Hola comunidad!
Hoy les traigo un relato erotico incestuoso entre un hermano y una hermana, de mi autoría, que surgió a pedido de otro usuario.
Espero que lo disfruten, como yo haciendolo.
A veces el amor no ocurre como uno lo espera. Uno se enamorade quien no es correspondido o correspondida, o a veces de quien no se loespera. Como cuando luego de un fracaso amoroso, te encontras enamorándote detu propia hermana o hermano. Esta es la historia de Marcos y Daniela.
Marcos y Daniela no eran los hermanos más unidos del mundo,tenían sus momentos buenos y malos. Solían ser cómplices a la hora de burlarsede sus padres, o insultarse cada vez que alguno de los dos hacía algo que alotro no le agradara.
Marcos tenía 20 años. Un joven delgado, que pasaba sus ratosen el gimnasio, morocho de pelo corto, no pasaba desapercibido para lasmuchachas. En el fondo, él era tímido. En cambio, su hermana Daniela era unajoven de 18 años bastante extrovertida, su figura había cambiado desde que habíaempezado a jugar vóleibol. Pasó de ser una jovencita con busto a ser unajovencita cuyo cuerpo era esculturalmente precioso. Ella lo sabía y volvíalocos a los muchachos con los que salía.
Una tarde de abril. Daniela pregunto a su familia si queríanir a ver la semifinal del torneo de vóley. Sus padres se vieron en lacontrariedad de tener que decirle a su hija que no podrían asistir. Marcos, alver la decepción en los ojos de su hermana soltó:
-Hey, hermanita. Yo te acompaño!
Daniela lo miro a los ojos, desconfiando de su hermano. Élno era sumamente puntual. Pero al menos llegaría a tiempo de ver el final delpartido. Un poco de apoyo no le vendría mal.
-Bien! Al fin te dignas a verme jugar!-. Contesto Daniela.
Marcos emitió un simple "Ja!" que a Daniela le pareciósarcasmo. Ella paso a su lado y le dio una palmadita en el hombro, pero antesde irse le dijo:
-Gracias!
La semifinal involucraba al equipo “Las Gladiadoras”, elequipo local de la ciudad, versus el equipo de “Las Jaguares” de la ciudadvecina. Marcos sabía que el partido comenzaba a las 16 hs. Pero al mirar sureloj, supo que llegaría después de las 16.30 hs. Esperaba no perderse mucho.
Al llegar, busco lugar en las gradas. Había bastante gentecomo para cubrir las dos tribunas, local y visitante. Marcos buscó un lugarentre la multitud y se sentó a ver el partido. Aún ocurría el primer set. 22 a21 a favor del local, un marcador parejo. Marcos relojeó a las jugadorasbuscando a su hermana. Daniela no estaba en la cancha. Marcos se dio cuenta delo hermosas que eran las jugadoras de ambos equipos. Tenían cuerpos increíbles,traseros grandes, duros, pechos que subían y bajaban. Su mente pervertida recorríalos cuerpos de cada jugadora e imaginaba un fetiche distinto para cada una. La número4 del equipo rival de su hermana se robaba mucho su atención.
El primer set terminó. 23 a 25 a favor del visitante. Se habíapuesto complicado el primer set. Para el segundo, el técnico de las Gladiadorasrealizó cambios. Entre ellos, Marcos pudo ver que entraba la jugadora numero 6.Una morocha, alta, pelo negro recogido en una coleta larga. Lo que más le llamola atención fue el culo de ella, luciéndose con el short bien calado. Su vistase centro ahí. Su mente divago. Desde su lugar no podía verle la cara. Ansiabaverla. Ese culo necesitaba un rostro. Primera bola en juego. El tiro va sobrela número 6, se arroja al suelo, levanta la bola y su compañera anota. La número6 se levanta, festeja con sus compañeras y muestra su rostro a Marcos. La número6 era Daniela. Fuerte shock sintió Marcos. La mujer que estaba despertándole fantasíasera su propia hermana. El uniforme ajustado dejaba muy poco a la imaginación.Daniela lo vio, y atino a saludarlo. Marcos se asusto y le correspondió con un tímidosaludo.
La partida continuaba muy reñida, mientras que la mente deMarcos comenzaba a hacer ciertos ajustes. Desde que su hermana entro al campode juego, él no pudo hacer más que mirar deseosamente el cuerpo de ella. Cadavez que su hermana se encorvaba para recibir la pelota en un saque rival,Marcos penetraba visualmente a su hermana. Se dio cuenta que estaba teniendouna erección. Trato rápidamente de dispersar sus pensamientos. Salió corriendoal baño a mojarse la cara. Cuando volvió, el partido estaba igualado en sets.Se tenía que jugar el definitivo. Marcos decidió centrarse en el juego y dejarde lado su faceta pajera.
Con el partido parejo, el resultado se definió en la últimabola. Una jugada de pizarra, que les dio el triunfo a las gladiadoras. Elequipo de Daniela había ganado, y en todas las jugadoras se veía la felicidaddel triunfo conseguido. Marcos se acerco a saludar a su hermana. Daniela lo vioy se le colgó del cuello, apretando su cuerpo contra el suyo, mientras daba dossaltos de felicidad.
-Ganamos! Podes creerlo?!
Marcos tuvo que separarla a tiempo para evitar que Danielasintiera la inminente erección que estaba por tener, tras sentir el cuerpotranspirado de su hermana y sus pezones erectos. Marcos se cubrió laentrepierna con la campera. Felicitó a su hermana, y le propuso ir a comeralgo.
Marcos esperó fuera del mini estadio hasta que su hermana apareció,recién duchada y vistiendo una blusa escotada y unas calzas apretadas. En sumano, Daniela tenía el bolso con el uniforme y ropa sucia. Marcos le tendió lamano para el bolso, lo puso en el asiento trasero del auto, y partieron haciael bar.
Se sentaron en un bar con bastante luz, música de rocksonaba de fondo. Pidieron dos cervezas y una porción de papas fritas. MientrasDaniela contaba los pormenores del partido, Marcos intentaba evitar ver a suhermana como la mujer que había despertado sus fantasías sexuales hacia menosde dos horas. Pero mantener sus pensamientos a raya le duro poco. En cuantotrajeron las papas fritas, Daniela puso mayonesa en ellas. Se llevo dos a laboca y se mancho la comisura. Se lamió la boca y nuevamente despertó alsexopata dentro de Marcos. El miraba a los ojos de su hermana de manera intensay profunda, miraba la boca de ella, el escote el cual a pesar de no ser grandele permitía mirar el corpiño de su hermana. Antes de irse, Daniela se dirigióal baño y Marcos aprovecho a echar una mirada al culo de su hermana nuevamente.Ya era un hecho, su hermana había transformado en la mujer de sus fantasías.
