Unos días después, Mabi vino una tarde a acompañarme en mi rutina de ejercicios. Comenzamos con una larga caminata. En 7n momento alguien gritó detrás nuestro.
- Mabel!
- Roberto, hola... como estás?
Pude darme cuenta que ella se ponía tensa.
- Bien. Este es tu novio?
- No... yo...
Mabel me agarró fuerte el brazo
- No. Es mi chico. Estamos saliendo. Ricky, él es Roberto... un viejo amigo.
- Claro... Hace mucho que salen?
- Con mi Ricky ya llevamos 5 meses.
Me besó fuerte intentando abrir mi boca con la suya.
- Bueno. Me alegro de verte. Los dejo chicos. Adiós!
En cuanto estuvimos solos me explicó que era un ex que la había herido y que yo debía actuar como su novio si la situación lo requería. Dijo que me tendría que enseñar a mentir y a besar!
Una vez en mi departamento, se sentó en el sillón y invitó a su lado.
- No puede ser que semejante hombre no sepa besar. Vení que te voy a enseñar. No quiero que te sientas incómodo, pero tenés que saber usar esa boca.
- Ok.
Me senté obediente y esperé ansioso sus indicaciones. No podía dejar de mirar su boca.
- Primero tenés que relajarte. Estás muy tenso. Cerrá los ojos y respirá.
Me besó de sorpresa. Fue suave, acariciando mis labios con los suyos.
- Vos hacé lo que yo hago. No temas usar la lengua.
Poco a poco los besos desastrosos se convirtieron en rítmicos. Aparecieron las manos y tocaron. Nuestras bocas no se soltaban. Ella acariciaba mi pecho, yo bajaba por su espalda.
Todo el tacto era agradable por la poca ropa que llevábamos. Ella solo tenía una remera deportiva ajustadacon el vientre al aire, sin corpiño y una calza negra a las rodillas. Podía ver sus curvas en todo su esplendor. Yo solo tenía una remera y mis shorts de ejercitarme.
Sentí que estaba alejándose, así que sin pensarlo la atraje hacía mí agarrando fuerte sus nalgas. Ella se sobresaltó y se apartó un momento.
- Guau... me parece que aprendés muy rápido y esto ya no se parece a una clase. Jaja.
- Perdón. Me pasé, verdad?
- No esperaba ese manoseo... pero tenés buen agarre! Jaja
- Jaja Gracias... Vos tenés linda cola! No pude evitar...
- Jajaja que lindo que sos todo colorado y avergonzado! Mmm... hagamos esto. Para que pierdas la vergüenza nada más.
Me tomó de las manos y las llevó a sus tetas. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Eran unas masas suaves que no entraban en mis manos.
- Mirame a los ojos Juan. Tocalas con cariño... mové tus manos... bien... así... ahh...
Mi pija era un misil listo para disparar. Ella lo notó.
- Mmm... me parece que te gustan mis chicas!
- Ah... yo... esteee...
- Tranquilo! Es una reacción normal y esperable en una situación como esta. Además... veo que tenés un buen instrumento ahí.
Me quedé helado sin saber que decir o hacer. Mi única reacción fue abalanzarme sobre ella y besarla de nuevo. La tenía debajo mío, presa de mis movimientos. La punta de mi pene presionaba en algún punto de su calza de lycra.
Mabel se resistía débilmente y acariciaba mi bulto por fuera del pantalón. Cuando intenté meter una mano por debajo de su remera corta me frenó de golpe y se sentó.
- Bueno... uff... Hasta acá la clase de hoy! Me voy.
- Mabi...
- No! Perdoname vos... estuve mal. Te provoqué. Nos vemos en la semana... Si querés.
- Yo quiero verte todos los días!
- Sos de lo más tierno! Chau... hijo!
Continúa en la parte 3
- Mabel!
- Roberto, hola... como estás?
Pude darme cuenta que ella se ponía tensa.
- Bien. Este es tu novio?
- No... yo...
Mabel me agarró fuerte el brazo
- No. Es mi chico. Estamos saliendo. Ricky, él es Roberto... un viejo amigo.
- Claro... Hace mucho que salen?
- Con mi Ricky ya llevamos 5 meses.
Me besó fuerte intentando abrir mi boca con la suya.
- Bueno. Me alegro de verte. Los dejo chicos. Adiós!
En cuanto estuvimos solos me explicó que era un ex que la había herido y que yo debía actuar como su novio si la situación lo requería. Dijo que me tendría que enseñar a mentir y a besar!
Una vez en mi departamento, se sentó en el sillón y invitó a su lado.
- No puede ser que semejante hombre no sepa besar. Vení que te voy a enseñar. No quiero que te sientas incómodo, pero tenés que saber usar esa boca.
- Ok.
Me senté obediente y esperé ansioso sus indicaciones. No podía dejar de mirar su boca.
- Primero tenés que relajarte. Estás muy tenso. Cerrá los ojos y respirá.
Me besó de sorpresa. Fue suave, acariciando mis labios con los suyos.
- Vos hacé lo que yo hago. No temas usar la lengua.
Poco a poco los besos desastrosos se convirtieron en rítmicos. Aparecieron las manos y tocaron. Nuestras bocas no se soltaban. Ella acariciaba mi pecho, yo bajaba por su espalda.
Todo el tacto era agradable por la poca ropa que llevábamos. Ella solo tenía una remera deportiva ajustadacon el vientre al aire, sin corpiño y una calza negra a las rodillas. Podía ver sus curvas en todo su esplendor. Yo solo tenía una remera y mis shorts de ejercitarme.
Sentí que estaba alejándose, así que sin pensarlo la atraje hacía mí agarrando fuerte sus nalgas. Ella se sobresaltó y se apartó un momento.
- Guau... me parece que aprendés muy rápido y esto ya no se parece a una clase. Jaja.
- Perdón. Me pasé, verdad?
- No esperaba ese manoseo... pero tenés buen agarre! Jaja
- Jaja Gracias... Vos tenés linda cola! No pude evitar...
- Jajaja que lindo que sos todo colorado y avergonzado! Mmm... hagamos esto. Para que pierdas la vergüenza nada más.
Me tomó de las manos y las llevó a sus tetas. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Eran unas masas suaves que no entraban en mis manos.
- Mirame a los ojos Juan. Tocalas con cariño... mové tus manos... bien... así... ahh...
Mi pija era un misil listo para disparar. Ella lo notó.
- Mmm... me parece que te gustan mis chicas!
- Ah... yo... esteee...
- Tranquilo! Es una reacción normal y esperable en una situación como esta. Además... veo que tenés un buen instrumento ahí.
Me quedé helado sin saber que decir o hacer. Mi única reacción fue abalanzarme sobre ella y besarla de nuevo. La tenía debajo mío, presa de mis movimientos. La punta de mi pene presionaba en algún punto de su calza de lycra.
Mabel se resistía débilmente y acariciaba mi bulto por fuera del pantalón. Cuando intenté meter una mano por debajo de su remera corta me frenó de golpe y se sentó.
- Bueno... uff... Hasta acá la clase de hoy! Me voy.
- Mabi...
- No! Perdoname vos... estuve mal. Te provoqué. Nos vemos en la semana... Si querés.
- Yo quiero verte todos los días!
- Sos de lo más tierno! Chau... hijo!
Continúa en la parte 3
2 comentarios - Amor de madre 2