Capítulo 1 Mi prima, Mara 3

hiphop911ok INSTA

SPOILER

SPOILER

SPOILER

Si no leíste "Mi prima, Mara: El camino de la tentación" no sigas adelante...

Antes que nada, sé que dije en muchas ocasiones que "ya va a salir", pero créanme, no es fácil.
Me quedan cinco materias para recibirme y cursando presencialmente, no tengo tiempo de nada.

Sigue la escritura (obvio) pero demora y no hay más alternativa...

Por eso, les dejo el primer capítulo completo de la tercera parte de la historia.

Puede que tenga algún agregado posteriormente, pero la idea principal es esa...

Saludos!!

PD: Siguen todas las historias



CAPÍTULO I


¡Te amo tanto!.- Me dijo con su mejilla apretada contra la mía.
Estábamos abrazados en la puerta de su casa.
“Yo también, Sabri”.- Le contesté al oído.
Aún respiraba agitada.
A mi, el corazón me palpitaba muy fuerte.
La agarré del rostro con mis dos manos y la besé otra vez.
De forma bruta, ella también lo hizo.
SAB: Sabes…. que no podemos hacer esto…- Me decía tratando de controlarse. Pero le era imposible.
YO: Quiero estar con vos… No me importa más nada.
Suspiraba.
Quería detenerse, pero no podía.
Ni yo.
Nos devoramos la boca desesperadamente, ingresando en la casa.
SAB: No, amor… Mara… aaa..- Expresó dejándose llevar por mí.
YO: No te preocupes por ella… Está ocupada…”muack, muock chuik” se oía de los besos que nos dábamos.
Me agarraba del pelo, con fuerza.
Lo único que deseaba era estar con ella. No existía más nada para mí.
SAB: Haa… aaa..- Gemía cuando la acariciaba en el rostro.
Era algo verdadero. Genuino.
Noté que le caían unas lágrimas de los ojos, que los tenía cerrados.
YO: Te necesito, hermosa… Quiero estar con vos…
SAB: Oooh…
Se dejó comer.
Era demasiado como para mantenerlo dentro.
Tenía que sacarlo como fuera.
Con su mano, empujó la puerta para cerrarla.
Inmediatamente, la alcé sobre mí.
Ella no me soltaba. Me succionaba los labios con locura.
YO: ¿Estás sola?.- Le dije sin separar mi boca de ella.
SAB: Por ahora sí… mmm… tiene que venir mi hermana… aaa…
Comencé a caminar con ella.
No conocía su casa, por lo que dejé que Sabrina me guiara.
YO: Hermosa ¿Dónde está tu habitación?
Me daba mucha ternura como me tenía agarrado.
SAB: Arriba…
Tenía en frente mío una escalera.
Ella, toda roja, no separaba sus labios de los míos.
No podía esperar para hacerle el amor otra vez.
Lo deseaba con toda el alma.
Tanto así, que comencé a subir las escaleras con ella encima.
Quizá por la adrenalina o por las ganas de estar con ella, pero las subí de un tirón.
Increíble…
YO: ¿Qué puerta?
SAB: ¡Esa! Señaló con su mano.
Era la única que estaba abierta.
Puse mi mano en su cintura y caminé hacia allí.
El perfume de su piel, era combustible para mi cuerpo.
La deseaba.
Y verla tan compungida por mí, con la cara hinchada de llorar, desactivó cualquier freno inhibitorio que pudiera tener aún.
Estaba hermosa.
Ahora la veía 100% de otra manera.
Me besó románticamente mientras la apoyé en su cama, previo a cerrar la puerta con el pie.
Cuando lo hice, estiró su mano para prender el equipo de su música.
SAB: Va a llegar mi hermana.- Expresó con una mueca.
Lucía ruborizada.
Otro condimento para que quisiera devorarmela toda.
YO: Ok…
La miré unos segundos a los ojos.
En verdad era una belleza de mujer.
Y las pecas le resaltaban aún más, aunque claritas, con la cara paspada.
SAB: ¿Qué? jeje
YO: Nada, me encantas hermosa…- Y le besé la boca.
SAB: Umm… mmm…-
Encima, en la radio sonaba “This love” de Maroon 5.
Era totalmente imposible detener lo que ocurría.
Sabrina estaba algo avergonzada.
Se le notaba. Pero quería estar conmigo.
Me acomodé para sacarme la remera.
Ella me miraba y con su mano me tocaba.
Me quedé unos segundos así.
Con los ojos nos decíamos todo.
Bajé a seguir besándola.
No me iba a cansar nunca de hacerlo.
La forma en que me suspiraba en la boca, era como un engranaje que me hacía girar y no paraba.
Me acariciaba la espalda.
Sabía muy bien cómo hacerme vibrar.
Luego, bajó su mano y comenzó a desabrocharme el cinturón.
Sus ojos estaban cerrados. Parecía que disfrutaba de mis besos.
