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Capítulo 39.
Calentando Motores.
Estos días fueron tremendos. Pasaron tantas cosas en tan poco tiempo que a mi cerebro aún le cuesta procesarlas todas. Todavía estoy intentando entender la actitud dominante que mostró Gisela, y lo que más incógnitas me genera es por qué Brenda la obedeció en todo. Esa chica tan tímida y vergonzosa me chupó la verga como una verdadera profesional de las felaciones. Sé que entre ella y mi hermana hay una especie de juego, pero… aún así estoy confundido.
A pesar de todo hay varios puntos positivos, más allá de lo mucho que disfruté de la chupada de verga. Ahora Brenda sabe que en esta casa antes se practicaba el nudismo… y ya tuvo mi verga dentro de su boca, no creo que le de mucha vergüenza verme desnudo. Así que podré relajarme un poco. Eso no significa que deba andar en pelotas por la casa todo el tiempo, pero si llega a sorprenderme en una situación parecida, ya no tendré que darle tantas explicaciones. Lo mismo si alguna de mis hermanas decide andar con poca ropa.
Lo que más me preocupa es que Brenda vio cómo Gisela tragaba mi semen sin ningún tipo de problema. Intento analizar la situación desde la perspectiva de Brenda, es muy probable que ella se esté preguntando por qué Gisela tragó la leche con tanta soltura. Es posible que esto la lleve a inferir que no es la primera vez que ocurre algo como esto. Eso la podría llevar a hacer muchas preguntas que no sabría cómo responder.
Por suerte a ninguna se le ocurrió salir desnuda, por eso supe que Gisela no había comentado el asunto con las demás. Seguiríamos con esta nueva normalidad que empezamos a vivir desde que Brenda llegó y eso me tranquilizó mucho. Me imaginé que si de pronto todas empezaban a andar desnudas, la pobre Brenda pasaría más de una situación incómoda. Para ella esta casa es un mundo nuevo, y por más que demuestre que intenta adaptarse, sé que le cuesta.
Estaba en el living, inmerso en mis pensamientos, cuando una voz me sobresaltó.
―Hey, Nahuel ―me saludó Tefi―, compré un nuevo juego para la Play. ¿Querés verlo? Bah, en realidad no es nuevo, pero para mí sí lo es, porque nunca lo había jugado.
―Me encantaría verlo, pero ahora quiero hablar con Macarena sobre un tema importante ―pude notar la desilusión en la cara de Tefi―, pero apenas pueda voy a tu pieza. Al fin y al cabo tenemos tiempo de sobra…
―Sí, eso es cierto. Bueno, cuando quieras vení, te voy a estar esperando. Estoy muy contenta con el juego, me gustó más de lo que me imaginaba. Y creo que a vos también te va a gustar.
―¿Cómo se llama?
―Ah, no… si querés saber vení a la pieza. ―Sonrió con picardía y se fue meneando mucho el culo, como si quisiera decirme algo con eso.
Comencé a dudar por culpa de ese pantalón blanco que provocaba un efecto interesante. Era ancho de la rodilla para abajo, pero hacia arriba se aferraba a la piel como si fuera pintura. Las nalgas de Tefi estaban perfectamente definidas y se notaba que tenía puesta una tanga diminuta. Quizás lo mejor sería seguirla, pero… realmente necesitaba hablar con Macarena para que ella me explicara, desde su punto de vista psicológico, por qué Gisela se comportaba de esa manera. La ansiedad me estaba matando.
No me pude resistir. Mi charla con Macarena tendrá que esperar.
Cuando entré al cuarto de Tefi la vi quitándose la remera, para quedarse en tetas. Ya se había quitado el pantalón y solo vestía una pequeña tanga blanca con bordes rosados. Se agachó para juntar la ropa del suelo y pude ver cómo la tanga era mordida por sus labios vaginales.
―No te olvides de trabar la puerta ―me dijo con un tono tan sensual que mi verga comenzó a despertarse.
Asentí con la cabeza y me quedé embobado viendo su hermoso culo. No intenté ningún movimiento raro con Tefi, por más que ella esté prácticamente desnuda no significa que tenga ganas de “juguetear” conmigo. En especial después de lo que pasó con Ayelén. Mi prima se encargó de que Tefi se sintiera culpable por ponerse demasiado cariñosa conmigo. Quizás el estar desnuda frente a mí era una forma de demostrar que nuestra prima no había ganado.
Me senté en el borde de su cama, justo frente al televisor y Tefi se instaló a mi lado. Por supuesto mis ojos se centraron en sus pechos y su entrepierna. Cuando volví a fijar la vista en la pantalla me llevé otra grata sorpresa. Me encontré con Kratos, el famoso protagonista de la saga God of War.
―Lo compraste! ―Exclamé con alegría.
―Sí, no tenía ganas de comprarlo porque creí que era el típico juego de machote donde solo importan los músculos del protagonista y cuántas cabezas puede cortar…
―Bueno, tiene un poco de eso ―admití.
―Sí, pero también tiene una historia muy interesante. El Assassins Creed Odyssey me gustó mucho por cómo está mezclado con la historia y la mitología griega. Este God of War tiene mucho de mitología nórdica. Eso sí, es difícil, porque lo juego en alta dificultad… pero bueno, eso lo hace más entretenido, al menos para mí. Vos vas a llorar como un bebé y seguramente le vas a bajar la dificultad.
―Hey, no tiene nada de malo jugar en fácil ―protesté.
―Llorón.
Sabía que ella lo hacía para molestarme, pero estoy seguro de que juega en alta dificultad solo para competir conmigo. Siempre fui bastante vago para los juegos y nunca busqué los mayores desafíos… hasta ahora. Ahora tengo una motivación.
―Lo voy a jugar en difícil ―aseguré―, y lo voy a terminar antes que vos.
―Ya vamos a ver… ―En ese momento Tefi me agarró la verga por encima del pantalón, me quedé petrificado. Este acto me tomó por sorpresa. La miré confundido y ella sonrió―. ¿Querés que te la chupe? ―Preguntó.
―Em… este…
Quedé balbuceando como un imbécil. Pero ella no fue tan pasiva.
Tefi se arrodilló, sacó mi verga del pantalón y de inmediato se puso a chuparla. Me quedé tan sorprendido que dejé de prestarle atención al juego.
―¿Qué pasa con lo que dijo Ayelén? ―Pregunté.
―Ya te dije que no voy a permitir que esa pendeja me maneje la vida ―me dio un chupón en el glande―. Sé que esto no está bien, pero lo necesito. Todo es culpa de las fotos…
―¿Las que vendés?
―Y las que me mandan. Algunos de mis seguidores me llenan la casilla de mensaje con fotos de pijas… y estoy casi todo el día caliente.
Reanudó el ritmo de la chupada. Parecía decidida a hacerme un pete.
Estaba marchando todo de maravilla cuando escuchamos un tenue golpeteo y la puerta se abrió.
―Permiso ―dijo mi madre, asomando la cabeza dentro del cuarto―. ¿Qué están haciendo?
Tefi y yo nos quedamos petrificados. Mi hermana me miró con odio y susurró “No te dije que pusieras traba a la puerta?”.
Efectivamente, me lo dijo… pero me distraje mirándole el culo y es obvio que no lo hice, de lo contrario Alicia no hubiera podido entrar.
Estoy seguro de que mi mamá vio el momento en que Tefi y yo entramos al cuarto. Cambiaron algunas cosas con mi madre, pero hay cosas que nunca cambian. Ella siempre va a necesitar controlar todo lo que pasa dentro de la casa.
―Ah, ¿están preparándose para sacar fotos? ―Preguntó.
Era como si nos dijera: “Van a sacarse fotos porno, pero lo van a hacer bajo mi custodia”.
―Em… sí, es eso ―me apresuré a decir. La verga me palpitaba.
―¿Y dónde está la cámara? ―Preguntó mi mamá.
Quedamos arrinconados.
―Antes de usar la cámara, se le tiene que poner dura a Nahuel ―respondió Tefi con naturalidad.
―Ah, sí… tiene sentido ―mi mamá entró y pude ver cómo ponía la tranca, haciendo lo que yo debí hacer―. ¿Y qué tipo de fotos tenés pensadas para hoy?
―No sé ―dijo Tefi, encogiéndose de hombros―, no tengo nada planificado.
―Tus seguidores no te pidieron nada especial? ―Preguntó Alicia, sentándose a mi lado. Automáticamente ella agarró mi verga y comenzó a masturbarme, como si con esto quisiera mantenerla dura.
―Bueno, sí… muchos me pidieron algunas cositas que no estoy dispuesta a hacer.
―Como qué?
―Emm… quieren verme chupando una concha, a mí el temita lésbico no me atrae demasiado. Además no tengo con quién grabar eso.
