Una mañana hermosa

Me desperté con toda la paja, sin ganas de nada. Pero como todas las mañanas con la verga dura, me acordé que tenía que sacar la basura. Así que me clave un pantalón corto, una remera y salí así como estaba, justo pasaba el camión así que lo corrí unos metros, les día las bolsas y volví para casa. Cuando corría sentía la verga sacudirse para todos lados, el roce con el pantalón, me la dejo más dura, cuando llegó a la casa del lado, veo a la señora que trabaja ahí que deja de barrer y se queda mirándome. Buen día me saluda, y me mira la pija, ella es como de unos 50 años. Colorada pelo cortito. Tiene dos buenas tetas, estaba de calza y la vieja tiene un orto hermoso, bien parado y carnoso, buen día le digo y me miró la pija así como me la miraba ella, estaba bien parada y se notaba alevoso con el pantalón corto. Ahí me dice hoy te levantaste alegre, a lo que yo sonrió y le digo, si alegre y solo.
Ella me dice yo igual solita y ya terminó de limpiar. Si querés tomamos unos mates, se dió vuelta y movía el orto divinamente, encaro a seguirla y cuando va a entrar se frena y se agacha para acomodar la alfombra. Me hago el pelotudo y le apoyo toda la pija en el orto, y ella tira un leve suspiro, mezclado con gemido, que calentita que estás le digo y la agarro de las caderas. Pasamos para adentro tomándola de la cintura, cierra la puerta y yo me saco la pija afuera. Abrió los ojos grandes y me dice mi vida yo te calmo, y se prendió a chuparla, se notó que no era la primer mamada que hacía. Era una maestra, me desarmaba la pija con esa chupada, me pajeaba con una mano y seguía chupando mela. Con mucha lengua abajo, eso me encanta le mandaba saliva era la gloria. La agarro de la cabeza y la pechaba para que entre más. Sentía las arcadas, la miraba y se le llenaban los ojitos de lágrimas pero no dejaba de chuparmela. Le digo mami te lleno la boquita de leche, y aceleró la chupada, se me incha más. La tome fuerte de la cabeza y empecé a tirarle la leche. Se la di justo en la garganta, no se quejo y paso derecho, se trago hasta la última gota, vieja divina. Se la saco, seguía durita y se levanta me agarra la mano y se la mete en la concha. Era un charco. Así que me dice ahora tengo que planchar pero mañana te haces cargo de esto, salí que me ensuciaste toda la entrada, abrió la puerta y me fletó. Seguí caminando hasta mi casa con las patitas temblando pero la pija más tranquila. Que hermoso que fue sacar la basura, no sean ortibas y dejen puntos. Mañañana no pasa el basurero, pero voy a salir igual

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