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La hija de mi amiga

Una mujer adulta se atreve a vincularse íntimamente con alguien de su círculo. Lo más sorprendente es que esa persona es la hija menor de una de sus amigas


Mercedes era la hija menor de una amiga mía, ella tenía 21 años y yo 46 como su madre, Carolina. La conocía desde pequeña, había jugado junto a mis hijos . Una noche mientras cenábamos con sus padres, ellos tuvieron una urgencia y nos quedamos solas, nos fuimos soltando hasta quedar muy cómodas y terminamos besándonos y tocándonos apasionadamente pero la situación se interrumpió por la intempestiva vuelta de sus padres, mis amigos. 
Mi situación no era cómoda, si bien a mí me gustaban las mujeres y mi marido me era infiel, siempre había saciado mi apetito muy por fuera de mi círculo social. Además mi secreto salía a la luz de la mano de la hija de una amiga. Ella me escribía para que nos viéramos pero yo no me decidía. Una tarde Carolina me llamo y me dijo que se escapaban con Julio, su marido a Buzios unos días. Mientras me lo contaba mi cuerpo temblaba. Cuando supe que ya estaban en el hotel me sentí libre de escribirle a Mercedes y decirle que podíamos vernos. Ella insistió en que fuera a su casa por la noche. Me puse un vestido a la rodilla que me dejaba los hombros al aire y un conjunto de ropa interior de encaje color negro. Siempre había ido al gimnasio así que mi cuerpo se mantenía firme y en forma. Llegue a la casa de Caro y me abrió la puerta Mercedes. Me abrazo muy fuerte y me dijo que finalmente nos volvíamos a encontrar . Ella lucia muy fresca, tenía un top y un short mínimo. Nos sirvió un trago y se sentó encima mío. Le pregunté que hacía pero no me prestó atención, jugaba con mi pelo y me decía que siempre le había gustado. Me daba besos en el cuello, en la mejilla y en los labios. La última vez habíamos estado muy cerca de empezar a desnudarnos así que no sabía muy bien cómo empezar de nuevo pero la sentía muy cómoda a ella. 
-Mercedes, quiero que sepas que estoy acá para que aclaremos cualquier situación antes que nada. No estoy segura de esto
-Pilar … no hay nada que aclarar, ya te dije que me gustas hace mucho! Si viniste hoy es porque te gusto también
-No pasa por ahí cariño, es que soy una adulta y vos una nena 
-Decime que no te genera más morbo la diferencia de edad y que me conozcas hace tantos años?!! Ya te dije que me toque mucho tiempo pensándonos, deseo mucho que estemos juntas 
No podía negar que sus palabras me derretían y me exitaban de sobremanera. Su cuerpo y belleza eran letales. 
Me seguía buscando, tirada sobre mi, así que mi boca comenzó a responderle jugando a esquivarla, le bordeaba los labios carnosos con mi lengua. Le retuve la cara y la besé con fuerza mientras con mi mano le recorría el cuerpo. Apenas la quería rozar con mis yemas. Nos besábamos con lujuria y mi lengua apenas la dejaba respirar. Sentía que se agitaba. Mi mano estaba apoyada en su vientre desnudó entre el short y el top. Ella me subía el vestido y buscaba la humedad de mi sexo. Me adelanté y me baje el cierre del vestido para que me lo pueda quitar y de a poco me fue liberando de él, quedó maravillada con mi ropa interior 
-Pilar tu cuerpo con esa ropa interior es infame. Te he espiado tantas veces en tu casa mientras te vestías… quiero comerte toda 
-Me espiabas?!! Soy yo lla que quiere comerte a vos 
Le apreté las tetas sobre su top y sentí que sus pezones se paraban más. Entonces me puse a masajeárselas. Sentía su gozo en cada respiración agitaba. Ella me corria el corpiño y empezaba a besar las tetas, le baje el top y le vi las tetas desnudas, le dije que quería chupárselas. Se levantó y se dirigió a la habitación. Entré en ella y fue otro shock de realidad, muchas veces había estado ahí en el rol de amiga de Caro, nunca como amante de su hija. 