Al llegar a casa, Daniela bajó del auto. Marcos pidió llevarlesu bolso. Le dijo que no se preocupara, que él pondría su ropa a lavar.Mientras su hermana fue a su cuarto, Marcos sacó del bolso la bombachatranspirada de su hermana junto con el short del uniforme. Se lo llevó a lanariz y no pudo evitar lamerlos. Con su mano libre, se había empezado a tocar.El olor de la ropa interior transpirada de su hermana lo estaba volviendo loco.Llevó la ropa interior de su hermana a su verga. Se masturbaba frenéticamente.Empezó a correrse sobre la bombacha y el uniforme de su hermana, también cayoalgo en el piso. Luego del orgasmo, y aún con la verga erecta, Marcos escuchó asu hermana acercarse. A penas tuvo tiempo de guardar su “herramienta”. La ropade ella la hizo un bollo y la metió dentro del lavarropas. Daniela se acercó yle preguntó si ya había puesto a lavar su ropa. Él dijo que sí. Daniela miró alsuelo donde había restos de semen. Marcos estaba pálido e inventó lo único quese le ocurrió en ese momento:
-Uh mira, cuidado! Se me habrá caído un poco de jabónliquido antes de colocarlo en el lavarropas!
-Mira que sos descuidado, hermanito!- Le dijo mientras consu mano tocaba sutilmente la punta de la nariz de Marcos.
Su corazón latía a mil. Ella se alejaba y Marcos encendió lalavadora.
El resto de la tarde-noche transcurrió con tranquilidad. Suspadres regresaron, felicitaron a Daniela por el triunfo, y tuvieron una veladatranquila, cenando pasta. Nada mal. Pero la noche se había hecho calurosa.Marcos se había acostado tan solo vistiendo un bóxer. Y con el correr de losminutos, su verga empezó a erguírsele mientras recordaba el cuerpo de suhermana. Luego de tocarse nuevamente, Marcos durmió plácidamente esa noche.
Tras el triunfo que les dio el pase a la final, Daniela comenzaríauna semana con mucha actividad: turnos dobles de entrenamiento, los cuales terminaríandemasiado tarde como para tomarse el transporte público. Marcos se ofreció allevarla y traerla a casa. Sus padres aceptaron y se conformaron por esa camaraderíaentre hermanos. En cambio, Marcos pensaba que de esa manera podía disfrutar aúnmás del espectacular cuerpo de Daniela.
Ya era hora del primer entrenamiento de la semana. Marcosesperaba afuera de la casa con el auto en marcha. Daniela salió corriendo,emocionada, contenta. Con tan solo verla en ese estado, Marcos esbozó unasonrisa gigante.
-Lista?- preguntó Marcos.
-Siii, vamos!- respondió Daniela dando una palmadita en elmuslo de Marcos, quien recibió una electricidad emocional desde la sien hastala punta de su glande.
Llegaron al entrenamiento. Mientras Daniela entraba en elpredio y se dirigía al vestuario, Marcos estacionaba el auto. Cuando entró alminiestado, se sentó en las gradas, a disfrutar de la vista que leproporcionaban 10 mujeres adolescentes de entre 18 y 20 años. Entre ellasestaba Daniela, corriendo con una sudadera amarilla y unas calzas apretadas. Suculo rebotaba con cada paso, y los ojos de Marcos no se perdían nada de aquel espectáculo.Cuando empezaron los movimientos técnicos, Marcos se dio el gusto de ver esasnalgas en acción. Bajar, subir, apretarse para saltar, caer y rebotar en elsuelo. Sin darse cuenta ya estaba más que acalorado. Decidió salir del lugar,buscar quien le vendiese una bebida fría y esperar en el auto. Puso la radio yse quedó dormido. Se despertó con su hermana golpeando la ventanilla. Danielaestaba hermosamente sudada, su piel tenía una brillantez que excitaba. Susudadera se pegaba en su escote y la calza estaba más que ajustadísima. Marcos habíaacertado al ofrecerse de chofer para su hermana.
Al día siguiente fue lo mismo, verla entrenar, sudar, yjadear. Todo lo excitaba, hasta el punto donde era mejor que se retirara apensar en otra cosa. Al tercer día, en las gradas había una muchachita que pertenecíaal equipo, pero que se había lesionado y su recuperación no la dejaba jugaraun. Se llamaba Ana. Ella se dirigió hasta donde estaba Marcos, le pregunto si podíasentarse junto a él, y comenzaron a charlar. Ana era una jovencita muy animada,con una sonrisa muy bella. La charla era fluida y divertida. Al menos leevitaba pensar en el cuerpo de su hermana. Pero cuando Marcos miró a Daniela,ella había cambiado su estado de ánimo. Estaba enojada y estaba jugandodesconcentrada. De golpe, un pelotazo fue a parar a dos gradas debajo de dondeestaban Ana y Marcos. Daniela levantó la mano como pidiendo disculpas, miró asu hermano con ojos de celos y el técnico la mando a las duchas. Elentrenamiento había terminado para ella. Marcos saludo a Ana, le agradeció desu compañía y fue al auto. Daniela llegó enojada, y en todo el viaje no le emitiópalabra alguna.
Al cuarto día, Marcos esperaba nuevamente a su hermana en elcarro. Cuando llegó, seguía con su cara de pocos amigos.
-Hermanita, se puede saber por qué esa cara larga? Que hasido todo esto? Desde ayer que estás enojada.
-Me enoja que hagas lo que quieras. Vas a ver nuestroentrenamiento para chamuyarte a esa zorra.
-De que hablas? Cual Zorra?
Daniela miró a marcos con cara de "no soy ningunaingenua".
-Te refieres a Ana?
-Si! me refiero a Ana!- Se cruzo de brazos.
-Pero… Por qué te pones así? No son amigas?
-De esa? No voy a ser amistad con alguien que anda robandonovios de las otras chicas!
-Y crees que ella piensa que soy tu novio?- Al preguntareso, Marcos puso su mano sobre la rodilla de Daniela. Ella se sobresalto hacia atrás.
-Eh no!- vaciló un segundo. -Ella le robó el novio a una de laschicas que juega de atacante, la número 11.
-Ah! Igual no te preocupes. Si te enoja que le hable, no lehablo!- guiñándole un ojo.
Marcos abrazó a su hermana. Sintió su cuerpo junto al suyo ypodía sentir como la acelerada contracción del corazón de su hermana disminuía.Daniela se calmó, y disfrutaron del viaje en auto cantando canciones quepasaban en la radio. Al llegar al estacionamiento, Daniela se despidió de suhermano con un beso en la mejilla, y Marcos extendió sus brazos para otroabrazo. Marcos quería volver a sentir sus cuerpos juntos. Esta vez, el corazónde Daniela latina con ganas. Ella se separó un poco, apoyó su mano sobre elmuslo de Marcos y lo miró a los ojos.
-Hablo en serio! No quiero verte hablando con esa zorra, porfavor! No es mujer para vos!
-Para mí? y quien es mujer para mí, hermanita?
Sus miradas se encendían. Pasaron 2 segundos, 5 segundos. Lamano de Daniela apretaba el muslo de su hermano. Repentinamente un golpe en laventanilla trasera rompió el silencio. Eran las amigas de Daniela avisándoleque se apurara que ya era hora de la practica. Ambos, hermana y hermano estabanavergonzados. Por suerte, los vidrios polarizados ocultaban la incómoda escena.Daniela se apuró y salió del carro.
