"Mi suegrita y mi cuñadita"
En una ocasión de tantas que nos visitaba mi suegra y cuñada, sucedió algo que jamás olvidaré y que desde ese entonces tratamos de repetirlo cuando la ocasión se presenta. Somos un núcleo familiar con principios y siempre nos basamos en el respeto, bueno era así, por lo menos lo que a mi corresponde. Mi suegra mujer de 60 años, con un cuerpo y físico que caracteriza a una mujer de esa edad, delgada y de tez clara, nada fuera de lo fuera de lo común, madre de dos hembras y dos varones, mi esposa la mayor, edad 42 años al igual que yo, siguen mis dos cuñados y mi cuñada la menor de todos con 26 años, casada, con un hijo de 3 años, el cuerpo de la hermana de mi esposa, algo rellenita, buenas caderas, algo nalgona, algo trigueña.
Entrando en la historia, para no aburrir, recién llegaban ambas mujeres a la casa, después de 12 horas de viaje, extenuadas por tan largo recorrido, la recibimos mi esposa y yo, sobraron los abrazos y las bienvenidas, eran alrededor de las seis y media de la mañana de un día lunes, ya que viajaban en la noche, comenzaba también mis vacaciones y mi esposa todavía tenía que trabajar una semana más para salir de descanso, dichas mujeres ya establecidas deciden ducharse para luego acostarse a descansar, mi mujer decide irse al trabajo, se despide de nosotros sin antes decir que en lo que regrese se ponían al corriente y charlarían.
No habían pasado veinte minutos y también decido ducharme, saliendo del baño en toalla observo a mi suegra inclinada en la cocina buscando algo, por la confianza que le tengo y hasta ese momento también la consideraba como una madre, le digo en broma, suegra así perdió el ojo el pirata, ella voltea y responde que hace rato que había dejado el mar, ambos reímos, mas yo inocentemente no veía algún impacto de tal conversación, pregunto por mi cuñada, responde ella que estaba roncando por lo agotador del viaje, luego dice que tiene al menos tres año que mi suegro no la tocaba, en ese momento comencé a preocuparme por tal confesión, dijo también que recordaba una pequeña discusión entre mi esposa y yo, por el mismo caso de que mi mujer no estaba de humor para mantener relación conmigo en ese entonces, alegando mi suegra que si fuera por ella complacería a su esposo, pero él ya había perdido interés, estaba quien escribe descolocado, mi suegra por su educación recibida jamás tocaba temas como ese.
Seguí escuchando, luego preguntaba por las posición que me gustaba, ella solo conocía el misionero, cuando mucho en cuatro. No digería esa conversación todavía. Pero mi miembro estaba pensando por mí, así lo analizó mi suegra, viendo el bulto que se formaba debajo de la toalla.
Primero le digo mis gustos, lo que le gustaba a su hija y lo que no, con lujo de detalles le narre, no se inmutó, solo decía que nada de eso le hizo mi suegro, ella sentía curiosidad por el sexo oral, hacerlo y que se lo hicieran, del sexo anal tenía sus reservas, lo mismo que mi esposa que no le gustaba , aunque yo insistía ella no lo permitía, mientras yo relataba ella veía mi pene, la noto algo pensativa, hasta que me dice sin tapujos, deberíamos experimentar, pero si no le gustaba lo dejaríamos así, acepté sin meditarlo, antes revisemos que esté dormida su otra hija, me tranquilizó diciendo que a ella no la despertaba ni un terremoto, dejé caer la toalla, ella me observó detalladamente, dijo que mi miembro era de buen tamaño y grosor, que mi esposa no debería despreciar tal cosa porque después se arrepentirá.
Me agarró el pene con cierta inexperiencia, me daba igual, se inclinó y se la colocó en la boca, así estuvo por un rato, me preguntaba que como lo hacía, yo decía que bien, se cansó de estar en cuclillas, se incorporó alegando que le había agradado, ahora me tocaba a mi hacerle sexo oral, se desnudó con cierta pena, le dije que se soltara, que era bonito su cuerpo, ya sin ropa, la coloqué sobre el mesón de la cocina y abriéndole las piernas acaricio su vagina y noto humedad, comienzo a jugar con mi lengua, besando y lamiendo sus labios vaginales, clítoris, también con su entrepiernas, después de pocos minutos comienzan los espasmos juntos con los orgasmos, le digo que se coloque de pie, continuo lamiendo su vulva y me alterno hacia su ano, la prendió más, la calentura la hacía decir obscenidades.
