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Secretos en la familia. Capítulo IX:

“Vendetta” 

Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/4485799/Secretos-en-la-familia-Capitulo-l.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/4547127/Secretos-en-la-familia-Capitulo-VIII.html

En la sala de clases todos me miraban confundidos, lo más seguro es que no esperaban que el inocente Bruno estuviera con los pies encima de la mesa y que hiciera muecas burlistas mientras el profesor que tenía en frente y le hablaba para que se comporte. –“Bruno, te estoy hablando enserio, si no bajas los pies hasta la cuenta de cinco, te vas a la dirección”- dijo aquel profesor asombrado por mi actitud, yo bajé mis pies pero le manifesté mi deseo de no participar en su clase, porque no tenía ganas. 

Emma desde su asiento me miraba extrañada, yo le sonreí, le envíe un beso por los aires y le guiñe, lo que dejaba todavía aún más perpleja a mi querida hermana. Después de eso me eché en la mesa y me coloqué a pensar en cómo estaría mamá, preguntándome si se habría quitado ese juguetito. De todo lo que hablo el profe en su clase, solo anote lo que me pareció más importante, no sabía si eso iba a servirme o no cuando llegada la evaluación final, pero en ese momento no tenía ganas de nada más.

Cuando sonó el timbre me levanté de mi puesto y salí para tomar un poco de aire, que mi actitud haya cambiado no significaba que mi rutina solitaria lo iba hacer. Porque no tenía el interés de hablar con las personas, no obstante, después de estar un rato perdiendo el tiempo, vi a Pedro con sus colegas molestando a un chico de mi clase. Aquel se llamaba Jaime y era uno de los cerebritos de la clase, al igual que yo, pero nunca habíamos compartido, creo que apenas habíamos cruzado palabras una vez. 

Me aproximé a ellos con la intención de solo fastidiar a Pedro, al ir allegándome oí que lo amenazaban, con que si no los ayudaba con algo, iban hacer que la hermana de ese pobre chico pague. Ellos no habían abandonado su manera de operar, es decir, la derrota contra Vanessa les afectó mucho porque fue un golpe en el orgullo, imaginé que tal vez buscaban revancha y que esta vez no iban a salirse de su plan, ya que ese fue el garrafal error de la vez anterior. 

Aunque claro, hasta el ser más inteligente cuando le proponen sexo por solo ganar en un videojuego, cometería tal error, más si confía en sus habilidades y subestima a su rival. En fin, ver que ejecutaban las mismas malas prácticas de siempre, me irritó un poco y me hizo soltar unas palabras que causaron más que fastidio en Pedrito. –Oye Peter, ¿cuándo tu madre va a posar desnuda para mí?-, él soltó al pobre de Jaime y se volteó para mirarme enojado. 

Yo sonreí y le dije que era broma, pero que si quería juntarme con su madre para acordar cómo quería el retrato. Los gilipollas que acompañaban a ese capullo lo observaron atónito, lo más seguro esa reacción fue porque ni ellos conocían a la madre de ese pendejo, que por cierto, se me había olvidado comentar, él vive con su abuela. Porque su madre suele trabajar duramente fuera de la ciudad para darle todo e ignoraba lo que hacía ese maldito desgraciado y su padre ha brillado por su ausencia. 

Él miró a su grupito y luego se acercó a mí, yo no me moví de ese lugar me quedé quieto y con una sonrisa burlesca. –“¿Qué carajos te pasa Bruno? ¿Estás así para ocultar tu pena porque tu noviecita se fue con tu papi?”- dijo riéndose y dándome un empujón. Yo no me di cuenta que ese encontrón estaba reuniendo gente a nuestro alrededor, solo me volví a aproximar donde él y con el mismo tono irónico le contesté, –No, te equivocas Pedro, me comportó así porque me aburrí de ser un capullo que se deje basurear, además te perdí todo el miedo, cuando vi cómo se las chupabas a tus amigos-    

En eso tanto Pedro como sus colegas quedaron con los ojos como platos y mudos, yo solo oí la risa de algunos y a otros diciendo –“Ooooooohhh”-, ellos nunca habían sido humillados de esa forma, fue la primera vez que experimentaron lo que se sentía estar en los zapatos de alguien al que día a día hacían su vida un infierno y que otros se burlen. Pedro empuñó sus manos y quería pegarme, pero justo entonces todo quedó en silencio, ambos giramos a ver lo que todos deleitaban. 

Era nada menos que Vanessa, la cual había ido a dejar a Benjamín, en ese instante claramente me sentí como idiota por no conocer a Vanessa antes, es decir en la escuela fue la chica más popular y de seguro todos todavía la admiraban. Yo sonreí y decidí dejar mi boba disputa con Pedro e ir detrás de esa chica que me hizo tomar decisiones y sin que alguien influya en mis pasos, tal vez no eran las mejores, pero para eso estamos ¿no?, para aprender de nuestros errores. 

Yo iba detrás de ella, no quise hablarle, solo oía como Benjamín se quejaba que detestaba ser el centro de atención a lo que Vanessa picara contestó, –“¿Centro de atención tú? No hermanito, te equivocas, todos me miran a mí, pero eso no quita que tú tienes tu encanto”-, ella lo abrazó, apegando sus pechos en la espalda de él y le mordisqueó la oreja. Si no fuera porque sé que son hermanos, diría que son muy cercanos, de hecho, Benjamín se sonrojó y le pidió a su hermana que no hiciera eso. 

Oír a esos dos hablar con tanta complicidad me sorprendía, sinceramente notaba que entre ellos había algo. Vanessa se comportaba muy coqueta para que estuviese solo molestando a su hermano. No tuve que estar en frente de él o ser adivino para darme cuenta que esos susurros y mordisqueo, lo encendieron. Estuve flipando por unos segundos al contemplar aquello, aunque rápidamente volví a mi plan, cuando mis ojos se fijaron en esa cola divina. Me mordí los labios y me fui directamente a mi salón de clases a buscar mis cosas. 

Ahora mismo, admito que me quedé con la intriga de lo que pasó después entre esos dos. Ya que cuando esperé a Vanessa en la salida, para sorprenderla y retirarme junto a ella. Noté que venía como en las nubes, se relamió los labios, como si se saboreada. Vanessa al verme sonrió, –“Vaya, Bruce... ¿Pero qué haces aquí?”- preguntó con esa sonrisilla traviesa que tanto me encanta. –Esperándote, para que me ayudes a salir- le contesté, acercándome a ella, para besarle la mejilla. 

–“¿Y por qué haría eso?”- consultó a la vez que observó al conserje que la miraba con ojos de depravados. Y, no podía culparlo si yo estaba igual que él admirando a esa belleza. –Porque, ayer te acompañé en tus aventuras, me hice un corte y quiero a cambio algo- le respondí, cortando más la distancia entre los dos. Vanessa solo volvió a sonreír, aunque esta vez, le hizo una mueca al conserje, quien se quedó atolondrado, beneficiándose de aquello, me tomó de la mano y me llevó con ella. 

–“Bien, ya estamos a mano, niñito de mamá”- dijo de manera sarcástica y subiéndose a su coche, rápidamente me fui al otro lado, para abrir la puerta del copiloto, la cual estaba cerrada. –“¿Qué haces?”- me preguntó confundida, –Pues, quiero subir e irme contigo, nena- le contesté, ella soltó una carcajada y abrió la puerta. Al subirme ella me interpeló, ¿por qué actuaba de esa manera?, a lo que yo respondí que no sabía a qué se refería. Entonces, Vanessa cortó la distancia de ambos y solo tener su rostro cerca de mí, me hizo temblar. 

