Hola, me llamo Indira y soy una mujer de un poquito más de cuarenta, flaca, de buena figura y jovial.
En estos momentos mi marido y yo estamos adecuando una casa que compramos para los fines de semana, por lo que mi esposo le pidió a su sobrino que viniera a ayudarnos los fines de semana a fin de reducir costos. Nelson, que así se llama su sobrino, aceptó encantado pues estaba sin novia y los fines de semana se la pasaba muy aburridos.
El primer fin de semana fue muy divertido. Nelson es un chico lampiño, no muy alto, con una figura atlética, ojos profundamente verdes y una sonrisa angelical, producto de su madre de origen ruso con su padre venezolano. Para mí era inevitable extasiarme de sus bien formados músculos y su torso que acostumbraba llevar desnudo por el calor y, según explicó, para broncearse con trabajo y no con el acostumbrado relax playero.
Yo ayudaba en todo y de vez en cuando me tropezaba con la mirada de Nelson sobre mis no abultadas pero si torneadas nalgas, marcadas en el diminuto y flexible short que acostumbro llevar para estos menesteres. Cada fin de semana era esperado de manera inconsciente pero impaciente, su llegada le daba un brillo especial al momento de trabajo y además él y mi esposo se la llevan de maravillas lo que hacía que el día transcurriera entre bromas, cervecita y trabajo.
Una tarde estaba yo tratando de sacar un tubo viejo de la regadera que sería cambiado cuando de imprevisto el agua empezó a salir con presión inundando todo; le puse mi mano para detener el agua que me había empapado completa mientras a gritos llamaba a mi marido. Este escuchó los gritos pero estaba en ese momento sobre el techo así que mandó a Nelson quien acudió corriendo y se paralizó cuando me vio toda empapada con mi franelilla pegada a mi cuerpo y los pezones completamente erectos por efectos del agua y la posición en la que me encontraba; se quedó unos segundos mirándome empinada como estaba con mis nalgas redondas y mis senos pequeños pero firmes forrados por mi húmeda y ajustada franelilla; se sonrió y se colocó detrás de mi pegándose a mi espalda, un escalofrió recorrió mi espina dorsal cuando sentí su bulto cálido posarse en mis nalgas empinadas y su torso desnudo en mi espalda. Su respiración cálida se posó en mi cuello y sus brazos se pegaron a los míos mientras sus manos trataban de ocupar el lugar donde las mías tapaban el tubo roto. Logrado esto me dijo:
- No sé donde se cierra el agua, ve y ciérrala - Asentí y me escabullí de entre sus brazos y salí toda empapada hacia el panel de control del agua.
Regresé toda empapada y chocamos de frente, el saliendo y yo entrando al baño, por instinto me tomó por la cintura y quedamos pegados un instante; nos reímos mientras nos separábamos de una manera embarazosa; él siguió hacia donde estaba mi esposo y yo al cuarto a secarme y cambiarme de ropa. El resto de la tarde pasó sin más incidentes pero no podía dejar de saborear el momento en que su cuerpo se pego a mi espalda….
La semana pasó lenta a la espera de volver a ver a Nelson, no podía quitarme de encima el momento vivido. Mi esposo se fue de viaje de trabajo el miércoles con regreso planificado para el viernes en la noche. En la tarde del viernes me llamó para decirme que no podría regresar ya que a última hora habían decidido asistir a una junta fuera del país el sábado con regreso el domingo en la tarde, me pidió que le avisara a Nelson que no haríamos nada el fin de semana en la casa por lo que con desanimo lo llame y le conté. Para mi sorpresa Nelson me respondió que de todos modos él no tenía nada que hacer y me propuso que fuéramos para adelantar cosas que habían quedado pendientes. Con un corrientazo en la columna le respondí que estaba de acuerdo y quedamos en vernos a la hora de siempre en la casa nueva.
Esa mañana el nerviosismo me dominaba, me duché, me depilé, me puse unas braguitas que casi eran nada y me cambie de franela tres veces hasta que estuve de acuerdo. Allá llegué un poquito tarde y lo encontré sentado y sonriente al frente de la casa, apenas baje me besó la mejilla y me dijo - caramba que linda esta - ; apenas me salió un gracias casi como suspiro y entré dejando la puerta abierta para él, pasó, cerró y fue directo al cuarto donde se guardan los implementos de trabajo de donde salió directo a la parte de atrás con brocha y pintura.