Esa tarde, Marcos no hablo con Ana, y Daniela demostró en lacancha porque debía pertenecer al equipo titular. Se la notaba contenta,motivadora y enérgica. Marcos volvió a disfrutar con su vista del hermosocuerpo sudado de su hermana. Sintió el cosquilleo en su miembro y nuevamente sedirigió al auto para esperar a su hermana y evitar complicaciones. Volvieron acasa cantando canciones de la radio. Al llegar, Marcos detuvo el auto,estacionó, y Daniela se acercó, le dio un beso en la mejilla y le agradeció porhaberle hecho caso respecto a Ana. Sus miradas se engancharon y se quedaronmirando lo que pudo haber sido pocos segundos pero para ellos fue unaeternidad. Marcos tenía un nudo en la garganta. Los dientes de Daniela mordíanlentamente su labio inferior. Pero nuevamente algo interrumpió el momento. El autode su padre hizo luces como diciendo "hey chicos, llegué!".Nuevamente hermano y hermana se revolvieron en sus asientos y bajaron rápidamentedel auto. Saludaron a su padre como lo hicieron siempre y se metieron a lacasa. La cena fue algo callada, pero dentro de lo que sus padres podrían decirque fue normal.
En el último día de entrenamiento previo al partido, Danielaempezaba a mostrarse nerviosa y ligeramente distante de Marcos. Antes debajarse del carro, Daniela abrazo a su hermano. Un abrazo que duró más de loque duraba comúnmente. Marcos sentía los pechos de su hermana sobre su costadoderecho, su mano sobre la cintura y por su nariz entraba el dulce aroma de lacabellera de su hermana. El beso de hasta luego, Daniela se lo dio muy cerca dela comisura de sus labios. Cuando ella bajó del auto, Marcos notó que tenía unaerección atrapada en sus pantalones. Decidió no ver el entrenamiento. En sulugar, paseo por la ciudad. Un poco de aire no le vendría mal. Caminó bajo elsol un buen rato. Ya estaba empezando a sudar. Volvió con tiempo suficientepara tener que esperar a Daniela. Ella entró al auto, dejó su bolso con la ropasucia en la parte trasera, saludó a su hermano y le contó que el entrenador habíadecidido incorporarla a las titulares. Otro abrazo hizo que sus cuerpos seenlazaran. Marcos sintió el impulso de besar ahí mismo a su hermana. Pero secontuvo. Volvieron a casa y su madre estaba en la puerta regando las plantas.Daniela salió corriendo a darle la buena noticia: al día siguiente jugaría lafinal en la alineación titular. Salió tan deprisa que olvidó su bolso. Marcoslo bajó y lo llevó a cuarto de la lavadora. Una vez allí, no pudo resistirse abuscar la ropa interior transpirada de su hermana. Al abrir el bolso, ahíestaba, como esperándolo, una bombacha deportiva blanca con el elástico negro,toda húmeda, ligeramente arrugada en la zona vaginal. Marcos no dudo unsegundo, se llevó la prenda a la nariz. Su erección fue inmediata. Su manoizquierda rozaba su entrepierna por encima del pantalón. Su lengua lamía lazona arrugada de la prenda. La voz de Daniela llamándolo lo interrumpió de su eróticoletargo. Marcos soltó la prenda, se volteó y cubrió su bulto contra el mueble.Daniela entró al cuarto de lavado preguntándole si tenía ahí su bolso.
-Sí, hermanita, acá está!- con su mano levanto el bolso.
-Queres pasarme la ropa así pongo la lavadora?-
-Cl..claro- dudo.
Daniela se agachó para ir colocando la ropa dentro del electrodoméstico,quedando a poco menos de 50 centímetros de la erección de su hermano. Marcos seapoyaba aún más contra el mueble, mientras que por sus manos pasaba la ropadeportiva de su hermana. Cuando Daniela estiró las manos para recibir la ropa,su mirada se desvió en el camino. Sus ojos percibieron el bulto inusual en laentrepierna de su hermano. Sus ojos se abrieron y quedaron fijos en lacurvatura de la tela del pantalón, siendo presionado contra el mueble. Danielatermino de cargar la lavadora, y salió de allí con una sonrisa picaresca en suboca. Marcos se quedó en el cuarto de lavado unos minutos más esperando a quesu erección disminuya. La vergüenza lo había invadido, y algo de miedo corríapor su cuerpo en ese momento. ¿Su hermana lo habría notado? Sí, pero él, en esemomento, no lo sabía.
Para el día de la gran final, Daniela fue al microestadiocon su padre más temprano de lo de costumbre. Mientras que un poco más tarde, Marcosllevaría a su madre en el otro auto. Una vez dentro del estadio, Marcos y sumadre buscaron en la tribuna a su padre. Se sentaron y disfrutaron de la puestaen calor de las chicas. ¿El uniforme del equipo rival era bastante más ajustadoy pequeño del que usaba el equipo de Daniela? Sí! Todos los hombres mirabancomo las nalgas de las jugadoras comían parte del uniforme y con el paso delentrenamiento, aquellas jugadoras que eran más culonas mostraban mucha máscarne que las demás. Pero para Marcos, allí estaba su hermana. Con su uniformeazul y blanco, inclinada hacia adelante, recibiendo balones, devolviéndolos,moviendo su cuerpo de arriba abajo. Marcos cerró los ojos y tuvo un flash: elcuerpo de su hermana desnudo subiendo y bajando, cabalgando su verga erecta.Era como ver un video porno POV. Su entrepierna empezó a latirle. Pero esta vezno podría ir corriendo al auto, debía quedarse allí, junto a sus padres yrodeado de un montón de gente. Se cubrió con un bolso con comida y entablócharla con sus padres esperando que la imagen que su mente había proyectado se disipara,pero a la vez, anhelando que se convierta en realidad.
El partido fue demasiado reñido. Las chicas daban el 110% encada jugada. El cansancio se notaba luego de cada set. Empatado el partido,fueron al último set, donde el predominio del partido lo mostró el equipo deDaniela. Mostraron más resto físico y mejor coordinación, y arrasaron elmarcador con una racha de 4 puntos seguidos. Las chicas habían jugado muy bien.Gritaron, se abrazaron, saltaron, gritaban “campeonas”. Todos sus familiares seacercaron a saludarlas, entre ellos Marcos y sus padres. Daniela saludó emocionadísimaa sus padres, casi llorando de felicidad. Cuando vio a Marcos, ella saltó ensus brazos. Marcos la atrapó y abrazo. Sus entrepiernas se tocaban. Las piernasde Daniela lo apresaban. Quien no supiera que eran hermano y hermana hubieranpensado que eran pareja. Daniela empezó a gritar y hacer ademanes con su mano,mientras su hermano la sujetaba. La verga de Marcos ya había chocado dos vecescon la entrepierna de Daniela. Esto hizo que se volviera a despertar. El bultoestaba allí. Marcos avergonzado y Daniela asombrada. Lo estaba sintiendo rozarsus labios vaginales atrapados en su ropa deportiva. Ella se impulsó haciaarriba y abajo, simulando alentar con las manos, pero en el fondo, queríarecorrer todo el bulto que tenía su hermano. Cuando Daniela se bajó, Marcos laabrazo y su miembro se pegó contra el cuerpo firme de su hermana. Ella se volteópara saludar a otra persona y su hermano luego la abrazó de espaldas, apoyándolela verga contra su culo.