Casi que su lengua se fundía con la mía.
Me levanté para sacarme el pantalón. Y fue ahí que ella también se movió.
De cuclillas en la cama se quitó su blusa blanca.
Tenía un corpiño rojo debajo.
Sus gomas, sujetadas por la prenda, lucía redondas y muy apetecibles.
Al verlas, segregué saliva como nunca.
Ella sonreía de forma muy tímida.
También, se quitó la mini falda que traía.
¡Qué bomba!
Así, en ropa interior, podría quebrar la voluntad de hasta el más duro hombre.
Estaba perdido en el limbo por Sabrina.
Con mi mano izquierda la tomé de la mejilla y la besé por enésima vez.
Su cabello colorado, no hacía más que embellecer todavía más su figura.
El aroma que tenía era desquiciante.
Muy rico.
La acosté nuevamente y me puse entre sus piernas.
Con mi mano derecha la acaricié desde abajo hacia arriba.
Se la deslicé lentamente por todo el tramo de piel de su cuerpo.
SAB: Aaa….
“Mchuik chuik” se oía pese a la voz de Adam Levine.
Besé su cuello y bajé hasta llegar a sus pulposas tetas.
Dios, eran una locura…
Las tomé con mis manos y estampé ferozmente mis labios sobre ellas.
La verga me latía bajo el boxer.
No me resistía a la tentación.
Imploraba hacerle el amor.
Y fue así que le bajé la bombacha.
Sabrina miraba al techo, concentrada y con su corazón a 1000 rpm.
Yo sentía una necesidad irrefrenable de entrar una vez más dentro de ella.
Era algo primitivo, quizá, pero inevitable.
Saqué mi verga del calzoncillo.
La tenía gorda y caliente.
Me hervía en la mano.
Sabrina abrió los ojos unos instantes y se sorprendió al verla.
Abrió los ojos como platos, cuando percibió que se la quería meter.
Me agarró fuertemente con sus manos del rostro.
SAB: Aaaa… dios… chuk chuik.- Me dio dos besos sopapa.
Le separé las piernas un poco.
Tomé mi verga y la llevé a su conchita completamente depilada.
No me dijo nada.
Que ganas de metersela toda en esa preciosa vagina.
SAB: Aaaa… amor…
YO: ¿Qué bombón?
SAB: ¿Estás seguro?...
Bajé mi rostro y le sonreí de costado.
La abracé con mis labios de una forma muy cachonda y romántica.
La envolví.
Y justo en ese momento, la penetré.
De una y no muy fuerte.
SAB: Aaaaaa…- Gritó, apretandome fuerte el pelo con su mano.
YO: Oohhh…- Gocé de una manera inexplicable.
SAB: Ay… Te amo… Te amo…- Expresó totalmente entregada a mí.
Su estrecha vagina se devoró mi miembro.
Pude sentir lo calentita y lubricada que la tenía.
Una sensación indescriptible, inigualable.
YO: Yo tambièn… te amo aaaa…- La sentí terrible.
Ella abrió los ojos y la boca.
Ambos nos quedamos viéndonos.
Estábamos cogiendo a cable pelado, otra vez.
Era hermoso hacerlo.
Cada vez que se la empujaba dentro, ella abría más la boca.
Yo me encontraba a milímetros de su boca y disfrutaba cada movimiento dentro de ella.
Ella hizo fuerza con su mano y llevó mi cara hacia la suya, apoyando el costado de mi cara en el suyo.
SAB: Aaaa… aaaa.- Gemía
Que placer…
La chupe toda.
En la boca, en el rostro, cuello, tetas.
Le bajé el corpiño y me metí una en la boca.
Ella me acariciaba la espalda y yo le degustaba un pezón, zarpadamente.
Era mía.
Yo lo sentía así.
Sus gemidos y jadeos me debilitaban, pero seguía firme.
Esa conchita preciosa era para mí.
Y mi pija era toda para ella.
Hizo un movimiento para estar ella sobre mí.
Se la saqué un momento.
“Haaa”.- Exclamó cuando lo hice.
No podía evitar tener una mueca de satisfacción en su rostro.
Me recosté yo ahora, con el miembro apuntando bien hacia arriba y el bóxer en los muslos.
Se llevó su mano hacia atrás y se desabrochó el corpiño.
Uff...
Sus grandes gomas se mecían ante mí como dos globos.
Aún tenían un poco de brillo, por la baba que les había dejado hacía unos instantes.
La tomé de la cintura cuando cruzó su pierna.
Me miró con pasión.
Tenía ese rostro de que no podía ya parar. Pasara lo que pasara.
Mordiéndose suavemente, se fue sentando sobre mi pija.
Cerré los ojos con fuerza.
Me mató.
Percibí piel a piel como su conchita se comía toda mi verga.
YO: Aaaarrhh…
Al verme gozar de esa manera, ella pegó un grito también.
