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En El Grito Con Mi Vecina

Nunca creí que esto pasaría, soy un estudiante de periodismo y mi vecina Angélica en todo un culo. Desde que me mude a donde vivo actualmente ha robado mi atención por completo.
Un ocasión, en 15 de septiembre, mis padres salieron a Iztapalapa a celebrar el Grito de Dolores (Independencia de México) dejándome sólo en mi casa, llegué de la escuela cerca de eso de las 8:30 pm, a esa hora mis padres ya no estaban. Una vez en casa prepare algo de cenar; lo cual hice cerca de las 9:30.
Esa misma ocasión vi salir al esposo de mi vecina con sus niños, pero nunca a ella. Los vi partir en su moto.
Después de cenar, me aburrí, así que busque algo con que pasar el rato. Busqué en la alacena y me encontré con una botella de tequila. Sin tener más, salí a la tienda por un refresco de toronja y fue allí donde me la encontre. Llevaba unos mayores negros, que resultaban sus piernas, aquellas que daban paso a ese tremendo culo que muchas veces me robo unos suspiros. La chamarra de viril roja entre abierta que llevaba, dejar ver ese escote de zorra que me gustaba ver. Su piel morena me prendía.
-Hola.- Le dije una vez a su lado.
-Hola.-Contesto.
-¿No salió?-Le pregunté con respeto.
-No, me siento un poco mal.-
En su mano vi que llevaba una aspirina. El chico que atendía la tienda le dio su cambio y se despidió de mi. Mientras marchaba de la tienda disfrute de una mirada rápida a su mayon. Entonces recordé que a mi querida vecina le gusta la fiesta.
Tomé el refresco, pagué y salí lo más rápido para alcanzar a mi vecina.
-¿Qué va hacer?-Pregunté un poco agitado por la carrera.
-Yo creo nada ¿Por?-
-Quizá suene atrevido, pero tengo una botella en mi casa, no se sí quiera acompañarme. Es 15.-
Mi vecina me miro. Aquella mirada me había pensar que me diría que no. Yo un joven de 19, casi 20 tomando con mujer casada con dos hijos y de 30 - 31 años. Era absurdo.
-Claro.-Dijo sonriente.
Ambos nos dirigimos a mi casa, destapamos el tequila y comenzamos con unas cuántas cubas y empezamos a discute de cosas como mi escuela y su día con los niños.
Con el pasó del tiempo fue pasando el refresco hasta que se agotó. Después de eso, mi vecina preguntó sí no tenía limones y sal. Problema resuelto.
Después de unos tragos, me sentía encarrerado por el tequila en mi cuerpo. Mi vecina se quitó la chamarra y me dejó ver su escote, eso me puso cachondo.
Comenzamos a platicar de cosas cómo sí tenía novia y su relación con su marido.
-Hace tiempo que no me toca.-Dijo en tono nostálgico.
-Es un tonto.-Admito que hablar de ello me ponía más cachondo.-Sí yo fuera tú marido, no tienes idea de lo que te haría.-
«No podía creerlo, le estaba tirando la onda amigo vecina»
-¿De verdad?-Su mirada se iluminó.
-Claro. Dezlice mis manos sobre la mesa y le tomé las suyas. Ella me correspondió y me regaló una sonrisa.-Eres toda una mujer.-
-¿Te gusto?-Me preguntó.
-Sí.-Respondí un tanto tímido.
-¿Qué es lo que más te gusta de mí?-
No puedo creerlo, me estaba ligando a mi vecina.
-Eres muy guapa.-Le dije conservando un cierto respeto.
-¿Qué es guapa?-Su tono de voz se volvió un tanto insinuador.
-Buenos... Ah... Tienes unas nalgas muy ricas.-
Esperaba una cachetada pero en lugar de eso recibí una sonrisa y un:
-¿Qué más?-
-Tus piernas son increíbles, tus senos son deliciosos.-
Ella no dijo nada, sólo me miro. Mis manos comenzaban a dudar así que las retiré de las suyas.
-¿De verdad crees eso de mí?-
Asenté con la cabeza. No sabía que hacer. Aula conversación me había puesto duro el palo. Mire discretamente sus senos y después me decidí por besarla. Creí que ella se apartaría de mi, pero no. Me correspondió el beso.
Podía sentir su lengua jugando con la mía. Nos quedamos un rato así. Después me levante y la lleve al sillón. Allí esa se monto en mi y comenzó a meserse lentamente.
-¿De verdad piensas eso de mi?-
-Sí no lo pensara, no estaría besándote ni con ganas de cogerte en este momento.-
Se perdió el poco respeto que tenía por ella.
Continué besándola mientras masajeaba sus nalgas con mis manos, las cuales sentía en forma.
-Vamos arriba.-Le dije.
Subimos al cuarto de mis papas. Una vez allí, nos quedamos sobre nuestros pies dándonos un faje bien chido. Mis manos la recorría de sus senos a sus nalgas. De vez en vez, paseaba mis dedos por su vagina. Ella por su parte acariciaba mi pene por encima de mi pantalón, al igual que yo, a veces sumergia su mano dentro de el para darme una mejor experiencia.
