Foto tomada de internet.
Llegas a casa y me dices:
¡Vengo muy cansada, caminé mucho!... Te abrazo y te digo:
Que tal si te das un baño para que descanses, te voy a consentir...
Te metes a bañar y cuando sales de la regadera envuelta en la toalla ya te espero en la recamara, te tomo de la mano y te recuesto de espalda, pongo aceite aromático en mis manos y comienzo por dar masaje a uno de tus pies y es palpable el alivio que sientes, después continúo con el otro pie, tus tobillos y pantorrillas, es dulce sentir la firmeza de los músculos de tus pantorrillas pues siempre has caminado haciendo tus tareas diarias.
Continúo el masaje con tus bellas piernas y cuelo mis manos por debajo de la toalla pasando mis manos por la dulce redondez de tus glúteos y caderas, esas nalgas y caderas que me encantan y me éxito tan solo con verlas.
Ya estoy montado sobre tus piernas y doy masaje a tu espalda y casi me recuesto sobre ti para alcanzar tu cuello.
Es hermoso sentir la relajación y las exclamaciones de alivio que te provocan mis manos al pasar sovando y acariciando con delicia tu piel.
Te quito la toalla por completo y regreso a masajear tu cintura y caderas, es una delicia masajear la curvas y redondeces que hay en tu hermoso trasero.
Estoy muy éxcitado, me recuesto encima de ti y tu sientes mi dureza pues la he sacado de entre mi ropa y la he colocado entre tus deliciosas nalgas mientras beso tu espalda y tu cuello.
Tu también estás excitada y me dices: ¡quítate la ropa y cogeme rico, te necesito dentro de mi!
Me desnudo y así como estás de espalda me subo encima de ti y te penetro con delicia entrando y saliendo hasta estallar casi al mismo tiempo.
Ha sido hermoso y quedamos abrazados, desfallecidos, sigo acariciando tu cuerpo mientras te beso y digo a tu oido: Eres una delicia de mujer, te quiero, te amo!
Alex.
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