Antes de arrancar, un poco de contexto: en febrero Agus se fue de vacaciones a Mar del Plata con otras amigas, y allí conoció un chico de Rosario. Cuestión que la onda siguió a la vuelta y medio que empezaron a "verse", pero nada serio ni concreto. Volvamos al presente. Se acercaba el cumple de Agus, y yo (después de la experiencia en Bariloche con mi chico) andaba con unas ganas bárbaras de revolcarme con ella. Y si podía participar Lucas mejor.
Una tarde, después de juntadita con ella y Vale, fuimos a mi casa. Las dos solas. Una cosa llevó a la otra y terminamos las dos chapando en mi cama. Hacía mucho tiempo que no teníamos ese momento a solas que tanto nos gustaba. Desesperadas, empezamos a desvestirnos. Mi remera terminó en el piso, la de ella a un costado en al cama. Nuestros pechos se pegaron y sin dejar de besarnos, comenzamos a franelear los pezones de una con la otra.
La di vuelta, y quedé arriba de ella. Agus metió sus manos dentro del jogging y me apretó el culo mientras despacio iba bajando el pantalón. Yo seguí besándola en el cuello, bajando por sus hombros y me quedé un rato a vivir entre sus tetas. Las agarraba con las dos manos, las juntaba y lamía bien despacito. "Como extrañé esto" le dije antes de comerle la boca nuevamente. Volví a sus pechos, y dejé bajar mi boca por su panza hasta la cintura. Mordía el elástico del pantalón sin dejar de manosearle las tetas.
De un golpe le bajé todo, jogging y tanga, hasta las rodillas. Me acosté a su lado para besarla y pajearla. Mis dedos se movían rápido en su clítoris, húmedos de los mismos jugos que chorreaban de su vagina. Su mano buscó mi concha y cuando la encontró me clavó dos dedos de una.
- Qué mojada estás, Juli... ay nena como me gusta esto
- Vos me ponés así... me re calentás
- Y vos... y vos a mi - repetía jadeando mientras mi mano no frenaba nunca. No hubo mucho más. Con la calentura que teníamos, terminamos acabando las dos casi al mismo tiempo.
Volvimos al comedor, y ya más calmadas, ella se puso seria para hablar de un tema importante. Yo sabía que tarde o temprano iba a pasar, pero mi subconsciente lo negaba. Resumiendo: estaba pensando ponerse de novia con Lio (el chico que había conocido en la costa). Mi reacción fue muy fría. Lo sentí como una estaca clavada en mi corazón. Ella me agarró de las manos y con la voz también temblorosa dijo lo que ya imaginaba: no más tríos.
Seguimos charlando un rato, donde terminé confesándole que el trio lo hacía más para estar con ella que por complacer a Lucas (aunque obvio él se aprovecha y la pasa genial), y terminó pidiéndome una cosa: "La verdad, la paso muy bien con ustedes. Esos polvazos posta no me los olvido nunca más... se acerca mi cumple... Sometanme... garchenme toda... regálenme eso... que sea una despedida que no me la olvide nunca más". No hace falta aclarar que la levanté de la silla y la llevé nuevamente a mi cama y la hice acabar chupándole la concha mientras la penetraba con mis dedos, mientras imaginaba ese último encuentro.
Más allá de como terminamos, la noticia me tuvo un poco pensativa. Y esto lo notó Lucas. Agustina me había pedido que no le dijera nada, que ella quería darle la noticia. Él sabía que se acercaba el cumple de Agus, pero no decía nada. Conocía su lugar en la relación. Las cosas se hacían cuando nosotras queríamos. Le conté entonces, que teníamos que prepararle el "regalito".
El finde anterior a su cumple, la invitamos a comer a casa de Lucas. "Qué le dijiste a Lio?", le pregunté mientras íbamos a casa de Lucas. "Que me juntaba con vos a comer. Solas", respondió riéndose. En el ascensor empezamos a los besos. Me arrinconó y agarrando mi cabeza la empujo contra su boca. No me resistí y nos besamos todo el trayecto desde la planta baja hasta el cuarto piso donde vive Lucas. "Hola", dijimos casi al mismo tiempo mientras Lucas no podía simular la cara de pajero pensando en todo lo que vendría.
Solitas nos fuimos a la habitación y nos tiramos en la cama. Mi chico nos siguió y, entendiendo su lugar, se sentó en un rincón a observar mientras se pajeaba. Nos fuimos desvistiendo entre las dos, intercalando besos y caricias por todos lados. El primer chirlo lo ligó mi cola. Yo me tiré encima de ella y le comí las tetas desesperada. Ella me abrazaba apretando mi cuerpo contra el suyo.
Cuando saqué la cara de sus pechos, me encontré con la verga inmensa de Lucas delante de mis ojos. Como dos putitas en celo desesperadas por pija, nos arrodillamos en la cama y empezamos a chupársela. Él solo acariciaba nuestras cabezas mientras nosotras llenábamos de saliva todo el tronco. Primero escupiendo sobre él, luego metiendo la pija lo más adentro posible, hasta el límite de nuestras gargantas. De golpe la tiré a Agus contra la cama. Me tiré encima y luego de besarla le susurré al oído "feliz cumple, mi amor", para luego sacar del cajón de la mesa de luz todo el arsenal.
Le até sus manos sobre la cabeza y le tapé los ojos. Fui bajando por su cuerpo, rozando mis labios contra su piel. Mientras, Lucas (un poco más violento), la agarró de los pelos y le clavó casi la mitad de la pija. "Así que la putita de tu amiga quiere fiestita de cumple", repetía mientras le garchaba literalmente la boca.
Podía sentir los gemidos ahogados de mi amiga, y ni hablar el suspiro que largó cuando mi lengua apenas rozó su clítoris. Abrí la boca bien grande y cubrí toda su conchita, pasándole la lengua en círculos, para luego cerrar los labios y apretar fuerte. Lucas seguía cogiéndole la boca, y yo con los dedos ya le empezaba a abrir la concha.
Agarré mi consolador y lo puse en la boca de ella, junto a la verga de Lucas. Ella entendió y soltando el vergón, empezó a lamer y lubricar el juguetito. Yo no paraba de pajearla y Lucas de pasarle la verga ensalivada desde la cara a las tetas. Cuando liberé su boca, ella volvió a meterse la poronga hasta la garganta y yo bajé a su conchita. Le rozaba la entrada con la punta del consolador, hasta que de golpe, empujé y se lo clavé casi entero.
