuantas veces más.
Yo- Pero no tan al fondooo!
S- Bien!
Entonces pude notar la diferencia de una vida dedicada al deporte. Salvador me cogía con fuerza, velocidad y aguante. Como si coger así fuera un juego más, algo fácil para él.
Yo- Ah, ah, ah aaaahhh!
S- Te gusta hermanita?
Hijo de puta, ni siquiera sonaba agitado.
Yo- Me-e es-tas ma-a-tan-doooo!
S- Uuuhh voy a acabarrr!
Yo- A-a-fue-raaa!
La sacó de un tirón y eyaculó en mis nalgas y espalda. Su leche se sentía muy caliente en mi piel.
No podía más. Caí rendida y me dormí toda bañada en el semen de mis hermanos. Cuando me desperté unas horas más tarde, noté que me habían tapado, limpiado y puesto una tanga limpia. Me cogieron como animales, pero me cuidaron como hermanos de nuevo.
Traté de ordenar mi cabeza. En que momento habíamos llegado a cruzar la línea? Por qué ninguno pudo parar? Cómo es que lo disfruté tanto?
Me sentía horrible. Por suerte estaba sola en la habitación. Me duché tranquila y me puse ropa limpia. Un hambre terrible me atacó de repente. Eran las 8 de la mañana. Me fui a buscar a mis padres, que ya estaban desayunando. Comí muchísimo. Mi papá me miraba asombrado.
P- Nunca te había visto comer así, hija!
Yo- Debe ser el viaje... O que dormí mal en esa cama durísima!
M- Bueno, nosotros nos vamos yendo. Terminá tranquila Meli. Después podés buscar a tus hermanos?
Me atraganté y casi escupo todo.
M- Pasa algo?
Yo- ejm ejjj... No... cof cof... nada!
Llegaba el inevitable momento de enfrentar la verdad.
Sentí que Diego se acercaba. Su mirada suplicante fue demasiado. Agarré su garrote y se la chupé con todas las ganas de mi ser.
S- No me vas a dejar colgado a mí no?
Me puse a chupársela a los dos, ya sin reparos. No quería hacerlos acabar aún, pero quería demostrar mi talento.
Yo- Que tal lo hago?
S- Genial!
D- Excelente!
Yo- Bueno me cansé!
Me recosté en la cama con las piernas abiertas. Mi bombacha estaba empapada. Diego lo notó enseguida y se arrodilló delante mío.
D- Puedo devolverte el favor?
Yo- Obvio! Al fin un hombre de verdad!
Me sacó la bombacha despacio y se lanzó a comerme la concha como nunca me la habían comido hasta entonces. Salva aprovechó el momento y me la metió en la boca de nuevo. Nunca sentí tal calentura. Chupé lo más duro que pude, deseaba leche. Por suerte no tuve que esperar mucho.
S- Acabooo!
Yo- Mmmmm...
Su chorro fue directo a mi garganta. Lo morboso de la situación me hizo acabar a mí.
S- Aaahh... te la estás tomando toda hermanita!
Yo- Mmmaaahhh... Aah... ahhhh!
Diego me soltó después de haberme hecho acabar. Sus ojos no eran los de siempre. Ahora tenía una mirada de lobo. Se recostó sobre mí y apuntó directo a mi concha.
Yo- No! Pará! Que vas aaaaahhh!
Me la metió de una sin pausa ni piedad. Me cogía con fuerza, teniendo mis piernas, llegando bien adentro. Jamás me habían dado tan duro y tan bien. Me agarré a su cuello y cerré los ojos. Sentí que pronto iba a acabar de nuevo.
Yo- Aah aha aajj! Me estás volviendo loca! Aaaahhh!
Mis jugos mojaban su pija haciéndola resbalar más. Su respiración se hizo más agitada. Ahora era él quien iba a acabar.
D- Aaaahh...
Yo- No por favor Dieguito! Sacala! Sacalaaaa!
Lo hizo justo a tiempo. Medio segundo después de que se moviera explotó en un torrente de leche caliente en mi panza. Algo llegó a mis tetas.
Cuando pude abrir los ojos lo vi a Salva, que con su expresión de sorpresa y calentura me reclamaba lo suyo.
S- Date vuelta y ponete en cuatro hermanita!
Yo- Vos también Salva?
Me quejé sin mucho enojo. Además, antes que pudiera agregar algo más, mi cuerpo ya estaba obedeciendo. Que puta que sos, Melina, pensé.
Si Diego había sido salvaje, Salva fue una bestia. Me clavó hasta el fondo. Sentí un pinchazo en el útero de lo larga que era su pija.
Yo- Ay, despacio, bestia!
S- No te quejes Meli, que Diego te dió bien duro!
Me embistió con fuerza unas cuantas veces más.
Yo- Pero no tan al fondooo!
S- Bien!
Entonces pude notar la diferencia de una vida dedicada al deporte. Salvador me cogía con fuerza, velocidad y aguante. Como si coger así fuera un juego más, algo fácil para él.
Yo- Ah, ah, ah aaaahhh!
S- Te gusta hermanita?
Hijo de puta, ni siquiera sonaba agitado.
Yo- Me-e es-tas ma-a-tan-doooo!
S- Uuuhh voy a acabarrr!
Yo- A-a-fue-raaa!
La sacó de un tirón y eyaculó en mis nalgas y espalda. Su leche se sentía muy caliente en mi piel.
No podía más. Caí rendida y me dormí toda bañada en el semen de mis hermanos. Cuando me desperté unas horas más tarde, noté que me habían tapado, limpiado y puesto una tanga limpia. Me cogieron como animales, pero me cuidaron como hermanos de nuevo.
Traté de ordenar mi cabeza. En que momento habíamos llegado a cruzar la línea? Por qué ninguno pudo parar? Cómo es que lo disfruté tanto?
Me sentía horrible. Por suerte estaba sola en la habitación. Me duché tranquila y me puse ropa limpia. Un hambre terrible me atacó de repente. Eran las 8 de la mañana. Me fui a buscar a mis padres, que ya estaban desayunando. Comí muchísimo. Mi papá me miraba asombrado.
P- Nunca te había visto comer así, hija!
Yo- Debe ser el viaje... O que dormí mal en esa cama durísima!
M- Bueno, nosotros nos vamos yendo. Terminá tranquila Meli. Después podés buscar a tus hermanos?
Me atraganté y casi escupo todo.
M- Pasa algo?
Yo- ejm ejjj... No... cof cof... nada!
Llegaba el inevitable momento de enfrentar la verdad.
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