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Experiencias con el sexo anal.

Experiencias con el sexo anal.
Estábamos cogiendo en un hotel ya recurrente, como siempre era sexo duro, ella me estaba montando con frenesí como la amazona que es mientras yo mamaba sus tetas y metía un dedo en su culo y la nalgeaba. No logró deslecharme con sus movimientos así que se desmontó y nos acomodamos de cuchara, me puse detrás de ella y comencé a morderle el oído y besar su cuello, bombeando con movimientos lentos. A veces sacaba enteramente mi carne y volvía a clavarsela hasta el fondo, sin embargo, en una de esas maniobras no apunte bien y mi verga fue a chocar con su ano que estaba un poco dilatado por la dedeada que le había dado mientras me cabalgaba. Ella respingó y con un poco de molestia me pidió que tuviera cuidado. Nunca habíamos hablado siquiera de hacer anal y no es que lo quisiera, simplemente fue un error, pero para aliviar la tensión dije a manera de broma "¿No se te antoja que te la meta por ahí?" Dijo que no aunque su tono se escuchaba vacilante. No intenté clavarsela de nuevo en su chochito sino que empecé a frotar mi pedazo entre sus nalgas. Eso hizo que poco a poco se prendiera de nuevo y nos besamos mientras la frotaba y ella me acercaba más su culo, retomé penetrarla y le manoseaba las tetas y pellizcaba sus pezones, la jalaba hacía mi para penetrarla más hondo. Así estuvimos hasta que sorpresivamente me dijo "Vamos a hacerlo, quiero que me la metas por atrás". Definitivamente fue algo que me tomó por sorpresa pero me encantó que ella tomara la iniciativa, "Si quieres por mi está bien, ponte en cuatro" respondí. En esa posición enfilé mi verga hacia su ano y quise clavarla pero estaba muy estrecho, a pesar de la dedeada anterior apenas y se abría, tampoco es que tenga una verga muy gruesa o grande pero si que estaba estrecha. La acomodé nuevamente de cuchara mientras yo me ponía en cuclillas para tener más firmeza. Intenté de nuevo y poco a poco empezaba a entrar. Fernanda empezó a pujar y a bufar y con la mano me empujaba dándome a entender que le estaba doliendo, se la saqué y ensalivé un par de dedos para dilatarlo un poco más. Volví a la arremetida y cedía cada vez más, se sentía como iba abriéndose más a la vez que ella bufaba y se llevaba un dedo a la boca. Quise retroceder pero me dijo "No la saques" entonces seguí empujando y al ir entrando le miré el rostro y noté que se le escapaban un par de lágrimas. "¿Segura que no quieres que te la saqué?", "No, no la saques, ya la siento muy adentro, métela toda", "Tú mandas, perrita" y tomándola de la cintura jalandola hacía mí se la metí hasta sentir que mis huevos chocaban con su culo. Ella soltó un profundo "Uffff" y un par de lágrimas más rodaron por su mejilla. Empecé a bombearla despacio, sentía su culo estrecho apretarme y me excité con la sensación, no era la misma que clavarsela por su chocho. Me prendió pensar que estaba estrenando ese culo lo que provocó que bombeara cada vez más rápido. En tanto Fernanda dejaba de bufar y empezaba a gemir, soltó un "¡Me estás partiendo, me está gustando!", "Sígueme cogiendo, ¡No me la saques!" lo que me incitó a cogerla más frenéticamente. Ella lloraba y gemía a la vez y esa escena de verla llorar mientras le metía la verga como un animal por su recién estrenado culo solo me mantenía caliente. Seguí bombeando hasta que sentí la hinchazón en mis huevos que anunciaban mi venida, la tomé con aún más velocidad y entre sus gemidos y los míos solté mi leche bien adentro de su ano. Poco a poco dejé de empujar y en cuánto sentí la flacidez de mi carne la retiré de su orificio para ver cómo el semen se escurría. Me quedé mirando sus nalgas que me había permitido estrenar que eran asaltadas por una de sus manos que tocaban su ano con mi leche derramándose y con un dedo tomaba un poco y se lo llevaba a la boca. "Eres muy puta, Fernanda, eres mi puta" , "Sí, soy tu puta y ahora más que me estrenaste mi anito", me acerqué para besarla y y me levanté para ir al baño a enguagarme la verga y llevarle papel de baño para limpiarse. Después de eso nos acostamos de cuchara nuevamente pero esta vez nos quedamos dormidos.