Mi idea era meter la puntita, pero la muy puta estaba tan mojada que se resbaló casi por completo. "Ay nena como estás" le dije antes de volver a lamer su conchita, ahora cogiéndola suave con el consolador. Ella intentó decir algo pero el pijón de mi chico no la dejaba pronunciar palabra alguna.
Mi lengua jugaba despacio, el juguete se movía lento hacia atrás, y entraba despacio, girándolo suavemente. En contraste, Lucas la tenía aferrada de los pelos moviendo sus caderas entrando y saliendo sin piedad en su boca. Levanté la vista y me volví loca al ver la carita de mi amiga chorreando saliva, con los ojos llorosos, siendo sometida por la pija de mi macho. Empecé a acelerar el ritmo y casi de inmediato el cuerpo de Agustina comenzó a contorsionarse, acabando mientras ahogaba sus gemidos en la verga de Lucas.
Luego de esto, mi chico se movió dándole descanso a las mandíbulas de ella, y se acomodó entre sus piernas. Sin compasión, enterró la verga en la ya dilatada concha de Agus. La clavó entera, despacio, llevando todo el tronco firmemente hasta que su cuerpo hizo tope contra el cuerpo de Agustina. Yo me quedé al lado de él, acariciándolo y besándolo. Mis manos rozaban su abdomen, su espalda, lo besaba.
Mi mano en su espalda bajó, y le agarró la cola. "No hagas eso", me dijo cuando mis dedos buscaban penetrarlo. Con una sonrisa cómplice le indiqué que no iba a detenerme. Mi dedo empezó a rozar su ano, él aceleró el ritmo de la garchada y repetía cada vez más fuerte que no lo hiciera. De golpe, sacó la verga y estalló sobre el cuerpo de mi amiga.
La leche chorreaba por el abdomen de Agus. Me subí encima para besarla, quedando en 4 regalada para Lucas. "Cogeme", le pedí, y él obedeció metiendo su verga que aún chorreaba semen en mi concha. Mientras, yo disfrutaba los besos de Agustina. Mi cuerpo se refregaba contra el de ella en cada penetración enchastrándome con la acabada sobre su panza.
Salí de esa posición, se me había ocurrido otra cosa: a Lucas lo hice parar en medio de la habitación. Levanté a Agus de la cama, y le até las manos atrás en la espalda, como si la lleváramos presa. La acompañé, aún con los ojos tapados, hasta mi chico y agarrándola de los pelos le grité "arrodillate puta", pegándole una patada en la unión de las rodillas, haciéndola caer al piso.
Sin soltarla de los pelos, le clavé la verga de Lucas para que la chupara. Sin manos y con gran maestría, mi amiga se comía casi la totalidad del matafuego de él. Me senté en la cama para disfrutar la imagen de mi amiga arrodillada y atada siendo sometida por un vergón que luchaba por entrar cada vez más dentro suyo, desafiando toda su anatomía.
Me pajeaba mirando eso, sin poder entender como me calentaba tanto la situación. Pero no me importaba. Estaba al borde del orgasmo, cuando Lucas me pide que me una a ellos. Él también estaba por eyacular y quería que sus dos putitas compartieran toda la lechita.
Me arrodillé junto a mi amiga, le saqué la pija de la boca y la besé. Su boca estaba babeando saliva a más no poder. Ella se volvió a enterrar el tronco y yo a lamerle las bolas. Luego cambiamos. Nuestras bocas recorrían el largo de la verga, rozando nuestros labios en la punta. "Ahiiiiii" gritó Lucas agarrando nuestras cabezas mientras metía la punta de la poronga entre nuestras caras. El primer chorro cayó en cualquier lado menos en nuestras caras. Luego, la lechita calentita empezó a brotar ensuciando nuestras caritas. Lo que pasaba por la boca, lo tragábamos.
Yo estaba recibiendo leche mientras me pajeaba. Cuando mi chico lo vio, me acostó en el piso y la acomodó a Agustina entre mis piernas. "Atendé a tu amiga", le dijo mientras se fue dejándonos solas. No hizo falta mucho trabajo, estaba casi al borde del orgasmo. Al toque acabé en la boca de ella, que al sentir mis piernas temblar metió su lengua en mi concha para tragarse todos mis flujos.
Exhausta, se tiró a un costado tratando de recuperar el aliento. "Desatame", me dijo entre suspiros mientras se revolcaba por el piso. Yo también había quedado inmóvil a su lado. Cuando reaccioné, la ayudé a levantarse para tirarla de nuevo a la cama. "No", le dije volviendo a chupar sus tetas. Esto no había terminado.
Ella abrió sus piernas y me atrapó entre ellas. Yo chupaba y mordía los pezones. Lucas apareció, y me sonreí al ver lo que traía: hielo. Me besó con uno en la boca, y me lo pasó. Volví a Agus: mi boca fría chocó contra la piel caliente de su cuerpo. "AAAAhhhh" gritó cuando sintió el cambio de temperatura. Mi boca rozaba desde la cintura hasta el cuello, dejando una línea de agua helada en el recorrido. Lucas seguía el camino inverso, besando con sus labios calientes por donde había pasado. El cuerpo de Agustina no paraba de moverse para todos lados.
La dimos vuelta. Lucas puso un almohadón en su cintura, levantando la cola. Ahora, el hielo iba desde sus muslos hasta la espalda. Lucas se tiró a chuparle el culo. Abrió sus nalgas y enterró la lengua en ella. Yo seguí jugando un rato con el frio sobre la espalda de mi amiga. La pija de mi chico ya estaba al palo de nuevo.
La levanté a Agus, poniéndola en 4, pero con la cabeza contra la cama (las manos aún las tenía atadas en la espalda). Su conchita quedó expuesta, y no pudimos evitarlo. Entre los dos empezamos a lamerla. Primero él empezó en la cola y yo por abajo le chupaba la concha. Luego cambiamos y él atacó la vagina con su lengua mientras yo rozaba el ano de Agus en círculos.
Era momento de otro juego. Ahora, las bolas chinas. Fui clavándole las bolas en su concha, de a una, mientras la chupaba con mi lengua. Yo había quedado en 4, atrás de Agustina. Lucas no perdió oportunidad para penetrarme. Cuando sentí que buscaba entrarme, me acomodé dejándole mi conchita a plena disposición. La enterró de una y empezó a taladrarme sin piedad. Las bolas chinas estaban por completo dentro de Agus.
