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Aventura en el hospi

Antes de comenzar, quiero aclarar que este relato me lo contó una mujer que no se atrevía a publicarlo ella misma. Voy a escribirlo en primera persona tal cual ella me lo contó.
Hace unos años, mi sobrina tenía que ser internada para dar a luz a su primer hijo y necesitaba a alguien para que la cuide en el turno noche, yo era el único momento para hacerlo entonces accedí.
La primer noche tuve que ir a calentar el agua del termo a la cocina y me crucé con el chico de seguridad, alto, cuerpo torneado, lo que me había recetado el médico. Lo salude al pasar y sentí como sus ojos se clavaron en mi culo bien entangado.
Todo paso normal, hasta la última noche, fui a buscar agua y al pasar por donde estaba el me susurró que se imaginaba encima mío con la pija entre mis tetas, eso me encendió Y le respondí que me encantaría probar a ver que tanto porta entre sus piernas, el sin quedarse atrás me agarra la mano y me la pasa por su pija sobre el pantalón. Dios que pedazo de pija, ya chorrear los jugos de la concha por las piernas. Le dije q era imposible hacer algo en el hospital, ya que había cámaras por todos lados, a lo que me respondió sonriendo que en el ascensor no las había.
Fui hasta la habitación, con la excusa de llevar el termo y ver que mi sobrina y el bebe duerman, y salí disparada hacia el ascensor, donde me esperaba mi macho de turno.
Ni bien entre cerro la puerta y se colgó de mis tetas, chupando y mordiendome los pezones como desquiciado mientras con la mano me franeleaba la concha por sobre la calza. Yo sólo reaccione a estirar la mano y sentir esa tremenda verga pidiendo salir de su cautiverio, lo saque de mis tetas y me agache a soltar a esa bestia enjaulada, rebotó al sentirse libre y ahí estaba, dura, mojada, lista para ser saboreada, eso hice, comencé a chuparla sabiendo que no tenía mucho tiempo para disfrutarla. La chupe toda, desde los huevos hasta la cabeza, mientras me agarraba del pelo y me daba con la verga en la cara. No aguante más y le pedí q me coja, el aceptando mi pedido me levanto, Me puso de espaldas y me lleno con su tremenda herramienta, Me cogió fuerte, duro, Como a mi me gusta. No recuerdo la cantidad de veces que me hizo acabar pero fueron muchas, hasta que me pregunto donde quería la leche, Y yo como bien educada le dije, en la boca bebe.

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