SAB: Aau… ohh…- Cerró sus ojos, apretando sus labios.
Mi instinto me pedía que la agarrara y la besara como nunca la había besado.
Por lo que me senté con ella sobre mí y la abracé.
Pasé mi brazo por detrás de su espalda y la traje hacia mí.
SAB: Haaaa..
Ahora tenía sus boobs en mi rostro.
Se tiró ligeramente hacia atrás para que le degustara las tetas y cabalgó un poquito sobre mi pija.
Dios…
No tiene explicación lo que me hizo sentir.
YO: Aaaa… hermosa… no…. aaa omm…- Me metí un pecho en la boca, gozando como el mejor.
Mientras ella se movía salvajemente apretando sus labios con sus dientes, yo entré en una especie de hipnosis.
No percibía el mundo a mi alrededor.
Eramos ella y yo, haciendo el amor.
Como en cámara lenta.
La tenía tomada de la cintura, con mi rostro hundido en sus gomas.
Sabrina gemía sin parar, con el ceño fruncido y sus ojos cerrados.
Su conchita era penetrada por mi dura verga, que estaba más preparada que nunca para hacerlo con ella.
Como si hubiera encontrado un nuevo lugar donde reposar.
Estiró su mano y me agarró del pelo.
Se sentía hermoso como su cola chocaba contra mis piernas.
Me levantó la cabeza y me volvió a comer la boca.
Ya las teníamos sumamente coloradas por tantos besos.
En verdad.
SAB: ¿Sabes cuanto extrañé esto? aaa…- Exclamó con la voz forzada.
YO: Yo también te extrañe… oohh..
No había lugar de su cuerpo donde no apoyara mis labios.
Era mía. Así lo entendía.
SAB: Hace muchísimo… que sos el único que me toca… aaww…-
Increíble que me pasara esto con ella.
Era una ternura de mujer.
Y que sintiera eso por mí, me volvía completamente loco.
YO: Y voy a seguir siendo el único que lo haga…
Pegó un grito muy fuerte y me agarró del cuello.
Cerró su boca intempestivamente y se vino hacia mí, apoyando su cabeza en mi hombro.
Me envolvió con sus brazos y me apretó con fuerza.
SAB: Te amo… más que a nada…- Expresó con la voz algo compungida y forzada.
Comencé a sentir como sus suspiros iban cada vez más contínuos. Uno tras otro.
Hasta que ocurrió lo inevitable.
Se empezó a retorcer.
SAB: Aaaa… Oooo…
Se abrazó de tal manera que me hizo llegar al éxtasis.
Su ternura, su cuerpo sobre el mío y sus gemidos en mi oído me hicieron acabar.
YO: Yo también, rojita… No quiero estar lejos tuyo… aaa…
SAB: Johnny… aaaa…
Con un gemido final largo, Sabrina acabó sobre mi verga y yo, dentro de ella.
Inmediatamente de que le escupiera todo el semen dentro, Sabrina me besó de forma desesperada. Como si fuera la últimamente vez que fuera a hacer.
Un beso tras otro. Con emoción.
Yo no quería dejar de abrazarla.
Ambos respirábamos acelerados. Agitados.
Lo habíamos hecho. Otra vez.
Aunque ahora, era diferente para los dos.
Con mucho amor y sudor, seguíamos fundiéndonos a besos. Como si nuestros labios estuvieran hechos el uno para el otro.
Su cabello, largo y colorado, ya no gozaba de tanto órden como al principio.
Evidenciaba la pasión por la que había pasado.
Nos quedamos un rato así. Agarrados.
Podía sentir como todo mi esperma se iba escurriendo desde su conchita hacia mi pubis.
Aún me encontraba dentro de ella. Y no pensaba en salir, en realidad.
Pasaron unos cuantos minutos.
Seguramente, por nuestras cabezas, pasaban todo tipo de imágenes, posibilidades.
Sabíamos lo que habíamos hecho. Lo que significaba.
Pero tal vez, al menos por unos instantes, no importaba.
Nos queríamos. Nos queríamos en serio.
Su piel…
Necesitaba seguir en contacto con ella.
Sentirla pegada a mí.
Tenía un perfume especial.
Creo que en el fondo, siempre lo supe.
Incluso cuando no estaba con ella, mis sentidos lo percibían.
En un momento rompí ese silencio ensordecedor.
YO: No me importa lo que pase. Yo quiero estar con vos…
Sabrina me miró y sonrió, haciendo ojitos.
Conocía esa mirada.
Y no me gustaba lo que quería decir.
Me dio un beso, tomándome de las mejillas y suspirando.
YO: Hablo en serio…
SAB: Sabes que nada me gustaría más en el mundo…
YO: ¿Pero?
Con mucho cuidado, salió de encima de mí.
Todo el semen que había acabado pendía de sus labios vaginales y se juntaba en mi pubis.
Era bastante.
SAB: Mirá la chanchada que hicimos jaja
YO: Jeje…
Mi verga aún presentaba signos de querer continuar.
