¡Hola a todo! Vamos a continuar con la dinámica que cada vez se pone más caliente y siempre agradezco sus buenos comentarios, incluso de aquellos que ya esperan algo más, poco a poco se van sembrando las cosas.
Unos días después del regreso, debo decir que estaba muy emocionado de que mi madre volviera a casa. Sí, no la había visto en más de una semana y quería verla pero, por supuesto, estaba increíblemente ansioso por masturbarnos juntos. Ya nunca me masturbo sola porque prefiero que mis momentos con mamá sean mucho más especiales.
Cuando me levanté esa mañana decidí que iba a hacer que su regreso a casa fuera especial. Limpié el apartamento, lavé sus sábanas, me aseguré de que todos los platos estuvieran hechos y le preparé un té. También salí a comprar aceite de masaje para poder ofrecerle un masaje adecuado después de su vuelo. Finalmente, recibí un mensaje de texto sobre las 21:30 que decía que estaba de vuelta al apartamento. Encendí unas velas, me puse unos pantalones cortos deportivos y me quité la camiseta. Decidí prescindir de la ropa interior, sólo para facilitar las cosas 😉
Cuando entró, estaba tan guapa y sexy como siempre, e incluso un poco más. Tenía el pelo rizado y llevaba una camisa abotonada y una falda razonablemente ajustada. Me dedicó una gran sonrisa y fui a recibirla con un abrazo. Pasó sus manos por mi espalda sin camisa y la apreté con fuerza. Me alegro mucho de verla. Rompió el abrazo, miró las velas y preguntó: "¿Qué es todo esto?". Le dije que pensaba que querría relajarse después de su vuelo y fui a traerle una taza de té. Nos sentamos juntos mientras ella se tomaba el té y hablamos largo y tendido de su viaje y de todo lo que había hecho mientras estaba fuera. No pude evitar notar que sus ojos no dejaban de recorrer mi cuerpo mientras hablábamos, y dejé que mis ojos también recorrieran los suyos. Cuando llevábamos un rato hablando, bostezó y dijo: "Dios mío, estoy agotada...". Me ofrecí a darle un masaje si quería. Se le iluminó la cara y dijo: "¡Me encantaría! Deja que me duche primero y luego sería estupendo".
Mientras se duchaba, preparé su cama y cogí el aceite de masaje que había comprado y lo puse en su mesita. Salió sólo en bata y con el pelo seco y peinado. Estaba muy guapa en ese momento. Se acercó a la cama y dijo: "Aceite, ¿eh? Así que supongo que voy a tener que perder la bata". Me reí y le dije que eso lo haría más fácil. Se dio la vuelta y me miró por encima del hombro. Dejó que la bata se deslizara por sus hombros y cayera suavemente en el suelo. Su culo es perfecto, grueso pero no demasiado y muy redondo. Se tumbó en la cama boca abajo y dijo: "Deberías quitarte los calzoncillos si vas a usar aceite, no quiero estropearlos".
Me quedé helado por un momento. No había previsto esto, pero desde luego no iba a dejar pasar la oportunidad. Me quité los calzoncillos y ya estaba duro como una piedra. Mientras me acercaba a la cama y cogía el aceite, mi corazón latía con fuerza porque estaba de pie con mi polla a escasos centímetros de su cara. Ella tenía los ojos cerrados, pero seguía siendo absolutamente estimulante. Tomé un poco de aceite en mis manos y comencé a frotar su espalda suavemente, trabajando el aceite con mis dedos. Puede que no llegara muy bien a su lado más alejado de mí porque me dijo: "Probablemente podrías llegar más fácilmente si te subieras a la cama". Sabía que tenía razón y que ésta era la invitación que había estado esperando.
Con confianza, subí mi pierna por encima de su cuerpo y bajé lentamente por encima de su culo. Cuando por fin me posé sobre ella, soltó un enorme suspiro y continué con el masaje. Cuando me incliné hacia delante para coger sus hombros, mis pelotas descansaron justo encima de su culo. Sentir su piel suave y aceitada en mis pelotas hizo que mi polla se retorciera de placer mientras seguía frotándola. Una vez que había pasado todo el tiempo posible en su espalda, me deslicé por la cama para ponerme a horcajadas sobre sus piernas y comencé a aplicar el aceite en sus piernas y muslos. Todo el tiempo, mi madre parecía totalmente relajada, gimiendo y suspirando mientras le masajeaba el cuerpo.