-Felicitaciones, hermanita!- le dijo, mientras le estampabaun beso en la mejilla
-Gracias, hermanito! Qué lindo regalo este!- Mientras decíala última frase, la mano de Daniela se perdía entre su espalda y el abdomen deMarcos hasta encontrar el bulto en el pantalón.
-Creo que "este trofeo" lo voy a recibir a lanoche!- Dedicándole una sonrisa picaresca.
Daniela se fue saltando hacia donde estaban sus amigas ycompañeras de equipo. Marcos se quedo allí, disimulando su erección detrás de suabrigo y un bolso. Daniela estaba mojadísima, pero eso. Pero Marcos no pudosaberlo en ese momento.
Luego de bañarse, las jugadoras salieron al estadiosaludando a sus acompañantes y padres, avisándoles que habían reservado unadisco para continuar el festejo. Daniela le pidió a Marcos que fuera con ella, asíél podría llevarla y traerla en auto. A sus padres les pareció buena idea, y semarcharon sintiéndose felices por los hijos que habían criado.
Una vez dentro de la disco, una mesera guió al grupo haciaun reservado vip. Muchas de las chicas estaban en pareja, otras estaban solas,solo dos de las chicas allí presentes sabían que Marcos era realmente elhermano de Daniela. Por lo que Marcos se mantuvo a raya durante la noche. Laschicas pidieron ronda de tequila: una, dos y hasta tres. Luego tragos varios.La música era buena y divertía a las jóvenes que a pesar de estar cansadas,disfrutaban de su noche de alegría. Algunas fueron a bailar a la pista, entreellas Daniela. Marcos la miraba desde el VIP. Veía como su hermana bailaba reggaetónmuy sugestivamente, perreando, tomando de la botella. Le encantaba lo que veía,pero no a él solo. Varios muchachos se acercaban al grupo de jovencitas aintentar ligar. Marcos mostraba señales de celos, pero aguardaba paciente. Unhombre de mayor edad se colocó detrás de Daniela provocando que el culo de ellarozara su verga. Ella lo notó y empujó al tipo lejos de donde estaban. Marcosse enojó y se acercó. Pretendiendo defender a su hermana, aunque por dentro queríamoler a golpes al sujeto. Daniela intentó calmarlo y se fueron hacia otrapista, una con menos luz, donde ella comenzó a bailarle, a acariciarle elrostro. Marcos la abrazó y la acercó a su cuerpo. Sus bocas se encontraron. Sebesaron con pasión, besos lentos y rápidos, fuertes y suaves, lengua y saliva.Las manos de Marcos bajaron hasta el trasero de su hermana, apretándolo, estrujándolo.Las manos de Daniela recorrían el cuerpo de Marcos desde su cabeza hasta subulto. Ella se giró, apoyó su culo contra la verga de su hermano. Apoyó su bocacontra la oreja de Marcos y le preguntó cuánto ella lo excitaba.
-Me calientas más que nadie, hermanita. Estoy loco por ti!
-Desde cuando, hermanito?
-Desde que te vine a ver jugar, y descubrí que ya no erasuna niña, que eras toda una mujer. Y quiero que seas mía hoy!
-Me queres coger?
-Creo que notas que sí.
-Sí, lo noto mucho. Sobre todo, lo noté ayer en el cuarto delavado. No sabía que te excitaba mi ropa húmeda.
-Me excita todo de vos! Sueño contigo, pendeja!
Ella seguía refregando su culo contra la verga erecta de suhermano.
-Creo que es hora de irnos, no? Vamos al auto, Marcos?
Él solo asentó con la cabeza. Daniela fue a buscar suspertenencias al VIP, saludo a sus amigas y cuando creyó que nadie los miraba,tomó de la mano a su hermano y se fueron de la disco.
Subieron al auto y volvieron a besarse apasionadamente,ahora la mano de Daniela buscaba la verga de su hermano sin descaro. Desabrochósu pantalón, sacó la verga y comenzó a tocarla. Marcos arrancó el auto comopudo y empezó a manejar. En cada semáforo se besaban más apasionadamentemientras que la mano de Daniela intensificaba su sube-y-baja. Marcos estacionó sobreuna plaza. Daniela se inclinó y comenzó a chuparle la verga.
-Ay, si, hermanita! Mmm-
Marcos inclinó el asiento hacia atrás y Daniela tuvo másespacio. Las manos de su hermano desnudaban su culo. Los dedos de marcosencontraron su ano y luego su vagina, totalmente húmeda.
-Mmm que mojadita que estas, hermanita!
-Sí. Me estás calentando muchísimo, Marcos!
Los dedos de Marcos se fueron introduciendo suavemente enesa conchita húmeda. Los gemidos de Daniela excitaban cada vez más a Marcos,tanto así que sus espasmos le avisaron a Daniela que su hermano estaba porvenirse. Ella en lugar de alejarse, intensifico su mamada. Marcos dejó salirtres grandes chorros de semen en la boca de su hermana. Ella no pudo tragarsetodo, pero hizo el esfuerzo. Levantó su cabeza, miró a su hermano, se limpió elresto de semen que no pudo tragar, y lo besó con pasión. Marcos seguía erecto yla mano de su hermana no dejaría que perdiera tal erección. Daniela se terminóde desnudar la parte inferior y se acomodó como pudo para poder coger con suhermano. La conchita mojada de su hermana junto con la verga ensalivada hizoque la penetración sea muy suave. Daniela descendía lentamente tomando cada centímetrode esa verga dentro de ella. Ella gemía y gemía. Marcos dejó los pechos deDaniela libres y comenzó a lamer los pezones erectos. Daniela se retorcía deplacer. Marcos sintió como su verga era apresada por la conchita de su hermana,sintió el cálido flujo empujar su miembro, y sintió las piernas de su hermanaestremecerse: Daniela había llegado al orgasmo. Marcos hundió su miembro lo másque podía y dejó que su hermana lo abrazara y cayera sobre su cuerpo. El autoestaba todo empañado, cual “Jake y Rose” en el “Titanic”. El tapizado del autoestaba mojado por la transpiración, flujos vaginales, saliva y semen. El olordentro del auto era a puro sexo, pero no a cualquier sexo: era entre hermanos.Donde el amor es parte de la lujuria.
Volvieron a casa como si fueran una pareja que lleva añosestando juntos. Se miraron, se besaron, y juraron no decirles nada a suspadres. El secreto era lo mejor, así podrían seguir su romance, sin ningún problema.
Dejen sus comentarios!
Saludos!
