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La empleada doméstica

La empleada doméstica


Mi nombre es Esmeralda, tengo 41 años de edad y trabajo como empleada doméstica en una casa lujosa de una pareja de profesionistas. La señora Rebeca, de 33 años, es abogada; una mujer bastante guapa y elegante. Su esposo, el señor Manuel, de 35 años, es arquitecto; el también es un hombre muy apuesto y ambos hacen muy bonita pareja. Yo trabajo con ellos desde hace ocho meses. Mi horario es de lunes a viernes de las 6:00 de la mañana hasta las 2 de la tarde. Mi rutina diaria es llegar temprano para tenerles listo el desayuno a ambos a las 7:00 am, y después cuando ellos salen rumbo a sus respectivos trabajos, yo comienzo con el aseo de la casa. Un lunes llegué como de costumbre y dieron las 7 am, el desayuno ya estaba servido, pero no bajó a comer Manuel, solamente Rebeca. No pregunté por el señor Manuel ya que Rebeca estaba atendiendo una llamada por teléfono todo el rato. Además, a veces Manuel andaba de viaje por su trabajo y en ocasiones duraba fuera más de una semana y supuse que ese día era el caso. La señora Rebeca salió rumbo a su trabajo al rededor de las 7:45 am y yo comencé con los quehaceres de la casa. Eran cerca de las 8:30 am cuando entré a hacer el aseo de la recámara de la pareja cuando escuché en el baño de la recámara el agua corriendo en la ducha. Lo primero que me pasó por la mente fue que a Rebeca se le olvidó cerrarle al agua cuando terminó de ducharse, y decidí ir al baño a checar. Cuando entré, no daba crédito a lo que veía. Era Manuel adentro de la ducha. Se estaba dando un baño. Ahí estaba enjabonándose y recorriendo todo su cuerpo con las manos. Manuel era un hombre alto de mas o menos 1.82 m de estatura, cuerpo atlético y muy tonificado, brazos y abdomen marcados, piernas gruesas, cabello medio rizado castaño oscuro. Me puse nerviosa y quise alejarme pero no podía dejar de ver aquel espectáculo. Él estaba ahí feliz de la vida duchándose y silbando. Después, pasó sus manos con la esponja llena de jabón por su miembro que se le veía hermoso colgando. Era casi como me lo imaginaba: grande y grueso, porque así se le veía su paquete las veces que llegué a ver al señor Manuel haciendo ejercicio en el gimnasio de la casa. Pasaban los minutos y yo seguía ahí parada a un lado de la puerta del baño con la mirada fija viendo como se enjabonaba su rico miembro. Después, sucedió algo insólito: comenzó a masturbarse. Me excitó demasiado verlo jugar con ese trozo de carne, y en cuestión de segundos, estaba totalmente erecto mientras dejaba escapar uno que otro gemido esporádico. Decidí retirarme pero justo en ese momento, Manuel volteó hacía la puerta, me vio ahí de pie y reaccionó con una cara de sorpresa, pero a la misma vez me llamó:

- ¿Esmeralda? ¡Esmeralda, ven por favor! 

Con mi corazón latiendo al máximo y totalmente nerviosa, tragué saliva y me acerqué un poco tratando de evitar bajar la mirada para verle su pito erecto y le dije:

- P… perdón, señor Manuel, no sabía que usted aún se encontraba aquí en la casa. 
- No te preocupes. Lo que pasa es que hoy no iré a la oficina porque de aquí me voy directo a ver unos clientes al mediodía. ¿Me puedes hacer un favor?
- S… sí. Sí, señor Manuel. ¿Qué se le ofrece?
- Se me olvidó acercarme una toalla. ¿Me puedes traer una por favor?
- Eh… sí, un momento. 

Tomé una toalla del armario y se la acerqué. Cuando estaba ahí afuera de la ducha, sentía mucha pena y estaba muy nerviosa solamente de verlo ahí desnudo y con su pene ya semi-erecto. Él solamente sonriendo pícaramente me dijo:

- Tranquila. No es como si esta fuera la primera vez que ves un hombre desnudo, ¿o sí? ¡Ja ja!
- Mmm… no, señor Manuel, pero ahora es diferente porque usted es mi patrón. 
- No te preocupes. Pásame la toalla. 

Al extender el brazo para darle la toalla, me tomó del antebrazo y me dijo con una voz más sutil:

- Tranquila. ¿Por qué no te duchas conmigo?
- Perdón, señor Manuel, yo no puedo hacer eso. 
- ¿Por qué no? Solamente hazme compañía aquí adentro.