Mientras le chupaba la cola, fui sacándolas despacio robándole gemidos cada vez más intensos. Las embestidas de Lucas eran cada vez más violentas, tanto que tenía que agarrarme del cuerpo de mi amiga para no volar de la cama. Esto a él parecía no importarle. Me tenía aferrada de la cintura y sin piedad sacaba y metía la poronga haciéndome delirar.
Mi cola era objeto de chirlos cada vez que la pija se clavaba entera dentro mío. Las bolas chinas estaban empapadas por la concha de Agus. Como pude, frené a la bestia que me garchaba y me acomodé en 4 al lado de Agus. Lucas ahora tenía a sus dos putitas regaladas para que se las garche. "Mirá como estás amiga" le dije metiéndole las bolas chinas en su boca. Sin decir nada, totalmente entregada, empezó a lamerlas mientras le tocaba el turno de ser penetrada por Lucas.
La acaricié tiernamente, mientras atrás nuestro macho no paraba de castigarnos. Se estaba sacando todas las ganas, como intuyendo que era la última noche que nos iba a tener a las dos. Me penetraba a mi, le metía los dedos en la concha a Agus. Cambiaba, ahora penetraba a Agustina y me clavaba los dedos a mi. De golpe sacó la pija de mi concha y empezó a pajearse en mi cola.
Rápido, desaté a Agustina para que acomodara la cara en la espalda y recibiera la acabada. Ella entendió perfectamente qué tenía que hacer. Él aceleró la paja contra los cachetes de mi cola y largó toda la descarga sobre mi espalda y la boca de Agus. Ella agarró la verga con las dos manos y se dedicó a limpiarla completa. Cuando la pija ya no pudo más, la sacó de su boca y las dos caímos rendidas en la cama. Lucas se tiró entre las dos.
Los tres entendimos, que era momento de un breve descanso. Breve, porque nos levantamos a bañarnos. Juntas. Con las manos fuimos limpiando nuestras cuerpos de toda la leche recibida. Entre las caricias y los besos, mi mano se fue a la concha de ella. La hice acabar y terminamos abrazadas besándonos como a mi me gusta con ella: suave, dulce, tierno.
"Los quiero ver garchar", me dijo de la nada. Llamamos a Lucas, que rápido apareció en la puerta del baño. Nosotras, arrodilladas en la ducha, le pedimos al mismo tiempo que queríamos chupar pija. "Terrible la verga que tiene" me susurró Agus al verlo acercarse con la poronga totalmente dormida, pero que ya hacía imaginar un tamaño considerable.
Como pudo se metió en la ducha con las dos, y empezamos a lamer, chupar, tocar... dos gatitas desesperadas. En poco tiempo, la verga de Lucas estaba lista. Ella se levantó, le dio un piquito y se fue. "Cogela bien duro", le dijo mientras se arrodillaba a un costado para vernos.
Me levanté y sola me di vuelta apoyando mis manos en la pared, de tal forma que mi amiga pudiera ver bien el show. Lucas se agarró de mi cola y metió la pija despacito por mi concha. Separé bien las piernas y cuando estuvimos listos, empezó a darme sin piedad. "Si si si si" gritaba yo cada vez que la verga de Lucas se metía entera partiéndome al medio.
Mi amiga se pajeaba sin perderse detalles. Yo no aguanté más, acabé y me caí al piso. Gateando salí de la ducha (si, dejamos un desastre el baño, pero bueno) y me tiré encima de ella. Lucas nos tiró un par de toallas y volvimos a la cama. Agus se puso en 4, ya entregada. Lucas la penetró y yo empecé a preparar el terreno para dejarla totalmente abierta. No solo se iba a llevar el recuerdito de tener la concha destruida por la pija de mi macho, también iba a hacer que le quede el culo desgarrado.
Escupí sobre su ano y con la lengua empecé a jugar. Al lado mío, el pijón de Lucas entraba y salía de la concha de Agus. Sacaba despacito, y metía de golpe haciendo temblar todo el cuerpo de mi amiga. La colita iba dilatándose con mis dedos, hasta que agarré la poronga de las bolas, la saqué de donde estaba y la acomodé en la cola.
"Rota quiero esta cola" le dije, como dándole la orden a un perrito obediente para que haga una tarea. Se agarró de la cintura de Agus, mientras yo le abría bien las nalgas para favorecer la entrada. La cola de mi amiga no tiene la elasticidad que tiene la mía, pero se la re bancaba. De a poco entraba, salía y metía un poco más. La mano de mi amiga se levantó para indicar que hasta ahí podía. "No seas cagona querés... esto puede más" la incitaba yo.
Lucas se mordía los labios sacando y metiendo despacito la pija en el lugar donde estaba. "Tomá aire... respirá... soltá" le decía a ella, mientras él empujaba la pija un poco más adentro. No llegó a entrar entera, pero casi. "Uff sii.. dale" exclamó cuando por fin su cuerpo se acostumbró. Lucas empezó a desesperarse penetrándola cada vez con más violencia.
Agustina deliraba, ya no le importaba que esa poronga gruesa la estuviera sometiendo sin piedad dejándole el culo destrozado. "Basta basta" suplicó mi amiga. Su cola estaba roja y bien abierta. Me provocaba cierto morbo mirar como esa pija le dejaba el culo a mi amiga. Y a mi... porque ahora venía mi turno.
Pero no tan simple. Agarré las bolas chinas y empecé a chuparlas. Agus se sumó y entre las dos empezamos a lamerlas. Aún tenían el gustito de los flujos de ella. "En la cola.. todas" le dije mientras me acomodaba en 4 levantando bien el culo. Lucas miraba y su pijón parecía tener vida pegando saltitos mientras acariciaba nuestros cuerpos. "Dale, disfrutanos... acaricianos, tocanos... aprovecha que estamos re calientes y regaladas" lo incitaba. Mientras mi amiga lamía y penetraba mi cola, Lucas nos manoseaba a las dos. Cada bolita que se metía me robaba un suspiro. Cuando terminó de sacarlas todas, era turno de la pija.
Agus lo acomodó atrás mío y le llenó la verga de saliva. Él, como ya sabiendo el camino (si lo conocerá... fue el primero) clavó su verga en mi cola. Entró fácil, sin resistencia. Casi por completo. Empezó la culeada y con las embestidas terminó de enterrarse entera. Despacio, sacaba la mitad de la poronga y fuerte la metía toda.
Agus se acostó al lado mío, riéndose mientras se pajeaba. "Que lindas caritas haces cuando te rompen el orto" dijo mientras me acariciaba la cara. "Ay que hija de puta que sos... dame un beso", le supliqué. Ella acercó su boca y mientras Lucas me culeaba y ella se pajeaba, nos besamos mordiendo nuestros labios.
