Hola les comparto un antiguo relato o mejor dicho vivencia mia que yo pubique en mi otra cuenta de usuario ( @billdecaledonia ) la cual se encuentra bloqueada, y me parecio bueno volver a publicarlo para que pueda ser leido por aquellos nuevo usuarios que participan en esta comunidad.
Me llamo Gonzalo estoy cerca delos 40, y escribo este relato para contarle mi experiencia más caliente vividadurante mi adolescencia.
A principios de los años 90, paraser más específico en invierno se mudaron a mi barrio una parejita joven,compuesta por Leonardo, un tipo de aproximadamente 28 años, pelo castaño, flacomás que musculoso, de 1,70 de altura, un tipo común. Y su mujer Laura, laprotagonista de la historia, bah de la vivencia que voy a contar acontinuación. Igual me parece conveniente describir a Laurita antes decontinuar con la historia. Laurita 23 añitos, Morocha de tez blanca, peloenrulado largo, de casi 1,65 de altura (calculo yo, dado que nunca comento sualtura), ojos marones claros, de rasgos bonitos (sin llegar a parecerse a una modelode la época) una mezcla de europeo con sangre guaraní nativa, misionera denacimiento (seguro con antepasados de origen paraguayo) hermosa, de pocastetas, pero linda cola de flaca, hermosas piernas, y sobre todo lo que a mí másme llamaba la atención era el tajo que tenía, el pantalón, y ni hablar losshortcitos, dejan traslucir una terrible concha.
Ellos se habían mudado en elinvierno de ese año (1990) a mi barrio de nacimiento. Leonardo trabajaba comoprofe de educación física, y por los comentarios del barrio, de gente queconocía a sus padres, se recibió muy jovencito a los 23 años, y se fue a laprovincia de Misiones a vivir, dado que una parte de su familia era de allá.Había vuelto ese mismo año, y con él su joven mujer Laurita. Pronto encontrótrabajo en uno de los clubes del barrio, primero en el gimnasio, y luego comobañero en la pileta del club. Por su parte Laurita, no trabajaba, era un bellay jovencita ama de casa, que en esos años, al no existir ni supermercados, nichinos, ella era una asidua cliente de la almacén de mis viejos. Venia siempremás de una vez al día, y en el verano aún más, debido a la crisis energéticaque azotaba el país, hacía difícil conservar cosas, así que uno compraba lo queconsumía en ese mismo momento.
Imagínense, para mí unaadolescente, varios pares de años menor que Laura, las pajas que le dedicaba aella. La verdad me volvía loco. Yo la veía en el negocio, y ella me saludabacon un hola, sumado siempre a una sonrisa de su parte (como a casi todo elmundo)…. y yo bajaba los ojos, me daba vergüenza mantenerle la mirada a lamujer que provocaba que yo me haga varias pajas por día.
Para los jóvenes que leen esterelato, tengan en cuenta que nosotros; los jóvenes de ese tiempo, lo máximo quepodíamos aspirar es dar un beso de lengua a nuestras compañeras de escuela, oamigas del club, luego de ponernos de novio y durar un tiempito (ojo siemprehabía chicas rapiditas, que yo no tuve la suerte de tener de amiguitas)… a másde una que le quise tocar la concha antes de tiempo se enojaban, y rompían elnoviazgo prematuro. También piensen que al tener hermanos mayores, que por susocupaciones no estaban casi nunca en mi casa, las veces que venían a casa consus amigos, yo los escuchaba hablar, y así uno iba aprendiendo muchas cosas, ytambién robándole sus videos y revistas porno que veía y leía con devoción.
Lo cosa que a partir de laprimavera, ya las revista y las películas, como que no me alcanzaban, Y encimacuando aparece los primeros calores, y con ellos las vestimentas muy sugestivasde Laura, yo ya no podía soportar tanta calentura, la paja como que erainsuficiente. Pero para peor no solo me la cruzaba en el negocio, sino laspocas veces que con mis amigos íbamos a la pileta del club la veía ahí, con subikini que marcaba tanto como los shores su conchita. Igual era consiente, quemás de un par de pajas no podían pensar, nunca iba a pasar nada entre nosotros.Sin embargo había algo en mí que decía que debía intentar con ella otro tipo deacercamiento. Por otro lado era muy difícil ya que cuando la veía, no sé cómodecirlo, sería como que me causaba una especie de culpa, el masturbarmepensando en una mujer en pareja, entonces yo no podía sostenerle la mirada.
