You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Sometiendo a mis hermanas (III)

Sometiendo a mis hermanas
Capítulo III. De lluvias y tormentas.


Sometiendo a mis hermanas (III)


Miércoles 03:00 AM

Tras la cena de anoche regresé a mi cuarto para seguir estudiando. Lo intento, lo intento y lo intento, pero simplemente no lo logro. ¡No puedo concentrarme! Esa maldita Sila… ¡¿Qué rayos le pasa?! ¿Será prudente ir a hablarle? ¿Preguntarle qué le pasa?

Me levanto de mi escritorio tras suspender mi computadora.

Mamá está en casa… Lina podría llegar en cualquier momento…

Camino lentamente, abro la puerta de mi cuarto…

El sonido de las manecillas del reloj de pared del pasillo resuena en la penumbra…

Camino rumbo a la habitación de Sila…

Empieza a apreciarse el sonido de gotas de lluvia. ¿Desde qué hora está lloviendo?

Me acerco a la puerta ¿He de tocar? ¿Intento entrar así nada más?

El sonido de la lluvia se intensifica…

Coloco mi mano sobre la chapa de la puerta y comienzo a girarla.

¡¡!!

El fuerte sonido de un rayo interrumpe el movimiento de mi hermana ¿Está entrando un huracán o qué carajos? Es súper raro que llueva así por estos rumbos. Pretendo volver a abrir cuando la chapa comienza a moverse sin que yo aplique el movimiento. La puerta se abrió y de ella se asomaron unos ojitos cautivadores que se me quedaron viendo fijamente con algo de asombro.


hermanas


—¿Qué haces aquí? Bueno, sea lo que sea, antes, ven, ayúdame, se está empezando a filtrar el agua sobre mi cama y quiero reacomodar mis cosas para que no se mojen.

—Quería platicar contigo ¿Podemos platicar mientras te ayudo?

—¿De qué quieres hablar? Bueno, ahorita me dices, tengo que ir al baño. Ya vuelvo.

—Okay.

Mientras ella salía yo entraba a su cuarto y comenzaba a analizar cómo acomodar sus muebles para evitar que se sigan mojando, eso, y cómo acomodar mis ideas para hacerle las preguntas correctas.
Comienzo a mover las cosas que estaban más vulnerables a las goteras mientras sigo pensando.



Tras unos minutos, Sila no ha vuelto y yo ya he terminado de mover sus cosas y colocar cubetas en donde el agua cae.

¿Por qué tarda tanto? ¿Debería irla a busca?