Antes de que él acabe, Agus se levantó y le susurró algo al oído. Aceleró el ritmo, hasta que en un embestida se quedó con la pija toda enterrada en mi cola. Sentí como la verga temblaba dentro mío abriendo aún más el ano. De golpe, un chorro caliente invadió mi interior.
Lucas seguía moviendo la pija adentro de mi culo, ahora lubricada con toda su guasca. Por fin, la saca. Siento el culo abierto, y no me puedo ni mover. Agus se acerca y lo abre aún más, hasta que empieza a brotar leche de mi interior. "Aaaay esto quería ver!!" dice ella mientras con los dedos va agarrando la lechita y desparramándola por mi cola.
Nos quedamos dormidos los 3, así sucios y con olor a sexo. Al otro día no pudimos garchar porque nosotras estábamos con la concha literalmente destrozada. Pero le regalamos el último pete de a dos. Durante el desayuno, se produjo el momento más difícil: Agus le contó que estaba saliendo con un chico, que se iba a poner en serio con él... y que no iba a acompañarnos más en estas locuritas. Él por supuesto entendió, la felicitó aunque por la cara se lo notaba triste. "Mirá la carita triste que pone el pajerito" dije yo para cortar un poco el ambiente dramático que se había generado.
En el cumple de Agus conocimos al chabón. Nos cayó re bien, y la verdad que me puse contenta por ella. Se la veía feliz y, luego de las que pasó con el ex, deseaba que con este fuese distinto. Una semana después, organizamos para comer en la casa del novio de Agus, y conocernos.
Al principio, noté como Lucas estaba tenso ante la situación, calculo que de recordar cómo nos cogía a las dos y ahora estar adelante del novio de mi amiga. Pero al rato ya estábamos todos más sueltos. Luego de comer, Lio se puso a charlar de música con Lucas y le empezó a mostrar una colección de CDs que tenía cual reliquia. Nosotras, nos fuimos a la cocina a ordenar.
Mientras guardábamos platos, copas y cubiertos, ella me contaba sobre cómo iba su nueva relación. Estábamos una al lado de la otra... hasta que ella me agarra de la mano, y cuando doy vuelta la cara para ver qué pasaba, me tira un pico. Imposible resistirme a sus labios. No solo que no me corrí, sino que se lo devolví. Nos empezamos a reír como dos adolescentes, pero ninguna de las dos soltaba la mano de la otra. Nos miramos y fue más fuerte que nosotras. Nos pegamos un chape furioso de lengua mientras nos manoseábamos todo el cuerpo.
A ninguna le importó que a escasos metros, en la habitación de al lado, estaban nuestros chicos. Cuando caímos en eso, nos soltamos.
- Qué pasa? - me preguntó ante mi silencio. La verdad, yo no sabía que decir.
- Esta es tu forma de terminar... lo que teníamos?" - le dije sorprendida, y la verdad... estaba sorprendida.
- Yo te dije que no había más fiestita con tu chico - me decía mientras se acercaba. Yo, siguiéndole un poco el juego, retrocedí hasta quedar atrapada entre su cuerpo y la mesada. - No dije nada que quería terminar con vos - me dijo mientras agarraba la cara apretando mis cachetes, haciéndome sacar trompita. - mirá esta boca... mirá esta boca - repetía hasta que me mordió los labios. Cuando me soltó, la abracé y seguimos besándonos. A esta altura mis pulsaciones estaban por las nubes, y mi respiración agitadísima. Metí la mano debajo de la remera acariciando su espalda, mientras ella metía mano dentro de mi pantalón apretándome la cola.
- Hija de puta, como me podés... - le dije cuando por fin, nos soltamos.
Alteradas y re calientes, volvimos donde estaban los chicos, que seguían en la suya. Terminamos de comer el postre y Agus se levantó de golpe, agarrándome del brazo me sacó con la excusa que quería mostrarme algo nuevo que se había comprado. Me fue llevando hasta la habitación de Lio, arrimó la puerta y con la mejor sonrisa pícara de muy puta me volvió a besar.
Yo no me resistí. No pude, no puedo resistirme. Me dio vuelta, quedando ella atrás mío. Me arrinconó contra la pared y metió su mano derecho en mi concha. Empezó a pajearme, moviendo los dedos velozmente. Yo tiré la mano hacia atrás, ella ya tenía el jean desabrochado. Sabía que yo iba a querer hacer eso.
Nos pajeamos mutuamente, mi cuerpo contra el placard y ella apretándome atrás mío. Hasta que acabamos casi al mismo tiempo. Primero fue ella, lo noté porque sus dedos empezaron a hacer más presión sobre mi clítoris... luego yo, mojando toda mi pierna. Nos acomodamos la ropa y quedamos nuevamente frente a frente.
"La semana que viene hacemos una meriendita... amiga" me dijo mientras acariciaba mi cara con la punta de los dedos llenos de flujo. Yo la tenía agarrada de la cintura. "Dale... las dos solas", le contesté acercando mi nariz a la suya. "Solas..." repitió Agus, yo me mordí los labios. El momento lo cortó Lio, gritando desde el living si quería que busquemos una peli para ver. Nos separamos rápidamente y volvimos lo más arregladas y calmadas que pudimos. "Preferiría volver, estoy cansada" me excusé.
En realidad, estaba re caliente. No aguantaba un segundo más... Cuando llegamos a casa, lo tiré a Lucas en la cama y le pedí que me cogiera bien duro. Estaba sacada, mi concha era un mar de flujos y mi cabeza una sucesión de imágenes que me volvían loca de calentura. Lucas ya sabe que cuando me pongo así, no tiene que preguntar nada. Sólo actuar. Me destrozó. Me pegó una garchada salvaje que me dejó exhausta en la cama, pidiendo que frenara. Me ardió la concha un par de días, y el culo mejor ni les cuento... Pero eso no fue un problema grave... en la semana tuve los besos tiernos de mi amiga para para curarme.
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Indice
Una tarde, después de juntadita con ella y Vale, fuimos a mi casa. Las dos solas. Una cosa llevó a la otra y terminamos las dos chapando en mi cama. Hacía mucho tiempo que no teníamos ese momento a solas que tanto nos gustaba. Desesperadas, empezamos a desvestirnos. Mi remera terminó en el piso, la de ella a un costado en al cama. Nuestros pechos se pegaron y sin dejar de besarnos, comenzamos a franelear los pezones de una con la otra.