Pero la situación me tenía mal, yno di más de la calentura. Un día decidí jugármela, tome coraje y laseguí…..era una tarde de verano a la hora de la siesta, ella no todos los días,pero muy seguido sacaba al pasear al perro en dirección a una plaza que quedabaa 5 cuadras de donde vivíamos (ya que yo cuando me encontraba solo desde laventana de mi casa -que quedaba una parte atrás y otra al costado de la almacénde mis viejos- la observaba y me pajeaba), yo cuando la vi salir, la seguídando la vuelta a la manzana en sentido contrario a ella, hasta llegar a cruzarnosen la otra esquina opuesta como por causalidad. Ella me saluda con un hola yole respondo hola como te va, y agrego un ¿hasta dónde vas??, cosa que mesorprendió a mi tanto como a ella quien noto que le sacaba conversación, porprimera vez sin querer esquivarla, y me lo hizo notar, diciéndome ah por finpuedo lograr que tu voz, me diga algo más que hola y hecho una carcajada derisa…… yo tímidamente también sonreí, y haciéndome el boludo (ya que sabía paradonde iba), volví a preguntarle hasta donde iba. Me responde a pasear al perroa la plaza….y sin poder creerlo me anime y le dije si le molestaba que laacompañe, y me dijo no para nada, sino todo lo contrario….y íbamos caminandojuntos, mientras el perro iba de un árbol a otro buscando hacer sus necesidades.Ella en ese momento me empieza a interrogar a mí. Me preguntó que hacía solo aesa hora que no estaba en la pileta o en el club jugando a la pelota con misamigos…..yo ahí como que no supe que contestar, me descolocó su pregunta (dadoque tomar la decisión de seguirla no fue planificado con una logísticaapropiada, mi intención era solo decirle que me volvía loco y no podía dejar depajearme imaginándome como me la cogía a ella)… Entonces tome coraje y le dijeque no fue casual el encuentro que la seguí a propósito porque quería decirlealgo…. Ella como que no se impactó mucho y de inmediato me preguntó que lequería decir….y ahí yo con mis jóvenes años, y con la decisión impulsiva quehabía tomado, parecía ya arrepentirme y no sabía que decirle. Y Laura la queinsistía en preguntar que quería decirle. Creo que ella se imaginaba que yo meiba a declarar como un joven tonto que estaba enamorada de ella (cosa que a lasmujeres, por más en pareja que estén le gusta sentir que tienen algúnpretendiente, algún amor platónico como se diría). Pero lo mío no pasaba por elamor, era más calentura que amor, nunca fui de creer en los amores platónicos,y más con una mujer que estaba en pareja. Yo sabía que ella me llevaba variosaños y que nunca me ilusión pasaba por tener una relación de pareja con ella,ni mucho menos, lo mío era 100% calentura, imaginarme que le podía tocar,chupar ese terrible concha, o aún más tenía la ilusión de poder penetrar porprimera vez a una mujer por la vagina (dado que con una prima ya lo habíamoshecho, más de una vez, pero solo por el culo)……
Continuará……………………
Me llamo Gonzalo estoy cerca delos 40, y escribo este relato para contarle mi experiencia más caliente vividadurante mi adolescencia.
A principios de los años 90, paraser más específico en invierno se mudaron a mi barrio una parejita joven,compuesta por Leonardo, un tipo de aproximadamente 28 años, pelo castaño, flacomás que musculoso, de 1,70 de altura, un tipo común. Y su mujer Laura, laprotagonista de la historia, bah de la vivencia que voy a contar acontinuación. Igual me parece conveniente describir a Laurita antes decontinuar con la historia. Laurita 23 añitos, Morocha de tez blanca, peloenrulado largo, de casi 1,65 de altura (calculo yo, dado que nunca comento sualtura), ojos marones claros, de rasgos bonitos (sin llegar a parecerse a una modelode la época) una mezcla de europeo con sangre guaraní nativa, misionera denacimiento (seguro con antepasados de origen paraguayo) hermosa, de pocastetas, pero linda cola de flaca, hermosas piernas, y sobre todo lo que a mí másme llamaba la atención era el tajo que tenía, el pantalón, y ni hablar losshortcitos, dejan traslucir una terrible concha.
Ellos se habían mudado en elinvierno de ese año (1990) a mi barrio de nacimiento. Leonardo trabajaba comoprofe de educación física, y por los comentarios del barrio, de gente queconocía a sus padres, se recibió muy jovencito a los 23 años, y se fue a laprovincia de Misiones a vivir, dado que una parte de su familia era de allá.Había vuelto ese mismo año, y con él su joven mujer Laurita. Pronto encontrótrabajo en uno de los clubes del barrio, primero en el gimnasio, y luego comobañero en la pileta del club. Por su parte Laurita, no trabajaba, era un bellay jovencita ama de casa, que en esos años, al no existir ni supermercados, nichinos, ella era una asidua cliente de la almacén de mis viejos. Venia siempremás de una vez al día, y en el verano aún más, debido a la crisis energéticaque azotaba el país, hacía difícil conservar cosas, así que uno compraba lo queconsumía en ese mismo momento.
Imagínense, para mí unaadolescente, varios pares de años menor que Laura, las pajas que le dedicaba aella. La verdad me volvía loco. Yo la veía en el negocio, y ella me saludabacon un hola, sumado siempre a una sonrisa de su parte (como a casi todo elmundo)…. y yo bajaba los ojos, me daba vergüenza mantenerle la mirada a lamujer que provocaba que yo me haga varias pajas por día.