Yo me puse a arreglar la parte de la cocina y la mañana se fue volando entre idas y venidas silenciosas pero con una carga de electricidad en el ambiente. Al medio día paramos para comer un pollo que había llevado mientras una nube se iba formando en el cielo, terminando de comer ya el cielo se había oscurecido por completo y gruesas gotas comenzaban a caer, de pronto se desparramó un aguacero como un diluvio a lo que nos reímos hablando que la semana pasada se había impermeabilizado el techo.
De pronto un ruido nos sobresalto y salimos corriendo a una de las habitaciones, el agua había arrastrado alguna teja y había comenzado a pasarse al punto de inundarlo todo; Nelson corrió afuera y en plena lluvia tomó la escalera para subir a tapar el hueco, yo fui tras él y me quedé sosteniendo la escalera mientras el aguacero nos empapaba totalmente; en poco tiempo bajó sonriente y dijo - listo hueco tapado -. Pusimos la escalera en su sitio y entramos destilando agua y temblando de frió hasta la inundada habitación.
Todo estaba mojado, el agua había caído directamente a la cama empapando el colchón, Nelson se tiró y sonriente dijo - ¡Mira, un colchón de agua! -. Me reí de la ocurrencia y fue inevitable ver el bulto que se notaba en su mojada bermuda, tampoco pasó por alto para mí que Nelson había fijado la vista en mis erectos pezones, me extendió una mano y como sonámbula la tomé y sentí un suave tirón que me llevo directo a su mojado pecho desnudo.
Un delicioso palo caliente se recostó de mi también mojada vagina mientras sus manos me abrazaban por la cintura, quise decirle que no pero ya nuestros labios se habían unido en un delicioso beso. Sus fuertes brazos rodearon mi cintura impidiendo mas movimientos que los que el rítmicamente hacia con su cadera, suave pero firme empujaba y retiraba la presión de su miembro sobre mi empapada concha.
De un movimiento brusco me volteó quedando sobre mi y con la misma energía subió mi blusa dejando salir mis firmes tetas con mis pezones rosados apuntándole fijamente, no se detuvo ahí y con el mismo empuje metió las dos manos a los lados de mi desabrochado short y lo arrastró hacia abajo llevándose en la bajada a la pequeña pantaletica que con tanto esmero me había puesto.
Así estaba totalmente desnuda y el metió su cabeza en mi concha lamiéndome cual gatito juguetón haciéndome chillar de deseo, su deliciosa lengua sabía muy bien lo que hacía y mi clítoris estaba que explotaba de ganas.
Como pude me incorporé y le quité la franela que aun tenía puesta, así el mismo se quitó la bermuda dejándome ver una maravillosa y erecta verga que me hizo lanzarme en su búsqueda con mis deseosos labios, lo metí lo más profundo que entraba en mi ansiosa boca mientras él lo empujaba con delicadeza, así estuvimos hasta que yo le dije que no aguantaba, solo quería tenerlo dentro de mí.
Me volteó una vez más dejando mis blancas nalgas a su alcance y me penetró por mi jugosa vagina entrando y saliendo suavemente al principio y con fuerza después.
Pose mi cara en la almohada levantando mis nalgas para facilitarle la entrega total que el disfruto al máximo acabando con una inundación de leche dentro de mí que casi se asemejaba el aguacero que había inundado la habitación momentos antes.
Esa noche la aprovechamos al máximo, hasta que luego nos fuimos a la habitación seca donde repetí la sesión con el insaciable sobrino de mi esposo. Amanecimos abrazados y sin ganas de separarnos pero luego de un baño matutino que disfrutamos como es debido nos separamos, con la promesa de mantener nuestro secreto y vernos nuevamente el próximo fin de semana y quizás antes si se podía.
Yo quería que el fin de semana llegara ya, pero la semaña transcurrió lentamente aumentando mi deseo y lujuria, que pase tratando de apagarla en los brazos de mi marido pero está en vez de aquietarse aumentaba con el morbo de mi imaginación… Mi marido asombrado en cada encuentro me preguntaba qué cosa me tenía así, excitada día tras día… Yo solo sonreía y el disfrutaba de las ricas sesiones de sexo duro que tuvimos diariamente durante toda la semana……
Al fin el fin de semana llego y con el llego Nelson, este le dio un saludo afectuoso a su tío, y uno un tanto más cariñoso a mi. Cosa que no paso desapercibida por mi astuto marido. El día transcurrió normal como las anteriores semanas, solo con la diferencia del rubor en mis mejillas cada vez que el sobrino de mi esposo se me acercaba y el abultado bulto debajo del pantalón de Nelson.