–“Actúas igual que esos gilipollas, que quisieron chantajear a mi madre para conseguir tener sexo con ella. Pero yo sé que no eres así, me doy cuenta con solo mirarte los ojos”- expresó sobando sus labios con los míos. Yo tirité y tragué saliva, sin embargo, quería seguir haciéndome el chulo con ella, impresionarla y mostrarle que podía ser atrevido. Por lo que, la besé, su boca era dulce y adictiva, tal como me lo había imaginado. La sujetaba con cierta rabia, pero sin lastimarla ni tampoco obligándola, ya que ella me correspondió ese intercambio de salivas.

Nos fuimos acomodando, Vanessa se sentó en mis piernas, mientras que sus manos rodearon mi cuello. Por mi parte, la seguí agarrando de su cintura y traba de apegarla más, sentir la presión de sus suaves senos contra mi pecho, era jodidamente increíble. Estábamos completamente encendidos o por lo menos eso pensaba yo. Mis manos querían agarrar esa colita pomposa, no obstante, cuando intenté hacerlo, ella sujetó mis brazos y luego de eso nuestros labios se separaron. Vi cómo un hilo de baba cayó por mi barbilla y Vanessa agitada se mordió los labios. 

Vanessa: Nada mal... 

Murmuró entre sus labios, para luego levantarse de mis piernas y sentarse en su asiento. Yo quería entender el motivo por el cuál ella se había detenido. Sin embargo, no me atreví en ese momento en hablarle y pedirle una explicación. Vanessa se colocó en marcha, sin saber a dónde me llevaría como el día anterior. Ella puso música de fondo y sinceramente no dejaba de sorprender su gusto musical, es decir no iba con lo que ella aparentaba, la imagen de una rubia caprichosa, vanidosa, pretensiosa y narcisista. Cualquiera sin conocerla tendría esa imagen, a eso agregarle que es una modelo con un cuerpazo. 

Pero en vez de canciones pop o de ese estilo, ella escuchaba rock y esos ojos azules veía el reflejo de la felicidad. Comprendí que juzgar a alguien con la apariencia era un garrafal error y pensé que lo había ya aprendido, al darme cuenta que mamá no era la mujer perfecta que imaginaba. Que mi hermana no era la chica inocente y tierna que pensaba, que Agustina tampoco era alguien sincera. Había sufrido tantas desilusiones y de manera tan rápida que aún no lograba del todo asimilar lo que estaba pasando a mí alrededor. 

Vanessa se estacionó frente de una pequeña tienda. Sin decirme nada, se bajó del coche y entró al local. Intrigado la seguí, entonces me percaté que era un refugio de animales. Ella estaba con un perro que a pesar de que tenía buen aspecto, aún se notaba unas cicatrices en su cuerpo. El animal parecía bastante dócil y contento con la presencia de Vanessa, deduje que se debía porque ella había sido quien lo rescató cuando estabas en peores condiciones. Luego de jugar con él unos minutos, se levantó y ambos caminaron donde me encontraba yo.

Antes de que Vanessa abriera la boca, oí detrás de mí, –“¿Bruno?”-, al darme vuelta me percaté que era Camila. –“Guao... No pensé que también te gustaba adoptar animales”- expresó con sus ojos brillantes, yo no sabía que contestarle, estaba procesando todo en ese momento. Vanessa se aproximó y apoyó su mano en mi hombro, –“Vaya, para no salir mucho de casa, veo que conoces a varias mujeres”- dijo riendo. Camila al verla quedó prácticamente anonadada, de seguro no esperaba que yo conociera a una chica cómo esa rubia ardiente. 

–“Va... Va... Vanessa”- murmuró Camila, totalmente emocionada, como si estuviera viendo a alguien que no veía hace mucho tiempo. La rubia pensó que esa reacción se debía porque Camila era su admiradora y le ofreció tomarse una foto. Para mi sorpresa, la mujer que yo pensaba que era la amante de mi padre, aceptó y se colocó muy nerviosa al tenerla cerca. Tal vez Vanessa no se equivocó al pensar que Camila era una fans, me dije a mí mismo. Luego de la foto de ambas, Vanessa le ofreció a esa mujer ir a comer con nosotros. 

Eso la alegró mucho y en un momento pensó en rechazar la invitación de Vanessa, pero la rubia no aceptó ninguna excusa y así fue como los tres terminamos en un restaurante lujoso. Vanessa iba a pagar todo, yo me sentía un poco fuera de lugar y Camila se mostró ansiosa. –“¿Bien y ustedes cómo se conocieron?”- consultó Vanessa, sin quitarle los ojos a esa mujer. Camila se encargó de contarle de forma simple cómo es que ambos nos conocimos y en ese relato evidentemente no pudo faltar salir el nombre de Agustina.

Oír otra vez ese nombre me dañó, por lo que dejé de lado los cubiertos, frustrado me levante y me dirigí al baño. Poco a poco en mis memorias fui recordando todo lo que viví con ella, me lastimaba y no pude evitar llorar. No sé cuánto tiempo estuve en ese baño, lamentándome por quien yo aún creía que era inocente, pero que cada día que pasaba sentía que odiaba, porque todo indicaba que jugó conmigo. Iba a salir del baño, cuando sentí que se abrió la puerta y me abrazaron, el peso de esos pechos redondos en mi espalda me dejó en blanco. 

Yo: Va-Va-Va-Vanessa... ¿Tú qué haces en el baño de hombres? 

Dije desesperado. 

Vanessa: Tardabas mucho en regresar, me preocupe y vine a verte tontito. 

Susurró, mordiéndome la oreja. Me quedé como una estatua, a la vez que sentía cómo su lengua paseaba por mi lóbulo y jugaba con mi oído. 

Vanessa: Ahora entiendo el porqué en tu beso sentí odio, nada de amor y muy poca pasión. Estás queriendo olvidar a tu ex y sanar ese corazón roto. 

Yo: ¿Q-qué? 

Vanessa: Ya no es necesario que me ocultes a Agustina Ramírez o a Summer 24, de tu vida. Porque sé mucho de ella y te puedo asegurar que no es alguien que se enamora de un día a otro, menos le gustan los hombres maduros. 

Yo: ¿T… Tú conoces a Agustina? 

Le pregunté ilusionado.

Vanessa: No precisamente, pero si quieres que te cuente lo que sé de ella, te espero afuera. 

Murmuró, alejándose con una sonrisa, los otros hombres que estaban en el baño, quedaron asombrado al ver a esa rubia. Me mojé la cara e intrigado salí para volver a la mesa, para mi sorpresa, ya no estaba Camila, al preguntárselo a Vanessa, ella me dijo que le surgió un asunto y tuvo que irse. La rubia aprovechó para allegarse donde mí, tan cerca que me sentí un poco intimidado pero al mismo tiempo tranquilidad. Sus labios rojos se sobaron con los míos y sus uñas se pasearon por mi pecho. 

Vanessa: Hace unos meses, para la empresa que trabajo, estaban buscando una modelo “erótica”, entre los nombres que manejaba el jefe, estaba el de Agustina Ramírez. 

Afirmó, con sus ojos sin desviarse de los míos. 

Vanessa: Ella fue citada a una reunión, aquel día yo me encontraba en una sesión fotográfica dentro de la empresa, cuando salí pasé cerca de la oficina del jefe y escuche claramente, como Agustina se negó firmar, por más que le ofrecían una buena cantidad de dinero. 