Cuando terminé con sus piernas, llegué a la parte divertida. Cogí un poco de aceite y se lo eché por el culo. Se puso un poco tensa cuando sintió el aceite en el culo, pero enseguida se relajó cuando me lo pasé como nunca apretando y masajeando sus nalgas. Fue increíble sentir su suave culo y ver su coño mojado desde atrás. Cuando finalmente llegué al punto en que me pareció casi demasiado tiempo, me levanté y le dije que había terminado. Ella miró por encima de su hombro y dijo con una sonrisa: "Oh, no, no lo has hecho..." y se puso de espaldas, "...¡todavía tienes que hacerlo por delante!".
Me quedé allí un momento, aturdido por lo que me pedía, pero también admirando la vista de mi hermosa madre tumbada de espaldas y completamente desnuda. Cuando recuperé el control de mi cuerpo. Le llené los abdominales de aceite y me puse a horcajadas sobre sus piernas. Primero le di un masaje en las piernas, dedicando tiempo a sus muslos y disfrutando de la vista de su coño mientras me acercaba a él. Luego subí por sus costados y llegué a su estómago, disfrutando de la sensación de su suave piel mientras me preparaba para lo que estaba por venir. Por último, rocié sus pechos con un poco de aceite. Subí por su cuerpo y me senté con mis pelotas justo encima de su coño, y finalmente cogí sus pechos con las manos.
Trabajé el aceite en sus pechos con suavidad, pero con firmeza. Mis manos se deslizaron por su piel mientras el aceite hacía brillar su cuerpo. Finalmente me separé de sus pechos y volví a deslizar mis manos por su cuerpo mientras empezaba a bajar por sus piernas para ponerme de pie. Pero, cuando mis manos llegaron a sus caderas, ella gimió y dijo: "Mmm justo ahí cariño..." Me detuve donde estaba y masajeé sus caderas, dejando que mis pulgares rozaran de vez en cuando su montículo, justo por encima de su coño. Sus gemidos eran cada vez más frecuentes mientras yo seguía explorando la zona. Pasaba mis dedos por sus muslos y luego volvía a subir, acercándome cada vez más a su brillante coño. Cuando me pareció que llevaba una eternidad haciendo esto, abrió los ojos con una mirada lujuriosa y dijo: "Tócame, cariño".
Al oír sus palabras, pasé mis manos por sus piernas una vez más, y finalmente dejé que mis pulgares recorrieran el fondo de su raja hasta su clítoris. En cuanto mis dedos tocaron su coño, sus ojos se pusieron en blanco y su espalda se arqueó. Con una mano se agarró los pechos y con la otra se agarró a muerte a las sábanas. Presioné su clítoris con el pulgar mientras mis dedos le hacían cosquillas en su raja. Gemía más fuerte de lo que nunca la había oído gemir. Apenas pasaron 10 segundos antes de que gritara y se agitara hasta llegar al orgasmo. Me hubiera gustado que durara más tiempo, pero finalmente pudo calmarse. Se quedó tumbada, retorciéndose de vez en cuando, mientras yo seguía encima de ella durante lo que parecieron horas. Finalmente se sentó, me besó en la mejilla y dijo: "Creo que le toca a otra persona recibir un masaje...".
Debo admitir que intentaba no hacerme ilusiones, pero esperaba que me tocara. Y después de la forma en que terminó su masaje, estaba aún más emocionado. Se levantó y me puso boca abajo en la cama. No perdió el tiempo y se puso a horcajadas sobre mi culo y me echó aceite en la espalda. Comenzó a darme un masaje absolutamente increíble, haciendo que el aceite penetrara en mi espalda y eliminara las tensiones. En un momento dado, sentí que se inclinaba y que sus tetas me presionaban la espalda. Susurró: "Muchas gracias, cariño, nunca me he corrido tanto en mi vida". Me di cuenta de que lo decía en serio y todavía podía sentir el calor de su coño apoyado en mi culo.