Las ansias y el deseo del sobrino mezclados con los míos hicieron que nos citáramos entre semana fuera de la ciudad en un pequeño motel muy discreto. El me espero a las afueras de un centro comercial y de allí nos fuimos al motel, al llegar al sitio del encuentro no demoramos en formulismo y casi nos fuimos de inmediato a la habitación
Inmediatamente al entrar me tomo por la cintura alzándome hasta la altura de su voluptuosa boca la cual bese sin demora y con mucha lujuria. Esto despertó aun más el deseo de nuestros cuerpos húmedos y calientes. Sus manos adiestradas en estos menesteres no demoraron en desvestir mi cuerpo ansioso, sus labios recorrían cada uno de mi erectos pezones mientras sus manos seguían las curvas de mis caderas que le indicaban el recorrido hacia el paraíso que estaba entre mis piernas.
Sus dedos hábiles abrieron mis labios vaginales y entraron suavemente en mi concha comprobando el exceso de humedad que provocaba en mí. Esa humedad le dio el permiso de bajar su boca hasta mi conchita húmeda y esta cual flor llena de néctar se abrió para el. El tomo, chupo y lamió cada una de mis gotas de deseo y pasión. Su lengua acariciaba cada milímetro de mi panocha, subía lentamente hasta mi monte de Venus y bajaba rápidamente hasta chocar con mi botón del placer, allí se detenía unos segundos dándole especial atención a mi clítoris que le devolvía las caricias con pequeñas contracciones. Luego seguía su curso hasta las profundidades de mi concha la cual exploraba con su lengua caliente. Mis gemidos se fueron convirtiendo en gritos y yo le rogaba que me lo metiera, que necesitaba sentir su gruesa verga dentro de mi.
El se hacía de rogar, pero mi desespero eran tan grande que no resistí la tentación y me abalancé encima de el. Lo cabalgue como una diestra amazona, introduje su verga gruesa y venosa dentro de mi impaciente concha, la cual al sentirlo en sus profundidades lo saludo con un maravilloso y ruidoso orgasmo que lo baño de mis mieles, dejándome casi exhausta y sin aliento...
Entonces él se apodero de mi cuerpo como nadie lo había hecho. Me coloco boca abajo puso tres almohadas debajo de mis caderas dejando mi nalgas levantadas a su antojo, abrió mis piernas y me baño en un lubricante que se calentaba con el roce. Ato mis muñecas a la cabecera de la cama y me susurro al oído - Déjate llevar y disfruta -...
Mi corazón galopaba como potro desbocado, mientras esa gruesa verga me acariciaba mi palpitante concha. Nelson subía y bajaba metiendo solo la cabeza en mi concha y luego la sacaba para acariciar mi pequeño y cerrado culito. Sentía escalofríos en todo mi cuerpo, y él seguía en su baile misterioso. De pronto sentí como su gruesa y venosa verga empujaba fuertemente la entrada de mi culo mientras sus dedos acariciaban mi clítoris y bajaban hasta la entrada de mi concha penetrándome con dos de sus experimentados y deliciosos dedos….
Su verga se iba abriendo espacio lentamente en mi travieso culo, mientras mis gemidos de placer y dolor inundaban la habitación…. - ¡¡¡Ahhhhhh, AHhhhh, Diosss!!! -.
De pronto sentí sus bolas pegadas completamente a mí, y con su descomunal verga me tenía completamente empalada. - ¡¡¡Ahhhh, Ahhhh, Diosss Mioo, Que ricooo!!! - Nunca en mi vida había experimentado tan deliciosa sensación.
Me besaba el cuello y la espalda mientras sus manos entraban y salían de mi conchita húmeda. Acelero el ritmo de sus embestidas ahora eran mas rápidas, hasta la profundidad de mi abierto culo, me coloco en cuatro y comenzó a intercambiar entre mis agujeros, entraba de mi culo y se introducía en mi concha, una y otra vez mas y mas rápido, hasta que el ya no pudo más y descargo toda su leche dentro de mi profanado culo.