Yo: ¿Por qué?

Vanessa: Lo mismo me pregunté yo, ya que si ella estaba ahí en primer lugar era porque ya hacía trabajos de desnudos, por lo menos en internet. Entonces, ¿por qué iba a negarse a posar desnuda para promocionar juguetes sexuales?   
    
En esos momentos recordé cuando mi vecina me dijo que sus motivaciones de esas fotos desnudas, era por mí. Pero nunca me habló de esa reunión, menos comprendía como es que habían dado con ella, si usaba un nombre clave. 

Vanessa: Entonces me dio curiosidad de saber quién era esa chica, tras verla salir del despacho del jefe, yo me metí. Digamos que entre mi jefe y yo hay confianza, pero no, no me acuesto con él o algo por el estilo, todo lo contrario, me respeta mucho, después de todo soy su estrella que le genera mucho dinero, por lo que tengo un trato especial.

Declaró con una sonrisa. 

Vanessa: Me senté en su escritorio, mientras veía el informe de Agustina y le pregunté de dónde había sacado a esa chica y por qué le ofrecía un sueldo mayor que el mío. Él dijo que conocía a la chica porque su hijo había estado saliendo con ella por un breve tiempo y supo que se desnudaba en internet.
 
Unía ciertas piezas con esas palabras, el jefe de Vanessa debía ser el padre del chico que le gustaba a Agustina y con quien tuvo su primera vez. Pero ¿cómo sabía lo otro?, lo más seguro es que su otro hijo le dijo que Agustina se grababa teniendo sexo. 

Vanessa: Sin decirme el motivo por el cuál quería pagarle mucho, me fui con ese nombre en mis pensamientos. Al llegar a casa, comencé mi investigación sobre ella, bueno, descubrí cosas interesantes, como su alias en internet “Summer 24”. Le donaba dinero siempre con una pregunta y fui sabiendo más de ella, pero nunca nos conocimos en personas. 

Yo: Ya veo… 

Vanessa: En conclusión, ella rechazó la oferta porque dijo que solo se desnudaba para un usuario en concreto, imagino que dicho usuario eras tú. Ya que, me entre sus respuestas estaba que si era alguien de su edad, lo más probable es que quisiera intentar algo, sin embargo, si era alguien mayor, ni loca se metía, porque jamás se ha sentido atraída por un maduro para establecer una relación, más que coger por diversión. 

Vanessa al finalizar con esas palabras, miró su reloj de muñeca, tenía una llamada al parecer, no obstante, en vez de contestar, pidió un postre. Esa rubia que me había de vuelto la esperanza de que Agustina no había huido con papá y mientras comíamos el postre, le susurraron a Vanessa que sus invitadas habían llegado. –“Bien, háganlas pasar”- manifestó saboreando su boca, con el chocolate que tenía entre sus labios. 

–“¿Invitadas?”- pregunté intrigado, ella sonrió y me dijo que estaba planificando una fiesta con sus amigas, en eso veo acercarse a tres bellezas –una morena, otra morocha y la última una pelirroja-, supuse que eran modelos y la voz no me salió. Ellas saludaron muy afectuosa a Vanessa, mientras que conmigo fueron algo más distante. Estar sentado en esa mesa rodeado por esas chicas me hacía sentir incómodo y es que todas resaltaban, me era imposible, mirarlas y no sonrojarme. 

Una de ellas le consultó a Vanessa que tipo de relación teníamos, a lo que la rubia contestó, –“Un amigo, al que voy a ayudar para buscar a su chica”-, esas palabras me dejaron atónito al igual que a ellas, la pelirroja hizo la pregunta que todos nos hacíamos, –“¿Ayudar a buscar su chica?”-, a lo que Vanessa soltó una carcajada, –“Así es, ahora actúo de cupido. En resumen, Bruno ha perdido el rastro de la chica que le gusta y me siento en la obligación de ayudarle a encontrarla, ¿ustedes no quiere colaborar chicas?”- propuso sonriente. 

Esas tres chicas me miraron con detenimiento y yo me sonrojé, luego observaron a Vanessa, –“¿Por qué te sientes en la obligación? ¿A caso tú influiste en que esa chica desapareciera?”- preguntaron, –“¿Qué? Claro que no, solo lo hago por ser una buena samaritana. Además jamás me he metido con alguien que tiene pareja”- expresó en su defensa Vanessa. Curioso le consulté si alguna vez ha estado con alguien, entonces un silencio invadió la mesa. 

Durante largos segundos solo escuchaba el murmulló de las demás personas, hasta que una de las amigas de Vanessa, rompió el hielo. –“Desde que la conocemos, solo ha estado con 1 chico”- fue la respuesta, –“La relaciones no son para mí, prefiero estar soltera y disfrutar mi juventud”- replicó Vanessa, mirándome a los ojos. Luego se levantó y me pidió que la siguiera, a la vez que se despedía de sus amigas, diciendo que ya había pagado todo y que podía pedir algo a su cuenta.  

Fue la primera vez que vi a Vanessa tan desanimada, en sus ojos se reflejó el dolor. Pensé que se debía a esa relación que tuvo, pero apenas nos subimos en su coche, me di cuenta que su ex no era lo que le afectaba. –“La única relación que mis amigas me han conocido, fue con un idiota que si bien quise, solo fue un intento desesperado para olvidar a quien en realidad siempre he amado”- expresó sin apartar su mirada al frente del camino. 

–“Desde muy joven me enamoré de alguien de quien no debía, esto porque nuestra relación siempre ha sido imposible, aun así no puedo sacármelo de la cabeza y por eso mismo, quiero ayudarte con Agustina. Porque sé que te pasa lo mismo, no puedes olvidarla y por más que intentes actuar como si no te afectada, en realidad sufres”- manifestó. Quería preguntarle quién era ese amor imposible, pero no tuve el valor para hacerlo. 

Tras un largo silencio entre nosotros, mi celular sonó, yo cogí la llamada y para mi sorpresa, era nada menos que la madre de Pedro. Luego de que ella había dicho su nombre y que quería hablar del retrato que había encargado su hijo, no supe que contestar, mi mente quedó en blanco, Bruno cobarde había regresado. No obstante, Vanessa tomó mi celular, –“Hola señora, disculpe que hable por Bruno, pero él ahora está ocupado, sin embargo, mañana puede juntarse con usted en un hotel, para hablar con más tranquilidad del retrato”- exclamó. 

La madre de Pedro aceptó la invitación, dado que justo volvería por una semana a la ciudad, ellas se despidieron y Vanessa al colgar me miró con picardía. –“Bueno Bruce, te vas a juntar con la mamá de ese pendejo, tienes la oportunidad de oro para cobrar tu revancha desenmascarándolo delante de ella”- afirmó, –“Esto porque conozco un hotel que posee unas habitaciones intercomunicadas”- agregó mordiéndose los labios. –¿Intercomunicadas?- pregunté ingenuo. 
   
–“Así es, en ellas hay un gran espejo, tú te juntarás con Pedrito, en ese sector, mientras que su madre, los verá discutir y descubrirá el verdadero rostro de su hijo, a menos que quieras cogerte a la mujer y que Pedro los vea”- expresó riendo. Es última frase me forjó una sonrisa, al recordar lo que tuve que pasar hace unos días e imaginar que Pedro, podía experimentar lo mismo. –“Evidentemente eso último que dije, es broma, pero tienes una gran oportunidad, Bruce”- concluyó. 

