Cómo ya comenté antes "Historias de Diván" es una serie basada en historias que le cuentan a Gabriel, un amigo psicólogo, él me las cuenta con absoluto secreto de la persona, yo le agrego mi magia y espero que les guste.
Cecilia tiene 40 años, recién cumplidos. Morocha, alta, con un físico muy bien cuidado a pesar de ser madre de 3 ayudado por el arte de su amigo cirujano plástico.
Desde los 19 años está casada con Juan, un empresario muy exitoso, viven en un barrio privado en una casa enorme con todos los lujos, personal para todo. Lleva una vida tan perfecta en la foto, que en la realidad es aburrida.
Sexualmente decidió buscar nuevas aventuras, le planteó a Juan iniciar la vida swinger, hacer tríos y nuevas experiencias, pero el señor fue criado de una manera muy conservadora y católica, no se le interesa.
En un principio y durante muchos años Cecilia lo comprendía, incluso se sentía mal con ella misma por tener deseos impuros, con el correr de los años decidió buscar nuevas experiencias en secreto, por la web, chats con desconocidos, fotos super cuidadas, nunca su cara, luego de años y teniendo todos los cuidados necesarios se anotó en una página web para prostitutas VIP, similar a Tinder, pero para ofrecer servicios. Subió fotos en la que solamente se le vea el cuerpo, nada reconocible ni de ella, ni del entorno, cuidado hasta el último detalle, como siempre.
Le hablaron unos cuantos hombres y alguna que otra mujer. Por el momento no le interesaron las mujeres y se puso extremadamente selectiva de quién sería el 4to hombre que la penetre en su vida y encima pague por ello.
Finalmente eligió a Gabriel, de 32 años, fachero, muy ubicado tanto al hablar como al enviar fotos, casado, padre, de la misma zona, en búsqueda de un sexo más atrevido al que tenía en su casa. Más o menos en las mismas condiciones, pero dispuesto a pagar.
Luego de varias charlas e intercambios de fotos la confianza fue subiendo y finalmente arreglaron. Ambos pusieron todas sus restricciones por cuidado de privacidad y fueron una mañana de un día de semana al departamento de una amiga de Cecilia que se los cedía para la ocasión.
Cecilia entró primera, estaba nerviosa como nunca.
Esperaba vestida completamente normal, jean, zapatillas y una remerita básica. Nada que llame la atención.
Gabriel lo mismo, ingresó al edificio nervioso, vestido de jean, zapatos y una camisa, exactamente como iba a la oficina todos los días.
Cecilia escuchó detenerse el ascensor, Gabriel tocó la puerta suavemente para que le permitan el ingreso y luego cerrar la puerta rápidamente.
Se saludaron sin ni siquiera tocarse. En el ambiente se respiraba nerviosismo hasta que Ceci tomó la iniciativa, puso ambos brazos sobre los hombros de Gabriel y lo besó. Él respondió al beso y la tomó de la cintura. Sus cuerpos de apretaron mutuamente. Ceci comenzaba a sentir como su cuerpo iba pasando del nerviosismo a la excitación, también sentía como la pija de Gaby se estaba parando para ella, la sentía endurecerse a cada segundo.
Con sus manos le fue abriendo la camisa, luego el jean y por fin consiguió tener esa pija de muy buen tamaño entre sus manos mientras disfrutaba de sentir las manos de su compañero temporal recorriéndole el culo.
No pudo evitarlo, no había forma de contener a la puta de su interior. Mordisqueó el cuello de Gabriel, fue bajando por su pecho y se preparó para meterse esa pija en la boca que tanto deseaba. Se arrodilló y mirándolo a los ojos abrió la boca y se la metió hasta que una arcada se hizo presente y comenzó a disfrutarla, dentro de su boca, recorriéndola con sus labios, sintiéndose lo más puta que se sintió en su vida. Lo mejor de todo es que le encanta esa sensación.
Mientras disfrutaba esa pija en la boca sentía como se calentaba, sus pezones se endurecían, su concha se mojaba y no aguantaba, se desprendió los botones del jean y metió una mano para empezar a tocarse.
Se paró, se dio vuelta para que esa pija le apoye el culito, mientras se iban desnudando y Gaby le besaba el cuello, le encanta sentir ese culito hermoso contra su pija.
Los nervios desaparecieron, la adrenalina se apoderó de ambos, la concha de Ceci necesitaba una pija adentro, lo sentó a Gaby en el sillón, se sentó sobre él y acomodando la pija fue bajando hasta quedar toda adentro, empezó a moverse, a cabalgarlo, mientras se besaban, ella gemía como loca, Gabriel le chupaba las tetas, le tocaba el culo con las 2 manos.
Ceci fue la primera en acabar, con su concha empapada le preguntó a su compañero matutino como quería acabar él.
Se puso en 4 sobre el sillón a su orden, él no dudó y antes de volver a penetrarla le pasó la lengua a esa conchita toda mojada y al culito hermoso de su putita, acto seguido le metió la pija hasta el fondo de la concha, primero despacito, después fue incrementando el ritmo hasta que no aguantó más y largó toda la leche adentro de Ceci.
Quedaron un ratito en el sillón sin mediar palabra, tratando de recuperar la respiración.