Aunque por dentro me moría de ganas de meterme a la ducha con él, le respondí:

- Perdón, señor Manuel, pero no puedo. Debo seguir con mis deberes. Aquí le dejo la toalla. 
- Escúchame bien, Esmeralda. La semana pasada se le perdió un dinero a mi esposa que dejó sobre el escritorio en su despacho. Ella no sabe quién lo tomó, pero yo revisé una cámara oculta de vigilancia y vi que fuiste tú. 

En ese momento me quedé totalmente congelada porque lo que Manuel decía era totalmente cierto. Yo había tomado ese dinero pero jamás me imaginé que me había captado una cámara. Manuel continuó diciéndome:

- Ahí apareces tú en el video tomando ese dinero. Como ya sabes, Rebeca es abogada y si se entera, te puedes meter en graves problemas con las autoridades. Así que por favor, quítate la ropa y entra a la ducha conmigo si no quieres tener problemas legales. 

No tuve otra opción mas que hacer lo que Manuel me pedía. Estaba nerviosa pero a la vez excitada por meterme a la ducha con él. Me desnudé delante de él mientras sentía su mirada lujuriosa y entré a la ducha. Me puse de pie a su lado y él me colocó debajo de la regadera para empapar todo mi cuerpecito de apenas 1.70 m de estatura. Pasó sus manos por mi cabello y hombros para empaparlos con el agua que caía de la regadera. Después, me volteó de espaldas y mientras recorría con sus manos todo mi cuerpo, me decía al oído mientras frotaba su pene con mis nalgas:

- Me da gusto que hayas hecho lo correcto, Esmeralda. A decir verdad, tienes un cuerpecito delicioso. Desde que llegaste a trabajar con nosotros, me juré que un día me iba a comer todo esto. Nunca te lo había dicho pero estás riquísima. Tu cinturita, tus caderas anchas, tus ricas tetas enormes, tu delicioso culote, tu hermoso cabello largo, negro y sedoso, y tu carita de putita inocente me vuelven loco. Varias veces he follado con Rebeca fantaseando que estoy contigo. 

Todo esto me lo decía a la vez que sus manos no paraban de manosearme por todos lados mientras mis nervios y excitación iban aumentando. Solamente me volteé para verlo de frente y le dije:

- Señor Manuel.
- Solo llámame Manuel y tutéame cuando estemos a solas por favor. 
- Está bien, Manuel, haré lo que tú me digas, solamente no le digas nada a Rebeca. 
- Si cooperas conmigo, ella no se enterará de nada. 

En ese momento comenzamos a besarnos en la boca apasionadamente y con nuestras manos recorríamos nuestros cuerpos bajo el chorro de la regadera. Después, comencé a besarlo en el cuello, y de ahí me fui bajando a sus pectorales mientras con mis manos recorría su espalda ancha y después sus nalgas. Noté que cuando mi boca llegó a su ombligo, su miembro ya estaba totalmente erecto otra vez. Se veía delicioso: grande, ancho, con sus venitas saltadas y su cabeza muy gruesa. Era un poco curveado pero no mucho. Simplemente era perfecto. Esa v3rga se veía más grande y exquisita que la de mi marido. Me apliqué un poco de jabón en las manos y comencé a frotar ese rico tronco dándole unos sensuales jalones. A él le excitaba ver como su pitote se resbalaba de mis manos enjabonadas y solamente me dijo:

- Oooh… Tienes un tacto riquísimo, Esmeralda. Tus manitas se sienten deliciosas. Sigue así por favor. 

Así seguí jalándole esa v3rga dura por unos dos minutos más mientras esporádicamente lo volteaba a ver a los ojos y nos sonreíamos. Después me enjuagué las manos junto con tu pene, me puse en cuclillas ante el y procedí a darle una deliciosa mamada a ese miembro que estaba ya más duro que una piedra. Coloqué mi boquita sobre la cabeza de ese pitote, y delicadamente comencé a mamarlo mientras con mi lengua le masajeaba el glande. Eso lo volvió loco de placer y comenzó a soltar unos cuantos gemidos:

- ¡Ooooohhh! ¡Ooooooh! Así, Esmeralda, sigue así. 