Todo aquello me parecía muy interesante, jamás pensé que tendría una oportunidad como esa. Tras aquello Vanessa se aparcó justo en un parque, ella me quedó mirando con detenimiento y aprecié que gradualmente fue cortando la distancia entre ambos. –“Así que eres pintor y dibujante, eso me da una maravillosa idea”- dijo agachando su mirada, en mis pensamientos, me decía que no entendía a Vanessa, porque en un momento actuaba coqueta y en otra muy desinteresada. 

Sin embargo, ella no estaba mirando mi paquete cómo pensaba, sino a un lápiz que había dejado de mi asiento. Vanessa me pasa una libreta y el lápiz para que dibuje a Agustina, no sabía con exactitud lo que podía estar pasando por su cabeza, pero obedecí a su petición. Tomando aquel lápiz fui trazando con delicadeza el rostro de Agustina, mientras lo hacía recordaba todas las locuras que había hecho con ella, los besos que nos habíamos dado y también esas cosas pervertidas. 

Cuando terminé de dibujarla, Vanessa tomó el lápiz con el cuadernillo, lo observó detenidamente y luego colocó el nombre de mi vecina. Me pasó la libreta y me pidió que saliéramos para sentarnos en una de las bancas. Una vez más la seguí sin saber qué pretendía, al sentarnos, ella comenzó a grabar un vídeo con su móvil. Le habló a sus seguidores, les explicó mi situación y luego me pidió que levante la agenda mostrando el retrato que había dibujado. 

–“Ella es Agustina, si la han visto y saben en dónde está, por favor comuníquense conmigo, a cambio les daré una cita”- aseveró, dejándome helado. No obstante, antes de despedirse, me pidió que diga unas palabras, yo no sabía que carajos decir, estaba bajo presión, era un vídeo que miles de personas iban a ver, solo imaginar aquello me perturbó, pero el solo deseo de volver a ver a Agustina, me permitió romper ese silencio y llenarme del valor que me hacía falta.

–“A… A-Agustina, durante estos días me han querido convencer que eres la mala de nuestra historia, que no te importó nunca lo que paso entre nosotros, sin embargo, no puedo sacarte de mi cabeza y sé que todo lo que se dice es mentira, no sé quién o qué te hizo desaparecer, pero yo no voy a dejar de buscarte hasta encontrarte”- declaré, Vanessa se despidió y cerró el vídeo. Después de subirlo en todas sus redes sociales, se sentó a mi lado. 

Vanessa: Guao… Que bonitas palabras dijiste. 

Yo: ¿Tú crees? 

Vanessa: Sí y estoy segura que vamos a dar con ella, Bruno. 

Yo: Ojala… Aunque, temó que sea verdad que huyó con mi padre. 

Vanessa: Me resulta difícil creer aquello, pero si es verdad, me tienes aquí para cualquier cosa. No voy a dejar que te desmorone. 

Yo: Gr-gracias… 

Tras esas palabras, nos volvimos a subir a su coche, esta vez ella se mantuvo en silencio en todo el viaje. Yo solo la apreciaba y mientras conducía a un destino que yo desconocía, me coloqué a dibujarla tranquilamente en la libreta que ella me había dado y en donde había hecho a Agustina. De perfil ella lucía más preciosa, su nariz fina sin duda era lo que más destacaba en ese instante, con el tiempo del viaje me dediqué hasta hacer sus pendientes.  

Para cuando Vanessa se aparcó, me di cuenta que estábamos en la agencia en donde ella trabaja como modelo. Ella me miró con cierta picardía y sin decirme nada, me señaló con su mano que la siguiera. Caminar por los pasillos de esa empresa me causó una ligera incomodes, pues las miradas se hicieron intensas, todos parecían estar hechizados con Vanessa, pero no solo fue ser el centro de atención lo que me hizo sentirme nervioso, sino también las distintas bellezas que parecían. 

Cada una de esas chicas, tenía algo que me entusiasmaba por querer intentar trazarla, aunque sea de manera rápida. Vanessa paró en frente de un cuarto, golpeó la puerta y entró, sin decirme nada otra vez, me jaló para que entrara con ella. Allí adentro había un fotógrafo y un hombre maduro, supuse que él era el jefe de ella, ya que se le acercó con mucha confianza. Después de que se dieran un beso en la mejilla y se saludaran, el hombre preguntó quién era yo.  

Vanessa sonrió y tomándome de la mano me presentó, para después decir, –“Bueno jefe, hace unos días me comentó que andaba buscando a un dibujante para una nueva publicidad y aquí le traigo al mejor artista de la ciudad”-, yo me quedé en silencio, tratando de comprender sus palabras. –“Ah, ¿sí? A ver, demuéstramelo”- dijo ese hombre con bastante expectación, con lo que podía enseñarle, aprovechando que entre mis manos tenía el cuaderno en donde la había trazado, Vanessa lo cogió y se lo enseñó a su jefe. 
 
Vi en el rostro de aquel hombre, asombro y de total agrado, con lo que estaba viendo, –“No está nada mal, pero estaría dispuesto a dibujar a una modelo desnuda”- comentó con cierta intriga, yo todavía era incapaz de quebrar el hielo, sin embargo, Vanessa continuó haciendo lo suyo, –“Ya ha hecho algunos retratos eróticos, no creo que le tema ver a una chica o a una mujer madura desnuda”- señaló, sonriendo. –“Bien, voy a confiar en tu intuición Vanessa y voy a contratar a este chaval”- concluyó él. 

Sin haberlo buscado, aquel día terminé firmando un contrato de trabajo, mis funciones no iniciarían inmediatamente, sino en un par de semanas, cuando encuentren la modelo ideal para esa campaña. Yo no tenía claro para qué querían trazar a una mujer en pelotas, pero supuse que era para darle un tono más artístico a una publicidad y sinceramente, no me molestaba aquello. Al salir del despacho de ese hombre, Vanessa parecía más contenta que yo. 

Al salir al estacionamiento, ella se agachó para recoger algo, mientras se mantenía en esa posición mis ojos no se apartaron de su cola divina, si bien había visto algunas chicas más culonas, Vanessa no tenía que envidiarle nada a ninguna, su cuerpo era simplemente perfecto. Al levantarse se volteó y me miró con una sonrisa picarona, –“Vaya, parece que te gusto mucho el paisaje que te regalé”- expresó juguetona, yo me sonrojé y no comenté nada al respecto. 

Vanessa: Por cierto, hay algo en la historia de Agustina que no me cuadra, por lo que quiero que tú me lo explique si puedes.

Manifestó una vez que nos habíamos subido en el coche.  

Yo: ¿Qué cosa?

Vanessa: Cuando Camila habló de aquello, mencionó que tu madre es alguien capaz de todo, incluso de hacer desaparecer a alguien. 

Yo: ¿Mamá?… 

Vanessa: Sí y por lo que tengo entendido Isidora es alguien que siempre te ha mantenido lejos de todas las personas y te mima demasiado. 

No quería pensar que mi madre había tenido algo que ver con lo de Agustina y la había lastimado, pero de poco, los recuerdos oprimidos en mí, fueron apareciendo. Recordé a una chica con la cual jugaba en la escuela y que al poco que le dije a mamá, esa niña se alejó de mí y nunca más me volvió a hablar. Empecé a darme cuenta que mamá nunca me había permitido tener relaciones con otras personas, solo interactuaba con las que ella me autorizaba. 

Yo: No, no… Mamá no pude estar metido en esto, mamá está algo obsesionada conmigo, pero no, no es capaz de lastimar a alguien, menos si es importante para mí. 

Dije intranquilo en el asiento y Vanessa me tomó de la mano. 