―Ay, Tefi, si lo que sobran en esta casa son conchas ―dijo mi mamá.
―Ya sé, pero no quiero recurrir a nadie. Ya sabés, mientras menos gente sepa de esto, mejor.
―Y por qué no probás conmigo?
―Qué? Que te chupe la concha a vos? Pero… sos mi mamá.
―Le estás comiendo la verga a tu hermano…
―Sí, ya sé… y sé que no está bien; pero… me parece que sería mucho peor hacerlo con mi mamá. Además, ni siquiera sabría cómo hacerlo, nunca chupé una concha. Estoy segura de que quedaría como una boluda.
―Nada de eso, sé que lo harías de maravilla. Además te serviría para ganar más dinero.
―Mamá, si se lo decís así da la impresión de que estás desesperada para que Tefi haga más plata ―le hice notar.
―Nada de eso. Nunca obligaría a mi hija a hacer algo que no quiere, ni por todo el dinero del mundo. Se lo digo solo para apoyarla en su emprendimiento. La veo muy entusiasmada con esto y al parecer le está yendo bien. Solo intento ayudar.
―Gracias, mamá ―dijo Tefi, con una radiante sonrisa―. Pero para mí sería muy difícil hacer eso con vos. Con Nahuel me acostumbré porque no tenía otra opción.
―Claro, y si buscás conchas al menos tenés muchas opciones. Hey, quizás hasta Brenda podría darte una manito con eso. ¿Qué te parece?
―Ni loca ―dijo Tefi―. Es la novia de Gisela, no quiero tener problemas con ella. Además no conozco a Brenda, me moriría de la vergüenza si le cuento que vendo fotos porno.
―Bueno, solo es una opción. ¿Te pidieron algo más tus seguidores?
―Mmm… hay algo que pidieron varios. Incluso hay un tipo que está dispuesto a pagarme mucho dinero por fotos de ese estilo.
―Pero vos no te animás… mmm dejame pensar… ¿tiene que ver con el sexo anal?
―¿Cómo te diste cuenta?
―Por descarte. Hiciste muchas cosas con Nahuel, y si no se trataba de sexo lésbico, debía ser eso… o quizás un trío.
―Lo del trío también me lo pidieron, en especial si es con un hombre y otra mujer.
―Claro, más de uno de tus seguidores querrá mirar las fotos para cumplir su fantasía de acostarse con vos y con otra chica.
―¿No te pone nerviosa que haya tipos fantaseando con cogerse a tu hija? ―Preguntó.
―Sí, mucho ―respondió mi mamá―. Siempre me dio miedo que vean a mis hijas como objetos sexuales. No me gusta nada que Tefi se exponga de esta manera. Sin embargo es un tema que ya hablamos y voy a cumplir con mi palabra de ayudarla en todo lo que necesite.
―Muchas gracias, mamá, de verdad ―dijo Tefi―. Sé que para vos esta situación no debe ser nada agradable.
―No lo es; pero bueno, si te tengo que ayudar, al menos yo tengo experiencia en esos temas. Por la discusión que tuve con Gisela ya saben que tuve experiencias lésbicas, en más de una ocasión. No es algo de lo que me enorgullezca, pero pasó. No puedo borrarlo de mi vida. Si necesitás consejos con eso, te los puedo dar.
―¿Y con el sexo anal? ―Preguntó Tefi―. ¿Tenés experiencia con eso?
―Nunca creí que hablaría de esto con mis hijos. Es una etapa muy avergonzante de mi vida. La verdad es que sí… tengo experiencia con el sexo anal.
―¿Y cómo fue? ―Preguntó Tefi.
―Me imagino que te referís a cómo fue la primera vez.
―Así es.
―Fue algo no planeado. Yo estaba en el taller…
―¿Qué taller? ―Preguntó Tefi.
―Ah, cierto… a vos no te conté esto. A Nahuel sí. Él te puede dar los detalles en otro momento. Solo basta que sepas que yo, a tu edad, no me comportaba como una dama. Tenía unos… em… amigos en un taller del barrio.
―Básicamente eran unos tipos que le gritaban barbaridades cuando la veían con un pantalón ajustado ―acoté.
―Algo así. ―Continuó mi mamá―. Y bueno, con ellos tuve mi primera experiencia con el sexo anal.
―¿Con ellos? ¿En plural? ¿Te dio más de uno por el culo? ―Tefi parecía muy sorprendida.
―No es algo de lo que esté orgullosa, hija. Te lo estoy contando solo porque confío en vos y porque sé que vos también te estás exponiendo, a tu manera. Pero esa primera vez fue uno solo el que me penetró por la cola.
―Y los otros solo miraron? ―Pregunté.
―Más o menos. No tengo problema en contarles, ya no quiero guardarles secretos a mis hijos. Aunque eso los lleve a pensar mal de mí. Pero ahora es mejor que empecemos con esto. Mientras tanto, les iré dando algunos detalles.
―Bueno, porque estoy re intrigada ―dijo mi hermana.
Tefi se acostó boca arriba en la cama y Alicia se sentó junto a ella y le apoyó una mano sobre el vientre. Verlas a las dos completamente desnudas en esa posición hizo que mi verga reaccionara.
―Lo primero que hay que hacer es calentar motores ―dijo mi mamá―. Esa era la expresión que usaban en el taller conmigo antes de metérmela por el culo.
―Debió ser una experiencia muy… excitante ―dijo Tefi.
―En su momento lo fue, tardé bastante tiempo en entender por qué no podía comportarme de esa manera. Sin embargo, no puedo negar que hubo momentos que disfruté.
―¿Y qué hacían para “calentar motores”? ―Preguntó mi hermana.
―Uf, de todo. Lo más habitual era tenerme un buen rato chupando una o dos vergas. A mí el acto de chupar siempre me calentó. También me metían los dedos en la concha ―Alicia acarició la vagina de su hija―. Lo bueno es que vos ya estás mojada, pero hoy vamos a necesitar más lubricante de lo habitual. ¿Puedo sugerir algo?
―¿Qué cosa?
―Esto sería más rápido y más efectivo si yo… uso la lengua. Si te molesta, no lo hago.
Tefi se puso tensa. Tardó unos segundos en responder.
―Está bien, hacelo. Si otra mujer me lo hace a mí, no me molesta tanto.
―Además te va a servir como práctica. Prestá atención a cómo lo hago yo. ―Alicia acercó su cara al pubis de Tefi―. ¿Estás lista?
―Sí, dale.
Alicia comenzó a lamer esa vagina como si no se tratase de la de su propia hija. Tefi se sobresaltó y por un segundo pensé que se echaría para atrás. Sin embargo se mantuvo firme y separó más las piernas, para facilitarle la tarea a su madre.
Vi a mi mamá comiendo concha varias veces, pero es algo que no deja de sorprenderme. Aún me cuesta creer que mi propia madre tenga tendencias lésbicas, las cuales ahora se hacen más que evidentes. Puede que esté ayudando a Tefi a “calentar motores”, pero aún así se nota que lo está disfrutando.
El accionar de Alicia no se limitó a lamidas de clítoris, sino que también usó sus dedos. Primero los metió dentro de la concha de Tefi y luego bajó y comenzó a juguetear con el agujero de su culo, como amenazando con meter un dedo allí.
―Vos decime cuando estés lista para recibirlos ―le pidió a su hija.
Tefi me miraba asombrada, como si no pudiera creer lo que estaba ocurriendo. Yo me ocupaba de mantener dura mi verga para… em… bueno, lo admito, me estaba haciendo una paja por pura calentura. Es que cualquier persona que viera esta escena se excitaría.
―Estoy lista ―dijo Tefi por fin.
Alicia no le dio tiempo a cambiar de opinión. Empezó a meter su dedo. Pensé que le costaría más trabajo pero, al parecer, sabía lo que estaba haciendo. El dedo no tardó mucho en poder entrar y salir completo del culo de Tefi.
Mi mamá se mantuvo concentrada en el proceso de dilatación y ocasionalmente le pasaba la lengua por el agujero del culo.
Cuando el primer dedo consiguió entrar y salir con facilidad, comenzó a meter el segundo. Éste hizo que Tefi soltara un agudo quejido, sin embargo ella aguantó. De a poco el segundo dedo se fue perdiendo dentro de ese orificio.
―Vení, Nahuel, acercate un poco ―me pidió mi madre. Agarró mi verga y la orientó hacia la vagina de Tefi―. Metela un poquito, para que ella se vaya poniendo a tono.
La penetración fue algo complicada, me imaginé que Tefi estaba nerviosa, no debía ser fácil para ella mantener la compostura en esta situación. Quizás estaba atormentándose con las palabras de Ayelén. Si mi prima la veía haciendo esto, no la dejaría en paz.