La di vuelta, y quedé arriba de ella. Agus metió sus manos dentro del jogging y me apretó el culo mientras despacio iba bajando el pantalón. Yo seguí besándola en el cuello, bajando por sus hombros y me quedé un rato a vivir entre sus tetas. Las agarraba con las dos manos, las juntaba y lamía bien despacito. "Como extrañé esto" le dije antes de comerle la boca nuevamente. Volví a sus pechos, y dejé bajar mi boca por su panza hasta la cintura. Mordía el elástico del pantalón sin dejar de manosearle las tetas.
De un golpe le bajé todo, jogging y tanga, hasta las rodillas. Me acosté a su lado para besarla y pajearla. Mis dedos se movían rápido en su clítoris, húmedos de los mismos jugos que chorreaban de su vagina. Su mano buscó mi concha y cuando la encontró me clavó dos dedos de una.
- Qué mojada estás, Juli... ay nena como me gusta esto
- Vos me ponés así... me re calentás
- Y vos... y vos a mi - repetía jadeando mientras mi mano no frenaba nunca. No hubo mucho más. Con la calentura que teníamos, terminamos acabando las dos casi al mismo tiempo.
Volvimos al comedor, y ya más calmadas, ella se puso seria para hablar de un tema importante. Yo sabía que tarde o temprano iba a pasar, pero mi subconsciente lo negaba. Resumiendo: estaba pensando ponerse de novia con Lio (el chico que había conocido en la costa). Mi reacción fue muy fría. Lo sentí como una estaca clavada en mi corazón. Ella me agarró de las manos y con la voz también temblorosa dijo lo que ya imaginaba: no más tríos.
Seguimos charlando un rato, donde terminé confesándole que el trio lo hacía más para estar con ella que por complacer a Lucas (aunque obvio él se aprovecha y la pasa genial), y terminó pidiéndome una cosa: "La verdad, la paso muy bien con ustedes. Esos polvazos posta no me los olvido nunca más... se acerca mi cumple... Sometanme... garchenme toda... regálenme eso... que sea una despedida que no me la olvide nunca más". No hace falta aclarar que la levanté de la silla y la llevé nuevamente a mi cama y la hice acabar chupándole la concha mientras la penetraba con mis dedos, mientras imaginaba ese último encuentro.
Más allá de como terminamos, la noticia me tuvo un poco pensativa. Y esto lo notó Lucas. Agustina me había pedido que no le dijera nada, que ella quería darle la noticia. Él sabía que se acercaba el cumple de Agus, pero no decía nada. Conocía su lugar en la relación. Las cosas se hacían cuando nosotras queríamos. Le conté entonces, que teníamos que prepararle el "regalito".
El finde anterior a su cumple, la invitamos a comer a casa de Lucas. "Qué le dijiste a Lio?", le pregunté mientras íbamos a casa de Lucas. "Que me juntaba con vos a comer. Solas", respondió riéndose. En el ascensor empezamos a los besos. Me arrinconó y agarrando mi cabeza la empujo contra su boca. No me resistí y nos besamos todo el trayecto desde la planta baja hasta el cuarto piso donde vive Lucas. "Hola", dijimos casi al mismo tiempo mientras Lucas no podía simular la cara de pajero pensando en todo lo que vendría.
Solitas nos fuimos a la habitación y nos tiramos en la cama. Mi chico nos siguió y, entendiendo su lugar, se sentó en un rincón a observar mientras se pajeaba. Nos fuimos desvistiendo entre las dos, intercalando besos y caricias por todos lados. El primer chirlo lo ligó mi cola. Yo me tiré encima de ella y le comí las tetas desesperada. Ella me abrazaba apretando mi cuerpo contra el suyo.
Cuando saqué la cara de sus pechos, me encontré con la verga inmensa de Lucas delante de mis ojos. Como dos putitas en celo desesperadas por pija, nos arrodillamos en la cama y empezamos a chupársela. Él solo acariciaba nuestras cabezas mientras nosotras llenábamos de saliva todo el tronco. Primero escupiendo sobre él, luego metiendo la pija lo más adentro posible, hasta el límite de nuestras gargantas. De golpe la tiré a Agus contra la cama. Me tiré encima y luego de besarla le susurré al oído "feliz cumple, mi amor", para luego sacar del cajón de la mesa de luz todo el arsenal.
Le até sus manos sobre la cabeza y le tapé los ojos. Fui bajando por su cuerpo, rozando mis labios contra su piel. Mientras, Lucas (un poco más violento), la agarró de los pelos y le clavó casi la mitad de la pija. "Así que la putita de tu amiga quiere fiestita de cumple", repetía mientras le garchaba literalmente la boca.
Podía sentir los gemidos ahogados de mi amiga, y ni hablar el suspiro que largó cuando mi lengua apenas rozó su clítoris. Abrí la boca bien grande y cubrí toda su conchita, pasándole la lengua en círculos, para luego cerrar los labios y apretar fuerte. Lucas seguía cogiéndole la boca, y yo con los dedos ya le empezaba a abrir la concha.
Agarré mi consolador y lo puse en la boca de ella, junto a la verga de Lucas. Ella entendió y soltando el vergón, empezó a lamer y lubricar el juguetito. Yo no paraba de pajearla y Lucas de pasarle la verga ensalivada desde la cara a las tetas. Cuando liberé su boca, ella volvió a meterse la poronga hasta la garganta y yo bajé a su conchita. Le rozaba la entrada con la punta del consolador, hasta que de golpe, empujé y se lo clavé casi entero.
Mi idea era meter la puntita, pero la muy puta estaba tan mojada que se resbaló casi por completo. "Ay nena como estás" le dije antes de volver a lamer su conchita, ahora cogiéndola suave con el consolador. Ella intentó decir algo pero el pijón de mi chico no la dejaba pronunciar palabra alguna.
Mi lengua jugaba despacio, el juguete se movía lento hacia atrás, y entraba despacio, girándolo suavemente. En contraste, Lucas la tenía aferrada de los pelos moviendo sus caderas entrando y saliendo sin piedad en su boca. Levanté la vista y me volví loca al ver la carita de mi amiga chorreando saliva, con los ojos llorosos, siendo sometida por la pija de mi macho. Empecé a acelerar el ritmo y casi de inmediato el cuerpo de Agustina comenzó a contorsionarse, acabando mientras ahogaba sus gemidos en la verga de Lucas.