Vanessa: Sé que es difícil aceptar que tu madre haya hecho algo malo, pero de acuerdo a lo que sé de ella, no es una blanca paloma. 

Yo: ¿De qué hablas? 

Vanessa: Hace un mes aproximadamente tuve que investigar a tu tía Victoria. Evidentemente eso me llevó a Isidora y hasta ti, al principio pensé que eras un chico tímido, al saber que no tenías amigos, pero luego supe que tu madre se había encargado de espantar las pocas amistades que tuviste de niño. 

Yo: Oh vamos, Vanessa. Eso es porque de seguro eran malas influencias para mí. 

Contesté tratando de justificar los actos de mi madre, algo que Vanessa me dejó claro en ese momento. 

Vanessa: Que justifiques sus actos, solo significa que ha hecho muy bien su trabajo de manipulación, sin embargo, voy a averiguar qué pasó con Agustina y la verdad saldrá a la luz. 

Vanessa parecía convencida de que mi mamá estaba detrás de la desaparición de Agustina y eso no me dejó tranquilo. Cuando me llevó de regreso a casa, me despedí fríamente de ella y entré a la casa. No había rastro de nadie, y en mis pensamientos no dejaba de barajar la idea de que mamá había lastimado a Agustina. En eso recordé la preocupación de mi vecina aquel día cuando follamos, su rostro abrumado cuando fuimos a la cafetería con Camila, todo comenzaba a tener sentido, más si sabía que mamá la odiaba. 

Fui a mi cuarto y busque la carta que dejó mi vecina, trataba de buscar algún simbolismo en que me dijera de manera clave, lo que pasó. No obstante, no tuve éxito, fui a la habitación de mi madre, buscando cosas de papá, pero no había nada, todo lo que era de él, había desaparecido. Entonces, escuché a Emma que iba a su cuarto, hablando por celular, hablaba con una de sus amigas, en ese instante, mi hermana dijo algo que me resultó interesante. 

–“Esta casa está llenas de mentiras, así que no me sorprendería que mi mamá estuviera detrás de la huida de mi padre con esa rubia anoréxica”-, esas palabras, no dejaron de resonar por mi cabeza, hasta que fui al dormitorio de Emma, en búsqueda de respuestas. Ella al verme se sorprendió, más cuando fui cortándole los espacios y se veía acorralada, –“Bru-Bru… Bruno, ¿necesitas algo?”- consultó nerviosa, yo me apegué lo suficiente a ella.

Nuestros labios se sobaban y sentía su respiración agitada, le mordí los labios a la vez que le murmuré, –Tengo muchas dudas y tú sabes algunas respuestas, que te parece que me des lo que quiero saber, a cambio de una cogida-, estaba muy desesperado por saber algo de Agustina, pero no iba a lastimar a Emma. Por lo que dándole algo que ella anhelaba, de seguro la iba hacer hablar, lo suficiente para calmar esas intrigas que me estaban abrumando. 

Emma se negó y me quedé petrificado al oír su respuesta, me costó entender la razón por la cual ella se estaba negando a algo que deseaba y que desde papá se fue, no tenía a nadie quién la satisfaga, entonces recordé a Christopher. –No quieres, porque ahora que no está papá, al único que le abres las piernas es a ese tal Christopher, ¿verdad?, ¿qué coño tiene él que te encanta tanto?- le consulté alterado, ella me miró extrañada, como si le estuviera hablando de un desconocido. 

–¿Por qué mierda te burlas de mí? ¿No ves que estoy desesperado? Te estoy ofreciendo sexo a cambio de que me hables de quién carajos es mi madre en realidad- exclamé. Mi hermana tembló, de seguro porque vio en mis ojos la frustración que cargaba, pero a diferencia de que ella aceptará la oferta que le había hecho, ella simplemente abrió la boca, revelándome que nunca hubo un Christopher, que aquel hombre que yo pensaba que se llamaba así, no era otro que su tío Gerardo.  
  
Yo: ¿Qué?     

Emma: Lo que oyes Bruno, no hay ningún Christopher, ese nombre lo inventó tu padre, para que no te metieras en mis asuntos. 

Yo: ¿Asuntos? ¿Qué asuntos? 

Emma: Eso ahora no importa, quieres que te hable, de lo que sé de tu madre, ¿verdad? Bueno, ella te ama mucho, al grado de que no quiere verte con ninguna mujer que no sea ella. 

En ese momento, la imagen que tenía de mamá siendo tan sobreprotectora, se transformaba a una de celosa y obsesiva. 

Emma: Isidora, siempre ha querido que tú nunca te alejes de ella y la ames por siempre, pero no como una madre, sino como una mujer. No obstante, sabía que no podía decírtelo de la nada y fue jugando con tu mente, coqueteándote hasta que finalmente le cumpliste su sueño. 

Algunas lagunas mentales que tenía, comenzaron a esclarecerse, la razón por la que la puerta de mi habitación algunas veces estaba entreabierta se debía a que mamá me espiaba. Yo era consciente de eso, sin embargo, algo me impedía ver a mi madre de esa forma, me lo negaba y no por ende siempre pensé que eran descuidos míos, de que la puerta estuviera así. Tampoco quise ver con claridad que ella me seducía o que me dio mi primer beso. 

Descubrir aquello me hizo sentirme fatal, es decir, nunca mamá fue amorosa, todo lo contrario fue alguien posesiva y que buscaba de cualquier manera, de que yo dejará de verla como madre y la deseada como mujer, que me derritiera por su lujurioso cuerpo y solo la amará a ella. Pero todos esos recuerdos que tenía oprimidos en un momento colapsaron y me desmayé. Cuando volví abrí los ojos, estaba recostado en la cama de Emma y ella estaba a mi lado, con un rostro preocupado. 

Yo entonces había olvidado todo lo que habíamos hablado, exceptuando que Christopher no existía y en realidad era Gerardo. Ella me preguntó si me encontraba bien, yo sentándome en la cama, le dije que sí. Mi hermana me abrazó y sentí su angustia, no obstante, aquella fragancia que desprendía su cuerpo, me nubló la cabeza, no razoné, simplemente me dejé llevar, quizás en ese momento, mi lado pervertido me tomó y me hizo hacer algo que en mi interior quería que ocurriera. 

Tire en la cama a Emma y antes de que ella pudiera decir algo, me coloqué encima y la besé, a la vez que mis manos fueron recorriendo su tierna piel. Poco a poco mi hermana fue tranquilizándose y aceptando aquel jugoso beso y que nuestros cuerpos se fueran abrazando. No tardamos en quedarnos desnudos, la mirada de Emma se transformó en una que reflejaba su rostro más guarrillo y mientras besaba su cuello, ella fue sobando mi pene que cada vez se colocaba más duro. 

Perdido en las llamas de la lujuria, volví a besar a Emma, entretanto apretaba sus glúteos y ella soltó un chillido. Luego de unos segundos me aparté de su boca, para chupar esos senos redondos aún cuando tenía su top puesto y floté mi miembro contra esa vulva húmeda, que empapó mi verga rápidamente. Sonreí y mis dedos fueron tocando esa vagina hambrienta, ella jadeaba y de sus labios oía cómo me rogaba que se la metiera, que la hiciera mía, lo que no tardó en ocurrir. 

Ir entrando dentro de mi hermana se sintió increíble, principalmente porque sentí un morbo que aceleró mi corazón y que esos músculos apretando y absorbiendo, fue simplemente maravilloso. Cuando por fin había llegado hasta al fondo, nuestros labios se rozaron para luego enroscar nuestras lenguas, lentamente fui moviéndome dentro de Emma, todo parecía una fantasía, como las que me habían cruzado por mi cabeza al inicio de ese mes maldito. 