Después de un rato intercambiando saliva, decidí quitarle la blusa, bajo ella, un brasier azul cubría aquellos senos que mi boca me pedía disfrutar. Froté mi rostro contra ellos, para luego quitárselo y lamerle sus peones negro y gritos.
La derribé sobre la cama y de nuevo me abalance contra sus senos. Oír su respiración agitarse me exitaba. Poco a poco recorrí su abdomen desnudo hasta llegar a su entre pierna. Le comencé a besar su panocha por encima del mayon.
Poco después bajé su mayon para encontrarme con una tanga del mismo color de su brasier. Me deje ir contra ella, la besaba por encima de la misma y me frotaba contra ella como loco hasta que decidí arrancarsela.
«Wow»
Su vagina era impresionante. Me acerqué a ella de nuevo y decidido empecé a disfrutar de su sexo. Al mismo tiempo empecé a estimular su clitoris con mis dedos.
Ella respondía retorciendose como gusano sobre la cama y saltando guemidos que me exitaban aún más. En un punto, ella me sumergió en su sexo, me envolvió en sus piernas y se contrajo viniendose en mi boca.
Me separe de ella y me quite la camisa, antes de hacer cualquier otra cosa, la miré sobre la cama. Desnuda. No podía creerlo, me estaba cogiendo a mi vecina.
-Eso estuvo delicioso.-Me dijo agitada.
Me desabroche el pantalón. Angélica levanto la cabeza para verme el pito.
-Eso se ve rico.-Dijo.
Me descubrí por completo el miembro, ya lo tenía bien parado y húmedo.
-¿Me la vas a meter?-
-Te voy a dar la cogida de tú vida.-
Comencé a deslizarle mi palo en su monté de venus, lentamente y poco a poco fui tomando ritmo. Ella se estremecía y respondía mesiendose al lado opuesto al amigo.
-¡¡¡Ha.... Haces que me venGA!!!-Gritaba ella.
Tomé mi palo y lo coloqué en sus labios.
-¡¡¡Ya metemela!!!-
Sin pensarlo se la metí, comencé suave y dulce, pero al ver que me estaba cogiendo a mi vecina, comencé a acelerar el ritmo. Me deje ir contra ella, podía sentir su vagina aprentando mi palo en una manera deliciosa.
-¡¡Vamos, NO pares!! ¡Parteme el cuLOo! Partémelo!-
Seguí así por un rato, moviéndolo de último lado a otro, pegando en sus paredes. Me aparte de ella. Al verlo, Angélica se levanto y me dio un beso cachondo la tomé de culo y mientras de lo masajeaba, ella me estimulaba el pene. Tras unos minutos, se arrodillo y se metió mi verga a la boca. Sabía ocuparla. Escuchaba como se atragantaba, al hacerlo, se la sacaba y la lamia para recuperar la respiración.
-Siéntate.- me dijo y me derribo en la cama.
Angélica se dejó caer en mi verga, lo cual se sentía muy rico. Lleve mis manos a sus senos, los maneje y de cuando en cuando me levantaba y lamia ese ricos peones.
Después dirigí mis manos a su cintura, pero duraron mucho, ya que las deslize a ese culo que tanto me fascina.
-¡Voy a venirme!.-Me dijo entre guemidos, suspiros y sin dejar de cabalgarme.
-De eso se trata.-
Dejó caer su peso y se vino en mi. Sentir su jugo sobre mi pene lo estímulo más; poniendolo más duro.
-¿Y tú a qué hora te vienes?-
¿Quieres que ya me venga?-
-No, aún no.-Me dio un beso cachondo y me dijo al oído.-Quiero disfrutar.-
-Y yo quiero disfrutar su culo.-
La parte de mi, no hubo necesidad de especificar lo que quería, ya que ella sóla se empino.
Mire ese culo, sin duda alguna me hablaba. Lami una última vez esa vagina y me deje ir contra ese culo. El sonido de mis notas chocando con el me exitaba y me hacía subir el volumen de la intensidad. Mi vecina respondía abalanzandose al lado opuesto para que la embestida de mi pene fuese mayor.
-¡¡¡Estoy a punto de dar el grito dentro de ti mami!!!-
-¡¡¡¡¡Acabame por dentro!!!!!-
Acelere mi embestida. Mi pene aeria puso duro y se dejó ir dentro de ella. Su vagina lo recibió tan bien, ya que sus paredes se contraían, lo que me hizo pensar que también se vino al tiempo que yo lo hice.
Pese a venirme, continué enbistiendola suavemente.
Se incorporó conmigo y nos dimos unos cuántos besos cachondo. Caímos rendidos en l cama.
Podía escuchar los cuentes y el ¡Viva México! A los alrededores.
-Ese sí fue un grito.-Me dijo mi vecina.
Después de ello, mi vecina y yo seguimos viendonos. Compartiendo más días festivos.

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