No lo saco de allí, sus manos siguieron el baile en mi concha y esta no tardo en desbordarse en un orgasmo descomunal como nunca antes lo había vivido. Las contracciones que mi culito sentían le apretaban a él su verga que aun descansaba dentro de mí, eran tan apretadas y fuertes que sin demora despertaron a ese animal que tenía poco tiempo dormido, lo sentí crecer dentro mi, nada fue tan delicioso como sentir ese crecimiento.
Poco a poco lo fue sacando y ahora lo introdujo fuertemente hasta lo más profundo de mi concha, me embestía con fuerza brutal, me halaba del cabello y me nalgueaba deliciosamente me decía palabras obscenas, que fueron incrementando la lujuria tanto de el como mía. Me decía que la mujer de su tío era una puta, que era la puta mas rica que se había cogido. Eso me gustaba y me ponía a mil.
El orgasmo no demoro en llegar y ahora descargo toda su leche divina y caliente dentro de mi concha mientras yo me revolcaba con el sexto orgasmo….
El tiempo había transcurrido rápido y la noche casi llegaba, nos duchamos aprisa y salimos sin demora. Me dejo en el mismo centro comercial, dándome un delicioso beso y prometiendo vernos el fin de semana.
Me fui luego de una pequeña caminata hasta la casa donde me esperaba mi esposo intrigado por la demora, le dije que me entretuve viendo vitrinas y prepare la cena.
Al estar lista para la ducha de antes de dormir mi esposo me tomo entre sus brazos y me coloco sobre la cama y comenzó a besarme apasionadamente, sus labios conocían cada rincón de mi cuerpo y sabían exactamente que me gustaba por eso no demoro en bajar su boca traviesa hasta mi concha y su lengua traviesa atravesó hasta la profundidad de mi panocha donde se consiguió con un sabor extraño, pero que le alboroto su morbo y lujuria muchísimo más.
Su lengua y sus dedos me regalaron un relajante orgasmo, y yo le regale toda mi humedad la cual el trago sediento, sabiendo que ese sabor era mezclado con algo más, que lejos de molestarlo lo alborotaba muchísimo más. Estaba en un estado de excitación que no le había visto nunca.
Así como estaba comenzó a meterme la verga, me empezó a coger deliciosa y salvajemente como tenia tiempo que no me cogía, me tenia en el cielo con esa verga tan deliciosa que me estaba dando.
Me puso en cuatro y me daba mas duro y mas rico todavía. Me agarraba de las caderas y se afincaba y me daba verga como una bestia y me jalaba un poco del cabello. En ese momento comencé a tener uno de los orgasmos mas ricos de toda mi vida y en la habitación resonaban mi gritos y gemidos fuertemente, - Ahhhhhh, Ahhhhhh, Ahhhhh, Mmmmm Diooos Mioooo-.
Después de unas cuantas embestidas bien potentes mas que me dio me dejo caer en la cama boca abajo mientras sentía como me llenaba las nalgas y la espalda de rica y espesa leche y luego me puso la verga en la boca para que se la limpiara a profundidad.
Estaba agotada de tanta verga que me habían dado, así que solo me limpie un poco y me quede dormida profundamente. Cuando desperté me di un buen baño y luego fui a comer algo. Ahí vi a mi esposo y lo bese apasionadamente dándole las gracias por esa rica cogida que me dio. Me dijo que le provoque desde que llegue, que tenia algo que lo había alborotado como nunca. Yo le dije
- Es que tienes una mujer muy buena y como un vino me pongo mas buena con el tiempo, ademas creo que me hizo muy bien la salida de ayer, fue muy relajante.
- Si mi amor creo que debe ser eso, quizás deberías salir a relajarte así un poco mas.
- Claro que si mi amor creo que te haré caso - Y le di otro apasionado beso como la buena esposa que soy.
Yo seguí cogiendo con Nelson por supuesto, ese muchacho me llevaba al paraíso cada vez que estábamos juntos, y en la casa me terminaba de complacer mi marido que me daba mucho mas rico y se ponía mucho mas cachondo cuando venia de ver a su sobrino. Me tenían muy bien atendida esos dos, mi esposo el tío y Nelson su sobrino.