Estaba toda impregnada de fluidos.
Sabri se recostó a mi lado, apoyando su cabeza y una de sus manos en mi pecho.
SAB: Está mal… En el fondo lo sabes…
YO: Hay tantas cosas que están mal… Creo que esta es la única está bien…
Me acariciaba.
SAB: No puedo hacerle esto a Mara… Ya con lo de ahora, siento que la estoy traicionando.
YO: ¿Sabes lo que debe estar haciendo ahora? Y encima sabiendo que me fui…
SAB: Es mi amiga… Y yo puedo ser muchas cosas, pero garca no… ¿me entendes?
YO: Sí… Pero es una situación especial.
SAB: Me rompe el corazón lo que pasa… De verdad, de cualquiera de las dos formas, pierdo a alguien…
Era una cagada, sí.
Pero nosotros corrimos el riesgo. Lo asumimos.
YO: A mi no me vas a perder…
Me dio un beso en el pecho y respiró profundo.
SAB: Lo de hoy, lo podría justificar porque yo tendría que haberme quedado en casa de Fer…
YO: ¿Me queres decir que no nos vamos a ver más?
Se hizo un silencio.
Luego de unos segundos, contestó.
SAB: No le puedo hacer eso a Mar… Lo que me pasó, es mi culpa, mi responsabilidad.
YO: Pero no te pasó a vos sola…
SAB: Es una mierda…- Su voz denotó tristeza.
YO: No te preocupes… Son cosas que pasan… Somos humanos, de carne y hueso.
Percibí como si estuviera lagrimeando en mi piel.
Le di un beso en la cabeza y le hice mimos en su brazo y espalda.
SAB: Tenes que ir con ella ahora…
YO: No quiero ir con Mara… ¡De verdad te lo digo, hermosa!
SAB: Es lo correcto…- Respiraba por la nariz, como si estuviera resfriada.
Era claro que lloraba, intentando resistirse.
YO: Por más que no esté con vos, no voy a volver con ella…
SAB: Tienen que hablar… Lo van a solucionar…
Después de todo lo que había pasado ¿seguía priorizando el bienestar de su amiga por sobre el de ella?
Increíble.
YO: Ella siempre va a ser de mi familia… Es así. Pero te amo a vos… Entendelo
Se levantó y vino hacia mi cara.
Me agarró fuerte con sus manos y me besó otra vez, con convicción.
Yo hice lo mismo y la tomé de su cadera y rostro.
SAB: Yo también… te amo… haaa…- Estaba muy emocionada.
La besaba con locura.
SAB: Pero te tenes que ir, ¡por favor! mmm…
YO: ¿Queres me vaya?
Nuestras lenguas chocaban como en un destruction derby.
SAB: No… Pero lo tenes que hacer
YO: A veces las personas no merecen este tipo de sacrificios…
Dejó de besarme y con cara de querer llorar, se levantó de la cama.
Me quedé mirándola.
Quería decirme algo pero no le salía el habla.
No quería seguir causándole más dolor.
Ni tampoco a mí mismo.
Agarré la ropa, con frustración.
Ella se puso una blusa.
SAB: Voy a ver si llegó Maxine…- Dijo haciendo fuerza para no soltar el nudo que tenía en la garganta.
YO: Ok…- Le contesté con tristeza.
Así como estaba, me dispuse a ponerme la ropa mientras ella salía sigilosamente de la habitación.
Ella volvió.
SAB: Todavía no vino mi hermana, si queres pasá al baño tranquilo…- Expresó mirando para el costado.
YO: Dale…-
No me miraba.
Con desazón, caminé hasta el baño, que estaba a unos metros de la habitación.
Me di un enjuague muy rápido y salí.
Ella seguía en la habitación, con un remerón puesto.
Caminé hacia la cama e intenté hacerle una caricia en la cara.
Pero se corrió y se levantó.
Ya era hora de irme.
No quedaba más nada por hacer sin provocar más pena.
YO: ¿Me abrís?.- Le dije
SAB: Sí… Me dijo moviendo su boca.
Seguía en su actitud de no mirarme a la cara.
Entendía por qué lo hacía.
No era a propósito, pero rompía todo.
Sin más, caminamos hasta la puerta, como dos extraños.
Qué situación de mierda.
Me abrió.
Miraba al suelo, tratando de no gesticular y con los ojos vidriosos.
YO: ¡Chau, hermosa!.- Le dije acercándome para darle un beso.
Ella me puso el cachete.
Lo sentí como un balde de agua fría.
Helada.
Revoleaba sus ojos.
Se notaba que lo hacía en contra de su voluntad.
Resignado, salí.
Otra vez, con el alma quebrada.
“Johnny”.- Me llamó desde la puerta.
Antes de terminar de darme vuelta, escuché los pasos rápidos cada vez más cerca.
Con los ojos llorosos y mucha congoja, me agarró de la cara.