Hoy les traigo un relato erotico incestuoso entre un hermano y una hermana, de mi autoría, que surgió a pedido de otro usuario.
Espero que lo disfruten, como yo haciendolo.
A veces el amor no ocurre como uno lo espera. Uno se enamorade quien no es correspondido o correspondida, o a veces de quien no se loespera. Como cuando luego de un fracaso amoroso, te encontras enamorándote detu propia hermana o hermano. Esta es la historia de Marcos y Daniela.
Marcos y Daniela no eran los hermanos más unidos del mundo,tenían sus momentos buenos y malos. Solían ser cómplices a la hora de burlarsede sus padres, o insultarse cada vez que alguno de los dos hacía algo que alotro no le agradara.
Marcos tenía 20 años. Un joven delgado, que pasaba sus ratosen el gimnasio, morocho de pelo corto, no pasaba desapercibido para lasmuchachas. En el fondo, él era tímido. En cambio, su hermana Daniela era unajoven de 18 años bastante extrovertida, su figura había cambiado desde que habíaempezado a jugar vóleibol. Pasó de ser una jovencita con busto a ser unajovencita cuyo cuerpo era esculturalmente precioso. Ella lo sabía y volvíalocos a los muchachos con los que salía.
Una tarde de abril. Daniela pregunto a su familia si queríanir a ver la semifinal del torneo de vóley. Sus padres se vieron en lacontrariedad de tener que decirle a su hija que no podrían asistir. Marcos, alver la decepción en los ojos de su hermana soltó:
-Hey, hermanita. Yo te acompaño!
Daniela lo miro a los ojos, desconfiando de su hermano. Élno era sumamente puntual. Pero al menos llegaría a tiempo de ver el final delpartido. Un poco de apoyo no le vendría mal.
-Bien! Al fin te dignas a verme jugar!-. Contesto Daniela.
Marcos emitió un simple "Ja!" que a Daniela le pareciósarcasmo. Ella paso a su lado y le dio una palmadita en el hombro, pero antesde irse le dijo:
-Gracias!
La semifinal involucraba al equipo “Las Gladiadoras”, elequipo local de la ciudad, versus el equipo de “Las Jaguares” de la ciudadvecina. Marcos sabía que el partido comenzaba a las 16 hs. Pero al mirar sureloj, supo que llegaría después de las 16.30 hs. Esperaba no perderse mucho.
Al llegar, busco lugar en las gradas. Había bastante gentecomo para cubrir las dos tribunas, local y visitante. Marcos buscó un lugarentre la multitud y se sentó a ver el partido. Aún ocurría el primer set. 22 a21 a favor del local, un marcador parejo. Marcos relojeó a las jugadorasbuscando a su hermana. Daniela no estaba en la cancha. Marcos se dio cuenta delo hermosas que eran las jugadoras de ambos equipos. Tenían cuerpos increíbles,traseros grandes, duros, pechos que subían y bajaban. Su mente pervertida recorríalos cuerpos de cada jugadora e imaginaba un fetiche distinto para cada una. La número4 del equipo rival de su hermana se robaba mucho su atención.
El primer set terminó. 23 a 25 a favor del visitante. Se habíapuesto complicado el primer set. Para el segundo, el técnico de las Gladiadorasrealizó cambios. Entre ellos, Marcos pudo ver que entraba la jugadora numero 6.Una morocha, alta, pelo negro recogido en una coleta larga. Lo que más le llamola atención fue el culo de ella, luciéndose con el short bien calado. Su vistase centro ahí. Su mente divago. Desde su lugar no podía verle la cara. Ansiabaverla. Ese culo necesitaba un rostro. Primera bola en juego. El tiro va sobrela número 6, se arroja al suelo, levanta la bola y su compañera anota. La número6 se levanta, festeja con sus compañeras y muestra su rostro a Marcos. La número6 era Daniela. Fuerte shock sintió Marcos. La mujer que estaba despertándole fantasíasera su propia hermana. El uniforme ajustado dejaba muy poco a la imaginación.Daniela lo vio, y atino a saludarlo. Marcos se asusto y le correspondió con un tímidosaludo.
La partida continuaba muy reñida, mientras que la mente deMarcos comenzaba a hacer ciertos ajustes. Desde que su hermana entro al campode juego, él no pudo hacer más que mirar deseosamente el cuerpo de ella. Cadavez que su hermana se encorvaba para recibir la pelota en un saque rival,Marcos penetraba visualmente a su hermana. Se dio cuenta que estaba teniendouna erección. Trato rápidamente de dispersar sus pensamientos. Salió corriendoal baño a mojarse la cara. Cuando volvió, el partido estaba igualado en sets.Se tenía que jugar el definitivo. Marcos decidió centrarse en el juego y dejarde lado su faceta pajera.
Con el partido parejo, el resultado se definió en la últimabola. Una jugada de pizarra, que les dio el triunfo a las gladiadoras. Elequipo de Daniela había ganado, y en todas las jugadoras se veía la felicidaddel triunfo conseguido. Marcos se acerco a saludar a su hermana. Daniela lo vioy se le colgó del cuello, apretando su cuerpo contra el suyo, mientras daba dossaltos de felicidad.
-Ganamos! Podes creerlo?!
Marcos tuvo que separarla a tiempo para evitar que Danielasintiera la inminente erección que estaba por tener, tras sentir el cuerpotranspirado de su hermana y sus pezones erectos. Marcos se cubrió laentrepierna con la campera. Felicitó a su hermana, y le propuso ir a comeralgo.
Marcos esperó fuera del mini estadio hasta que su hermana apareció,recién duchada y vistiendo una blusa escotada y unas calzas apretadas. En sumano, Daniela tenía el bolso con el uniforme y ropa sucia. Marcos le tendió lamano para el bolso, lo puso en el asiento trasero del auto, y partieron haciael bar.
Se sentaron en un bar con bastante luz, música de rocksonaba de fondo. Pidieron dos cervezas y una porción de papas fritas. MientrasDaniela contaba los pormenores del partido, Marcos intentaba evitar ver a suhermana como la mujer que había despertado sus fantasías sexuales hacia menosde dos horas. Pero mantener sus pensamientos a raya le duro poco. En cuantotrajeron las papas fritas, Daniela puso mayonesa en ellas. Se llevo dos a laboca y se mancho la comisura. Se lamió la boca y nuevamente despertó alsexopata dentro de Marcos. El miraba a los ojos de su hermana de manera intensay profunda, miraba la boca de ella, el escote el cual a pesar de no ser grandele permitía mirar el corpiño de su hermana. Antes de irse, Daniela se dirigióal baño y Marcos aprovecho a echar una mirada al culo de su hermana nuevamente.Ya era un hecho, su hermana había transformado en la mujer de sus fantasías.