En estos momentos mi marido y yo estamos adecuando una casa que compramos para los fines de semana, por lo que mi esposo le pidió a su sobrino que viniera a ayudarnos los fines de semana a fin de reducir costos. Nelson, que así se llama su sobrino, aceptó encantado pues estaba sin novia y los fines de semana se la pasaba muy aburridos.
El primer fin de semana fue muy divertido. Nelson es un chico lampiño, no muy alto, con una figura atlética, ojos profundamente verdes y una sonrisa angelical, producto de su madre de origen ruso con su padre venezolano. Para mí era inevitable extasiarme de sus bien formados músculos y su torso que acostumbraba llevar desnudo por el calor y, según explicó, para broncearse con trabajo y no con el acostumbrado relax playero.
Yo ayudaba en todo y de vez en cuando me tropezaba con la mirada de Nelson sobre mis no abultadas pero si torneadas nalgas, marcadas en el diminuto y flexible short que acostumbro llevar para estos menesteres. Cada fin de semana era esperado de manera inconsciente pero impaciente, su llegada le daba un brillo especial al momento de trabajo y además él y mi esposo se la llevan de maravillas lo que hacía que el día transcurriera entre bromas, cervecita y trabajo.
Una tarde estaba yo tratando de sacar un tubo viejo de la regadera que sería cambiado cuando de imprevisto el agua empezó a salir con presión inundando todo; le puse mi mano para detener el agua que me había empapado completa mientras a gritos llamaba a mi marido. Este escuchó los gritos pero estaba en ese momento sobre el techo así que mandó a Nelson quien acudió corriendo y se paralizó cuando me vio toda empapada con mi franelilla pegada a mi cuerpo y los pezones completamente erectos por efectos del agua y la posición en la que me encontraba; se quedó unos segundos mirándome empinada como estaba con mis nalgas redondas y mis senos pequeños pero firmes forrados por mi húmeda y ajustada franelilla; se sonrió y se colocó detrás de mi pegándose a mi espalda, un escalofrió recorrió mi espina dorsal cuando sentí su bulto cálido posarse en mis nalgas empinadas y su torso desnudo en mi espalda. Su respiración cálida se posó en mi cuello y sus brazos se pegaron a los míos mientras sus manos trataban de ocupar el lugar donde las mías tapaban el tubo roto. Logrado esto me dijo:
- No sé donde se cierra el agua, ve y ciérrala - Asentí y me escabullí de entre sus brazos y salí toda empapada hacia el panel de control del agua.
Regresé toda empapada y chocamos de frente, el saliendo y yo entrando al baño, por instinto me tomó por la cintura y quedamos pegados un instante; nos reímos mientras nos separábamos de una manera embarazosa; él siguió hacia donde estaba mi esposo y yo al cuarto a secarme y cambiarme de ropa. El resto de la tarde pasó sin más incidentes pero no podía dejar de saborear el momento en que su cuerpo se pego a mi espalda….
La semana pasó lenta a la espera de volver a ver a Nelson, no podía quitarme de encima el momento vivido. Mi esposo se fue de viaje de trabajo el miércoles con regreso planificado para el viernes en la noche. En la tarde del viernes me llamó para decirme que no podría regresar ya que a última hora habían decidido asistir a una junta fuera del país el sábado con regreso el domingo en la tarde, me pidió que le avisara a Nelson que no haríamos nada el fin de semana en la casa por lo que con desanimo lo llame y le conté. Para mi sorpresa Nelson me respondió que de todos modos él no tenía nada que hacer y me propuso que fuéramos para adelantar cosas que habían quedado pendientes. Con un corrientazo en la columna le respondí que estaba de acuerdo y quedamos en vernos a la hora de siempre en la casa nueva.
Esa mañana el nerviosismo me dominaba, me duché, me depilé, me puse unas braguitas que casi eran nada y me cambie de franela tres veces hasta que estuve de acuerdo. Allá llegué un poquito tarde y lo encontré sentado y sonriente al frente de la casa, apenas baje me besó la mejilla y me dijo - caramba que linda esta - ; apenas me salió un gracias casi como suspiro y entré dejando la puerta abierta para él, pasó, cerró y fue directo al cuarto donde se guardan los implementos de trabajo de donde salió directo a la parte de atrás con brocha y pintura.