Para los jóvenes que leen esterelato, tengan en cuenta que nosotros; los jóvenes de ese tiempo, lo máximo quepodíamos aspirar es dar un beso de lengua a nuestras compañeras de escuela, oamigas del club, luego de ponernos de novio y durar un tiempito (ojo siemprehabía chicas rapiditas, que yo no tuve la suerte de tener de amiguitas)… a másde una que le quise tocar la concha antes de tiempo se enojaban, y rompían elnoviazgo prematuro. También piensen que al tener hermanos mayores, que por susocupaciones no estaban casi nunca en mi casa, las veces que venían a casa consus amigos, yo los escuchaba hablar, y así uno iba aprendiendo muchas cosas, ytambién robándole sus videos y revistas porno que veía y leía con devoción.
Lo cosa que a partir de laprimavera, ya las revista y las películas, como que no me alcanzaban, Y encimacuando aparece los primeros calores, y con ellos las vestimentas muy sugestivasde Laura, yo ya no podía soportar tanta calentura, la paja como que erainsuficiente. Pero para peor no solo me la cruzaba en el negocio, sino laspocas veces que con mis amigos íbamos a la pileta del club la veía ahí, con subikini que marcaba tanto como los shores su conchita. Igual era consiente, quemás de un par de pajas no podían pensar, nunca iba a pasar nada entre nosotros.Sin embargo había algo en mí que decía que debía intentar con ella otro tipo deacercamiento. Por otro lado era muy difícil ya que cuando la veía, no sé cómodecirlo, sería como que me causaba una especie de culpa, el masturbarmepensando en una mujer en pareja, entonces yo no podía sostenerle la mirada.
Pero la situación me tenía mal, yno di más de la calentura. Un día decidí jugármela, tome coraje y laseguí…..era una tarde de verano a la hora de la siesta, ella no todos los días,pero muy seguido sacaba al pasear al perro en dirección a una plaza que quedabaa 5 cuadras de donde vivíamos (ya que yo cuando me encontraba solo desde laventana de mi casa -que quedaba una parte atrás y otra al costado de la almacénde mis viejos- la observaba y me pajeaba), yo cuando la vi salir, la seguídando la vuelta a la manzana en sentido contrario a ella, hasta llegar a cruzarnosen la otra esquina opuesta como por causalidad. Ella me saluda con un hola yole respondo hola como te va, y agrego un ¿hasta dónde vas??, cosa que mesorprendió a mi tanto como a ella quien noto que le sacaba conversación, porprimera vez sin querer esquivarla, y me lo hizo notar, diciéndome ah por finpuedo lograr que tu voz, me diga algo más que hola y hecho una carcajada derisa…… yo tímidamente también sonreí, y haciéndome el boludo (ya que sabía paradonde iba), volví a preguntarle hasta donde iba. Me responde a pasear al perroa la plaza….y sin poder creerlo me anime y le dije si le molestaba que laacompañe, y me dijo no para nada, sino todo lo contrario….y íbamos caminandojuntos, mientras el perro iba de un árbol a otro buscando hacer sus necesidades.Ella en ese momento me empieza a interrogar a mí. Me preguntó que hacía solo aesa hora que no estaba en la pileta o en el club jugando a la pelota con misamigos…..yo ahí como que no supe que contestar, me descolocó su pregunta (dadoque tomar la decisión de seguirla no fue planificado con una logísticaapropiada, mi intención era solo decirle que me volvía loco y no podía dejar depajearme imaginándome como me la cogía a ella)… Entonces tome coraje y le dijeque no fue casual el encuentro que la seguí a propósito porque quería decirlealgo…. Ella como que no se impactó mucho y de inmediato me preguntó que lequería decir….y ahí yo con mis jóvenes años, y con la decisión impulsiva quehabía tomado, parecía ya arrepentirme y no sabía que decirle. Y Laura la queinsistía en preguntar que quería decirle. Creo que ella se imaginaba que yo meiba a declarar como un joven tonto que estaba enamorada de ella (cosa que a lasmujeres, por más en pareja que estén le gusta sentir que tienen algúnpretendiente, algún amor platónico como se diría). Pero lo mío no pasaba por elamor, era más calentura que amor, nunca fui de creer en los amores platónicos,y más con una mujer que estaba en pareja. Yo sabía que ella me llevaba variosaños y que nunca me ilusión pasaba por tener una relación de pareja con ella,ni mucho menos, lo mío era 100% calentura, imaginarme que le podía tocar,chupar ese terrible concha, o aún más tenía la ilusión de poder penetrar porprimera vez a una mujer por la vagina (dado que con una prima ya lo habíamoshecho, más de una vez, pero solo por el culo)……
Continuará……………………
1 comentarios - Laurita mi vecina casada, la mujer de mis fantasías (1)