A pesar de que costó un poco, mi verga fue ganando terreno dentro de su concha y ella mostró claros signos de estar relajándose. Mi mamá aprovechó para seguir lamiéndole el clítoris y cada vez que mi verga salió de la vagina, le dio un chupón al glande.
Alicia también se las ingenió para seguir metiendo dedos en el culo de Tefi, lo hizo directamente con dos. Mi hermana gimió, no sabría decir si fue por dolor o placer; pero por la cara que puso me dio a entender de que la sensación, en parte, fue agradable.
Esto me incentivó a seguir metiéndola más. Fui un poco más hondo.
―Ahora pasemos a lo más importante ―anunció mi mamá.
Apuntó mi verga hacia el culo de Tefi y lamió todo, el agujero, el glande, el clítoris, se tomó el trabajo de pasarle la lengua a cada cosa que tenía delante de su cara.
―Es importante que te relajes ―le dijo a Tefi―. Ahí vamos…
Alicia agarró mi verga y la fue empujando hacia adentro. Yo intentaba frenarla un poco, porque no quería lastimar a Tefi. Sin embargo el culo de mi hermana fue cediendo. Al parecer mi mamá había hecho un buen trabajo de dilatación.
―Ay… tiene la cabeza de la verga muy grande ―dijo Tefi, apretando los dientes―. Ya la metió toda? Me da la sensación de que sí…
―No, Tefi. Apenas entró la mitad ―dijo mi mamá―. Relajá el culo porque la parte que viene es la más ancha… y no te sientas culpable si la disfrutás. Sé muy bien que puede ser una sensación muy placentera… algo dolorosa, sí… pero tiene su puntito interesante.
―Em… sí, de eso puedo dar fe ―dijo Tefi―. Me arde un poco, pero no se siente tan mal. Creo que es porque estoy excitada.
―Todavía recuerdo lo que sentí la primera vez que me metieron la cabeza de la pija por el culo. Me pusieron contra la pared, me hicieron separar las nalgas, y empezaron a enterrarme la verga sin misericordia. ―No dio nombres, pero estoy seguro de que estaba hablando de Aníbal, el dueño del taller―. Casi me hace llorar del dolor, yo le decía que no iba a entrar semejante verga, que mi culo era virgen… pero al tipo no le importó. Siguió empujando y… uf… me hizo ver las estrellas.
El relato de mi madre me subió mucho la temperatura. Empujé con más fuerza y pude sentir cómo mi glande quedaba completamente atrapado dentro del culo de Tefi.
―Está entrando ―dijo mi mamá―. ¿Querés que empiece a sacar fotos?
―No, por ahora no quiero preocuparme por las fotos ―respondió Tefi.
―Entiendo, querés que te quede el culo preparado para cuando las hagas.
―Sí, ahora solo me pondría más nerviosa. Esto me está costando más de lo que me imaginaba.
―¿Cuando yo te pasaba la lengua por la concha te relajabas?
―La verdad es que sí… y mucho.
―Entonces se me ocurre algo que podemos probar… pero antes… Nahuel, sacá la verga de ahí.
Obedecí y apenas mi glande abandonó el culo de Tefi, mi mamá se puso a chuparme la verga. No fue como las lamidas anteriores, esto fue un pete en toda regla. Los ojos de Tefi se abrieron como platos al ver semejante acto de felación. Para mi sorpresa mi hermana, en lugar de decir algo, comenzó a masturbarse. Metió dos dedos en su concha y luego se frotó el clítoris. Alicia se esforzó para tragar tanto de mi verga como le fuera posible. Ella también se masturbó.
―Veni, chupá un ratito vos también ―le dijo a su hija.
Tefi se quedó quieta durante unos segundos, pero al final decidió unirse a su madre. Se colocó boca abajo en la cama y se tragó mi verga. La imagen desde mi punto de vista era fantástica, tenía a esas dos preciosas mujeres chupándome la verga con ahínco. Parecían realmente dispuestas a disfrutarlo. Incluso a Tefi pareció no molestarle cuando su lengua comenzó a entrelazarse con la de su madre.
Se mantuvieron haciendo esto durante unos minutos que me parecieron eternos. Luego mi mamá se acostó boca arriba, pero en el sentido inverso al que estaba Tefi.
―Sentate arriba mío ―le pidió a su hija―, con la cola apuntando hacia Nahuel.
Esta vez Tefi obedeció sin dudarlo. Su concha quedó justo sobre la boca de Alicia y enseguida comenzaron las lamidas. Fueron muy intensas, dignas de una lesbiana que busca complacer a su pareja. Los gemidos de Tefi volvieron al ruedo.
La lengua de Alicia no se limitó solo a la vagina, también lamió el culo de su hija y le metió la lengua en el agujero dilatado.
―Esto me recuerda a cuando preparé el culo de Cristela para su primera experiencia anal ―dijo.
―¿También fue con los tipos del taller?
―Sí, pero… si querés saber cómo fue, va a ser mejor que se lo preguntes a ella. Porque creo que esa anécdota la tenés que escuchar desde su boca, porque mi opinión y la suya sobre lo que pasó ese día es bastante diferente. Si yo te cuento mi versión, después Cristela va a decir que soy una mentirosa, así que mejor… que te la cuente ella nomás.
―Ya estoy lista ―anunció Tefi.
La verdad es que me alegré de oír eso. Quería seguir experimentando esa penetración anal, pero necesitaba su permiso para hacerlo.
Apunté mi verga a su culo y comencé a presionar. En esta ocasión fue un poco más sencillo, mi verga había quedado bien lubricada, al igual que su culo, y la dilatación ya era más evidente.
Con el glande dentro de su culo comencé a bombear despacito. Muy de a poco mi verga se iba hundiendo. Pero era un avance muy lento, casi imperceptible. Durante este tiempo mi mamá no dejó de darle tremendas lamidas en la concha, Alicia parecía muy concentrada en su tarea.
Lo que me sorprendió fue que Tefi, sin que se lo pidieran, comenzó a masturbar a su madre. Creo que lo hizo como una forma de agradecerle todo lo que estaba haciendo por ella.
―Ay, gracias hija, lo necesitaba… no sabés cuánto.
No sé si mi mamá sentirá algún morbo especial al chuparle la concha a su propia hija, pero es obvio que está muy caliente. Tanto como yo… y quizás Tefi también lo esté, porque empezó a menear su cadera, provocando que la verga se fuera hundiendo cada vez más en su culo. Quedó con medio falo adentro y dijo:
―Uy, por fin entró toda. Me está matando ―noté que ella estaba muy roja y cubierta por perlitas de sudor―. No es tan doloroso como me imaginaba, pero aún así… se sufre.
―Ay, hija… eso es apenas la mitad ―le dijo mi mamá―. Me hacés acordar a mí… la primera vez que me la metieron por el culo sentí que en un momento la verga se iba para adentro. Vi las estrellas, pero dije: “uf, ya está toda”. Pero me equivocaba.
―¿Qué? ¿No entró toda?
―No. Es como si dentro del culo hubiera una especie de “barrera” a superar. Cuando la verga pase esa zona… ahí vas a sentir lo que es el verdadero sexo anal. Y el mejor consejo que te puedo dar es… preparate y disfrutalo. Porque cuando la verga pasa por ahí es una delicia. Ahí sí que la vas a sentir bien adentro.
―Eso me genera mucha curiosidad ―dijo Tefi―. ¿Te gustó mucho?
―Sí, porque al igual que vos creí que ya había entrado toda, así que fue una grata sorpresa cuando realmente entró en el culo. En ese momento pensé: “Ay, mamita querida, ahora sí me desvirgaron el orto”. Fue tan rico que pedí que me dieran más fuerte. Perdí bastante la compostura. Tanto que cuando me pusieron en cuatro no dudé en empezar a chupar cada pija que me pusieron en la boca. Estaba descontrolada.
―Ese día fuiste la puta del taller ―dijo Tefi.
―Sí, se podría decir que sí. Años después me arrepentí de haberme comportado de esa manera, pero en el momento me excité un montón… y ahora estoy viendo que vas a disfrutar de algo parecido, y hasta me da cierta ternura.
―A mí me da miedo ―dijo Tefi―, pero a la ver me genera mucha intriga… estoy demasiado caliente como para echarme atrás.
―¿Entonces sigo? ―Le pregunté.
―Sí… confío en vos. Hacelo con cuidado.
Me aferré con ambas manos a su cintura, para tener un mejor punto de apoyo. Retrocedí con mi verga hasta sacarla completa, mi mamá le dio un chupón al glande, llenándolo de saliva, y ya con eso empecé a penetrar otra vez el culo de mi hermana.