Al llegar a casa, Daniela bajó del auto. Marcos pidió llevarlesu bolso. Le dijo que no se preocupara, que él pondría su ropa a lavar.Mientras su hermana fue a su cuarto, Marcos sacó del bolso la bombachatranspirada de su hermana junto con el short del uniforme. Se lo llevó a lanariz y no pudo evitar lamerlos. Con su mano libre, se había empezado a tocar.El olor de la ropa interior transpirada de su hermana lo estaba volviendo loco.Llevó la ropa interior de su hermana a su verga. Se masturbaba frenéticamente.Empezó a correrse sobre la bombacha y el uniforme de su hermana, también cayoalgo en el piso. Luego del orgasmo, y aún con la verga erecta, Marcos escuchó asu hermana acercarse. A penas tuvo tiempo de guardar su “herramienta”. La ropade ella la hizo un bollo y la metió dentro del lavarropas. Daniela se acercó yle preguntó si ya había puesto a lavar su ropa. Él dijo que sí. Daniela miró alsuelo donde había restos de semen. Marcos estaba pálido e inventó lo único quese le ocurrió en ese momento:
-Uh mira, cuidado! Se me habrá caído un poco de jabónliquido antes de colocarlo en el lavarropas!
-Mira que sos descuidado, hermanito!- Le dijo mientras consu mano tocaba sutilmente la punta de la nariz de Marcos.
Su corazón latía a mil. Ella se alejaba y Marcos encendió lalavadora.
El resto de la tarde-noche transcurrió con tranquilidad. Suspadres regresaron, felicitaron a Daniela por el triunfo, y tuvieron una veladatranquila, cenando pasta. Nada mal. Pero la noche se había hecho calurosa.Marcos se había acostado tan solo vistiendo un bóxer. Y con el correr de losminutos, su verga empezó a erguírsele mientras recordaba el cuerpo de suhermana. Luego de tocarse nuevamente, Marcos durmió plácidamente esa noche.
Tras el triunfo que les dio el pase a la final, Daniela comenzaríauna semana con mucha actividad: turnos dobles de entrenamiento, los cuales terminaríandemasiado tarde como para tomarse el transporte público. Marcos se ofreció allevarla y traerla a casa. Sus padres aceptaron y se conformaron por esa camaraderíaentre hermanos. En cambio, Marcos pensaba que de esa manera podía disfrutar aúnmás del espectacular cuerpo de Daniela.
Ya era hora del primer entrenamiento de la semana. Marcosesperaba afuera de la casa con el auto en marcha. Daniela salió corriendo,emocionada, contenta. Con tan solo verla en ese estado, Marcos esbozó unasonrisa gigante.
-Lista?- preguntó Marcos.
-Siii, vamos!- respondió Daniela dando una palmadita en elmuslo de Marcos, quien recibió una electricidad emocional desde la sien hastala punta de su glande.
Llegaron al entrenamiento. Mientras Daniela entraba en elpredio y se dirigía al vestuario, Marcos estacionaba el auto. Cuando entró alminiestado, se sentó en las gradas, a disfrutar de la vista que leproporcionaban 10 mujeres adolescentes de entre 18 y 20 años. Entre ellasestaba Daniela, corriendo con una sudadera amarilla y unas calzas apretadas. Suculo rebotaba con cada paso, y los ojos de Marcos no se perdían nada de aquel espectáculo.Cuando empezaron los movimientos técnicos, Marcos se dio el gusto de ver esasnalgas en acción. Bajar, subir, apretarse para saltar, caer y rebotar en elsuelo. Sin darse cuenta ya estaba más que acalorado. Decidió salir del lugar,buscar quien le vendiese una bebida fría y esperar en el auto. Puso la radio yse quedó dormido. Se despertó con su hermana golpeando la ventanilla. Danielaestaba hermosamente sudada, su piel tenía una brillantez que excitaba. Susudadera se pegaba en su escote y la calza estaba más que ajustadísima. Marcos habíaacertado al ofrecerse de chofer para su hermana.
Al día siguiente fue lo mismo, verla entrenar, sudar, yjadear. Todo lo excitaba, hasta el punto donde era mejor que se retirara apensar en otra cosa. Al tercer día, en las gradas había una muchachita que pertenecíaal equipo, pero que se había lesionado y su recuperación no la dejaba jugaraun. Se llamaba Ana. Ella se dirigió hasta donde estaba Marcos, le pregunto si podíasentarse junto a él, y comenzaron a charlar. Ana era una jovencita muy animada,con una sonrisa muy bella. La charla era fluida y divertida. Al menos leevitaba pensar en el cuerpo de su hermana. Pero cuando Marcos miró a Daniela,ella había cambiado su estado de ánimo. Estaba enojada y estaba jugandodesconcentrada. De golpe, un pelotazo fue a parar a dos gradas debajo de dondeestaban Ana y Marcos. Daniela levantó la mano como pidiendo disculpas, miró asu hermano con ojos de celos y el técnico la mando a las duchas. Elentrenamiento había terminado para ella. Marcos saludo a Ana, le agradeció desu compañía y fue al auto. Daniela llegó enojada, y en todo el viaje no le emitiópalabra alguna.
Al cuarto día, Marcos esperaba nuevamente a su hermana en elcarro. Cuando llegó, seguía con su cara de pocos amigos.
-Hermanita, se puede saber por qué esa cara larga? Que hasido todo esto? Desde ayer que estás enojada.
-Me enoja que hagas lo que quieras. Vas a ver nuestroentrenamiento para chamuyarte a esa zorra.
-De que hablas? Cual Zorra?
Daniela miró a marcos con cara de "no soy ningunaingenua".
-Te refieres a Ana?
-Si! me refiero a Ana!- Se cruzo de brazos.
-Pero… Por qué te pones así? No son amigas?
-De esa? No voy a ser amistad con alguien que anda robandonovios de las otras chicas!
-Y crees que ella piensa que soy tu novio?- Al preguntareso, Marcos puso su mano sobre la rodilla de Daniela. Ella se sobresalto hacia atrás.
-Eh no!- vaciló un segundo. -Ella le robó el novio a una de laschicas que juega de atacante, la número 11.
-Ah! Igual no te preocupes. Si te enoja que le hable, no lehablo!- guiñándole un ojo.
Marcos abrazó a su hermana. Sintió su cuerpo junto al suyo ypodía sentir como la acelerada contracción del corazón de su hermana disminuía.Daniela se calmó, y disfrutaron del viaje en auto cantando canciones quepasaban en la radio. Al llegar al estacionamiento, Daniela se despidió de suhermano con un beso en la mejilla, y Marcos extendió sus brazos para otroabrazo. Marcos quería volver a sentir sus cuerpos juntos. Esta vez, el corazónde Daniela latina con ganas. Ella se separó un poco, apoyó su mano sobre elmuslo de Marcos y lo miró a los ojos.
-Hablo en serio! No quiero verte hablando con esa zorra, porfavor! No es mujer para vos!
-Para mí? y quien es mujer para mí, hermanita?
Sus miradas se encendían. Pasaron 2 segundos, 5 segundos. Lamano de Daniela apretaba el muslo de su hermano. Repentinamente un golpe en laventanilla trasera rompió el silencio. Eran las amigas de Daniela avisándoleque se apurara que ya era hora de la practica. Ambos, hermana y hermano estabanavergonzados. Por suerte, los vidrios polarizados ocultaban la incómoda escena.Daniela se apuró y salió del carro.