Me miro y me dijo que le gustaba más que estemos en su cuarto, le dije que a mí también, me despertaba otro morbo estar con ella en ese rol. Se quito el top y el short. Sus pechos quedaron totalmente desnudos, eran firmes, redondos, su tamaño era muy generoso para su pequeña cintura, los pezones eran rosados. La veía solo con su culotte de algodón recostada en la cama, me quite mi corpiño también y me acoste sobre ella. Me dediqué a besarla nuevamente mientras le acariciaba sus pechos, ella hacía lo mismo. Fui bajando con mi lengua por su cuello hasta llegar a sus tetas. Mi lengua las recorrió hasta mojarlas bien con saliva. Notaba que sus pezones se iban hinchando, se los toque con mis dedos y jugué con ellos, sentía que su respiración se agitaba y emitía suspiros cargados de lívido. Comencé a chuparle una de sus tetas centrándome en los pezones, mi lengua jugueteaban, no podía desprenderme, casi que le hubiera podido sacar leche de la fuerza con la que se las mamaba. Ella estaba cada vez más encendida y no dudaba en demostrarlo. Me pedía que siguiera y que no pare así que mi mano fue bajando hasta llegar a su culotte, estaba totalmente empapado. Se lo acaricié suavemente con mi mano y se lo corrí. Con mi lengua aún me servía de sus dos tetas y mi mano ahora le empezaba a estimular su clitoris. Se lo tocaba con un dedo y le hacía movimientos circulares. Metí uno de mis dedos en ella y lo empecé a mover, después le metí dos, tres y cuatro. Ella se movía locamente y bien fuerte para sentirlo más adentro. Podía sentir como terminaba una y otra vez entre mis dedos. Gemía como nunca había visto a nadie en mi vida. La mantuve así hasta que la mire y me lleve mis dedos a mi boca para soborearlos. Entonces ella se incorporó frente a mi tomo sus tetas y empezó a refregarlas con las mías. No pude contener mi gozo y dejé escapar un gemido de placer. Sentir la dureza de sus pezones contra los míos era una sensación hermosa que me daba electricidad en todo el cuerpo, me mojaba más y me invitaba a seguir invadiendo a Mercedes. Ella notaba como me ponía eso y se dirigió a mi como en años no lo hacía 
-Tia Pilar, te está gustando como a mi?!!
Su frase perversa y cargada de intenciones funcionó perfectamente . La situación prohibida me resultaba mucho más atractiva de lo que imaginaba. 
La tome por el culo y le quite su prenda íntima. Ella me miraba un poco desafiante. Comencé a masajearle sus nalgas. La veía desnuda totalmente. Mis manos seguían masajeándola. Ella me paraba cada vez más su culo y me besaba por momentos las tetas, me gustaba como lo hacía. Su lengua zigzaguea y mis pezones se ponían más erectos. La frené y la di vuelta. Le abrí las piernas y apoye mi concha en su culo. Quería que sintiese el calor que despedía. Me empecé a mover sobre ella de espaldas. Le apoyaba mis tetas duras por detrás y me iba moviendo cada vez más fuerte y rápido. Ella abajo se también se movía y se refregaba con la sábana. Se dio vuelta y resultó natural que nuestras conchas se busquen. Abrio una pierna y me senté, el contacto fue inmediato. Ambas gemimos y nos empezamos a mover locamente, de costado, moviendo las pelvis. Veía cómo despedíamos líquidos viscosos. Nos besábamos con furia o nos clavábamos las uñas en alguna parte del cuerpo de tanto extasis. Me pedía más y más. Yo me montaba a ella y ella me montaba a mi, después de un rato nuestros cuerpos frenaron pero nos seguimos besando una al lado de la otra sintiendo nuestros cuerpos desnudos. Por momentos no podía creer lo que estaba pasando y ella me traía a la realidad
-Te gusto?! 