La verga llegó hasta el mismo punto en el que se había detenido antes, hasta allí no tuve que hacer mucha fuerza; pero para atravesar esta zona tuve que presionar más. Noté que Tefi se aferraba a las sábanas y que su cara se ponía aún más roja, estaba respirando por la nariz, como si fuera un caballo… mejor dicho, una yegua.
Me dio mucho morbo verla así, estaba realmente preciosa.
La sensación de mi verga abriéndose camino dentro de ese culo me fascinó, y mientras más entraba, más fuerte se volvía el quejido de Tefi.
―Ay… pará… pará… ―Me pidió mi hermana.
―Sacala, Nahuel ―dijo Alicia―. Todavía no está lista para tenerla toda adentro.
Hice lo que me pidió.
―Perdón, mamá ―se disculpó Tefi―. Creí que iba a poder a la primera, como vos; pero no puedo.
―Ay, hija… yo pude a la primera solo porque el tipo que me cogió era un animal. No me tuvo misericordia… además, era un tipo con mucha experiencia. No te sientas mal, Nahuel, no estoy intentando ofenderte. Pero hay una enorme diferencia entre hacerlo con un hombre experimentado y un primerizo. Así que no te sientas mal, Tefi, lo bueno es que te animaste y llegaste mucho más lejos de lo que me imaginaba. Además, no hace falta meterla toda para hacer buenas fotos de sexo anal.
―Eso es cierto ―dijo Tefi―. Si quisiera grabar un video, es distinto; pero para la foto con meter un poquito va a ser suficiente.
Miré el culo dilatado de mi hermana y no pude dejar de pensar “eso lo hice yo”. Me dio mucho morbo, debo admitirlo.
También me pregunté por qué Tefi se ofreció a chuparme la verga sin más. Eso me tiene muy confundido y me gustaría hablar con ella sobre ese tema; pero obviamente no lo voy a hacer con mi madre presente.
―Bueno, mejor nos vamos ―dijo Alicia―. Vestite, Nahuel, así dejamos a tu hermana tranquila, que necesita descansar la cola.
Tefi se dio vuelta y me miró a los ojos, noté un claro mensaje en sus ojos: “No quiero que te vayas”, y yo tampoco quería irme.
Creo que mi mamá es mucho más astuta de lo que yo me imaginaba. Al parecer no se creyó del todo la excusa que dio Tefi cuando me estaba chupando la verga y ahora no quiere que nos quedemos solos y excitados en la misma pieza.
De verdad tenía ganas de quedarme pero entendí que hacerlo sería generar un conflicto con mi mamá.
Alicia se vistió lentamente, como para darle tiempo a mi verga de bajar, y luego yo también me puse el pantalón.
Al salir de la pieza miré una última vez a Tefi, ella estaba acostada en la cama con las piernas abiertas, acariciándose la concha. Tenía unas ganas locas de tirarme sobre ella… y me dio la impresión de que ella también quería que yo se la metiera. Se mordió el labio inferior y me saludó con la mano que tenía libre.
Le sonreí y le dije:
―Disfrutá del juego. Practicá mucho porque yo voy a hacer lo mismo.
―Dale, ya vamos a ver quién lo termina primero.
Todo este asunto con Tefi me tiene muy confundido. Empecé la cuarentena llevándome muy mal con ella, prácticamente nos odiábamos… y ahora hasta nos sentimos mal si alguien nos obliga a separarnos. Aunque quizás sea lo mejor… lo más sensato.
Lo que me arrancó de mis pensamientos fue mi mamá diciendo:
―Vamos a mi pieza. Quiero hablar con vos.
Me asusté un poco, ella parecía enojada conmigo. La seguí porque soy un hijo obediente… supongo. O quizás lo hice porque no tenía ningún otro lugar al que ir.
Cuando entramos en su dormitorio ella me señaló la cama. Yo me senté en el borde.
―¿Qué pasa? ―Pregunté.
―Lo que pasa ―dijo ella, con una extraña sonrisa―, es que me quedé con tremenda calentura… y estoy segura de que vos también. Así que… ¿por qué no solucionamos eso?
De inmediato se desnudó por completo. Se acercó a la cama con paso de gata en celo, empujó mi pecho y se arrodilló frente a mí con la actitud de una actriz porno. Se tragó mi verga casi completa y empezó a hacerme uno de los petes más intensos que recibí en mi vida, comparable a la chupada que me dio Cristela.
¿Qué le pasa a esta mujer?, me pregunté. Por un lado me aleja de Tefi para que no haga locuras con mi hermana… pero ahora parece totalmente dispuesta a hacerlas conmigo. Cuando creo que estoy empezando a entender a mi madre, me sale con actitudes como esta que me dejan completamente descolocado.
A pesar de todas mis dudas, ya me estaba preparando mentalmente para disfrutar de una buena chupada de pija… cuando a una persona muy inoportuna se le ocurrió golpear la puerta.
―Quién es? Preguntó mi mamá.
―Hola, Alicia. Soy Brenda. Puedo hablar con vos unos minutos?
―Ahora no ―susurré―. Decile que venga más tarde.
Mi mamá me miró con picardía.
―Ya te abro ―dijo, mirando a la puerta―. Ya sabés lo que tenés que hacer, Nahuel… escondete en el baño.
―¡Ufa!
Protesté, porque ya tenía la pija bien dura, pero no me quedó más alternativa que obedecer. Si bien Brenda ya sabía del nudismo en mi casa, no tenía ganas de explicarle por qué estoy desnudo con mi mamá, y con la pija dura.
Miré la escena por una pequeña rendija que dejé en la puerta del baño. Alicia abrió la puerta completamente desnuda. La vi radiante, muy segura de sí misma.
―Hola, Brenda. ¿Cómo estás? Pasá, por favor…
Brenda tenía puesta una remera mucho más corta que la vez anterior, en esta ocasión era totalmente evidente que no tenía nada puesto debajo. Pude ver toda su concha, y mi mamá también.
―Quería hablar con vos sobre mi estadía acá ―dijo Brenda.
―Te escucho ―mi mamá se acostó en la cama y no se molestó en cerrar las piernas, miró a Brenda con actitud provocativa, y Brenda se puso roja.
―Em… se me ocurrió algo para… em… pagar mi estadía. Para que… em… vos te sientas recompensada por permitirme quedarme acá unos días.
―Ajá, ya veo… y qué tenés en mente? ―Preguntó mi mamá, acariciando su concha.
―Em… bueno, no sé si realmente vas a querer… pero… este… solo algo que se me ocurrió. Espero que no te lo tomes para mal…
―Por qué simplemente no venís y lo hacés? Eh? Creo que las dos ya sabemos de qué estamos hablando.
Brenda mostró una sonrisa tímida y pareció relajarse mucho.
Se acercó a la cama, gateó sobre ella y se colocó entre las piernas de mi madre.
―Mostrame por qué mi hija gime tanto cuando le chupás la concha ―dijo Alicia.
Y antes de que Brenda pudiera decir algo, le agarró la cabeza y la hundió contra su vagina. La chica empezó a chupar de inmediato.
Por lo nerviosa que estaba al entrar me dio la impresión de que todo esto es parte del macabro juego de Gisela. No me molestó, al contrario. Confío en que Gisela no hace esto para perjudicar a mamá… y Alicia parece estar disfrutando mucho de la chupada de concha de su nuera.
―Sos una mamá increíble ―dijo Brenda, mientras le daba cortas lamidas al clítoris―. Nada que ver con la mía. Vos tenés una actitud arrasadora.
―¿Te gusta?
―Me encanta. Me calienta un montón. Sos la mamá que siempre quise tener.
―¡Ja! Dudo mucho que vayas a hacer esto con tu mamá, pero entiendo por qué lado viene el cumplido.
―Sí, perdón… me expresé mal.
―Ahora no necesitás expresarte con palabras, es suficiente con que uses solo la lengua.
Alicia volvió a hundirle la cabeza. La lengua de Brenda se perdió dentro de su concha.
Yo me quedé masturbándome en mi escondite, disfrutando de toda la escena.
En un momento me sobresalté y me quedé petrificado. Brenda seguía chupando la concha, pero sus ojos estaban girados hacia mi lado.
¡Me vio!
Estoy seguro de que me vio.
Sin embargo, no dijo nada, siguió chupando la concha de Alicia en silencio.
Esto no es tan trágico, creo que puedo manejarlo, pero… igual me deja intranquilo, y en el momento hizo que se me pasara la calentura. Quise quedarme ahí, espiándolas; pero consideré que era demasiado arriesgado.
Me senté en la tapa del inodoro y me quedé esperando hasta que Brenda se vaya. Mi verga se fue durmiendo de a poco, aunque no sin antes hacerme sentir que le había fallado. Tuve grandes oportunidades para llegar a un orgasmo impresionante y cada una de esas oportunidades quedó descartada.
Bueno, supongo que uno no siempre consigue lo que quiere.
