Era un sábado a la madrugada y me encontraba profundamente dormida cuando el estruendo proveniente de la calle hace que me despierte. Por unos segundos me quedé escuchando el chasquido de las gotas de lluvia sobre la ventana e inesperadamente siento pasos sobre la terraza. El miedo se apodera de mi, dado que estaba sola y no tenía nada para defenderme así que tomé mi teléfono celular y como pude marque al 911 para que enviasen a alguien. Minutos más tarde suena el portero escuchando la voz de una persona que se identificaba como policía, así que le dije que aguardará que bajaría a abrirle. Debido a la tensión del momento había olvidado que sólo llevaba mi camisón transparente de color negro y debajo lencería del mismo color, cuando me di cuenta ya era tarde había efectuado la apertura de la puerta de entrada. Frente a mi dos policías uno de gran contextura, de unos cuarenta años, morocho y junto a él otro del cual no tome demasiado reparo pero era mucho más joven. El primero de ellos me preguntó que había sucedido y al comentarle que había oído ruidos en la terraza le indicó a su compañero que fuese a investigar, mientras él se quedaba conmigo para verificar en la planta baja que estuviese todo en orden. Lo conduje por los diferentes ambientes, hasta que llegamos a la cocina. Una vez allí le pregunté si deseaban tomar un café y me dijo que iría hasta la estación para hacer el reporte correspondiente y luego volvería por el café si es que no me incomodaba y de paso verificaba que estuviese todo en orden, lo que no me pareció extraño así que no opuse reparo, de todos modos tal vez ni volvería. Una hora más tarde leyendo un libro para intentar conciliar el sueño, suena nuevamente el portero, se trataba del policía que había prometido volver, antes de abrirle me quito el camisón y me pongo una remerita y un short de jeans para estar algo más presentable. El me mira y me pregunta si había escuchado algo más en el interin que se había marchado a lo que respondí que todo estaba tranquilo. Entonces voy a aceptar su café si sigue en pie la invitación, así que me puse a prepararlo, entre tanto afuera diluviaba cada vez más fuerte. Nos pusimos a charlar de distintas cuestiones hasta que en un momento me comentó que vivía a dos horas de su trabajo y que debía cubrir a un compañero en un banco por lo que no llegaba, para poder darse una ducha, así que le ofrecí si quería hacerlo en mi casa mientras terminaba de preparar el café, aceptando mi propuesta. Unos minutos más tarde se presentó en la cocina solo con un boxer, refiriendo que había olvidado su bolso en el comedor. Sin dudas no pude evitar disfrutar de ese cuerpo marcado, con bello en su pecho y disimuladamente baje la mirada y note que se le marcaba un bulto más que interesante en su boxer. El me habló y al principio no le preste atención y luego volvió a decirme si me molestaba si se quedaba así mientras se secaba su uniforme, solo respondí con la cabeza sin omitir palabra, estaba toda sonrojada, hacía mucho no estaba con un hombre semi desnudo en mi casa. Continuamos hablando de bueyes perdidos y no sé cómo salió el tema que estaba algo contracturada, por lo que se ofreció a hacerme unos masajes. Se colocó detrás mío y luego sentí esos dedos fuertes y firmes en mis hombros, al principio mi piel se erizo y mis pechos se endurecieron, menos mal que tenía sostén sino se hubiese notado. Luego se fue acercando a mi orejita y me susurró muy suavemente si me gustaban sus masajes, a lo que sólo atiné a decir que si. Luego me mordió el lóbulo y sentí como su lengua húmeda recorría mi oreja, yo para ese entonces estaba muy excitada y él se dio cuenta enseguida, por lo que recorrió mi cuello con pequeños besos y mordiscos, cerré mis ojos y me deje llevar, el desabrochó mi sostén y luego me quito la remera, dirigiendo ambas manos hacia mis pechos apretandolos muy suavemente, mientras frotaba su verga por mi espalda aún con el boxer puesto. Me tomó de ambas manos y sentí un click, me había colocado unas esposas en mis muñecas y luego con un pañuelo tapo mi visión quedando totalmente indefensa y podía disponer como quisiera de mi. En un momento me di cuenta que estaba delante mío porque solo veía sombras y pude sentir que se acercaba, apoyando su pija levemente en mis labios pero siempre dentro del boxer, yo la quería dentro de mi boca, pero me la negaba, hasta que me libero de las esposas y entonces, siempre con los ojos vendados, le baje el boxer, colocando una de mis manos debajo de sus huevos acariciandolos, y con la otra mano le tome su verga que me daba cuenta que era de un tamaño importante. Apoye apenas mis labios en su glande, yo también lo iba a hacer desear y lo comencé a lamer, el quería que me la tragara pero lo evitaba hasta que me tomo por la parte de atrás de mi cabeza y muy sutilmente fue empujando para que poco a poco la fuera tragando, no pudiendo tenerla toda porque era inmensa. Comencé a succionar la ocasionándole mucho placer mientras con mi otra mano seguí apretando sus huevos. Estaba a punto de estallar, cuando me indico que me detuviera, luego me ordeno que me diera vuelta colocando mis rodillas sobre el sillón ofreciéndole mi cola, me despojó de mi short y me quedé solo con la cola less, la cual corrió con sus dedos y comenzó a lamer mi clítoris jugando con sus dedos en círculos, logrando que me mojara muy rápidamente. Luego con su dedo humedeció mi cola y antes que pudiera hacer nada para evitarlo me penetro el orto con furia, mientras con sus manos me daba palmadas, creo que ese fue el preciso instante en que me vine, o tal vez fueron varias veces. El continuó penetrando me hasta vaciar su líquido completamente. Esa mañana finalmente tomamos el café prometido y me dio su teléfono para que lo llamase cuando me sintiera insegura.
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