SAB: Perdón… perdón…-
Me estampó un beso que revestía todas las características de despedida que uno podría tener.
Largo, estático y con los labios apretados fuertemente.
Luego, me apoyó su cabeza en mi hombro y se quedó así.
Sus lágrimas me mojaban la remera.
Era la última vez, seguramente, que sentiría su cuerpo, su aroma, su esencia.
Yo también estaba hecho mierda.
No me salían las palabras de la boca.
YO: Quiero que sepas que todo lo que te dije es cierto… Te amo a vos…
SAB: Yo también… Yo también te amo a vos…- Me dio un último pico y se alejó, llorando como una niña.
Odiaba verla así.
YO: Yo no te voy a joder, pero no me tengas bloqueado de todos… Me parte al medio eso…
SAB: Bueno…- Dijo casi sin voz…
La miré a los ojos.
Claramente no quería despedirse de mí.
Pero su lealtad como amiga, como persona, no le permitía hacer otra cosa.
Me salió sonreirle, emocionado, y guiñarle un ojo. Como queriendo decirle que las cosas iban a mejorar.
YO: Esto no termina acá…
Hizo como pucherito, con la boca y me dijo “te amo” con un gesto de sus labios.
Y finalmente se metió adentro, cerrando la puerta.
La tristeza que sentí fue tremenda.
Como si un frío me recorriera las venas en invierno.
No me voy a olvidar de su rostro instantes antes de cerrarla.
Triste, frustrado.
Lo que sentía por ella era real.
No sabía que iba a hacer ahora, pero claro estaba que con Mara no iba a volver.
Las llaves de la casa de mi vieja estaban en su casa.
Decidí ir para allá, antes de que ella regresara para agarrarlas.
Era una madrugada fresca.
Por primera vez en mucho tiempo, sentía unas ganas inmensas de llorar.
Lo admito, quería hacerlo.
Por suerte, el viento que me pegaba en la cara mientras manejaba, me ayudaba a contenerlo.
Traté de llegar rápido.
No quería encontrarme con ella y tener que hablar.
En ese momento, no estaba para conversar con nadie.
Llegué a la casa y entré.
Estaba todo apagado como lo habíamos dejado antes de salir.
Busqué las llaves por la cocina y el living, pero no estaban.
El único lugar que quedaba era la habitación de Mara.
Cuando fui hacia allá, me sorprendí al verla durmiendo en su cama.
Estaba boca arriba, con su celular en la mano.
De seguro se habría cansado de escribirme y llamarme.
Yo aún tenía mi celular apagado.
No la miré con bronca ni mucho menos.
Ya no sentía enojo con ella.
Simplemente había pasado algo que no esperábamos. Nada más.
Estaba con su remera larga de pijama y bombacha.
Vi mis llaves en la mesa de luz.
Me acerqué sin hacer ruido.
No quería despertarla.
No por cobarde ni nada de eso.
Estaba destrozado y no tenía más energía.
Me quería ir a mi casa, tirarme en la cama y no levantarme más.
Las tomé con cuidado.
Antes de salir, la tapé con la sábana.
Agarré un bolso que tenía por ahí con algo de ropa y me fui.
Hacía mucho que no dormía en mi casa.
De seguro se iban a sorprender.
Claro que iba a ser momentáneo, ya que no podía seguir viviendo allí tampoco.
Debía buscarme algo para mí, como en su momento había buscado para ir con Mara.
Increíble cómo las cosas cambian de un momento a otro.
Entré a mi casa cuando todos dormían y fui derecho a mi habitación.
Una de polvo me iba a encontrar.
Pero no me interesaba. Quería apoyar la cabeza en la almohada y quedarme días ahí.
Me tiré así como estaba.
Prendí el celular.
Al menos, un mensaje de que estaba en mi casa, le tenía que enviar a Mara.
No solo mensajes de ella tenía.
Tenía de Fernanda, de Martín.
En general, preguntaban “dónde estaba”, “si estaba bien”.
Abrí los de Mara.
“Amor ¿por qué te fuiste?”
“¿Dónde vas? Atendeme
“¿qué pasó?”
“Atendeme, por favor”.
Llamadas y más mensajes.
“Estoy preocupada”
“Perdoname si te molestó”
“Tenes razón”
“¿Fuiste a casa?”
“¿Por qué apagaste el teléfono?”
“Voy para casa”
Y había una imagen.
“¿Qué es esto? 😳”





“¿Cuando compraste esto?”
“Por favor atendeme… No puedo más.”
Ese fue su último mensaje.
Los había encontrado en la puerta seguramente.
Yo había actuado con bronca. Pero no los tenía que haber tirado allí.
No me di cuenta.
“Estoy en mi casa. Bien. No te preocupes” me limité a contestarle.
Ni respondí a lo de los anillos.
Lo único que atiné a mirar antes de caer fusilado en la almohada, era si Sabrina me había desbloqueado.
