SEGUNDO ENCUENTO V.V.
Desde esta semana empecé a transitar nuevamente todos los dias las calle de San Isidro en Valle Viejo.
Mi contacto lo sabe que despues de las 11:30 estoy en la zona. Un dia me contactacta y me pregunta donde estaba.
Y estaba a solo unas cuadras de su taller. Mi dice llegate un toque por que estoy solo y muy cargado, entrá y cerrá la puerte.
A los minutos estuve alli, entré hasta el fondo de taller, donde estaba el ya con la pija bien erecta y pasjeandose suavemente.
Hermosa herramienta, no grande, pero si vistosa, era un cilindro de 15x4 con una cabeza muy redonda y blandita.
De una me prendi y se lamí lijera y jugosamenete. El gemia con mucho placer, mientras me baja los pantalones y amasaba mis nalgas eroticamente.
Me baja bien la ropa y me besa el culito, se para detrás mio y me hace agacharme sobre el meson de trabajo que habia allí.
Su pomposa poronga empezó a jugar en mi raya, subiendo y bajando, mientras la lubricaba y mi ortito comenazaba parparear gustosamente.
Yo con mi mano tomo su pija y la apunto bien al oyito, presiona suamente y lo aprento con mis cachetes, practicamente quedaba toda su pija enterrada sin penetrarme.
Se sentía muy sabrosa y suave. Me empieza a culear asi suavemente mientras bufaba de placer. Me parece que poco a poco mi argoya lo estaba alojando calidamente.
Despues de 3 minutos me dice de acabarme, por que ya no aguantaba, habia estado guardando la lechita durante una semana para darmela en esta oportunidad.
"largala alli" le digo y fue una explosion abundante de tres lechazos calientes y espesos. Me confesó que su mujer no cogia por esos dias por estar imposibilitada.
Se queda un ratito con la poronga en mi oyito, y la retira por que dice que se habia puesto muy sensible su glande, que si no me seguia culeando.
Nos vestimos, nos saludamos amablemente y me retiro, llevando en mi raya esa preciosa carga seminal, que no quice limpiarla para sentirla en mi culito por mas tiempo.
Entre mis cachetes conservé por un rato ese precioso producto y me parece que a medida que se enfriaba se licuaba por que empezó a correr por mis miernas.
Igual, subí a mi auto tratando de no asentar mucho mi culito para conservar lo maximo posible ese manjar. Cuando volví a casa recien me fije y habia mojado ya toda la ropa.
Por fortuna creo que nadie se dio cuenta de andaba con el culito bien lechiado. Un placer
Desde esta semana empecé a transitar nuevamente todos los dias las calle de San Isidro en Valle Viejo.
Mi contacto lo sabe que despues de las 11:30 estoy en la zona. Un dia me contactacta y me pregunta donde estaba.
Y estaba a solo unas cuadras de su taller. Mi dice llegate un toque por que estoy solo y muy cargado, entrá y cerrá la puerte.
A los minutos estuve alli, entré hasta el fondo de taller, donde estaba el ya con la pija bien erecta y pasjeandose suavemente.
Hermosa herramienta, no grande, pero si vistosa, era un cilindro de 15x4 con una cabeza muy redonda y blandita.
De una me prendi y se lamí lijera y jugosamenete. El gemia con mucho placer, mientras me baja los pantalones y amasaba mis nalgas eroticamente.
Me baja bien la ropa y me besa el culito, se para detrás mio y me hace agacharme sobre el meson de trabajo que habia allí.
Su pomposa poronga empezó a jugar en mi raya, subiendo y bajando, mientras la lubricaba y mi ortito comenazaba parparear gustosamente.
Yo con mi mano tomo su pija y la apunto bien al oyito, presiona suamente y lo aprento con mis cachetes, practicamente quedaba toda su pija enterrada sin penetrarme.
Se sentía muy sabrosa y suave. Me empieza a culear asi suavemente mientras bufaba de placer. Me parece que poco a poco mi argoya lo estaba alojando calidamente.
Despues de 3 minutos me dice de acabarme, por que ya no aguantaba, habia estado guardando la lechita durante una semana para darmela en esta oportunidad.
"largala alli" le digo y fue una explosion abundante de tres lechazos calientes y espesos. Me confesó que su mujer no cogia por esos dias por estar imposibilitada.
Se queda un ratito con la poronga en mi oyito, y la retira por que dice que se habia puesto muy sensible su glande, que si no me seguia culeando.
Nos vestimos, nos saludamos amablemente y me retiro, llevando en mi raya esa preciosa carga seminal, que no quice limpiarla para sentirla en mi culito por mas tiempo.
Entre mis cachetes conservé por un rato ese precioso producto y me parece que a medida que se enfriaba se licuaba por que empezó a correr por mis miernas.
Igual, subí a mi auto tratando de no asentar mucho mi culito para conservar lo maximo posible ese manjar. Cuando volví a casa recien me fije y habia mojado ya toda la ropa.
Por fortuna creo que nadie se dio cuenta de andaba con el culito bien lechiado. Un placer
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