Cogerme a quien era mi hermana adoptiva, se sintió jodidamente estimulante y rico, más cuando ella me llamaba hermano. Cambiamos de posición y yo me quedé acostado en su cama, mientras ella cabalgaba mi tranca y sujetaba mis brazos. Emma soltaba unos gemidos que me emocionaban, haciendo que deseara más su boquita. Mi hermana recorrió mi cuello y jugó con mi oreja, a la vez que yo jadeaba sus labios. Paulatinamente todo se fue haciendo más intenso y yo no podía dejar de estar excitado con nuestros cuerpos ardientes sobándose a cada rato, –Dios, hermana… Que apretada estás, joder- le susurré. 

Secretos en la familia. Capítulo IX:

–“Ooohh… Hhhmmm… Ve… Ves… Hermanito, yo soy capaz de satisfacerte mejor que esa zorrita”- dijo, mientras nuestras bocas volvían a fundirse. Parecía que cada beso era mejor que el otro y que cada penetración era más profunda y su vagina no dejaba de apretarme. Con todo eso, fui siéndome ya cerca de mi límite, sin embargo, no quería dejar a mi hermana insatisfecha, por lo que decidí utilizar mis habilidades con la boca y los dedos, aunque a ella no le agradó para nada que dejará de clavársela. 

Pero era la única forma para hacerla sentir completamente a gusto y rápidamente lo comprendió, cuando mis labios sobaron esa mojada vulva. Luego de pasar mi boca por esa zona prohibida, fui mordisqueando y dando unas tiernas pero efectivas lamidas. Noté cómo Emma se le encendió el cuerpo todavía más y que tembló entera, sus manos se apoyaron en mi nuca y sus dedos se enredaban con mi cabello, al mismo tiempo que en un prolongado suspiro, pedía más. 

El coñito de Emma era dulce, igual que el de Agustina y ese sabor me hizo enloquecer todavía aún más. Pellizque sus pezones que estaban durísimos y deje su pequeña legumbre entre mis labios, para que mi lengua juegue con ella. Sus piernas fueron tiritando y su voz cada vez se notaba un cansancio pero por sus gritos de placer. Después de aquello pasaron unos segundos, para que Emma convulsione y soltará una gran carga de sus jugos, saboreándome me paré y vi como ella quería que me acercará. 

No me negué a sus deseos y me aproximé con mi polla todavía erecta, aunque no en todo su esplendor. Mi hermana tomó mi tronco entre sus manos y pasó su lengua por sus delgados labios, con una sonrisa pícara, abrió su boca, acariciando con sus labios mi glande y pasando su lengua alrededor de este. Cerré los ojos por un instante y perdido en mis pensamientos, comencé a imaginar que era mi vecina la que me comía la polla. 

Aquel ruido obsceno que hacía cada vez que apartaba su boca de mi pene, para preguntarme si me gustaba su mamada, me hizo perder más la razón. Yo solo me limitaba con decir que “Sí” y es que realmente lo estaba haciendo de manera fabulosa, era jodidamente rico tener esa lengua rodeando mi verga y sus manos apretando mis huevos. Comencé a sentir que me venía y no logré aguantar más, cuando ella metió toda mi polla dentro de su garganta. 

–Dios míooooo… Agustinaaaaaa- expresé a la vez que soltaba mi esperma dentro de la boca de mi hermana. Cuando ella se separó de mi miembro, percibí un hilo de semen que quedó conectando su boca con mi pene. Ella lo rompió con su dedo se lo llevó a los labios, degustándolo como la perra que era. Nos quedamos mirando por un buen par de minutos y reaccionamos justo cuando mamá abrió la puerta y oí que llegaba con mi tía. Yo sin decirle nada a Emma, tomé mi ropa y me vestí, saliendo de su cuarto bajé al primer piso. 

El murmullo que hacía mi madre con mi tía, cada vez era más intenso a medida a que me acercaba donde ellas. Como era de esperarse, no estaban hablando sino más bien discutiendo, pues mamá le criticaba a mi tía que por haber sido guarra ahora tendría que ser madre soltera. Vicky se defendía, explicando que no había nada de malo, con ser madre soltera, pero mi madre no dejaba de soltar mierda en cada una de sus palabras, tratando de herir así a Victoria. Aunque debo admitir que una de sus declaraciones tenía sentido. 

Al recriminarle que tenía que tratar de buscar trabajo para mantenerse a ella y al niño, al mismo tiempo mencionaba que eso era complejo debido al embarazo. Vicky mencionó que se las iba a ingeniar de alguna manera, además de que yo le había ofrecido mi ayuda. Justo en ese momento quedé en la entrada del salón en donde ellas estaban. Mamá pareció molestarse al escuchar eso y luego soltó una pequeña risa, acompañada de las palabras, –“Lamento decirte que para cuando tu bastardo nazca, mi hijo y yo no estaremos en esta ciudad”- 

Que llamaran bastardo a su bebé, fue algo que irritó a mi tía, sin embargo, tragó su orgullo e ignorando esa expresión de la boca de mi madre, le consultó, por qué estaba tan segura de que ella y yo, no íbamos a estar en la cuidad, a lo que mamá orgullosa y con una sonrisa triunfadora le susurró, –“Porque tengo la intención de irme junto con Bruno del país. Quiero iniciar una nueva vida junto a mi hijo, muy lejos de aquí y que no tenga ninguna posibilidad de que vuelva a ver a esa pequeña zorra que lo ha hecho sufrir”- 

Victoria miró a mi madre fijamente y en ese instante le preguntó si ella había estado detrás de la huida de Agustina. –“¿Cómo se te ocurre? Esa maldita puta jugó con los sentimientos de mi hijo para luego irse con Daniel. ¿Crees que soy capaz de lastimar a mi propio hijo?”- contestó mamá muy enojada, Vicky parecía decidida a responderle, sin embargo al verme, se quedó en silencio, su mirada se desvió y yo me quedaba con intriga, una vez más. 

Mamá desconcertada se volteó y al verme fue a abrazarme con mucho entusiasmo, tratando de engatusarme con su cuerpo y el aroma que desprendía este. No obstante, yo en ese momento, estaba muy frio, tantas cosas pasaban por mi cabeza, que solo quería irme a acostarme. Pero entonces, mi madre susurró, –“He sido una buena chica, Bruno. No he me quitado ese juguetito que me colocaste y quiero mi recompensa por eso”-  

Inexorablemente, comencé a sentir un ardor en mi cuerpo y como mi pene se levantaba al escuchar esas palabras. –Pe-pe… Perdón mamá, ahora no- respondí, avergonzado y traté de separarme de ella, para irme a mi habitación. Pero mamá no aceptaría un no, en ese instante y aunque yo no me sentía en condiciones para hacerlo, mi cuerpo solo quería jugar con ella, complacerla, en cada uno de sus fetiches que tuviera, incluso delante de mi propia tía. 

 –Un… ¿Una cogida rápida?- le susurré, al escuchar eso, mamá sonrió, –“Vamos a la cocina, mi amor”- me contestó. Vicky nos miraba extrañada, al preguntar que tanto charlábamos, mi madre le dijo que eran cosas de madre e hijo, agregando que iríamos a la cocina, para hacer algo de comer. Mamá se mordió el labio inferior y agarró mi tronco que estaba cerca de estar totalmente vigoroso, yo miré donde estaba mi tía, porque mi madre en ese momento me estaba masturbando delante de ella. 