Recuerdo que cuando estábamos más jóvenes solíamos ir de vacaciones al campo. Nuestra abuela tenía un ranchito bastante alejado de la sociedad, pero era un lugar bastante lindo.
En esos tiempos tanto Lina como Sila estaban ya en su pubertad y comenzaban a preocuparse por su apariencia y lo que las demás personas pensaban de ellas.
Nuestra familia siempre ha sido bastante clasista, racista, y, como nuestra sociedad, pigmentocrática, esto tenía como resultado que siempre llenaban de halagos y comentarios buenos a Lina mientras que a Sila siempre le decían que tenía que encontrar un novio de piel clara para “mejorar la raza”, debido a este trato de parte de la familia, Sila comenzó a tener grandes problemas de autoestima. Esto desencadenó en que, un día en que estábamos en el rancho cenando por el cumpleaños de una tía, su esposo soltó un comentario bastante ofensivo haciendo alusión a que Sila nunca podría conseguir un novio y moriría sola, tras eso dijo frente a todos “¿Para qué estudia? Si solo podría conseguir trabajo de mesera o sirvienta”. Tras escuchar eso, se fue llorando a encerrar en su cuarto. En la noche escapó de ahí en silencio. Al darnos cuenta al día siguiente de que no estaba en casa, salimos a todos a buscarla. Mi papá incluso llamó al 911 para solicitar ayuda con la búsqueda. Fueron dos largos días de búsqueda. Yo tendría unos siete años apenas, no sabía si volvería a verla, me sentía muy triste, así que me fui a buscarla por mi cuenta. Me adentré en el bosque pensando en las penurias que podría estar pasando mi hermana, muriendo de hambre, sufriendo por los insectos que tanto le molestaban (y le siguen molestando), incluso me llegué a imaginarla siendo atacada por animales salvajes ¡Qué miedo me dio! Mientras la buscaba se desató una lluvia tan fuerte como la que en este momento está cayendo, el suelo se volvió resbaladizo, el viento estaba extremadamente fuerte, las ramas de los árboles se movían con gran agresividad. Por un instante dejé de pensar en mi hermana y me preocupé por mí mismo, comencé a llorar y a gritar. Por la lluvia ya no podía ni si quiera caminar bien y me resbalé cayendo en una pequeña zanja que me llenó de lodo y de la que me costó mucho salir debido al agua mezclada con lodo que por ahí fluía. Cuando me levanté y pude ponerme en pie el ruido de un trueno nubló mis oídos (y todos mis demás sentidos, por algunos instantes), fue ahí cuando escuché un grito desesperado. Su voz la reconocí al instante y fui hacia ella. ¿Dónde se encontraba? No lo sabía, sólo reconocí de dónde venía su grito y traté de llegar lo más rápido posible. Al llegar la encontré en el suelo, al parecer se también se había resbalado por la lluvia y no podía levantarse. La ayudé a ponerse en pie y un poco a caminar pues se había golpeado algo al caer y le costaba moverse. Juntos buscamos refugio de la lluvia, lo cual fue difícil sabiendo que por aquél lugar vivían pocas personas. Finalmente, después de una hora de caminar en esas circunstancias, llegamos a una cabañita. Sila me contó que fue ahí donde se había quedado la noche en que escapó, la encontró mientras se escondía pretendiendo estar perdida. Lo único que ella quería es mostrarle a la familia lo mucho que les dolería perderla. Una rabieta de una niña insegura que acababa de entrar a la pubertad. Viéndome a mí, su hermano pequeño, todo embarrado en lodo y mojado por culpa de su berrinche, decidió que eso había llegado muy lejos. Quedamos juntos en esa cabañita abandonada hasta que la lluvia terminó. Al parecer no estábamos muy lejos del rancho pues pudimos regresar caminando. Al vernos la familia se alegró en gran cantidad, aunque claro, Sila y yo no nos quedamos sin ser regañados y castigados por exponernos al peligro de tal forma.

Volviendo al presente, un rayo acaba de caer sonando con gran intensidad. ¿Dónde demonios está Sila y por qué no vuelve?

Salgo del cuarto y me dirijo al baño. Ella debería estar ahí ¿No es así?

Ya frente al baño, toco la puerta.

—Sila, vamos, ¿Cuánto más vas a tardar? Ya terminé de acomodar tus cosas.

Segundos después, no he recibido respuesta. Vuelvo a tocar, ahora con más insistencia.

—¡Sila, maldita sea, responde!

No hay respuesta. Intento abrir la puerta. Debería tener seguro ¿No?




Joder, no tiene seguro. Joder ¡No está Sila! ¿Dónde se metió?

Corro la cortina del baño de bañarse con desesperación y no está ahí.

¡El teléfono! Eso es, le voy a marcar.

Le marco…





¡Joder! ¡¿Para qué chingados tienes teléfono si no vas a contestar?!

Otro rayo.

Ya no puedo con esto. No se habrá atrevido a salir con esta lluvia ¿O sí?



Me asomo a la ventana de la entrada principal de la casa y veo una silueta femenina bajo el árbol que tenemos frente a nuestra calle. Puta madre ¿Es que no tienes un poco de sentido común, Sila?
Me dirijo a la entrada, abro la puerta y voy corriendo hacia ella.

Maldita Sila, te quiero un chingo. ¿Por qué me haces hacer esto? ¿Por qué nunca me quisiste como yo te quiero a ti? ¡Eres una idiota! ¡Me las vas a pagar por esto como no tienes idea! ¡Me las pagarás por no cuidarte! ¡Eres mía! ¿Acaso lo olvidaste? Eres mía… Eres mi Escila, eres mi perrita… ¡No tienes derecho a descuidarte así! ¿Qué voy a hacer si algo le pasa mi perrita?

Llego a donde esa silueta femenina esta parada y la abrazo por detrás rodeando su cintura con mis manos y poniendo mi rostro sobre su hombro y cuello. Mis ojos ya lagrimean. Ella también está llorando. ¿Por qué llora? No lo entiendo. Hace rato no mostraba signos de sentimentalismo. ¿Qué ocurrió en este rato? Comienza a hablar…

—¿Qué te pasa? ¿Qué haces despierto a esta hora?

