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Cuerneando a mi marido 2

Cuerneando a mi marido 2

A la tarde cuando salí al patio para ir a comprar un par de cosas que me faltaban el vecino salió atrás de mi, siempre se juntaba con unos amigos en el bar, no trabajaba ni buscaba trabajo, cuando salíamos me dijo,
-Mañana venite después que se vayan tu marido y mi esposa para la pieza, ponete ese vestido que te ajusta un montón, pero no te pongas ropa interior, quiero ver esos pezones duritos que tenes como se marcan en el vestido…
No le contesté nada, entró al bar y vi que se saludaba con los amigos, me calentó la forma en que me habló, volví a casa después de comprar y preparé la comida, mi marido me aviso que llegaba tarde, se había complicado en el trabajo, cuando vino me dio un beso, se sentó y le serví la comida, otra vez tomó vino, habíamos puesto una serie pero él empezó a cabecear, se quedaba dormido, se levantó, me dio un beso y se fue a acostar, enseguida estaba roncando, me quedé un rato despierta mirando series y tomé un poco de vino, cuando me acosté escuchaba al vecino haciéndolo con la vecina y me empecé a acariciar suavemente, que caliente me sentía, la escuchaba gemir cada vez más fuerte, no se cuánto tiempo fue, lo escuche gruñir cuando llegaba, y después me pareció que se estaban besando. Finalmente me quedé dormida, cuando me desperté a la mañana siguiente mi marido ya no estaba, eran cerca de las diez. Enseguida me puse el vestido como el vecino me había dicho, sin ropa interior, me puse unos zapatos viejos que tengo, que son de taco alto y me levantan un poco más el culo. Golpee la puerta de su habitación, por las dudas su esposa no se hubiera ido, me dijo que pasara. Estaba acostado, la sabana le tapaba hasta la panza, tenía abdominales marcados, estaba desnudo de la cintura para arriba, me acerqué a la cama y me quedé parada al lado de él. Se destapó y vi que estaba desnudo, se puso de pie, me empezó a besar y acariciar, ninguno de los dos decía nada, después me acostó en la cama y levantándome solo un poco el vestido, me estuvo chupando un montón de tiempo, no podía parar de gemir, mi marido no es de dedicar mucho tiempo al tema, suele ponerla enseguida, un par de viajes, se vacía y a dormir, me encantaba como me chupaba, no tenía ningún apuro, se acostó en la cama y yo fui a devolverle la gentileza, me atrajo hacia él y me hizo montarlo solo levantando un poco mi vestido y bajándolo por los hombros dejando mis pechitos al descubierto, empecé a cogerlo fuerte, movía mi cadera cada vez más caliente, me incliné sobre él y alternaba entre besarme y chuparme los pechos, estaba inclinada sobre él y en un momento sentí sus dedos jugando con mi culito, solo por los bordes, empecé a gemir más fuerte, estaba acostumbrada a hacerlo con mi marido donde todo era muy rápido y muy igual siempre. Me dio su dedo a chupar se lo chupé bien, tratando de ensalivarlo bien y me lo fue metiendo lentamente en mi culito, cuando lo tenía adentro sentí como jugaba con otro dedo alrededor de mi ogetito preparando para meterlo también, cuando lo metió me sentí cerca de llegar, quise sacarle la mano, me sentía muy entregada, pero con su otra mano toma la mía y la dobló sobre mi espalda, caí con mi pecho sobre él gimiendo bien fuerte en su oído mientras acababa, estaba super mojada. Él no había acabado pero igual me hizo acostarme a su lado, descansamos un rato. Yo estaba acostada boca abajo, mirando para el otro lado, sentí como se acomodaba atrás de mi chupándome el culito, mi marido no era de chupar y menos por ahí, me calenté cada vez más. Sus dedos jugaban por mis dos agujeritos, me estuvo pajeando un montón, estaba muy cerca de llegar y llegué cuando me metió dedos por los dos lados mientras me seguía chupando. Me puso de perrito y volvió a penetrarme, me daba bien duro, me cacheteaba los glúteos, yo me sentía encantada, me cogíó un montón, paso su mano derecha por mi pecho y me agarro fuerte del cuello, apretándome y haciendo que otra vez volviera a acabar, él no había llegado todavía, se salió de mi y me dijo que prefería no acabar, que sino iba a estar cansado, tenía que atender a su esposa también, ya no soy tan joven me dijo. Me dijo que se iba a bañar porque tenía que hacer unas cosas con unos amigos. Me fui a mi habitación y descanse un rato, nunca había gozado tanto, mi marido había sido mi único novio, no tenía mucha más experiencia que la que había tenido con él y me encantaba el mundo que estaba descubriendo. Esa noche mi marido vino caliente, los escuchamos a los vecinos hacerlo y mi marido me montó de una, yo lo besaba y sentía que me calentaba escuchar a mi vecino como la cogía a la esposa, mi marido la metió de una, me dio unos pocos bombeos y enseguida estaba llegando, escuchaba los gemidos de la vecina, mi marido se salió de mi y enseguida se quedó dormido. La escuché a la vecina que le decía:
-No… sabes que no me gusta por ahí… no… no quiero… ya sabes…
No escuchaba lo que él le decía, supuse que le hablaría bajo a ella, los escuche seguir haciéndolo, los gemidos de ella y otra vez el gruñido de él al acabar.
A la mañana siguiente los vi salir juntos, mi marido se había ido a trabajar, pasé para ir a bañarme por el otro patio y estaba un vecino cincuentón en la puerta de su cuarto que siempre me miraba con cara de degenerado, a mi siempre me había resultado indiferente, pero me sentí caliente y lo miré con disimulo pero para que lo notara, noté su bulto en el pantalón pijama que tenía puesto, justo su esposa lo llamó de adentro de la pieza, mientras me bañaba me acaricie suavemente un largo rato, pensaba que yo me moría de ganas de probar el sexo anal, mi vecina no quería, mis caricias terminaron en paja, tuve un orgasmo delicioso, cuando salí del baño llevaba la bata sin atar, una toalla enrollada en la cabeza, el vecino cincuentón estaba en la puerta, me incliné a tocar una planta mirándola, mi bata se abrió y no hice nada por cerrarla se veían mis pechos y seguro mi cosita, después de unos momentos en que el vecino me miro a gusto, me la cerré mirándolo, como si recién me diera cuenta que estaba ahí parado, cuando lo mire se apretaba el bulto sobre el pijama y eso me calentó un montón, me fui para mi habitación como si estuviera molesta. Me vestí y salí a comprar, el cincuentón me empezó a seguir, se acercó a hablarme, Miguel se llama
-Hola Roxana, como estás querida…
-Bien Miguel… yendo a comprar… necesita algo…?
-No, te quería decir… bueno no hablamos mucho nosotros… pero siempre estás tan solita… digo… por ahí en algún momento necesitas algo… y bueno… mi esposa y yo estamos ahí al lado… no me parece bien que seamos vecinos y casi ni nos conozcamos…
-Bueno Miguel… le agradezco… lo mismo le digo… si usted o su señora necesitan algo… lo que sea… no dude en acercarse a mi habitación… -cuando le dije lo que sea me sentí caliente, traté de decirlo con un tono que no fuera del todo claro, más bien sugerente, no quería nada con él, pero me calentaba jugar un poco.
-Te agradezco mucho querida… sos una chica muy hermosa… y me parece que estás demasiado sola… tu marido trabaja mucho… ayer me pareció que había unos movimientos raros por el patio de tu lado… no te habrá estado molestando Jorge… el vecino de al lado… sino le puedo contar a tu marido… que lo vi molestándote… aunque no me pareció que te molestara demasiado…
Me puse nerviosa con lo que me decía Miguel, pero la verdad es que estaba más excitada que nerviosa.
-Realmente no se que cree haber visto… no se muy bien de que habla…
-Mira… yo no soy de andar contando nada… me gustaría que nos conozcamos un poco más… ir a tomar unos mates a tu habitación… yo no veo muy bien… capaz que crei ver cosas… me gustaría tener una amiga… como vos… tan linda, tan jovencita… charlar un rato…
-No voy a estar mucho en casa Miguel… tengo que empezar a buscar trabajo… pero cuando esté lo invito a tomar unos mates… no le hará problemas su señora…
-Mi señora está grande… no le preocupa lo que haga…
Seguimos cada uno por su lado, cuando pasé por el bar lo ví al vecino con sus amigos, cuando volví a casa fui a mi habitación. El vecino no apareció en todo el día. Me quedé pensando en lo que me había dicho Miguel, debía ser él a quien vi por el reflejo de azulejos, me calentaba la idea de exhibirme para él, pensaba en invitarlo pronto a mi habitación a tomar unos mates. A la noche, otra vez mi marido comió con vino, se planchó y roncaba, y otra vez lo escuché al vecino haciéndolo con la esposa, me tocaba, también me acordaba como me había exhibido para Miguel, le había dado un primer plano de mis tetitas y mi conchita y eso me calentaba un montón, y la posibilidad de jugar con él me calentaba cada vez más, así que terminé pajeandome pensando en todos los caminos que quería explorar.

5 comentarios - Cuerneando a mi marido 2

hijodelnegro +1
Ufff mamita. Que cogidon te va a dar Miguelito jejej
sebirra +1
Y... no se la va a perder...
hijodelnegro
@sebirra jejejej
dwbshaggys +1
Los grandes relatos de Sebirra, un lujo!!!! Hace años me deleito, la saga de mi perra romi es mortal, creía que tenia guardados un par como favs
sebirra
Que bueno que te gusten, pero lo que a unos nos encanta a otros le parece re berreta, y está buenísimo que así sea, gracias x comentar
pulporubio
Coincido. Un maestro
Si-Nombre
Simplemente espectacular excelente Post muy buen trabajo gracias por compartir
Si que mas se puede hacer a los que de pronto no les gustan tus relatos, pues bien a los que nos gustan los disfrutamos
pulporubio
Que caliente me dejan tus relatos! Un maestro