Luego de esto, mi chico se movió dándole descanso a las mandíbulas de ella, y se acomodó entre sus piernas. Sin compasión, enterró la verga en la ya dilatada concha de Agus. La clavó entera, despacio, llevando todo el tronco firmemente hasta que su cuerpo hizo tope contra el cuerpo de Agustina. Yo me quedé al lado de él, acariciándolo y besándolo. Mis manos rozaban su abdomen, su espalda, lo besaba.
Mi mano en su espalda bajó, y le agarró la cola. "No hagas eso", me dijo cuando mis dedos buscaban penetrarlo. Con una sonrisa cómplice le indiqué que no iba a detenerme. Mi dedo empezó a rozar su ano, él aceleró el ritmo de la garchada y repetía cada vez más fuerte que no lo hiciera. De golpe, sacó la verga y estalló sobre el cuerpo de mi amiga.
La leche chorreaba por el abdomen de Agus. Me subí encima para besarla, quedando en 4 regalada para Lucas. "Cogeme", le pedí, y él obedeció metiendo su verga que aún chorreaba semen en mi concha. Mientras, yo disfrutaba los besos de Agustina. Mi cuerpo se refregaba contra el de ella en cada penetración enchastrándome con la acabada sobre su panza.
Salí de esa posición, se me había ocurrido otra cosa: a Lucas lo hice parar en medio de la habitación. Levanté a Agus de la cama, y le até las manos atrás en la espalda, como si la lleváramos presa. La acompañé, aún con los ojos tapados, hasta mi chico y agarrándola de los pelos le grité "arrodillate puta", pegándole una patada en la unión de las rodillas, haciéndola caer al piso.
Sin soltarla de los pelos, le clavé la verga de Lucas para que la chupara. Sin manos y con gran maestría, mi amiga se comía casi la totalidad del matafuego de él. Me senté en la cama para disfrutar la imagen de mi amiga arrodillada y atada siendo sometida por un vergón que luchaba por entrar cada vez más dentro suyo, desafiando toda su anatomía.
Me pajeaba mirando eso, sin poder entender como me calentaba tanto la situación. Pero no me importaba. Estaba al borde del orgasmo, cuando Lucas me pide que me una a ellos. Él también estaba por eyacular y quería que sus dos putitas compartieran toda la lechita.
Me arrodillé junto a mi amiga, le saqué la pija de la boca y la besé. Su boca estaba babeando saliva a más no poder. Ella se volvió a enterrar el tronco y yo a lamerle las bolas. Luego cambiamos. Nuestras bocas recorrían el largo de la verga, rozando nuestros labios en la punta. "Ahiiiiii" gritó Lucas agarrando nuestras cabezas mientras metía la punta de la poronga entre nuestras caras. El primer chorro cayó en cualquier lado menos en nuestras caras. Luego, la lechita calentita empezó a brotar ensuciando nuestras caritas. Lo que pasaba por la boca, lo tragábamos.
Yo estaba recibiendo leche mientras me pajeaba. Cuando mi chico lo vio, me acostó en el piso y la acomodó a Agustina entre mis piernas. "Atendé a tu amiga", le dijo mientras se fue dejándonos solas. No hizo falta mucho trabajo, estaba casi al borde del orgasmo. Al toque acabé en la boca de ella, que al sentir mis piernas temblar metió su lengua en mi concha para tragarse todos mis flujos.
Exhausta, se tiró a un costado tratando de recuperar el aliento. "Desatame", me dijo entre suspiros mientras se revolcaba por el piso. Yo también había quedado inmóvil a su lado. Cuando reaccioné, la ayudé a levantarse para tirarla de nuevo a la cama. "No", le dije volviendo a chupar sus tetas. Esto no había terminado.
Ella abrió sus piernas y me atrapó entre ellas. Yo chupaba y mordía los pezones. Lucas apareció, y me sonreí al ver lo que traía: hielo. Me besó con uno en la boca, y me lo pasó. Volví a Agus: mi boca fría chocó contra la piel caliente de su cuerpo. "AAAAhhhh" gritó cuando sintió el cambio de temperatura. Mi boca rozaba desde la cintura hasta el cuello, dejando una línea de agua helada en el recorrido. Lucas seguía el camino inverso, besando con sus labios calientes por donde había pasado. El cuerpo de Agustina no paraba de moverse para todos lados.
La dimos vuelta. Lucas puso un almohadón en su cintura, levantando la cola. Ahora, el hielo iba desde sus muslos hasta la espalda. Lucas se tiró a chuparle el culo. Abrió sus nalgas y enterró la lengua en ella. Yo seguí jugando un rato con el frio sobre la espalda de mi amiga. La pija de mi chico ya estaba al palo de nuevo.
La levanté a Agus, poniéndola en 4, pero con la cabeza contra la cama (las manos aún las tenía atadas en la espalda). Su conchita quedó expuesta, y no pudimos evitarlo. Entre los dos empezamos a lamerla. Primero él empezó en la cola y yo por abajo le chupaba la concha. Luego cambiamos y él atacó la vagina con su lengua mientras yo rozaba el ano de Agus en círculos.
Era momento de otro juego. Ahora, las bolas chinas. Fui clavándole las bolas en su concha, de a una, mientras la chupaba con mi lengua. Yo había quedado en 4, atrás de Agustina. Lucas no perdió oportunidad para penetrarme. Cuando sentí que buscaba entrarme, me acomodé dejándole mi conchita a plena disposición. La enterró de una y empezó a taladrarme sin piedad. Las bolas chinas estaban por completo dentro de Agus.
Mientras le chupaba la cola, fui sacándolas despacio robándole gemidos cada vez más intensos. Las embestidas de Lucas eran cada vez más violentas, tanto que tenía que agarrarme del cuerpo de mi amiga para no volar de la cama. Esto a él parecía no importarle. Me tenía aferrada de la cintura y sin piedad sacaba y metía la poronga haciéndome delirar.
Mi cola era objeto de chirlos cada vez que la pija se clavaba entera dentro mío. Las bolas chinas estaban empapadas por la concha de Agus. Como pude, frené a la bestia que me garchaba y me acomodé en 4 al lado de Agus. Lucas ahora tenía a sus dos putitas regaladas para que se las garche. "Mirá como estás amiga" le dije metiéndole las bolas chinas en su boca. Sin decir nada, totalmente entregada, empezó a lamerlas mientras le tocaba el turno de ser penetrada por Lucas.
La acaricié tiernamente, mientras atrás nuestro macho no paraba de castigarnos. Se estaba sacando todas las ganas, como intuyendo que era la última noche que nos iba a tener a las dos. Me penetraba a mi, le metía los dedos en la concha a Agus. Cambiaba, ahora penetraba a Agustina y me clavaba los dedos a mi. De golpe sacó la pija de mi concha y empezó a pajearse en mi cola.