No era Sila la persona a la que abrazaba. ¡Era Lina! ¿Qué pedo?

—Oh, ¡Lina! Creí que eras Sila. ¿Tú qué haces aquí bajo la lluvia? ¡Vámonos adentro, te vas a enfermar!

La tomé de la mano y la arrastré hasta la casa.

Al entrar, la luz de la sala, que yo había prendido previamente, me muestra a una Lina completamente empapada con una vestimenta similar a con la que la vi salir del hotel aquél día.

—Wow, qué bien se te ve ese atuendo, Lina, pero me imagino que ese no es el uniforme con el que trabajas en la oficina ¿O sí?

Digo eso haciéndome el boludo, Lina está llorando, si me gano su confianza con empatía igual y pueda salir algo de provecho desde aquí después de todo.

—No sé para qué te haces, culero. Si bien me di cuenta de que ayer me andabas siguiendo.
Dijo eso mientras las lágrimas no dejaban de brotar de su rostro.

No sé qué decir… ¿Será buena idea abrazarla? Se ve desconsolada. La voy a abrazar.

—Mira, Lina, yo no sé qué tú haces o por qué decidiste ocultarlo, pero sí sé que eres mi hermana y que estás pasando un mal rato ahorita. Yo no voy a juzgarte o hacerte la vida peor. Puedes contarme. ¿Qué te pasa?

Digo eso mientras la abrazo con bastante fuerza.

—Me despidieron, me despidieron los culeros. Me botaron como si fuera el objeto más reemplazable del mundo. ¡Soporte tantos abusos para esto!

—¿Te despidieron? ¿De dónde te despidieron, Lani?

Entre sollozos comienza a hablar, ahora un poco más tranquila.

—Hace unos meses conocí a un tipo. Parecía bastante elegante y refinado, lo conocí por Tinder, qué decir… Él siempre fue muy caballeroso, salimos un par de veces. Le conté de lo encerrada y asfixiada que me sentía viviendo aquí. Mamá casi nunca está, pero no le podemos contar nada, siempre está metiendo sus narices en lo que hacemos. Ya tengo la edad para irme de aquí pero no puedo porque no consigo un maldito trabajo y llega este don Juan a decirme que puedo trabajar con él y conseguir buen dinero para luego irnos a vivir juntos…

—¿El tipo era un proxeneta?

—También, pero aparte de eso dirige un local nocturno, me contrató para bailar ahí, pero sus planes eran tenerme de su puta y no acepté. ¡Por eso me echó el maldito!

—Tranquila, Lani, no es el fin del mundo… No es el fin del mundo.

—Sí, lo sé, pero ¿Ahora qué le diré a nuestros papás? ¿Le digo que me botaron del laburo en mi primer mes? ¡Van a preguntarme por qué!

—O… Podrías seguir mintiéndoles…

—Ajá, sí, pero ellos ya no me dan dinero como a ti y ya no estaré recibiendo dinero, como Sila. ¿Pretendes que me muera de hambre o me quede a vivir aquí para siempre mientras salgo en las tardes a buscar un nuevo empleo?

—Bueno, bueno, ya, si el problema es el dinero… Creo que Sila y yo podremos ayudarte…

—¿Y cómo me van a apoyar? Lo que ustedes reciben apenas les alcanza para costear sus gastos normales ¿No?

—Pues… Déjame hablar con Sila y te diré después qué podemos hacer, por el momento no te preocupes.

Dicho eso, le agarro una mejilla con la mano y me quedo viéndola a los ojos.

—¿Sabes, Lani? Te quiero bastante, eres mi hermana mayor. No entiendo por qué sientes tanto desprecio hacia mí.

—Eres un idiota. ¿Cómo quieres que te trate siendo que siempre te la pasas morboséandome? ¡Eres un enfermo!

—¿Morboséandote? ¿Disculpa?

—Ni creas que no me doy cuenta de cómo me miras. Desde que empezamos a crecer he visto que siempre te quedas mirando a mi culo o mis tetas. Incluso te descubrí hace unos años hurgando entre mi ropa interior, pero me causó tanta incomodidad eso que no te dije nada.

Puta madre. ¿En serio se dio cuenta esta vez?
Vamos, cerebro, piensa, estás perdiendo ventaja ¿Cómo tomamos control de la discusión?