En adelante Fernanda me pedía que la culeara cada que cogíamos, claro que lo hacía encantado. Una de las experiencias más morbosas en la que nos involucramos y que giro en torno a culearla sucedió en la fiesta de cumpleaños de un amigo. Ya estaba entrada la noche como para irnos así que decidimos quedarnos y habiendo bebido unas cuantas cervezas, sumándole el agotamiento por el día que habíamos tenido me pidió que la acompañara a acostar, pregunté a mi amigo si me permitía recostarla en su cuarto, ya que la reunión se dió en su departamento, y accedió. La acompañé a acostarse, también quería descansar unos minutos así que nos abrazamos para dormitar un poco. Teniendo algo de privacidad empezamos a besarnos, poco a poco sucedieron los manoseos y juegos que nos calentaban; metí la mano debajo de su blusa para amasar sus tetas y pellizcar sus pezones, ella bajó su mano y sobaba por encima del pantalón mi verga que estaba reaccionando, no resistí demasiado y levanté completamente su blusa con su brassier para empezar a mamarle ese par de ubres benditas. Me pegué justamente como un borrego y ella acariciaba mi pelo y lo sujetaba a momentos para evitar que me separara, cosa que no haría hasta que lo pidiera. Y eso paso, después de estar chupando unos minutos me dijo que me sacará la verga del pantalón para mamarmela y no me hice del rogar, me levanté sacándola, ya escurría algo de líquido preseminal cosa que no le disgustó, tomó mi carne desde la punta y jaló hacia atrás para liberar la cabeza rosada y brillosa del prepucio. Al momento empezó a mamarla con ese ímpetu que la distingue, masturbándome a la vez con fuerza, daba lamidas en la punta y me lanzaba esa mirada que nos enloquece. Me la mamó por un buen tiempo, en tanto alguien tocaba la puerta diciendo que buscaba noséqué a lo que no respondimos. Además, la música sonaba bastante alto y estábamos seguros de que los sonidos que hacíamos no se escuchaban fuera del cuarto, lo que nos dió confianza de dejarnos llevar. Fernanda me soltó la verga y se quitó los pantalones, dejose la tanga negra que llevaba puesta, me dió la espalda aún hincada y juntando las piernas se agachó levantando su ya urgido trasero. He pasado por alto mencionar que la cama de mi amigo era un colchón tirado en el suelo, por lo que la maniobra que Fernanda hizo me permitió quedar a una altura muy cómoda. Continuando, le escupí un poco de saliva y froté mi verga entre su culo y su coño, estaba muy ganosa, repetía "Ya metemela" en tanto yo me frotaba y la nalgeaba (trataba de que cada nalgada fuera firme y sonora). Ya no soporté más y se la sampé de una estocada en su coño que escurría en jugos, la tomé de la cintura y la sostenía para embestirla con fuerza. Una y otra vez bombeaba y la nalgeaba, estaba frenético, el sudor me escurría por la cara y unas cuantas gotas caían en la redondas nalgas de Fernanda que tenía la cabeza en una almohada a la que se apretujaba, aún así lanzaba gemidos bastante ruidosos que me mantenían firme, pensaba en que afuera escuchaban claramente lo sucedido. No nos detuvimos en un buen rato, solo hasta que mi hembra me pidió descansar la dejé de follar se recostó y yo con ella. Platicamos unos minutos y nos besamos, afuera seguía la fiesta y ya no tocaban la puerta, supongo que habían entendido que necesitábamos tiempo, y mucho porque Fernanda me pidió hacerlo de nuevo pero ahora por el culo, "Claro que sí, putita" le respondí y me incorporé con la verga a medio empalme. Ella