Respiré aliviado al ver su imagen otra vez, disponible.
Esa foto tan linda que tenía. Mirando para el costado, como pensativa, con cara de modelo.
Hermosa desde todos los ángulos.
Mi respiración se aceleró.
Ya la extrañaba.
Que miseria, por favor…
No sé qué momento pasó, pero me dormí.
Caí rendido. Como si hubiera vuelto de una guerra de 100 años.
Así me sentía.
Cuando me desperté al otro día y vi la hora, supe cuán mal estaba.
Eran las 6 de la tarde.
Había dormido más de 14 horas.
Sentía la cabeza abombada.
Horrible.
Tenía mensajes de Mara.
“Ok, cómo estas amor?” 11: 25
“Dormís?” 12:30
“Raro que no contestes, pasó algo?” 14:47
“Llamé a tu casa y me dijeron que dormís, cuando te despiertes, llamame amor” 15:30
Medio mareado, me levanté.
Salí por el pasillo y me crucé con mi hermano Mike, el más chico.
MIK: Que raro vos acá… ¿Todo bien?
YO: Sí, sí…- Le dije tratando de despabilarme.
MIK: ¿Seguro, perro?
YO: Si… Me voy a servir agua que se me parte la cabeza.
MIK: Te iba a decir de jugar al fútbol pero… jaja
YO: No, hoy no va a poder ser…
Seguí caminando hasta la cocina.
Busqué un alikal y me tomé un litro de agua.
Apareció mi vieja, con cara de preocupación.
MA: Te estuvieron llamando… ¿Qué pasó?
YO: Aún no sé, la verdad…
MA: Me preocupas Jonás… ¿Todo bien con Mara?
La miré.
Si supiera todo lo que venía pasando…
Lo que habíamos hecho…
Claro que no podía saberlo.
Me limité a darle una simple razón.
YO: Nada, me pelee con ella… Una boludes…
No me creía.
MA: ¿Seguro? Hace meses que no dormías acá…
YO: Sí… Tranquila…
Le dije, actuando.
No me imagino el rostro que pondría mi vieja si supiera todas las pijas que se comió Mara en los últimos tiempos… Como se la cogieron y como lo permití…
Una locura.
Después de mucho tiempo, lo comprendí.
Tenía que contestarle a Mara.
YO: Hola, recién me levanto… Cómo estás?
Me quedé sentado en la mesa de la cocina, con cara de nada.
Tenía la boca seca.
Cuando me mojé los labios con la lengua, sentí el sabor de la boca de Sabrina.
Cada vez que pensaba en ella, me sentía cansado, como con dificultad para respirar.
Nunca me había ocurrido eso.
No pasó un minuto y Mara me contestó.
MAR: Bien, vos amor? Vení a casa
Me pasé la mano por la cara.
Que difícil que se venía la mano.
Pero tenía que actuar como hombre.
YO: Me baño y voy
Le contesté y me fui a bañar.
Me causaba tristeza eliminar el aroma que me quedaba en el cuerpo de Sabrina, pero no podía ir así a verla a Mara.
No solo que lo iba a sentir, si no que le iba a hacer mal, seguramente.
Sí, después de lo que tuve que ver, aún pensaba en su bienestar.
Me sentía agitado aún. Pese a todo lo que había dormido, mi cuerpo parecía no haber descansado.
Mientras el agua me caía, recordaba lo de la noche.
Como ella dormía en mi pecho. Como nos dimos calor mutuamente.
No había otra cosa en el universo que me interesara más que estar con ella.
Es increíble, pero muy real.
Vaya vuelta de tuerca que había pegado mi vida.
Salí de la ducha, me cambié y fui para lo de Mara.
No tenía demasiadas ganas de hablar. Mucho menos de discutir, así que iba a ser simple lo que iba a decirle.
Llegué enseguida, dada la cercanía de nuestras casas.
Abrí el portón y entré el auto, justo al lado del mío.
Ni bien bajé del auto, Mara vino rápidamente hacia mí.
Me abrazó como si no me hubiera visto en meses.
MAR: No me dejes más así…- Con la cara compungida, me agarró del rostro y me besó en la boca.
Apenas le recibí el beso, sin abrazarla.
No de malo. Me salió así.
YO: Tenemos que hablar, Mar…- Le dije.
Ella se quedó.
No esperó esa reacción fría de mi parte.
Abrió los ojos como un sapo. Como si entendiera de antemano lo que pasaba.
MAR: Sí… Entremos.- Expresó con preocupación.
Respiré profundo y caminé detrás de ella.
Estaba vestido con un jean ajustado y una musculosa rosa, sin corpiño, parecía.
Se aproximaba una parada complicada.
Cuando entramos, ella fue la primera en hablar.
MAR: Antes que nada, tenes toda la razón del mundo. Me fui a la mierda…
La miré a los ojos.
No sabía por dónde empezar.