—Perdóname, Lani… Tú sabes, ustedes son mayores que yo, seguramente pasaron por la pubertad y tuvieron curiosidades así. Ya crecí, Lani, ya maduré. Admito que me sigues pareciendo sumamente hermosa. Obvio tienes este cuerpazo, y lo sabes. Si no, no te atreverías a ponerte esa ropa que se te ve tan sexy.

—Pervertido, incluso en una situación como esta me ves como un mero objeto de placer. No puedo creer lo misógino que eres.

—Claro que no te veo solamente así, Lani. ¡Eres mi hermana! Lani, la estudiosa. Lani, la primera de su clase. Lani, la responsable que se hizo cargo de Sila y de mí cuando nuestros padres estuvieron de viaje por un año. Lani, la que es capaz de soportar mil cargas sin contarle a nadie con tal de no ser un estorbo. Lani, eres mucho más que tu cuerpo. Tu cuerpo solamente es una bonita carta de presentación hacia la maravillosa persona que eres.

Una sonrisa comienza a dibujarse en su rostro. ¿De verdad se la creyó? N’hombre, si a veces soy una cosa re bárbara.

—Ay… ¿En serio piensas todo eso de mí?

—Claro, Lani. Te admiro muchísimo, te quiero muchísimo.

Nos miramos fijamente y poco a poco me acerco a ella. ¿Se me hará besar los labios de esta colegiala con cuerpo de modelo cuyas ropas están totalmente empapadas?

Nuestros labios comienzan a juntarse y…

—¡Ey! ¡Muchas gracias por ayudarme con los muebles! ¿Dónde te habías metido? Fui a la cocina a preparar unas quesadillas para que cenemos y cuando volví al cuarto ya no estabas. Luego te busqué en tu cuarto y tampoco estabas ahí ¿Saliste a recoger a Lina?

Dijo eso Lina mientras llegaba a la sala desde el pasillo. Al escuchar su voz, en automático nos separamos Lina y yo.

—Eh, sí, sí, vi que venía bajo la lluvia y unos hombres se le acercaban así que salí a recogerla.

—Sí, sí. Eran solamente unos vagabundos, cuando vieron que no estaba sola se alejaron.

Finalmente, Sila entra a la sala.

—Okay, pero… ¿Por qué traes ese disfraz encima?

—Oh, ¿Esto? Eh… Eh…

—Es que, a partir de ahora, Sila, Lina también va a participar de nuestras sesiones debido a que acaba de perder su empleo y tendrá que dedicarse a lo mismo que tú para poder irse a vivir aparte.

—¿Qué?

—¿Qué?

Ambas lucieron sorprendidas ante mi declaración.
Parece que tendré que explicarles a ambas a lo que se dedica la otra.



Lina, tras descubrir lo que Sila y yo hemos estado haciendo, y que ahora le proponemos hacer, primero se veía desconfiada y no muy contenta, pero al descubrir lo que está ganando Sila con ese contenido decide que va a intentarlo.

Nos ponemos de acuerdo para llevar a cabo una sesión mañana en un hotel y nos vamos a dormir.
Lina se dirige a su cuarto y Sila al suyo, pero yo, tras entrar a mi pieza, vuelvo a salir con sigilo y me dirijo al de Sila. (Ya mañana tendré tiempo de disfrutar a Lina, mientras tanto, tengo que hacer pagar a mi perrita por haberme hecho preocupar).

—Buenas madrugadas, perrita.

Le digo mientras entro a su cuarto y la veo quitándose la ropa.

—¿No nos íbamos a ir a dormir?

¿Será que esta perrita todavía no comprende su posición?

La tomo de la barbilla y la acerco hacia mí.

—Dormiremos cuando yo diga que dormiremos, perrita.

—Okay… ¿En… en qué puede ayudarte tu perrita?

—Así me gusta, sólo por eso te ganaste un beso,

Dije eso a pesar de que era yo quien se moría de ganas de probar esos labios tan dulces y tiernos.
Mientras nos besamos mi corazón comienza a aumentar la intensidad de sus latidos y parece que el de ella igual puesto que cada vez se siente y escucha más su respiración.
Mi lengua comienza a incursionar su boca hasta hacer encuentra con la suya. Ahora ambas lenguas interactúan, bailan al compás de nuestros latidos. Retiro mi rostro para descubrir que un pequeño camino de saliva se escurre de mi boca a la suya.