Yo seguía mandándole esa v3rga como la putita inocente que él dijo que soy. Se la mamé con unos movimientos delicados mientras con mis manos le masajeaba sus deliciosos huevos y sus nalgas. Él abrió un poco sus piernas invitándome a meterle uno de mis dedos en su ano. Así lo hice. Mientras yo seguía chupándole ese pitote como una putita experta, le metí suavemente el dedo de en medio de mi mano derecha en su ano y eso le encantó. Empecé a masajearle delicadamente su ano mientras mi boquita le hacía lo suyo a su v3rgota y con mi mano izquierda le acariciaba sus huevos. Manuel no paraba de gemir y eso a mí me excitaba ya que mi marido no suele ser tan expresivo a la hora del sexo. Seguía mamando ese trozo de carne de la manera más perversa posible. Sabía que me evitaría muchos problemas si le daba a Manuel el mejor placer de su vida. Además, yo también tenía tiempo fantaseando con cogerme a mi patrón, y en el día menos esperado, se dió. Manuel comenzó a estremecerse y a ponerse tenso. Seguía gimiendo como loco y estaba listo para el orgasmo. En ese momento sacó su v3rga bruscamente de mi boca y me dijo con su aliento entrecortado:

- ¡Aaaahh! ¡Aaahh! Es… espera, Esmeralda. Ahora quiero comerte. Ponte de pie. 

Sabía que aún él no quería terminar tan pronto porque lo mejor estaba por venir. Sonriéndole pícaramente me puse de pie y me arrinconó contra una de las paredes de la ducha. Apoyé mis manos sobre la pared y me quedé ahí parada de puntitas. Él se agachó poniéndose de cuclillas detrás de mí, y me abrió un poco las piernas. Con sus dos manos me separó las nalgas para dejar mi panochita y mi hoyito expuestos y a su disposición mientras el chorro de agua tibia de la regadera caía sobre mi espalda. Primero comenzó a lamer mi cuca muy delicioso, pero de una manera un poco brusca. Recorrió todos mis labios vaginales en cuestión de segundos y después me metió esa deliciosa lengua adentro como si fuera una serpiente. Hacía todo esto mientras no cesaba de manosear y apretar mi culito levantado. Era algo totalmente exquisito. Me lamía esa cuca como si fuera un perro sediento. Después,
lentamente me metió su dedo pulgar por mi ano y le daba una rica masajeada mientras con su lengua seguía devorando mi panochita. Sus lengüetazos me tenían loca de placer y comencé a gemir en voz alta:

- ¡Oooooh! ¡Oooooh! Así, Manuel, cómeme así y no pares. 

Le decía a mi patrón mientras él seguía empujando su cara contra mis nalgas para seguirme comiendo como todo un experto. Así me siguió comiendo por algunos 8 o 10 minutos más. Yo estaba totalmente excitada e involuntariamente comencé a tener contracciones. Estaba apunto de tener un orgasmo. Manuel seguía comiéndome la panochita a un paso voraz, mientras con una de sus manos masajeaba mi clitoris hasta que no me pude contener más y me vine. Comencé a estremecerme y mis piernas me temblaban. Coloqué mis manos sobre su cabeza y comencé a jalarlo de los cabellos. También le grité de placer algunas palabrotas acompañadas de gemidos placenteros:

- ¡OOOHHHHHHH! ¡Así, cabr*n, cómeme! ¡Oooooohhhhh!!! ¡Así dale, hijo de p*ta y no pares! ¡Oooohhhhhh! ¡Ooooooooooooohhhh!

¡Qué orgasmo tan delicioso había sentido! Tenía mucho tiempo de no haber experimentado uno así. Mis piernas me seguían temblando. Ya me costaba trabajo estar de pie. Manuel supo que me había venido y se puso de pie; su pito ya estaba un poco flácido. Me quedé ahí de pie por un momento mientras recuperaba el aliento cuando Manuel me dijo con una sonrisa pícara:

- Todavía no terminamos, Esmeraldita. Ahora viene lo mejor. 
- Qué rico, papi, pero déjame descansar un poquito. 
- Qué rico que me digas “papi”. Quiero que así te dirijas a mí cuando estemos a solas. 
- Lo que tú digas, papito. 

Comenzamos nuevamente a besarnos en la boca. Después comenzó a lamerme y a chupar mis tetas. Mientras él hacía eso, yo comencé a jugar con su v3rga acariciándola y dándole unos ricos jalones. Podía sentir como en cuestión de segundos en mi mano se ponía durísima. Era muy fascinante sentir con mi mano su trozo grueso y largo. Después, me miró a los ojos y me dijo:

- Ahora sí por fin probaré lo que por mucho tiempo he deseado. 
- Dale, papi. Soy toda tuya.

Él solamente me sonrió y me besó en la boca y después me volteó abruptamente contra la puerta de cristal de la ducha. Me abrió las piernas y me hizo que me quedara parada de puntitas levantando mi culito, y comenzó a penetrarme con esa v3rga enorme mientras con sus manos separaba mis dos nalgas para que su miembro entrara más fácilmente. Sentí la cabeza de su miembro estirar las paredes de mi vagina. Fue una sensación deliciosa pero a la vez un poco dolorosa. Involuntariamente solté un gemido:

- ¡Oooooohhh! Qué rico, papi. Así dámela toda por favor. 