Se sentó de nuevo y bajó hasta mis piernas. Mi polla estaba, por supuesto, dura como una roca y la tenía apuntando hacia abajo para que ella pudiera verla apoyada en la cama. Subió por mis piernas y me masajeó los muslos, acercando sus dedos a mi polla que estaba sobre la cama. Luego me echó aceite en el culo y empezó a masajearlo. Se sintió jodidamente increíble. Los pulgares incluso se acercaron bastante a mi culo unas cuantas veces, lo que fue terriblemente excitante. Entonces, por fin llegó el momento de darse la vuelta. Me tumbé de espaldas con la polla apuntando al aire. Ella siguió el mismo patrón que yo, empezando por mis piernas y muslos, acercándose a mis pelotas pero deteniéndose justo en los músculos de la ingle. Se deslizó por mis piernas y se detuvo con su coño literalmente a una distancia increíble de mis pelotas. Podía sentir el calor de su coño en mi saco mientras empezaba a masajear mi pecho.
Cuando terminó con mi pecho, tuvo especial cuidado en rociar ligeramente el aceite sobre mis abdominales. Se pasó un buen rato pasando los dedos por ellos y examinando mi vientre con detenimiento. Luego, cogió el aceite y lo roció sobre mis músculos inguinales. Empezó a masajearlos con firmeza y la sensación fue increíble. Yo gemía y gimoteaba, sus dedos estaban tan agonizantes cerca de mi polla y mis pelotas. Pasó sus pulgares por debajo de mis pelotas hasta llegar a mi ano, que se sentía increíble. Mientras sus pulgares acariciaban mi ano, abrí los ojos y la miré. Sus brazos, al estar bajados delante de ella, apretaban sus tetas de una forma tan sexy. Se veía tan jodidamente caliente. Dejé escapar un pequeño gemido y ella dijo: "¿Estás listo, cariño, estás listo para que tu madre te acaricie la polla?". Gemí y asentí lentamente. Con eso, sus pulgares subieron por mi culo y llegaron a mis pelotas. La palma de su mano derecha se deslizó hasta mis pelotas y las apretó muy suavemente. Ni siquiera sé lo que hice, todo lo que recuerdo es que después del apretón, su mano siguió subiendo y, por fin, se cerró alrededor de mi polla y la acarició hasta la cabeza. Estaba en el cielo. Su otra palma estaba apoyada en mis pelotas mientras sus dedos jugaban con mi parte íntima. Comenzó a acariciar mi polla lentamente, desde la punta hasta la base. Vi cómo aumentaba la velocidad. Se mordió el labio mientras enviaba más rápido, el movimiento de su brazo hacía que sus tetas se agitaran por todas partes. Le dije que no iba a durar mucho más, ella dijo: "Mmmm sí, córrete para mí. Cumple para mamá". Eso fue todo. Grité que me estaba corriendo y ella se inclinó y estiró el cuello. Me corrí tan fuerte sobre sus tetas y rocié su cuello hasta su barbilla. Me corrí durante tanto tiempo que al final sólo rezumaba de mi polla mientras ella me acariciaba lentamente para sacar hasta el último trozo.
Me quedé allí tirado, agotado e incrédulo por lo que había pasado. Después de un rato, mi madre se levantó, todavía cubierta de semen, y me cogió la mano. Entramos en el baño y nos metimos en la ducha juntos. Nos lavamos mutuamente el cuerpo sin apenas mediar palabra. Cuando salimos, nos sentamos juntos en el sofá y mi madre dijo: "Bueno, ha sido la noche más increíble que he tenido en mucho tiempo". Estuve de acuerdo con ella y luego continuó: "¿Estás bien con todo lo que acaba de pasar?". Le contesté: "¿Me estás tomando el pelo? Ha sido increíble". Ella se rió y dijo: "¡Estoy contigo! Estoy tan contenta de que hayamos empezado a hacer esto juntos, cariño, ¡no puedo esperar a la próxima vez! Pero tenemos que irnos a la cama, mañana tenemos que empezar a conducir a las 7 para llegar a casa de tus tías a la 1". Nos dimos las buenas noches y nos fuimos a la cama.
Cada vez que teníamos un poco de intimidad para hablar durante el fin de semana, hablábamos un poco más. No tuvimos la oportunidad de volver a masturbarnos antes de que se fuera de viaje porque acabamos quedándonos en casa de mi tía todo el fin de semana, pero está bien. El próximo relato con la experiencia vivida será mucho mejor.
¡Gracias por leer como siempre! ¡Hasta la próxima vez!