Me agarraba la cabeza, la apretaba contra su vagina, mis manos acariciaban sus nalgas, con mis dedos fui escrutando en su orto, rosado y apretado, ya hablaba como toda una estrella porno, me decía que le metiera dos dedos, que si hubiese sabido lo sabroso que era que le invadieran el ano, lo hubiese practicado antes, tal era la excitación de mi suegra que con voz de orden me invita a que la cogiera de una vez por el culo, fueron esas sus palabras, como todo buen soldado me dispuse a cumplir tal orden, me incorporé, la incline y le dije que se apoyara del mesón de la cocina, ella dijo que prefería primero abrir sus nalgas con sus propias manos y luego se apoyaría, así fue, mi pene lo apunté hacia su ano, imaginé que apena sintiera algo de dolor, desistiría, traté de ser lo más suave posible, debido que sólo le había introducido dos dedos, lo había dilatado poco y no lo había lubricado lo suficiente, Apoyé la cabeza del pene contra el ano de mi suegra, hice un poco de presión, así se fue abriendo camino, lejos de quejarse me pedía que no lo sacara y que siguiera así, estuve disfrutando a medida que le hundía más y más hasta tenerlo todo dentro de ese rico culo, me quede quieto un momento, hasta que comencé con el bombeo, ella lo disfrutaba a mas no poder, me decía que cuando quisiera yo, la comiera por el culo, que estaba a mi total disposición, que mi esposa era una tonta, que le llenara el culo de leche, así me mantuve por un buen rato, ella tuvo varios orgasmos, lo disfrutaba bastante, no aguanté más y le llene de semen el culo, le saco mi miembro algo flácido, me dijo que no terminábamos aún, que faltaba que la cogiera por delante, me la chupó hasta que estuvo a punto, se colocó con las piernas abiertas recostada de la pared y la penetro, así duramos un buen tiempo, otros orgasmos, pero en el momento que la giro para colocarla en cuatro, estaba observando mi cuñada en el arco de la cocina. Nos miraba seria y al parecer tenía rato mirando.
Lo primero que se me viene a la mente era el problemón que se avecinaba, no sé por cual razón, en lugar de asustarme y saltar a cubrirme, seguí dándole cintura a mi suegra, la madre de mi esposa no sé si por shock no hablaba ni se despegaba, sólo esperamos a que mi cuñada dijera algo. Fueron unos minutos eternos, yo seguía con mi pene erecto dentro de la vagina de mi suegra, hasta que por fin empezó a hablar, diciendo que éramos unos descarados, que tenía rato viendo y nosotros ni cuenta nos dimos de su presencia, que si en lugar de ella hubiese sido mi esposa, quien escribe seguía dándole caña a la suegra, la hermana de mi esposa seguía hablando y reprendiéndonos, mi suegra recobrando el control le dijo, si tienes tiempo espiando debes estar al tanto de lo que su madre necesitaba y que si mi esposa me atendiera bien nada de esto hubiese pasado, argumento para mi rebuscado, y la suegra continuó diciéndole a su hija, que si no le hubiese gustado se habría retirado o armado un escándalo, no quedándose a ver. Mi cuñada quedó descolocada hasta que dijo, ciertamente también tenía cierta curiosidad también, su esposo si bien tenia juventud carecía de ciertas experiencias.
Su mamá le hizo la invitación o que si sentía algo de vergüenza ella se retiraba y nos dejaba solos. Ella estaba satisfecha con el tratamiento hecho por mí, algo pensativa la hermana de mi esposa se decide y le dice que cambien de posición, ella se quedaba conmigo y mi suegra podía observar sin participar.
Mi cuñada vestía una bata de dormir, no tenía sostén y sólo una tanga pequeña debajo de su vestimenta, no lo podía creer, era surrealista, apenas se la saqué a mi suegra, la hermana menor de mi esposa se la introdujo en la boca, mamó y chupo con golosidad, yo le tocaba los senos, le acariciaba la espalda, decidimos irnos al cuarto para estar más cómodo, le abrí los labios de la vagina y le hice una buena mamada, alcanzó varios orgasmos, la penetre por la vagina, estuve bombeando por un buen tiempo, lo hicimos en varias posiciones, de momento mi suegra me hablaba que cuando repitiéramos hiciéramos lo mismo que hacía con su hija, yo decía estaba en el paraíso, no había aguantado tanto para correrme jamás como en ese momento, todos estábamos disfrutando a lo grande, sin planificar, de manera inesperada.
Mi cuñada jadeaba, gemía, pero no hablaba como lo hizo su madre, igualmente lo gozaba, la coloco con las piernas hacia arriba a la altura de mi hombros, así arremetía con fuerza, hasta que mi suegra intervino y la retó a que practicara el sexo anal, ella aceptó y le estrené su culito, al igual que mi suegra lo gozó bastante, los tres quedamos satisfecho.
Después de ese día, las vacaciones fueron bien entretenidas, cada vez que me visitan repetimos las veces que podemos.
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