Sin quitarme las manos de mi tronco, nos fuimos a la cocina, mamá no tardó en bajarme el pantalón y dejar mi verga en frente de su boca. Al verla tan erecta, volvió a morderse los labios con deseos. Con sus uñas me raspó el tallo y los huevos, luego la olió y tras hacerlo sonrió pícaramente, sacando sus tetas de ese sostén deportivo que llevaba. –“Hijo, te masturbaste y por eso no querías jugar con mami, ¿verdad?”- preguntó, sacando su lengua y pasándola por la cabeza hinchada de mi polla, que derramaba un poco de semen.   

Yo: S… S-sí, mamá… Como no estabas en casa y tardaste en volver, me hice paja mirando unas fotos tuyas…

Le respondí, mientras ella le daba unos besos a mi tronco y se saboreaba por ese líquido pre seminal que había soltado. 

Isidora: Sabes que eso ya no es necesario, porque mamá te va a complacer en todo, después de todo soy tu mujer y tú mi hombre. 

Aseveró, tomando con firmeza mi tranca y con sus labios envolvió mi glande, para empezar con su comida de verga, que sin duda iba a ser fantástica, más sabiendo que Vicky podía encontrarnos. 

tetonas


Yo: Oooooohhh… Ma-ma… Mami… 

Murmuré, al sentir como se engullía cada vez más mi tronco en su garganta cálida. Suspiraba de manera constante, lo que evidentemente alertó a mi tía, la cual entró a la cocina, sin sospechar que su hermana, es decir mi madre, estaba dándome una fabulosa mamada. –“¿Pasa algo, Bruno?”- preguntó confundida, más la verme nervioso con su presencia. –Na… Na… Na-da… Ti… Ti… Tía- contesté mordiéndome los labios para ahogar un gemido.  

Vicky: ¿Estás seguro? Porque te ves inquieto, cariño. 

Yo: Es… Estoy bien, tía… Se… Se lo juro… 

Mi tía no le convenció mis declaraciones y fue acercándose, haciendo que mi corazón palpite locamente, porque que descubriera que mamá y yo teníamos una relación incestuosa me aterraba y a la vez me cachondeaba mucho. Mi madre por su parte, parecía tranquila, no temía que Victoria descubriera nuestro secretillo, al parecer quería dejar claro que yo le pertenecía a ella, incluso a mi tía. –Oh Dios mío- exclamé al sentir que me venía por tanta tensión, para mi fortuna, Vicky se detuvo justo antes de ver a mamá afanada tragando mi polla. 

–“Tu temperatura está normal, pero sudas mucho, ¿qué pasa mi niño?”- consultó mi tía, tras colocar su mano en mi frente y retirarla. Yo solo me límite en ese instante a sonreír, mamá no dejó de chuparme el pene, el ruido se hacía más intenso, lo más seguro lo hacía a propósito, con el fin de que Vicky nos descubriera. No obstante, mi tía, escuchó un golpe por el jardín y salió rápidamente a ver qué estaba pasando. Yo suspiré aliviado y mamá se quitó mi verga de su boca, para decir que me amaba. 

Isidora: Bruno, admito que fui una guarra y tuve sexo con tus primos, pero eso fue porque tu padre no me satisfacía y yo necesitaba placer. Aun cuando solo anhelaba solo estar contigo, así como estamos ahora, pero no quería obligarte menos que me vieras como una depravada. 

Manifestó levantándose y bajándose su pequeño shorsito, para presumirme su exquisito culo y ese húmedo coñito, que todavía tenía incrustado ese juguetito. 

Yo: ¿Eso significa que ahora solo serás mía, mami? 

Isidora: Claro que sí, no necesito a ningún otro hombre, cuando te tengo a ti Bruno y tu maravilloso pene. 

Mamá parecía tan sincera que no dejaba de lado todo el tema de los engaños, hurgando por su vagina le retiré ese juguetito y luego le devolví la mamada con una buena comida de coño. –“Dios, hijo…”- expresó ella y a medida que iba pasando el tiempo, ya no era capaz de modular una palabra y solo se quejaba de placer. Lo que fue un problema cuando mi tía regresó del patio, sin ver el rostro de Vicky supuse que fue de asombro al ver a mamá ahí y no a mí, más al preguntar por mí. 

Como había dicho mi madre era incapaz de reproducir alguna palabra, solo suspiraba y jadeaba, lo más seguro con un rostro muy guarrillo. Toda esa tensión de ser descubiertos me excitó mucho más y le di un pequeño respiro a mamá para que pudiera hablarle a mi tía, mientras humedecía mis dedos con mi saliva. Recuerdo que Victoria le consultó a mamá si estaba bien, a lo que ella respondió, que nunca había estado mejor, con su voz fatigada, lo que evidentemente, hizo que mi tía comience a unir ciertas piezas. 

Al preguntarle por qué tenía sus senos al aire libre, mi madre como la zorra que es, le respondió que me quería amamantar. Al mismo tiempo que ella expresó eso, yo le introduje mis dedos dentro de su ajustado ano, haciendo que suelte un gritito. Estoy seguro que en ese momento Vicky se dio cuenta de lo que realmente pasaba, pero algo evitó confrontar a su hermana, lo que hoy agradezco, pues si mi tía discutía y peleaba ese día con mamá, al día siguiente yo no hubiera tenido a nadie en donde refugiarme.

Mi tía se dio la media vuelta y se fue, al oír que subía por las escaleras, decidí levantarme, rozando mi verga por la húmeda vulva de mi madre, que rogaba ser penetrada. Ambos nos miramos sonrientes y llenos de libidos, nuestros labios se sobaron y al ir abriéndose para que nos diéramos un fogoso beso, mi pene fue entrando en su vagina, que empezó a mojarse todavía aún más de lo que ya lo estaba. Comerle los labios a mi madre en la cocina, mientras la cogía y mis dedos fisgoneaban su ano, fue algo delicioso. 

Todo eso se hizo más ardiente, al sentir que sus tetas botaban con cada estada y la presencia de Emma. Sí, mi hermana nos vio cogiendo, pero en vez de sorprenderse o algo por el estilo, parecía no importarle en lo más mínimo. Ella entró a buscar una botella de leche y luego se volteó en donde nosotros, aproximándose le consultó a mamá con un tono muy travieso, su podía compartirle un poco de la leche que iba a soltar, mi madre solo rio y luego Emma se fue.  

Tanto mamá como yo no resistimos más y acabamos al mismo tiempo. Nos quedamos en esa posición por unos minutos, oler su aroma me encendía de nuevo, por lo que fui dándole pequeños besos en su cuello, para luego comerle esa boca tan rica que tiene. Mi madre después se colocó encuclillas y tomó mi polla que ya estaba flácida, para quitarle el semen que aún tenía a su alrededor. Tras eso, mamá y yo nos despedimos, con otro fogoso beso, al irme a mi cuarto, me eché en mi cama, me coloqué los auriculares y cerré los ojos, completamente satisfecho. 

Al día siguiente, al abrir los ojos, mientras la luz penetraba por la ventana, lo primero que observé fueron unos ojos azules. Luego de unos segundos, me di cuenta que Vanessa estaba acostada al lado mío con una sonrisilla. Dando un pequeño brinco trataba de entender la razón de la presencia de esa chica en mi habitación y antes de que dijera algo, ella murmuró, –“Deberías dejar cerrada tu ventana, podría venir un ladrón por las noches, en fin, vístete que tenemos una cita”-, yo seguía procesando todo, aunque ver a es atractiva chica en mi cama, me elevó más que los ánimos. 