Yo me puse a arreglar la parte de la cocina y la mañana se fue volando entre idas y venidas silenciosas pero con una carga de electricidad en el ambiente. Al medio día paramos para comer un pollo que había llevado mientras una nube se iba formando en el cielo, terminando de comer ya el cielo se había oscurecido por completo y gruesas gotas comenzaban a caer, de pronto se desparramó un aguacero como un diluvio a lo que nos reímos hablando que la semana pasada se había impermeabilizado el techo.
De pronto un ruido nos sobresalto y salimos corriendo a una de las habitaciones, el agua había arrastrado alguna teja y había comenzado a pasarse al punto de inundarlo todo; Nelson corrió afuera y en plena lluvia tomó la escalera para subir a tapar el hueco, yo fui tras él y me quedé sosteniendo la escalera mientras el aguacero nos empapaba totalmente; en poco tiempo bajó sonriente y dijo - listo hueco tapado -. Pusimos la escalera en su sitio y entramos destilando agua y temblando de frió hasta la inundada habitación.
Todo estaba mojado, el agua había caído directamente a la cama empapando el colchón, Nelson se tiró y sonriente dijo - ¡Mira, un colchón de agua! -. Me reí de la ocurrencia y fue inevitable ver el bulto que se notaba en su mojada bermuda, tampoco pasó por alto para mí que Nelson había fijado la vista en mis erectos pezones, me extendió una mano y como sonámbula la tomé y sentí un suave tirón que me llevo directo a su mojado pecho desnudo.
Un delicioso palo caliente se recostó de mi también mojada vagina mientras sus manos me abrazaban por la cintura, quise decirle que no pero ya nuestros labios se habían unido en un delicioso beso. Sus fuertes brazos rodearon mi cintura impidiendo mas movimientos que los que el rítmicamente hacia con su cadera, suave pero firme empujaba y retiraba la presión de su miembro sobre mi empapada concha.
De un movimiento brusco me volteó quedando sobre mi y con la misma energía subió mi blusa dejando salir mis firmes tetas con mis pezones rosados apuntándole fijamente, no se detuvo ahí y con el mismo empuje metió las dos manos a los lados de mi desabrochado short y lo arrastró hacia abajo llevándose en la bajada a la pequeña pantaletica que con tanto esmero me había puesto.
Así estaba totalmente desnuda y el metió su cabeza en mi concha lamiéndome cual gatito juguetón haciéndome chillar de deseo, su deliciosa lengua sabía muy bien lo que hacía y mi clítoris estaba que explotaba de ganas.
Como pude me incorporé y le quité la franela que aun tenía puesta, así el mismo se quitó la bermuda dejándome ver una maravillosa y erecta verga que me hizo lanzarme en su búsqueda con mis deseosos labios, lo metí lo más profundo que entraba en mi ansiosa boca mientras él lo empujaba con delicadeza, así estuvimos hasta que yo le dije que no aguantaba, solo quería tenerlo dentro de mí.
Me volteó una vez más dejando mis blancas nalgas a su alcance y me penetró por mi jugosa vagina entrando y saliendo suavemente al principio y con fuerza después.
Pose mi cara en la almohada levantando mis nalgas para facilitarle la entrega total que el disfruto al máximo acabando con una inundación de leche dentro de mí que casi se asemejaba el aguacero que había inundado la habitación momentos antes.
Esa noche la aprovechamos al máximo, hasta que luego nos fuimos a la habitación seca donde repetí la sesión con el insaciable sobrino de mi esposo. Amanecimos abrazados y sin ganas de separarnos pero luego de un baño matutino que disfrutamos como es debido nos separamos, con la promesa de mantener nuestro secreto y vernos nuevamente el próximo fin de semana y quizás antes si se podía.
Yo quería que el fin de semana llegara ya, pero la semaña transcurrió lentamente aumentando mi deseo y lujuria, que pase tratando de apagarla en los brazos de mi marido pero está en vez de aquietarse aumentaba con el morbo de mi imaginación… Mi marido asombrado en cada encuentro me preguntaba qué cosa me tenía así, excitada día tras día… Yo solo sonreía y el disfrutaba de las ricas sesiones de sexo duro que tuvimos diariamente durante toda la semana……
Al fin el fin de semana llego y con el llego Nelson, este le dio un saludo afectuoso a su tío, y uno un tanto más cariñoso a mi. Cosa que no paso desapercibida por mi astuto marido. El día transcurrió normal como las anteriores semanas, solo con la diferencia del rubor en mis mejillas cada vez que el sobrino de mi esposo se me acercaba y el abultado bulto debajo del pantalón de Nelson.
