Parte 1 > http://www.poringa.net/posts/relatos/4719650/La-hare-mi-cornuda-1-de-4.html
Parte 2 > http://www.poringa.net/posts/relatos/4720913/La-hare-mi-cornuda-2-de-4.html
Parte 3 > http://www.poringa.net/posts/relatos/4722018/La-hare-mi-cornuda-3-de-4.html
***
-¿Segura que quieres ver?
-Sí…
Fue una respuesta tan dudosa, que hubiese deseado en ese momento que no haya señal en su celular. Al menos, eso sentí en ese pequeño instante porque la bestia sexual que llevo siempre quiere verla sometida y compartiendo mi semen con otras.
Ella no lo admitió, pero lloraba.
Estaba en su cuarto, se notaba que no tenía ropa arriba. Su cabello suelto eran dos mechones enormes que tapaban sus pechos. Sin embargo, con uno sostenía la pantalla y con la otra mano… Mojaba las sábanas y sonaba…
-Pas, pas, pas…
-Ay, ay. ¡Qué rica pingaza!
-Ella es la del audio y quiere saludar.
Tome a P del cabello, le di un beso mientras seguía en ella y miró a la cámara. Tenía la cabeza en otro lado, solo abrió la boca y gimió. Luego, cerró los ojos y al abrirlos le lanzó una mirada a F.
-Cáchame, papi. ¡Sígueme cachando!
-Paspaspaspaspas
Dejé el celular a un lado, apoyado en la ropa. Entonces, me paré en la cama y P por instinto, me empezó a dar una chupada. Casi no habían sombras en el cuarto y se veía como se curvaba. La acomodé y a mí solo se me veía hasta el pecho. A P le gusta empezar por las bolas, me da lamidas muy lentas mientra me masturba muy rápido.
A mí me encanta darle golpes, luego de sentir toda su saliva en mis huevos. Primero, la atoro con mi verga y como soy más alto, me agacho a cogerle las nalgas. Apretarlas, rasguñarlas, sentir que esa carne es mía. Paf, paf, paf. Unos azotones mientras me sigue chupando.
Así, toda mojada, la saco y se la paso por toda la cara. A ella le gusta, a mí me encanta. Con todo ese facial, me la agarro desde el tronco y le doy en toda la cara. Cierra los ojos y hace silencio. Me mira y no tiene que decir nada, pero pide más.
Aunque me gusta ser tosco, mis manos son suaves. Cuando lo necesito, aprieto o acaricio. La volteé con dureza, pero al rozar su espalda para sentir lo mojada que estaba, lo hice con cuidado.
F solo miraba en silencio. Su vagina, no. Obvio.
Alejó el celular y confirmó que no tenía ropa de la cintura para arriba. Aún no quería mostrarse cuerpo completo. Era su primera vez, había que darle tiempo. Toqué el clítoris de P y le pasé la lengua tan lentito como ella conmigo. Le di unos toques muy cortitos y rápidos. Luego retomé el ritmo lento y empecé otra vez.
-¿Te gusta, perra?
No sé qué ojos le puso a F porque a mí no me respondió. Pero F gimió y también dejó el celular apoyado para ver su vagina en perspectiva. Tenía unos labios ricos y si la hubiese tenido ahí, los lamo u obligo a P a hacerlo. Pero no podían quedar libres del placer.
Entonces, hice cuclillas y empecé. Despacito, despacito. Aunque la sentía muy lubricada, las primeras penetradas me gusta darlas así. Quiero impacientarla, quiero sentir que me ruega y necesita mi pinga. Al mismo tiempo, miraba hacia la cámara. No a la pantalla. Así esa mirada sería para ella. Para una de las mujeres con las que más confianza en este mundo y hoy le empezó a gustar verme tirar con otras tipas.
Seguí con un ritmo más acelerado, pero controlable. Me fascina cómo mi pene entra y sale porque el calor que tengo en él se mueve por todo mi cuerpo y suelto suspiros o gemidos. Las vi y sé que quiero hacerlo así SIEMPRE. Bajé la cabeza hacia el culo de P. Solté un poco de saliva y con el pulgar, empecé a acariciar su ano. Bien cerradito por ahora.
Primero en círculos, uno, dos, tres y antes de hacer la cuarta, lo saqué. Pausé y aplasté. Otro gemido rico. P no se asusta o se incomoda cuando la toco allá y menos si me tiene adentro. F, no sé. Aún no lo he hecho con ella.
- L (yo), estoy apunto de llegar.
Cuando F dijo eso, yo dejé todo de lado. Agaché el torso de P que se sostenía en sus brazos y me aceleré. En ese momento, vivo muchas sensaciones. Mis instintos más básicos me vuelven un animal, mis movimientos ya no son de la experiencia sino de la intensidad. Sentir eso me hace apoyarme en la perra que tengo ahí mismo. No sé si le duele, si le quita el aire. Pero pongo mis manos a la altura de sus hombros o más abajo y le sigo dando. En cuclillas y con los huevos sonando contra su conchita. Ese día tenía a F mirando, me excitaba saberlo. En ese momento, así me haya hecho cinco pajas antes de cachar, tengo los testículos por reventar.
Fue ahí cuando después de varios minutos, con ellas gimiendo y un largo rato en perrito, me corrí en la concha de P. Gritando como un animal. Llenando todo el cuarto con mi grito y con mis mujeres satisfechas.