YO: No es solo eso… Somos nosotros…
MAR: ¿Qué?.- Dijo con los ojos vidriosos.
Ya se había puesto mal y ni siquiera habíamos comenzado.
YO: Hace rato estamos haciendo cualquiera… Los dos…
MAR: Sí, lo sé… Pero era solo sexo, diversión ¿no?.- Expresó buscando mi complicidad.
Qué duro iba a ser esto.
YO: No, no fue solo sexo… Pasaron demasiadas cosas… Cosas que quisimos hacer, otras que consentimos, obligados… Cosas que no deben pasar en una relación de dos personas que se aman…
Sus gestos, de a poco, comenzaban a denotar una cierta tristeza.
MAR: No me quiero hacer la boluda… Yo sé lo que hice, pero tengo claro que te amo como a nada…- Exclamó casi al punto de romper en llanto.
YO: Nos fuimos a la mierda, Mar…
MAR: Ya no me decis “amor” jaja.- Dijo nerviosa y revoleando los ojos.
YO: Lo que pasó ayer me hizo entender muchas cosas…
No sabía cómo hablarle sin que resultara horrible.
Es mentira que hay buenas formas de decir cosas malas. No existe.
Es feo lo que se dice, lo que se piensa y lo que se expresa.
Abrió los ojos grandes al oirme.
MAR: Se que estas re caliente… ¡Perdoname!.- Dijo y me vino a abrazar.
YO: Hace meses que estamos estirando algo que ya perdió la esencia.
MAR: ¿Eh? ¿Qué decís?
YO: Mara… Fuimos a una joda y a los 5 minutos estabas cogiendo con un flaco… Sin forro ¿Eso te parece normal?
Me miraba, dura.
MAR: Te dije que me zarpé… No sé qué me pasó… No sé cómo pedirte disculpas.
YO: Y no es solo eso… Hace meses que venimos haciendo cualquiera. “Cumpliendo fantasías” ¿dónde se vio? Obvio que yo también soy culpable, no lo niego. Estuve cogiendo con otras mujeres…
MAR: ¿Entonces?
YO: La verdad es que nunca quise que alguien más te tocara… Tal vez, al principio sentí que me calentaba que lo hicieras, pero no fue así. Estaba mal de la cabeza.
MAR: No te entiendo…
YO: Estábamos pasando por una etapa de confusión… Mandé cualquiera, permití que pasen cosas, que en el momento me hacían volar y, después, me carcomían la cabeza todos los santos días…
MAR: ¿Cómo cuales?
YO: Cuando cogí con Fernanda, por ejemplo. Al principio, lo hice en revancha por lo que hacías con Sabrina… Lo sentía caliente… Pero después vi la realidad. Era mi forma de sobrellevarlo. Haciendo otras cosas… Elevando las apuestas. Y una vez que arrancamos, se me hizo más difícil controlarlo. Además, vos querías experimentar. Yo no. En cierto punto, muchas cosas las hice para complacerte y al ver que actuabas sin reparos, sentí que también tenía que hacerlas.
MAR: No me digas esto ahora… Me matas…
YO: Se que hice cosas… Pero la mayoría fueron para complacerte. Obvio, hasta que llegó Sabrina.
Levantó la vista de golpe.
MAR: ¿Qué pasa con ella?
YO: Con ella sí, hice todo porque quería hacerlo. Tal vez al comienzo, no. Pero con el tiempo, sí. Me empezó a gustar mucho.
Mara tragó saliva.
Miró para el suelo, suspirando.
MAR: ¿Por qué no me lo dijiste antes?
YO: Lo hice, Mar, muchas veces… Pero no escuchaste. Quisiste seguir experimentando. Te lo dije días antes de ir la última vez…
Me miraba sin saber qué decir.
YO: La única razón por la que acepté ir, fue porque iba a ir Sabrina. Ella me hacía olvidar lo que vos hacías, lo que vos deseabas… Y pensé que, tal vez, con una vez más, mirá que pensamiento idiota, se te iba a pasar… Pero al verte cogiendo sin forro, chupandole la pija a ese flaco o viendo como te acabaron dentro, me hicieron ver que no quiero más esto.
MAR: ¿Qué me queres decir, amor?.- Dijo con cara de horror.La piel de su rostro perdió toda la tensión.
YO: Ya sabes lo que quiero decir…
Observé cómo sus pupilas se dilataron.
Como si hubiera visto un muerto.
No le salían las palabras.
Movía su boca intentando hilvanar una frase, pero no podía.
Había entendido a qué me refería.
En silencio, una lágrima le dibujó un cauce en la mejilla.
Otro momento muy doloroso me estaba tocando vivir.
Y no paraban de llegar.
MAR: ¿Y esto?.- Exclamó conmovida, exhibiendo la cajita con los anillos, que yo pensé en darle.
La miré.
MAR: ¿Cuando compraste esto?
YO: Hace meses… No te lo dí porque no estaba seguro, con las cosas que empezamos a hacer…
MAR: ¿Y para qué los compraste?.- Dijo parpadeando.