Unos días después del regreso, debo decir que estaba muy emocionado de que mi madre volviera a casa. Sí, no la había visto en más de una semana y quería verla pero, por supuesto, estaba increíblemente ansioso por masturbarnos juntos. Ya nunca me masturbo sola porque prefiero que mis momentos con mamá sean mucho más especiales.
Cuando me levanté esa mañana decidí que iba a hacer que su regreso a casa fuera especial. Limpié el apartamento, lavé sus sábanas, me aseguré de que todos los platos estuvieran hechos y le preparé un té. También salí a comprar aceite de masaje para poder ofrecerle un masaje adecuado después de su vuelo. Finalmente, recibí un mensaje de texto sobre las 21:30 que decía que estaba de vuelta al apartamento. Encendí unas velas, me puse unos pantalones cortos deportivos y me quité la camiseta. Decidí prescindir de la ropa interior, sólo para facilitar las cosas 😉
Cuando entró, estaba tan guapa y sexy como siempre, e incluso un poco más. Tenía el pelo rizado y llevaba una camisa abotonada y una falda razonablemente ajustada. Me dedicó una gran sonrisa y fui a recibirla con un abrazo. Pasó sus manos por mi espalda sin camisa y la apreté con fuerza. Me alegro mucho de verla. Rompió el abrazo, miró las velas y preguntó: "¿Qué es todo esto?". Le dije que pensaba que querría relajarse después de su vuelo y fui a traerle una taza de té. Nos sentamos juntos mientras ella se tomaba el té y hablamos largo y tendido de su viaje y de todo lo que había hecho mientras estaba fuera. No pude evitar notar que sus ojos no dejaban de recorrer mi cuerpo mientras hablábamos, y dejé que mis ojos también recorrieran los suyos. Cuando llevábamos un rato hablando, bostezó y dijo: "Dios mío, estoy agotada...". Me ofrecí a darle un masaje si quería. Se le iluminó la cara y dijo: "¡Me encantaría! Deja que me duche primero y luego sería estupendo".
Mientras se duchaba, preparé su cama y cogí el aceite de masaje que había comprado y lo puse en su mesita. Salió sólo en bata y con el pelo seco y peinado. Estaba muy guapa en ese momento. Se acercó a la cama y dijo: "Aceite, ¿eh? Así que supongo que voy a tener que perder la bata". Me reí y le dije que eso lo haría más fácil. Se dio la vuelta y me miró por encima del hombro. Dejó que la bata se deslizara por sus hombros y cayera suavemente en el suelo. Su culo es perfecto, grueso pero no demasiado y muy redondo. Se tumbó en la cama boca abajo y dijo: "Deberías quitarte los calzoncillos si vas a usar aceite, no quiero estropearlos".
Me quedé helado por un momento. No había previsto esto, pero desde luego no iba a dejar pasar la oportunidad. Me quité los calzoncillos y ya estaba duro como una piedra. Mientras me acercaba a la cama y cogía el aceite, mi corazón latía con fuerza porque estaba de pie con mi polla a escasos centímetros de su cara. Ella tenía los ojos cerrados, pero seguía siendo absolutamente estimulante. Tomé un poco de aceite en mis manos y comencé a frotar su espalda suavemente, trabajando el aceite con mis dedos. Puede que no llegara muy bien a su lado más alejado de mí porque me dijo: "Probablemente podrías llegar más fácilmente si te subieras a la cama". Sabía que tenía razón y que ésta era la invitación que había estado esperando.
Con confianza, subí mi pierna por encima de su cuerpo y bajé lentamente por encima de su culo. Cuando por fin me posé sobre ella, soltó un enorme suspiro y continué con el masaje. Cuando me incliné hacia delante para coger sus hombros, mis pelotas descansaron justo encima de su culo. Sentir su piel suave y aceitada en mis pelotas hizo que mi polla se retorciera de placer mientras seguía frotándola. Una vez que había pasado todo el tiempo posible en su espalda, me deslicé por la cama para ponerme a horcajadas sobre sus piernas y comencé a aplicar el aceite en sus piernas y muslos. Todo el tiempo, mi madre parecía totalmente relajada, gimiendo y suspirando mientras le masajeaba el cuerpo.