Capítulo 39.
Calentando Motores.
Estos días fueron tremendos. Pasaron tantas cosas en tan poco tiempo que a mi cerebro aún le cuesta procesarlas todas. Todavía estoy intentando entender la actitud dominante que mostró Gisela, y lo que más incógnitas me genera es por qué Brenda la obedeció en todo. Esa chica tan tímida y vergonzosa me chupó la verga como una verdadera profesional de las felaciones. Sé que entre ella y mi hermana hay una especie de juego, pero… aún así estoy confundido.
A pesar de todo hay varios puntos positivos, más allá de lo mucho que disfruté de la chupada de verga. Ahora Brenda sabe que en esta casa antes se practicaba el nudismo… y ya tuvo mi verga dentro de su boca, no creo que le de mucha vergüenza verme desnudo. Así que podré relajarme un poco. Eso no significa que deba andar en pelotas por la casa todo el tiempo, pero si llega a sorprenderme en una situación parecida, ya no tendré que darle tantas explicaciones. Lo mismo si alguna de mis hermanas decide andar con poca ropa.
Lo que más me preocupa es que Brenda vio cómo Gisela tragaba mi semen sin ningún tipo de problema. Intento analizar la situación desde la perspectiva de Brenda, es muy probable que ella se esté preguntando por qué Gisela tragó la leche con tanta soltura. Es posible que esto la lleve a inferir que no es la primera vez que ocurre algo como esto. Eso la podría llevar a hacer muchas preguntas que no sabría cómo responder.
Por suerte a ninguna se le ocurrió salir desnuda, por eso supe que Gisela no había comentado el asunto con las demás. Seguiríamos con esta nueva normalidad que empezamos a vivir desde que Brenda llegó y eso me tranquilizó mucho. Me imaginé que si de pronto todas empezaban a andar desnudas, la pobre Brenda pasaría más de una situación incómoda. Para ella esta casa es un mundo nuevo, y por más que demuestre que intenta adaptarse, sé que le cuesta.
Estaba en el living, inmerso en mis pensamientos, cuando una voz me sobresaltó.
―Hey, Nahuel ―me saludó Tefi―, compré un nuevo juego para la Play. ¿Querés verlo? Bah, en realidad no es nuevo, pero para mí sí lo es, porque nunca lo había jugado.
―Me encantaría verlo, pero ahora quiero hablar con Macarena sobre un tema importante ―pude notar la desilusión en la cara de Tefi―, pero apenas pueda voy a tu pieza. Al fin y al cabo tenemos tiempo de sobra…
―Sí, eso es cierto. Bueno, cuando quieras vení, te voy a estar esperando. Estoy muy contenta con el juego, me gustó más de lo que me imaginaba. Y creo que a vos también te va a gustar.
―¿Cómo se llama?
―Ah, no… si querés saber vení a la pieza. ―Sonrió con picardía y se fue meneando mucho el culo, como si quisiera decirme algo con eso.
Comencé a dudar por culpa de ese pantalón blanco que provocaba un efecto interesante. Era ancho de la rodilla para abajo, pero hacia arriba se aferraba a la piel como si fuera pintura. Las nalgas de Tefi estaban perfectamente definidas y se notaba que tenía puesta una tanga diminuta. Quizás lo mejor sería seguirla, pero… realmente necesitaba hablar con Macarena para que ella me explicara, desde su punto de vista psicológico, por qué Gisela se comportaba de esa manera. La ansiedad me estaba matando.
No me pude resistir. Mi charla con Macarena tendrá que esperar.
Cuando entré al cuarto de Tefi la vi quitándose la remera, para quedarse en tetas. Ya se había quitado el pantalón y solo vestía una pequeña tanga blanca con bordes rosados. Se agachó para juntar la ropa del suelo y pude ver cómo la tanga era mordida por sus labios vaginales.
―No te olvides de trabar la puerta ―me dijo con un tono tan sensual que mi verga comenzó a despertarse.
Asentí con la cabeza y me quedé embobado viendo su hermoso culo. No intenté ningún movimiento raro con Tefi, por más que ella esté prácticamente desnuda no significa que tenga ganas de “juguetear” conmigo. En especial después de lo que pasó con Ayelén. Mi prima se encargó de que Tefi se sintiera culpable por ponerse demasiado cariñosa conmigo. Quizás el estar desnuda frente a mí era una forma de demostrar que nuestra prima no había ganado.
Me senté en el borde de su cama, justo frente al televisor y Tefi se instaló a mi lado. Por supuesto mis ojos se centraron en sus pechos y su entrepierna. Cuando volví a fijar la vista en la pantalla me llevé otra grata sorpresa. Me encontré con Kratos, el famoso protagonista de la saga God of War.
―Lo compraste! ―Exclamé con alegría.
―Sí, no tenía ganas de comprarlo porque creí que era el típico juego de machote donde solo importan los músculos del protagonista y cuántas cabezas puede cortar…
―Bueno, tiene un poco de eso ―admití.
―Sí, pero también tiene una historia muy interesante. El Assassins Creed Odyssey me gustó mucho por cómo está mezclado con la historia y la mitología griega. Este God of War tiene mucho de mitología nórdica. Eso sí, es difícil, porque lo juego en alta dificultad… pero bueno, eso lo hace más entretenido, al menos para mí. Vos vas a llorar como un bebé y seguramente le vas a bajar la dificultad.
―Hey, no tiene nada de malo jugar en fácil ―protesté.
―Llorón.
Sabía que ella lo hacía para molestarme, pero estoy seguro de que juega en alta dificultad solo para competir conmigo. Siempre fui bastante vago para los juegos y nunca busqué los mayores desafíos… hasta ahora. Ahora tengo una motivación.
―Lo voy a jugar en difícil ―aseguré―, y lo voy a terminar antes que vos.
―Ya vamos a ver… ―En ese momento Tefi me agarró la verga por encima del pantalón, me quedé petrificado. Este acto me tomó por sorpresa. La miré confundido y ella sonrió―. ¿Querés que te la chupe? ―Preguntó.
―Em… este…
Quedé balbuceando como un imbécil. Pero ella no fue tan pasiva.
Tefi se arrodilló, sacó mi verga del pantalón y de inmediato se puso a chuparla. Me quedé tan sorprendido que dejé de prestarle atención al juego.
―¿Qué pasa con lo que dijo Ayelén? ―Pregunté.
―Ya te dije que no voy a permitir que esa pendeja me maneje la vida ―me dio un chupón en el glande―. Sé que esto no está bien, pero lo necesito. Todo es culpa de las fotos…
―¿Las que vendés?
―Y las que me mandan. Algunos de mis seguidores me llenan la casilla de mensaje con fotos de pijas… y estoy casi todo el día caliente.
Reanudó el ritmo de la chupada. Parecía decidida a hacerme un pete.
Estaba marchando todo de maravilla cuando escuchamos un tenue golpeteo y la puerta se abrió.
―Permiso ―dijo mi madre, asomando la cabeza dentro del cuarto―. ¿Qué están haciendo?
Tefi y yo nos quedamos petrificados. Mi hermana me miró con odio y susurró “No te dije que pusieras traba a la puerta?”.
Efectivamente, me lo dijo… pero me distraje mirándole el culo y es obvio que no lo hice, de lo contrario Alicia no hubiera podido entrar.
Estoy seguro de que mi mamá vio el momento en que Tefi y yo entramos al cuarto. Cambiaron algunas cosas con mi madre, pero hay cosas que nunca cambian. Ella siempre va a necesitar controlar todo lo que pasa dentro de la casa.
―Ah, ¿están preparándose para sacar fotos? ―Preguntó.
Era como si nos dijera: “Van a sacarse fotos porno, pero lo van a hacer bajo mi custodia”.
―Em… sí, es eso ―me apresuré a decir. La verga me palpitaba.
―¿Y dónde está la cámara? ―Preguntó mi mamá.
Quedamos arrinconados.
―Antes de usar la cámara, se le tiene que poner dura a Nahuel ―respondió Tefi con naturalidad.
―Ah, sí… tiene sentido ―mi mamá entró y pude ver cómo ponía la tranca, haciendo lo que yo debí hacer―. ¿Y qué tipo de fotos tenés pensadas para hoy?
―No sé ―dijo Tefi, encogiéndose de hombros―, no tengo nada planificado.
―Tus seguidores no te pidieron nada especial? ―Preguntó Alicia, sentándose a mi lado. Automáticamente ella agarró mi verga y comenzó a masturbarme, como si con esto quisiera mantenerla dura.
―Bueno, sí… muchos me pidieron algunas cositas que no estoy dispuesta a hacer.
―Como qué?
―Emm… quieren verme chupando una concha, a mí el temita lésbico no me atrae demasiado. Además no tengo con quién grabar eso.