Rápido, desaté a Agustina para que acomodara la cara en la espalda y recibiera la acabada. Ella entendió perfectamente qué tenía que hacer. Él aceleró la paja contra los cachetes de mi cola y largó toda la descarga sobre mi espalda y la boca de Agus. Ella agarró la verga con las dos manos y se dedicó a limpiarla completa. Cuando la pija ya no pudo más, la sacó de su boca y las dos caímos rendidas en la cama. Lucas se tiró entre las dos.
Los tres entendimos, que era momento de un breve descanso. Breve, porque nos levantamos a bañarnos. Juntas. Con las manos fuimos limpiando nuestras cuerpos de toda la leche recibida. Entre las caricias y los besos, mi mano se fue a la concha de ella. La hice acabar y terminamos abrazadas besándonos como a mi me gusta con ella: suave, dulce, tierno.
"Los quiero ver garchar", me dijo de la nada. Llamamos a Lucas, que rápido apareció en la puerta del baño. Nosotras, arrodilladas en la ducha, le pedimos al mismo tiempo que queríamos chupar pija. "Terrible la verga que tiene" me susurró Agus al verlo acercarse con la poronga totalmente dormida, pero que ya hacía imaginar un tamaño considerable.
Como pudo se metió en la ducha con las dos, y empezamos a lamer, chupar, tocar... dos gatitas desesperadas. En poco tiempo, la verga de Lucas estaba lista. Ella se levantó, le dio un piquito y se fue. "Cogela bien duro", le dijo mientras se arrodillaba a un costado para vernos.
Me levanté y sola me di vuelta apoyando mis manos en la pared, de tal forma que mi amiga pudiera ver bien el show. Lucas se agarró de mi cola y metió la pija despacito por mi concha. Separé bien las piernas y cuando estuvimos listos, empezó a darme sin piedad. "Si si si si" gritaba yo cada vez que la verga de Lucas se metía entera partiéndome al medio.
Mi amiga se pajeaba sin perderse detalles. Yo no aguanté más, acabé y me caí al piso. Gateando salí de la ducha (si, dejamos un desastre el baño, pero bueno) y me tiré encima de ella. Lucas nos tiró un par de toallas y volvimos a la cama. Agus se puso en 4, ya entregada. Lucas la penetró y yo empecé a preparar el terreno para dejarla totalmente abierta. No solo se iba a llevar el recuerdito de tener la concha destruida por la pija de mi macho, también iba a hacer que le quede el culo desgarrado.
Escupí sobre su ano y con la lengua empecé a jugar. Al lado mío, el pijón de Lucas entraba y salía de la concha de Agus. Sacaba despacito, y metía de golpe haciendo temblar todo el cuerpo de mi amiga. La colita iba dilatándose con mis dedos, hasta que agarré la poronga de las bolas, la saqué de donde estaba y la acomodé en la cola.
"Rota quiero esta cola" le dije, como dándole la orden a un perrito obediente para que haga una tarea. Se agarró de la cintura de Agus, mientras yo le abría bien las nalgas para favorecer la entrada. La cola de mi amiga no tiene la elasticidad que tiene la mía, pero se la re bancaba. De a poco entraba, salía y metía un poco más. La mano de mi amiga se levantó para indicar que hasta ahí podía. "No seas cagona querés... esto puede más" la incitaba yo.
Lucas se mordía los labios sacando y metiendo despacito la pija en el lugar donde estaba. "Tomá aire... respirá... soltá" le decía a ella, mientras él empujaba la pija un poco más adentro. No llegó a entrar entera, pero casi. "Uff sii.. dale" exclamó cuando por fin su cuerpo se acostumbró. Lucas empezó a desesperarse penetrándola cada vez con más violencia.
Agustina deliraba, ya no le importaba que esa poronga gruesa la estuviera sometiendo sin piedad dejándole el culo destrozado. "Basta basta" suplicó mi amiga. Su cola estaba roja y bien abierta. Me provocaba cierto morbo mirar como esa pija le dejaba el culo a mi amiga. Y a mi... porque ahora venía mi turno.
Pero no tan simple. Agarré las bolas chinas y empecé a chuparlas. Agus se sumó y entre las dos empezamos a lamerlas. Aún tenían el gustito de los flujos de ella. "En la cola.. todas" le dije mientras me acomodaba en 4 levantando bien el culo. Lucas miraba y su pijón parecía tener vida pegando saltitos mientras acariciaba nuestros cuerpos. "Dale, disfrutanos... acaricianos, tocanos... aprovecha que estamos re calientes y regaladas" lo incitaba. Mientras mi amiga lamía y penetraba mi cola, Lucas nos manoseaba a las dos. Cada bolita que se metía me robaba un suspiro. Cuando terminó de sacarlas todas, era turno de la pija.
Agus lo acomodó atrás mío y le llenó la verga de saliva. Él, como ya sabiendo el camino (si lo conocerá... fue el primero) clavó su verga en mi cola. Entró fácil, sin resistencia. Casi por completo. Empezó la culeada y con las embestidas terminó de enterrarse entera. Despacio, sacaba la mitad de la poronga y fuerte la metía toda.
Agus se acostó al lado mío, riéndose mientras se pajeaba. "Que lindas caritas haces cuando te rompen el orto" dijo mientras me acariciaba la cara. "Ay que hija de puta que sos... dame un beso", le supliqué. Ella acercó su boca y mientras Lucas me culeaba y ella se pajeaba, nos besamos mordiendo nuestros labios.
Antes de que él acabe, Agus se levantó y le susurró algo al oído. Aceleró el ritmo, hasta que en un embestida se quedó con la pija toda enterrada en mi cola. Sentí como la verga temblaba dentro mío abriendo aún más el ano. De golpe, un chorro caliente invadió mi interior.
Lucas seguía moviendo la pija adentro de mi culo, ahora lubricada con toda su guasca. Por fin, la saca. Siento el culo abierto, y no me puedo ni mover. Agus se acerca y lo abre aún más, hasta que empieza a brotar leche de mi interior. "Aaaay esto quería ver!!" dice ella mientras con los dedos va agarrando la lechita y desparramándola por mi cola.