Las ansias y el deseo del sobrino mezclados con los míos hicieron que nos citáramos entre semana fuera de la ciudad en un pequeño motel muy discreto. El me espero a las afueras de un centro comercial y de allí nos fuimos al motel, al llegar al sitio del encuentro no demoramos en formulismo y casi nos fuimos de inmediato a la habitación
Inmediatamente al entrar me tomo por la cintura alzándome hasta la altura de su voluptuosa boca la cual bese sin demora y con mucha lujuria. Esto despertó aun más el deseo de nuestros cuerpos húmedos y calientes. Sus manos adiestradas en estos menesteres no demoraron en desvestir mi cuerpo ansioso, sus labios recorrían cada uno de mi erectos pezones mientras sus manos seguían las curvas de mis caderas que le indicaban el recorrido hacia el paraíso que estaba entre mis piernas.
Sus dedos hábiles abrieron mis labios vaginales y entraron suavemente en mi concha comprobando el exceso de humedad que provocaba en mí. Esa humedad le dio el permiso de bajar su boca hasta mi conchita húmeda y esta cual flor llena de néctar se abrió para el. El tomo, chupo y lamió cada una de mis gotas de deseo y pasión. Su lengua acariciaba cada milímetro de mi panocha, subía lentamente hasta mi monte de Venus y bajaba rápidamente hasta chocar con mi botón del placer, allí se detenía unos segundos dándole especial atención a mi clítoris que le devolvía las caricias con pequeñas contracciones. Luego seguía su curso hasta las profundidades de mi concha la cual exploraba con su lengua caliente. Mis gemidos se fueron convirtiendo en gritos y yo le rogaba que me lo metiera, que necesitaba sentir su gruesa verga dentro de mi.
El se hacía de rogar, pero mi desespero eran tan grande que no resistí la tentación y me abalancé encima de el. Lo cabalgue como una diestra amazona, introduje su verga gruesa y venosa dentro de mi impaciente concha, la cual al sentirlo en sus profundidades lo saludo con un maravilloso y ruidoso orgasmo que lo baño de mis mieles, dejándome casi exhausta y sin aliento...
Entonces él se apodero de mi cuerpo como nadie lo había hecho. Me coloco boca abajo puso tres almohadas debajo de mis caderas dejando mi nalgas levantadas a su antojo, abrió mis piernas y me baño en un lubricante que se calentaba con el roce. Ato mis muñecas a la cabecera de la cama y me susurro al oído - Déjate llevar y disfruta -...
Mi corazón galopaba como potro desbocado, mientras esa gruesa verga me acariciaba mi palpitante concha. Nelson subía y bajaba metiendo solo la cabeza en mi concha y luego la sacaba para acariciar mi pequeño y cerrado culito. Sentía escalofríos en todo mi cuerpo, y él seguía en su baile misterioso. De pronto sentí como su gruesa y venosa verga empujaba fuertemente la entrada de mi culo mientras sus dedos acariciaban mi clítoris y bajaban hasta la entrada de mi concha penetrándome con dos de sus experimentados y deliciosos dedos….
Su verga se iba abriendo espacio lentamente en mi travieso culo, mientras mis gemidos de placer y dolor inundaban la habitación…. - ¡¡¡Ahhhhhh, AHhhhh, Diosss!!! -.
De pronto sentí sus bolas pegadas completamente a mí, y con su descomunal verga me tenía completamente empalada. - ¡¡¡Ahhhh, Ahhhh, Diosss Mioo, Que ricooo!!! - Nunca en mi vida había experimentado tan deliciosa sensación.
Me besaba el cuello y la espalda mientras sus manos entraban y salían de mi conchita húmeda. Acelero el ritmo de sus embestidas ahora eran mas rápidas, hasta la profundidad de mi abierto culo, me coloco en cuatro y comenzó a intercambiar entre mis agujeros, entraba de mi culo y se introducía en mi concha, una y otra vez mas y mas rápido, hasta que el ya no pudo más y descargo toda su leche dentro de mi profanado culo.