Esa tarde, Marcos no hablo con Ana, y Daniela demostró en lacancha porque debía pertenecer al equipo titular. Se la notaba contenta,motivadora y enérgica. Marcos volvió a disfrutar con su vista del hermosocuerpo sudado de su hermana. Sintió el cosquilleo en su miembro y nuevamente sedirigió al auto para esperar a su hermana y evitar complicaciones. Volvieron acasa cantando canciones de la radio. Al llegar, Marcos detuvo el auto,estacionó, y Daniela se acercó, le dio un beso en la mejilla y le agradeció porhaberle hecho caso respecto a Ana. Sus miradas se engancharon y se quedaronmirando lo que pudo haber sido pocos segundos pero para ellos fue unaeternidad. Marcos tenía un nudo en la garganta. Los dientes de Daniela mordíanlentamente su labio inferior. Pero nuevamente algo interrumpió el momento. El autode su padre hizo luces como diciendo "hey chicos, llegué!".Nuevamente hermano y hermana se revolvieron en sus asientos y bajaron rápidamentedel auto. Saludaron a su padre como lo hicieron siempre y se metieron a lacasa. La cena fue algo callada, pero dentro de lo que sus padres podrían decirque fue normal.
En el último día de entrenamiento previo al partido, Danielaempezaba a mostrarse nerviosa y ligeramente distante de Marcos. Antes debajarse del carro, Daniela abrazo a su hermano. Un abrazo que duró más de loque duraba comúnmente. Marcos sentía los pechos de su hermana sobre su costadoderecho, su mano sobre la cintura y por su nariz entraba el dulce aroma de lacabellera de su hermana. El beso de hasta luego, Daniela se lo dio muy cerca dela comisura de sus labios. Cuando ella bajó del auto, Marcos notó que tenía unaerección atrapada en sus pantalones. Decidió no ver el entrenamiento. En sulugar, paseo por la ciudad. Un poco de aire no le vendría mal. Caminó bajo elsol un buen rato. Ya estaba empezando a sudar. Volvió con tiempo suficientepara tener que esperar a Daniela. Ella entró al auto, dejó su bolso con la ropasucia en la parte trasera, saludó a su hermano y le contó que el entrenador habíadecidido incorporarla a las titulares. Otro abrazo hizo que sus cuerpos seenlazaran. Marcos sintió el impulso de besar ahí mismo a su hermana. Pero secontuvo. Volvieron a casa y su madre estaba en la puerta regando las plantas.Daniela salió corriendo a darle la buena noticia: al día siguiente jugaría lafinal en la alineación titular. Salió tan deprisa que olvidó su bolso. Marcoslo bajó y lo llevó a cuarto de la lavadora. Una vez allí, no pudo resistirse abuscar la ropa interior transpirada de su hermana. Al abrir el bolso, ahíestaba, como esperándolo, una bombacha deportiva blanca con el elástico negro,toda húmeda, ligeramente arrugada en la zona vaginal. Marcos no dudo unsegundo, se llevó la prenda a la nariz. Su erección fue inmediata. Su manoizquierda rozaba su entrepierna por encima del pantalón. Su lengua lamía lazona arrugada de la prenda. La voz de Daniela llamándolo lo interrumpió de su eróticoletargo. Marcos soltó la prenda, se volteó y cubrió su bulto contra el mueble.Daniela entró al cuarto de lavado preguntándole si tenía ahí su bolso.
-Sí, hermanita, acá está!- con su mano levanto el bolso.
-Queres pasarme la ropa así pongo la lavadora?-
-Cl..claro- dudo.
Daniela se agachó para ir colocando la ropa dentro del electrodoméstico,quedando a poco menos de 50 centímetros de la erección de su hermano. Marcos seapoyaba aún más contra el mueble, mientras que por sus manos pasaba la ropadeportiva de su hermana. Cuando Daniela estiró las manos para recibir la ropa,su mirada se desvió en el camino. Sus ojos percibieron el bulto inusual en laentrepierna de su hermano. Sus ojos se abrieron y quedaron fijos en lacurvatura de la tela del pantalón, siendo presionado contra el mueble. Danielatermino de cargar la lavadora, y salió de allí con una sonrisa picaresca en suboca. Marcos se quedó en el cuarto de lavado unos minutos más esperando a quesu erección disminuya. La vergüenza lo había invadido, y algo de miedo corríapor su cuerpo en ese momento. ¿Su hermana lo habría notado? Sí, pero él, en esemomento, no lo sabía.
Para el día de la gran final, Daniela fue al microestadiocon su padre más temprano de lo de costumbre. Mientras que un poco más tarde, Marcosllevaría a su madre en el otro auto. Una vez dentro del estadio, Marcos y sumadre buscaron en la tribuna a su padre. Se sentaron y disfrutaron de la puestaen calor de las chicas. ¿El uniforme del equipo rival era bastante más ajustadoy pequeño del que usaba el equipo de Daniela? Sí! Todos los hombres mirabancomo las nalgas de las jugadoras comían parte del uniforme y con el paso delentrenamiento, aquellas jugadoras que eran más culonas mostraban mucha máscarne que las demás. Pero para Marcos, allí estaba su hermana. Con su uniformeazul y blanco, inclinada hacia adelante, recibiendo balones, devolviéndolos,moviendo su cuerpo de arriba abajo. Marcos cerró los ojos y tuvo un flash: elcuerpo de su hermana desnudo subiendo y bajando, cabalgando su verga erecta.Era como ver un video porno POV. Su entrepierna empezó a latirle. Pero esta vezno podría ir corriendo al auto, debía quedarse allí, junto a sus padres yrodeado de un montón de gente. Se cubrió con un bolso con comida y entablócharla con sus padres esperando que la imagen que su mente había proyectado se disipara,pero a la vez, anhelando que se convierta en realidad.
El partido fue demasiado reñido. Las chicas daban el 110% encada jugada. El cansancio se notaba luego de cada set. Empatado el partido,fueron al último set, donde el predominio del partido lo mostró el equipo deDaniela. Mostraron más resto físico y mejor coordinación, y arrasaron elmarcador con una racha de 4 puntos seguidos. Las chicas habían jugado muy bien.Gritaron, se abrazaron, saltaron, gritaban “campeonas”. Todos sus familiares seacercaron a saludarlas, entre ellos Marcos y sus padres. Daniela saludó emocionadísimaa sus padres, casi llorando de felicidad. Cuando vio a Marcos, ella saltó ensus brazos. Marcos la atrapó y abrazo. Sus entrepiernas se tocaban. Las piernasde Daniela lo apresaban. Quien no supiera que eran hermano y hermana hubieranpensado que eran pareja. Daniela empezó a gritar y hacer ademanes con su mano,mientras su hermano la sujetaba. La verga de Marcos ya había chocado dos vecescon la entrepierna de Daniela. Esto hizo que se volviera a despertar. El bultoestaba allí. Marcos avergonzado y Daniela asombrada. Lo estaba sintiendo rozarsus labios vaginales atrapados en su ropa deportiva. Ella se impulsó haciaarriba y abajo, simulando alentar con las manos, pero en el fondo, queríarecorrer todo el bulto que tenía su hermano. Cuando Daniela se bajó, Marcos laabrazo y su miembro se pegó contra el cuerpo firme de su hermana. Ella se volteópara saludar a otra persona y su hermano luego la abrazó de espaldas, apoyándolela verga contra su culo.