―Ay, Tefi, si lo que sobran en esta casa son conchas ―dijo mi mamá.
―Ya sé, pero no quiero recurrir a nadie. Ya sabés, mientras menos gente sepa de esto, mejor.
―Y por qué no probás conmigo?
―Qué? Que te chupe la concha a vos? Pero… sos mi mamá.
―Le estás comiendo la verga a tu hermano…
―Sí, ya sé… y sé que no está bien; pero… me parece que sería mucho peor hacerlo con mi mamá. Además, ni siquiera sabría cómo hacerlo, nunca chupé una concha. Estoy segura de que quedaría como una boluda.
―Nada de eso, sé que lo harías de maravilla. Además te serviría para ganar más dinero.
―Mamá, si se lo decís así da la impresión de que estás desesperada para que Tefi haga más plata ―le hice notar.
―Nada de eso. Nunca obligaría a mi hija a hacer algo que no quiere, ni por todo el dinero del mundo. Se lo digo solo para apoyarla en su emprendimiento. La veo muy entusiasmada con esto y al parecer le está yendo bien. Solo intento ayudar.
―Gracias, mamá ―dijo Tefi, con una radiante sonrisa―. Pero para mí sería muy difícil hacer eso con vos. Con Nahuel me acostumbré porque no tenía otra opción.
―Claro, y si buscás conchas al menos tenés muchas opciones. Hey, quizás hasta Brenda podría darte una manito con eso. ¿Qué te parece?
―Ni loca ―dijo Tefi―. Es la novia de Gisela, no quiero tener problemas con ella. Además no conozco a Brenda, me moriría de la vergüenza si le cuento que vendo fotos porno.
―Bueno, solo es una opción. ¿Te pidieron algo más tus seguidores?
―Mmm… hay algo que pidieron varios. Incluso hay un tipo que está dispuesto a pagarme mucho dinero por fotos de ese estilo.
―Pero vos no te animás… mmm dejame pensar… ¿tiene que ver con el sexo anal?
―¿Cómo te diste cuenta?
―Por descarte. Hiciste muchas cosas con Nahuel, y si no se trataba de sexo lésbico, debía ser eso… o quizás un trío.
―Lo del trío también me lo pidieron, en especial si es con un hombre y otra mujer.
―Claro, más de uno de tus seguidores querrá mirar las fotos para cumplir su fantasía de acostarse con vos y con otra chica.
―¿No te pone nerviosa que haya tipos fantaseando con cogerse a tu hija? ―Preguntó.
―Sí, mucho ―respondió mi mamá―. Siempre me dio miedo que vean a mis hijas como objetos sexuales. No me gusta nada que Tefi se exponga de esta manera. Sin embargo es un tema que ya hablamos y voy a cumplir con mi palabra de ayudarla en todo lo que necesite.
―Muchas gracias, mamá, de verdad ―dijo Tefi―. Sé que para vos esta situación no debe ser nada agradable.
―No lo es; pero bueno, si te tengo que ayudar, al menos yo tengo experiencia en esos temas. Por la discusión que tuve con Gisela ya saben que tuve experiencias lésbicas, en más de una ocasión. No es algo de lo que me enorgullezca, pero pasó. No puedo borrarlo de mi vida. Si necesitás consejos con eso, te los puedo dar.
―¿Y con el sexo anal? ―Preguntó Tefi―. ¿Tenés experiencia con eso?
―Nunca creí que hablaría de esto con mis hijos. Es una etapa muy avergonzante de mi vida. La verdad es que sí… tengo experiencia con el sexo anal.
―¿Y cómo fue? ―Preguntó Tefi.
―Me imagino que te referís a cómo fue la primera vez.
―Así es.
―Fue algo no planeado. Yo estaba en el taller…
―¿Qué taller? ―Preguntó Tefi.
―Ah, cierto… a vos no te conté esto. A Nahuel sí. Él te puede dar los detalles en otro momento. Solo basta que sepas que yo, a tu edad, no me comportaba como una dama. Tenía unos… em… amigos en un taller del barrio.
―Básicamente eran unos tipos que le gritaban barbaridades cuando la veían con un pantalón ajustado ―acoté.
―Algo así. ―Continuó mi mamá―. Y bueno, con ellos tuve mi primera experiencia con el sexo anal.
―¿Con ellos? ¿En plural? ¿Te dio más de uno por el culo? ―Tefi parecía muy sorprendida.
―No es algo de lo que esté orgullosa, hija. Te lo estoy contando solo porque confío en vos y porque sé que vos también te estás exponiendo, a tu manera. Pero esa primera vez fue uno solo el que me penetró por la cola.
―Y los otros solo miraron? ―Pregunté.
―Más o menos. No tengo problema en contarles, ya no quiero guardarles secretos a mis hijos. Aunque eso los lleve a pensar mal de mí. Pero ahora es mejor que empecemos con esto. Mientras tanto, les iré dando algunos detalles.
―Bueno, porque estoy re intrigada ―dijo mi hermana.
Tefi se acostó boca arriba en la cama y Alicia se sentó junto a ella y le apoyó una mano sobre el vientre. Verlas a las dos completamente desnudas en esa posición hizo que mi verga reaccionara.
―Lo primero que hay que hacer es calentar motores ―dijo mi mamá―. Esa era la expresión que usaban en el taller conmigo antes de metérmela por el culo.
―Debió ser una experiencia muy… excitante ―dijo Tefi.
―En su momento lo fue, tardé bastante tiempo en entender por qué no podía comportarme de esa manera. Sin embargo, no puedo negar que hubo momentos que disfruté.
―¿Y qué hacían para “calentar motores”? ―Preguntó mi hermana.
―Uf, de todo. Lo más habitual era tenerme un buen rato chupando una o dos vergas. A mí el acto de chupar siempre me calentó. También me metían los dedos en la concha ―Alicia acarició la vagina de su hija―. Lo bueno es que vos ya estás mojada, pero hoy vamos a necesitar más lubricante de lo habitual. ¿Puedo sugerir algo?
―¿Qué cosa?
―Esto sería más rápido y más efectivo si yo… uso la lengua. Si te molesta, no lo hago.
Tefi se puso tensa. Tardó unos segundos en responder.
―Está bien, hacelo. Si otra mujer me lo hace a mí, no me molesta tanto.
―Además te va a servir como práctica. Prestá atención a cómo lo hago yo. ―Alicia acercó su cara al pubis de Tefi―. ¿Estás lista?
―Sí, dale.
Alicia comenzó a lamer esa vagina como si no se tratase de la de su propia hija. Tefi se sobresaltó y por un segundo pensé que se echaría para atrás. Sin embargo se mantuvo firme y separó más las piernas, para facilitarle la tarea a su madre.
Vi a mi mamá comiendo concha varias veces, pero es algo que no deja de sorprenderme. Aún me cuesta creer que mi propia madre tenga tendencias lésbicas, las cuales ahora se hacen más que evidentes. Puede que esté ayudando a Tefi a “calentar motores”, pero aún así se nota que lo está disfrutando.
El accionar de Alicia no se limitó a lamidas de clítoris, sino que también usó sus dedos. Primero los metió dentro de la concha de Tefi y luego bajó y comenzó a juguetear con el agujero de su culo, como amenazando con meter un dedo allí.
―Vos decime cuando estés lista para recibirlos ―le pidió a su hija.
Tefi me miraba asombrada, como si no pudiera creer lo que estaba ocurriendo. Yo me ocupaba de mantener dura mi verga para… em… bueno, lo admito, me estaba haciendo una paja por pura calentura. Es que cualquier persona que viera esta escena se excitaría.
―Estoy lista ―dijo Tefi por fin.
Alicia no le dio tiempo a cambiar de opinión. Empezó a meter su dedo. Pensé que le costaría más trabajo pero, al parecer, sabía lo que estaba haciendo. El dedo no tardó mucho en poder entrar y salir completo del culo de Tefi.
Mi mamá se mantuvo concentrada en el proceso de dilatación y ocasionalmente le pasaba la lengua por el agujero del culo.
Cuando el primer dedo consiguió entrar y salir con facilidad, comenzó a meter el segundo. Éste hizo que Tefi soltara un agudo quejido, sin embargo ella aguantó. De a poco el segundo dedo se fue perdiendo dentro de ese orificio.
―Vení, Nahuel, acercate un poco ―me pidió mi madre. Agarró mi verga y la orientó hacia la vagina de Tefi―. Metela un poquito, para que ella se vaya poniendo a tono.
La penetración fue algo complicada, me imaginé que Tefi estaba nerviosa, no debía ser fácil para ella mantener la compostura en esta situación. Quizás estaba atormentándose con las palabras de Ayelén. Si mi prima la veía haciendo esto, no la dejaría en paz.