Cuando terminé con sus piernas, llegué a la parte divertida. Cogí un poco de aceite y se lo eché por el culo. Se puso un poco tensa cuando sintió el aceite en el culo, pero enseguida se relajó cuando me lo pasé como nunca apretando y masajeando sus nalgas. Fue increíble sentir su suave culo y ver su coño mojado desde atrás. Cuando finalmente llegué al punto en que me pareció casi demasiado tiempo, me levanté y le dije que había terminado. Ella miró por encima de su hombro y dijo con una sonrisa: "Oh, no, no lo has hecho..." y se puso de espaldas, "...¡todavía tienes que hacerlo por delante!".
Me quedé allí un momento, aturdido por lo que me pedía, pero también admirando la vista de mi hermosa madre tumbada de espaldas y completamente desnuda. Cuando recuperé el control de mi cuerpo. Le llené los abdominales de aceite y me puse a horcajadas sobre sus piernas. Primero le di un masaje en las piernas, dedicando tiempo a sus muslos y disfrutando de la vista de su coño mientras me acercaba a él. Luego subí por sus costados y llegué a su estómago, disfrutando de la sensación de su suave piel mientras me preparaba para lo que estaba por venir. Por último, rocié sus pechos con un poco de aceite. Subí por su cuerpo y me senté con mis pelotas justo encima de su coño, y finalmente cogí sus pechos con las manos.
Trabajé el aceite en sus pechos con suavidad, pero con firmeza. Mis manos se deslizaron por su piel mientras el aceite hacía brillar su cuerpo. Finalmente me separé de sus pechos y volví a deslizar mis manos por su cuerpo mientras empezaba a bajar por sus piernas para ponerme de pie. Pero, cuando mis manos llegaron a sus caderas, ella gimió y dijo: "Mmm justo ahí cariño..." Me detuve donde estaba y masajeé sus caderas, dejando que mis pulgares rozaran de vez en cuando su montículo, justo por encima de su coño. Sus gemidos eran cada vez más frecuentes mientras yo seguía explorando la zona. Pasaba mis dedos por sus muslos y luego volvía a subir, acercándome cada vez más a su brillante coño. Cuando me pareció que llevaba una eternidad haciendo esto, abrió los ojos con una mirada lujuriosa y dijo: "Tócame, cariño".
Al oír sus palabras, pasé mis manos por sus piernas una vez más, y finalmente dejé que mis pulgares recorrieran el fondo de su raja hasta su clítoris. En cuanto mis dedos tocaron su coño, sus ojos se pusieron en blanco y su espalda se arqueó. Con una mano se agarró los pechos y con la otra se agarró a muerte a las sábanas. Presioné su clítoris con el pulgar mientras mis dedos le hacían cosquillas en su raja. Gemía más fuerte de lo que nunca la había oído gemir. Apenas pasaron 10 segundos antes de que gritara y se agitara hasta llegar al orgasmo. Me hubiera gustado que durara más tiempo, pero finalmente pudo calmarse. Se quedó tumbada, retorciéndose de vez en cuando, mientras yo seguía encima de ella durante lo que parecieron horas. Finalmente se sentó, me besó en la mejilla y dijo: "Creo que le toca a otra persona recibir un masaje...".
Debo admitir que intentaba no hacerme ilusiones, pero esperaba que me tocara. Y después de la forma en que terminó su masaje, estaba aún más emocionado. Se levantó y me puso boca abajo en la cama. No perdió el tiempo y se puso a horcajadas sobre mi culo y me echó aceite en la espalda. Comenzó a darme un masaje absolutamente increíble, haciendo que el aceite penetrara en mi espalda y eliminara las tensiones. En un momento dado, sentí que se inclinaba y que sus tetas me presionaban la espalda. Susurró: "Muchas gracias, cariño, nunca me he corrido tanto en mi vida". Me di cuenta de que lo decía en serio y todavía podía sentir el calor de su coño apoyado en mi culo.