—Hoy te tengo que castigar, Sila. Me hiciste pasar un muy mal rato.

—… ¿Cuál será mi castigo? ¿Quieres que te dé otra mamada ejemplar?

Esto último lo dice con gran sensualidad. Se nota que ya está prendida la muy puta.

—No, no. Eso sería muy básico. Será algo mucho más humillante.

—¿Entonces qué quieres que haga tu perrita para pagar por su error?

—Primero que nada, termina de desvestirte, después, ponte en cuclillas y abre la boca.

Ella hace lo que le ordeno y queda en posición. La muy perrita me mira confundida pues le dije que no me iba a hacer una mamada. Aun así, le pongo mi verga en su boca y procedo a liberar la orina que me estaba aguantando desde hace rato.

Ella me mira con cara de asco e intenta quitar su boca (provocando que algo de mi orina salga de su boca y salpique su cuerpo), pero yo la sostengo de la cabeza obligándola a mantener mi verga en su boca y a tragar la orina que sale de mi cuerpo.


incesto


Antes de terminar de orinar, le suelto la cabeza y termino de orinarme sobre ella.
Con una voz molesta, pero bastante baja debido a la hora y a la presencia de la familia en la casa, me dice

—¿Qué mierda? ¡Eres un maldito puto asquero!

—Es lo que te mereces por perra, es tu castigo y más vale que me agradezcas.

Digo esto último mientras la agarro del pelo y la llevo contra una pared para sujetarla ahí.

—Agradéceme por darte de beber, perra.

Al parecer, estoy aplicando bastante fuerza. Ella luce muy asustada y sus ojos comienzan a lagrimear.

—… Gracias por darme de beber…

—Así me gusta.

Tomándola aún del pelo la dejo caer en el suelo.

—Mañana nos iremos al hotel con Lina, más te vale comportarte, perrita. No olvides cuál es tu lugar.

Regreso a mi cuarto mientras Lina sigue en el suelo completamente meada, humillada y sollozando.
Es lo que se gana por no comprender su papel. Ya veré mañana cómo le haré para que Lina sepa a quién le va a pertenecer ahora.

Me dirijo a dormir, ya es bastante tarde. Seguramente sólo consiga dormir un par de horas. ¿Cómo irá a ser la actitud de Sila mañana conmigo? ¿Se habrá molestado realmente? No tengo idea, ni me importa. Lo que me importa es que mañana podré disfrutar de ver a esas dos putitas juntas al mismo tiempo y, quizás pueda completar ese beso que ya no se logró con Lina.

----------------------------------------------------------

Fin.
Si te gustan mis relatos, por favor, considera apoyarme invitándome un café desde 1USD en ko-fi
https://ko-fi.com/madsea
También puedes apoyarme entrando a mi blog desde aquí.
¡Ya está disponible el capítulo IV desde mi blog!
Puedes acceder desde aquí.
Si quieres estar enterado de mis publicaciones, también puedes seguirme en Twitter donde aparezco como @MadSeaRelatos.
---------------------------------------------------------
¡Muchas gracias por leer!

4 comentarios - Sometiendo a mis hermanas (III)

panzerkrieg +1
Se viene se viene..... Me quedaré con la intriga hasta el próximo capítulo...
Halconmonarca90 +2
+10 se viene lindo, tremendos relatos, espero que sigan, sos crack
lobo189 +1
Estaba todo encaminándose muy bien, eran buenos los momentos donde el hermano se ponía serio, dominante y también sentimental pero él al orinarla a una de ellas tan rápido no me gustó, eso era para mucho más adelante.

Que las trate como princesas (o bien) afuera de la cama estaba llendo muy bien y dentro de la cama que las trate como sus putas sería lo ideal.
elromantico08 +2
Sabes que tenés toda la razón ya la cago con eso, venía muy bien la historia pero ya hacerse el macho alfa no me gustó más y mearle la boca mucho menos jamás le aria algo así a una mujer incluso a mí señora saludos
MadSea
@elromantico08 Esa es la idea, el protagonista no es un héroe. Te invito a seguir leyendo el desarrollo de la historia. 🙂
elromantico08 +1
@MadSea no genio te entiendo pero la idea es tratar bien a las hermanas, no que la trate de esclavas y que sean sumisa así no es, estaba bueno pero ya no me atrapó más cuando la mea y les dan órdenes, eso no perdona pero ahí no te sigo abrazo