Charlaron un rato, se vistieron, él le pagó y acordaron hacer todo lo posible para que esto no vuelva a suceder. ¿Podrán?
Cecilia tiene 40 años, recién cumplidos. Morocha, alta, con un físico muy bien cuidado a pesar de ser madre de 3 ayudado por el arte de su amigo cirujano plástico.
Desde los 19 años está casada con Juan, un empresario muy exitoso, viven en un barrio privado en una casa enorme con todos los lujos, personal para todo. Lleva una vida tan perfecta en la foto, que en la realidad es aburrida.
Sexualmente decidió buscar nuevas aventuras, le planteó a Juan iniciar la vida swinger, hacer tríos y nuevas experiencias, pero el señor fue criado de una manera muy conservadora y católica, no se le interesa.
En un principio y durante muchos años Cecilia lo comprendía, incluso se sentía mal con ella misma por tener deseos impuros, con el correr de los años decidió buscar nuevas experiencias en secreto, por la web, chats con desconocidos, fotos super cuidadas, nunca su cara, luego de años y teniendo todos los cuidados necesarios se anotó en una página web para prostitutas VIP, similar a Tinder, pero para ofrecer servicios. Subió fotos en la que solamente se le vea el cuerpo, nada reconocible ni de ella, ni del entorno, cuidado hasta el último detalle, como siempre.
Le hablaron unos cuantos hombres y alguna que otra mujer. Por el momento no le interesaron las mujeres y se puso extremadamente selectiva de quién sería el 4to hombre que la penetre en su vida y encima pague por ello.
Finalmente eligió a Gabriel, de 32 años, fachero, muy ubicado tanto al hablar como al enviar fotos, casado, padre, de la misma zona, en búsqueda de un sexo más atrevido al que tenía en su casa. Más o menos en las mismas condiciones, pero dispuesto a pagar.
Luego de varias charlas e intercambios de fotos la confianza fue subiendo y finalmente arreglaron. Ambos pusieron todas sus restricciones por cuidado de privacidad y fueron una mañana de un día de semana al departamento de una amiga de Cecilia que se los cedía para la ocasión.
Cecilia entró primera, estaba nerviosa como nunca.
Esperaba vestida completamente normal, jean, zapatillas y una remerita básica. Nada que llame la atención.
Gabriel lo mismo, ingresó al edificio nervioso, vestido de jean, zapatos y una camisa, exactamente como iba a la oficina todos los días.
Cecilia escuchó detenerse el ascensor, Gabriel tocó la puerta suavemente para que le permitan el ingreso y luego cerrar la puerta rápidamente.
Se saludaron sin ni siquiera tocarse. En el ambiente se respiraba nerviosismo hasta que Ceci tomó la iniciativa, puso ambos brazos sobre los hombros de Gabriel y lo besó. Él respondió al beso y la tomó de la cintura. Sus cuerpos de apretaron mutuamente. Ceci comenzaba a sentir como su cuerpo iba pasando del nerviosismo a la excitación, también sentía como la pija de Gaby se estaba parando para ella, la sentía endurecerse a cada segundo.
Con sus manos le fue abriendo la camisa, luego el jean y por fin consiguió tener esa pija de muy buen tamaño entre sus manos mientras disfrutaba de sentir las manos de su compañero temporal recorriéndole el culo.
No pudo evitarlo, no había forma de contener a la puta de su interior. Mordisqueó el cuello de Gabriel, fue bajando por su pecho y se preparó para meterse esa pija en la boca que tanto deseaba. Se arrodilló y mirándolo a los ojos abrió la boca y se la metió hasta que una arcada se hizo presente y comenzó a disfrutarla, dentro de su boca, recorriéndola con sus labios, sintiéndose lo más puta que se sintió en su vida. Lo mejor de todo es que le encanta esa sensación.
Mientras disfrutaba esa pija en la boca sentía como se calentaba, sus pezones se endurecían, su concha se mojaba y no aguantaba, se desprendió los botones del jean y metió una mano para empezar a tocarse.
Se paró, se dio vuelta para que esa pija le apoye el culito, mientras se iban desnudando y Gaby le besaba el cuello, le encanta sentir ese culito hermoso contra su pija.
Los nervios desaparecieron, la adrenalina se apoderó de ambos, la concha de Ceci necesitaba una pija adentro, lo sentó a Gaby en el sillón, se sentó sobre él y acomodando la pija fue bajando hasta quedar toda adentro, empezó a moverse, a cabalgarlo, mientras se besaban, ella gemía como loca, Gabriel le chupaba las tetas, le tocaba el culo con las 2 manos.
Ceci fue la primera en acabar, con su concha empapada le preguntó a su compañero matutino como quería acabar él.
Se puso en 4 sobre el sillón a su orden, él no dudó y antes de volver a penetrarla le pasó la lengua a esa conchita toda mojada y al culito hermoso de su putita, acto seguido le metió la pija hasta el fondo de la concha, primero despacito, después fue incrementando el ritmo hasta que no aguantó más y largó toda la leche adentro de Ceci.
Quedaron un ratito en el sillón sin mediar palabra, tratando de recuperar la respiración.
Charlaron un rato, se vistieron, él le pagó y acordaron hacer todo lo posible para que esto no vuelva a suceder. ¿Podrán?
1 comentarios - Historia de Diván: Cecilia, casada y prostituta por un día