YO: Tenía esa idea cuando los compré… Después, pasó lo que pasó.
MAR: ¿Me ibas a pedir... casamiento?.- Expresó ya sin poder contener el llanto.
YO: Sí…
Su rostro se transformó de golpe.
Como si una avalancha de emociones la invadiera.
Comenzó a llorar desconsoladamente. Como nunca la había visto.
Una vez más, vino hacia mí y me agarró fuerte. Se le dificultaba respirar.
La contuve. También me dolía lo que le estaba diciendo.
En realidad, todo lo que pasaba.
Después de todo, habíamos estado juntos mucho tiempo y había sido mi primer gran amor.
Aún no creía cómo las páginas habían cambiado de esa manera.
Me abrazaba.
Me pedía perdón.
Sentía besos por todos lados.
Ella tenía culpa, sí. Pero yo también. En el momento en que el barco torció su dirección, yo debí enderezarlo, no contribuir a que siguiera errante.
MAR: Te amo…- Repetía sin parar.
Mis ojos también acompañaron su tristeza.
Me dolía el pecho. Mucho.
Le hice unas caricias en la cabeza.
Se refregaba contra mí.
Su arrepentimiento era evidente.
YO: Ya está… Cosas que pasan…
Se separó un toque de mí y me miró con los ojos rojos y las mejillas coloradas.
MAR: ¿Me amas?.- Exclamó con amargura.
Solo la miré.
No podía contestarle.
No quería herirla. Por más que yo estuviera roto, también.
Al notar mi falta de reacción, su cara se entristeció aún más.
Me partía el corazón verla así.
Que mierda que se había vuelto todo.
Por un lado, quería abrazarla y contenerla, pero por el otro, quería irme de ahí y no volver más.
Revivía en mi mente una y otra vez, ese momento en el baño.
Mara lloraba.
Me miraba y parecía querer entender cómo se había desmadrado todo.
MAR: Ahora vas a estar con Sabrina, ¿no? La queres a ella.
Tragué saliva.
Sentí como si hubiera comido una piedra.
YO: Tenes que agradecer la amiga fiel que tenes… Puso su amistad con vos, por encima de lo que sentía por mí…
MAR: ¿Eh, cómo?
YO: No quiere saber nada conmigo… No te va a traicionar.
MAR: ¿Eh?.- Me preguntó como con sorpresa.
YO: No. Nunca… Quizá conserves, al menos, una amistad aún.
La verdad es que yo me había quedado solo.
Es gracioso. Tantas veces me había jactado de estar con dos bombones.
Quién iba a decir que me iba a ocurrir esto.
Se quedó muda.
Quizá no esperó ese gesto de Sabrina.
YO: Voy a agarrarme algunas cosas…
No me respondió.
Permaneció inerte. Mirando el suelo.
Incrédula.
Fui a su habitación y agarré ropa y otras cosas, junto con las llaves de mi auto. Esperaba que arrancara después de tantos días de no usarlo.
Dejé mi copia de las llaves en la mesa y fui al living a despedirme de ella.
Seguía en la misma posición, haciendo fuerza para no llorar.
Me dolía en el alma.
Pero era lo que tenía que hacer.
No había vuelta atrás, después de todo lo ocurrido. Sin mencionar lo que ahora sentía por Sabrina.
YO: Me voy… ¿Me abrís?.- Le dije con la voz triste
Ella levantó la cabeza.
Sus ojos, ahora más verdes que nunca, parecieron caer en la fea realidad.
Se levantó y me abrazó.
Por supuesto que yo también lo hice.
No me dijo nada, pero podía oír su respiración, que hablaba por sí sola.
Mostraba un gran sufrimiento.
Cerré mis ojos. Obvio que la quería mucho.
Pero la decepción que sentía era tan grande, que no me ablandaba del todo.
Ella sabía que no íbamos a volver a estar juntos. Nunca más.
Otras veces, hemos discutido. Hemos estado enojados.
Pero esta vez, era diferente y ella lo sabía bien.
MAR: Te amo… ¿entendes? Perdón por todo…- Dijo una vez más, compungida y, me dio un beso en la boca.
Beso que le contesté, también.
Como si fuera un pico, pero largo.
Todos los momentos vividos pasaron en un flash.
Cuanto rompió en llanto otra vez, supe que ya era momento de irme.
No tenía sentido seguir así.
YO: Chau, Mar…- Me salió decirle y mirando para abajo, salí al fondo.
El corazón me latía muy fuerte.
Venía de desgracia tras desgracia.
Ella se quedó adentro.
Entré en el Uno e intenté darle arranque unas veces.
Hacía mucho no lo usaba.
Era lógico.
Pero luego de unos intentos, arrancó.
El portón se abrió.
Emprendí la marcha para irme.
Nunca había pensado en que este momento llegaría.
Mi relación con Mara, había terminado.