-Creo que estoy demostrándotelo. Yo te gusto? 
-Pilar me gustas desde hace muchos años. Quiero saber si estás respondiendo a un momento o si te gusto como vos a mi
-Mercedes nunca te pensé hasta hace poco como una mujer. Siempre me pareciste hermosa. Tu pregunta me confunde sigo al lado tuyo después de todo este momento. 
Nos besamos tiernamente y nuestras manos empezaron a buscar nuestros sexos. Sentí como me tocaba y me metía sus dedos en mi concha, yo le hacía lo mismo, nos respirábamos en la boca para sentir lo calientes que volvíamos a estar. Nos penetrabamos mutuamente con las manos, a pesar de su pronta edad lo hacía maravillosamente. Terminamos y fui bajando con mi lengua hasta llegar a su concha. Quería empaparme de ella. Le pase la lengua en un recorrido exploratorio, le separe sus labios y me sumergí dentro. Le chupaba el clitoris y le metía la lengua poniéndola dura simulando que era un pene. Ella se retorcía de placer y se tocaba las tetas. Le decía que me gustaba verla así. Seguía chupándole su concha, se la paleteaba, le tomaba sus jugos. Por momentos me tenía que tocar porque sentía que iba a reventar, ella me miraba y me decía que le gustaba más aún . Terminó , termine. 
Nunca había tenido sexo tan intenso con otra mujer . Todas mis experiencias eran tan volátiles que nunca había podido desarrollar esa intensidad. 
Jadeantes y dispuestas a seguir ella se dio vuelta y me llevo la mano a su culo. Comencé a masajearlo de nuevo ella lo movía y me decía que se lo tocaba como nadie. Mis manos que lo acariciaban empezaron a buscar más dentro , ella más cómoda se sentía y continuaba parándolo más. Pronto me encontré con un dedo casi queriendo meterlo, ella no lo dudo y apresuró la decisión, empujó dentro de su culo y mi dedo empezó a entrar y salir . La escuchaba gozar a tal punto que me pidió que meta otro, lo hice . La sensación era fantástica, ella se tocaba también. Así que con mis dedos dentro de su culo entrando y saliendo comencé a besarle las nalgas. Yo me serví de una pierna de ella para refregar mi concha húmeda y terminamos de nuevo. Me incorpore y me dirigí a su ventanal a fumar. Ella me besaba los hombros, los pechos, yo la miraba en silencio mientras fumaba. Me preguntaba cómo nos miraríamos después de esto y cómo miraría a Caro y Julio. De cualquier forma el daño ya estaba hecho y había resultado muy interesante. La escuché que hablaba 
-Quiero más tia Pilar.
Creo qué las dos sabíamos qué nos producía más morbo que me diga así en voz alta. La mire y note que sacaba un arnés de su mesa de luz. 
-Quiero que me cojas tía Pilar. 
Se acercó a mi que aún fumaba y me lo puso. No me resistí nada. Tire el cigarrillo y fuimos de nuevo a la cama. Tenía las tetas muy duras, ella lo noto y me dijo que sabía que me iba a gustar. Bajo y comenzó a chuparlo como si fuera una extensión mía. Me gustaba verla que lo hiciera, pero la di vuelta y la dejé boca abajo. Separo las piernas me acomode, le píncele si concha conel arnés y se la metí. Sentí un enorme gozo al entrar,  mío y de Mercedes. Ella movía su cuerpo frenéticamente y ayudaba a que entrase más. De repente me recostó y se sentó encima mío. Galopaba fantásticamente, sentía como entraba toda porque su concha contactaba con la mía. La dejé ahí mientras que le estrujaba las tetas. Las dos terminábamos y seguíamos. Me acomode sobre ella y empecé a bombearla, le gustaba que me moviera dentro de ella haciendo círculos. Seguimos así hasta que el sol asomó sus primeros rayos. Entonces nos dormimos después de una noche increíble. 

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