Lamiendo rajita.

Era un espectáculo aparte cuando, tanto mi viejo como mis parientes masculinos en el jugueteo previo; después de frotar los dedos entre los pliegues de la rajita que se inflamaba como "floreciendo", bajaban a besar la conchita ofrecida

Lo mejor de ese momento era el delirio frenético que me producía porque casi siempre la posición que tomaban ponía las piernas flexionadas, los huevos peludos y enormes, la verga tiesa en el aire y el culo casi pegado al espejo en la puerta del Placard donde yo estaba, y un poco más allá, la vista del mentón, los labios y la lengua toda ensalivada lamiendo, jugando, y estimulando esa vulva enrojecida al tiempo que la puta se retorcía como perra envenenada sujetando la cabeza de esos tipos rabiosos y fuera de si.

Las manos grandes y ásperas de esos varónes sujetando a la hembrita de la cintura para "calzar" mejor toda la boca en la conchita a punto de estallar, sabiendo que cuando viniera el orgasmo la mujer intentaría safar de la succión justo en el climax.





Todo lo que veían mis ojos era placentero, los hombres que me rodeaban estaban bien parejos en la maña de garchar hembras.



Todos tenían sus "mañas"; "El Chobi" mi viejo tenía garches cortos de polvos de entre 8 y 12 minutos de bombeo, pero se hechaba por lo menos 4 cogidas y hasta el final siempre tenía la verga durísima con la cabeza mojada, mi padrino "El Payo" era de los 3 polvos mágicos que duraban hasta más de 20 minutos con una intensidad feróz que iba regulando el bombeo según la reacción de la hembra. El tío "Cachito", mi preferido; jugaba con sus putas y les hacía adorar esa pijota cuando entre cogidas bajaba a lamer la vagina tan caliente de lujuria que mamaba su propio semen de la raja en un polvo que duraba unas 2 horas acabando unas 6 o 7 veces sin sacar la verga