***
Hola, soy el autor. Tengo planeado seguir con estos personajes y otros más. Si te gustó y quieres seguir leyendo, coméntalo. Me sirve mucho para que más gente me pueda leer.
Gracias por pasar 😉
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-¿Segura que quieres ver?
-Sí…
Fue una respuesta tan dudosa, que hubiese deseado en ese momento que no haya señal en su celular. Al menos, eso sentí en ese pequeño instante porque la bestia sexual que llevo siempre quiere verla sometida y compartiendo mi semen con otras.
Ella no lo admitió, pero lloraba.
Estaba en su cuarto, se notaba que no tenía ropa arriba. Su cabello suelto eran dos mechones enormes que tapaban sus pechos. Sin embargo, con uno sostenía la pantalla y con la otra mano… Mojaba las sábanas y sonaba…
-Pas, pas, pas…
-Ay, ay. ¡Qué rica pingaza!
-Ella es la del audio y quiere saludar.
Tome a P del cabello, le di un beso mientras seguía en ella y miró a la cámara. Tenía la cabeza en otro lado, solo abrió la boca y gimió. Luego, cerró los ojos y al abrirlos le lanzó una mirada a F.
-Cáchame, papi. ¡Sígueme cachando!
-Paspaspaspaspas
Dejé el celular a un lado, apoyado en la ropa. Entonces, me paré en la cama y P por instinto, me empezó a dar una chupada. Casi no habían sombras en el cuarto y se veía como se curvaba. La acomodé y a mí solo se me veía hasta el pecho. A P le gusta empezar por las bolas, me da lamidas muy lentas mientra me masturba muy rápido.
A mí me encanta darle golpes, luego de sentir toda su saliva en mis huevos. Primero, la atoro con mi verga y como soy más alto, me agacho a cogerle las nalgas. Apretarlas, rasguñarlas, sentir que esa carne es mía. Paf, paf, paf. Unos azotones mientras me sigue chupando.
Así, toda mojada, la saco y se la paso por toda la cara. A ella le gusta, a mí me encanta. Con todo ese facial, me la agarro desde el tronco y le doy en toda la cara. Cierra los ojos y hace silencio. Me mira y no tiene que decir nada, pero pide más.
Aunque me gusta ser tosco, mis manos son suaves. Cuando lo necesito, aprieto o acaricio. La volteé con dureza, pero al rozar su espalda para sentir lo mojada que estaba, lo hice con cuidado.
F solo miraba en silencio. Su vagina, no. Obvio.
Alejó el celular y confirmó que no tenía ropa de la cintura para arriba. Aún no quería mostrarse cuerpo completo. Era su primera vez, había que darle tiempo. Toqué el clítoris de P y le pasé la lengua tan lentito como ella conmigo. Le di unos toques muy cortitos y rápidos. Luego retomé el ritmo lento y empecé otra vez.
-¿Te gusta, perra?
No sé qué ojos le puso a F porque a mí no me respondió. Pero F gimió y también dejó el celular apoyado para ver su vagina en perspectiva. Tenía unos labios ricos y si la hubiese tenido ahí, los lamo u obligo a P a hacerlo. Pero no podían quedar libres del placer.
Entonces, hice cuclillas y empecé. Despacito, despacito. Aunque la sentía muy lubricada, las primeras penetradas me gusta darlas así. Quiero impacientarla, quiero sentir que me ruega y necesita mi pinga. Al mismo tiempo, miraba hacia la cámara. No a la pantalla. Así esa mirada sería para ella. Para una de las mujeres con las que más confianza en este mundo y hoy le empezó a gustar verme tirar con otras tipas.
Seguí con un ritmo más acelerado, pero controlable. Me fascina cómo mi pene entra y sale porque el calor que tengo en él se mueve por todo mi cuerpo y suelto suspiros o gemidos. Las vi y sé que quiero hacerlo así SIEMPRE. Bajé la cabeza hacia el culo de P. Solté un poco de saliva y con el pulgar, empecé a acariciar su ano. Bien cerradito por ahora.
Primero en círculos, uno, dos, tres y antes de hacer la cuarta, lo saqué. Pausé y aplasté. Otro gemido rico. P no se asusta o se incomoda cuando la toco allá y menos si me tiene adentro. F, no sé. Aún no lo he hecho con ella.
- L (yo), estoy apunto de llegar.
Cuando F dijo eso, yo dejé todo de lado. Agaché el torso de P que se sostenía en sus brazos y me aceleré. En ese momento, vivo muchas sensaciones. Mis instintos más básicos me vuelven un animal, mis movimientos ya no son de la experiencia sino de la intensidad. Sentir eso me hace apoyarme en la perra que tengo ahí mismo. No sé si le duele, si le quita el aire. Pero pongo mis manos a la altura de sus hombros o más abajo y le sigo dando. En cuclillas y con los huevos sonando contra su conchita. Ese día tenía a F mirando, me excitaba saberlo. En ese momento, así me haya hecho cinco pajas antes de cachar, tengo los testículos por reventar.
Fue ahí cuando después de varios minutos, con ellas gimiendo y un largo rato en perrito, me corrí en la concha de P. Gritando como un animal. Llenando todo el cuarto con mi grito y con mis mujeres satisfechas.
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Hola, soy el autor. Tengo planeado seguir con estos personajes y otros más. Si te gustó y quieres seguir leyendo, coméntalo. Me sirve mucho para que más gente me pueda leer.
Gracias por pasar 😉
2 comentarios - La haré mi cornuda (4 de 4)