-Felicitaciones, hermanita!- le dijo, mientras le estampabaun beso en la mejilla
-Gracias, hermanito! Qué lindo regalo este!- Mientras decíala última frase, la mano de Daniela se perdía entre su espalda y el abdomen deMarcos hasta encontrar el bulto en el pantalón.
-Creo que "este trofeo" lo voy a recibir a lanoche!- Dedicándole una sonrisa picaresca.
Daniela se fue saltando hacia donde estaban sus amigas ycompañeras de equipo. Marcos se quedo allí, disimulando su erección detrás de suabrigo y un bolso. Daniela estaba mojadísima, pero eso. Pero Marcos no pudosaberlo en ese momento.
Luego de bañarse, las jugadoras salieron al estadiosaludando a sus acompañantes y padres, avisándoles que habían reservado unadisco para continuar el festejo. Daniela le pidió a Marcos que fuera con ella, asíél podría llevarla y traerla en auto. A sus padres les pareció buena idea, y semarcharon sintiéndose felices por los hijos que habían criado.
Una vez dentro de la disco, una mesera guió al grupo haciaun reservado vip. Muchas de las chicas estaban en pareja, otras estaban solas,solo dos de las chicas allí presentes sabían que Marcos era realmente elhermano de Daniela. Por lo que Marcos se mantuvo a raya durante la noche. Laschicas pidieron ronda de tequila: una, dos y hasta tres. Luego tragos varios.La música era buena y divertía a las jóvenes que a pesar de estar cansadas,disfrutaban de su noche de alegría. Algunas fueron a bailar a la pista, entreellas Daniela. Marcos la miraba desde el VIP. Veía como su hermana bailaba reggaetónmuy sugestivamente, perreando, tomando de la botella. Le encantaba lo que veía,pero no a él solo. Varios muchachos se acercaban al grupo de jovencitas aintentar ligar. Marcos mostraba señales de celos, pero aguardaba paciente. Unhombre de mayor edad se colocó detrás de Daniela provocando que el culo de ellarozara su verga. Ella lo notó y empujó al tipo lejos de donde estaban. Marcosse enojó y se acercó. Pretendiendo defender a su hermana, aunque por dentro queríamoler a golpes al sujeto. Daniela intentó calmarlo y se fueron hacia otrapista, una con menos luz, donde ella comenzó a bailarle, a acariciarle elrostro. Marcos la abrazó y la acercó a su cuerpo. Sus bocas se encontraron. Sebesaron con pasión, besos lentos y rápidos, fuertes y suaves, lengua y saliva.Las manos de Marcos bajaron hasta el trasero de su hermana, apretándolo, estrujándolo.Las manos de Daniela recorrían el cuerpo de Marcos desde su cabeza hasta subulto. Ella se giró, apoyó su culo contra la verga de su hermano. Apoyó su bocacontra la oreja de Marcos y le preguntó cuánto ella lo excitaba.
-Me calientas más que nadie, hermanita. Estoy loco por ti!
-Desde cuando, hermanito?
-Desde que te vine a ver jugar, y descubrí que ya no erasuna niña, que eras toda una mujer. Y quiero que seas mía hoy!
-Me queres coger?
-Creo que notas que sí.
-Sí, lo noto mucho. Sobre todo, lo noté ayer en el cuarto delavado. No sabía que te excitaba mi ropa húmeda.
-Me excita todo de vos! Sueño contigo, pendeja!
Ella seguía refregando su culo contra la verga erecta de suhermano.
-Creo que es hora de irnos, no? Vamos al auto, Marcos?
Él solo asentó con la cabeza. Daniela fue a buscar suspertenencias al VIP, saludo a sus amigas y cuando creyó que nadie los miraba,tomó de la mano a su hermano y se fueron de la disco.
Subieron al auto y volvieron a besarse apasionadamente,ahora la mano de Daniela buscaba la verga de su hermano sin descaro. Desabrochósu pantalón, sacó la verga y comenzó a tocarla. Marcos arrancó el auto comopudo y empezó a manejar. En cada semáforo se besaban más apasionadamentemientras que la mano de Daniela intensificaba su sube-y-baja. Marcos estacionó sobreuna plaza. Daniela se inclinó y comenzó a chuparle la verga.
-Ay, si, hermanita! Mmm-
Marcos inclinó el asiento hacia atrás y Daniela tuvo másespacio. Las manos de su hermano desnudaban su culo. Los dedos de marcosencontraron su ano y luego su vagina, totalmente húmeda.
-Mmm que mojadita que estas, hermanita!
-Sí. Me estás calentando muchísimo, Marcos!
Los dedos de Marcos se fueron introduciendo suavemente enesa conchita húmeda. Los gemidos de Daniela excitaban cada vez más a Marcos,tanto así que sus espasmos le avisaron a Daniela que su hermano estaba porvenirse. Ella en lugar de alejarse, intensifico su mamada. Marcos dejó salirtres grandes chorros de semen en la boca de su hermana. Ella no pudo tragarsetodo, pero hizo el esfuerzo. Levantó su cabeza, miró a su hermano, se limpió elresto de semen que no pudo tragar, y lo besó con pasión. Marcos seguía erecto yla mano de su hermana no dejaría que perdiera tal erección. Daniela se terminóde desnudar la parte inferior y se acomodó como pudo para poder coger con suhermano. La conchita mojada de su hermana junto con la verga ensalivada hizoque la penetración sea muy suave. Daniela descendía lentamente tomando cada centímetrode esa verga dentro de ella. Ella gemía y gemía. Marcos dejó los pechos deDaniela libres y comenzó a lamer los pezones erectos. Daniela se retorcía deplacer. Marcos sintió como su verga era apresada por la conchita de su hermana,sintió el cálido flujo empujar su miembro, y sintió las piernas de su hermanaestremecerse: Daniela había llegado al orgasmo. Marcos hundió su miembro lo másque podía y dejó que su hermana lo abrazara y cayera sobre su cuerpo. El autoestaba todo empañado, cual “Jake y Rose” en el “Titanic”. El tapizado del autoestaba mojado por la transpiración, flujos vaginales, saliva y semen. El olordentro del auto era a puro sexo, pero no a cualquier sexo: era entre hermanos.Donde el amor es parte de la lujuria.
Volvieron a casa como si fueran una pareja que lleva añosestando juntos. Se miraron, se besaron, y juraron no decirles nada a suspadres. El secreto era lo mejor, así podrían seguir su romance, sin ningún problema.
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Saludos!
4 comentarios - Enamorandome de mi hermana, viendola jugar voley