Nos quedamos dormidos los 3, así sucios y con olor a sexo. Al otro día no pudimos garchar porque nosotras estábamos con la concha literalmente destrozada. Pero le regalamos el último pete de a dos. Durante el desayuno, se produjo el momento más difícil: Agus le contó que estaba saliendo con un chico, que se iba a poner en serio con él... y que no iba a acompañarnos más en estas locuritas. Él por supuesto entendió, la felicitó aunque por la cara se lo notaba triste. "Mirá la carita triste que pone el pajerito" dije yo para cortar un poco el ambiente dramático que se había generado.
En el cumple de Agus conocimos al chabón. Nos cayó re bien, y la verdad que me puse contenta por ella. Se la veía feliz y, luego de las que pasó con el ex, deseaba que con este fuese distinto. Una semana después, organizamos para comer en la casa del novio de Agus, y conocernos.
Al principio, noté como Lucas estaba tenso ante la situación, calculo que de recordar cómo nos cogía a las dos y ahora estar adelante del novio de mi amiga. Pero al rato ya estábamos todos más sueltos. Luego de comer, Lio se puso a charlar de música con Lucas y le empezó a mostrar una colección de CDs que tenía cual reliquia. Nosotras, nos fuimos a la cocina a ordenar.
Mientras guardábamos platos, copas y cubiertos, ella me contaba sobre cómo iba su nueva relación. Estábamos una al lado de la otra... hasta que ella me agarra de la mano, y cuando doy vuelta la cara para ver qué pasaba, me tira un pico. Imposible resistirme a sus labios. No solo que no me corrí, sino que se lo devolví. Nos empezamos a reír como dos adolescentes, pero ninguna de las dos soltaba la mano de la otra. Nos miramos y fue más fuerte que nosotras. Nos pegamos un chape furioso de lengua mientras nos manoseábamos todo el cuerpo.
A ninguna le importó que a escasos metros, en la habitación de al lado, estaban nuestros chicos. Cuando caímos en eso, nos soltamos.
- Qué pasa? - me preguntó ante mi silencio. La verdad, yo no sabía que decir.
- Esta es tu forma de terminar... lo que teníamos?" - le dije sorprendida, y la verdad... estaba sorprendida.
- Yo te dije que no había más fiestita con tu chico - me decía mientras se acercaba. Yo, siguiéndole un poco el juego, retrocedí hasta quedar atrapada entre su cuerpo y la mesada. - No dije nada que quería terminar con vos - me dijo mientras agarraba la cara apretando mis cachetes, haciéndome sacar trompita. - mirá esta boca... mirá esta boca - repetía hasta que me mordió los labios. Cuando me soltó, la abracé y seguimos besándonos. A esta altura mis pulsaciones estaban por las nubes, y mi respiración agitadísima. Metí la mano debajo de la remera acariciando su espalda, mientras ella metía mano dentro de mi pantalón apretándome la cola.
- Hija de puta, como me podés... - le dije cuando por fin, nos soltamos.
Alteradas y re calientes, volvimos donde estaban los chicos, que seguían en la suya. Terminamos de comer el postre y Agus se levantó de golpe, agarrándome del brazo me sacó con la excusa que quería mostrarme algo nuevo que se había comprado. Me fue llevando hasta la habitación de Lio, arrimó la puerta y con la mejor sonrisa pícara de muy puta me volvió a besar.
Yo no me resistí. No pude, no puedo resistirme. Me dio vuelta, quedando ella atrás mío. Me arrinconó contra la pared y metió su mano derecho en mi concha. Empezó a pajearme, moviendo los dedos velozmente. Yo tiré la mano hacia atrás, ella ya tenía el jean desabrochado. Sabía que yo iba a querer hacer eso.
Nos pajeamos mutuamente, mi cuerpo contra el placard y ella apretándome atrás mío. Hasta que acabamos casi al mismo tiempo. Primero fue ella, lo noté porque sus dedos empezaron a hacer más presión sobre mi clítoris... luego yo, mojando toda mi pierna. Nos acomodamos la ropa y quedamos nuevamente frente a frente.
"La semana que viene hacemos una meriendita... amiga" me dijo mientras acariciaba mi cara con la punta de los dedos llenos de flujo. Yo la tenía agarrada de la cintura. "Dale... las dos solas", le contesté acercando mi nariz a la suya. "Solas..." repitió Agus, yo me mordí los labios. El momento lo cortó Lio, gritando desde el living si quería que busquemos una peli para ver. Nos separamos rápidamente y volvimos lo más arregladas y calmadas que pudimos. "Preferiría volver, estoy cansada" me excusé.
En realidad, estaba re caliente. No aguantaba un segundo más... Cuando llegamos a casa, lo tiré a Lucas en la cama y le pedí que me cogiera bien duro. Estaba sacada, mi concha era un mar de flujos y mi cabeza una sucesión de imágenes que me volvían loca de calentura. Lucas ya sabe que cuando me pongo así, no tiene que preguntar nada. Sólo actuar. Me destrozó. Me pegó una garchada salvaje que me dejó exhausta en la cama, pidiendo que frenara. Me ardió la concha un par de días, y el culo mejor ni les cuento... Pero eso no fue un problema grave... en la semana tuve los besos tiernos de mi amiga para para curarme.
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19 comentarios - El último encuentro
gracias por comentar!
Lo averiguaremos en los próximos episodios
Lo uuuunico que me da duda es cuanto tiempo tardan en enfiestarse al novio de Agus.
espero que hayas disfrutado la ajusticiada jaj
Te mando un abrazo.
con respecto al final, el relato real terminaba hasta el ultimo trio. lo que vino despues lo agregué gracias a que poringa estuvo andando mal un tiempo 😛
una de cal y una de arena, se quedaron sin el pan, pero con "la torta"
por el bien de la comunidayi esperemos que el fin de ese trinomio solo sea un hasta luego.
*_Con las manos fuimos limpiando nuestras cuerpos de toda la leche recibida.
*_Que lindas caritas haces cuando te rompen el orto" dijo mientras me acariciaba la cara. "Ay que hija de puta que sos... dame un beso", le supliqué
*_Siento el culo abierto, y no me puedo ni mover. Agus se acerca y lo abre aún más, hasta que empieza a brotar leche de mi interior. "Aaaay esto quería ver!!" dice ella mientras con los dedos va agarrando la lechita y desparramándola por mi cola.
*_Nos quedamos dormidos los 3, así sucios y con olor a sexo.
Esta mas que bien el relato. Pero esas parte que marque arriba y solo para resumir solo esas. Son tramos de otro nivel. Me encanta leer cosas asi. Si pudiera te dejaria mas de 10 Juli. Muy buen relato como no puede ser de otra manera. Dejo puntos y fav. Besos genia.