me dió una chupadas y me masturbó un poco y ya estaba listo para seguir la faena. La tome de las caderas, escupí en su palpitante ano y metí dos dedos para prepararlo, le dije que se abriera las nalgas y así lo hizo. Entré sin dificultad y empecé a empujar lo más firme y duro posible, ya no me interesaba quien nos escuchará, ella y yo estábamos cogiendo riquísimo como para que me importaba. Fernanda por su parte gemía aún más fuerte y bufaba y decía: "¡Qué rico me estás cogiendo¡ Me la estás metiendo como un animal, quiero que me llenes el culo con tu leche". Yo no dejé de clavarsela y llegué a sentir que me daba un calambre de lo rígido que estaba pero fue una falsa alarma solamente. Estuvimos bastantes minutos en esa posición, de ella ofreciendome su redondo y delicioso culo y yo perforandolo de pie pero decidí que la seguiría cogiendo de misionero, obviamente penetrandola por el ano. Se lo hice saber cuándo se la saqué y gimió muy despacio, con una nalgada le ordené que se tirara en la cama y abriera las piernas pero en cambio solo se recostó boca abajo completamente y alzó un poco su culo, me hizo saber que quería seguir cogiendo en esa posición y accedí, sabía que así iba a venirme sin mucho esfuerzo y ya quería rellenarla. Me hinqué alrededor de su trasero que levanto un poco más y metí mi carne, ví como ese agujero glotón recibía mi verga y lo aprisionaba. Empujé fuerte y con movimientos rápidos se la metía y sacaba, me agaché para poner mi boca a la altura de su oído y le dije que me encantaba lo puta que era, que era la mejor cogiendo y dándome las nalgas, "¿Te gusta que me comporte como perra en celo? Es que tu verga dura hace que me ponga muy caliente, y aguantas mucho cogiendo. Me gusta que me trates como a una puta, ¿soy tu única puta" "Lo eres, a nadie más me cojo como te cojo a tí. Nadie más me la mamá como lo haces tu, chupándome los testículos y lamiéndome el culo. Eres una profesional de las mamadas" "Me gusta ponertela dura cuando meto mi lengua en tu ano y chupo tus huevos, palpita y me urge que me la metas por dónde quieras, por mi panocha o por mi culo. Me vas a dejar bien abierta" "Solo voy a cogerte un poquito más por tu culo, así como está aprieta muy rico". Seguimos hablando y diciéndonos cosas sucias al oído y entonces sentí que me venía, tome a Fernanda del cabello jalandolo hacia atrás y con más rapidez metía y sacaba mi verga... llegó, sentí el chorro de semen salir y llenarle el culo a Fernanda, lo iba sacando y un poco quedó en sus nalgas. Estábamos cansando, ambos bufabamos pero no nos separamos. Agitados cómo estábamos nos besamos una vez más y nos abrazamos. Fue en ese momento en que el dueño de la casa entró y nos vió ahí desnudos, fue gracioso ver qué se tapara los ojos y pidiera disculpas mientras se salía cuando creo que éramos nosotros los que debíamos disculparnos, aunque más por cortesía que porque de verdad nos arrepintieramos de lo ya hecho.
Nos vestimos y pasados unos minutos salimos, todos nos miraban raro, al parecer habíamos hecho más ruido del que creíamos. Bueno, no importaba. Entramos a lavarnos al baño, comimos algo poco después y nos quedamos dormidos en un sillón mientras hablábamos con algunos de los invitados, algunos hacían bromas de lo sucedido pero nada en mal rollo. Nos retiramos por la mañana y esa fue de las últimas veces que cogimos tan delicioso, no mucho después rompimos pero eso nada tiene que ver aquí.

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