A pesar de que costó un poco, mi verga fue ganando terreno dentro de su concha y ella mostró claros signos de estar relajándose. Mi mamá aprovechó para seguir lamiéndole el clítoris y cada vez que mi verga salió de la vagina, le dio un chupón al glande.
Alicia también se las ingenió para seguir metiendo dedos en el culo de Tefi, lo hizo directamente con dos. Mi hermana gimió, no sabría decir si fue por dolor o placer; pero por la cara que puso me dio a entender de que la sensación, en parte, fue agradable.
Esto me incentivó a seguir metiéndola más. Fui un poco más hondo.
―Ahora pasemos a lo más importante ―anunció mi mamá.
Apuntó mi verga hacia el culo de Tefi y lamió todo, el agujero, el glande, el clítoris, se tomó el trabajo de pasarle la lengua a cada cosa que tenía delante de su cara.
―Es importante que te relajes ―le dijo a Tefi―. Ahí vamos…
Alicia agarró mi verga y la fue empujando hacia adentro. Yo intentaba frenarla un poco, porque no quería lastimar a Tefi. Sin embargo el culo de mi hermana fue cediendo. Al parecer mi mamá había hecho un buen trabajo de dilatación.
―Ay… tiene la cabeza de la verga muy grande ―dijo Tefi, apretando los dientes―. Ya la metió toda? Me da la sensación de que sí…
―No, Tefi. Apenas entró la mitad ―dijo mi mamá―. Relajá el culo porque la parte que viene es la más ancha… y no te sientas culpable si la disfrutás. Sé muy bien que puede ser una sensación muy placentera… algo dolorosa, sí… pero tiene su puntito interesante.
―Em… sí, de eso puedo dar fe ―dijo Tefi―. Me arde un poco, pero no se siente tan mal. Creo que es porque estoy excitada.
―Todavía recuerdo lo que sentí la primera vez que me metieron la cabeza de la pija por el culo. Me pusieron contra la pared, me hicieron separar las nalgas, y empezaron a enterrarme la verga sin misericordia. ―No dio nombres, pero estoy seguro de que estaba hablando de Aníbal, el dueño del taller―. Casi me hace llorar del dolor, yo le decía que no iba a entrar semejante verga, que mi culo era virgen… pero al tipo no le importó. Siguió empujando y… uf… me hizo ver las estrellas.
El relato de mi madre me subió mucho la temperatura. Empujé con más fuerza y pude sentir cómo mi glande quedaba completamente atrapado dentro del culo de Tefi.
―Está entrando ―dijo mi mamá―. ¿Querés que empiece a sacar fotos?
―No, por ahora no quiero preocuparme por las fotos ―respondió Tefi.
―Entiendo, querés que te quede el culo preparado para cuando las hagas.
―Sí, ahora solo me pondría más nerviosa. Esto me está costando más de lo que me imaginaba.
―¿Cuando yo te pasaba la lengua por la concha te relajabas?
―La verdad es que sí… y mucho.
―Entonces se me ocurre algo que podemos probar… pero antes… Nahuel, sacá la verga de ahí.
Obedecí y apenas mi glande abandonó el culo de Tefi, mi mamá se puso a chuparme la verga. No fue como las lamidas anteriores, esto fue un pete en toda regla. Los ojos de Tefi se abrieron como platos al ver semejante acto de felación. Para mi sorpresa mi hermana, en lugar de decir algo, comenzó a masturbarse. Metió dos dedos en su concha y luego se frotó el clítoris. Alicia se esforzó para tragar tanto de mi verga como le fuera posible. Ella también se masturbó.
―Veni, chupá un ratito vos también ―le dijo a su hija.
Tefi se quedó quieta durante unos segundos, pero al final decidió unirse a su madre. Se colocó boca abajo en la cama y se tragó mi verga. La imagen desde mi punto de vista era fantástica, tenía a esas dos preciosas mujeres chupándome la verga con ahínco. Parecían realmente dispuestas a disfrutarlo. Incluso a Tefi pareció no molestarle cuando su lengua comenzó a entrelazarse con la de su madre.
Se mantuvieron haciendo esto durante unos minutos que me parecieron eternos. Luego mi mamá se acostó boca arriba, pero en el sentido inverso al que estaba Tefi.
―Sentate arriba mío ―le pidió a su hija―, con la cola apuntando hacia Nahuel.
Esta vez Tefi obedeció sin dudarlo. Su concha quedó justo sobre la boca de Alicia y enseguida comenzaron las lamidas. Fueron muy intensas, dignas de una lesbiana que busca complacer a su pareja. Los gemidos de Tefi volvieron al ruedo.
La lengua de Alicia no se limitó solo a la vagina, también lamió el culo de su hija y le metió la lengua en el agujero dilatado.
―Esto me recuerda a cuando preparé el culo de Cristela para su primera experiencia anal ―dijo.
―¿También fue con los tipos del taller?
―Sí, pero… si querés saber cómo fue, va a ser mejor que se lo preguntes a ella. Porque creo que esa anécdota la tenés que escuchar desde su boca, porque mi opinión y la suya sobre lo que pasó ese día es bastante diferente. Si yo te cuento mi versión, después Cristela va a decir que soy una mentirosa, así que mejor… que te la cuente ella nomás.
―Ya estoy lista ―anunció Tefi.
La verdad es que me alegré de oír eso. Quería seguir experimentando esa penetración anal, pero necesitaba su permiso para hacerlo.
Apunté mi verga a su culo y comencé a presionar. En esta ocasión fue un poco más sencillo, mi verga había quedado bien lubricada, al igual que su culo, y la dilatación ya era más evidente.
Con el glande dentro de su culo comencé a bombear despacito. Muy de a poco mi verga se iba hundiendo. Pero era un avance muy lento, casi imperceptible. Durante este tiempo mi mamá no dejó de darle tremendas lamidas en la concha, Alicia parecía muy concentrada en su tarea.
Lo que me sorprendió fue que Tefi, sin que se lo pidieran, comenzó a masturbar a su madre. Creo que lo hizo como una forma de agradecerle todo lo que estaba haciendo por ella.
―Ay, gracias hija, lo necesitaba… no sabés cuánto.
No sé si mi mamá sentirá algún morbo especial al chuparle la concha a su propia hija, pero es obvio que está muy caliente. Tanto como yo… y quizás Tefi también lo esté, porque empezó a menear su cadera, provocando que la verga se fuera hundiendo cada vez más en su culo. Quedó con medio falo adentro y dijo:
―Uy, por fin entró toda. Me está matando ―noté que ella estaba muy roja y cubierta por perlitas de sudor―. No es tan doloroso como me imaginaba, pero aún así… se sufre.
―Ay, hija… eso es apenas la mitad ―le dijo mi mamá―. Me hacés acordar a mí… la primera vez que me la metieron por el culo sentí que en un momento la verga se iba para adentro. Vi las estrellas, pero dije: “uf, ya está toda”. Pero me equivocaba.
―¿Qué? ¿No entró toda?
―No. Es como si dentro del culo hubiera una especie de “barrera” a superar. Cuando la verga pase esa zona… ahí vas a sentir lo que es el verdadero sexo anal. Y el mejor consejo que te puedo dar es… preparate y disfrutalo. Porque cuando la verga pasa por ahí es una delicia. Ahí sí que la vas a sentir bien adentro.
―Eso me genera mucha curiosidad ―dijo Tefi―. ¿Te gustó mucho?
―Sí, porque al igual que vos creí que ya había entrado toda, así que fue una grata sorpresa cuando realmente entró en el culo. En ese momento pensé: “Ay, mamita querida, ahora sí me desvirgaron el orto”. Fue tan rico que pedí que me dieran más fuerte. Perdí bastante la compostura. Tanto que cuando me pusieron en cuatro no dudé en empezar a chupar cada pija que me pusieron en la boca. Estaba descontrolada.
―Ese día fuiste la puta del taller ―dijo Tefi.
―Sí, se podría decir que sí. Años después me arrepentí de haberme comportado de esa manera, pero en el momento me excité un montón… y ahora estoy viendo que vas a disfrutar de algo parecido, y hasta me da cierta ternura.
―A mí me da miedo ―dijo Tefi―, pero a la ver me genera mucha intriga… estoy demasiado caliente como para echarme atrás.
―¿Entonces sigo? ―Le pregunté.
―Sí… confío en vos. Hacelo con cuidado.
Me aferré con ambas manos a su cintura, para tener un mejor punto de apoyo. Retrocedí con mi verga hasta sacarla completa, mi mamá le dio un chupón al glande, llenándolo de saliva, y ya con eso empecé a penetrar otra vez el culo de mi hermana.