Seguía sintiendo como cada centímetro de su v3rga con cada una de sus venitas saltadas se iba deslizando adentro de mi panochita mientras con sus manos de un macho sádico sediento de placer, apretaba mis caderas. Yo solamente permanecía ahí recargada contra la puerta de la ducha. Una vez que tenía toda su v3rga dentro de mí, comenzó a embestirme muy fuerte como si fuera una bestia salvaje. Mmmmm… ¡qué delicia! Se sentía riquísima esa v3rga entrar y salir de mi pepa. Era exquisito sentirme usada y abusada por mi patrón. Comencé a gemir y a gritar como loca mientras Manuel me daba duro como maquina de coser:

- ¡AAAAAAHHHH! ¡Aaaaahhhhhh!! ¡Así, papi! ¡Así destroza esa panochita! ¡Ooooohhhh! 

Los minutos pasaban y las embestidas seguían. Manuel no se sentía como un ser humano, era un verdadero toro cogiéndome duro y sin parar. Estaba como poseído. Mis piernas comenzaban a sentirse débiles y cansadas, pero él parecía no cansarse. Yo solamente gritaba de dolor y placer a la misma vez mientras solamente observaba el techo de la ducha. Segundos después volví a sentir contracciones. Era delicioso, volví a tener otro orgasmo:

- ¡Oooooooh! ¡Ooooooooooh! ¡Dame duro, papi, así! ¡Ooooooooh, así, maldito perro no pares. ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh!!!!!

Yo deseaba descansar un poquito pero él seguía follándome duro como un loco desenfrenado mientras con sus manos apretaba mis tetas. Su v3rga se sentía como un tronco grandísimo destrozándome todas las entrañas. Después Manuel me dijo al oído:

- Te hacía falta una cogida así, ¿verdad, put¡ta?
- S…. Sí, papi.
- Ahora sí se viene lo más rico. Prepárate, putita rica. 
- Ya acaba de hacerme mierd* esa panocha, papi. 

Le respondí con el poquito de aliento que aún me quedaba. Él todavía aumentó el ritmo y siguió embistiéndome con esa enorme v3rga. Yo sentía que estaba apunto de desmayarme cuando sentí que con sus manos me apretaba muy fuerte las caderas. Ya era demasiado. Ya no aguantaba más esa v3rga. Segundos después, Manuel por fin se vino arrojando toda su leche dentro de mi pepita soltando un fuerte gemido con su voz varonil:

- ¡¡¡AAAAAAHHHHHH!!!! ¡Aaaaahhh! ¡Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh!

Era delicioso sentir su vergota disparar ese tremendo chorro de lechita dentro de mi cuca, pero inmediatamente me sacó su miembro y siguió cubriendo mis nalgas con su semen calientito. Fue algo sensacional. Jamás me imaginé que mi patrón supiera coger así de sabroso. Un minuto después de recuperar un poco de fuerzas y aliento, me dijo:

- ¡Caray, Esmeraldita! Jamás creí que detrás de esa linda carita se escondiera una verdadera putita. 
- Lo mismo puedo decir de ti, Manuel. Qué afortunada es la patrona al estar casada con un macho como tu y poder gozarte cada noche. 
- Hmmm… Si te contara. Rebeca y yo llevamos semanas sin tener sexo. 
- Qué pena, pero ahora aquí estoy para cogerte rico, papito. Bueno, Manuel. Supongo que después de esto que acaba de haber entre nosotros, ya no le dirás nada a Rebeca ¿verdad?
- No te preocupes, chiquita. No le diré nada siempre y cuando nosotros dos sigamos teniendo encuentros así de deliciosos como este. 
- Claro, papi, ya sabes que sí. 

Y así pasaron los meses y mi patrón y yo volvimos a follar en cada oportunidad que se presentara. La siguiente vez lo hicimos en la cama de la patrona. Manuel creía que él me tenía controlada por lo del dinero de la patrona que tomé. Lo que él no sabe es que la patrona Rebeca sí me reclamó lo del dinero, pero le informé que a ella también la tengo grabada en mi celular de aquella vez que la sorprendí cogiendo con su cuñado Alejandro, el hermano menor de Manuel. Así que le pedí que olvidara lo del dinero a cambio de guardarle su secretito.

5 comentarios - La empleada doméstica

gust7387 +1
Muy buen relato. Que bien callada tenes a ambos jaja
TAURO38
Excelente relato !!!!!Que lindo es cojer!!!!!
peloconcha2012
No se si fue real o no pero ami me guto van puntos