–“Vaya, veo que tu amiguito de allá abajo está muy contento por verme”- dijo coquetamente, mientras se sentaba en mi cama. Me quedé en silencio, buscando alguna excusa, pero al mismo tiempo me colocaba más nervioso y era evidente que no podía dejar de observar su figura increíble, ¿cómo no mirarla? Si andaba con un crop top de crochet y unos vaqueros que se ajustaban perfectamente a sus piernas y cola. Además, ella no ayudaba en nada, le encantaba provocarme, ya que cortó la distancia conmigo. 

Abrazando mi cuello y apegando sus senos en mi pecho, susurró, –“Si quieres, yo puedo ayudarte a vestirte”-, mentiría si dijera que no quería tirarla en mi cama y hacerle de todo a esa chica. No obstante, Vanessa parecía saber el momento exacto para dejar de molestarme, apartándose de mí, camina hasta mi armario y se pone a buscar ropa para mí, en ese momento, yo me quedé embelesado mirándola, no dejaba de admirar esa espalda tan delicada y ese pomposo culo. 

Vanessa sin darse vuelta me tiró un par de prendas y me pidió que me cambie rápido, pues no tenía tiempo para perder. Yo me vestí y apenas le dije que estaba listo, ella me tomó de la mano y abrió la puerta de mi habitación, para mi sorpresa y la de Vanessa, es que mamá estaba en frente de nosotros. Mi madre al ver a esa chica, cambió su rostro travieso que tenía por uno sorprendido y aterrado, para luego a cabrearse, –“¿Quién carajos eres tú y qué haces en el cuarto de mi hijo?”- preguntó en un tono amenazante. 

Antes de que Vanessa dijera algo, mi tía sale de su cuarto y mi hermana hace lo mismo, las dos quedaron atónitas, aunque Vicky algo burlista se acercó hacía nosotros, –“Vaya que no pierdes el tiempo sobrino, invitar a una modelo a tu habitación, es todo un logró, aunque me lo esperaba después del vídeo de ambos”- dijo riendo, –“Por cierto, Vanessa, ¿puedo tomarme una foto contigo?”- agregó entusiasmada. –“Veo que alguien si me conoce”- respondió la rubia con cierta ironía y sonriendo.      

–“Debería vivir en una caverna para no saber de ti, mi niña”- expresó mi tía de manera burlista, –“Ay, ahora entiendo por qué Romina decía que era tan maja”- contestó Vanessa, ignorando completamente a mi madre, que consultaba sobre el vídeo. –“¿Conoces a Romina?”- consultó Victoria sorprendida, –“Así es, Romi es mi amiga y bueno me habló un poco de usted. Halagando su belleza y su simpatía”- manifestó Vanessa, –“Ya veo, eso me da más alegría, saber que una chica tan popular como tú, crea que soy genial”- afirmó Vicky. 

Ambas se tomaron una foto y luego Vanessa me jaló hacía donde ella y despidiéndose de Victoria y Emma, me llevó hasta la salida. Una vez afuera nos subimos a su coche, sin hacer ninguna pregunta dejé que ella me llevará a lo desconocido. Cuando se aparcó, estábamos en el estacionamiento de un hotel, ella me dijo que me relajada y disfrute de mi cita. Yo seguía sin darme cuenta a qué se refería, pero una vez subí al piso y me dirigí a la habitación que ella me señaló, recordé que había quedado con juntarme con la mamá de Pedro. 

Mientras los segundos pasaban y los latidos de mi corazón se aceleraban, fui dándome cuenta de lo que realmente quería. No me conformaría con solo desenmascarar a ese imbécil ante su madre, no, claro que no, yo quería una venganza como tal, por todas las humillaciones que me hizo pasar y haberse aprovechado de mi madre. Era la oportunidad de que pague con la misma moneda, antes de que uno de ellos llegue, fui a la recepción para pedir cinta adhesiva. 

Esperé pacientemente afuera de las dos habitaciones, hasta que apareció el capullo de Pedro, quien al verme, sonrió. Yo solo suspiré, pensando en lo que le habría dicho Vanessa, para convencerlo para llegar ahí. Pedro apoyó su mano en mi cabeza, tratando de hacerme sentir inferior a él, –“Sabes, esperaba encontrarte aquí Brunito, a pesar de que esa pibón rubia me haya dicho que sería ella la que me esperaría”- murmuró con su sonrisa de idiota, –“Aun así, vine, porque quiero que hagamos un trato”- añadió.   

Yo: ¿Un trato?

Pedro: Sí, un trato. Es evidente que tú estás aquí, porque Vanessa te envió para negocies conmigo por el vídeo que tengo. Sin embargo, tú no tienes nada que ofrecerme para que yo te dé el vídeo, por eso, ¿qué te parece una alianza entre ambos?

Yo no tenía idea de que vídeo hablaba, no obstante, le seguí el juego, porque para que mi plan funcionara, él tenía que entrar al cuarto. Pese a que parecía no dudar de mí, se mostraba cauto, había aprendido bastante de su derrota anterior con Vanessa, a pesar de eso no fue capaz de ver mis intenciones y apenas me dio la espalda, le di un golpe con un jarrón, que lo dejó inconsciente. Lo cargué y lo dejé en una silla, ahí con la cinta adhesiva, amarré sus manos y pies, finalmente con un pañuelo que tenía, le cubrí la boca.
 
La primera parte de mi venganza había salido bien, pero me quedaba lo más complejo y lo que me tenía ansioso. Que era tratar de seducir a la madre de ese gilipollas, lo que no sería nada fácil, pues jamás había interactuado con ella, no sabía qué tipo de mujer era, aunque evidentemente no iba a abrirle las piernas a un jovencito que acaba de conocer, ¿verdad?, a menos que fuera como mi madre. Sentí cómo una gota fría de sudor descendió por mi cuello y a medida que avanzaba el tiempo, más nervioso me colocaba. 

Pensaba una y otra vez las palabras que debía decirle para establecer una conversación, fantaseando los diversos escenarios que podrían presentarse. Todo aquello que había preparado, se fue al carajo, cuando la señora Naia, entró a la habitación, ver a esa mujer madura con su ropa de oficina pero con la cual lucía bastante guapa y atractiva me dejó simplemente paralizado y atolondrado. –“Vaya Bruno, sí que has crecido”- afirmó, haciendo que la recuerde vagamente cuando era niño. 
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Os pido perdón a todos los que estaban siguiendo esta historia y por mi larga ausencia, esto se debió a algunos problemas que tuve y no me alcanzó el tiempo para continuar con los relatos, ya sea para subirlos o acabarlos. Aun así, espero que sea de su agrado este capítulo, gracias por el apoyo y nuevamente perdón. 

1 comentarios - Secretos en la familia. Capítulo IX:

ClonAngeluzMage +1
Es gracioso como el cuarto de Bruno ya parece una plaza pública donde todos se pasean. 😂😂
Al fin vamos a saber que paso con agustina, aunque no me extrañaría que encuentren su cuerpo enterrado en el patio de la casa de Isidora. 😵😵
Una MILF para Brunito, ojalá despierte a la bestia y le dé como cajon que no cierra. 😍😍
LyonF8 +1
Todas pasaron por la habitación de Bruno 😏 y Venessa en modo Sherlock Holmes va a acabar con las mentiras de Isidora. Por mientras Bruno, consume su venganza 😳.