La verga llegó hasta el mismo punto en el que se había detenido antes, hasta allí no tuve que hacer mucha fuerza; pero para atravesar esta zona tuve que presionar más. Noté que Tefi se aferraba a las sábanas y que su cara se ponía aún más roja, estaba respirando por la nariz, como si fuera un caballo… mejor dicho, una yegua.
Me dio mucho morbo verla así, estaba realmente preciosa.
La sensación de mi verga abriéndose camino dentro de ese culo me fascinó, y mientras más entraba, más fuerte se volvía el quejido de Tefi.
―Ay… pará… pará… ―Me pidió mi hermana.
―Sacala, Nahuel ―dijo Alicia―. Todavía no está lista para tenerla toda adentro.
Hice lo que me pidió.
―Perdón, mamá ―se disculpó Tefi―. Creí que iba a poder a la primera, como vos; pero no puedo.
―Ay, hija… yo pude a la primera solo porque el tipo que me cogió era un animal. No me tuvo misericordia… además, era un tipo con mucha experiencia. No te sientas mal, Nahuel, no estoy intentando ofenderte. Pero hay una enorme diferencia entre hacerlo con un hombre experimentado y un primerizo. Así que no te sientas mal, Tefi, lo bueno es que te animaste y llegaste mucho más lejos de lo que me imaginaba. Además, no hace falta meterla toda para hacer buenas fotos de sexo anal.
―Eso es cierto ―dijo Tefi―. Si quisiera grabar un video, es distinto; pero para la foto con meter un poquito va a ser suficiente.
Miré el culo dilatado de mi hermana y no pude dejar de pensar “eso lo hice yo”. Me dio mucho morbo, debo admitirlo.
También me pregunté por qué Tefi se ofreció a chuparme la verga sin más. Eso me tiene muy confundido y me gustaría hablar con ella sobre ese tema; pero obviamente no lo voy a hacer con mi madre presente.
―Bueno, mejor nos vamos ―dijo Alicia―. Vestite, Nahuel, así dejamos a tu hermana tranquila, que necesita descansar la cola.
Tefi se dio vuelta y me miró a los ojos, noté un claro mensaje en sus ojos: “No quiero que te vayas”, y yo tampoco quería irme.
Creo que mi mamá es mucho más astuta de lo que yo me imaginaba. Al parecer no se creyó del todo la excusa que dio Tefi cuando me estaba chupando la verga y ahora no quiere que nos quedemos solos y excitados en la misma pieza.
De verdad tenía ganas de quedarme pero entendí que hacerlo sería generar un conflicto con mi mamá.
Alicia se vistió lentamente, como para darle tiempo a mi verga de bajar, y luego yo también me puse el pantalón.
Al salir de la pieza miré una última vez a Tefi, ella estaba acostada en la cama con las piernas abiertas, acariciándose la concha. Tenía unas ganas locas de tirarme sobre ella… y me dio la impresión de que ella también quería que yo se la metiera. Se mordió el labio inferior y me saludó con la mano que tenía libre.
Le sonreí y le dije:
―Disfrutá del juego. Practicá mucho porque yo voy a hacer lo mismo.
―Dale, ya vamos a ver quién lo termina primero.
Todo este asunto con Tefi me tiene muy confundido. Empecé la cuarentena llevándome muy mal con ella, prácticamente nos odiábamos… y ahora hasta nos sentimos mal si alguien nos obliga a separarnos. Aunque quizás sea lo mejor… lo más sensato.
Lo que me arrancó de mis pensamientos fue mi mamá diciendo:
―Vamos a mi pieza. Quiero hablar con vos.
Me asusté un poco, ella parecía enojada conmigo. La seguí porque soy un hijo obediente… supongo. O quizás lo hice porque no tenía ningún otro lugar al que ir.
Cuando entramos en su dormitorio ella me señaló la cama. Yo me senté en el borde.
―¿Qué pasa? ―Pregunté.
―Lo que pasa ―dijo ella, con una extraña sonrisa―, es que me quedé con tremenda calentura… y estoy segura de que vos también. Así que… ¿por qué no solucionamos eso?
De inmediato se desnudó por completo. Se acercó a la cama con paso de gata en celo, empujó mi pecho y se arrodilló frente a mí con la actitud de una actriz porno. Se tragó mi verga casi completa y empezó a hacerme uno de los petes más intensos que recibí en mi vida, comparable a la chupada que me dio Cristela.
¿Qué le pasa a esta mujer?, me pregunté. Por un lado me aleja de Tefi para que no haga locuras con mi hermana… pero ahora parece totalmente dispuesta a hacerlas conmigo. Cuando creo que estoy empezando a entender a mi madre, me sale con actitudes como esta que me dejan completamente descolocado.
A pesar de todas mis dudas, ya me estaba preparando mentalmente para disfrutar de una buena chupada de pija… cuando a una persona muy inoportuna se le ocurrió golpear la puerta.
―Quién es? Preguntó mi mamá.
―Hola, Alicia. Soy Brenda. Puedo hablar con vos unos minutos?
―Ahora no ―susurré―. Decile que venga más tarde.
Mi mamá me miró con picardía.
―Ya te abro ―dijo, mirando a la puerta―. Ya sabés lo que tenés que hacer, Nahuel… escondete en el baño.
―¡Ufa!
Protesté, porque ya tenía la pija bien dura, pero no me quedó más alternativa que obedecer. Si bien Brenda ya sabía del nudismo en mi casa, no tenía ganas de explicarle por qué estoy desnudo con mi mamá, y con la pija dura.
Miré la escena por una pequeña rendija que dejé en la puerta del baño. Alicia abrió la puerta completamente desnuda. La vi radiante, muy segura de sí misma.
―Hola, Brenda. ¿Cómo estás? Pasá, por favor…
Brenda tenía puesta una remera mucho más corta que la vez anterior, en esta ocasión era totalmente evidente que no tenía nada puesto debajo. Pude ver toda su concha, y mi mamá también.
―Quería hablar con vos sobre mi estadía acá ―dijo Brenda.
―Te escucho ―mi mamá se acostó en la cama y no se molestó en cerrar las piernas, miró a Brenda con actitud provocativa, y Brenda se puso roja.
―Em… se me ocurrió algo para… em… pagar mi estadía. Para que… em… vos te sientas recompensada por permitirme quedarme acá unos días.
―Ajá, ya veo… y qué tenés en mente? ―Preguntó mi mamá, acariciando su concha.
―Em… bueno, no sé si realmente vas a querer… pero… este… solo algo que se me ocurrió. Espero que no te lo tomes para mal…
―Por qué simplemente no venís y lo hacés? Eh? Creo que las dos ya sabemos de qué estamos hablando.
Brenda mostró una sonrisa tímida y pareció relajarse mucho.
Se acercó a la cama, gateó sobre ella y se colocó entre las piernas de mi madre.
―Mostrame por qué mi hija gime tanto cuando le chupás la concha ―dijo Alicia.
Y antes de que Brenda pudiera decir algo, le agarró la cabeza y la hundió contra su vagina. La chica empezó a chupar de inmediato.
Por lo nerviosa que estaba al entrar me dio la impresión de que todo esto es parte del macabro juego de Gisela. No me molestó, al contrario. Confío en que Gisela no hace esto para perjudicar a mamá… y Alicia parece estar disfrutando mucho de la chupada de concha de su nuera.
―Sos una mamá increíble ―dijo Brenda, mientras le daba cortas lamidas al clítoris―. Nada que ver con la mía. Vos tenés una actitud arrasadora.
―¿Te gusta?
―Me encanta. Me calienta un montón. Sos la mamá que siempre quise tener.
―¡Ja! Dudo mucho que vayas a hacer esto con tu mamá, pero entiendo por qué lado viene el cumplido.
―Sí, perdón… me expresé mal.
―Ahora no necesitás expresarte con palabras, es suficiente con que uses solo la lengua.
Alicia volvió a hundirle la cabeza. La lengua de Brenda se perdió dentro de su concha.
Yo me quedé masturbándome en mi escondite, disfrutando de toda la escena.
En un momento me sobresalté y me quedé petrificado. Brenda seguía chupando la concha, pero sus ojos estaban girados hacia mi lado.
¡Me vio!
Estoy seguro de que me vio.
Sin embargo, no dijo nada, siguió chupando la concha de Alicia en silencio.
Esto no es tan trágico, creo que puedo manejarlo, pero… igual me deja intranquilo, y en el momento hizo que se me pasara la calentura. Quise quedarme ahí, espiándolas; pero consideré que era demasiado arriesgado.
Me senté en la tapa del inodoro y me quedé esperando hasta que Brenda se vaya. Mi verga se fue durmiendo de a poco, aunque no sin antes hacerme sentir que le había fallado. Tuve grandes oportunidades para llegar a un orgasmo impresionante y cada una de esas oportunidades quedó descartada.
Bueno, supongo que uno no siempre consigue lo que quiere.
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Dark Knight