Se sentó de nuevo y bajó hasta mis piernas. Mi polla estaba, por supuesto, dura como una roca y la tenía apuntando hacia abajo para que ella pudiera verla apoyada en la cama. Subió por mis piernas y me masajeó los muslos, acercando sus dedos a mi polla que estaba sobre la cama. Luego me echó aceite en el culo y empezó a masajearlo. Se sintió jodidamente increíble. Los pulgares incluso se acercaron bastante a mi culo unas cuantas veces, lo que fue terriblemente excitante. Entonces, por fin llegó el momento de darse la vuelta. Me tumbé de espaldas con la polla apuntando al aire. Ella siguió el mismo patrón que yo, empezando por mis piernas y muslos, acercándose a mis pelotas pero deteniéndose justo en los músculos de la ingle. Se deslizó por mis piernas y se detuvo con su coño literalmente a una distancia increíble de mis pelotas. Podía sentir el calor de su coño en mi saco mientras empezaba a masajear mi pecho.
Cuando terminó con mi pecho, tuvo especial cuidado en rociar ligeramente el aceite sobre mis abdominales. Se pasó un buen rato pasando los dedos por ellos y examinando mi vientre con detenimiento. Luego, cogió el aceite y lo roció sobre mis músculos inguinales. Empezó a masajearlos con firmeza y la sensación fue increíble. Yo gemía y gimoteaba, sus dedos estaban tan agonizantes cerca de mi polla y mis pelotas. Pasó sus pulgares por debajo de mis pelotas hasta llegar a mi ano, que se sentía increíble. Mientras sus pulgares acariciaban mi ano, abrí los ojos y la miré. Sus brazos, al estar bajados delante de ella, apretaban sus tetas de una forma tan sexy. Se veía tan jodidamente caliente. Dejé escapar un pequeño gemido y ella dijo: "¿Estás listo, cariño, estás listo para que tu madre te acaricie la polla?". Gemí y asentí lentamente. Con eso, sus pulgares subieron por mi culo y llegaron a mis pelotas. La palma de su mano derecha se deslizó hasta mis pelotas y las apretó muy suavemente. Ni siquiera sé lo que hice, todo lo que recuerdo es que después del apretón, su mano siguió subiendo y, por fin, se cerró alrededor de mi polla y la acarició hasta la cabeza. Estaba en el cielo. Su otra palma estaba apoyada en mis pelotas mientras sus dedos jugaban con mi parte íntima. Comenzó a acariciar mi polla lentamente, desde la punta hasta la base. Vi cómo aumentaba la velocidad. Se mordió el labio mientras enviaba más rápido, el movimiento de su brazo hacía que sus tetas se agitaran por todas partes. Le dije que no iba a durar mucho más, ella dijo: "Mmmm sí, córrete para mí. Cumple para mamá". Eso fue todo. Grité que me estaba corriendo y ella se inclinó y estiró el cuello. Me corrí tan fuerte sobre sus tetas y rocié su cuello hasta su barbilla. Me corrí durante tanto tiempo que al final sólo rezumaba de mi polla mientras ella me acariciaba lentamente para sacar hasta el último trozo.
Me quedé allí tirado, agotado e incrédulo por lo que había pasado. Después de un rato, mi madre se levantó, todavía cubierta de semen, y me cogió la mano. Entramos en el baño y nos metimos en la ducha juntos. Nos lavamos mutuamente el cuerpo sin apenas mediar palabra. Cuando salimos, nos sentamos juntos en el sofá y mi madre dijo: "Bueno, ha sido la noche más increíble que he tenido en mucho tiempo". Estuve de acuerdo con ella y luego continuó: "¿Estás bien con todo lo que acaba de pasar?". Le contesté: "¿Me estás tomando el pelo? Ha sido increíble". Ella se rió y dijo: "¡Estoy contigo! Estoy tan contenta de que hayamos empezado a hacer esto juntos, cariño, ¡no puedo esperar a la próxima vez! Pero tenemos que irnos a la cama, mañana tenemos que empezar a conducir a las 7 para llegar a casa de tus tías a la 1". Nos dimos las buenas noches y nos fuimos a la cama.
Cada vez que teníamos un poco de intimidad para hablar durante el fin de semana, hablábamos un poco más. No tuvimos la oportunidad de volver a masturbarnos antes de que se fuera de viaje porque acabamos quedándonos en casa de mi tía todo el fin de semana, pero está bien. El próximo relato con la experiencia vivida será mucho mejor.
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7 comentarios - Mi madre se masturbó conmigo en la habitación 11
Sus palabras
Tenes ir a los bifes, capo. No dilates mas el asunto, ella se mostro paciente para no abrumarte, pero ya te lo dijo claramente: "cumple para mama"