No lo saco de allí, sus manos siguieron el baile en mi concha y esta no tardo en desbordarse en un orgasmo descomunal como nunca antes lo había vivido. Las contracciones que mi culito sentían le apretaban a él su verga que aun descansaba dentro de mí, eran tan apretadas y fuertes que sin demora despertaron a ese animal que tenía poco tiempo dormido, lo sentí crecer dentro mi, nada fue tan delicioso como sentir ese crecimiento.
Poco a poco lo fue sacando y ahora lo introdujo fuertemente hasta lo más profundo de mi concha, me embestía con fuerza brutal, me halaba del cabello y me nalgueaba deliciosamente me decía palabras obscenas, que fueron incrementando la lujuria tanto de el como mía. Me decía que la mujer de su tío era una puta, que era la puta mas rica que se había cogido. Eso me gustaba y me ponía a mil.
El orgasmo no demoro en llegar y ahora descargo toda su leche divina y caliente dentro de mi concha mientras yo me revolcaba con el sexto orgasmo….
El tiempo había transcurrido rápido y la noche casi llegaba, nos duchamos aprisa y salimos sin demora. Me dejo en el mismo centro comercial, dándome un delicioso beso y prometiendo vernos el fin de semana.
Me fui luego de una pequeña caminata hasta la casa donde me esperaba mi esposo intrigado por la demora, le dije que me entretuve viendo vitrinas y prepare la cena.
Al estar lista para la ducha de antes de dormir mi esposo me tomo entre sus brazos y me coloco sobre la cama y comenzó a besarme apasionadamente, sus labios conocían cada rincón de mi cuerpo y sabían exactamente que me gustaba por eso no demoro en bajar su boca traviesa hasta mi concha y su lengua traviesa atravesó hasta la profundidad de mi panocha donde se consiguió con un sabor extraño, pero que le alboroto su morbo y lujuria muchísimo más.
Su lengua y sus dedos me regalaron un relajante orgasmo, y yo le regale toda mi humedad la cual el trago sediento, sabiendo que ese sabor era mezclado con algo más, que lejos de molestarlo lo alborotaba muchísimo más. Estaba en un estado de excitación que no le había visto nunca.
Así como estaba comenzó a meterme la verga, me empezó a coger deliciosa y salvajemente como tenia tiempo que no me cogía, me tenia en el cielo con esa verga tan deliciosa que me estaba dando.
Me puso en cuatro y me daba mas duro y mas rico todavía. Me agarraba de las caderas y se afincaba y me daba verga como una bestia y me jalaba un poco del cabello. En ese momento comencé a tener uno de los orgasmos mas ricos de toda mi vida y en la habitación resonaban mi gritos y gemidos fuertemente, - Ahhhhhh, Ahhhhhh, Ahhhhh, Mmmmm Diooos Mioooo-.
Después de unas cuantas embestidas bien potentes mas que me dio me dejo caer en la cama boca abajo mientras sentía como me llenaba las nalgas y la espalda de rica y espesa leche y luego me puso la verga en la boca para que se la limpiara a profundidad.
Estaba agotada de tanta verga que me habían dado, así que solo me limpie un poco y me quede dormida profundamente. Cuando desperté me di un buen baño y luego fui a comer algo. Ahí vi a mi esposo y lo bese apasionadamente dándole las gracias por esa rica cogida que me dio. Me dijo que le provoque desde que llegue, que tenia algo que lo había alborotado como nunca. Yo le dije
- Es que tienes una mujer muy buena y como un vino me pongo mas buena con el tiempo, ademas creo que me hizo muy bien la salida de ayer, fue muy relajante.
- Si mi amor creo que debe ser eso, quizás deberías salir a relajarte así un poco mas.
- Claro que si mi amor creo que te haré caso - Y le di otro apasionado beso como la buena esposa que soy.
Yo seguí cogiendo con Nelson por supuesto, ese muchacho me llevaba al paraíso cada vez que estábamos juntos, y en la casa me terminaba de complacer mi marido que me daba mucho mas rico y se ponía mucho mas cachondo cuando venia de ver a su sobrino. Me tenían muy bien atendida esos dos, mi esposo el tío y Nelson su sobrino.
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